efdeportes.com
El origen de los clubes en la Argentina y
el rol del Estado frente a las entidades deportivas

   
* Abogado - Presidente River Plate
** Ex Presidente del Club Lanús
***Abogado - Periodista
(Argentina)
 
 
José Maria Aguilar*
Emilio Chebel**
César Francis***

cesarfrancis@hotmail.com
 

 

 

 

 
Trabajo realizado para el Foro Social "Las entidades deportivas en manos de sus socios"
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 61 - Junio de 2003

1 / 1

    Nos pareció apropiado comenzar nuestra participación en este evento con una idea que sintetiza, a nuestro entender, lo complejo del tema que vamos a tratar. Esa idea podría expresarse así: En Argentina, discutir sobre la actualidad del deporte y sus instituciones representativas no es tarea que pueda realizarse prescindiendo de su historia. Y podríamos añadir: En Argentina, más que en cualquier otro lugar del planeta, "actualidad y génesis" están tan íntimamente ligados, que no puede decirse nada de lo uno sin conocer todo de lo otro.

    Veremos en el transcurso de esta exposición que estas premisas, que parecieran ser aseveraciones de carácter universal, aplicables a toda actividad humana o institucional, no lo son en lo más mínimo, al menos en lo que a la Argentina atañe. Y nada mejor que las palabras del periodista Ariel Scher - tomadas de su libro "La Patria deportista" - para ejemplificar estas singulares proposiciones que permitirán comprender con mayor facilidad nuestro destino en materia deportiva:

    "La sociedad deportiva forjada en el país fue la que fue porque en los últimos años del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX, se multiplicó el hábito social de fundar clubes. Este rasgo fue incorporado por la clase alta, esculpida admirando a Inglaterra, y preocupada por asegurar los efectos de esa admiración no solo con la venta de granos. Esa concepción y esa acción tornaron al país en una sociedad de clubes. Pero la Argentina no hubiera sido lo que es y los clubes no hubieran cumplido su papel socializador y de pertenencia de no haberse producido otros dos ejes políticos de la época: La inmigración y la educación. La "manía" de generar clubes no se restringió a los grupos dominantes. Otras gentes con otros orígenes, otra situación económica, otra posición social y otra vinculación con el ocio se sumaron a la corriente. ¿Quienes fueron? Básicamente, personas que llegaron a la Argentina en el marco de un movimiento migratorio importante y que actuaron como mano de obra para que fuera exitoso el proyecto de país modelado por quienes mandaban. Con posibilidades de desarrollo económico y sin derechos políticos, los nuevos habitantes primero procuraron asentarse y, con el tiempo, afianzaron sus lazos de unión con el nuevo lugar a través de la gestación de instituciones propias. River Plate, Racing Club, Newell's Old Boys, Tigre, San Telmo, Barrancas Central fueron fundados en los primeros años del siglo XX. Boca Juniors, Platense, Colón de Santa Fe, Estudiantes de La Plata, Talleres y San Lorenzo de Almagro nacieron en los años inmediatamente posteriores.

    Probablemente este proceso no hubiera ocurrido de no mediar las determinaciones políticas que sentaron las bases de la educación popular en la Argentina durante el primer gobierno de Roca (década del 80 del siglo XIX). La realización del congreso pedagógico internacional (1882), la creación del Consejo Nacional de Educación (1882) y la sanción de la Ley de Educación (1884) permitieron que los inmigrantes y sus hijos adquirieran conocimientos y se dotaran de otra preparación general. Múltiples interpretaciones de la historia argentina observan que la combinación entre inmigración y educación promovió el surgimiento de una fuerte clase media en la Argentina que, en la segunda década del siglo XX, terminó desplazando del gobierno a la oligarquía.

    Esta combinación posibilitó el tipo de sociedad deportiva que tuvo el país, ya que muchos clubes fecundados por los sectores populares lograron sobrevivir, organizarse, darse estatutos, fijarse pautas económicas, encontrar dirigentes y líderes y captar la atención de personas que no pertenecían a los grupos fundadores. Más allá de la voluntad asociativa y del deseo de construcción colectiva de los fundadores, parece difícil suponer que estos atributos se hubieran desarrollado sin la educación universal, gratuita, obligatoria y laica que fue promovida en aquella época. Otro rasgo político del denominado orden conservador pudo contribuir a esa canalización masiva de energías hacia la creación de los clubes: La privación de los derechos políticos.

    Quienes no pertenecían a la clase dominante podían educarse y progresar económicamente pero carecían de la posibilidad de ejercer la política puesto que el régimen del presidente Roca negaba el voto al conjunto de la población".

    Y para cerrar esta idea, valga también lo dicho por el investigador Julio Frydenberg:

    "La aparición del fútbol, como deporte y como espectáculo, forma parte del proceso histórico que se inicia en la Argentina hacia mediados del XIX y que abarca más estrictamente los años que van desde 1880 a 1930; y que significó la incorporación del país a la economía capitalista mundial como productor de cereales y carnes e importador de productos industriales".

    Sobre el particular, muy acertadamente el historiador español José Florit Capella considera que hay ocasiones en las que el deporte "puede transformarse en cauce de inquietudes políticas". Y afirma: "éstas son formas bastardas, un tanto impropias de una vida normal. Pero precisamente por eso, es muy propio de los países cuyas instituciones no proporcionan unos cauces claros para la participación de las masas en la vida pública".

    Es esta última sentencia una perfecta descripción de las causas que llevaron al origen y creación de la mayoría de los clubes en nuestro país. Conociendo sólo un poco de cada pequeña historia, se puede percibir los diferentes e importantes roles que cumplieron las entidades deportivas en la Argentina desde su fundación hasta la actualidad.

    Aquellos valores y roles que se mantienen intactos son los de "la solidaridad", "la integración", "la participación" y "la vida democrática", en especial, en los años de gobiernos militares. Con el correr de los años, los diferentes gobiernos a cargo tanto de la conducción de la política nacional, provincial o municipal advirtieron esta reunión de principios en torno a las entidades deportivas, estableciendo numerosas medidas tendientes al fomento de los clubes, pasando de la simple tolerancia sobre su existencia al impulso manifiesto de sus actividades y al usufructo de sus instalaciones por el conjunto de la sociedad. Los subsidios y las exenciones fiscales fueron algunas de las medidas adoptadas en beneficio de las entidades deportivas, llegando inclusive a la cesión de tierras en su mayoría bañados o basurales, que merced al esfuerzo y sacrificio de los socios, dirigentes y vecinos de cada uno de los clubes, culminaron transformándose en monumentales instalaciones deportivas. Aquellos eran tiempos de ponderación social de la labor dirigencial y, por ende, los clubes fueron escuelas de democracia a punto tal que su vida interna resultaba infinitamente transparente y ejemplar mirando hacia el poder público. Aún en las más oscuras y nefastas dictaduras, en los clubes deportivos se continuó votando y eligiendo democráticamente a las autoridades.

    Por todo lo expuesto es que no dudamos en afirmar que las entidades deportivas, que no poseían finalidad lucrativa ya que en sus estatutos se consagraba que la única finalidad perseguida era la del "bien común", constituyeron gran parte del acervo social y cultural del pueblo de la Nación, impidiendo hasta el presente que el mercado pudiera modificar sus fines altruistas y comunitarios.

    Y en honor a nuestra historia, tampoco olvidemos otra gran verdad, alguna vez sostenida con firmeza que rezaba que "cada club cerrado obliga a pensar en la apertura de un reformatorio juvenil". ¡Qué mejor síntesis ésta para reflexionar sobre el destino de millones de niños!

    Por ello, cuando se debate la transformación de las entidades deportivas en sociedades anónimas, no sólo se debate, a nuestro entender, sobre el status jurídico que debería enmarcar a los clubes, sino, por el contrario, tanto para nosotros como para el Foro Social que representamos y desde el cual pugnamos por evitar que el mercado se apropie de las entidades deportivas, sobre una defensa legítima de la integración social, de la participación, de la salud y de la educación, cerrándole las puertas a la discriminación, a la marginación, a la postergación y al mercantilismo individualista que poco o nada entiende de lazos comunitarios o vecinales.

    Avance privatizador en la Argentina de la década del '90. Modificación del status jurídico de las entidades deportivas. Resistencia de los clubes y asociados. Razones de la resistencia. Modificación de las normas que regulaban a los clubes impulsando el traspaso de asociaciones civiles sin fines de lucro a sociedades anónimas y/o tercerización empresarial "gerenciamiento"

    Uno de los rasgos característicos de la Argentina de la década del 90 ha sido, sin duda alguna, la reducción de las obligaciones a cargo del Estado. Por ende, su injerencia e intervención se redujo de manera considerada, llegando a niveles impensados 13 años atrás. Eran tiempos en los que se instauró una corriente predominante de opinión de que toda actividad a cargo del Estado era obsoleta, corrupta e ineficiente.

    La actividad estatal era vista como anacrónica, se iba imponiendo la convicción de que pretender o defender su intervención era encontrarse atado o preso de formulas ideológicas ancladas en el pasado. Se corría el riesgo de ser señalado o acusado de propalar pensamientos arcaicos, una suerte de pregonero de la prehistoria.

    Entendemos que la intervención estatal debe girar en torno a garantizar la educación, salud, seguridad, asistencia social, en especial, de aquellos integrantes de la población que requieren de su apoyo para cubrir y garantizar no solo sus necesidades básicas, sino también sus derechos esenciales. Bajo esta concepción, la actividad e iniciativa privada debe jugar un rol importante.

    Pero, más allá de que compartamos tales pensamientos - imbuidos del mejor sentido común, por cierto - conculcamos y nos oponemos de la misma forma a toda idea que permita o facilite el libre albedrío o el dejar hacer absoluto, sin controles de ninguna índole.

    Ello importaría, lisa y llanamente, que la sociedad en su conjunto quedara a merced de la voluntad del mercado y, por ende, de sus propias leyes y reglas. En aquel contexto de los '90 todo era susceptible de ser privatizado, todo estaba a disposición del mercado. Allí, donde el mercado escogiera el blanco para colocar su mira, raudamente debía acomodarse toda la legislación para que éste capturara a su presa. Y si la legislación no podía ser modificada, se acudía a la protección judicial para legitimar las decisiones adoptadas, en pos de entrar en el primer mundo de las naciones.

