efdeportes.com
El triatlón: un acercamiento a sus orígenes y
a los factores que determinan su rendimiento

   
*Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Becario del Departamento de Fisiología de la Universidad de León.
Entrenador Superior de Natación
**Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Becario del Departamento de Didáctica de la Expresión Musical,
Plástica, Corporal, Dibujo y Educación Física
y Deportiva de la Universidad de León.
 
 
David García López*
Juan Azael Herrero Alonso**

dfidgl@unileon.es
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
    La bibliografía referida al triatlón es escasa en comparación con otros deportes debido, fundamentalmente, a que es un deporte relativamente joven; a pesar de esto, la creciente popularidad de esta modalidad y su inclusión en el programa olímpico hace que cada vez sean más los trabajos científicos interesados en el estudio del triatlón y del triatleta. Considerando de forma global el total de publicaciones existente, podemos agrupar a las mismas en tres categorías: los estudios que tratan de analizar las respuestas del organismo durante la competición (la dificultad de tomar muestras durante la prueba hace que casi todos estos trabajos se centren en medir los parámetros fisiológicos en la línea de meta); los estudios que investigan las adaptaciones conseguidas con el entrenamiento; y los estudios que tratan de identificar, generalmente a través de test de laboratorio, los factores que más van a influir en el rendimiento del triatleta. El objetivo de este estudio es comparar las diferentes perspectivas desde las que se aborda esta modalidad, partiendo de una contextualización de la disciplina y llegando al establecimiento de los factores que determinarán el rendimiento, tanto a nivel global como en cada uno de sus tres segmentos: natación, ciclismo y carrera a pie.
    Palabras clave: Triatlón. Factores de rendimiento. Entrenamiento.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 66 - Noviembre de 2003

1 / 1

1. Breve reseña histórica

    El Triatlón es una modalidad deportiva relativamente moderna en la que se combinan la natación, el ciclismo y la carrera. Podemos situar el origen de este deporte en Hawaii (EE.UU.), a finales de los años 70. Allí, dos capitanes de marines lanzaron un desafío: realizar, de forma consecutiva, las tres pruebas más duras de la isla de Hawai: la "Waikiki Rough Water Swim" (3,8 Km a nado), la "Around the Island Bike Race" (180 Km en bicicleta) y el "Honolulú Marathon" (42,195 Km de carrera a pie). Así es como en 1978 se celebraba el primer Ironman (Ballesteros, 1987), y por lo tanto, la primera prueba reconocida de triatlón.

    Rápidamente el triatlón cruzó el océano y se extendió por Europa, organizándose las primeras competiciones en Alemania (Ehrler, 1994). En España, la primera prueba se celebró en la ciudad de Guadalajara, en 1984.

    1989 es un año clave en la evolución de este deporte. A nivel internacional se crea la I.T.U. (International Triathlon Union), que desde ese año rige el destino internacional del triatlón (Ehrler, 1994). En España tiene lugar la creación de la Comisión Nacional de Triatlón como resultado del acuerdo entre triatletas de las comunidades autónomas más representativas y la Federación Española de Pentatlón Moderno, que ofreció su cobertura legal a través del Consejo Superior de Deportes. En la actualidad, el organigrama deportivo del triatlón ha adquirido su mayoría de edad, consiguiendo la independencia de la Federación Española de Pentatlón Moderno.

    La popularidad creciente de esta especialidad se ha visto culminada en la Olimpiada de Sydney 2000, donde el triatlón ha sido por primera vez deporte olímpico.


2. Descripción general de la modalidad

    El triatlón es un deporte individual, combinado y de resistencia que consta de tres segmentos: natación, ciclismo y carrera a pié. El orden es el señalado y el cronómetro no se para durante las transiciones que componen el conjunto de la competición. El ganador es el deportista que menos tiempo invierte tras la suma de los tres segmentos.

    Las distancias que se recorren en cada segmento varían en función de la modalidad. La ITU reconoce tres modalidades (tabla 1):


Tabla 1. Distancias de cada segmento en las tres modalidades reconocidas por la ITU

    Existen otras modalidades, como la media distancia (2/80/20) (Chavaren y cols., 1996), el triatlón de invierno (donde el segmento de natación se sustituye por esquí de fondo) (Castellar, 1999), etc., si bien estas tres son las más importantes.

    El hecho de que el cronómetro no se pare desde el comienzo del segmento de natación hasta el final de la prueba, hace que las transiciones (figuras 1 y 2) sean un elemento fundamental a tener en cuenta a la hora de planificar el entrenamiento. El primer segmento es la natación, que se realiza en aguas abiertas (playas, pantanos, etc.). Cuando la temperatura del agua está por debajo de los 16ºC, es obligatorio el uso de trajes de neopreno por cuestiones de seguridad. Cuando la temperatura supera los 22ºC no se permite el uso de estos trajes.

    Una vez en los boxes, tras la prueba de natación, es obligatorio ponerse el casco antes de coger la bici. Dentro de los boxes no está permitido circular subido en la bici, por lo que hay que correr con ella de la mano (figura 2) hasta salir de la zona de transición (Quesada, 2000). En el tramo de ciclismo se impide que el deportista reciba cualquier tipo de ayuda externa, aspecto que obliga al participante a tener que solventar él mismo los problemas técnicos que pudiera tener durante la prueba. Hasta el mundial de 1995 estaba prohibido "ir a rueda" (drafting, figura 3), siendo este la primera competición oficial donde se permitió (Chavaren y cols., 1996). En aquellas competiciones en las que no se permite el dráfting, la distancia exigida entre competidores es de un mínimo de 10 metros.

