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'Los hinchas del ascenso':
sujetos y significados alrededor del fútbol argentino.
El caso del Club Atlético Excursionistas

   
Estudiante de Antropología
Facultad de Filosofía y Letras (UBA)
(Argentina)
 
 
Julián Ponisio
yula32@hotmail.com 
 

 

 

 

 
Presentación

"El fútbol se ha constituido
en un hecho social de primer
orden al arrastrar tras de sí
a millones de aficionados"

Ladislao Kubala


    El fútbol tal como se lo "conoce" hoy en día, ¿es realmente un hecho social de primer orden como afirmara hace décadas atrás el jugador Ladislao Kubala, para que una ciencia social como la antropología dedique su atención a este ámbito?
    Si revisamos un poco la historia de la antropología, vemos que desde los comienzos de esta disciplina científica, y más específicamente cuando Malinowski desarrolla el trabajo de campo basado en su estudio sobre los Trobiandeses de Nueva Guinea (1922) y esta metodología se convierte posteriormente en un "rito de pasaje" fundamental para que el estudioso de la antropología se convierta en un verdadero científico social; que ninguna producción etnográfica (por lo menos publicada) dedica su atención sobre este particular deporte de origen británico .
    ¿Por qué, entonces, ni Malinowski, Evans-Pritchards, Radcliffe-Brown, o más cercanamente a nuestro tiempo, un Levi Strauss, un Victor Turner, o un Clifford Geertz no se dedicaron a estudiar este interesante "campo", ya que, paradójicamente, el fútbol nace y se desarrolla mas o menos en el mismo periodo de tiempo que la antropología?
    Este interrogante es difícil de responder sin la presencia concreta de estas celebridades pertenecientes a nuestra disciplina, pero posiblemente el deseo de "conocer" a las sociedades tradicionalmente llamadas "primitivas", cuestión que hacía de esta ciencia una marca distintiva para con la sociología ya que era el "otro" no occidental, y no el "nosotros", al que apuntaba el prisma omnipresente del trabajo de campo antropológico, llevó a que se observaran y registraran todos los aspectos de los diferentes sistemas sociales que se presentaban como "exotizantes" para nuestra cultura.
    Tal es así, que podríamos seguir los pasos de Hempel buscando leyes generales para explicar esta lógica y deducir que, tanto Malinowsky como Evans-Pritchards por ejemplo, no se interesaron por el fútbol porque las sociedades "primitivas" no conocían esta práctica difundida por Occidente. (Si bien existían en ellas, otros juegos de pelota con algunas características similares). Y si en el explanans (lo que explica) tenemos que: "Todas las sociedades primitivas no conocían al fútbol ", y el explandum (lo que debe ser explicado) confirma que: "La Argentina lo conocía y lo empezaba a practicar", se deduce nomológica-deductivamente que: " La Argentina para principios del siglo veinte ya era una sociedad civilizada gracias al fútbol" (aunque algunos analistas deportivos afirmen lo contrario, y destaquen con notoriedad los comportamientos "bárbaros" de algunos hinchas).
    Sería una solución más que irónica si pensáramos a la realidad social como una simple mecanización de comportamientos y actitudes posibles de ser explicadas por un gran método, pero prefiero permanecer en una posición más flexible por ahora, porque como bien lo demuestra el fútbol: ¿quién puede predecir con certeza como se va a dar el resultado de un partido? Tal es así que uno empieza a comprender que la realidad social siempre tan diversa y dinámica, es sumamente compleja y permanentemente esquiva.
    Por lo tanto cabría agregar que el interés por cuestiones tales como los sistemas de parentesco, las manifestaciones rituales y religiosas, la organización social y los modos de subsistencia y/o modos de producción, entre otras, fueron los aspectos a tener en cuenta por la antropología clásica y moderna ya que lo que se quería conocer fundamentalmente eran los diversos y diferentes universos sociales y culturales de las sociedades no occidentales, para poder comparar y cuestionar, entre otros aspectos, con la propia realidad social de donde provenía el investigador.
    Mientras tanto el fútbol construía su propia retórica adquiriendo por su cuenta tantas características diferentes según la sociedad que lo adoptara, y ya desde su mediana edad fue despertando interés en variados ámbitos de la cultura. Tal es el caso de la Argentina, donde tanto el cine como la literatura le otorgaron a este particular deporte un lugar importante dentro de sus producciones.
    Pero el fútbol siguió "gambeteando" a las Ciencias Sociales, para usar una jerga futbolística, sin saber que mas tarde pasaría de ser un "hecho social" aislado a convertirse en un "hecho social" a ser tenido en cuenta por el ámbito académico. Por lo menos en la Argentina, a mediados de la década del sesenta del siglo pasado, la producción (si bien periodística, pero con pinceladas sociológicas) de Dante Panzeri, denominada: Fútbol: dinámica de lo impensado (1967) se constituyó a lo largo del tiempo, en un una especie de manual imprescindible para el propio estudioso de este deporte en nuestro país, como así también la producción de Julio Mafud en el ámbito específico de la sociología, con su libro denominado: Sociología del Fútbol (1967), que fue también un puntapié importante para los posteriores estudios sobre esta temática.
    Sin embargo, el tiempo no se construye de forma unilineal sino que cada historia, tanto individual como social, es un segmento de heterogeneidades. Como bien lo afirmara Paul Ricoeur, la tarea del investigador social sería, entonces, encontrar indicios que den sentido a la intriga, cuestión que Ricoeur toma de Aristóteles para explicar la tarea de homogenizar lo heterogéneo, pues de eso se trata la dialéctica hermenéutica en la construcción del sujeto histórico. (Ricoeur, 1984).
    Este afirmación de Ricoeur me pareció interesante para encontrar una explicación del porqué no se produjeron, a partir del interés que se le dio en la Argentina a mediados de la década del sesenta, muchos mas estudios sobre este particular deporte. Es decir, en forma evolutiva y progresiva, ya que el mayor interés por estas cuestiones se observa sistemáticamente hablando recién a principios de la década del noventa, transcurrido casi un cuarto de siglo desde la aparición del libro de Panzeri y el de Mafud. Esto demuestra que las tradiciones son resignificadas en un tiempo y espacio específicos y que a la vez, estos sedimentos que componen las mismas, van configurándose en mayor o menor medida por el marco histórico-social en que se desarrollan.
    Es así, que recién con la creación del Área Interdisciplinaria de Estudios del Deporte (1997) con sede en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, y como bien se narra en la presentación de su Boletín informativo: "...desde aquél momento fundacional empezamos a construir una tradición en materia de estudios en la Argentina, que siempre la hemos considerado de naturaleza dinámica para que pueda seguir enriqueciéndose con nuevos aportes..." que la intriga planteada por Ricoeur toma un sentido práctico.
    Bueno, ahora me tocó el turno de incursionar en el mundo del fútbol desde un lugar en formación, ya que como estudiante de Antropología me propuse estudiar este particular campo de la realidad social, y aprender al mismo tiempo a partir de este primer trabajo etnográfico, de los errores y las posibles críticas o comentarios que serán siempre bienvenidas de mi parte, porque son estas cuestiones las que me permitirán en adelante, ser mucho mas riguroso conmigo mismo en los posteriores desarrollos. Ahora bien, les propongo ir de lleno a desarrollar el tema en cuestión.

Ponencia presentada en el IV Encuentro Deporte y Ciencias Sociales, Buenos Aires, noviembre de 2002

 
 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 56 - Enero de 2003

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Introducción
     Vale la pena detenerse a comentar el porqué de la definitiva elección de un club que participa en una de las cuatro categorías pertenecientes a los torneos de "ascenso" del fútbol argentino; ya que en esto tuvo mucho que ver un allegado a mis afectos. Pedro, un hincha de Excursionistas a quién tuve el gusto de conocer en mis visitas de los sábados al estadio, me preguntaba del porqué no realizaba mi estudio sobre otros clubes de la zona (Defensores de Belgrano y River Plate, por ejemplo). Así fue como le expliqué que un conocido mío que es hincha de Excursionistas, al enterarse de mi expectativa por estudiar al fútbol desde la sensibilidad antropológica, me había prestado recientemente un libro con la historia del club; cuestión que me motivó a asistir por primera vez al estadio de dicha institución.