    Citando al Dr. Rafael Bielsa, jurista, ex Síndico General de la Nación (Canciller del actual gobierno), en su alocución realizada en diciembre de 2001 ante el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires, al exponer sobre las privatización del fútbol se pronunció en los siguientes términos, que son considerados como pilares del pensamiento del Foro Social que representamos:

    "No creemos en el discurso único, que hay una única salida.

    No creemos que sólo las sociedades anónimas deportivas vayan a salvar al fútbol. Lejos de equiparar la competencia, la transformará en más desigual. Este modelo terminará con la competencia.

    Nunca creeremos en las soluciones sencillas, porque aquí nos fascinamos con la opulencia pero sin preocuparnos como se obtuvo. Gil y Gil dijo que en España todos votaron la Sociedad Anónima pero al momento de poner plata, nadie estaba.

    Nunca creeremos que el sector privado sea más eficiente y transparente por naturaleza que el sector público. El Milán fue investigado por fraguar balances y seguir en primera. El órgano de control de Italia dijo, extraoficialmente, que el 75% de los balances de los clubes están maquillados.

    Nunca creeremos que cuando el Estado se retira, lo privado aparecerá para hacer las cosas mejor. No creeremos que el problema de los clubes sea su deuda histórica. El principal déficit de la Argentina es la relativización de la moral de sus dirigentes, no practicamos normas morales que se acerquen a la media de la gente.

    Pero, más allá de estos problemas, seguimos prefiriendo los modelos donde entre la dirigencia y la gente hay el menor espacio posible. Y este menor espacio posible entre hinchas y socios y dirigentes sucede en las entidades deportivas sin fines de lucro"

    A esta situación debemos sumarle la crisis dirigencial que impera en la Argentina desde finales de la década del 90 hasta la actualidad, situación que definió con exactitud el investigador Julio Frydenberg en su trabajo titulado "Los clubes deportivos con fútbol profesional y el tipo o formato social bajo el cual se organizan: asociaciones civiles o sociedades anónimas. Aporte para un debate acerca de realidades y modelos ideales, pasiones e intereses", publicado en la revista digital http://www.efdeportes.com en agosto de 2002. Dicho documento expresa lo siguiente:

    "Los parámetros ideológicos que dominaron a generaciones de dirigentes se están modificando rápidamente. El marco actual es el de la crisis del paradigma de la actividad dirigencial como militancia social voluntaria, solidaria, con base en la acción comunitaria.

    Actualmente la pasión por el fútbol que motoriza al espectáculo es relacionada a una racionalidad empresarial (con su costado pasional: la pasión por la maximización de las utilidades, con pleno derecho y legitimación actual), adherida a los valores de la eficiencia y la ponderación del bien propio individual por sobre los intereses del colectivo social. Así, la militancia social, el voluntariado, la vigencia de los intereses y las practicas asociativas y comunitarias quedan desacreditadas, reducidas al baúl de las tradiciones que alguna vez se miran para saber lo que se hacía y ahora parece vetusto, desajustado a los nuevos tiempos. Hoy, el lazo asociativo es visto solamente como vehículo de enriquecimiento personal, naturalmente ilegítimo. El dilema, con costados paradojales, se presenta más o menos de esta forma: ¿para qué seguir con estructuras que, en vista de sus crisis actuales, solo sirven para, a través del formato asociacionista, el enriquecimiento individual, que en ese marco es ilegítimo e ilegal? ¿Por qué no elegir sistemas en los cuales el lucro es legítimo, legal? En esta fórmula, el modelo de las asociaciones civiles sin fines de lucro carece de valor específico, sólo tiene connotación en la medida en que fueron y son vehículos de emergencia de fortunas o estrellatos construidos sobre sus ruinas".

    El escritor rioplatense Eduardo Galeano, alguna vez señaló que "el fútbol es el espejo del mundo" y en la Argentina aquel axioma se cumplió con precisión artesanal en los años 90, el fútbol se convirtió en un blanco codiciado y deseado por el mercado, al igual que lo acontecido en otros sectores de la economía de nuestro país (teléfonos, electricidad, petróleo, ferrocarriles, agua, redes camineras, educación, salud, jubilaciones, etc), y al mismo tiempo que la dirigencia sufrió una severa crisis de credibilidad llegando a cubrir de escepticismo a toda la clase política y dirigencial.

    Debemos reconocer que el avance del mercado no encontró resistencia alguna por parte de la población de la Argentina, y si la hubo fue una resistencia tan tenue como testimonial. Como bien señala el Dr. Néstor Vicente (abogado, dirigente de fútbol, político e integrante del Foro que representamos) en su libro "Puntapié inicial":

    "Para muchos de nosotros las privatizaciones de los servicios públicos y la pretendida privatización del fútbol son las caras de una misma moneda montados en la argumentación de administraciones paupérrimas y gigantescos déficit. No es que creemos que hoy el fútbol es ajeno a las leyes del mercado; muy por el contrario, porque pensamos que el endiosamiento del lucro como motor de toda actividad penetra hasta en los ámbitos menos imaginables, creemos que hay que marcarle una frontera, como la que deberían marcar los afectos, la patria y la solidaridad, convertidos en los determinantes de nuestras decisiones".

    Esto no debe ni puede ser entendido como que somos condescendientes con la ineficiencia, la negligencia, la imprudencia y las sospechas sobre los manejos financieros-contables por parte de la mayoría de la dirigencia deportiva de nuestro país, sino, contrario sensu, como una disputa para recuperar y sanear las economías de las entidades deportivas y no caer en el facilismo de ceder al mercado más de 100 años de historia, tradición e identidad sin pugnar, al menos, por realizar las modificaciones legislativas, normativas y políticas necesarias para lograr que los personeros del mal llamado libre mercado se mantengan alejados de la posibilidad de apoderarse de las entidades deportivas, desplazando a dueños con NOMBRE Y APELLIDO, sus socios, y modificando caprichosamente su finalidad social al transformarlas en SOCIEDADES ANÓNIMAS o SIN NOMBRE, que es lo mismo.

    Y citando nuevamente al Dr. Néstor Vicente:

    "El tema central es el objetivo, el mercado sólo busca la ganancia porque es su horizonte. La asociación civil busca o debería buscar el interés de la masa societaria, la preservación de un sentimiento, la historia que no tiene precio, la pertenencia a una realidad mágica y colectiva que no esta en venta. Lo que estamos debatiendo y discutiendo es gerenciar bien para una asociación con finalidad social o gerenciar bien para producir beneficios económicos para unos pocos".

    No menos importante de destacar es el hecho de que este embate dirigido a lograr que las sociedades comerciales se queden con los clubes argentinos esté impulsado únicamente por los hombres del mercado. Muy por el contrario, también ha encontrado fervientes seguidores en los principales dirigentes políticos que han contado, además, con guiños cómplices provenientes de la cúpula dirigencial del fútbol, empresarios y con el apoyo activo proveniente de importantes comunicadores sociales (periodistas) que, casualmente, trabajan para los principales medios de información de la Argentina, a la sazón socios de la Asociación del Fútbol Argentino en numerosos negocios como la transmisión televisiva del fútbol.

    Era previsible que algunos dirigentes deportivos quisieran que los clubes se transformaran en sociedades anónimas por varias razones y motivaciones. La principal, a nuestro entender, es que los clubes llegaron a un altísimo grado de endeudamiento por la permisividad de la dirigencia en su conjunto, permisividad que se demostraba en el no cumplimiento de la legislación vigente, no sólo de la penal y/o civil, sino, especialmente, la establecida por el Estatuto de la Asociación del Fútbol Argentino, que por más de 15 años no fue aplicada. Así, los responsables de estas administraciones signadas por el desmanejo consentido de las finanzas y la acumulación de gigantescos déficit, vislumbraron en la llegada de capitales privados al fútbol una salida para evitar el inminente estallido de los clubes.

    Con el arribo de capitales privados la detonación no se produciría, se licuarían las responsabilidades, no habría riesgos judiciales, ni investigaciones molestas, ni costos políticos que pagar. Coincidamos entonces en un punto. Si el tema pasa por determinar las razones primordiales que llevaron a la crisis económica al fútbol argentino, la respuesta es: LA FALTA DE CONTROLES POR PARTE DE LA ASOCIACION DEL FUTBOL ARGENTINO Y DE LOS ORGANISMOS ESTATALES. Ellos son los principales responsables - tanto por acción como por omisión - porque tienen a su cargo, entre otras, la obligación de actuar como agentes de contralor de las entidades deportivas.

    El intento de transformar la finalidad de las entidades deportivas, esto es dejar de ser asociaciones sin fines de lucro para transformarse en entidades comerciales, despertó una férrea resistencia entre asociados e hinchas de las entidades deportivas y en numerosos dirigentes deportivos, dividiéndolos - como no ocurría en la dirigencia deportiva Argentina desde varios lustros - entre aquellos que estaban a favor y en contra de las sociedades anónimas deportivas. Entendemos esta resistencia popular en razón del papel que cumplen los clubes deportivos en nuestro país; roles en los que coincidimos con la descripción que realiza el investigador Julio Frydenberg. Según él:

    "En el caso de Argentina los clubes cumplen un papel abandonado por el Estado, brindan espacio e instalaciones para que alumnos de escuelas públicas practiquen deportes, además suelen becar a alumnos, tienen colonias para niños, etc. Los clubes han participado activamente en la construcción de la sociedad civil (junto con iglesias y sindicatos). Al mismo tiempo que el debate surgía, y ante las férreas oposiciones de un importante porcentaje de dirigentes deportivos, el mercado encontró legisladores nacionales raudos y predispuestos para presentar en el Congreso Nacional diversos proyectos de Ley de Sociedades Anónimas deportivas".

    El debate, entonces, también se trasladó al ámbito legislativo. Y luego de varios intentos para alcanzar dictámenes favorables en las respectivas comisiones, quienes los impulsaban entendieron que la oposición no se mostraba dispuesta a tolerar que se entregue al mercado a las entidades deportivas. Numerosos dirigentes de las entidades deportivas se hicieron oír, como el ex presidente de Lanús, el Dr. Emilio Chebel, quien en un reportaje publicado por la revista Mística, el 22 de agosto de 1998, señaló:

    "Creo que hay que preguntarse, de cara a la opinión pública, qué se persigue con estos intentos sistemáticos de boicotear el carácter social de los clubes, instalando a través de una prensa cómplice e interesada en su parte del botín, la supuesta necesidad de que los equipos de fútbol sean manejados por empresarios".

