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Determinación del modelo de juego en función del
nivel de comportamiento observable en fútbol base

   
* Estudiante y Formador de Escuela Fútbol-Sala de la Facultad de
Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
Universidad de Granada.
** Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
Universidad de Granada. Coordinador del Fútbol Base
Asociación de Veteranos del Granada C.F.
 
 
Anselmo Ruiz de Alarcón Quintero*
anselmoraq@hotmail.com  
Álvaro Reina Gómez**
alvaroreina@vodafone.es
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
    La determinación del modelo de juego en función del nivel de comportamiento observable en fútbol es propuesta en este artículo en el marco de la optimización de la formación para el rendimiento. A través del análisis de los aspectos observables en la competición es posible determinar el nivel alcanzado por un jugador o equipo respecto a un "continuo" constituido por 5 niveles de juego ordenados de menor a mayor capacidad de juego, similares a la evolución entre el joven talento y el experto. Los niveles de comportamiento observable han sido adaptados de la propuesta de Né, Bonnefoy y Lahuppé (2000); y los modelos tipo de juego, a partir de Garganta (1985).
    Palabras clave: Fútbol. Talento. Experto. Nivel de juego. Comportamiento observable.

Comunicación presentada en las II Jornadas Internacionales de Fútbol Base
"Ciudad de Cartagena" - España, el 17 de Mayo de 2003

 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 64 - Septiembre de 2003

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1. Introducción

    Dentro de la formación de jugadores para el rendimiento en fútbol se han utilizado tradicionalmente procesos de detección y selección de talentos. Sin embargo, una perspectiva estratégica nos encamina a concebir el concepto "talento" con respecto al de "experto" (Lorenzo, 2001), cuya consecuencia práctica es la sustitución de los tradicionales programas de detección y selección por otros de vigilancia y desarrollo del talento; encaminados a la optimización de la formación del futbolista, frente a la concepción tradicional de tecnificación (González Badillo, 2003).

    Por tanto, uno de los factores más importantes de este proceso de vigilancia y desarrollo del talento es el conocimiento del modelo tipo de juego alcanzado (Garganta, 1985; citado por Garganta y Pinto, 1997; donde establece 5 tipos), determinable mediante el nivel de comportamiento observable durante la competición (Né, Bonnefoy, Lahuppe, 2000; donde establecen 5 niveles). Esta concepción se acerca al concepto de etapa de formación como nivel de juego (Antón, 1990) más que a la equiparación de etapa con categoría federativa.

    Otros factores relevantes en el proceso de formación (sociales, reglamentarios y actitudinales) son también contemplados para su análisis. Sin embargo, en este trabajo, profundizamos en el factor "Nivel de juego", a través del diseño de una hoja técnica de registro útil para formadores de rendimiento en fútbol, adaptada de las propuestas de Garganta y Pinto (1997); Né, Bonnefoy, Lahuppe (2000) y basada en el análisis del modelo tipo de juego a partir del nivel de comportamiento observable.


2. Objetivos

  • Determinar el modelo de juego en función del nivel de comportamiento observable en fútbol.

  • Crear un instrumento, gráfico, simple y directo, para identificar el modelo de juego en función del comportamiento observable durante la competición en fútbol.

  • Diferenciar conceptual y gráficamente cinco niveles de juego.

  • Optimizar el proceso de formación de los jugadores de fútbol como base para su futuro rendimiento en competición.

  • Facilitar una herramienta útil a los monitores de las escuelas de fútbol con el fin de orientarlos en la planificación de los contenidos técnico-tácticos en función de las necesidades observadas en los jugadores.


3. Desarrollo

    El estudio de la determinación del modelo de juego en función del nivel de comportamiento observable en fútbol es desarrollado en dos vertientes diferenciadas. En primer lugar hacemos referencia a la concepción de un cuadro resumen (adaptado de Garganta 1985, citado por Garganta y Pinto, 1997), en el que se analizan cinco niveles de juego, centrándose en diversos aspectos de la competición. La segunda hace mención a su aplicación práctica en una situación real de formación de jugadores de cualquier escuela de fútbol, convirtiendo el cuadro resumen de los modelos de juego en un instrumento gráfico útil para determinar el nivel de juego alcanzado por los jugadores en cada uno de los aspectos observados.