    La carrera a pie es una prueba de fondo donde tampoco se permite ningún tipo de ayuda externa. Existen avituallamientos de agua y sólidos durante todo el itinerario de competición. Los boxes son lugares cerrados donde tienen lugar las transiciones, pudiendo existir una o dos áreas de transición (de natación a ciclismo y de ciclismo a carrera a pie).


3. Análisis de los factores de rendimiento

    "Solamente aquél que conozca los factores de rendimiento más importantes puede diseñar y llevar a cabo un entrenamiento de forma concreta y, por tanto, concentrarse en lo esencial" Wilfried Ehrler, Vicepresidente de la Unión Alemana de Triatlón (Ehrler, 1994). Los factores de rendimiento los podemos dividir en 7 categorías (Morante, 1995):


Figura 4. Factores de rendimiento influyentes en cualquier modalidad deportiva

    De los factores de rendimiento expuestos en este esquema, en el presente trabajo nos centraremos exclusivamente en los ligados a la condición física, analizando también la influencia de algunas características físicas del sujeto.


3.1. Factores de Rendimiento respecto a la condición física

    En primer lugar, dadas las características de esta disciplina, la capacidad de rendimiento del atleta va a estar determinada por la capacidad aeróbica del organismo (Releer, 1994; Chavaren y cols., 1996). Esto quiere decir que el entrenamiento ha de procurar al deportista una gran capacidad aeróbica, promoviendo los cambios necesarios para permitir mantener una tasa metabólica aeróbica elevada durante el esfuerzo (Chavaren y cols., 1996).

    Partiendo de la base de que la resistencia aeróbica juega un papel fundamental, conviene conocer los factores que determinan esta capacidad: capacidad de suministro de oxígeno a la musculatura (FACTORES CENTRALES) y capacidad de utilización de dicho oxígeno por parte de los músculos implicados (FACTORES PERIFÉRICOS). A continuación resumiremos esquemáticamente el análisis que al respecto hacen Chavarren y cols. (1996):


Figura 5. Esquema de los factores relacionados con la resistencia aeróbica

    De todos esos factores, se ha demostrado que con el entrenamiento se aumenta la densidad capilar del músculo (Brodal y cols., 1977), así como la actividad enzimática mitocondrial (Holloszy, 1975) y el gasto cardiaco (Saltin y Strange, 1992). O'Toole y cols. (1989a) hablan de aumentos del tamaño del ventrículo izquierdo (cavidad, grosor o ambos).

    En el triatlón hablaremos de distintos tipos de resistencia específica en función de la distancia recorrida en cada una de las modalidades (tabla 2):


Tabla 2. Duración aproximada de la prueba y Resistencia específica (Harre, 1987) en cada una de las modalidades reconocidas por la ITU

    Gil Fraguas y cols. (2000) indican los factores decisivos para el rendimiento en las tres modalidades de triatlón (sprint, olímpico y largo), teniendo en cuenta que cada una conlleva un tipo distinto de resistencia específica.

    Los factores que determina este autor son los siguientes:

  • Elevación del VO2max.

  • Elevación del Umbral Anaeróbico.

  • Mejorar la tolerancia a la acidez ante valores medios de lactato.

  • Incrementar los depósitos de glucógeno muscular y hepático.

  • Mejora de la oxidación de las grasas.

  • Atención a la termorregulación y equilibrio acuático y electrolítico.

  • Aporte continuo de alimentos y líquidos.

  • Resistencia del tejido ligamentoso y tendinoso.

    En la misma línea, Releer (1994) divide los factores de rendimiento del triatlón (refiriéndose a la modalidad olímpica) en complejos (globales) y específicos (para cada sector en concreto). Así, según él, los factores de rendimiento globales para el triatlón serían:

  • Capacidad aeróbica.

  • Alta capacidad para el metabolismo de las grasas.

  • Fuerza resistencia para la musculatura de piernas y brazos.

  • Capacidad de aguante psíquico y constancia en el esfuerzo (capacidades volitivas).

    Si bien la resistencia aeróbica parece la capacidad más determinante, no podemos descuidar otras, que son también fundamentales para obtener un buen rendimiento en este deporte:

  • Fuerza resistencia: las modalidades que constituyen el triatlón, todas ellas cíclicas, no son sino una sucesión de cargas repetitivas a lo largo de un periodo de tiempo relativamente largo. Por lo tanto va a ser necesaria una resistencia específica para soportar esas acciones repetidas. Releer (1994) indica que esta cualidad está casi al mismo nivel de importancia que la resistencia aeróbica. Hay investigaciones que demuestran que un entrenamiento conjunto de esta capacidad con la resistencia aeróbica puede retrasar notablemente la aparición de la fatiga, compitiendo al 80% del VO2max (Hausswirth y cols., 1999).

  • Resistencia anaeróbica y Fuerza velocidad: importantes para soportar los demarrajes, cambios de ritmo y sprints largos que se pueden dar en cualquiera de las tres disciplinas (Ehrler, 1994)

  • Capacidad coordinativa: es fundamental, puesto que es necesario dominar las técnicas de tres disciplinas distintas, a fin de optimizar la economía del movimiento. (Sleivert y Rowlands, 1996)

  • Capacidad de adaptación y reorientación: dado que en este deporte se combinan tres disciplinas en un non-stop, es importante saber adaptarse y pasar de una disciplina a otra de la forma menos traumática posible (Hue y cols., 1996).


