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Adolescentes, consumo de alcohol
y actividad físico-deportiva

   
Licenciados en Educación Física
Profesores de E.F.
(España)
 
 
Josué Barba Martín
Francisco Javier Barba Martín
Guadalupe Domínguez Carrillo
José Antonio Sánchez Fuentes

josuebarba@hotmail.com

 

 

 

 

 
Resumen
    Numerosos estudios establecen la etapa de la adolescencia como el punto de partida para la adopción de hábitos que ponen en riesgo la salud, entre los que destaca el consumo de alcohol. Es también en esta etapa, según otras investigaciones, cuando se produce un mayor índice de abandonos de programas de actividad físico-deportiva. El presente artículo trata de analizar si el consumo de alcohol por los adolescentes constituye un factor desencadenante de este abandono deportivo. Además se pretenden valorar determinados aspectos relacionados con la práctica de actividad físico-deportiva, otros consumos adictivos o los ingresos semanales.
    Palabras clave: Consumo de alcohol. Adolescentes. Abandono deportivo.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 70 - Marzo de 2004

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1. Introducción

    Uno de los principales objetivos de los docentes de enseñanza secundaria en el área de Educación Física es favorecer, fomentar y consolidar hábitos de vida saludables, por medio de la ocupación activa del tiempo de ocio de los jóvenes. Intentar que estos jóvenes practiquen algún tipo de actividad física fuera del horario escolar, es un reto difícil de abordar dadas las peculiares características durante esta etapa del desarrollo.

    En la adolescencia se produce una aglomeración de cambios cognitivos, afectivos, motrices y sociales y, al mismo tiempo, aumentan de forma muy significativa las motivaciones en todos los ámbitos que rodean al adolescente. Éste se ve obligado a decidir entre las múltiples opciones que se presentan.

    Es en este momento del proceso cuando aparece, según Bravo, M. (2000), la principal droga de esparcimiento de los jóvenes, considerada como la puerta hacia el policonsumo: el alcohol. Ser adolescente y consumir bebidas alcohólicas en situaciones concretas es algo comúnmente aceptado por la sociedad... a pesar de que la ingesta de alcohol está sobradamente reconocida como un problema social y que atenta contra la salud pública.

    Por otra parte, es un hecho probado que los adolescentes no eligen de forma mayoritaria la práctica de actividad físico-deportiva fuera del horario escolar. Según Rodríguez, A. (2000) existe "un punto de inflexión negativo en cuanto a la participación deportiva (...) de tal manera que se establece una frontera entre los 13 y 14 años".

    Todos los estudios analizados apuntan hacia el mismo camino:

  • cada vez son más los adolescentes que ingieren alcohol,

  • cada vez se comienza antes a consumir sustancias adictivas que perjudican la salud,

  • se dispone de más tiempo libre,

  • progresivamente se participa en menos actividades físico deportivas extracurriculares.

    Por tanto, ¿puede ser el alcohol un desencadenante de este abandono deportivo?


2. Alcohol y ocio

    El factor común entre las actividades físico-deportivas y el consumo de alcohol es que ambas se dan en el tiempo de ocio de los jóvenes. La diferencia está en el uso que hace el adolescente de ese tiempo: un buen uso, realizando actividades beneficiosas para su salud, o un mal uso, recurriendo al consumo de alcohol u otras sustancias adictivas perjudiciales para la salud.

    Por tanto, como asegura Portillo, L.J. (1997) la utilización del tiempo de ocio constituye una de las cuestiones de mayor importancia para orientar las actitudes hacia la prácticas que beneficien o perjudiquen la salud.

    La afirmación "beber es salir" proporciona una visión de lo que significa divertirse para los jóvenes. Ingerir bebidas alcohólicas llega a confundirse con diversión. Se sale cuando se bebe y se bebe siempre que se sale. Es por esto por lo que el consumo de alcohol se da preferentemente durante los fines de semana y en el contexto de la relación grupal (La cultura del alcohol en los jóvenes de la Comunidad de Madrid, 1997).

