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Algunas reflexiones sobre el último
campeonato mundial de fútbol, Corea-Japón 2002

   
Sociólogo - UBA
(Argentina)
 
 
Roberto Di Giano
robaied@hotmail.com
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 82 - Marzo de 2005

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    En Argentina, en los meses previos a disputarse el torneo mundial de 2002, se sucedieron un sinnúmero de marchas que respondieron a una multiplicidad de lógicas1 .

    Luego de que amplios y heterogéneos sectores de la población experimentaron una variada gama de frustraciones y desengaños, decidieron enfrentarse abiertamente con sus representantes. Era como si la ficción de la representación política tradicional se hubiera desmoronado por completo y resultara ya imposible depositar mas esperanzas en el accionar de esos nefastos personajes. Sin embargo, dichos sectores no se tomarían frente a la enquistada corrupción política la debida venganza ya que no solo no echaron a nadie tal como lo habían proclamado a los cuatro vientos sino que terminarían perdonando a quienes les habían mentido de las más variadas formas durante años. Así, una sociedad fuertemente dañada se resignaba una vez más a convivir de la mejor manera con una multiplicidad de miserias.

    Mientras tanto, a los deportistas elegidos por el puntilloso director técnico de la selección nacional Marcelo Bielsa, una franja importante del periodismo argentino les fabricó una imagen de hombres serios y abnegados, capaz de dejar desinteresadamente de lado muchas cosas en pos de conseguir un título con la ya consagrada camiseta celeste y blanca.

    Presentados de esa manera resultaban algo así como la contracara de aquellos notables jugadores locales que en tiempos pasados supieron enriquecer sabiamente su juego sobre la base de una buena dosis de astucia y picardía. Dicha idealización solo pudo sostenerse por un tiempo gracias a la negación de los puntos oscuros de ese plantel que, amparándose en la nociva lógica deportiva del sacrificio, bloqueó la puesta en escena de ricos elementos de nuestra cultura futbolística, siendo eliminado en la primera rueda del campeonato.

    Vale señalar que la pésima performance no dejó ningún tipo de margen para que el fútbol de elite pudiera ser utilizado por los políticos de turno que hubieran querido aferrarse a él como a una tabla de salvación, al menos por un momento2 .

    Es que lejos de producir un estado más equitativo de las cosas, a veinte años de haberse reinstalado el régimen democrático la sociedad se encuentra inmersa en un proceso de degradación que parece no tener límites y que ha agudizado sus tendencias autodestructivas, como si el dolor, en un país con una historia tan traumática a cuestas, no hubiera encontrado ya un lenguaje suficiente.


Notas

  1. Varias de las marchas fueron impulsadas por una multitud de ahorristas indignados por la adopción, por parte del Estado, del régimen de indisposición de los depósitos e inversiones bancarias, vulgarmente conocido como el "corralito".

  2. De las desmedidas ilusiones depositadas en el éxito futbolístico con tal de conseguir aire para los acosados dirigentes políticos y parlamentarios, da cuenta la siguiente reflexión realizada por el gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, en una reunión de pares a la cual asistió el presidente de la Nación Eduardo Duhalde: "Hay que solucionar la cuestión del corralito, porque si nos eliminan del Mundial y encima no arreglamos lo del corralito es imprevisible lo que puede pasar en el país" (Página 12, 1.6.2002, p. 2)

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