3.2. Factores de rendimiento respecto a las características antropométricas y constitutivas del sujeto

Características antropométricas

    Landers y cols. (2000) compararon a nivel morfológico y de rendimiento 71 triatletas absolutos y júnior, todos ellos participantes en los Campeonatos del Mundo de Triatlón de 1997. Se tomaron 28 medidas antropométricas, que se resumieron en 4 parámetros: robustez, adiposidad, longitud de los segmentos y masa ósea. Aplicando ecuaciones de regresión se comprobó que la escasez de adiposidad es la característica más relacionada con el éxito global en la prueba. La longitud de los segmentos también mostró importancia, principalmente en el segmento de natación. Como era de esperar, los triatletas de categoría absoluta fueron significativamente más rápidos que los júnior. Leake y Carter (1991), tras el estudio antropométrico de 16 chicas triatletas, concluyen que las medidas antropométricas no son un gran instrumento de predicción del rendimiento en triatlón. Al comparar los valores obtenidos con los correspondientes a corredoras y nadadoras, los autores indican que las triatletas se asemejan más al somatotipo de las segundas.

    En la misma línea, Sleivert y Rowlands (1996), indican que los triatletas se asemejan más en talla y peso a los ciclistas (menos altura y peso que los nadadores y más que los corredores). Estos autores también concluyen que un exceso de altura y peso suele ser perjudicial, sobretodo cuando el exceso de peso proviene de una alto porcentaje de tejido graso, a pesar del beneficio teórico que esto tiene en la flotabilidad.


Consumo máximo de oxígeno (VO2max)

    El VO2max es la cantidad máxima de oxígeno que se puede absorber en un minuto (Svenson, 1999). Según Cundiff (1993), el parámetro fundamental para rendir en el triatlón es el tiempo en que deportista es capaz de mantener un consumo de oxígeno cercano al máximo. Cuanto mayor sea este tiempo, mayores posibilidades tendrá el triatleta de triunfar. Sleivert y Rowlands (1996) indican que el VO2max es un predictor del rendimiento en triatletas de habilidades mixtas, debiendo guardar precaución al usarlo con grupos homogéneos de triatletas de alto nivel.

    Ballesteros (1987) indica que un triatleta con un consumo de oxígeno inferior a 50 ml/kg/min difícilmente podrá desenvolverse bien en este deporte. Según este autor, los triatletas de nivel internacional poseen consumos de oxígeno que rondan los 75 - 80 ml/kg/min. Como muestra de la importancia de este factor basta con echar un vistazo a los datos publicados por Laurenson y cols. (1993), que compararon el VO2max de triatletas de élite con el de triatletas amateurs, siendo significativamente mayor (p<0,05) el de los primeros.

    Son varios los estudios que analizan el VO2max de cada segmento por separado, utilizando test específicos; al comparar estos valores con los de nadadores, ciclistas y corredores se observa que no existen grandes diferencias, a pesar del menor volumen de entrenamiento que los triatletas aplican a cada modalidad (Chavarren y cols., 1996). Cuando se trata de correlacionar dichos valores de VO2max con el tiempo empleado en una competición (ya sea considerando cada segmento por aislado o el tiempo global de la prueba) parece no haber total unanimidad entre los autores. Así, son pocos los estudios que encuentran correlación entre el VO2max específico del nado y tiempo invertido en dicho segmento: Butts y cols. (1991) hallaron una correlación entre ambas variables de r = -0,49 (triatlón sprint); Sleivert y Wenger (1993) encontraron correlaciones aceptables entre el tiempo empleado en el segmento de nado (1Km) y el VO2max relativo a dicha especialidad (r = -0,48 en hombres y r = -0,93 en mujeres); en este mismo estudio se constata también una buena correlación (r = -0,98), sólo en mujeres, entre el VO2max relativo a la natación y el tiempo total empleado en la prueba (1Km de nado, 30 Km de pedaleo y 9 Km de carrera). Dengel y cols. (1989), por su parte, no encontraron correlación entre el VO2max específico del nado y el tiempo en el primer segmento de un triatlón de larga distancia.

    Respecto al VO2max específico del pedaleo, Schabort y cols. (2000) y Bentley y cols. (1998b) encontraron una buena correlación entre este parámetro (calculado mediante un test progresivo máximo en cicloergómetro) y el tiempo invertido en el parcial de ciclismo durante un triatlón de distancia olímpica; en el primer estudio, además, se encontró una buena correlación (r =- 0,82) entre dicho valor de consumo y el tiempo global de la prueba. Zhou y cols. (1997) encontraron correlaciones aceptables entre VO2max y VO2 relativo al umbral ventilatorio, ambos obtenidos mediante un test progresivo máximo en cicloergómetro, y el tiempo parcial del segundo segmento (r = -0,77) y total (r = -0,64) de un triatlón de distancia corta (1-30-8).

    Respecto al VO2max específico de la carrera, Schabort y cols. (2000) encontraron que el porcentaje del VO2max sostenido a una velocidad de 15 Km/h correlacionaba significativamente con el tiempo en los 10 Km de carrera (r = -0,83) y con el tiempo total de la prueba (r = -0,81). Zhou y cols. (1997) hallaron una buena correlación (r = -0,73) entre el VO2max hallado en tapiz y el tiempo invertido en el tercer segmento de un triatlón de distancia ligeramente inferior a la olímpica (1/30/8).

    A la vista de los resultados, Chavarren y cols. (1996) indican que la correlación entre el VO2max y el rendimiento en triatlón parece depender de la distancia de la prueba, siendo mayor en pruebas cortas.