    El porqué del consumo sistemático de alcohol por los adolescentes los fines de semana es una cuestión muy compleja, en la que intervienen múltiples causas:

"Beber es el espacio común del grupo. En este acto (...) viene a agotarse su contenido. Así cada cual bebe porque todos beben (Comunidad de Madrid, 1997)". Es lo que Arana, J. (2001) llama "gregarismo": hacer lo que hacen los demás sólo por eso mismo, porque lo hacen todos. Se le endosa así la responsabilidad al exterior, al colectivo, alejándola del componente subjetivo que tienen todas las decisiones individuales.

Gregarismo:
"YO BEBO PORQUE TODOS BEBEN, TODOS MIS AMIGOS LO HACEN"

El prestigio que le otorga al adolescente dentro de su entorno social el consumo de alcohol por "la necesidad de establecer unos límites de personalidad separadores frente a los adultos..." (Arana, J. 2001). Esto supone romper unas normas establecidas por los mayores y al mismo tiempo refleja el carácter reivindicativo propio de la adolescencia. Pero también permite a los jóvenes mostrarse a ellos mismos su independencia con respecto al hogar y a lo que los adultos esperan de ellos. Es una válvula de escape que aproxima a los jóvenes al grupo y los aleja de las normas del hogar, con todo lo que ello implica.

Prestigio Social:
"AYER ME BEBÍ 14 COPAS, Y ESTABA COMO SI NADA"

Carácter reivindicativo:
"TU YA NO PUEDES DECIRME LO QUE TENGO QUE HACER, YA NO SOY UN NIÑO. ADEMÁS TU TAMBIÉN BEBES CERVEZA TODOS LOS DÍAS...

Independencia:
"MIS PADRES NI SE ENTERAN DE QUE ESTOY DE BOTELLÓN

Otra explicación que aporta Funes, J. (1996) para este consumo puede encontrarse en el atractivo de los riesgos, provocado bien por la inexperiencia del adolescente que puede no ser consciente de la gravedad de sus actos o, por el interés que tanta cautela le confieren a dicho consumo.

Atractivo del riesgo:
"ME HAN DICHO QUE BEBER 3 CUBATAS SEGUIDOS EN MENOS DE 5 MINUTOS, TE DA UN SUBIDÓN IMPRESIONANTE"

Romper las normas:
"HEMOS CONSEGUIDO COMPRAR LAS BEBIDAS Y EL DEPENDIENTE NO SE HA DADO CUENTA QUE TENEMOS 15 AÑOS"

Según Arana, J. (2001) "la escasez de opciones para ocupar de otro modo el ocio de la juventud". Este es un tema bastante controvertido, ya que es imposible determinar cuál es la causa y cuál la consecuencia del problema: ¿Los jóvenes consumen alcohol porque no tienen otras alternativas o desechan cualquier opción porque prefieren beber...?

Escasez de opciones:
"SI NO HACEMOS BOTELLÓN, ¿DÓNDE NOS VAMOS A REUNIR LOS JÓVENES PARA DIVERTIRNOS?"

El efecto catártico y liberador que el alcohol posee sobre los consumidores, desde dos perspectivas diferentes. Primero, parece que ofrece a los bebedores la posibilidad de elegir entre las dicotomías trabajo-estudios/ocio, semana/fin de semana y doméstico/extradoméstico. Y segundo, los efectos psicofísicos que provoca la ingesta de bebidas alcohólicas en el organismo desatan el interés por descubrir las experiencias derivadas de su consumo.

Carácter liberador y catártico:
"ESTABA DESEANDO QUE LLEGARA EL FIN DE SEMANA PARA IR DE BOTELLÓN, ESTOY HARTO DE LAS CLASES. ME VOY A PILLAR UNA BORRACHERA... A DIVERTIRSE QUE LA VIDA ES CORTA"
Sensaciones que genera
"AYER ME COGÍ UN PUNTILLO Y NO PARÉ DE REIR TODA LA NOCHE"

Una cultura popular muy transigente con el consumo de ciertas drogas (alcohol y tabaco) que favorece su empleo en momentos concretos y situaciones determinadas como son las fiestas populares y navideñas. (Comunidad de Madrid, 1997).