     Después de haber leído el libro, entonces, fueron varias cuestiones las que me convencieron para encarar un estudio sobre los hinchas de este club. Entre ellas, los curiosos indicios que enmarcaban a esta institución dentro de los avatares de la propia historia argentina. Por ejemplo, en 1924 Excursionistas asciende a primera división, y en 1931 con el advenimiento del profesionalismo en el fútbol, decide seguir siendo amateur. Mas tarde, en 1937, y a partir de una autoritaria decisión de la Asociación del Fútbol Argentino (A.F.A), se vió obligado a descender de categoría porque la reestructuración de los torneos impuesta por dicha entidad rectora, así lo requería. Aunque en las décadas siguientes tuviera una estable permanencia en la división "B"; es en 1972 cuando empezaría el declive económico y deportivo para dicha institución con el marcado descenso a la primera división "C".

     A partir de ese momento empiezan las frustradas posibilidades de "ascender" (salvo el paso fugaz por la primera división "B" en las temporadas ´94-95´) que junto a el declive económico de la institución, marcarían una etapa sin muchas satisfacciones. Al igual que el posterior marco socioeconómico de la Argentina, el descenso social se iba a ir acrecentando a lo largo de tres décadas, a pasos agigantados, dejando así, pocas posibilidades para quién deseara encontrar el camino del "ascenso".

     A partir de todo lo comentado anteriormente, me surgieron tres grandes interrogantes: ¿cómo se representaran a sí mismos los hinchas de Excursionistas hoy en día, en el momento que su equipo esta jugando"?. ¿Qué significará para ellos en la actualidad ser hinchas del "ascenso"? ¿Qué importancia tienen los "colores" que los representa en el imaginario de estos mismos?

     Mi estudio sobre los hinchas de esta institución, entonces, fue realizado durante los meses de setiembre y octubre de 2002, a través de una metodología característica de la antropología como lo es el trabajo de campo. El mismo fue realizado, mediante una de sus herramientas: la observación participante, como así también el uso de entrevistas personales. De tal manera, resulta interesante destacar la importancia de interpretar las distintas interacciones de los hinchas, ya que se requiere de una comprensión de los códigos en uso por el grupo. Como bien lo explica Graciela Batallán: "Se busca la interpretación de lo sucedido para poder describir las ´claves´ que den coherencia a dichas interacciones. Esto requiere, junto a la consideración de los sujetos como activos realizadores del mundo social, pensar el proceso de investigación como una particular intervención en la modificación de dichas descripciones" (Batallán, 1992).

     Entusiasmado, entonces, con la idea de observar al fútbol desde el prisma antropológico, recogí mi cuaderno de notas, y preparé todo el instrumental para ir al "campo". (Entre otras cosas: zapatillas rotas, jeans rotos, remera negra, y un buzo verde y blanco como para llevar algo que me identifique con los colores del club). Y esa fue mi primera doble experiencia, tanto con los hinchas de Excursionistas dentro de su hábitat natural (el estadio), como también mi primera incursión en el trabajo de campo antropológico.

     Es así que, apenas concurrí al estadio de Excursionistas, me propuse poder interactuar con los hinchas que concurren al mismo, y de esta manera poder observar y escuchar las diferentes "voces" que me acercaran más de cerca a los interrogantes planteados anteriormente.


Los hinchas en su estadio
     De los diecisiete equipos que se fundaron en la Capital Federal de la República Argentina a principios del siglo veinte1, el Club Atlético Excursionistas no fue la excepción. Fundado el 1 de Febrero de 1910, el club "Unión de Excursionistas", llamado así por ese entonces, nacía en una esquina porteña del barrio de Palermo haciendo realidad las expectativas de varios jóvenes que frecuentemente hacían excursiones al Delta del Paraná, y que como muchos otros muchachos de la época, soñaban con tener su propio club de fútbol entre otras actividades.

     Dos años después de su fundación, el club se trasladaría a un descampado del Bajo Belgrano convirtiéndose así en el club mas antiguo de esa zona, y circunscrito entre otras cosas, por una villa miseria y un stud de caballos, sería allí donde finalmente construiría su estadio ubicado en la Av. La Pampa y Miñones. Posteriormente, en 1919, cambiaría definitivamente su nombre por el de Club Atlético Excursionistas, para permanecer hasta en la actualidad como el santuario privilegiado para la devoción de sus hinchas.

     Dentro del ámbito de las tribunas del mismo, se engloban un sinnúmero de sucesos tanto individuales como grupales que están marcados por significaciones referenciales, o sea, por esa habilidad de poder referirse a eventos propios o ajenos al partido. Estas significaciones referenciales pueden estar marcadas también por significaciones indexicales, es decir, por un presente instantáneo marcado por circunstancias únicas e irrepetibles que rodean a las acciones tanto como a las palabras. (Briggs, 1986, op. cit.: 4)

     De esta forma, en las tribunas del estadio de Excursionistas se está permitido liberar ciertas emociones colectivas. Allí las malas palabras tienen el derecho ciudadano y se expresan valores que son tabúes en la vida cotidiana. Se promueven las experiencias viriles, sacrificadas, xenófobas y todo el repertorio que pueda enojar al "otro". El estadio de fútbol representa a la vez un mundo contradictorio y posible. Posible porque diferentes grupos sociales coexisten en un mismo tiempo y espacio (cuando se juega el partido) bajo un mismo referente identitario, es decir pertenecen a la categoría del "nosotros". Este "ser hincha de", se refuerza y se resignifica a partir de la oposición al "otro", y en el caso de Excursionistas, no sólo se construye a partir de una interacción directa con el equipo al que se enfrenta en el momento del partido, sino que se puede presentar mediante una interacción simbólica sin importar el contexto original de la actuación. Aquí se construyen los atributos calificativos correspondientes a cada equipo, estigmatizando al otro y a uno mismo, a partir de ser lo que el otro no es: "Nosotros somos de Excursio porque tenemos aguante, no como los otros, los putos de Defe que corren en todos lados" (Hincha 1).

     Todos los grupos desarrollan una forma de vida con códigos y creencias, normas y "enemigos" característicos, que satisfagan sus propias necesidades de adaptación, pero a pesar de no se puede percibir al propio grupo sin tener en cuenta el contraste con otros, el factor primario lo brinda la pertenencia al propio grupo. Como bien lo afirma Gordon W. Allport: "Vivimos en ellos, por ellos, y a veces para ellos". (Allport, 1967)

     También el estadio de fútbol representa un universo social contradictorio porque dentro del "nosotros" coexisten varios grupos con distintas visiones e intereses en torno a lo que representa su propia pertenencia a los "colores" del club. Este sentido de pertenencia dentro de un mismo equipo, una misma bandera, unos mismos colores y en suma: un "nosotros", es construido a partir de la pertenencia a un grupo, relacionado con el sector del estadio en que se ubica. Esto lo demuestra un cántico, que por otro lado es muy frecuente escucharlo en varios estadios de fútbol, donde el sector de populares le canta al sector de plateas: "Yo te quiero excursionistas, yo te quiero de verdad, no como todo´ esos putos que nunca quieren gritar", acusándolos de no ser manifestantes activos de su "hinchismo".

     Es importante tener en cuenta que el hinchismo, esta construcción categórica del hincha, se define por tener la particularidad, en cuanto al comportamiento del sujeto se refiere, de generalizar de un modo excesivo las virtudes del objeto elegido por éste, es decir, su equipo o club. Esto se produce por el excesivo apasionamiento que ejerce la pertenencia a los colores de una institución, cuestión que hace que la conducta del mismo sea mucho menos reflexiva en el momento en que los rituales contextuales se ponen en acción.