    Relacionado con el VO2max, es necesario comentar la importancia de la "economía del movimiento", que muchos autores marcan como un factor determinante del rendimiento en triatlón. Sleivert y Rowlands (1996) definen este parámetro como "coste en oxígeno de un ejercicio realizado a una velocidad estándar y predeterminada". Una buena "economía de movimiento" en natación, ciclismo y carrera permite al triatleta reservar energía para posibles cambios de ritmo, ya sean al final o durante la prueba. Éste parece un área susceptible de grandes mejoras en los triatletas (Sleivert y Rowlands, 1996).


Umbral Anaeróbico (UA)

    Svenson (1999) define este parámetro como el nivel de intensidad del ejercicio más allá del cual, cualquier incremento en la misma producirá un incremento lineal en la concentración de ácido láctico. Es fundamental, por tanto, conocer dicho umbral, pues nos marcará la intensidad de esfuerzo que puede ser mantenida sin que aparezca una progresiva acumulación de ácido láctico (Chavarren y cols., 1996). El UA es un factor mejorable con el entrenamiento específico del triatlón y, si se cuantifica de manera adecuada, puede relacionarse con el rendimiento (Sleivert y Rowlands, 1996)

    El UA varía en las tres disciplinas, situándose, en los triatletas de élite, entre el 72-76% del VO2max en natación, entre el 61-81% del VO2max en ciclismo y entre el 70-72% del VO2max en carrera (Otoole y cols., 1989a; Sleivert y Wenger, 1993; Schneider y cols., 1990).

    O'Toole y Douglas (1995) indican que los triatletas muestran el UA a en porcentajes del VO2max similares a los especialistas en cada una de las disciplinas.


Concentración de lactato

    Bluche y cols. (1990) tomaron muestras de sangre a 17 triatletas masculinos a la llegada de un triatlón de distancia olímpica, obteniendo una concentración media de lactato de 7,2 mM/l. Como es lógico, los valores más altos de lactato se dan en los minutos siguientes a la llegada a meta.

    Ehrler (1994) indica que para el triatleta es importante mantener un nivel de lactato bajo, por lo menos en las primeras fases de la competición, puesto que la duración de la prueba es larga y debe ahorrar el máximo de energía posible. Una buena tolerancia al ácido láctico es interesante en previsión de un posible sprint final que decida la competición.

    Un concepto que está tomando fuerza en los últimos años es el de "máximo lactato sostenido" (MLS), que representa la intensidad más alta que puede ser mantenida sin un incremento progresivo en la concentración de ácido láctico (concepto similar al de Umbral de lactato). No obstante, tal y como han demostrado Van Schuylenbergh y cols. (2003), los valores de concentración de lactato correspondientes al MLS excedían los 4mMol/l en que tradicionalmente se ha situado el UA, lo que indica que este valor teórico es irrelevante para estimar el MLS de forma individual. Según Beneke y cols. (2000), este MLS depende del tipo de ejercicio.

    Kohrt y cols. (1989) realizaron varios test a lo largo de la temporada de 14 triatletas (de Febrero a Octubre), comprobando como el umbral de lactato se incrementaba un 6% en ciclismo y un 10% en carrera, sin incrementos paralelos en el VO2max.


Frecuencia cardiaca (FC)

    Según Millet y cols. (2002), la FC relativa al VO2max es un buen indicador de la carga de entrenamiento cuando se utilizan grandes masas musculares, como es el ciclismo y la carrera; sin embargo, la relación existente entre estos dos parámetros puede variar bajo determinadas situaciones (hidratación, altitud, temperatura...), factores que hay que tener en cuenta en la planificación del entrenamiento. Laurenson y cols. (1993) encontraron frecuencias cardiacas significativamente menores en triatletas de élite al comparar con triatletas amateurs (distancia olímpica).

    De los tres sectores, la natación es el que supone una FC media menor, debido a una menor masa muscular implicada, a la posición horizontal y al menor efecto de la gravedad (Millet y cols., 2002); después estaría el ciclismo (debido a que el peso del cuerpo descansa sobre la bicicleta), alcanzándose la máxima frecuencia cardiaca durante la carrera.

    Berbalk y cols. (1997), del Instituto de Ciencias Aplicadas al Entrenamiento, en Leipzig, diseñaron un test de laboratorio que simulaba las condiciones de una prueba de triatlón. Para ello utilizaba una piscina y un tapiz rodante ancho y largo (para que el triatleta pudiese utilizar su propia bicicleta sobre él). En la figura 6 se observan los resultados obtenidos en la frecuencia cardiaca y concentración de lactato después de pasar el test a una serie de triatletas:


Figura 6. Frecuencia cardiaca y concentración sérica de lactato en un test que simula un triatlón
de distancia sprint (Berbalk y cols., 1997)


4. Análisis individual de cada segmento

    Un análisis individualizado de cada segmento puede ofrecer un mayor acercamiento a los factores que influyen en cada uno de los parciales, así como una orientación de cara al entrenamiento


Natación

    En relación al medio se debe tener en cuenta (Gil Fraguas y cols., 2000):

  • La temperatura del agua: en algunos casos obliga a utilizar traje de neopreno, lo cual aumenta la flotabilidad (Bentley y cols., 2002) y disminuye la resistencia del agua, en detrimento de la técnica (el traje no deja de ser un estorbo). Cordain y Kopriva (1991) y Parsons y Day (1986) hablan de mejoras de entorno al 7% en el rendimiento, con el uso de neopreno. Chatard y cols. (1995) encontraron disminuciones en la acumulación de lactato y aumentos en la longitud de brazada. Aun así, estos autores comentan que las mejoras son más acusadas cuando la técnica de nado no es muy depurada.