Transigencia popular
"DALE UN VASITO DE CAVA AL NIÑO, POR UN DÍA NO PASA NADA"

Según distintos estudios (García, L. y González, M.T. 2002; Arana, J. 2001; Balaguer, I. y col., 1997) existen otras variables ajenas al grupo de adolescentes que pueden fomentar el consumo de bebidas alcohólicas dentro del mismo: El clima que rodea al sujeto, la edad crítica de consumo, el poder adquisitivo de la familia, los antecedentes familiares de consumo o el dinero semanal del que disponen.

Antecedentes
"MI TÍO SE BEBÍA TODOS LOS DÍAS UN VASITO DE VINO Y MURIÓ A LOS 80 AÑOS"

Bajo presupuesto:
"VAMOS A HACER BOTELLÓN QUE NOS SALE MÁS BARATO"

Presupuesto elevado:
"VAMOS A EMPEZAR EL VIERNES Y NO PARAREMOS HASTA EL DOMINGO"


3. Actividad físico-deportiva (AFD) y alcohol

    La práctica de actividad física ha sido concebida casi siempre como una opción recomendable para prevenir el consumo de alcohol y de otras drogas legales e ilegales. No obstante esta hipótesis tiene algunos matices. Por ejemplo, según Portillo, L.J. (1997) la participación en un programa determinado de actividad física no aleja al sujeto de las influencias sociales o las circunstancias particulares que le hagan desarrollar una serie de hábitos tóxicos. Sin embargo, y aunque ya se ha señalado que no constituye un remedio infalible, la participación en programas de AFD puede orientar al sujeto a la utilización y el aprovechamiento activos del tiempo libre, los cuales se relacionan con conductas que protegen la salud.

    Ciertos autores, por el contrario, (Marina, J.A. 1999; Balaguer, I. y colaboradores, 1997) consideran que la práctica de ejercicio físico mejora el desempeño escolar, aumenta el sentido de la responsabilidad personal, ayuda a promover el desarrollo físico y reduce el consumo de drogas y alcohol. Aducen que, por estas razones, la actividad físico-deportiva puede convertirse en un hábito natural que mejore las condiciones de salud y calidad de vida.

    Aunque los estudios analizados difieren en cuanto a los efectos directos de la práctica de AFD con respecto al consumo de alcohol existe un punto en común en el que se relaciona el aprovechamiento del tiempo libre y el uso activo de los periodos de ocio con conductas que realcen la salud. Teóricamente, cuanto más tiempo se dedique a proteger el cuerpo, menos posibilidades habrá de manifestar actitudes en contra de la salud. Además, pueden surgir unos sentimientos de responsabilidad y de bienestar psicofísico que fomenten las conductas saludables.


4. Actividad física y juventud

    Cualquier tipo de actividad física (juegos, deportes, ejercicio físico...) proporciona a los adolescentes la posibilidad de expresarse, adquirir autoconfianza y desarrollar actitudes de pertenencia a un grupo o a un colectivo. Favorece, también, las relaciones afectivas y permite la integración social. Todas estas virtudes se oponen a los comunes riesgos actuales derivados del modo de vida sedentario, competitivo y estresante que nos rodea. (Méndez Giménez, A. 2003).

    El declive de la participación en programas de AFD se debe, en gran medida, a la adopción de hábitos de vida cada vez más sedentarios y el surgimiento de nuevas motivaciones, entre otras causas.


5. Abandono de la actividad físico-deportiva

    Una vez que los adolescentes deciden involucrarse en un programa de actividad física o deportiva determinado, es preciso tener en cuenta - desde el punto de vista motivacional - qué factores favorecen que se mantengan dentro de esa práctica o determinan su abandono. Fundamentalmente las razones que inducen a un joven a mantenerse en un programa organizado son las mismas que lo introdujeron en él. Stratton, R. (1996) señala como principales razones motivacionales para el abandono de los programas:

  • la pérdida de interés,

  • el aburrimiento,

  • la preferencia de otras actividades no relacionadas con la actividad física,

  • la escasez de tiempo libre o,

  • el conflicto de intereses.

    Puede definirse el abandono de la actividad físico-deportiva como "el final de un compromiso explícito con una especialidad físico-deportiva específica" (Cervelló, E. 1996). Sin embargo, esta definición sería inexacta si no se consideraran:

  • la existencia de diferentes niveles de compromiso y de intensidad de práctica,

  • diversas organizaciones de programas deportivos y,

  • distintas expectativas futuras con respecto a la participación o no en posteriores planes de actividad física.