     Ahora bien, el estadio de Excursionistas presenta algunas características diferentes a los estadios, en general, de los equipos de Primera División. Lo que es significativo aquí, es el escaso control que hay (sólo una persona) para el que quiere ingresar a la platea, como también la falta de rejas para separar un lado y el otro: al de la platea y el sector lateral de las populares2; lo que supone que existe un cierto grado de conciencia sobre el lugar que le corresponde a cada hincha dentro del estadio.

     Es así que al ingresar al mismo, los hinchas se ubican cada uno en sus respectivos sectores, acorde con e lugar que concurren habitualmente, ya sea en el caso diferencial de plateas y populares. Sin embargo, en el ámbito de las populares la situación es distinta. La ubicación no depende de un control externo como en las plateas sino de una división simbólica del espacio. Como bien me comentaba un hincha: "Excursionistas es un ámbito familiar, acá todos nos conocemos, porque es un club de barrio y cada uno sabe que lugar ocupa y a quién hay que respetar". (hincha 2).

     Esta anterior referencia se puede palpar a diario con solo detenerse a observar la notable presencia de familias presenciando los encuentros. Muchos niños con sus padres, tíos, abuelos, y algunos animales de la zona (específicamente perros) que también forman parte de la vistosa coreografía verde y blanca desplegada cada sábado en el que Excursionistas juega de local.

     Resulta entonces que, si se es hincha de Excursionistas, se necesita concurrir religiosamente al estadio si es que no se quiere ser recriminado por el propio grupo. Joaquín, uno de los tantos hinchas de la institución me decía: "Acá si no vas se dan cuenta, no es como en Primera que sino vas no pasa nada, porque acá es como una "familia", tenés tu grupo de amigos, venís por amor, es como una cultura. (...) Hay veces en que no ves el partido, y por ejemplo, la barra a veces va a bailar a los mismo lugares".

     Excursionistas, desde un punto de vista emic, parecería ser una "gran familia", en donde los valores tradicionales de ese ámbito particular de la sociedad son proyectados imaginariamente al estadio. Como bien me lo expresara un hincha que se ubica siempre en el sector lateral: "Acá nos conocemos casi todos, sobre todo nosotros los mas viejos, porque Excursionistas es como mi familia, casi todos los sábados, es un lugar de encuentro para compartir discusiones y alegrías, como cuando te encontrás con familiares mas lejanos, ¿viste?" . (hincha 3)

     Pero como toda familia, transcurren momentos de alegría y sucesos conflictivos, y esto depende en gran medida de las relaciones sociales que se tejen entre los diferentes miembros de la misma; es decir, entre los hinchas, ya que éstas cumplen un papel fundamental, recreando y resignificando la noción de "espectáculo deportivo".3

     Estas interacciones, en donde circulan los comentarios sobre otros acontecimientos ajenos al espectáculo deportivo en que se encuentran, son las que convierten a éste, en un suceso deportivo. Citando a Christian Bromberger: "se trata de un espectáculo total que derrumba las fronteras convencionales de la representación. Los espectadores son también actores del drama. Patalean, vibran, intervienen. (...) Pero estos actores son también objetos de espectáculo para el público reunido en diferentes sectores del estadio" (Bromberger, op. cit.: 3)

     En las diferentes interacciones que se producen entre los hinchas de Excursionistas y su propia representación, adquiere una gran importancia el encuentro en sí (el partido) como también el sentido que los hinchas le dan al mismo. Estas manifestaciones, están revestidas por diferentes rituales contextuales. Los mismos se caracterizan, como bien lo expresa Eduardo Archetti: "...son diferentes construcciones culturales que posibilitan la comunicación simbólica entre sus participantes".4

     En un primer lugar, hay una configuración espacial muy importante para el desarrollo de estos rituales como lo es el propio estadio. Estos rituales desarrollados aquí permiten una ruptura con la rutina cotidiana, en un marco espacio temporal específicos, dejando a los destinos individuales ordenarse alrededor de normas colectivas y produciendo una "liminalidad" que da paso a un sentimiento de comunidad al que Víctor Turner llama "Comunitas", sentimiento que se encuentra perdido en la vida cotidiana y en el universo social de las identidades individuales. De esta manera, al presentarse esta configuración simbólica fundada sobre estas prácticas rituales, se instala dentro del mismo, lo que Turner llama una "antiestructura", es decir, una estructura liberada de las jerarquías de la vida cotidiana, para asignar a cada miembro que participa del ritual, una jerarquía diferente según su proximidad al objeto de celebración.

     El propio estadio entonces, representa en el imaginario de los hinchas de Excursionistas la imagen de lo sacro, con un conjunto de normas a respetar en oposición a lo profano, como serían los otros estadios de los equipos contrarios. Cabe destacar que si bien se proyectan ciertas reglas grupales en los estadios visitantes como por ejemplo, la ubicación de determinados grupos en relación a su lugar de representación dentro del estadio, se esta bien visto profanar todo elemento originario del lugar.

     Como bien lo expresara uno de los miembros de la hinchada: "Acá tratamos de cuidar todo lo que nos pertenece, hasta los baños te diría; pero en los otros estadios si podemos romper algo lo rompemos" (hincha 4). De esta manera, los ritos del hinchismo, ofrecen una gama limitada de gestos y actitudes estereotipadas que tienen la función de canalizar y ordenar, mediante normas preestablecidas, las diferentes emociones que experimentan los hinchas durante el partido.

     Las distintas sensaciones que manifiestan los hinchas de Excursionistas al asistir a presenciar el partido de su equipo, hace que se pongan en juego en la composición sentimental de los hinchas un sin número de emociones frecuentemente codificadas que están revestidas de elementos tragicómicos. Un claro ejemplo de esta permanente relación entre lo trágico y lo cómico, lo escuche cuando un hincha del sector lateral, ante el sutil planchazo de un jugador de Excursionistas a un jugador contrario que se encontraba tendido en el piso sin moverse, manifestaba: "¡Tápenlo con diarios!" . (Por suerte se recuperó).

     Aunque frecuentemente se encuentren ciertos grados de estereotipos tanto en las palabras como en las reacciones de los hinchas, existen también una gran cantidad de situaciones indexicales, es decir, mucho más espontáneas, ya sea el caso de algunos comentarios que nunca terminan de sorprender como el ejemplo citado anteriormente.

     Siguiendo con la descripción del estadio, en éste se encuentra un pasillo o corredor abierto donde se juntan en el entretiempo los hinchas provenientes de los diferentes sectores del mismo, ya sea el público que frecuenta las plateas donde mayoritariamente se ubican los ex presidentes o los socios vitalicios, como el distinto público proveniente de los dos sectores de las populares. Lugar privilegiado, si los hay, para hacer referencia a algunas jugadas del partido.

     Es este pasillo se ubica un puesto de venta con las insignias y demás souvenires del equipo, además de encontrarse los baños, pero también se observa una puerta que dá entrada a un patio cerrado (convertido en un cancha de fútbol cinco y básquet). Aquí, juegan las categorías infantiles de Excursionistas al mismo tiempo que transcurre el partido de la primera. En este lugar también se encuentra el buffet, lo que conlleva a que en el entretiempo de cada partido los hinchas vayan a comer o tomar algo, y a lo largo de esos quince minutos que dura el mismo, tanto los padres de los hijos que juegan como otros hinchas del club, observen el partido de los "chicos" de dicha institución, proyectando a veces con sutiles comentarios y a veces no, un "futuro mejor" para dicho club con la llegada de algunos de estos, ¿quién sabe?, futuros "cracks".

     Por otro lado, es muy importante comentar las relaciones de contigüidad que se producen a la hora de observar y registrar las actitudes y comportamientos de los hinchas. Es importante tener en cuenta para esto, las acciones producidas dentro del otro sector del alambrado, es decir dentro del césped, porque en cada acción que producen los jugadores puede haber distintas reacciones en los hinchas.