El por qué de la determinación del modelo de juego

    Parece existir una especie de tabú ancestral en el fútbol base que impide relacionar conjuntamente rendimiento y categorías formativas. Sin embargo, existen clubes y escuelas de fútbol base con unas necesidades específicas, que requieren formar para obtener un futuro rendimiento. En cambio, algunas teorías ingenuas, por encima del bien y del mal, no contrastadas empíricamente, se imponen en las escuelas formativas. Pero no podemos caer en el error de pensar que trabajar mucho es trabajar bien; y por esto, algunas planificaciones pueden ser peores que lo trabajado "artesanalmente".

    En alguna ocasión, los autores de este artículo hemos tenido una convicción: la "calle" forma mejor a los jugadores que ciertas planificaciones. Si lo "artesanal" respeta ciertos principios básicos de la formación de jugadores, y se compara con una planificación que no respete estos principios, seguramente el trabajo "improvisado" obtendrá mejores resultados (gracias a la lógica de procesos de enseñanza-aprendizaje implicados) que el "planificado", a pesar de la parafernalia de este último. No queremos defender el trabajo improvisado frente al planificado, nuestra intención es destacar qué es lo importante de una planificación: sus principios y procesos, no sus cuadros y gráficos.

    Las propuestas teóricas dominantes en la selección de jugadores han insistido en la importancia de factores inespecíficos, generales y subjetivos. Existe un proceso orientado a la búsqueda de lo específico y objetivo en la selección y detección. Sin embargo, debemos dar un paso adelante y acuñar las nuevas tendencias, las selecciones subjetivas de jugadores deben superarse a través de vigilancias objetivas que realicen los clubes en situaciones y contextos estratégicos, desarrollándose los talentos en sus propios contextos socio-culturales. Por otra parte, la selección de talentos es una concepción que tiende a sustituirse por el de desarrollo de los talentos (Lorenzo, 2001), con el objetivo de formar un experto. Pasaremos de seleccionar y dirigir equipos a vigilar y controlar a determinados jugadores, buscando la optimización de su proceso de enseñanza.

    De igual modo, existen algunas propuestas dominantes para determinar el nivel de juego. Así, las escalas sumatorias pretenden evaluar distintos aspectos independientemente, en situaciones estándar, aisladas de la realidad del juego, determinando el nivel de juego como la sumatoria de los resultados de todos los parámetros evaluados. Czwalina (citado por Bauer & Ueberle, 1988) se encuentra en esta propuesta. Aunque este autor establece una jerarquía de valor ponderado, mantiene la estructura sumatoria. Por otro lado, existen escalas de distintos aspectos desunidos, que tampoco se ajustan a la realidad del juego, centrándose en aspectos que se suponen determinantes (o los más importantes) del juego.

    Por esto, los tests específicos (capacidad de juego en 2x1, 3x2...) desarrollados por diversas escuelas, clubes e investigadores en España, se consideran un paso importante. En cambio, no alcanzan una validez ecológica adecuada y albergan problemas experimentales (pues los sujetos se encuentran en continuo aprendizaje de estas situaciones) que trascienden de la fundamentación epistemológica, ya que en ocasiones se da la siguiente paradoja: se forma a los jugadores para que aprendan a resolver un test de 2x1 pero no para resolver el 2x1 del juego real. De este modo, nuestra propuesta parte de la concepción de la competición como el test más específico, objetivo y real, que determina el nivel de juego alcanzado.

    Existen dos cuestiones pertenecientes a un debate clásico:

  • ¿Hay que rendir en la formación? Obteniendo resultados en las primeras etapas de aprendizaje.

  • ¿Hay que formar para rendir? Renunciado a un éxito inmediato, buscándolo en el futuro mediante planteamientos a largo plazo.

    Nosotros planteamos la siguiente cuestión frente al debate previo:

  • Si hay que rendir en el futuro, ¿Cómo se rinde en la formación? ¿Cuál es el nivel de prestación alcanzado?


Hacia la determinación del modelo de juego

    Con la propuesta de la determinación del modelo de juego en función del nivel de comportamiento observable (adaptado de Né, Bonnefoy, Lahuppe; 2000) pretendemos obtener una herramienta gráfica, simple y aplicable, que nos proporcione información inmediata sobre el nivel de juego alcanzado por los jugadores de un determinado equipo durante la competición respecto a los aspectos analizados anteriormente. No deseamos limitarnos a una mera recopilación de autores relevantes de modelos tipo de juego, sino construir una herramienta.