    También salió al cruce de las loas privatizadoras el ex vicepresidente de Boca Juniors, el Lic. Carlos Heller, al expresar en la revista TRES PUNTOS, de fecha 13 de mayo de 1998, lo siguiente:

    "La lucha contra la conversión de los clubes en sociedades anónimas es la defensa de un espacio social, no la defensa de un negocio".

    Otros dirigentes también se preocuparon en dejar asentada su posición como ocurrió con el actual Presidente del Consejo de Fútbol del Club Atlético Vélez Sársfield, Eduardo Slutzky, quien dijo en la Revista Mística del 22 de agosto de 1998:

    "¿Que empresa argentina ha durado cien años?.... Ninguna. Los clubes con todos sus lastres, son uno de los pocos espacios de aire libre que quedan en este mundo globalizado. Por eso hay que resistir. En un momento en que las quiebras de las pequeñas y medianas empresas son moneda corriente, permitir que los clubes se transformen en empresas es empujarlos a la desaparición".

    Al mismo tiempo, el Dr. José María Aguilar, actual Presidente de River Plate, afirmaba públicamente en un reportaje emitido por Radio Continental:

    "Hay que evitar que este sistema haga con el fútbol lo que hizo con el país. Esto es traspasar un fenómeno nacional y popular a muy pocas manos".

    Asimismo, hinchas, socios y algunos pocos periodistas independientes comenzaron a movilizarse para evitar lo que representaba dejar atrás décadas de historia, de tradición, de identidad, de pertenencia y de función comunitaria y social. Racing, San Lorenzo, Boca Juniors, River Plate y Quilmes, entre tantos, fueron algunos de los blancos elegidos. Numerosas entidades deportivas convocaron a sus socios a asambleas a fin de fijar posición, como por ejemplo sucedió con el Club San Lorenzo de Almagro que, gracias a la actitud protagónica y militante de sus asociados (que llegaron a ser reprimidos por las fuerzas de seguridad) evitaron que el oficialismo firmara un contrato de imagen que encubría el manejo del fútbol profesional de la institución con la firma ISL que, a posteriori, dio su quiebra ante los tribunales suizos. O el caso del Club Atlético Lanús (fundado en 1915) que en un pronunciamiento asambleario aprobó un documento que en sus párrafos principales señala lo siguiente:

    "La inserción cultural de la entidad se evidencia con la multiplicidad de convenios de asistencia, la incorporación de socios a actividades inéditas de trascendental importancia y a la variada gama de prestaciones a toda la comunidad.

    Esto permite afirmar sin dudas que estamos frente a un verdadero fenómeno socio-cultural que debe ser preservado como patrimonio de la ciudad y de su pueblo. Las gigantescas instalaciones sociales del complejo polideportivo, sede social, gimnasios, micro estadios, complejos de fútbol juvenil y profesional, camping, balnearios, piletas, salas de reuniones, en permanente expansión, se encuentran disponibles de manera casi ilimitada para socios, entidades de bien público, escuelas públicas y privadas y cuanta expresión popular lo requiera. Hoy, el Club Lanús es parte integrante del Consejo Social de la Universidad de Lanús, organiza conjuntamente al municipio la Maratón Ciudad de Lanús, posee becas para menores carecientes de recursos, celebra convenios con ONG's, sindicatos y fundaciones. Ahora, desde poderosos medios de comunicación, surgen eminentes pontífices de un trágico final a la era romántica en la conducción de los clubes. Abogan por un sentido definitivamente vertical y antidemocrático, con exclusión de dirigentes vocacionales y sin participación de la gente, destinataria en definitiva del objeto social de un club. De eso se trata, de procurar convertir un reducto de solidaridad y trabajo desinteresado en un vulgar negocio, incorporando la ganancia como finalidad suprema de la competencia deportiva. Simples gerentes o mercenarios despersonalizados usufructuarán construcciones que ha llevado generaciones enteras edificar y sostener. Por todo ello, asumiendo plenamente la responsabilidad que a cada uno de los socios nos corresponde, ratificamos la convicción fundacional de creer en una entidad para todos, en la cual nos podamos constituir en protagonistas de sus decisiones, de sus realizaciones y logros".

    Ante la oposición generada en los distintos clubes - como la reflejada en el citado caso del Club Lanús - y el apoyo de la mayoría de la opinión pública futbolera, el accionar del mercado debió cambiar su estrategia combativa. Así, desistió de transformar la finalidad social de los clubes mediante una ley y buscó caminos alternativos, apelando, por ejemplo, a la creación de una nueva figura dentro de la normativa de la Asociación del Fútbol Argentino, figura ésta llamada "Gerenciamiento de Entidades Deportivas". Gerenciamiento que, más allá de los numerosos cuestionamientos y dudas que generan en la práctica - en especial por la falta de controles independientes y creíbles - supuestamente iban a garantizar una determinada cantidad de aportes económicos a las entidades deportivas que aceptaran tal particular figura, conformando en la práctica una sociedad entre ambas partes (los Clubes y las Sociedades Anónimas a cargo del gerenciamiento), por diferentes porcentajes y a partir de una suma pre determinada.

    Dicho reparto de utilidades se realizaría a partir de lo que supere el monto pre determinado, deducidos los costos operativos, gastos e inversiones realizadas por el inversor.

    La duración de estos contratos, en su mayoría de 10 años con opción a renovarlos por otros 10, se reservaban la exclusividad del manejo del fútbol profesional, carecían de controles predeterminados, evaluación cierta y seria de cumplimiento y garantías reales, tan necesarios para una contratación de estas características (por ejemplo, presentación de avales en garantía).

    Esta alternativa llamada "gerenciamiento" se aplicó sin mayor éxito en diversas entidades deportivas del ascenso y en algunas de ellas terminó en un fracaso estrepitoso como el sucedido con el Club Atlético Quilmes, ya que rescindieron el contrato a 10 años luego de transcurrido tan solo 12 meses desde su llegada al Club, demostrando en la mayoría de los casos que se trataban de empresas recién conformadas, sin solvencia económica que pudiera ser interpretada como garantía de cumplimiento de lo pactado contractualmente.

    Esta modalidad fracasó en numerosos clubes del ascenso aplicándose en la actualidad en el Racing Club de Avellaneda.

    Este debate entre asociaciones civiles deportivas sin fines de lucro y sociedades anónimas deportivas (SAD) o su deformación como paso intermedio o previo en "gerenciamiento", hicieron que las distintas posiciones se mostraran cristalinamente. Por un lado, están aquellos entre los que nos incluimos, que defendemos la no finalidad lucrativa de los clubes y, por el otro, están aquellos que interpretan que la globalización del mundo conlleva como paso esencial e inevitable la transformación de la finalidad societaria de las entidades deportivas, debiendo poseer inexorablemente una finalidad lucrativa.

    Debemos, tal vez, detenernos en mencionar como fue planteada la cuestión de la "privatización" del fútbol en nuestro país, al percibir la dirigencia del fútbol que la Ley del Congreso Nacional por la cual se consagraban las Sociedades Anónimas deportivas iba a tener un debate intenso y sin garantías de lograr las mayorías requeridas para su aprobación en ambas cámaras parlamentarias.

    Desde la cúpula de la Asociación del Fútbol Argentino se ideó un paso intermedio denominado "gerenciamiento" y presentado como un PLAN DE SALVATAJE DE CLUBES PROFESIONALES QUE SE ENCONTARAN EN SITUACIÓN DE EMERGENCIA ECONÓMICA. En aquel plan aprobado se estableció que los clubes profesionales que se encontraban en una situación de emergencia económica - en honor a la verdad el 90 % por no decir la totalidad - que constituya una amenaza cierta para su continuidad en las competiciones profesionales que organiza la AFA, podrán llevar adelante un plan de viabilidad mediante el establecimiento de una relación contractual con determinadas personas jurídicas, señalando a continuación que dicha relación contractual podrá alcanzar el otorgamiento de la gestión integra de la disciplina "Fútbol Profesional" del Club, "INCLUSO LA CESIÓN DE LOS DERECHOS SOBRE BIENES MATERIALES E INMATERIALES Y SERVICIOS NECESARIOS PARA EL DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD FÚTBOL PROFESIONAL EN LOS TÉRMINOS Y CONDICIONES QUE LIBREMENTE ESTABLEZCAN LAS PARTES ENTRE SI".

    La simple lectura de estos párrafos no dejaba margen para la existencia de duda alguna.

    Estábamos en presencia de lo que bien podía ser el principio del fin del fútbol entendido como exponente de la pasión popular argentina, pudiendo ser transformado y convertido en un nuevo y gran negocio para los capitales de turno, contraponiéndose al espíritu que llevó e impulsó a los hombres y mujeres de algunas instituciones a lo largo de 100 años; vale decir, a la creación y o preservación del modelo de "club deportivo" como asociación civil sin fines de lucro, con un objetivo fundado en la integración social y la solidaridad, bajo la férrea convicción de realizar un aporte a su comunidad en pos del bien común.

    Aquella moda privatizadora que sobrevoló nuestro país durante los '90 y que aún acecha agazapada a nuestro fútbol, nos conduce a presagiar tiempos inciertos en cuanto al rol que podrían ocupar de ahora en más los socios e hinchas. No sería descabellado imaginar que los mismos que intentan hoy franquear las tranqueras de los clubes, no lo intenten en un futuro cercano y alejen definitivamente a los socios de su rol original, ocupado su lugar pero en calidad de accionistas. Tampoco deja de llamarnos la atención que quienes propagan la creación de las sociedades anónimas deportivas sólo lo pretendan sobre los deportes profesionalizados, sumergiendo al ostracismo o a la extinción a los deportes amateurs y a quienes lo practiquen, actividades éstas que hoy son solventadas con los ingresos del fútbol por parte de cada una de las instituciones y que, difícilmente, los obtengan en el futuro si no poseen el manejo, por parte de las autoridades de los Clubes, de los ingresos que genera el fútbol, los cuales son sin duda los que garantizan su mantenimiento. La misma suerte - es de sospechar - correrán las actividades sociales y culturales (coros, teatros, bibliotecas, danzas, etc) que hacen a la vida interna de los clubes en la Argentina.

    Esto nos lleva a preguntarnos cómo lo que hasta hoy no es redituable para una asociación civil sin fines de lucro puede llegar a serlo para una empresa privada. Y mientras algunos pretenden convencernos de que la privatización del fútbol sería la panacea, leemos en los diarios como, de manera constante y permanente, sociedades anónimas se presentan en concurso de acreedores o declaran su quiebra.

