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Deporte y quehacer pedagógico: una relación a pensar críticamente
Raumar Rodríguez Jiménez

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 55 - Diciembre de 2002

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5. El vacío de la crítica en el discurso del deporte pedagogizado
    La "ilusión del buen niño".15 Habitualmente el discurso legitimador de la práctica deportiva se construye en tanto aspiración de un sujeto que aprende a respetar las reglas, disciplinado, buen compañero, etc, (digamos, un fuerte sentido de práctica moralizante del deporte) sin revisión de la relación directa e implícita de la lógica del deporte con la lógica social y con los valores de cierta clase. Olvidar esto significa olvidar que, históricamente, el deporte moderno ha sido parte de un ideal moral, esto es de "un ethos que es el de las fracciones dominantes de la clase dominante"16 La visión esencialista del deporte "demora" la crítica radical y la discusión del sentido político del mismo: ¿para qué sociedad es que se piensa la "esencia" del deporte? Si la sociedad actual es injusta, el deporte como instancia educativa colabora de manera específica en la reproducción de esas injusticias, a través del proceso de reproducción cultural y social. El deporte moderno integrado a la educación general del sujeto, forma parte del conjunto de dispositivos pedagógicos que aparecen justo en el momento histórico en el que las técnicas brutales de imposición (a través de la fuerza física) van cediendo paso a técnicas más sutiles (de dominación simbólica).17 Es gracias a esta fuerza de dominación simbólica que se logra transmitir como legítima la cultura dominante, en este caso, respecto del deporte (y su función social). Querer mostrarlo como una actividad social que sólo tiene efectos saludables no produce otra cosa que la ideología de un don estatutario, como si se tratara de una serie de relaciones neutrales y que no se vieran afectadas por el conjunto de luchas ideológicas, políticas, económicas y culturales de una sociedad.

    Deporte: ¿placer o renuncia?: El trabajo del cuerpo en el deporte desde el moldeamiento, desde el rendimiento, la eficacia, la eficiencia, por sobre todas las cosas es el trabajo desde la renuncia. Para la lógica del rendimiento y la eficacia no importa la subjetividad y sus requerimientos, importa sólo en la medida que se adapte a la "demanda funcional del sistema productivo o del mecanismo de integración social" (Follari, 1997: 9)

    La "ilusión del sujeto liberado". El sujeto que adquiere un "repertorio" de movimientos más amplio no alcanza para justificar una práctica pedagógica crítica. Esto es parte de un discurso complaciente y autoevidente, que sólo satisface las necesidades internas de legitimación del propio campo. El repertorio motriz más amplio no es más que parte de la misma matriz de aprendizaje, que en el caso del deporte está en connivencia con la sujeción de los cuerpos, dispositivo propio de la modernidad que hunde sus raíces filosóficas en la investigación positivista del movimiento y encuentra sus "aplicaciones" prácticas en disciplinas tales como la medicina, la biomecánica, la fisiología, etc. En suma, lo que parece espontáneo no es más que el producto internalizado e inconscientemente traído a la práctica de un profundo control anterior sobre los cuerpos, sutil y permanente, ínfimo e infinito.

    La vacuidad del "hay que saber ganar y perder": el peor de los instrumentalismos. Esto es: se le puede adjudicar una tarea instrumental al deporte en muchos sentidos, pero esta tal vez sea la peor. Desde el punto de vista pedagógico es absolutamente "acrítico" tomar la práctica deportiva como legítimamente pedagógica porque enseña a ganar y a perder. Por dos razones, la primera y más obvia, es una tarea por demás escueta y reducida, la segunda y más compleja, evidencia la ausencia de una reflexión pedagógica con sentido político crítico, en el contexto social, económico y cultural que tal práctica adquiere sentido. Saber ganar y perder, dentro de las reglas de juego arbitrarias y arbitrariamente impuestas, es parte de una ética aristocrática dentro de la ideología de la "iniciativa privada", que solapa las relaciones de dominación entre las clases.18

    La "ilusión del buen niño", la del "sujeto liberado", la ideología del "saber ganar y perder", configuran la tarea de enseñar deporte en un particular trabajo pedagógico que impone arbitrariamente una arbitrariedad cultural.

