efdeportes.com

La evaluación de un programa lúdico aplicado
a la mejora de la resistencia aeróbica (Iª parte)
Damián Ossorio Lozano

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 57 - Febrero de 2003

2 / 2


    En jóvenes deportistas (11 - 16 años) es mejor incrementar primero las cantidades de trabajo antes que las intensidades (incluidos los ejercicios meramente técnicos) de manera variada, lo cual conduce a un incremento estable de las distintas capacidades y permite prepararse progresivamente a nivel de carga y de trabajo cada vez más intensos (Manno, 1994). Para respetar el principio de adaptación e individualidad, es absolutamente necesario tener en cuenta las posibilidades biológicas, talento, motivación y disposición por parte del niño para lograr resultados óptimos (Cerani, 1993).


La estructura del programa

    De acuerdo con los argumentos anteriores, nuestro trabajo se ajusta a una concepción evolutiva del entrenamiento. Hemos sido fieles a la mayoría de los autores consultados, incorporando, además, una vertiente educativa en todos nuestros planteamientos.

    Durante mucho tiempo, los juegos de equipo han utilizado métodos de entrenamiento basados en una progresiva actividad técnica y competitiva, que aumentaba casi por casualidad el nivel de las condiciones físicas. Nosotros hemos estructurado el programa, basándonos en formas sistemáticas de control, pero sin perder de vista el carácter motivador del juego. A través de estas formas poco complejas, hemos introducido ejercicios repetidos que han permitido desarrollar la resistencia sin incurrir en errores de ejecución.

    A la hora de considerar la progresión del volumen de trabajo en los dos programas, hemos tenido en cuenta la capacidad funcional y el estado de salud de los participantes, así como los objetivos a conseguir. En dicha progresión se han establecido tres etapas, la primera, de adaptación al esfuerzo, la segunda, una fase de progresivo aumento del tiempo manteniendo constante la intensidad y, la tercera, de mantenimiento constante del volumen e intensidad hasta la finalización de programa.

    La intensidad más alta a emplear no ha sobrepasado, en general, el umbral anaeróbico, situado alrededor del 60 % - 65 % del VO2 máx. y 170 pulsaciones minuto; después de 3 minutos de descanso, la frecuencia cardiaca se mantuvo en torno a las 120 puls. min. y transcurridos 10 - 12 minutos se igualo con los valores de reposo previos al ejercicio Hann (1982). En el caso del trabajo con niños, debemos tener en cuenta la taquicardia fisiológica de éstos respeto a los adultos, lo que conlleva el estar trabajando con una frecuencia cardiaca más elevada en aerobiosis. En nuestra investigación optamos por aplicar los criterios de Karvonen para la intensidad de las cargas, llegando hasta los 30 minutos por sesión a partir de la 6ª semana.

    Aplicando los criterios de Karvonen y col. (1957) hemos establecido un umbral mínimo y máximo de entrenamiento de 140 y 160 puls. min. respectivamente. Esta observación está de acuerdo con el principio de ajuste progresivo de la sobrecarga fisiológica (Meléndez, 1995).

    En general, se acepta que para conseguir una mejora apreciable el tiempo mínimo de trabajo debe ser de quince minutos. Las mejoras más importantes, se consiguen con duraciones que oscilan entre treinta y los setenta minutos (Meléndez, 1995). Nuestro enfoque de las sesiones de entrenamientos concuerda plenamente con los criterios anteriormente expuestos, ya que a lo largo de toda la fase experimental se ha mantenido el volumen de trabajo en treinta minutos. Se han obtenido así mejoras, desde el punto de vista aeróbico, en ambos grupos experimentales respecto al grupo control.

    La elección de la intensidad y la duración de las sesiones, es decir, el gasto energético, además de cumplir con los criterios básicos del entrenamiento, están basadas en criterios de índole preventiva en cuanto a la incidencia de lesiones se refiere. No hemos tenido que lamentar lesiones ni accidentes de ninguna índole achacable a la actividad realizada en los entrenamientos.

    Las experiencias de Pollock (1978) y Moffatt y col. (1977) con programas de entrenamiento aeróbico nos ha permitido distribuir las sesiones de manera alterna y así, como recomiendan estos autores, mantener los niveles de triglicéridos más bajos. Este aspecto lo hemos recogido en nuestro trabajo sólo a medias, pues las sesiones se han realizado en Martes, Jueves y Viernes.

    Dichas sesiones de entrenamiento se han llevado a cabo en un horario en el que la predisposición de los deportistas ha sido óptima, entre las 12,30 y las 14,30 horas, antes de comer. En general, se puede decir que la actividad de las funciones motrices y la capacidad de trabajo varía durante el día, de forma que su nivel es elevado al mediodía, más bajo por la mañana y por la tarde, y aún más bajo por la noche (Laptev y Minu, 1987) (op. cit. García Manso y col., 1996)

    El período comprendido entre la 9ª y 13ª semanas ha correspondido con una fase de descanso activo. El comportamiento de los grupos manifiesta una pérdida en los valores de la resistencia muy próximos al 2% en los grupos G.1 y G.2 y del 0,25 % en G.3. (Ver tablas y gráficos del 1 a 4). Valores estos que no coinciden con los atletas de alto rendimiento.