    Creemos importante no dejar de mencionar que aquellos países que posibilitaron la transformación de las asociaciones civiles sin fines de lucro en sociedades anónimas no quedaron exentas de padecer desmanejos económicos y de sufrir malversación de bienes por parte de sus dueños como así también en muchas ocasiones se han despertado sospechas sobre el origen de los fondos de dudosa procedencia.

    Así, también la experiencia en la Argentina nos muestra que intentos empresariales en las entidades deportivas finalizaron en rotundos fracasos. Obviamente, argumentando luego que los resultados negativos obedecieron a la falta de una arquitectura legal que posibilitara garantizar a los inversores.

    Es verdad que en los últimos años la dirigencia del fútbol se vio convulsionada con numerosas denuncias sobre administraciones sospechadas de ser infieles en el manejo de las finanzas, llegando algunas de ellas a ser denunciadas por presunta administración fraudulenta.

    Empero, numerosos ejemplos de sociedades anónimas deportivas en países desarrollados e integrantes del primer mundo nos han demostrado que tampoco están exentos de estos comportamientos y sospechas.

    En función de lo hasta aquí expuesto, queremos agregar extractos de un articulo periodístico publicado por el Diario Clarín, del suplemento deportivo del 22 de agosto de 1998, y que fuera firmado por el periodista Ariel Scher, bajo el título "LOS CLUBES NO SON ANÓNIMOS":

    "¿Cómo se explica que aquellos clubes del pasado sean los abuelos de estos clubes del presente? ¿Cómo se entiende que aquellas instituciones construidas con el corazón hoy se edifiquen esencialmente, a través de los billetes?

    Ahora llegan jornadas en los que el tema volverá a ser noticia. Muchos dirigentes de fútbol dicen que están en contra. Otros no. El debate es de poquitos. A la sociedad deportiva, no la que quieren volver anónima, sino la otra, la de la gente, nadie la invita a participar de la discusión. Si esas discusiones se producen, además habrá que aclarar que no se tratará de una confrontación, entre el pasado y el presente. Lo que estará en juego es el debate de distintas comprensiones de la política y del deporte, distintos proyectos en los que se interpreta de modo contrapuesto como construir el presente a partir del pasado. De frente o de costado, una vez más estará la gente. Millones de personas que encuentran en los clubes - los del pasado, los del presente, los que sean - una identidad de fondo, una pasión sin fracturas, una razón para vivir.

    ¿Seguirá la gente siendo dueña de sus clubes? ¿Hinchará la gente para los clubes si estos tienen propietarios privados? Y, en definitiva, ¿qué será de la gente?

    Mientras este siglo regala sus angustias de despedida, el fútbol de la Argentina es el único que no tiene respuestas para esa pregunta enorme". Y aquella pregunta enorme hoy continúa sin respuesta.

    Y en el debate que surgió en nuestro país, quienes nos oponemos a las sociedades anónimas deportivas, lo hacemos bajo el convencimiento de que los Clubes en la Argentina no son sólo "CLUBES DE FÚTBOL", sino "CLUBES CON FÚTBOL". Esto significa que detrás de cada Club de Fútbol se cobijan y se desarrollan actividades deportivas de las más variadas, sin importar si son o no rentables, promoviendo el desarrollo de las distintas disciplinas y garantizando su práctica a los asociados interesados.

    Es difícil de imaginar que una empresa mantenga actividades deportivas no rentables que no sólo no le brinden ganancias, sino también que le generen una reducción de las mismas en función de los costos de mantenimiento de dichas actividades, como lo señaláramos anteriormente.

    Y si nos cuesta entender o creer que las sociedades anónimas deportivas mantendrán las actividades deportivas no remunerativas, también se nos hace difícil guardar la esperanza de que sostendrán las actividades culturales y sociales que se desarrollan en los mismos.

    Y aún cuando fuera posible creer y conservar la ilusión de que todo será igual o mejor,... ¿cómo poder hacerlo en un país donde desaparecen diariamente cerca de 20 sociedades anónimas?

    ¿Dónde podremos encontrar empresas con una vida tan prolongada como la de los Clubes que, en su mayoría, se encuentran merodeando los 100 años de vida?

    La respuesta seguramente se encuentra en que la existencia de los Clubes, mejor dicho la prolongada existencia de los Clubes, está íntimamente ligada a su finalidad no lucrativa, a que forman parte de nuestro patrimonio cultural, a que se encuentran arraigados a nuestra identidad y a que se han convertido en parte esencial de nuestra personalidad.

    Por ello, se hace complejo creer que alguien pueda aceptar que le hablen en términos económicos sobre su propia vida, sobre su propio ser. Es verdad que la clase dirigente política en general y la clase dirigente deportiva se encuentran severamente cuestionadas. Pero el empresariado argentino tampoco se encuentra a salvo de las mismas sospechas y dudas que rodean a los hombres que tiene a su cargo el manejo de las cuestiones públicas.

    Desde ninguna óptica resulta válido conducirnos a aceptar que la solución de las entidades deportivas radica en alterar su conformación societaria; en todo caso, sería más prudente y racional reconocer que la respuesta pasa por implementar las medidas que permitan mejorar el desempeño de sus cuadros directivos, mediante la aplicación de simples y efectivos controles, severas sanciones ante desvíos o incumplimientos e impulsando un recambio dirigencial basado en la mayor participación social.

    En verdad no es tan complejo lo que se debe realizar para sanear las economías de las entidades deportivas. Y al no ser complejo, todo obedece a una cuestión de decisión política, lo que nos lleva a preguntarnos cuál es la necesidad de tirar por tierra 100 años de historia, de tradición, de cultura, de patrimonio social, cuando es tan sencillo recuperar a los Clubes. ¿O acaso hoy en día el empresariado argentino o internacional no requiere de las mismas recetas que las que necesitan los dirigentes públicos? Más aún, ¿por qué sacrificar 100 años de historia en pos del empresariado cuando se pueden salvaguardar las instituciones sociales?

    En su libro "FÚTBOL Y DERECHO", del jurista Pablo Barbieri, se sintetizan correctamente las posturas de aquellos que estamos en contra de las sociedades anónimas deportivas, como así también las argumentaciones de quienes se encuentran a favor de ellas. Comenzaremos a reseñar las argumentaciones de aquellos que impulsan a las sociedades anónimas:

  1. El estado de situación actual de los Clubes es caótico y necesita imperiosas y urgentes modificaciones dado que el esquema de las asociaciones civiles parece impotente para lograr el flujo de capitales necesarios para solucionar la crisis económica financiera de los clubes.

  2. Con criterio se ha sostenido que quienes predican la necesidad de transformar a los Clubes en sociedades anónimas priorizar el enorme negocio que se mueve en torno a dicho deporte y la necesidad de dotar a las entidades asociativas de un instrumento mucho más apto para la afluencia de capitales necesarios para desarrollar esta actividad empresaria, comprobadamente insuficiente de llevar a cabo con las cuotas mensuales de socios y asociaciones.

  3. Los últimos años han demostrado ejemplos de personas que se enriquecen como consecuencia del paso por la dirigencia de algún Club de Fútbol, mientras que la economía de éste queda empobrecida. Ello se debe, en principio, a la falta de regulación legal de numerosas hipótesis que se verifica en el régimen de las asociaciones civiles, el que carece de mecanismos sancionatorios adecuados, no ocurriendo lo mismo con las sociedades anónimas, las que sí se encuentran exhaustivamente regidas por la ley 19.550.

  4. Las normas contables por las que se rigen las asociaciones civiles no permiten la registración clara y real de determinados valores patrimoniales intangibles, como ocurre con el valor de los derechos federativos y económicos de los futbolistas profesionales.

  5. La contabilidad exigida a las sociedades anónimas resulta más realista en este sentido, acorde al carácter empresarial de la actividad deportiva.

  6. En la actualidad, los clubes de fútbol constituyen una verdadera unidad empresarial. Como tal, deben tener un marco regulador dentro del régimen de sociedades comerciales. Aparece como una gran incongruencia el hecho de denominar a estas entidades como personas jurídicas sin fines de lucro, cuando compran y venden futbolistas por valores millonarios y sus balances anuales registran movimientos patrimoniales de gran envergadura, en la mayoría de los casos.

  7. Resulta un verdadero contrasentido que las asociaciones civiles suscriban contratos de carácter netamente empresarial, como ocurre, por ejemplo con la sponsorización, el merchandising, etc.

  8. Por último, creo resumir estos argumentos en la necesidad de cambio que deben experimentar los clubes de fútbol, a través de una organización jurídica más realista y dinámica, acorde a las circunstancias que rodean al deporte.

    En tanto, como contrapartida, el Dr. Pablo Barbieri también exhibe los principales argumentos de quienes nos oponemos a la transformación puntualizando los siguientes:

  1. La actividad deportiva en general - y la futbolística en particular - no pueden aislarse del contexto general de crisis económica que atraviesa la Argentina de las últimas décadas, en la que la insolvencia ha afectado a todos los sectores. Ello aparece como independiente de la forma jurídica que adopten los distintos emprendimientos civiles y comerciales.

  2. La modificación a sociedades anónimas no aparece como una solución para dicha crisis ya que, estadísticamente, son muchas más las sociedades anónimas que se concursan o quiebran que las asociaciones civiles que ingresan en estos procedimientos.

  3. Las sociedades anónimas, como sujetos comerciales que persiguen un fin de lucro, prescindirán de aquellas actividades de los clubes que no reportan beneficios a la entidad pero que son de una decisiva importancia social; ello conspira contra el objetivo esencial para el cual ha sido creado originariamente un Club de Fútbol.

  4. Las anomalías que se detectan en la administración de las asociaciones civiles tienen su correlato en otras anormalidades que se registran en algunas sociedades anónimas, tales como: a). accionistas escondidos bajo sociedades inscriptas en países exóticos con sistemas off shore; b). directores insolventes que no garantizan su gestión; c). grupos económicos que se apropian de sociedades con objetivos a veces oscuros, sólo por citar algunas.

  5. Los asociados, socios, hinchas y simpatizantes de los distintos Clubes quedarían a merced de una empresa comercial que se interesaría en negocios que le proporcionen réditos, con prescindencia de la defensa del patrimonio de las instituciones y en definitiva de la divisa con la que simpatiza.

  6. En relación al marco contractual comercial que se ha incrementado en los últimos tiempos, las asociaciones civiles suscriben y cumplen estos compromisos sin dificultades, no siendo necesario poseer otra estructura jurídica para que se formalicen dichos convenios.