     Estas circunstancias son más previsibles que sucedan. Por ejemplo, hay una exclamación que clarifica notablemente la asignación de un significante secundario a un significado primario y esto lo brinda la contigüidad que se establece entre la exclamación colectiva del ¡uuuuuh! de los hinchas y la acción del juego, en donde se entiende que la pelota pasó cerca del arco. Hay muchas mas situaciones en donde la relación entre los hinchas de Excursionistas y el partido refieren a diversas actitudes estereotipadas: cuando el equipo juega mal surgen cantitos de este tipo: "y pongan huevos la puta que los parió". O cuando se anota un gol, el grito colectivo pude variar en efusividad pero el grito es el mismo: ¡gol!; los abrazos, los saltos, son similares a las manifestaciones de los hinchas de otros equipos. También cuando el referí (especialmente Otero) cobra algo que no satisface las expectativas de los hinchas, ocurren algunas curiosas manifestaciones de "apoyo" hacia el mismo: "Vamos Otero que se puede" (hincha del sector lateral).

     Christian Bromberger señala a la presencia del canto colectivo de los hinchas como la señal de apertura del comienzo de estos rituales seculares que se encargan de despojar los elementos de la vida cotidiana, como también le brinda importancia a los gestos y actitudes que están codificadas: el hecho de sentarse y pararse en determinados momentos y la vestimenta de los mismos centrada en la metamorfosis de las apariencias características de todo ritual.

     Para poder comprender mejor esta cuestión, es necesario incurrir dentro de un universo social muy particular dentro del estadio del Club Atlético Excursionistas: el sector central, y dentro de éste, los diferentes grupos de hinchas que conforman el principal referente simbólico de la institución: la "hinchada"


De los hinchas a la hinchada
     Todas estas cuestiones referidas anteriormente son importantes para poder comprender las distinciones entre el propio sector de la popular. Ya dijimos que en la misma se encuentra una gran subdivisión comprendida entre el sector lateral y el sector central. Como había explicado anteriormente, el sector lateral está compuesto por un público mas pasivo (pero no por ello menos pasional) y el sector central, por las vanguardias juveniles en su mayoría. En este sector central hay una marcada afirmación territorial donde coexisten además de otros hinchas, los tres componentes básicos de la hinchada de Excursionistas, Especialmente para los hinchas del sector lateral, la "hinchada" de Excursionistas es vista desde un lado positivo y uno negativo. La visión positiva es que ésta vendría a representar una especie de grupo que contiene una jerarquía principal por sobre el resto de los hinchas que concurren al estadio, y sobre todo una garantía de seguridad cuando se trata de ir de "excursión" a las canchas visitantes del Conurbano Bonaerense. Sin embargo, muchas veces los hinchas de este sector manifiestan su descontento hacia este grupo, especialmente cuando los mismos participan en situaciones de violencia. Como bien me lo expresara un hincha de este sector: "Esos de la hinchada están todos loquitos, se matan todos..." (hincha 5). Pero en definitiva, dentro de la hinchada, las diferentes jerarquías entre sus miembros se pueden observar implícitamente, ya que en el momento de la acción, es decir, en el momento en que gritan y alientan, éstos se organizan dentro de una división de tareas.

     Está el que reparte los globos, el que toca el bombo, el que intima con gritos a los demás hinchas que alienten, los que llevan las banderas y sombrillas, etc. Esta puesta en escena, remite a un clima armónico y festivo, pero en los momentos en que las tensiones se aflojan, se hacen mucho más visibles las diferentes jerarquías entre los mismos.

     Si bien en otros sectores del estadio no tuve ningún inconveniente al interactuar con los hinchas de dicha institución, fue al entrarme en el universo particular de la hinchada cuando surgió un suceso inesperado por mí. Sabía que iba a ser difícil la tarea de entrar en contacto con estos grupos, pero no esperaba la grata sorpresa de la intimidación. Resulta que un hincha de este sector, al ver que yo me movía de un lado para el otro tomando notas en mi libreta de campo, se acercó a incentivarme a que yo alentara también al equipo. Y fue entre el contacto de sus manos en forma de aplausos, como este hincha me insinuó a que yo también tuviera que aplaudir. Ante esta situación, lo primero que se me vino a la mente fue el recuerdo del trabajo de Clifford Gertz sobre la riña de gallos en Bali, en el cuál, ante la situación imprevista de la llegada de la policía el comenta: "...donde fueres haz lo que vieres". De esta forma, atiné a dejar la libreta en uno de los escalones de cemento y a aplaudir con todas mis fuerzas, aprendiendo en tiempo record, el variado repertorio cancionero de la hinchada albiverde. Sin embargo, al observar que este sujeto no se movía de mi lado, se me ocurrió la brillante idea de enunciar el siguiente comentario: "Faltan bombos de este lado, están todos allá. (...) Habría que traerlos para acá también". A lo que él me responde preguntando: "Qué dijiste: ¿una bomba?, ¡una bomba en el orto te voy a meter!" . Creo que fueron dos milésimas de segundo las que tarde en pensar si le explicaba que dije ¡bombos! (cuestión que creía no muy conveniente) o responderle lo que le respondí: "Sí, ¡una bomba a los putos de Defe hay que meterles!" .

     El mismo, me sonrió tibiamente y se fue para otro sector del estadio cantando como si nada hubiera pasado. Si esta situación no marcaba el fin de mi existencia, por lo menos estaba convencido de que mis visitas a este sector del estadio habían finalizado. Esto simplemente por el supuesto de que no me dejarían interactuar con los distintos miembros que conforman la hinchada.

     Por suerte, la lógica de los elementos tragicómicos dentro del mundo del fútbol, no es puro palabrerío, ya que es a partir de otra situación casi inmediata a lo que me había sucedido, lo que me permitió recuperar el espacio perdido y definitivamente poder interactuar con los mismos. Es que, a los cinco minutos de haberme ocurrido este hecho, y al ver que el partido entre Excursionistas y Villa San Carlos finalizaba, el mismo hincha con quién había tenido el incidente, regresó al sector donde yo estaba. De esta manera, ante un tiro libre en el último minuto a favor de Excursionistas, el mismo se me acercó de nuevo y me dijo: "Estos muertos no le hacen un gol a nadie". A lo que respondo: "Esto es gol". El me contesta: "Que va a ser gol; si le pegan por debajo de rastrón y rebota en alguno, puede ser". No se porqué estaba convencido de que era gol, así que le volví a decir: "No, te equivocás, si le pegan por arriba de la barrera, es gol". Ante mi sorpresa y la locura desencadenada por este hincha al ver que un jugador de su equipo le pegaba a la pelota de chanfle y la clavaba en el ángulo posterior derecho del arquero contrario; el mismo me abrazó con todas sus fuerzas y me cedió un cálido beso en la frente.


Los hinchas en la hinchada: categorías nativas de referencialidad
     Básicamente se observan dentro de sector central del estadio, tres subgrupos diferentes que conforman la denominada "hinchada" de Excursionistas. Estos subgrupos tienen diferentes autodenominaciones, y cada uno lleva un estandarte, es decir, una bandera con la inscripción de su nombre. Las mismas son colgadas (ya que el ritual del hinchismo lo requiere) en un sector del alambrado que se corresponde con el lugar que ocupan dentro del sector central de populares. Estos subgrupos tienen en común la caracterización del atributo de "banda". Por ejemplo, se encuentra la banda vieja, representada, entre otras cosas, por los hinchas más antiguos de la hinchada, la banda del nevado, representada en su mayoría por jóvenes, y la banda del bajo, representada por varios jóvenes, que en su mayoría viven en zonas aledañas al estadio. Ahora bien, ¿porqué banda y no barra, por ejemplo?, ¿Porqué esa definición en común es tan representativa de estos diferentes subgrupos que componen la hinchada de Excursionistas?

