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Una propuesta práctica de evaluación de las
habilidades gimnásticas en el ámbito escolar
José Ángel Olmedo Ramos

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 57 - Febrero de 2003

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    Aplicaremos la evaluación sumativa al acabar la secuencia de enseñanza-aprendizaje para comprobar la eficacia del proceso. Dicha evaluación califica y nos informa del nivel adquirido por el alumnado al finalizar, en este caso, la unidad.

    A nivel escolar, y por exigencias legales, burocráticas y administrativas, es necesario valorar los resultados alcanzados y, por tanto, puntuar y calificar a nuestros alumnos, sin olvidar que evaluación y calificación no son conceptos similares y que para que se dé esta última es necesario que exista la primera.

¿Qué evaluar?

    Su función es valorar y manifestar el grado de asimilación de lo enseñado y aprendido por parte de cada uno de los alumnos. Es decir, el grado de desarrollo de las capacidades enunciadas en los objetivos, el grado de asimilación de los diferentes tipos de contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales), y el aprendizaje realizado.

    Así, la calificación, como consecuencia de la evaluación sumativa de la unidad didáctica, se obtendrá como resultado de valorar todo el proceso de enseñanza-aprendizaje observado en el alumno considerando los siguientes aspectos: elementos gimnásticos aprendidos al finalizar la unidad, encadenamiento creado, nota de la prueba objetiva de tipo conceptual y actitud mostrada durante las sesiones de clase.

¿Cómo evaluar?

    Como se ha dicho anteriormente, debido a las propias imposiciones del sistema educativo, es necesario que todas las valoraciones de las fases anteriores se trasladen y se vean reflejadas en una calificación. Para ello, la propuesta que planteamos es la siguiente.

    A nivel procedimental, cada alumno deberá elaborar y llevar a cabo un encadenamiento de cuatro elementos técnicos sin interrupción y de los trabajados en clase durante la unidad. Asimismo, elegirá el orden de las habilidades gimnásticas a ejecutar, escogiendo las que más se adecuen a sus posibilidades motrices de entre las que se exponen en los diferentes grupos de dificultad (ver Figura 1).

Figura 1. Bloques de habilidades gimnásticas en función de su complejidad y dificultad.

    El profesor, mediante una escala descriptiva (ver tabla 6), y a partir de la observación de la ejecución del encadenamiento, situará al alumno en el nivel correspondiente en relación al aspecto a valorar, asignándole una determinada puntuación y que sumadas en su totalidad, conformarán la puntuación final del encadenamiento.

Tabla 6. Escala descriptiva. Adaptado y modificado de Canalda y San Miguel (1996), y Vernetta y otros (1996).


    Por su parte, los contenidos conceptuales serán evaluados mediante una prueba objetiva (ver cuadro 1), con cuestiones relacionadas con aspectos técnicos de los diferentes elementos gimnásticos trabajados, así como con detalles y aspectos ligados con su ejecución. (Canalda, A. y San Miguel, G., 1996).

Cuadro 1. Modelo de “Prueba Conceptual”. Adaptado y modificado y de Canalda, A. y San Miguel, G. (1996).

    Por último, cada uno de los apartados correspondientes a los contenidos conceptuales y a las actitudes, tendrá, con respecto a la nota final, una ponderación diferente, que unido al apartado procedimental, conformarán la calificación final del alumno.

b. Evaluación del PROFESOR

    Acorde con el actual modelo de evaluación, el alumno no será el único elemento motivo de ésta. El profesor, como parte integrante del sistema, también puede beneficiarse del mecanismo de feedback que supone una correcta evaluación. Así podrá orientar su labor docente, mejorar su acción didáctica y contribuir a su formación permanente.

b.1. Por el Alumno

    Los alumnos también pueden tener elementos de juicio y colaborar de forma objetiva en la evaluación del profesor. En nuestra propuesta, el instrumento a utilizar para recabar información sobre la actuación del profesor, es un cuestionario (tabla 7) que los alumnos tendrán que completar respondiendo, los más sinceramente posible, a las cuestiones que se le plantean en el mismo.

Tabla 7. Cuestionario de Evaluación del Profesor por parte del alumno.

b.2. Por el propio Profesor

    Asimismo, y con objeto de someter el trabajo diario del profesor a un proceso de reflexión crítica y mejora de su actividad docente, proponemos la consiguiente autoevaluación del profesor. Éste reflexionará sobre su propia práctica y valorará su trabajo a través de un diario de clase o, simplemente, cuaderno del profesor donde irá recogiendo información sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje que van ocurriendo día a día (López, V., 2000). Por otro lado, también se puede emplear un pequeño cuestionario de autoevaluación, donde el profesor irá respondiendo a una serie de preguntas que previamente ha elaborado para revisar su actuación docente.

c. Evaluación de la Unidad Didáctica

    Finalmente, la evaluación del proceso de enseñanza y aprendizaje debe partir del análisis y reflexión crítica de los diferentes elementos que intervienen y conforman la práctica.

c.1. Por el Alumno

    Con objeto de poder tener una valoración de las sesiones de clase y la unidad didáctica en su conjunto por parte de los verdaderos protagonistas de la enseñanza, emplearemos una ficha a modo de autoinforme (ver cuadro 2), donde éstos recogerán sus impresiones, opiniones y sugerencias en relación al proceso seguido.

Cuadro 2.

c.2. Por el Profesor

    Por último, al finalizar la unidad didáctica, los diferentes componentes del proceso también serán objeto de análisis y revisión. Así, el profesor reflexionará sobre la propia práctica cumplimentando una lista de control elaborada para tal fin (tabla 8).

Tabla 8. Lista de Control para la evaluación de la Unidad Didáctica por el profesor.


MA: Muy adecuado; A: Adecuado; PA: Poco Adecuado; I: Inadecuado.


Bibliografía consultada

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