En definitiva, la solución a la crisis actual pasa por soluciones imaginativas y administraciones prolijas y mesuradas de las distintas entidades y no por el cambio de estructuras jurídicas, que no reportaría ningún beneficio al asociado o simpatizante, verdadero destinatario de esta actividad .

    Así planteadas las principales argumentaciones de los que defienden a una y otra postura, nosotros entendemos, al confrontarlas, que aún nos queda un largo camino por recorrer en pos de resguardar a las asociaciones civiles sin fines de lucro de quedar a merced del mercado. Aún resta, por ejemplo, que la cúpula del fútbol argentino tome la decisión política real y concreta de aplicar los controles que figuran en sus estatutos sancionando a aquellas entidades que incumplan con la normativa vigente. No debe dejar de llamarnos la atención que la entidad madre del fútbol no lleve a cabo lo consagrado en el capítulo de su estatuto referido a las facultades y obligaciones del TRIBUNAL DE CUENTAS y que consiste en recibir el presupuesto anual de recursos y gastos de cada Club, pudiendo imponer modificaciones y evaluar su procedencia realizando los controles y las auditorias que considere necesarios para garantizar el cumplimiento puntual del presupuesto aprobado. Ni tampoco que la Asociación del Fútbol Argentino dispone de otros resortes en caso de incumplimiento por parte de los Clubes, tales como la aplicación de multas, apercibimientos de desafiliación, descenso de categoría, inhabilitación de los integrantes de la comisión directiva y hasta la posibilidad de aprobar desafiliaciones parciales y definitivas.

    Es llamativo, repasando esta potestad de la entidad madre del fútbol de nuestro país que nunca su hubiera cumplido con el mismo. Las razones y las motivaciones pueden ser de las más variadas: connivencia política entre órgano contralor y dirigentes a controlar, reacción corporativa de la clase dirigencial política que entiende que entre ellos, en definitiva colegas, no deben estar midiéndose o contándose los tantos y mucho menos propugnar o impulsar sanciones deportivas o administrativas.

    Por ello, y más allá de los distintos análisis que podemos realizar, consideramos que antes de entregarle al mercado a las entidades deportivas debemos lograr impulsar y aplicar distintas acciones normativas, legislativas, económicas y políticas a efectos de lograr el saneamiento de los Clubes y la preservación de su finalidad como entidades deportivas sin fines de lucro.

    Tal vez sea importante aportar a este debate la definición que la doctrina jurídica da en la Argentina a las Asociaciones Civiles sin fines de lucro. El Dr. Juan Paz, en su libro "Tratado teórico -práctico de las Asociaciones Civiles" las definió como:

    "Aquellas entidades sin fines de lucro que surgen de la mancomunión de ideas y esfuerzos de un grupo de personas tendientes a cumplir con una finalidad de bien común". Y continúa diciendo:

    "La idea de lucro repugna así al derecho asociacional y lo niega. Los hombres están impedidos por las leyes de procurarse utilidades mediante la suma de esfuerzos combinados. La asociación debe ser un conjunto armónico de esfuerzos individuales dirigidos hacia una noble finalidad, en el que resalta el desinterés y en la que debe estar proscrito ese nefasto sentimiento que es el egoísmo.

    La asociación tiene un lema: solidaridad. Es la esencia del espíritu asociativo y la fuente fecunda que hará loable la obra que el grupo realice."

    Bajo este espíritu fueron fundadas y sostenidas por más de un siglo las entidades deportivas sin fines de lucro y es en el cumplimiento y respeto de aquel cumplimiento por el cual sentimos que debemos evitar su transformación en sociedades comerciales. Es en respeto de los socios que pasaron por la institución aportando no sólo su cuota social sino también su compromiso personal con la finalidad altruista perseguida. Es en respeto de la historia de las entidades deportivas que defendemos el espíritu que permitió que perduraran hasta el presente sorteando las vicisitudes más complejas a lo largo de los siglos 19 y 20.

    No hubo crisis económica en la Argentina que hiciera desaparecer a las entidades deportivas. Lamentablemente, no podemos afirmar lo mismo de las sociedades comerciales. Y la razón de esta capacidad de sobrevivencia, sin duda la encontramos en la finalidad. El trabajar para una finalidad social hace que los parámetros que justifiquen su permanencia sean absolutamente disímiles de aquellos que miden el continuar o el proseguir con una actividad de acuerdo a la rentabilidad de la misma. Por eso no encontramos respuesta a la pregunta, ¿qué harían las sociedades comerciales si no cumplen con su finalidad, o sea, el lucro? ..... Seguramente desistirán del emprendimiento, no solventarían algo a déficit y la perdurabilidad de los clubes pasaría a depender de la facturación y rentabilidad del negocio.

    Sin embargo no debemos quedarnos solamente en la teoría de la doctrina, de la ideología o en el marco de las hipótesis para demostrar las razones de nuestro pensamiento tendiente a preservar a las entidades deportivas en las manos de sus socios, impidiendo el desembarco de accionistas y su consecuente finalidad lucrativa.

    A fin de acreditar tal afirmación procederemos a realizar una reseña de los fracasos empresariales que se fueron escalonando en nuestro país:

LOMA NEGRA: Club que nació de la mano de la empresaria Amalia Lacroze de Fortabat, invirtió fondos propios, adquirió jugadores de renombre y amplia trayectoria, pero luego de participar con éxito deportivo, abandonó el emprendimiento en 1981 antes de que el mismo cumpliera dos años desde su comienzo.

DEPORTIVO MANDIYÚ DE CORRIENTES: Luego de casi cinco años de éxitos deportivos, entre los que se debemos mencionar el disputar el campeonato de primera división, el Club comenzó una debacle económico financiera que lo llevó a la desaparición.

ARGENTINOS JUNIORS: Durante la temporada 1993/ 94 su fútbol profesional fue manejado por la empresa de televisión TYC, emprendimiento éste que, ante la falta de resultados económicos, fue abandonado a los doce meses de su inicio.

ALVARADO DE MAR DEL PLATA: Otra institución que padeció el fracaso de emprendimientos empresariales al igual que CHACO FOR EVER, cuyo emprendimiento duró tan solo 45 días ante la insolvencia del grupo empresarial.

    Podríamos continuar mencionando decenas de fracasos empresariales en entidades deportivas, teniendo la gran mayoría de ellos un lapidario denominador común: su extensión temporal no superó el año y medio de gestión.

    Asimismo, la gran seguidilla de fracasos en las experiencias empresariales llevadas a cabo en las entidades deportivas, no sólo se suscitaron en la Argentina. Por ejemplo, el CALCIO ITALIANO viene soportando fuertes pérdidas en su economía durante los últimos años. Los clubes italianos de la serie "A", al cierre del ejercicio económico del 2001, presentaron una deuda conjunta por 1.000 millones de euros y, en aquél cierre de ejercicio de la Calcio, el INTER denunció un déficit de 120 millones de euros.

    Repasemos la situación en España al cierre del ejercicio de 2001. La deuda global trepó a 535 millones de euros. Sin contemplar las actas de la Hacienda española que tenía juicios entablados contra 16 equipos sin sentencia firme al momento de la presentación de los balances. Los clubes que más euros adeudaban eran el Valencia, con aproximadamente 134 millones de euros, y el Deportivo con 126 millones de euros. Las Palmas, por ejemplo, se encontraba a fin de 2001 al borde de la quiebra técnica con un pasivo de 54 millones de euros. En el diario El País, de España, con fecha 24 de marzo de 2001, se publicó un informe en el que se reseñaba la grave situación del fútbol de España.

    Unos de los párrafos de aquél informe señalaba que los clubes "Las Palmas, Málaga, Numancia, Sevilla, Sporting, Lleida, Badajoz y Compostela están en una situación técnica de disolución. Su capital social es inferior al 50 % de aquél con el que se convirtieron en sociedades anónimas deportivas, encontrándose al borde de la quiebra ante la gravísima situación que afrontan, como ocurriera con el Hércules y el Cádiz, ambos hundidos en una categoría no profesional, la segunda división B".

    En el artículo de referencia se menciona también al Mérida, que desapareció como sociedad anónima al final del 2000, al no poder hacer frente a sus deudas con los jugadores; y el que fuera su presidente, José Fouto, llegó a estar bajo arresto domiciliario, como marca la ley por si la quiebra resultare fraudulenta. El Logroñes, también es mencionado en dicho artículo, recordando que llegó a anunciar su liquidación judicial que finalmente no se consumó; de todas maneras, el equipo descendió de golpe de segunda a tercera sin pasar por el escalón del segunda B.

    En aquella nota del Diario EL PAIS, se menciona también lo siguiente:

    "Los números no pueden ser más aterradores. A 240.000 millones de pesetas se eleva la deuda de los clubes de primera y segunda al final de la pasada temporada. De ellos 158.000 millones corresponden a los de Primera y 82.000 a los de segunda. En un solo ejercicio el agujero ha aumentado en un 23, 5% o sea en casi 20.000 millones. La conversión de los clubes en sociedades anónimas no ha logrado parar la hecatombe. Además, ese nuevo régimen jurídico cierra el paso a un segundo plan de saneamiento. Ahora son los accionistas de los clubes los que habrán de apechugar con las deudas".

    Y continúa diciendo:

    "La angustia se hace mayor ante una preocupante amenaza, las inspecciones de Hacienda a los clubes, cuya actas, por importe de muchos miles de millones están sobre la mesa de la administración para saltar en cualquier momento".

    Empero, estos inconvenientes no sólo se dan en las instituciones deportivas de Argentina con asociaciones civiles sin fines de lucro o en España bajo la figura de sociedades anónimas deportivas. También se encuentran en una delicada situación aquellos países y deportes en donde existen las franquicias en los nombres de los estadios como, por ejemplo, en los Estados Unidos. El problema se hizo presente cuando se le decretó la quiebra a la empresa ENRON, y su nombre figuraba en el estadio de los Astros hasta tiempo después de la quiebra y con el agravamiento de que el contrato de la franquicia era hasta el 2029.

    Y ha sucedido con otras empresas como las PSINET o FRUTI OF THE LOOM que, aunque ya no existen, mantienen sus nombres en los estadios de acuerdo a lo publicado por la página Web http://www.derechoydeporte.com.

    Y los problemas financieros de los Clubes de Fútbol también alcanzan a la Liga de Estados Unidos (MLS) que contará con sólo diez clubes esta temporada, ya que se han decidido disolver el Tampa Bay Mutiny y al Miami Fusion. La MLS fue creada en 1996, con doce equipos. Dicha entidad es la propietaria de todos los Clubes, y los "Operadores - Inversores" compran los derechos para explotar a los Clubes.