  • Las corrientes: pueden arrastrar y desviar de la trayectoria a los triatletas.

  • Las olas: si son moderadas lo más que pueden hacer es modificar la técnica y molestar en el momento de la respiración. Si son más fuertes pueden causar mayores problemas, sobre todo en la fase de propulsión.

  • Las turbulencias: impiden propulsarnos de manera eficaz, haciendo que se desplace más despacio. También modifican la posición corporal, incidiendo sobre la resistencia de avance.

    En el segmento de nado siempre ha estado permitido el drafting, lo cual debe ser muy tenido en cuenta tanto en el entrenamiento como en la competición, puesto que nadar detrás de otro competidor reduce notablemente la resistencia frontal, con el ahorro de energía que ello conlleva (Bentley y cols., 2002)

    Ehrler (1994) indica como factores de rendimiento específicos de este tramo de natación:

  • Habilidades en la técnica de natación perfeccionadas y estables durante la competición (especialmente en crol).

  • Habilidades en la técnica natatoria que puedan emplearse de forma variable de acuerdo con la situación táctica del momento.

  • Resistencia específica para la competición en el campo de la resistencia aeróbica.

  • Fuerza resistencia bien desarrollada en la región de la cintura escapular y los brazos.

    Las exigencias técnicas en este tramo van a ser altas, puesto que una buena técnica de nado favorecerá el avance y el ahorro de energía, fundamental para los segmentos siguientes. De ahí que una buena eficiencia energética (relación entre energía gastada y trabajo realizado) sea de vital importancia en este tramo. En este sentido, resulta interesante el trabajo de Toussaint (1990), que compara la eficiencia de propulsión entre triatletas y nadadores, siendo mayor la de estos últimos, debido fundamentalmente a una mayor amplitud de brazada y velocidad de nado. Según el autor, parece que los nadadores gastan menos energía en mover el agua hacia atrás. Millet y cols. (2002), en un estudio similar, encuentran que el coste energético que le supone a un triatleta el tramo de nado es un 21-29% mayor que el correspondiente a un nadador. Por lo tanto los triatletas deberían centrar su atención en mejorar la técnica de nado antes de centrarse en hacer volúmenes elevados. Millet y cols. (2002) indican que las mejoras del rendimiento en los segmentos de ciclismo y carrera se deben fundamentalmente a mejoras en la condición física, mientras que las mejoras en natación se deben fundamentalmente al perfeccionamiento técnico.

    El esfuerzo en este tramo recae fundamentalmente sobre los depósitos de glucógeno de la musculatura de los brazos, lo que hace que este segmento no tenga excesiva repercusión sobre los dos siguientes, donde los brazos no van a jugar un papel crucial.

    En resumen, el tramo de natación se caracteriza por (Ehrler, 1994):

  • Altas exigencias técnicas, por lo que el entrenamiento debe ser muy específico (Millet y cols., 2002).

  • Consumo energético relativamente bajo; de ahí que el entrenamiento de natación no produzca beneficios notables en las otras dos disciplinas (Millet y cols., 2002).

  • Esfuerzo realizado principalmente por los brazos; se suele utilizar una cadencia de batido de piernas b2 (2 patadas por cada ciclo de brazos).


Ciclismo

    Factores externos que hay que tener en cuenta (Gil Fraguas y cols., 2000):

  • Orografía o perfil del segmento.

  • Drafting permitido / prohibido: el hecho de que se permita aprovechar la estela de otro triatleta modifica en gran medida la prueba, puesto que se reduce la resistencia frontal y por tanto el coste energético, lo cual permite afrontar el segmento de carrera en mejores condiciones (Bentley y cols. 2002). Hausswirth y cols. (1999) demostraron que con el drafting disminuye el VO2, la FC y la concentración de lactato en sangre durante el segundo segmento.

  • Climatología: el viento, la lluvia, la temperatura... es algo que hay que tener en cuenta.

    Según Ehrler (1994), los factores de rendimiento específicos para este segmento serían:
  • Resistencia específica para la prueba en resistencia aeróbica de larga duración II (según la clasificación de Harre, 1987).

  • Dominio total de las técnicas del ciclismo.

  • Capacidad para utilizar de forma variable las técnicas de ciclismo de acuerdo con la situación táctica del campeonato.

  • Desarrollo de la fuerza resistencia, especialmente de la musculatura de la región de las piernas y los glúteos.

  • Dominio de la mecánica de la bicicleta.

    En este tramo se emplea fundamentalmente la musculatura de las piernas, especialmente los cuadriceps. Además, es cuando más entra en juego el metabolismo de las grasas. Se ha demostrado que los ajustes fisiológicos que conlleva el segmento de natación influyen en cierto modo en la capacidad de rendimiento durante el segmento de ciclismo (Kreider y cols., 1988).

    El esfuerzo durante este segmento es un esfuerzo medio; el cambio natación-ciclismo no es demasiado traumático. De hecho, muchos triatletas finalizan el recorrido en bicicleta en los mismos tiempos que en un campeonato específicamente de ciclismo. Esta es la razón por la que el entrenamiento para el segmento de ciclismo debe estar basado en esfuerzos de larga duración a intensidad media.