Tabla nº 1. Puntuaciones obtenidas en el Course Navette (test nº 4)


Tabla nº 2. Cambios en % del 1º al 4º test. Grupo Fútbol Sala

Tabla nº 3. Cambios en % del 1º al 4º test. Grupo Carrera Continua

Tabla nº 4. Cambios en % del 1º al 4º test. Grupo Control




    La fase de pérdida de la forma se caracteriza por una disminución del rendimiento del deportista. En Atletas de alto rendimiento se ha encontrado que la pérdida del rendimiento después de un período de inactividad es del 3 % a un 5% mayor que la que se presenta después de un período de recuperación activa (5 - 8% por 8 - 12 %) (García Manso y col. 1996).

    El efecto del entrenamiento residual “total” o “global” se apoya en un amplio número de sistemas biológicos. Según el concepto de heterocroneidad del entrenamiento, existen diferentes ritmos de adaptación de los distintos sistemas. Este sistema varía en la retención y ritmo de pérdida y ganancia de la preparación residual o global. Algunas se pierden en unos días, mientras que otras son retenidas casi indefinidamente. No obstante, el ritmo de pérdida en cualquiera de los sistemas es individual. (Navarro, 1998).

    El programa que hemos diseñado singulariza el entrenamiento deportivo, a través de una unidad cronológica de ejercicios. Cada uno de ellos actúa de diferente manera sobre el rendimiento global, rentabilizando al máximo las posibilidades del sujeto.

    Este tipo de entrenamiento está dentro de una nueva corriente que trata de suplir los viejos cánones del entrenamiento deportivo, que consideran las habilidades motrices de manera inespecífica para cada deporte.

    El modelo deportivo puede llevarse a cabo a través de metodologías y recursos didácticos creativos. La vertiente física y la vertiente lúdica pueden complementarse siempre que se mantenga una relación de coherencia entre los propósitos y las estrategias que se empleen.

    En la actualidad, se entiende que debe haber una mayor conexión entre las situaciones competitivas y las del propio entrenamiento. El deporte debe considerarse como el resultado de múltiples situaciones que inciden en el rendimiento final.


Bibliografía

  • Cerani, J. D. (1993). El entrenamiento de la resistencia en niños. Sport Medicina. 20, 29-33.

  • García Manso, J.M., Navarro Valdivieso, M. y Ruíz Caballero, J.A (1998). Bases teóricas del entrenamiento deportivo: Principios y aplicaciones. Madrid. Gymnos.

  • García Manso, J.M., Navarro Valdivieso, M. y Ruíz Caballero, J.A. (1996). Planificación. Entrenamiento Deportivo. Madrid. Gymnos.

  • García Pérez, L. (1995). Comportamiento cardíaco en jóvenes sedentarios y deportistas entre los 17 a 17 años. Tesis Doctoral. Universidad de Granada. Facultad de Psicología. Departamento de personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico.

  • Gulinelli, M. y Carbonaro, G. (1989). Si el deportista se equivoca. Rev. Stadium 133, 24-31.

  • Hahn, E. (1988). Entrenamiento con niños. Martínez Roca.

  • Manno, R. (1991).La preparación deportiva de niños y muchachos. En: Fundamentos del entrenamiento deportivo. Barcelona. Paidotribo.261-282

  • Mélendez, A. (1995). Entrenamiento de la resistencia. Principios y aplicaciones. Madrid. Alianza Deporte.

  • Moffat, R. J.; B. A. Stamford, y R. D. Neill (1997). Placement of tri-weekly training sessions: importance regarding enhancement of aerobic capacity. R. Quart., 48,

  • Morante, J.C. (1994). La Técnica como medio en el proceso de entrenamiento. Rev. Entrenamiento Deportivo, VIII, 4, 25-27

  • Morante, J. C. (1995) Análisis de las diferentes estrategias de iniciación deportiva en el fútbol. . Rev. Entrenamiento Deportivo, IX, 3, 19-24

  • Navarro, F. (1994). Principios del entrenamiento de la resistencia. Master en Alto Rendimiento Deportivo. Módulo 2.1.1. Universidad Autónoma de Madrid-COE.

  • Nocker, J. (1980). Base biológicas del ejercicio y del entrenamiento. Buenos Aires. Kapelusz.

  • Pollock, M. l. (1978). How Much Exercise is Enough. The Physician and Sports Med., 6, 50-64.

  • Rius, J. (1995). Formación de Jóvenes deportistas. En: Diferencias entre el niño y el adulto. Ediciones pedagógicas. Madrid. 53-62.

  • Sánchez Bañuelos, F. (1984). Bases para una didáctica de la educación física y el deporte. Gymnos. Madrid.

  • Schock, K. (1985). Abilitá tattiche de il loro insegnamento. En: Sds, rev. Cut. Sport” nº 2.


| Inicio |

Otros artículos sobre Juego

  www.efdeportes.com/
http://www.efdeportes.com/ · FreeFind
   

revista digital · Año 8 · N° 57 | Buenos Aires, Febrero 2003  
© 1997-2003 Derechos reservados