    Sin embargo, el Tampa Bay Mutiny no tuvo ningún dueño más que la misma MLS, la cual operaba el Club directamente y asumía sus pérdidas. Estas promediaban los $2 millones por año. La MLS piensa expandirse en un futuro y ha resuelto esta contracción para sanear sus cuentas.

    Como muestra de las buenas proyecciones de La Liga, se han dado a conocer los contratos de televisión con ABC y ESPN por las próximas cuatro temporadas. También, han anunciado que distintos inversores están interesados en desarrollar otras franquicias, en otras ciudades como Milwakee.

    La suerte del Miami Fusion fue parecida. Si bien este Club tenía un "Operador - Inversor", las cuentas del mismo no cerraban por el escaso apoyo de los aficionados. Curiosamente, siendo Miami el lugar donde más latinos viven en Estados Unidos, estos parecen no haberse interesado mucho por este equipo. Como bien podemos observar en esta nota publicada por la Web http://www.derechoydeporte.com, cuando los inversores no obtienen la rentabilidad deseada o esperada bajan las persianas inmediatamente extinguiendo a las entidades deportivas y/o equipos que no son redituables económicamente.

    Y volviendo a Italia, el diario español Marca.es publicó el 19 de setiembre de 2001 que "La Fiscalía de Florencia solicita la quiebra de la Fiorentina. La Fiscalía de Florencia ha solicitado la petición de quiebra del Club AC Fiorentina, de la Primera división italiana de fútbol, en el ámbito del procedimiento que en su momento abrió el tribunal de la localidad toscana".

    La noticia ha sido facilitada por la propia Fiscalía fiorentina, una hora y media después de haber depositado ante las oficinas del Tribunal de Quiebra una memoria en la que se solicita dicha declaración de quiebra de la SpA Fiorentina. En dicha memoria se habla de una "situación desastrosa" en las cuentas económicas del Club. La Fiscalía, no obstante, ha solicitado también la autorización provisional para que continúe en el campeonato italiano. Ahora será este Tribunal quien deba decidir el destino de la entidad, que desde hace meses está sometida bajo examen por parte de los jueces. (Diario Marca.es, España, 19/09/01).

    La calamitosa situación económica y financiera de la Fiorentina desembocó, en un primer momento, en que la misma quedara bajo la tutela judicial de los tribunales de comercio de Florencia. Luego, el Presidente de la Fiorentina, Vittorio Cecchi - Gori, fue requerido por el Fiscal de Florencia por el presunto delito de falsedad documental y, en lo deportivo, todos sabemos como culminó la historia con la Fiorentina, imposibilitada de presentar los avales financieros ante el Consejo Federal y, por añadidura, con la desaparición de la Fiorentina como entidad deportiva y su transformación en una nueva entidad deportiva llamada la "FIORENTINA VIOLA", que participa en la división C2.

    Podemos continuar hasta el infinito detallando ejemplos de sociedades deportivas anónimas en grave estado financiero como, por ejemplo, la atravesada por el OVIEDO de España. Según información publicada por el periódico Web http://www.marca.comcon fecha 27 de mayo de 2002, bajo el título "El Oviedo está a un paso de la desaparición", al llegar a acumular una deuda de aproximadamente 40 millones de euros sufriendo al mismo tiempo embargos por parte de Hacienda por una suma cercana a 500.000 euros.

    Más recientemente el Racing de Santander pasó tiempos no menos angustiantes, que pudo sortear cuando acordó la disolución de la sociedad por imperativo legal, al superar sus pérdidas el 50 % del capital social del club.

    Otra Sociedad Anónima Deportiva que padeció dificultades económicas fue Las Palmas, quien debió convocar a la junta de disolución de la S.A.D. Y ni mencionar lo sucedido con el Atlético de Madrid, que fue intervenido judicialmente acusado de fraguar no sólo su contabilidad y balances, sino incluso sospechado de adulteración de los mecanismos de control de ingreso de espectadores para que no registraran la exacta cantidad de entradas vendidas.

    Los problemas de las sociedades anónimas deportivas no alcanzan solamente a Italia o España. Las entidades deportivas de Inglaterra, Alemania y Brasil también los padecieron, viendo como los pasivos de sus respectivas Ligas y Clubes se incrementaban de manera desproporcionada, ratificando tantas veces como queramos imaginar que la sociedades anónimas deportivas padecen y sufren los mismos riesgos económicos que las entidades deportivas constituidas como asociaciones civiles sin fines de lucro.

    Y para ahondar aún más en el asunto, podríamos agregar un dato no menor, por cierto, y es que estas vicisitudes financieras a las que nos venimos refiriendo no son patrimonio exclusivo de las Sociedades Anónimas vinculadas al fútbol.

    También ocurren en otros deportes y mercados como, por ejemplo, lo acaecido a principio de este año en la NHL con los Ottawa Senators, equipo de jockey sobre hielo que integra la liga de Canadá y Estados Unidos. Dicha franquicia se presentó el pasado 10 de enero ante los tribunales canadienses para buscar la protección de la Federal Companie´s Creditors Arrangement Act. Con la presentación del concurso logrará una protección para no sufrir ejecuciones y podrá reestructurar sus deudas que ascienden a los 180 millones de dólares, de acuerdo a lo que fuera publicado por la http://www.cnn.com. Debemos mencionar que el jockey sobre hielo factura anualmente 400 millones de dólares a sus sponsors.

    Los Ottawa Senators no fueron los únicos que se presentaron ante los juzgados de bancarrota. La lista sigue, y parece interminable. También siguieron sus pasos Los Búfalos Sabres, cuya franquicia adeuda la suma de 206 millones de dólares. A estos 2 equipos de jockey que se presentaron en bancarrota debemos agregar el dato de que otros 4 equipos están a la venta. De acuerdo a lo publicado por la revista Forbes, 16 de los 30 equipos son improductivos.

    Por último, culminamos este muestreo sobre la situación financiera y contable de las sociedades anónimas deportivas y/o empresas "franquicias" que se encuentran a cargo del manejo de equipos de distintas disciplinas deportivas en los Estados Unidos, retornando al fútbol de Italia y la decisión adoptada por el senado italiano, aprobando el decreto "SALVA FÚTBOL", por el cual se posibilitará a las entidades deportivas a abonar en 10 años las pérdidas sufridas por la caída del valor patrimonial de sus jugadores. Esta ayuda del Estado permitirá que los 38 equipos de la primera y segunda división puedan distribuir en 10 años las deudas creadas por la caída que sufre el mercado futbolístico ante la grave crisis económica que viene sorteando el fútbol mundial. La polémica Ley fue presentada por el Diputado Gianfranco Conte, del partido Forza Italia, que lidera el Primer Ministro, Silvio Berlusconi, casualmente Presidente y propietario del Milán.

    En honor a la honestidad intelectual, debo reconocer que el Congreso Nacional de mí país aprobó hace 2 años una ley llamada de fideicomiso para entidades deportivas, que modificó la ley de concursos y quiebras para las entidades deportivas, protegiendo el patrimonio de las mismas por un lapso de 10 años, impidiendo el remate de los activos y desplazando a las autoridades del Club por un triunvirato integrado por un abogado, un contador y un licenciado en administración empresarial. Dicha ley, que generó numerosas controversias entre los hombres de derecho y entre la ciudadanía en general por el trato preferencial que reciben las entidades deportivas en situación de cesación de pagos (ya que evitan los remates y la clausura de la entidad), se diferencia de la ley de salvataje italiana, ya que en la Argentina no se benefician a entidades con fines de lucro sino a entidades que poseen como objetivo cumplir con una función social integradora democrática y participativa.

    Recordemos que el fútbol italiano, sin exagerar, el más rico del planeta, posee una deuda global de aproximadamente 1000 millones de euros - según unos - y de 2200 millones de dólares - según otros, siendo una de las principales causales que precipitó esta hecatombe financiera la falta de controles idóneos en los balances de los Clubes. Casualmente, esta falta de controles es una de las principales causas del "rojo" de los equipos de nuestro país, demostrándonos una vez más que la eficiencia no se mide por el encuadre jurídico de la sociedad y/o institución deportiva.

    Es por todo lo expuesto que consideramos esencial que se respete la finalidad social de las entidades deportivas, preservándolas de los avatares económicos y financieros. Estamos plenamente convencidos de es factible sanear la economía de los Clubes impulsando las medidas que detallaremos en el capítulo siguiente.

    Crisis económica en Argentina. Su repercusión en las entidades deportivas. Problemas económicos y financieros de las entidades deportivas. Propuestas legislativas. El control estatal de la actividad deportiva

    Antes de detallar las medidas que entendemos debemos aprobar en el fútbol de nuestro país, creemos importante realizar una breve síntesis del cuadro de situación político y económico en el cual se halla inmerso nuestro país.

    Lamentablemente, la Argentina se encuentra inmersa en una profunda crisis económica. Y a fin de cristalizar tal afirmación, debemos decir con profunda preocupación y vergüenza que un 60 por ciento de la población se encuentra debajo de la línea de pobreza; asimismo un altísimo porcentaje de la población (aproximadamente un 35%) se encuentra desempleado o subempleado; la inflación del 2002 trepó a casi un 44 %, implicando una devaluación del valor de la moneda y por ende de los ingresos de los asalariados en una proporción similar.

    Así, también debemos apuntar que los sueldos no recibieron incremento alguno, y que el otorgamiento de créditos se encuentran suspendidos. Con una economía estancada y en franco retroceso, las entidades deportivas no estuvieron al margen de padecer las consecuencias de la grave crisis de la economía de la Argentina. Además, semejante crisis encontró a la totalidad de los clubes deportivos en un altísimo grado de endeudamiento con pasivos millonarios e ingresos comprometidos a futuro por diversos rubros cobrados por adelantado, como por ejemplo sucedió con los pertenecientes a los derechos de transmisión televisiva, la participación en torneos veraniegos, el merchandising o los sponsors.