    Gil Fraguas y cols. (2000), indican que la cualidad más determinante para este tramo es la resistencia general (implica más de 1/6 de la musculatura), dinámica y aeróbica. Según este autor, la fuerza-resistencia sería la siguiente cualidad en cuanto a importancia para el rendimiento en el sector de ciclismo. Velocidad de ejecución (para alcanzar niveles óptimos de frecuencia de pedaleo), coordinación intermuscular y equilibrio serían otras cualidades reseñables.

    Pese a que parece claro que la fuerza resistencia juega un papel fundamental en este tramo, hay investigaciones que contradicen esta afirmación. Bentley y cols. (1998a) realizaron, a un conjunto de triatletas de alto nivel, unos test de fuerza isoinercial e isocinética de los miembros inferiores, con el propósito de encontrar una correlación entre los valores obtenidos en dichos test y los tiempos en el tramo de ciclismo de un triatlón olímpico. No se encontró dicha correlación, si bien los propios autores reconocen que esta falta de relación puede ser debida a que los tests quizás no eran los más adecuados.

    Ehrler (1994), resume el tramo de ciclismo en tres puntos fundamentales:

  • Alternancia de la exigencia de resistencia y de fuerza.

  • Habilidad táctica.

  • Esfuerzo de las piernas; de ahí que el ciclismo sea un entrenamiento excelente para complementar el trabajo de carrera a pie (Millet y cols., 2002)


Carrera a pie

    Factores externos que hay que tener en cuenta (Gil Fraguas y cols., 2000):

  • Orografía: al igual que en el tramo de ciclismo, no es lo mismo un tramo llano que un tramo con numerosas pendientes. En este caso, el propio reglamento indica que se evitarán los ascensos y descensos pronunciados a la hora de diseñar los recorridos.

  • Factores ambientales: el calor, el viento... pueden influir de forma notable en este segmento.

    Tras el esfuerzo realizado en los dos tramos anteriores y, dadas las características específicas de la carrera, el segmento final es el que exige una mayor capacidad de sufrimiento. De hecho, todos los triatletas coinciden en que durante las primeras zancadas se experimenta una cierta torpeza, que según O'Toole y Douglas (1995) no desaparece del todo. Una mayor inclinación del tronco hacia delante parece la principal secuela, en cuanto a biomecánica de la carrera se refiere, que deja el esfuerzo del pedaleo (Millet y Vleck, 2000). También se experimenta hiperventilación e incremento de la frecuencia cardiaca, lo cual puede ser debido a la intensidad, fatiga de los músculos ventilatorios, deshidratación, etc. (Millet y Vleck, 2000). Kreider y cols. (1988) compararon la economía de carrera en reposo con la obtenida tras nadar y pedalear las distancias correspondientes a un triatlón olímpico, encontrando que, a la misma velocidad, el VO2 aumentó un 13% en el segundo caso.

    Hay autores muy interesados en probar fórmulas que hagan menos traumática la transición ciclismo-carrera. Así, Garside y Doran (2000) encontraron mejoras en el rendimiento durante los primeros kilómetros de carrera modificando el ángulo del sillín de la bici, además de una mayor comodidad en la transición, según manifestaron los deportistas participantes.

    Son varios los autores que consideran este segmento como el más importante, dada la mayor variabilidad que presenta el tiempo de este tramo con respecto a los otros dos (Landers y cols. 2000; Van Schuylenbergh y cols., 2003). De hecho, son varios los estudios que indican que el mejor predictor del rendimiento en un triatlón es la velocidad de carrera al MLS (máximo lactato sostenido), mejor que cualquier VO2 relativo (Van Schuylenbergh y cols., 2003).

    Según Ehrler (1994), en este tramo la frecuencia cardiaca se mantiene por encima de las 170 pulsaciones. Este autor indica que los factores de rendimiento específicos para este tramo de carrera a pie son:

  • Resistencia específica para la competición en la resistencia aeróbica de larga duración II.

  • Aplicación variable de las tácticas de competición.

    Según Ehrler (1994), la obtención de la energía durante la carrera se basa fundamentalmente en el metabolismo de las grasas, que ya entró en funcionamiento en la disciplina anterior; de todas formas, las reservas de hidratos de carbono van a jugar un papel fundamental, a la hora de coger el ritmo de carrera y en demarrajes y posibles sprints. El glucógeno muscular de los grupos directamente implicados en la carrera, va a ser la primera fuente de energía utilizada. Está demostrado que los ajustes fisiológicos que se producen en los segmentos de nado y ciclismo tienen influencia en el rendimiento durante el segmento de carrera (Kreider y cols., 1988).

    En esta disciplina la musculatura implicada es muy amplia. Centrándonos en la musculatura del tren inferior, los grupos fundamentales son el tríceps sural (gemelos y sóleo), que frena el apoyo del pie y actúa de forma determinante en el último momento de la impulsión del mismo, y los isquiotibiales. Cuadriceps, psoas y glúteos son también imprescindibles (Gil Fraguas y cols. , 2000).

    La técnica, si bien no parece tan fundamental como en el segmento de natación, juega un importante papel desde el punto de vista del ahorro energético. Tener una buena técnica de carrera, estabilizada y automatizada, es fundamental, puesto que el cansancio en este último sector va a suponer una importante interferencia. Ehrler (1994) identifica el segmento de carrera con la última parte de una maratón (el deportista puede llevar fácilmente unos 90 minutos compitiendo). Por esta razón, el ideal técnico se acerca al corredor de fondo en atletismo (Gil Fraguas y cols., 1994).