    Según Cervelló, E. (1996) uno de los principales problemas en el estudio de los factores que inciden en la participación y el abandono deportivos ha consistido en establecer una definición y una categoría exactas de los sujetos en relación con su práctica físico-deportiva. Se encuentran términos como participante, no-participante, retirado, quemado...

    Las clasificaciones del abandono físico-deportivo son casi tan abundantes como los estudios que analizan este fenómeno. Para esta investigación se empleará una clasificación adaptada al contexto del estudio que sintetice aspectos de cada una de ellas, con el fin de intentar encuadrar a todos los sujetos que van a ser muestra del estudio. Por esta razón, la estructura que se ha seguido para determinar el abandono de la práctica de actividad física o deportiva extracurricular es la siguiente:

  • Participantes independientes. Sujetos que desarrollan de forma independiente algún tipo de actividad físico-deportiva en su tiempo libre y de ocio.

  • Participantes comprometidos con un programa. Aquellos individuos que participan en cualquier programa de actividad física reglado. Para ello deben cumplir los siguientes requisitos:

    • entrenar al menos dos días por semana,

    • estar bajo la supervisión de un entrenador (persona responsable) y,

    • pertenecer a cualquier tipo de entidad pública o privada que facilite la implicación en la tarea (zonas y horarios de entrenamiento, competiciones, material, seguros, regularidad...).

  • Abandonos recientes. Sujetos que han abandonado dicho programa después del comienzo del presente curso (en este caso curso 2001/2002).

  • No participantes. Dentro de este grupo se encuentran los sujetos que no han participado en ningún programa de actividad físico-deportiva durante los últimos nueve meses (en este caso desde septiembre de 2001). En este grupo hacemos una división según sus experiencias anteriores:

    • Abandonos. Individuos que han participado en algún programa determinado, es decir que han pertenecido al segundo grupo aquí mencionado, pero que dejaron su práctica antes de septiembre pasado.

    • Sujetos no implicados con programas. Individuos que nunca han formado parte de un programa de actividad físico-deportiva.


6. Objetivos del estudio

  • Describir las características de la muestra objeto de estudio en cuanto la práctica de actividades físico-deportivas, el consumo de alcohol y otras drogas legales e ilegales y el presupuesto semanal.

  • Describir las actitudes de la muestra orientadas hacia la salud, fundamentalmente en relación con el consumo de alcohol y la práctica de actividades físico-deportivas.

  • Establecer la relación existente entre la práctica o no de actividades físico-deportivas y el consumo de alcohol en los estudiantes de Educación Secundaria desde 2º de E.S.O a 1º de Bachillerato.

  • Establecer la relación entre el consumo de alcohol y otras sustancias.


7. Material y método

7.1. Material

    Para elaborar el cuestionario se tomó como referencia los estudios e investigaciones de Ramón Mendoza (1995), Nuria Mendoza (2000) y Alfonso Rodríguez Allen (2000). Las preguntas fueron estructuradas en cinco bloques diferenciados:

  1. Análisis de las características sociodemográficas de los adolescentes del centro de estudios.

  2. Percepción de las vivencias escolares del alumnado.

  3. Análisis del papel que las actividades físico-deportivas desempeñan en el tiempo de ocio del alumnado: la práctica habitual de ejercicio físico independiente u organizado, el abandono de programas de actividad físico-deportiva recientemente o con anterioridad, el número de horas semanales de práctica, la falta de interés por el desarrollo de cualquier actividad, los motivos de abandono...

  4. Experiencias particulares con respecto al consumo de alcohol.

  5. Otros consumos adictivos.

    La muestra se extrajo del alumnado del Instituto de Enseñanza Secundaria Comendador Juan de Távora (Puertollano, Ciudad Real). De los 278 matriculados en los cursos de referencia, 244 respondieron al cuestionario (87% del alumnado).


7.2. Método

    Se realizó un análisis descriptivo de cada uno de los bloques de preguntas y un análisis comparativo de los sujetos bebedores y los no bebedores empleando el test de la Chi-cuadrado y el test exacto de Fischer's . Las variables cuantitativas se analizaron mediante del test de la T.