    Como consecuencia de estas prácticas - no las únicas, por supuesto - una treintena de entidades deportivas se vieron forzadas a presentarse a concurso preventivo o declarar su quiebra, y otras decenas de clubes estarían al borde de la cesación de pagos. Así estaban las entidades deportivas al momento de la salida de la convertibilidad que implicaba la paridad de un peso = un dólar, producida en enero de 2002. A partir de entonces, la pesificación asimétrica de la economía y sus consecuencias antes detalladas - devaluación de la moneda en un 40 %, desempleo en aumento, incremento de los servicios públicos y suspensión de créditos por parte de las entidades bancarias - hicieron estragos en las finanzas de los Clubes al caer en altísimos porcentajes la masa de sus asociados ante la necesidad de reducir costos en los presupuestos familiares. Al mismo tiempo, la menor asistencia de espectadores a los estadios provocó una brutal caída en las recaudaciones por venta de entradas, con la consecuente reducción inversiones en sponsoreo y publicidad. Por otra parte, la pesificación de los contratos por derechos de transmisión televisiva - sin actualización alguna que compensara la depreciación monetaria originada por la inflación sobreviniente - impidieron que la principal fuente de ingreso de las entidades deportivas sufrieran un ajuste equitativo. Dicha falta de ajuste equitativo obedece al estado de absoluta debilidad en la que se encuentran las finanzas de los Clubes que, ante el temor de perder lo que tienen garantizado hasta la fecha por la televisión, no lograron actualizar sus ingresos por tales conceptos.

    La pregunta que todos se deben estar planteando es cómo una potencia futbolística mundial como la Argentina, exportadora de talentos deportivos, se encuentra sumergida en una crisis de tanta gravedad, con clubes a punto de extinguirse y endeudada por varios millones de dólares. Por ejemplo, Racing Club, en 20 millones de dólares, en estado de quiebra y gerenciado por una entidad comercial; o San Lorenzo de Almagro, endeudado en 10 millones dólares, en concurso de acreedores.

    Es simple. Lo hemos intentado expresar a lo largo de esta exposición. A esta crisis se llega por dos cuestiones esenciales: LA FALTA DE CUMPLIMIENTO CON LA LEGISLACIÓN VIGENTE (TANTO EN EL MARCO NORMATIVO DE LA LEGISLACIÓN NACIONAL Y PROVINCIAL)

    Y por

    LA FALTA DE CUMPLIMIENTO DE LA LEGISLACIÓN CONSAGRADA POR LOS ESTATUTOS DEPORTIVOS DE LA ASOCIACIÓN DEL FÚTBOL ARGENTINO.

    Esta falta de acatamiento y cumplimiento de las leyes que deberían regular a las entidades deportivas se evidencia en la práctica a través de una absoluta FALTA DE CONTROL DE LAS ECONOMIAS DE LOS CLUBES Y DE LOS MANEJOS DIRIGENCIALES POR PARTE DE LOS ORGANISMOS OFICIALES, entiéndase por ello de LA ASOCIACIÓN DEL FÚTBOL ARGENTINO (AFA) como así también de LAS PROPIAS ENTIDADES DEPORTIVAS A TRÁVES DE LOS TRIBUNALES DE CUENTAS Y/O COMITÉ FISCALIZADORES.

    Es difícil entender y comprender como una de las principales actividades económicas de la Argentina - sin duda el fútbol argentino se encontró entre los negocios de mayor envergadura - no posea control alguno en la práctica. Además es muy llamativo que si bien existió y existe una profunda inquietud y preocupación para transformar a los Clubes en sociedades anónimas nunca existió hasta la fecha interés alguno por vigilar y custodiar los millones de pesos y/o dólares que se mueven y giran en torno de esta "pasión de multitudes", tal como definimos al fútbol en la Argentina. Como bien citara en el debate desarrollado ante el Consejo de Profesionales de Ciencias Económicas el Dr. Rafael Bielsa:

    "No creemos que lo que faltan sean normas, no es que falten normas, lo que sucede es que no se cumplen las que están vigentes. En los balances se anotan ganancias a futuro para que cierren.... ¿cómo se evita que esto suceda con las sociedades anónimas? En nuestro país esta prohibido que los particulares sean dueños de derechos federativos de los jugadores, pero esto no se cumple porque muchos particulares les prestan plata a los clubes insolventes. Si hubiera un registro esta corrupción se evitaría...."

    Esta carencia de controles encuentra distintas motivaciones y razones:

    Por parte del Estado Nacional, el organismo que tiene dentro de sus facultades velar por el funcionamiento de las asociaciones civiles sin fines de lucro es la Inspección General de Justicia, organismo éste que, a nuestro entender, no cuenta con el presupuesto y personal necesarios para cumplir con sus finalidades, debiendo solamente abocarse a lo urgente. En honor a la verdad, nunca este ente ha demostrado demasiado interés por entrometerse en las cuestiones deportivas por falta de una decisión política en tal sentido.

    Así, también existe la secretaría de Deportes de la Nación, entidad ésta que en los hechos y en los dichos de un responsable del área, actúa bajo la convicción de que el mundo del fútbol es demasiado complejo para un organismo estatal y que debe continuar siendo controlado y manejado solamente por las autoridades que regentean a la asociación madre del fútbol, la AFA.

    Haciendo nuevamente honor a la verdad, y como autocrítica de lo que sucede en el fútbol de nuestro país, los dirigentes deportivos en los últimos 15 años no han demostrado ni vocación ni entusiasmo alguno en auto controlarse, muchas veces seducidos por el éxito y la gloria deportiva. Y en pos de alcanzar aquel objetivo, en numerosas ocasiones han embarcado a las entidades deportivas en faraónicos proyectos que no alcanzaron lo más alto del podio y que solamente las condujeron a desarrollar un altísimo grado de endeudamiento. A partir de esta falta de controles, en muchos casos los dirigentes, adormecidos por las futuras mieles de campeonatos y por intereses sospechados y sospechosos, han comprometido el destino de las entidades deportivas.

    Analizando como se llegó a este punto complejo y delicado, vemos como el dejar hacer, la falta de advertencias y sanciones aplicadas en el momento oportuno, por parte del Estado y del mismo Fútbol, impidieron colocarle un freno a la irresponsable actitud de la mayoría de la dirigencia. En este dejar hacer hubo negligencia de muchos, en especial de las autoridades gubernamentales y de las principales autoridades deportivas, y dudosas motivaciones en otros.

    Pero no es éste el ámbito adecuado para encontrar responsables. No vinimos a este evento para realizar autopsias, sino para encontrar nuevas vacunas que nos permitan hallar el remedio a los virus que afectan a las entidades deportivas, con el propósito de garantizar en el saneamiento de las economías de los Clubes, de despejar los fantasmas de las "privatizaciones" que nos vienen sobrevolando desde hace un lustro en detrimento de la activa participación social por parte de los asociados y, particularmente, en resguardo del acervo cultural y popular al que hiciéramos referencia en el comienzo de esta exposición, característica insoslayable y motor fundacional de todos los clubes argentinos.

    Por ello, debemos recordarles que los clubes de la Argentina no son clubes de fútbol. Son entidades deportivas en la cual conviven la práctica de deportes altamente profesionalizados como lo es el fútbol. Con decenas de deportes amateurs, que conviven en su seno. Donde se impulsan y desarrollan diversas actividades sociales y culturales (coros, danzas, teatro, bibliotecas, etc).

    A lo largo de los más de 100 años de existencia de las entidades deportivas nunca se asoció a los mismos con la posibilidad de concretar negocios a costa de sus actividades. Su finalidad siempre ha sido y continúa siendo la de brindar un aporte a la comunidad, impulsando deportes no rentables, integrando a la sociedad toda en torno de una pasión, una idea, un proyecto.

    Entonces, y en homenaje a este "sentir nacional" nacido de las entrañas mismas de todas y cada una de las entidades deportivas de la Argentina, es que debemos aunar fuerzas y coraje para evitar que la debacle económica de nuestros Clubes termine forzándolos a transformarse en sociedades anónimas desprovistas de alma y pasión.

    ¿Cómo?.... impulsando la creación a través de una Ley Nacional que instituya un ENTE ESTATAL CUYA MISIÓN Y FUNCIÓN ESPECIFICA SEA LA DE REGULAR Y CONTROLAR A LAS ENTIDADES DEPORTIVAS. Integrado por un Directorio compuesto por representantes designados por el Estado Nacional (previo concurso público y abierto). Con plenas facultades para revisar y aprobar los estatutos de las entidades deportivas, sugerir las modificaciones a los mismos con exigencia de ser corregidos y presentados en plazo determinado. Que prevea que los estatutos constitutivos de las entidades deportivas garanticen su democracia interna, la aplicación de mecanismos de contralor y prevean responsabilidades penales y/o civiles para sus directivos por mal desempeño de sus funciones. Que asegure la preservación de las actividades deportivas amateurs y las actividades culturales y sociales. Que permita la intervención de los clubes, en caso de registrarse irregularidades o incumplimientos.

    Y agregamos.... un Ente que registre lo acontecido en cada reunión de la Comisión Directiva, con su respectivo debate y votación, como así también de lo resuelto en las Asambleas Ordinarias y Extraordinarias. Que vele por el manejo patrimonial de cada Club, obligando a las instituciones deportivas a presentar a revisión por ante él los distintos contratos de venta, compra, cesión, concesión o préstamo que celebren, pudiendo observar cualquier disposición que comprometa el patrimonio de la institución. Que posea las facultades necesarias y suficientes para requerir las explicaciones y descargos que considere pertinentes respecto del manejo patrimonial - financiero.

    Un Ente con personería para promover las causas judiciales pertinentes - penales y/o civiles - en el supuesto de que las mismas no fueran satisfactorias y legitimado plenamente para intervenir la entidad en caso de absoluta y comprobada gravedad institucional.

    Por su lado, y para cumplir con tal objetivo, las entidades deportivas deberán presentar ante el Ente sus balances anuales y presupuestos de gastos y recursos, como así también los estados contables. Consideramos importante esta función fiscalizadora de tales decisiones económicas, a fin de que las distintas Comisiones Directivas tomen conocimiento que de su accionar depende el futuro de una institución cuyo activo tiene un destino social y, por otra parte, encuentren en el Estado Nacional la garantía real y efectiva de su resguardo y custodia.

    Así, también el Ente deberá ser una instancia de mediación entre cualquier conflicto suscitado entre los socios de las entidades deportivas y sus autoridades, conflictos éstos que muchas veces no se suscitan debido a que los asociados no poseen ámbitos adecuados accesibles y gratuitos para canalizar su protesta y/o denuncia.

    Por otra parte, consideramos imprescindible que en el marco de la ley de creación del Ente regulador de las entidades deportivas se consagre obligatorio. Que los dirigentes electos de cada una de las comisiones directivas - de todas las Asociaciones Deportivas - presenten una Declaración Jurada de Bienes, como así denuncien las actividades laborales que desarrollan, ya que la ocupación de cargos directivos en los clubes no son rentables.