    Lo ideal es utilizar los primeros minutos para coger el ritmo de carrera, empezando de forma suave para soltar las piernas y habituarlas al nuevo ejercicio (vienen de pedalear sobre la bici). Kreider (1991) estudió las respuestas fisiológicas a dos estrategias de carrera: llevar un ritmo constante desde el principio o llevar un ritmo progresivo durante los primeros 10 minutos. Comprobaron que la táctica más eficaz es el ritmo creciente, puesto que ayuda a minimizar los efectos negativos causados por el sector de ciclismo.

    Ehrler (1994), resume el tramo de carrera en dos puntos fundamentales:

  • Consumo de las reservas de energía.

  • Esfuerzo realizado por las piernas.


5. Conclusiones

    El buen triatleta debe tener unos sistemas de transporte y utilización del oxígeno altamente desarrollados, así como la habilidad de producir eficientemente una alta cantidad de energía durante largos periodos de tiempo sin acumular ácidos metabólicos (O'Toole y cols., 1989a). Aun así, como se ha visto, esta no es la única característica que va a determinar el éxito en este deporte. Son muchos los factores que hay que controlar, a la hora de planificar el entrenamiento, para mejorar el rendimiento.

    Las antiguas discusiones sobre qué segmento es el más importante, o si el drafting debe permitirse, han quedado obsoletas. Los estudios más recientes trabajan con test de laboratorio para dilucidar qué características fisiológicas y biomecánicas asegurarán un buen rendimiento, y para comprobar el daño y las alteraciones que a nivel molecular provoca un esfuerzo que combina tres mecánicas distintas en dos horas.


Bibliografía

  • Ballesteros, J. (1987). El libro del triatlón. Arthax S.L., Madrid.

  • Beneke, R.; Hutler, M.; Leithauser, R.M. (2000). Maximal lactate-steady-state independent of performance. Med. Sci. Sports Exerc. 32(6):1135-9.

  • Bentley, D.J.; Weekes, S.A.; Wilson, G.J.; Davie, A.J.; Zhou, S. (1998a). Lower limb muscular strength and endurance cycle performance in triathletes. J. Sport Sci. 16(5): 445-6.

  • Bentley, D.J.; Wilson, G.J.; Davie, A.J.; Zhou, S. (1998b). Correlations between peak power output, muscular strength and cycle time trial performance in triathletes. J. Sports Med. Phys. Fitness. 38(3):201-7.

  • Bentley, D.J.; Millet, G.P.; Vleck, V.E.; McNaughton, L.R. (2002). Specific aspects of contemporary triathlon: implications for physiological analysis and performance. Sports Med. 32(6):345-59

  • Berbalk, A.; Neumann, G.; Pfutzner, A. (1997). Adaptation cardiaque et capacités d'endurance chez les triathletes. 1er Symposium international de l'entrainement en triathlon. París.

  • Bluche, P.F.; Callis, A.; Pagès, T.; Ibáñez, J. (1990). Análisis de algunos parámetros sanguíneos en la llegada de una triatlón de clase A. Apunts Medicina de L'Esport. 23: 97-102.

  • Brodal, P.; Ingjer, F.; Hermansen, L. (1977). Capillary supply of skeletal muscle fibers in untrained and endurance-trained men. Am. J. Physiol. 232(6): 705-12.

  • Butts, N.K.; Henry, B.A.; Mclean, D. (1991). Correlations between VO2max and performance times of recreational triathletes. J. Sports Med. Phys. Fitness. 31(3):339-44

  • Castellar, C. (1999). El triatlón de invierno. Modificaciones actuales y su incidencia en el entrenamiento. Revista de Entrenamiento Deportivo. 12(2): 25-30.

  • Chatard, J.C.; Senegas, X.; Selles, M.; Dreanot, P.; Geyssant, A. (1995). Wet suit effect: a comparison between competitive swimmers and triathletes. Med. Sci. Sports Exerc. 27(4):580-6.

  • Chavaren Cabrero, J.; Dorado García, C.; López Calbet, J.A. (1996). Triatlón: factores condicionantes del rendimiento y del entrenamiento. Revista de Entrenamiento Deportivo. 10(2): 29-37.

  • Cordain, L. ; Kopriva, R. (1991). Wetsuits, body density and swimming performance. Br. J. Sports Med. 25(1):31-3.

  • Cundiff, D.E. (1993). Investigaciones fisiológicas sobre el triathlón. Sport & Medicina. 33: 22-5.

  • Dengel, D.R.; Flynn, M.G.; Costill, D.L.; Kirwan, J.P. (1989). Determinants of success during triathlon competition. Res. Q. Exerc. Sport. 60(3):234-8

  • Ehrler, W. (1994). Triatlón: técnica, táctica y entrenamiento. Paidotribo, Barcelona.

  • Federación Española de Triatlón: Reglamento de competición. Año 2000.

  • Garside, I. y Doran, D.A. (2000). Effects of bicycle frame ergonomics on triathlon 10-km running performance. J. Sports Sci. 18(10):825-33.

  • Gil Fraguas, L.; Gutierrez, J.; Sánchez, F. (2000). Manual Técnico de triatlón. Gymnos, Madrid.

  • Harre, D. (1987). Teoría del entrenamiento deportivo. Stadium, Buenos Aires.

  • http://www.triatlon.org [Consulta: 16/05/03]

  • Hausswirth, C.; Lehenaff, D.; Dreano, P.; Savonen, K. (1999). Effects of cycling alone or in a sheltered position on subsequent running performance during a triathlon. Med. Sci. Sport Exerc. 31(4): 599-604.

  • Holloszy, J.O. (1975). Adaptation of skeletal muscle to endurance exercise. Med. Sci. Sport Exerc. 7(3):155-64.