    Con respecto a las variables que en el análisis bivariado tuvieron una significación <0.10 ó aquellas relevantes para el estudio, se introdujeron en un modelo multivariante de regresión logística para identificar factores que se relacionaran de forma independiente con la ingesta alcohólica. Como variable dependiente se utilizó el consumo de alcohol dicotomizado (sí/no) y como variables independientes se emplearon la edad, el sexo, el curso, el tabaquismo, los ingresos semanales y la actividad físico-deportiva.


8. Resultados del estudio

    El 54% de los encuestados consume alcohol con regularidad (al menos una vez al mes durante los últimos 6 meses).

    Un análisis bivariado entre el consumo de alcohol y el curso de pertenencia reveló que los alumnos de segundo de E.S.O. ingieren menos cantidad de bebidas alcohólicas que el resto (p = 0.001). El alumnado que ingiere regularmente bebidas alcohólicas tiene, de media, más edad que los que no lo hacen (16 años frente a 15.2, datos con significación estadística, p =0.0001).

    Para ver si existía alguna variable que se asociara de forma independiente con el consumo de alcohol entre los adolescentes, se incluyeron en un modelo de regresión logística aquellas relevantes para el estudio o que mostraran su asociación con el consumo de alcohol en el análisis bivariado. De este modo, y considerando como variable dependiente el consumo de alcohol (ingesta regular frente a no consumo) se definieron como variables independientes el sexo, la edad, el curso, el consumo de tabaco, la práctica de actividad físico-deportiva y el dinero recibido semanalmente. La única variable que se asoció de forma independiente con la ingesta de alcohol fue el consumo de tabaco: los jóvenes que fuman tienen 6.5 veces más riesgo de beber que los que no lo hacen.

    El consumo de alcohol se asocia de forma estadísticamente significativa al hábito tabáquico, de modo que el 42% de los individuos que fuman, también beben, mientras que sólo un 10% del alumnado consume tabaco pero no alcohol.

    Existe una importante asociación entre el consumo de alcohol y el cannabis u otras drogas ilegales. El 86.6% de los jóvenes que han probado el cannabis y el 94.4% de los sujetos que han experimentado con otras drogas, bebe regularmente.

    Aquellos sujetos que reciben semanalmente una mayor cantidad de dinero también presentan índices de consumo más elevados. La asignación semanal media de los bebedores asciende hasta los 14.5 € frente a 8.7€ de los que no consumen alcohol (p =0.0001).

    El 52% de los individuos que realizan ejercicio físico consume alcohol frente a un 48% que no ingiere bebidas alcohólicas -no existen diferencias estadísticamente significativas-. Los individuos que no hacen ejercicio consumen más alcohol de media a la semana que los que participan en algún programa de AFD, aunque estas diferencias no alcanzaron significación estadística.


9. Conclusiones

  1. Más de la mitad de los encuestados consume alcohol regularmente y la tercera parte de éstos lo hace cada fin de semana.

  2. La media de edad de los alumnos que consumen alcohol de forma regular es de 16 años y de 15.2 de los que no lo hacen.

  3. El consumo de alcohol se relaciona directamente con:

    • El hábito tabáquico: los sujetos fumadores tienen 6.5 veces más riesgo de beber.

    • El consumo de cannabis: casi un 90% de los consumidores de esta sustancia, bebe regularmente.

    • El consumo de otras drogas ilegales: el 95% de los consumidores de drogas ilegales, bebe habitualmente.

  4. Las posibilidades económicas semanales se relacionan con la ingesta de alcohol, de tal forma que los sujetos que más dinero reciben son los que más alcohol ingieren.

  5. El mayor índice de abandonos deportivos por edad se da entre los 14 y 15 años.

  6. La cantidad media de consumo de alcohol es superior en los sujetos que no practican ningún tipo de actividad físico-deportiva que en los que sí que participan. Sin embargo, aunque la muestra no es suficientemente amplia como para extraer conclusiones significativas, el abandono y la adhesión a la práctica de AFD no parecen relacionados con el consumo de alcohol.


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revista digital · Año 10 · N° 70 | Buenos Aires, Marzo 2004  
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