     Según uno de los hinchas pertenecientes a la banda del bajo, ellos se identifican con el atributo de banda porque: "...vamos todos juntos a todos lados, a alentar y a defender los colores de Excursio" (hincha 6)

     Desde una visión antropológica, siguiendo la descripción tipológica de Levellen, nos encontramos que el atributo de banda es construido a partir de estar representación de grupos no centralizados, con baja densidad de población y una estrecha relación entre la organización religiosa y la complejidad cultural. Estos individuos que componen la noción de banda se caracterizan por tener dentro del grupo, un poder temporal y fragmentario y por lo tanto se componen de una estructura política igualitaria. Las decisiones incumben a todo el grupo y los líderes que se conforman son informales y provisionales, ya que participan como árbitros del mismo. Por otro lado, el uso de la fuerza es comunitario y actúa todo el grupo en su conjunto.

     Podemos extraer desde estas dos perspectivas, la nativa y la antropológica, una marcada relación entre las mismas, sin que por ello deduzcamos al estilo evolucionista clásico, que los comportamientos de los mismos se componen de elementos residuales de alguna etapa o período social anterior. Muy por el contrario, es interesante tener en cuenta como los propios hinchas le atribuyen a este concepto su propia significación al mismo tiempo que algunas descripciones realizadas por el conocimiento antropológico de las bandas, sirven para aclarar algunas características en cuestión.

     Dentro de estas diferentes bandas que conforman en su conjunto la hinchada de Excursionistas se encuentran distintas categorías nativas que refieren al lugar que ocupan los hinchas dentro del propio grupo. Ante mi curiosidad despertada al observar que siempre eran las mismas personas puestas en escena las que se encargaban de una u otra tarea específica, uno de los hinchas pertenecientes a este sector del estadio a quién entrevisté, me comentaba: "Éstos que se ubican en el para-avalancha son los 'tribuneros', son los que tienen el equipo de fútbol completo, las mejores zapatillas, anteojos de sol; son medios fashion, usan como un disfraz. (...) Y también están los "mulos", que son los pendejos que cuelgan las banderas, que los tienen de aquí para allá. Después hay otros pendejos que no son de la hinchada pero que se ubican en este sector, que de alguna forma se quieren acercar, quieren pertenecer; como así están, como yo, los que se ubican en este sector pero no les interesa pertenecer a la hinchada aunque te terminas haciendo amigo de todos.

     Es importante tener en cuenta que el contexto del ritual de aliento hacia el equipo requiere de diversas vestimentas, distintos disfraces para que lo estética de los movimientos corporales tomen una lógica contextual. Aquí toma importancia el contexto del ritual, ya que si no se tiene en cuenta esta cuestión se pueden llegar a tener interpretaciones equivocadas acerca de la composición social de estos hinchas.

     Los distintos disfraces, dan un sentido liminal a las distintas interacciones producidas en este ámbito. Por ejemplo, un tribunero vestido con la mejor ropa deportiva, puede pertenecer a los sectores bajos de la sociedad, y un guacho con ropa rota y sucia puede pertenecer a los sectores medios y altos de la misma.

     De esta manera, estos distintos sujetos cumplen diferentes funciones estratégicas que hacen a la manifestación colectiva producida dentro del marco de la actuación. Estos rituales, requieren previamente de una organización logística a tener en cuenta. Por ejemplo, están los que se encargan de guardar las banderas, los que venden rifas para poder comprar los elementos necesarios utilizados en dicho ritual, etc. Cabe destacar, también, que estas identidades se renegocian y se dinamizan a lo largo del tiempo. Aquí el tiempo y la dinámica juegan un papel fundamental ya que los hinchas se van trasladando de un espacio a otro del estadio. Por ejemplo, un hincha pudo haber sido parte de la hinchada en una época, pero después por una cuestión de edad tiene que dejar su lugar a las otras generaciones, y trasladarse así a otros sectores del estadio. También un guacho puede pasar a ser tribunero, consiguiendo así el "ascenso" dentro del grupo. Esto no está determinado por la temporalidad, sino que depende en primera medida del cumplimiento a rajatabla de las "normas" impuestas por el grupo. La posibilidad de seguir ascendiendo, está relacionada también con las "marcas" conseguidas en combate, es decir, en el demostrar que se tiene aguante ante las otras hinchadas adversarias.

     A pesar de que puedan existir ciertos privilegios, es interesante saber que el poder de los líderes o jefes que componen las diferentes bandas de la hinchada de Excursionistas es transitorio y se construye siempre al servicio del grupo, por lo tanto no es un poder centralizado ya que si se quiere invertir la situación, puede ser sancionado con el despojo de dicho cargo y hasta veces con la expulsión del propio grupo.

     La fuerza coercitiva no está puesta en una o varias personas, sino en el poder de los códigos o normas que regulan al mismo.

     Entonces, ¿qué relación tienen estos atributos que refieren a la actitud y al comportamiento de los individuos que componen la hinchada de Excursionistas, con la particularidad de sentirse hinchas del "ascenso"?

     Uno de los miembros de la hinchada me decía que la particularidad de pertenecer al ámbito del "ascenso" está dada por el aguante, porque los enfrentamientos entre las hinchadas en estas categorías son mas frecuentes y porque es necesario, según las palabras del mismo: "defender los colores y las insignias, pero por sobre todas las cosas demostrar que tenemos aguante, esto es una cuestión de honor y de hombría" (hincha 6).

     Como bien lo explica Verónica Moreira: "Los comportamientos vinculados al "aguante" deben comprenderse, no como actos instintivos, sino como emergentes de una relación social constitutiva de la competencia deportiva: la rivalidad; y como hechos enmarcados y regulados por un sistema de reglas sociales"4 . El aguante, entonces, es el principal código a respetar si es que se quiere seguir siendo miembro de la hinchada, ya que hay un reconocimiento social para el hincha que enfrenta el combate con hombría y exclusión para el que demuestra temor.

     Este honor toma forma material a partir del cuidado que se le brinda a uno de los componentes sacralizados que contiene toda hinchada: las banderas. Éstas mismas se transforman en bienes no negociables, ya que el honor no tiene posibilidad de ser negociado. Uno de los miembros perteneciente a la hinchada me decía: "La diferencia que hay entre las barras de primera y las del ascenso, es que las del ascenso van generalmente en micro y las de primera van en auto. En el ascenso, lo digo por Excursio, se llevan las banderas en autos que van junto con el micro que transporta a la hinchada, en cambio en la primera las banderas y la hinchada van en el mismo auto, todo está custodiado en un mismo lugar. (...) En cambio acá parece ridículo, porque parece que las banderas cuidaran a la hinchada" . (hincha 7).

     Las banderas, entonces son llevadas dentro de un marco estratégico que requiere una planificación anticipada realizada por los miembros de la hinchada para evitar así los posibles riesgos que implica su traslado, sobre todo, en otras canchas cuando se hace de visitante. Es muy probable que esta estrategia responda a dos cuestiones profundamente entrelazadas que pueden deducirse del ejemplo que me brindó otro de los miembros de la hinchada: "Si asaltaran un auto con nuestras banderas, tenemos la posibilidad de aparecer en masa, bajarnos del micro y atacar a los que quieren robarla, y si nos atacaran el micro, es preferible "aguantar" pero que las banderas estén a salvo". (hincha 8).

     Es importante destacar las diferentes clasificaciones que se les brinda a los distintos tipos de banderas: tirantes (banderas largas y angostas), los trapos (banderas en sí) y los banderones. (banderas anchas y grandes). Esto tiene una estrecha relación con la importancia que se le dá a la obtención de determinado "trofeo" conseguido en el enfrentamiento con la otras hinchadas.

     En mucho de los registros de las sucesivas voces nativas que refieren al aguante, se encuentra un elemento en común: la violencia. Este elemento lejos de contener un fin en sí mismo, es una herramienta construida para defender el "honor" del grupo, es decir, la propia identidad que les brinda la pertenencia a los colores de esta institución.

     Para poder comprender mejor esta cuestión, es importantes detenerse en como éstos códigos o normas que regulan a estos grupos, se van resignificando a lo largo del tiempo.