  • Hue, O.; Le Gallais, D.; Chollet, D.; Boussana, A.; Prefaut, C. (1996). The influence of prior cycling on biomechanical and cardiorespiratory response profiles during running in triathletes. Eur. J. Appl. Physiol. Occup. Physiol. 77(1-2):98-105.

  • Kohrt, W.M.; Morgan-Don, W.; Bates, B.; Skinner, J.S. (1987). Physiological responses of triathletes to maximal swimming, cycling, and running. Med. Sci. Sports Exerc. 19(1):51-5.

  • Kohrt, W.M.; O'Connor, J.S.; Skinner, J.S. (1989). Longitudinal assessment of responses by triathletes to swimming, cycling, and running. Med. Sci. Sports Exerc. 21(5):569-75.

  • Kreider, R.B. (1991). Physiological considerations of ultraendurance performance. Int. J. Sport Nutrition. 1(1): 3-27.

  • Kreider, R.B.; Boone, T.; Thompson, W.R.; Burkes, S.; Cortes, C.W. (1988). Cardiovascular and thermal responses of triathlon performance. Med. Sci. Sport Exerc. 20(4):385-90.

  • Landers, G.J.; Blanksby, B.A.; Ackland, T.R.; Smith, D. (2000). Morphology and performance of world championship triathletes. Ann. Hum. Biol. 27(4):387-400.

  • Laurenson, N.M.; Fulcher, K.Y.; Korkia, P. (1993). Physiological characteristics of elite and club level female triathletes during running. Int. J. Sports Med. 14(8):455-9.

  • Leake, C.N.; Carter, J.E. (1991). Comparison of body composition and somatotype of trained female triathletes. J. Sports Sci. 9(2):125-35.

  • Millet, G.P.; Candau, R.B.; Barbier, B; Busso, T.; Rouillon, J.D.; Chatard, J.C. (2002). Modelling the transfers of training effects on performance in elite triathletes. Int. J. Sports Med. 23(1):55-63.

  • Millet, G.P.; Millet, G.Y.; Hofmann, M.D.; Candau, R.B. (2000). Alterations in running economy and mechanics after maximal cycling in triathletes: influence of performance level. Int. J. Sports Med. 21(2):127-32.

  • Millet, G.P.; Vleck, V.E. (2000). Physiological and biomechanical adaptations to the cycle to run transition in Olympic triathlon: review and practical recommendations for training. Br. J. Sports Med. 34(5):384-90.

  • Morante Rábago, J.C. (1995). La técnica como medio en el proceso de entrenamiento. Revista de Entrenamiento Deportivo. 8(4): 23-7.

  • O'Toole, M.L. y Douglas, P.S. (1995) Applied physiology of triathlon. Sports Med. 19(4):251-67.

  • O'Toole, M.L.; Douglas, P.S.; Hiller, W.D. (1989a). Applied physiology of a triathlon. Sports Med. 8(4): 201-25.

  • O'Toole, M.L.; Douglas, P.S.; Hiller, W.D. (1989b). Lactate, oxygen uptake, and cycling performance in triathletes. Int. J. Sports Med. 10(6):413-8.

  • Parsons, L.; Day, SJ. (1986). Do wet suits affect swimming speed? Br. J. Sports Med. 20(3):129-131.

  • Quesada, E. (2000). Triatlón: deporte en tres dimensiones. Sport Life. 13: 52-8.

  • Saltin, B.; Strange, S. (1992). Maximal oxygen uptake: "old" and "new" arguments for a cardiovascular limitation. Med. Sci. Sport Exerc. 24(1): 30-7.

  • Schabort, E.J.; Killian, S.C.; Gibson, A.; Hawley, J.A.; Noakes, T.D. (2000). Prediction of triathlon race time from laboratory testing in national triathletes. Med. Sci. Sports Exerc. 32(4):844-9.

  • Schneider, D.A.; Lacroix, K.A.; Atkinson, G.R.; Troped, P.J.; Pollack, J. (1990). Ventilatory threshold and maximal oxygen uptake during cycling and running in triathletes. Med. Sci. Sports Exerc. 22(2):257-64.

  • Sleivert, G.G.; Rowlands, D.S. (1996). Physical and physiological factors associated with success in the triathlon. Sports Med. 22(1):8-18.

  • Sleivert, G.G.; Wenger, H.A. (1993). Physiological predictors of short-course triathlon performance. Med. Sci. Sports Exerc. 25(7):871-6.

  • Svensson, T. (1999). El almanaque completo del triatlón. Paidotribo, Barcelona.

  • Toussaint, H.M. (1990). Differences in propelling efficiency between competitive and triathlon swimmers. Med. Sci. Sports Exerc. 22(3):409-15.

  • Van Schuylenbergh, R.; Eynde, B.V.; Hespel, P. (2003). Prediction of sprint triathlon performance from laboratory tests. Eur. J. Appl. Physiol. (publicado on-line; pendiente de publicación impresa).

  • Zhou, S.; Robson, S.J.; King, M.J.; Davie, A.J. (1997). Correlations between short-course triathlon performance and physiological variables determined in laboratory cycle and treadmill tests. J. Sports Med. Phys. Fitness. 37(2):122-30

Otros artículos sobre Historia | Entrenamiento Deportivo

  www.efdeportes.com/
http://www.efdeportes.com/ · FreeFind
   

revista digital · Año 9 · N° 66 | Buenos Aires, Noviembre 2003  
© 1997-2003 Derechos reservados