    La concepción de la tecnificación como una optimización del rendimiento (González Badillo, 2002), comentada previamente, y la excesiva preocupación de los monitores de diversas escuelas de fútbol por conocer y establecer modelos de planificación predeterminados en cuanto a contenidos técnico-tácticos, han sido el origen y la motivación para diseñar, partiendo de Garganta y Pinto (1997), una herramienta gráfica que permita determinar el modelo de juego en función del comportamiento observable de los jugadores durante la competición. El instrumento gráfico se construyó a partir de la propuesta para el balonmano de Né, Bonnefoy & Lahuppe (2000).

    Cuando se planifica una temporada de categorías formativas en fútbol solemos reproducir modelos estándar o predeterminados que secuencian los contenidos técnico-tácticos en función de la edad o categoría federativa de dichos jugadores, sin tener en cuenta su nivel de prestación. En el mejor de los casos se hacen pruebas en las que se evalúan diferentes aspectos, predominantemente aquellos que no se manifiestan habitualmente durante la competición, y apartados de su contexto real; para estructurar la temporada en consecuencia. Sin embargo, existen pocos casos donde se retroalimente continuamente la planificación anual para comprobar la consecución de objetivos y su retención a lo largo del tiempo. En otras ocasiones, se corrige la planificación con medios o instrumentos de poca validez ecológica.

    Proponemos una herramienta para planificar en fútbol base partiendo de las necesidades de cada jugador, independientemente de la categoría formativa en la que se encuentre y evitando las secuenciaciones de contenidos técnico-tácticos preestablecidas.

    Frente a esto, presentamos una secuenciación por necesidades, optimizando el proceso de formación como base de un futuro rendimiento. Además, el análisis de la competición (la situación real de juego), nos permite obtener una mayor validez ecológica, pues no aislamos situaciones de juego determinadas para evaluarlas, sino que se dan en el propio juego.

    La aplicación práctica de este trabajo está realizándose en varias escuelas de fútbol de la provincia de Granada, a medio y largo plazo. Aunque no es una herramienta de difícil uso, su aplicación y mantenimiento demandan un proceso elaborado que requiere el cumplimiento de varias premisas.

    La primera es el entrenamiento observacional necesario para los monitores, con el objetivo de mejorar su capacidad para obtener la información más relevante de la competición y la identificación del modelo tipo de juego. En ocasiones se parte del desconocimiento por parte de los monitores de la existencia de varios niveles de juego y su evolución a lo largo de una temporada. Por tanto, es necesario un proceso de formación observacional y otro sobre la estructura del juego de fútbol y su enseñanza. Cumpliendo estas premisas, se mejorarán las condiciones para reconocer los aspectos determinantes del modelo de juego.

    A continuación, exponemos el proceso de elaboración del instrumento gráfico. A través de la propuesta de los modelos tipo de juego de Garganta y Pinto (1997) realizamos una clasificación de las características observables en los jugadores, agrupando las que se referían a un mismo aspecto. Así, determinamos la existencia de 11 aspectos (dimensión predominante, orientación del juego, objetivo de los jugadores, ocupación del espacio, estilo de juego, circulación de balón, relación entre circulación de balón y circulación de jugadores, encadenamientos, relación con las porterías, canal de comunicación y visión de juego) en las que ordenamos las características observables en 5 niveles de juego. Por lo tanto, obtenemos un cuadro resumen con los comportamientos observables de los jugadores de fútbol ordenados por aspectos y niveles de juego (ver tabla 1).

Tabla 1. Niveles de Comportamiento Observable de los Jugadores de Fútbol.



* CURSIVA INDICA ADAPTACIÓN PROPIA
REINA GÓMEZ, ÁLVARO & RUIZ DE ALARCÓN QUINTERO,
ANSELMO (2003) ADAPTADO DE GARGANTA Y PINTO (1997);
NÉ, BONNEFOY Y LAHUPPE (2000)

    Posteriormente, se elabora un gráfico representativo para cada comportamiento observable con el que relacionemos el nivel de juego con el aspecto observado, reservando un espacio para señalar en cuál se encuentra el equipo / jugador en un determinado partido. Así, el monitor visualiza inmediatamente en qué nivel (para cada aspecto) se encuentra su equipo en un momento preciso de la pretemporada, después de trabajar un determinado bloque de contenidos o al final de la temporada (ver tabla 2).