    Así también, dicha Ley deberá contener un apartado similar a la instituida en Ley de Ética Pública para los funcionarios de la administración Central, que establezca incompatibilidades y prohibiciones para la postulación a cargos directivos en instituciones deportivas; entiéndase por ello la imposibilidad de ser dirigente en caso de haber desempeñado funciones en una empresa vinculada comercialmente con el Club o con Entidades Federativas, en el lapso de los dos años anteriores; o en el supuesto de ser o haber sido representante o titular de jugadores de fútbol, sólo por citar algunos ejemplos.

    Tanto el análisis de la postulación dirigencial como la eventual aplicación de sanciones para el futuro será función del Ente Regulador, el cual cumplirá funciones de fiscalizador de todo acto comicial como así también de la aprobación de las candidaturas respectivas. Además deberá contemplarse en la ley, ajustando la legislación a la jurisprudencia en la materia, que aquellas personas que poseen relación comercial o de dependiente con las entidades deportivas deberán ser suspendidas en sus derechos políticos como asociados por el tiempo que dure la relación comercial; esto significa que deberá estar inhabilitado para, por ejemplo, emitir su voto en la elección de autoridades.

    Otro aspecto esencial para garantizar un mayor control interno en las entidades deportivas es que la ley a sancionarse garantice la representación de las minorías, ya que la mayoría de los estatutos no reservan cargos para las minorías en las comisiones directivas. Y, si lo contemplan, sólo lo hacen para la primera minoría, dejando sin representación al resto de las fuerzas políticas. A nuestro entender, deberá fijarse un sistema de representación proporcional a los votos obtenidos, debiendo alcanzar un piso mínimo para participar en la distribución de cargos.

    Asimismo, otro punto a fortalecer es el fomento de la participación de los asociados en la elección de candidatos, mediante la fijación de una quita del 10 por ciento mensual al 30 por ciento mensual de la cuota social, por el plazo de vigencia del mandato de las autoridades electas en el comicios del cual participe el asociado.

    Como así también, prohibir en los estatutos regulaciones que obliguen a presentar avales económicos a los integrantes de las distintas listas que se presenten como candidatos a ocupar los distintos cargos electivos.

    Retornando a la preocupación central de falta de controles existentes en las Asociaciones Deportivas de la Argentina, entendemos que cada Club deberá tener una Comisión Fiscalizadora electa por el voto de los asociados, cuyos cargos estarán rentados y tendrán una duración equivalente a la de tres mandatos, con opción a ser reelegidos de manera indefinida. Para acceder al cargo, cada candidato deberá presentar una cantidad determinada de avales de socios equivalente a un 3 por ciento del padrón de asociados. Adherimos a la posición de que los integrantes de la Comisión Fiscalizadora sean preferentemente contadores y/o abogados, no hayan integrado ninguna lista de candidatos ni cargo dirigencial en los últimos 5 años y cuenten con una antigüedad como asociado de 4 años. Como garantía del mandato, entendemos que un miembro de la Comisión Fiscalizadora solamente podrá ser removido por mal desempeño de sus funciones, incapacidad física y/o mental, fallecimiento o renuncia, siendo el órgano de contralor al efecto el ente competente, quien tendrá a su cargo la evaluación de los antecedentes.

    Otro de los graves problemas que enfrentan los Clubes en general y quienes arriban a cargos ejecutivos es que en muchas oportunidades la gestión que lo precedió firmó contratos por plazos que superan al mandato ya fenecido. Es bastante habitual que la dirección saliente perciba en concepto de adelanto importes correspondientes a años futuros, hecho que impide a la flamante Comisión Directiva usufructuar las sumas de dinero provenientes de aquellas relaciones contractuales. Por ende, deberá establecerse que toda contratación realizada por las entidades deportivas cuenten con la previa autorización del Ente Regulador, bajo apercibimiento legal de la aplicación de sanciones a los directivos involucrados, ya fuera suspensión, inhabilitación y/o expulsión como asociado, como así también, de quedar sometido a proceso judicial a instancia del Ente, quien estará facultado para requerir la nulidad de las contrataciones realizadas fuera del marco legal del mandato. Para ello, será necesario que la Ley de creación del Ente Regulador sea de "orden público". Esta facultad sancionadora por parte del Ente también hará jugar un papel importante al organismo en cuestión en la idea y concepción de hacer cumplir y acatar el espíritu de su cuerpo normativo.

    Hasta el presente, ningún organismo posee facultad alguna en temas de estas características. La responsabilidad sólo recae en los directivos, situación ésta que variaría sustancialmente con las facultades brindadas por la legislación que impulsamos para nuestro país.

    Asimismo debemos reconocer que, hasta el presente, ni el organismo estatal pertinente ni las propias entidades rectoras del fútbol en la Argentina, ya sea a nivel nacional como provincial o municipal, jamás demostraron la voluntad de hacer cumplir la ley y de castigar al infractor, en especial cuando aquellos que debían castigar son directivos de entidades deportivas como sucede en las federaciones deportivas en las cuales sus miembros se sienten inhibidos de sancionar a sus pares.

    El Ente a crearse tendrá facultades de revisión sobre todos los contratos vigentes a la fecha de la sanción de la presente ley y sobre los que se firmaran a posteriori, ya sea de aquellos firmados por las entidades deportivas en particular, como aquellos suscriptos por la Asociación del Fútbol Argentino y por las entidades máximas del fútbol de cada una de las provincias, debiendo llevar un registro de las transferencias de los derechos económicos y federativos de los jugadores por ser el organismo habilitado ante el cual se deberán denunciar los contratos en cuestión.

    Por último, consideramos importante que, conjuntamente a la aprobación legislativa del Ente Regulador, se sancione una ley de PATROCINIO DEPORTIVO destinada a fomentar que las empresas hagan aportes en concepto de donación a las entidades deportivas. La razón de esta propuesta reside en que a través de ella se facilitará, por ejemplo, la construcción de instalaciones deportivas, el costeo de viajes y giras amateurs o la publicidad de las ramas deportivas no profesionalizadas. Como contrapartida, las empresas adherentes percibirán importantes deducciones impositivas como, entendemos, acontece en España. Sobre el particular, el Dr. José Fernández Arribas, miembro de la Asociación Española de Derecho Deportivo, en su artículo "INCENTIVOS AL PATROCINIO DEPORTIVO, HACIA UNA NUEVA PERSPECTIVA", publicado en la web http://www.iusport.es, señala:

    "Resulta evidente que los fondos públicos no pueden sostener económicamente todo ese complejo mundo. Y es por ello que se deben buscar otras formulas complementarias de fomento del deporte que, en gran medida, deben tender a, por un lado, facilitar el que sea el sector privado el que contribuya al sostenimiento económico del deporte y, por otro lado, que dicho apoyo no se concentre en algunas modalidades deportivas, dejando desprotegidas a otras".

    De este texto podemos deducir que no sería descabellado impulsar órdenes de prioridades en el incentivo del patrocinio deportivo donde la deducción sea mayor considerando los deportes más desprotegidos o las entidades deportivas más débiles. Estaríamos en presencia de una metodología que permitiría fomentar el aporte de capitales privados a las entidades deportivas, con retribución tributaria a éstas y conservación del manejo de las entidades deportivas por sus socios.

    Para finalizar, consideramos que la creación de órganos de contralor dentro de la esfera estatal obligará, no sólo a las entidades deportivas, sino también a las federaciones que las nuclean, llevar adelante severos y estrictos controles reduciendo el margen para el despilfarro, la negligencia, la imprudencia y la corrupción. Y que, asimismo, servirá para recuperar la participación de los asociados en un número mayor al actual, al comprender que no habrá ya más espacio para los comportamientos discrecionales al margen de la ley.

    Esta mayor participación conllevará, natural e inexorablemente, a un recambio dirigencial que evitará que continúe la tendencia actual de ver como el poder del fútbol se concentrara en muy pocas manos. Y que las futuras camadas de dirigentes ya no llegaran a la conducción de Clubes con escenarios ya montados difíciles de eludir, con contratos a muchísimos años firmados por las comisiones directivas anteriores (muchos de ellos ya cobrados) o con deudas millonarias no justificadas imposibles de pagar.

    La existencia de controles, de lograrlo, posibilitará que las nuevas camadas de dirigentes no se encuentren presos en cárceles diseñadas por la coyuntura vigente al momento de asumir las respectivas conducciones, ni impedidos de llevar a cabo las propuestas de cambio que desean impulsar.

    Es por ello que una de las primordiales premisas que debemos apuntalar en la Argentina, es la de garantizarles a los ciudadanos bienintencionados y con vocación pública, las herramientas jurídicas necesarias que les permitan participar con chances ciertas de recambio, como así también brindarles los instrumentos de control suficientes para que puedan monitorear las gestiones cuando son conducidos.

    Ante el cuadro de situación reseñado, no sin motivo muchos se ensañaron contra la ineficacia de los dirigentes y la necesidad de que lleguen al fútbol hombres de empresas, terminando de esta forma con la clase dirigente tradicional y abriendo paso a la modernización que significaba una nueva conducción por reconocidos hombres de negocios.

    Y debemos confesar que no nos oponemos a que los Clubes posean gerentes experimentados y con curriculum vitae plagados de éxitos empresariales. Pero a modo de reseña entendemos y actuamos bajo la firme convicción de que las Entidades Deportivas pueden contar con el valioso aporte de ejecutivos de negocios, muy bien remunerados dicho sea de paso, y sin la necesidad de modificar los status jurídicos de los clubes. No es necesario ni vital modificar las reglas de juego existentes en el ámbito deportivo en la Argentina, ni variar el status de los clubes para hacerlos más eficientes.

    Por ello creemos que si logramos establecer en nuestro país una serie de medidas efectivas de control sobre el manejo de los Clubes y que, en el supuesto de sospechas y dudas, exista un Ente de contralor independiente, confiable y serio, habremos de alcanzar una mayor participación social y, con ella, reduciremos al máximo el riesgo de intentar desmantelar más de un siglo de historia, pasión, cultura y acervo popular.


Otros artículos sobre
Fútbol | Historia

  www.efdeportes.com/
http://www.efdeportes.com/ · FreeFind
   

revista digital · Año 9 · N° 61 | Buenos Aires, Junio 2003  
© 1997-2003 Derechos reservados