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REBOTES DE IDENTIDAD...
La construcción de una identidad
"Sabes somos muchos en la tierraEn cuanto a las razones de la simpatía por un equipo, podríamos intentar una sistematización que por supuesto no pretende ser una explicación que abarque todos los aspectos que llevan a una persona a volcar sus energías en favor de una institución deportiva. Las conclusiones son fruto de conversaciones con el público y relevamientos con cuestionarios asistemáticos y heterodoxos, pero que siempre apuntaron a establecer las razones concientes por las que un aficionado a los deportes logra identificarse con uno de los clubes en cuestión para la Liga Nacional de Básquet. De esta manera, se trata de encontrar las justificaciones que las propias personas hacen de su favoritismo, y cómo actúan diferentes predisposiciones sociales sobre los habitantes de una ciudad para volcar sus preferencias sobre Quilmes o Peñarol.
lo que vivimos música y amor.
Más allá de países y fronteras
en una compartida dimensión".
Miguel Cantilo, "Que sea el sol".
- La pertenencia al club. Esta afinidad es la clásica, a la que no se puede renunciar. Los socios de un club son aquellos que no poseen sentimientos contrapuestos. Se juega en Quilmes o en Peñarol y se alentará por ellos porque el nivel de pertenencia alcanzado es elevado.
- El barrio. La oferta de los espectáculos basquetbolísticos se realizó en principio en la sede social de cada club. Peñarol inclusive llegó a jugar como local en el club Quilmes, cuando su gimnasio ya no podía congregar a la gente que deseaba presenciar los encuentros. Y recién se mudó al Súper Domo cuando debió luchar por no descender en 1985.
Soy del puerto, soy del puerto, yo soy...
Esta carpa portuense recién sería abandonada cuando el Polideportivo Panamericano estuvo listo para ser utilizado en mayo de 1995. La primera mudanza arrastró a un importantísimo sector de la ciudad. El puerto, dueño de su propia identidad (inclusive hay una delegación municipal allí) y de una activa vida comercial e industrial, se volcó de lleno a la campaña de un Peñarol que dos años más tarde conseguiría el ascenso. La nueva mudanza al Polideportivo generó otro motivo identificatorio en favor de Peñarol.
Quilmes sólo abandonó definitivamente su reducido gimnasio en el centro de la ciudad (apenas 1000 apretados espectadores de capacidad) cuando consiguió el ascenso en 1991. Su fugaz paso por el Súper Domo en 1989 cuando armó un equipo con jugadores destacados en la Liga "A" (finalmente no consiguió ascender) fue un fracaso desde el punto de vista deportivo y de concurrencia. Los cinco años en Once Unidos le dieron a Quilmes la hegemonía sobre el Parque Luro, una bella zona de la ciudad colocada sobre el sector norte de la ciudad, justo en la punta contraria al puerto.
...de parque Luro salió el nuevo campeón
- Los jugadores. El carisma de ciertos jugadores es otro de los factores que podemos discriminar. Adolfo Rubén Perazzo, jugador símbolo del básquet argentino fue el primer referente de peso en el básquet marplatense. Su posterior paso a Quilmes (del que se iría para regresar nuevamente a Peñarol en 1991) siguió siendo un motivo para influenciar a los chicos para acercarse a un equipo. Ya en la década del '90 Peñarol comenzó a disponer de posibilidades de contratar a jugadores de renombre nacional, como Héctor Haile, Sergio Aispurúa o Miguel Cortijo. Con su ascenso Quilmes también logró la concurrencia de jugadores importantes para el medio, que se constituyeron en bienes simbólicos relevantes que lograron arrastrar a los nuevos aficionados al básquet. Especialmente fue Esteban De la Fuente el que junto con el jugador símbolo del club, Eduardo Dominé, cumplió semejante rol. También los jugadores extranjeros se convirtieron en verdaderos ídolos para los jóvenes y algunos adultos. Muchos de ellos como Mack Hilton, Manuel Forrest, Eddie Pope, Gregory Lazard, Samuel Ivy, Michael Wilson, Melvin Johnson y Wallace Bryant son algunos de los nombres que fueron verdaderas celebridades para los aficionados marplatenses. Inclusive algunos de ellos todavía están en el país y siguen siendo héroes para las aficiones. Aquí, "el fanatismo por un equipo es así un objeto de consenso y un medio de diferenciación. Cada categoría de espectadores se identifica preferencialmente con tal y tal jugador, una función de las características deportivas que aparecen como metáforas del universo profesional y social de cada uno" (Bromberger y otros, 1993).
Peñarol muestra en este rubro su principal falencia, debido a la inexistencia de un jugador que cargue sobre sus espaldas la responsabilidad de encarnar metonímicamente la pasión "milrrayitas". La ida de Marcelo Richotti a Comodoro Rivadavia dejó huérfano al plantel de un hombre que lleve el estandarte del equipo sin discusión. El depositario natural debería ser el ala goleador Esteban Pérez, integrante de la selección argentina. Sin embargo, sus nada brillantes actuaciones y su escasa propensión a ser líder de equipo ha llevado a que la hinchada de Peñarol tenga como su favorito al veterano pivote Diego Maggi. En su retorno al club, Maggi, de 33 años y de más de 14 años con presencias en la selección argentina (la dejó en 1995), ha logrado que, gracias a la entrega en cada partido y pese a no ingresar entre los cinco titulares, que la hinchada lo premie permanentemente con el clásico (por otros motivos):
Olé,Pero Esteban Pérez, conciente de que ese rol debería ser cubierto por él, ya ha comenzado a quejarse de no tener la cantidad de tiros (una de sus mejores virtudes es el lanzamiento perimetral) suficientes como "para cargarme al equipo" (declaraciones a LU6 el 3 de noviembre).
olé, olé,
olá
Diegoooo, Diegooo 17En cuanto al fútbol grande, pese a que en un principio era previsible suponer cierta relación con los equipos de fútbol de primera, la evidencia parece mostrarnos lo contrario. Sí es sencillo escuchar que "Peñarol es como Boca" por la fidelidad de su gente y por la mayor cantidad de público que lleva a los estadios, pero no que alguien considere requisito ser hincha de Boca para simpatizar por Peñarol, o ser de River para preferir a Quilmes.
- El fútbol. La simpatía por Alavarado y Aldosivi fue un requisito casi excluyente. Así como a un fanático de Aldosivi no se le perdona hinchar por Quilmes, es recíproco con Alvarado y Peñarol.
- El estereotipo generado por el imaginario social. Esta es la razón de menor peso dentro de las nombradas, pero es un dato efectivamente discriminable. Difícilmente se pueda encontrar a alguien que afirme su condición de "cervecero" en valores tales como el "aguante" y "tener huevos". Para Quilmes, los principales argumentos son de carácter más racional. Quilmes es una verdadera institución que no va a hipotecar su futuro por una contratación y que tiene una dirigencia estable. Cuando la temprana paternidad de Quilmes se revirtió en el segundo año de liga, ya no fue posible para ningún quilmeño sentirse deportivamente superior.
[Indice]
Lecturas: Educación Física y Deportes. Año 2, Nº 6. Buenos Aires. Agosto 1997
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