    6. En la relación práctica que se establece entre deporte y pedagogía, hay un problema fundamental: el cuerpo deportivo es un producto de la lucha por el cuerpo legítimo y el uso legítimo del cuerpo, y en esta lucha intervienen distintitos agentes e instituciones (la familia, los educadores, los médicos, los políticos, los periodistas deportivos y el mercado destinado al consumo de objetos deportivos y con relación al cuerpo en general). Todos estos agentes e instituciones colocan en el centro de la lucha al cuerpo, atravesándolo como diversas y múltiples líneas de poder que se despliegan de un modo heterogéneo según las diferentes instancias en las que el deporte tenga lugar. Estas líneas de poder adquieren hoy, respecto del cuerpo y según una mirada panorámica al espacio social en su conjunto, un carácter no represivo y sí altamente estimulante: todos alientan la práctica del deporte (aunque con sentidos diversos). El primer aspecto a tener en cuenta por el educador: el poder no se localiza de manera homogénea y estática, desde hace ya mucho tiempo, sólo en el Estado o alguna de sus instituciones; sino que se ha multiplicado en diversas esferas de la sociedad, donde el propio Estado emite enunciados contradictorios respecto del deporte, según de qué sector provenga.19

    Creo necesario ahora decir lo siguiente: me parece imprescindible insistir con las herramientas foucaultianas para un análisis profundo de la relación deporte-pedagogía-cuerpo. Y esto es especialmente cierto para nuestro país, para el cual se puede afirmar que, en el campo de la educación física y el deporte, la crítica foucaultiana aún no ha comenzado más que como esfuerzos aislados. Si educar para la emancipación del sujeto es un postulado compartido, entonces se vuelve vital una historia social permanente que dé cuenta de cómo los cuerpos son penetrados por relaciones de poder, y en este caso, cuál es la serie de configuraciones y reconfiguraciones del dispositivo deporte que sedimenta en las relaciones de dominación locales y de la sociedad en su conjunto.

    Para esta perspectiva, el análisis debe hacerse en términos de tecnologías, tácticas y estrategias a través de las cuales se despliegan relaciones de poder. Como un primer ejemplo, podemos pensar en una insistente carga de mensajes orientados a instalar el deporte en la vida cotidiana de la población, cuyo denominador común es la salud. Así, se producen diversos efectos en los sujetos que, en una sociedad como la nuestra, carece de una tradición en este aspecto. El cuerpo, en su aspecto más material, es "deportivizado". Es en este punto donde lo biológico se liga a lo social de acuerdo al desarrollo de tecnologías de poder que eligen como blanco a la vida.20 Si bien el principal punto de apoyo del dispositivo deporte es la salud, al interior del dispositivo circulan otras funciones que se entrelazan y suscitan todo un campo de efectos vinculados al deporte: un ideal de juventud como valor primordial, de lozanía, de estética de la delgadez (también vincula a la juventud), etc.

    Es innegable que el público fundamental para este tipo de mensajes es aquel que cuenta con los medios para desarrollar algún tipo de actividad físico-deportiva, y podría agregarse que el cuerpo de las clases populares sólo acompaña en la medida que este ideal penetra en su cotidianidad a través de otros dispositivos, como ser los medios masivos de comunicación (fundamentalmente la TV, el medio al que accede casi toda o toda la población). Hay en estos dispositivos vinculados a la relación deporte-cuerpo un poder que produce prácticas orientadas a la construcción del cuerpo deportivo, que, si bien tiene efectos múltiples, los mensajes públicos se presentan con cierta homogeneidad.

    Esta ligazón de la que hablábamos, entre lo biológico y lo social, es exactamente el poder que se ejerce sobre el cuerpo y penetra en su espesor, constituyéndose en lo que Foucault llama un "bio-poder". Si bien es verdad que hay todo un dispositivo orientado a la manipulación simbólica de la noción de cuerpo, también es verdad que el trabajo ínfimo e infinito con y sobre el cuerpo que realiza el sujeto -que es un trabajo sobre sí mismo- está enlazado con un modo de ser construido históricamente en el corazón de ese bio-poder y que funciona como una red en la que el sujeto se desplaza pero que a la vez la constituye: cuando se ha objetivado una noción y un modo de ser y estar corporal, el sujeto se reconoce en ella y se convierte en el punto de apoyo de nuevos efectos que no dejan de nacer, se convierte en sus propias condiciones de posibilidad.21 Así, entiendo pertinente recuperar una pregunta que parece haberse perdido en la densidad de las luchas históricas: ¿qué fue (y qué es) lo que suscitó (y suscita) todo un campo de justificaciones pedagógicas para el deporte, y que han ido modificándose sutilmente desde la segunda mitad del siglo XIX hasta hoy? Es necesario reformular esta pregunta que nos permita, en el corazón de estas luchas históricas, cartografiar la relación deporte-pedagogía-cuerpo, no como una relación estructural que hace descender el poder desde el Estado al ciudadano, sino como parte de una nueva economía política del cuerpo. Y aunque parte de todo lo dicho pueda ser entendido como un esfuerzo retórico por decir algo novedoso allí donde todo parece estar absolutamente iluminado, dicho, descrito; aunque pueda sonar a ficción, creo, con Foucault, "que existe la posibilidad de hacer funcionar la ficción en la verdad; de inducir efectos de verdad con un discurso de ficción, y hacer de tal suerte que el discurso de verdad suscite, 'fabrique' algo que no existe todavía, es decir, 'ficcione'."22