     Tal es así que uno de los mas selectos miembros de la Banda Vieja comentaba: "Antes era distinto: las bandas se juntaban en una esquina, se agarraban a trompadas y se terminaba. Hoy directamente te pegan un tiro". De esta manera, la diferencia mas notoria según los propios comentarios de varios hinchas, es que el "aguante" antes era con trompadas y ahora es con armas de fuego. Es interesante esta afirmación para poder comprender el porqué de algunos cambios en estos códigos, ya que en épocas atrás, se refería a los que tiraban tiros como cobardes. Hoy en día, muy por el contrario, se convierte en un factor muy visible demostrar el aguante mediante este medio. Una de las canciones de la hinchada de Excursionistas ejemplifica claramente esta cuestión: "...hay cole querido, te vamo´a cagar tiros".

     ¿Cuáles son las causas, entonces, para que estos códigos se revistan de elementos mas violentos, aunque menos expuestos al contacto cara a cara con el "otro"?

     Posiblemente estos códigos en la actualidad, estén más expuestos a que se rompan. Si bien se mantienen algunas normas tradicionales en cuestión, no todas son cumplidas de la misma manera. Otro de los miembros de la hinchada me decía: "un trapo ganado en combate es un trapo bien ganado, pero ahora se rompe seguido con esos códigos y se afanan muchas banderas fuera del lugar de enfrentamiento". (hincha 8)

     Podría deducirse que los puntos diacríticos contenidos en estos códigos tradicionales señalados en otros tiempos por los miembros pertenecientes a los diferentes componentes de la hinchada, son hoy en día reconfigurados dentro de un marco social que necesita generar una violencia mas acentuada hacia el "otro", es decir, hacia las otras hinchadas. Algo así como una búsqueda provocativa para reforzar un lugar de pertenencia, construido muchas veces artificialmente. ¿Puede ser, entonces, que esta reconfiguración se produzca por ser el fútbol en la actualidad el ultimo refugio de identidad social que queda y por lo tanto se lo quiera defender con uñas y dientes?

     Una repuesta a esta cuestión se la puede encontrar en este siguiente comentario de uno de los tantos miembros de la hinchada: "En el ascenso hay mas violencia, es todo reducido y sos mucho mas protagonista además, sos más fanático de la "categoría" porque siempre estas pendiente de todo lo que pasa, no solo en tu club, sino en todos los clubes del la categoría. Sabés las canchas, los jugadores; hay mas amor al barrio, hay mas competencia, tenés en cuenta cuanta gente llevó el otro equipo, las banderas que tiene..." . (hincha 8).

     Sin embargo no sólo es la pertenencia a este terreno identitario de la sociedad como el último refugio a defender, lo que explica los comportamientos y actitudes de algunos hinchas.

     Es muy importante detenerse en la importancia que le brindan los hinchas de esta institución al tan preciado ascenso, ya que con casi todos los hinchas con quién interactué e intercambié opiniones, me manifestaron que Excursionistas tendría que estar en la Primera "B", porque es esa categoría la que representa su verdadero lugar de pertenencia dentro de este ámbito mas general. Esta relación simbólica de pertenencia a otra categoría del ascenso, demuestra la importancia mucho más notoria que le brindan los hinchas a su propia participación dentro de este universo social. Como bien me manifestaba uno de los tantos hinchas con quién interactué: "Por la gente que llevamos, por el aguante que tenemos y porque copamos todas las cancha, merecemos estar en la B". (Hincha 9)

     Es interesante resaltar que también hubo un hecho muy significativo en 1973, un año después de haber descendido a la primera división "C", que refuerza aún más este imaginario construido por los hinchas de esta institución. Como lo expresara, Diego, un viejo hincha de Excursionistas: "Hubo un intento fuera del contexto de la competencia deportiva donde se le solicitó a la AFA la reincorporación de Excursio a la "B", ya que por esos años se producía una reestructuración dentro esa categoría pero enseguida la propuesta fue desechada".


El hincha y los colores: una simbiosis contextual
     Excursionistas tiene la particularidad de ser un club que contiene una clara marca de contigüidad entre la elección de su nombre y la elección de sus colores. El verde por el pasto y el blanco por los manteles presentes en todas las excursiones, dan un sentido metonímico al principal referente del club, como lo es el nombre. Se nota aquí, una estrecha relación de los colores y el nombre para con el contexto primario: las "excursiones".

     Esto no es muy frecuente en la composición referencial de otros clubes, y bastaría citar algunos ejemplos como el caso de Boca Juniors, quién elige sus colores al observar la bandera de una barco sueco que arriba al puerto de La Boca, o el caso de Defensores de Belgrano quién decide sus colores definitivos, el rojo y el negro, al observar la casaca de un club fundado unos meses antes en Montevideo, llamado por entonces Misiones Foot-ball Club. Ninguno de estos casos refiere tan directamente a los colores de la camiseta con el nombre del club.

     Se puede inferir, de reiteradas observaciones e interacciones discursivas con diferentes hinchas de Excursionistas, que los colores representan para ellos un vehículo simbólico de identificación, dependiendo en gran medida del contexto en el cuál el símbolo ritual se convierte en un factor de acción social.

     Una canción que por otro lado es muy frecuente escucharla manifestarse por parte de los hinchas de Excursionistas, demuestra una de las tantas relaciones entre el simbolismo de los colores y la significación inmersa en el contexto del ritual: "...el día que me muera yo quiero mi cajón, pintado verde y blanco como mi corazón".

     Siguiendo a Víctor Turner, podríamos decir que la vía exegética, es decir, enfocando a los símbolos desde el punto de vista de los actores, nos proporciona un dato inicial. En este caso, esta enunciación representa una visión feliz del mundo al que pertenecen, en el cuál la muerte se reviste de alegría, de un colorido verde y blanco, ejemplificando la fidelidad para con sus colores.

     Por otro lado, si observamos los comportamientos de los hinchas en el momento que se realiza este canto colectivo por la vía operacional, la cual consiste en observar objetivamente cual es el comportamiento real que aparece en el ritual, vemos que al saltar, al mover los brazos, etc, lo que menos se piensa es en recibir a la muerte.

     En cambio por la vía posicional, exclusiva de la competencia antropológica según este autor, podemos determinar que estos símbolos son dominantes y generan una determinada acción, siempre dependiendo del contexto. De esta manera, este canto representa a un referente identitario muy fuerte en donde la vida (el corazón) y la muerte se entremezclan con gran intensidad, ya que ser hincha, requiere de un gran apasionamiento. De esta manera, el hincha entrega sus colores a la muerte como una prolongación de la vida, en el cuál pintar el cajón de los colores de su club, responde a una necesidad fisiológica.

     Según Malinowsky: "la crisis suprema y final de la vida - la muerte - es la más importante". La muerte decía Malinowsky: "provoca una respuesta dual de amor y aversión, una profunda ambivalencia emocional de fascinación y de miedo que amenaza los fundamentos psicológicos y sociales de la existencia humana"5. Este ritual del canto colectivo de los hinchas (si bien existen grandes diferencias entre una muerte real y una muerte imaginaria), demuestra una gran similitud con los rituales religiosos que operan en los ritos funerarios de la sociedad occidental moderna, ya que cuando se da este dilema entre la vida y la muerte, intervienen los mismos para seleccionar el credo positivo, la creencia valiosa en la inmortalidad y la continuación de la vida después de la muerte. Como bien lo describe Clifford Geertz en uno de sus párrafos sobre el estudio del ritual en Java: "La religión asegura aquí la victoria de la tradición sobre la mera respuesta negativa del instinto frustrado"6.

     Ese canto colectivo, ejercido en la práctica de los rituales seculares7 que ejercen los hinchas, condensa diferentes acciones representadas en una sola formación imaginaria: la victoria de uno de los indicios más importantes de la historia de vida de un hincha, el de la prolongación de la sangre, a través de la inmortalidad de los colores de su equipo.

     Ahora ¿dónde se encuentra el porqué de esta inmensa relación entre el individuo y su grupo?, y ¿dónde se configuran los comportamientos relacionados al sentimiento del hincha?