Tabla 2

    Como consecuencia, podemos modificar, de forma reflexiva, contenidos a aplicar dentro de la planificación, a partir de la determinación del nivel de juego alcanzado en la pretemporada. Así establecemos qué necesidades de formación tiene nuestro equipo, cuál es el nivel cada jugador después de aplicar unas determinadas sesiones de aprendizaje, si han asimilado o no el contenido trabajado, o cómo han evolucionado a lo largo de todo un año de formación.

    Esta preocupación se justifica por ejemplos como el siguiente: Podemos tener un equipo de categoría juvenil (sub-18) que se encuentre en niveles medios de juego (2,3) para todos los aspectos estudiados debido a un proceso de formación estéril centrado en la repetición de contenidos técnico-tácticos de forma automática y sin tener en cuenta las necesidades reales de todos sus jugadores y que, por tanto, requieran de una intervención específica. Simultáneamente, podemos encontrar un equipo alevín (sub-12) que presente niveles muy elevados de juego (4,5) para todos los aspectos observados. Por tanto, en este conjunto alevín las necesidades serían reforzar lo aprendido e incidir en los aspectos concretos susceptibles de mejora que nos permitan avanzar en el proceso de formación de los jugadores.

    Antes de las conclusiones, realizamos una reflexión sobre los instrumentos utilizados en fútbol y establecemos un símil con la creación de software informático:

    El mantenimiento de la herramienta ocupa la mayor parte del proceso, dedicando menos tiempo al análisis y diseño. Con los instrumentos utilizados en fútbol suele ocurrir todo lo contrario. Por tanto nos planteamos:

    ¿No dedicamos demasiado tiempo al diseño y poco al mantenimiento de las herramientas en fútbol?


4. Conclusiones

  1. Existen nuevas tendencias en la formación para el rendimiento (vigilancia y desarrollo) frente a las tradicionales selección y detección (Lorenzo 2001). Por tanto, debemos buscar alternativas que optimicen los procesos de formación que conciban el talento en una dimensión potencial, priorizando el desarrollo del talento para alcanzar el nivel de experto.

  2. En este trabajo hemos indagado con el objetivo de diseñar posteriormente investigaciones, por tanto en este caso concreto no hemos utilizado el método científico. Intentamos aportar soluciones de alcance intermedio que no tengan el inconveniente de muchos estudios que, utilizando el método científico, desconocen las características del fútbol y como consecuencia forman parte del campo de la pseudo-investigación estéril.

  3. Se ha diseñado una herramienta aplicable para los monitores de las escuelas de fútbol pues pueden modificar y corregir su planificación a través de la información que se obtiene del test más real que existe: la competición. Insistimos sobre la necesidad de dar más importancia al modelo de juego alcanzado que la otorgada en diversos foros a factores biométricos y subjetivos.

  4. El modelo de juego en categorías formativas debe ser tratado mediante análisis específicos. Estos análisis tienen unas necesidades diferentes a las de rendimiento en categoría absoluta. Al igual que el niño no es un adulto a pequeña escala, el análisis de su juego tampoco debería serlo. Este análisis de juego debe centrarse en la "madurez" alcanzada en lugar de las tradicionales determinaciones de la tipología del estilo de juego.


Referencias Bibliográficas

  • ANTÓN, J. (1990). Balonmano. Fundamentos y etapas de aprendizaje. Editorial Gymnos. Madrid.

  • BAUER, G. & UEBERLE, H. (1988). Fútbol. Factores de rendimiento, dirección de jugadores y del equipo. Editorial Martínez Roca.

  • GARGANTA, J. & PINTO, J. (1997). La enseñanza del fútbol; en Graça, A. & Oliveira, J. (1997). La enseñanza de los juegos deportivos. Pág. 97-138. Editorial Paidotribo. Barcelona.

  • GONZÁLEZ BADILLO, J.J. (2003). El concepto de tecnificación aplicado al entrenamiento deportivo. Revista de Entrenamiento Deportivo. Tomo XVI, nº 4, 25-29.

  • LORENZO, A. (2001). Hacia un enfoque del concepto de talento deportivo. Revista de Entrenamiento Deportivo. Tomo XV, nº 2, 27-33.

  • NÉ, R., BONNEFOY, G. & LAHUPPE, H. (2000). Enseñar balonmano para jugar en equipo. Editorial INDE. Barcelona.

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revista digital · Año 9 · N° 64 | Buenos Aires, Septiembre 2003  
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