     Víctor Turner dice que justamente el ritual es un mecanismo que periódicamente convierte lo obligatorio en deseable. Tal es así que dentro de una trama de significados hay símbolos dominantes que ponen a las normas éticas y jurídicas en contacto con fuertes estímulos emocionales. De esta manera, desde el ritual en acción, el símbolo ritual efectúa un intercambio de cualidades entre lo que Turner llama polo ideológico (componentes de orden moral y social de la sociedad) y polo sensorial (se refiere a fenómenos naturales o fisiológicos, provoca deseos y sentimientos groseros). Las normas y valores se cargan de emoción, las emociones básicas y groseras se ennoblecen a través de su contacto con los valores sociales, en este caso con los valores nativos del hincha. Si bien dentro del ritual que ofrece la asistencia de los hinchas al estadio se observan diferentes interacciones que representan valores positivos y cohesivos, fuera del ritual existen los conflictos. Por ello, en la situación del ritual se dan los valores para que se mantenga un cierto orden, y la energía para producir esto, paradójicamente, se adquiere del conflicto.

     Otro claro ejemplo, desde otra óptica, la da la confrontación directa con el "otro": "Lo que pasó, es que en el 2000, enfrentando a Comunicaciones (...) uno de Comunicaciones que había saltado a la cancha, iba a agarrar una camiseta de un jugador y posteriormente quería afanarse las banderas y ahí la hinchada rompió el alambrado y entró a la cancha, y como nosotros esperábamos que se metieran los de Comu también, les pegábamos a todo lo que era amarillo..." (Entrevista realizada a uno de los miembros de la hinchada, Octubre de 2002).

     En este caso, la energía para reforzar la propia pertenencia a unos colores es tomada del conflicto que produce reconocer a otros colores, ya que el amarillo, que responde a un referente primario de identificación del "otro", es tomado por los hinchas de Excursionistas como un ordenador de la propia pertenencia a sus colores. Pues es al amarillo y no al verde y blanco, al que hay que agredir. En este caso, se llega por una vía diferente a lo planteado por Turner. Este es un momento en el cuál dos grupos de pertenencia diferentes compiten por un dominio territorial dentro del plano simbólico, pero desde el conflicto, en donde la violencia ejerce un factor de mediación para defender el prestigio, se construye posteriormente la armonía constitutiva del orden en el imaginario de estos hinchas.

     Esta situación, confirma la importancia de los contextos en la producción de todo el imaginario simbólico referido a los colores.


Bajo el estigma de villeros
     Ha sido E. Goffman, quién desde el denominado "interaccionismo simbólico", intentó producir una sociología del estigma definiendo al mismo como un representante de los procesos de elaboración de los actores sociales que expresan un determinado tipo de relación social: "El intercambio social rutinario en medios preestablecidos nos permite tratar con 'otros' previstos sin necesidad de dedicarles atención o reflexión especial.(...)Por consiguiente es probable que al encontrarnos frente a un extraño, las primeras apariencias nos permitan prever en qué categoría se halla y cuáles son sus atributos, es decir ´su identidad social´" (Goffman, op. cit.:12).

     Para el caso de Excursionistas la "identidad social" representada hoy en día por los mismos hinchas para identificarse a sí mismos y al mismo tiempo para diferenciarse de otros equipos, parte primeramente de la construcción de un estigma que tiene su antecedente principal, en la conformación de un componente social que acompaño, a lo largo de varias décadas en el siglo pasado, al barrio del Bajo Belgrano: la denominada "villa del Bajo". Esta villa, ubicada principalmente entre las intersecciones de las calles Blanco Encalada y Dragones, fue por mucho tiempo uno de los referentes en cuanto a público se refiere, de la composición social de los hinchas del Club Atlético Excursionistas8.

     Si bien algunos de los individuos de estos sectores marginales provenientes de la villa del bajo eran aceptados y formaban parte de la institución como hinchas de la misma, es sumamente paradójico que para principios de la década del setenta un tal René Housemann9 (el "loco") admirado durante el transcurso de su carrera por su talento desplegado dentro de las canchas y reconocido por muchos hinchas de Excursionistas en la actualidad como uno de los emblemas de la institución albiverde, fuera rechazado por un dirigente del club Excursionistas por su condición de "villero"10.

     Resulta sumamente llamativa entonces, esta visión negativa dentro del club Atlético Excursionistas sobre un jugador que tenía sus orígenes en nada más ni nada menos que en la "villa del Bajo". ¿Por qué no podía jugar en una institución donde sus hinchas se denominan "villeros", un jugador proveniente de uno de los sectores más humildes de la Argentina?

     Este interrogante precisamente, abre el camino para seguir el recorrido de este estigma social de referencia. Posiblemente, este atributo de "villero" fue el elemento a tener en cuenta por las otras hinchadas (sobre todo por su archirival: Defensores de Belgrano) para poder mistificar el concepto y revestirlo de un carácter negativo, logrando de esa manera desprestigiar al "otro" y reforzar su propia imagen. Sin embargo, antes de este suceso, nadie había demostrado públicamente en Excursionistas un sentimiento de vergüenza al ser referidos por otros equipos como "villeros".

     ¿Que es lo llamativo de todo esto? Probablemente la coincidencia temporal (principios de la década del setenta) entre el declive económico y deportivo de ésta institución y la situación de rechazo a un jugador que se identificaba plenamente con su condición de villero.

     Siguiendo a diferentes analistas, quiénes señalan al flojo desempeño que tuvo la selección argentina en el Campeonato Mundial de Fútbol que se realizó en Suecia en 1958, como el hito inicial para el desencadenante de un cambio cultural que era impulsado por algunos medios de comunicación relacionados a la esfera futbolística, podemos encontrar algunos indicios de cómo se llegaron a diseñar distintas estrategias con el objetivo de modificar el ámbito deportivo.

     El sociólogo argentino Roberto Di Giano, quién analiza a una de las revistas deportivas de mayor difusión por aquéllas épocas como lo era El Gráfico, cita en su trabajo a un fragmento donde la misma aconseja que: "...El jugador argentino necesita una cura mental, una higienización de principios, una revolución de ideas..." 11

     Entonces, resulta ya no tan paradójico que para principios de la década del setenta del siglo pasado fuera rechazado por el Club Atlético Excursionistas un jugador proveniente de estos sectores marginales, mistificados especialmente por algunos sectores de la prensa deportiva de nuestro país como los portadores de una marca registrada de indisciplina y desorden. Di Giano, precisamente en otro de sus estudios nos dice: "En el fútbol argentino de los primeros años setenta siguió operando la coexistencia conflictiva de dos modelos deportivos, aquel forjado en las primeras décadas de este siglo que se fue diferenciando progresivamente del estilo inglés a partir de ir asumiendo características propias, y el que se instaló a principios de la década del sesenta siguiendo pautas de organización y valorización europeas" 12

     De esta manera, resulta muy probable que dentro de esta coexistencia conflictiva, un jugador proveniente de la villa miseria sea caracterizado por algunos sectores del ámbito deportivo con una imagen negativa, afirmando los "dotes" de ser un posible generador de conflictos, cuestión no muy beneficiosa para cualquier institución que se considerara profesional; sumado esto a la imagen de un club que se ubica hasta el día de hoy, en los alrededores de uno de los barrios mas pomposos de la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, faltaría el retoque final por parte de los sectores hegemónicos, para romper definitivamente con la imagen de una realidad social que se iba a ir acrecentando por aquéllas épocas. Tal es así que para el Mundial de Fútbol realizado en la Argentina en 1978, las autoridades gubernamentales pertenecientes al gobierno de facto de aquél entonces, decidieron arraigar la denominada "villa del bajo" de aquella zona, para mostrar así a los posibles turistas extranjeros que frecuentaran los partidos jugados en el aledaño estadio a Excursionistas, (el del Club Atlético River Plate) que la Argentina no tenía nada que envidiarles a los países denominados del "primer mundo", escondiendo así, la mala imagen que podíamos representar para éstos si se dieran a conocer estos lugares pertenecientes a un universo social no"civilizado"13.

     Es importante señalar, siguiendo este recorrido histórico, que para fines de la dictadura militar, en el año 1982, el entonces intendente de la Ciudad de Buenos Aires, Cacciatore, tenía preparadas las topadoras con la intención de tirar abajo el club; pero la intervención de los hinchas de esta institución hizo que se diera marcha atrás con este proyecto.

     Si seguimos el recorrido de este estigma, cabría preguntarse del ¿porqué en la actualidad esta autoidentificación por parte de los hinchas con el atributo de "villeros" sigue teniendo un peso, aún más importante que antes, en la representación del hincha de Excursionistas?

     La respuesta a esta cuestión la podemos encontrar siguiendo los indicios de este atributo, convertido por los propios hinchas en un símbolo referencial de primer orden, ante cualquier intento de desprestigio de los "otros" sujetos ajenos al universo social de Excursionistas.

     La creación de otros atributos por parte de las hinchadas contrarias para hacer referencia a Excursionistas, permite a los hinchas de dicha institución, reforzar la autoimagen de "villeros" connotándola así de un sentido positivo. Es que este atributo es utilizado simbólicamente por los hinchas para romper con el imaginario que construyen los otros equipos sobre el barrio. Como bien me contaba uno de los integrantes de la hinchada: "No sé a Defensores de Belgrano, pero a 'nosotros' todas las hinchadas nos tratan de chetos".

     Resultaría entonces que la respuesta a esta cuestión, esta relacionada con la mala imagen que representa para cualquier hinchada el ser tratados de "chetos", es decir: como "niños afinados y correctos".

     Como bien lo expresa una de sus canciones: "Esta es la banda del verde, vos ya la conoces. (...) Vamo´ a salir campeón, no como Defe que aguanta" en patrullero, soy de Belgrano y mi orgullo es ser villero".

     Es importante señalar que muchos individuos que provenían de la "villa del Bajo", y que hoy en día están asentados en diferentes localidades del Conurbano Bonaerense, como Villa Soldati, Villa Fiorito y San Fernando, siguen viniendo a ver a Excursionistas. De esta manera, son tomados los elementos del barrio según el contexto histórico social en el que se desenvuelven las relaciones sociales dentro del estadio. O sea, que la "gran familia" que representa Excursionistas, se compone de elementos sociales que tuvieron, tienen o tendrán, alguna relación directa con el barrio. Un ejemplo claro de dicha cuestión, son las banderas colgadas por los denominados guachos en el alambrado del sector central de populares, donde se observan diferentes consignas: "Excursio, rey del bajo", "Colegiales presente", "Los villeros", "Belgrano es villero", "San Justo es de Excursio", "Parque Chas", entre muchas otras.

     Así, el Club Atlético Excursionistas está presente en el barrio como también el barrio está presente en Excursionistas, funcionando bajo su referente identitario como un canalizador de diferentes identidades sociales.


A modo de conclusión
     Queda el interrogante abierto para un futuro análisis, de si el tan preciado "ascenso" a la primera división "B" que manifiestan los mismos hinchas de Excursionistas como el verdadero lugar de pertenencia en el que tendría que estar la institución, es una de la cuestiones a seguir para conocer mas de cerca el porqué de estos comportamientos mas violentos. Como es sabido, los distintos rituales realizados por los hinchas dentro del estadio son un elemento de inseguridad para el status quo deportivo, porque desde hace varios años se viene manifestando desde distintos sectores pertenecientes al mismo, la necesidad de erradicar definitivamente la violencia dentro de los estadio del fútbol argentino siguiendo el camino del control externo: el uso de mas efectivos policiales, la implementación de cámaras de video, o la significativa aparición de programas de televisión que aparentemente reivindican el espectáculo de las tribunas. Todas estas iniciativas de controlar a los hinchas "desde afuera", tratan de conseguir un "espectáculo deportivo" en donde predomine solamente lo visual, para romper así definitivamente con el elemento esencial de todo ritual: la inseguridad; ya que éste elemento se convierte en un verdadero riesgo para quiénes necesitan testigos pasivos plausibles de ser adoctrinados.

     Sin embargo, si Christian Bromberger tiene razón al manifestar que el fútbol funciona como un espejo de la realidad social en donde la sociedad se mira a través de él, cabría agregar, entonces, que la propuesta conciente o inconsciente de los hinchas de Excursionistas, es generar una ganancia narcisista, en el sentido de crear un sentimiento mayor de pertenencia y superioridad basado en la acentuación de conductas más violentas hacia el "otro". Por otro lado, para indagar mejor esta cuestión, es sumamente necesario realizar una mirada "desde adentro" para poder comprender las contradicciones propias de una sociedad que fue cediendo, a lo largo de estos últimos veinticinco años, numerosos terrenos de identificación y que puede buscar en la actualidad alguna forma desmedida de participación, construyendo así, una falsa imagen de su representación exacerbada, cuestión que habría que indagar, por ejemplo, en esto de sentirse "hincha de Excursionistas".


Notas

  1. Scher A. y Palomino H., Fútbol: pasión de multitudes y de elites. Edit. CISEA, Buenos Aires, 1988, Apéndice.

  2. Por sector lateral me refiero al sector mas pasivo de la popular, pero no por ello menos pasional, donde lo frecuentan mayoritariamente hombres adultos de mediana y entrada edad, mujeres y niños, para diferenciarlo de el sector central, donde se ubica los diferentes grupos que componen la hinchada y las vanguardias juveniles.

  3. Si tenemos en cuenta que la definición académica de espectáculo moderno es: "cualquier acción que se ejecuta en público para divertir o recrear"; el partido en sí, que implica la interacción de dos equipos enfrentados dentro del césped de la canchan, no consigue recrear espectadores pasivos que funcionan solamente bajo la lógica de estímulo-respuesta. De esta manera, los hinchas son también actores principales del espectáculo.

  4. Archetti, E. "Comedia y tragedia en el discurso de los hinchas argentinos" (1987).

  5. Moreira, V. "Aguante y Honor, la visión nativa", en Lecturas: Educación Física y Deportes (Revista digital), Buenos Aires, 2001.

  6. Malinowsky, B. "Magic, science and religion", pág. 29.

  7. Geertz, C. "La interpretación de la culturas", Gedisa, Barcelona, 1987, cap. 6, pág: 146.

  8. Ver Bromberger, C. "Las multitudes deportivas: analogía entre rituales deportivos y religiosos", en Lecturas: Educación Física y Deportes (revista digital), Buenos Aires, 2001.

  9. Los individuos provenientes de la villa se integraban, en buena medida, dentro de los diferentes subgrupos que coexistían y conformaban la hinchada de Excursionistas.

  10. En un reportaje realizado por Pablo Wildau, el "loco" Housemann manifestaba: "Mi hermano Carlos Walter, integraba la primera de Excursionistas y yo empecé a seguirlo. (...) También jugué un tiempo en el baby, pero un dirigente al que no voy a nombrar porque es muy conocido, me echó del club porque decía que no quería jugadores de la villa" ("Excursio: una historia de amor y aguante", op. cit: 14)

  11. Además del fútbol, fueron varias las personalidades que se destacaron en el mundo del deporte que tuvieron sus orígenes en la villa del bajo, como lo es el caso del boxeo representado en la década del sesenta por Martiniano Pereyra.

  12. Di Giano, R. "Avatares de la modernización en el fútbol argentino", en Deporte y Sociedad, Eudeba, Buenos Aires, 1998, pág: 108.

  13. Di Giano, R. "De la modernización de carácter dependiente a la revalorización de los bienes futbolísticos tradicionales", en Ponencias presentadas en el Iº Encuentro de Deporte y Ciencias Sociales, Buenos Aires, 1998, pág: 77.


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  • Wildau P. "Excursio: una historia de amor y aguante", Buenos Aires, 1997.

  • Página oficial del Club Atlético Excursionistas en Internet.


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de Julián Ponisio

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revista digital · Año 8 · N° 56 | Buenos Aires, Enero 2003  
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