7. Reflexiones finales
    En este breve trabajo se han presentado algunas ideas fundamentales, tratadas de un modo aún primario, con el propósito de que se transformen en investigaciones de mayor rigor. Así, se han identificado algunos problemas que se entienden son importantes en la reflexión acerca de la relación Deporte y Pedagogía, a saber:

  • la formación de los profesionales en el campo de la educación física y el deporte presenta aún grandes dificultades para el desarrollo de un pensamiento crítico en torno a la cuestión tratada;

  • la racionalidad creciente en el campo del entrenamiento deportivo, y la propia lógica del campo del deporte, hacen que la lucha por este capital específico esté orientada a la investigación sobre la mejora del rendimiento y no sobre los efectos sociales y culturales de dicha práctica;

  • el arraigo de un cierto sentido común -muy superficial- en las fundamentaciones pedagógicas del deporte en el campo de la educación, hacen retrasar la crítica y ubican al deporte en una mirada cuasi-maniquea: este es el salvador de todos los males de la sociedad (sedentarismo, vagabundeo, drogas, etc.).

    Finalmente, creo que la perspectiva a asumir en las investigaciones con relación al deporte desde una perspectiva pedagógica, debe ser la de una "ciencia que incomoda", para utilizar una expresión de Bourdieu23, esto es investigaciones que muestren, por ejemplo, la correlación del tipo de deporte que se practica con la clase social; las performances alcanzadas con el origen social del deportista; la relación entre las ideas dominantes en el campo deportivo-pedagógico con las ideas dominantes de las clases dominantes; la relación del uso legítimo del cuerpo con el conjunto de prácticas orientadas al control y disciplinamiento de los sujetos, etc. Creo que sólo es posible pensar en el deporte como práctica pedagógica liberadora, si se logra franquear el terreno de lo impensado en las investigaciones que aborden estas cuestiones.


Notas

  1. Quiero agradecer especialmente a los estudiantes del Curso de Técnicos Deportivos del Instituto Superior de Educación Física de Montevideo, donde soy titular de la asignatura Pedagogía, quienes me han impulsado a comenzar a sistematizar parte de los debates que han surgido en las clases de 2001 y 2002.

  2. En el sentido que da A. Giddens a dicha expresión. Hay dos complejos institucionales de particular relevancias en la modernidad: el estado nacional y la producción capitalista sistemática. Debe agregarse, como otra clave, que la modernidad es universalizadora y una de sus consecuencias es la mundialización. Puede resultar heurísticamente relevante pensar la relación deporte-pedagogía-cuerpo a partir de la noción de reflexividad desarrollada por este autor. Ver A. Giddens, 1999.

  3. No olvidemos que, si lo que predomina en la formación del profesor de educación física y el técnico deportivo es la visión positivista del movimiento (con base real en la biomecánica y la fisiología del ejercicio) ha sido en detrimento de la visión fenomenológica del mismo, demorando el análisis cultural y sus efectos sociales. Ver Wagner, Ch. 1996.

  4. Freire, P. 1994: 63.

  5. Gimeno Sacristán, J. 1997.

  6. Uno de los pilares de este modelo ha sido la posición de Gagne, vinculada al conductismo, los planteamientos eficientistas, la industria y el entrenamiento militar. El esfuerzo de Gagne se centró en elaborar taxonomías de aprendizajes. Ver Gimeno Sacristán, J. 1997: 39-63.

  7. Bourdieu, P. 1990b: 207.

  8. Mélich, J-C. 1996: 67.

  9. Ver Bourdieu, P. 1993: 73.

  10. Goffman, E. 1997.

  11. Bourdieu, P. 1990. Debo mencionar aquí que es heurísticamente muy relevante tratar esta cuestión desde la perspectiva ya conocida del “currículum oculto”.

  12. Para referirse al contexto actual, luego de los ya conocidos trabajos de Bourdieu respecto de las public school inglesas (1993).

  13. Dunning, E. 1995: 247.

  14. Aunque el deporte escolar y el de alta competencia puedan reconocerse como dos espacios diferenciados, cada uno con sus reglas de juego específicas y con una cierta autonomía relativa, debería pensarse que esta última existe a condición de una dependencia relativa de ambos espacios. No alcanza con enunciar que son espacios diferentes, es necesario reconocer que se han objetivado en acuerdo con un imaginario social bastante homogéneo.

  15. Bourdieu afirma que existe la ilusión de “una definición técnica del ejercicio deportivo -es decir, una definición socialmente neutra y objetivamente basada (en la naturaleza)-, como la ideología ocupacional de los profesionales que producen y venden bienes y servicios deportivos.” (1993: 76)

  16. Ib.: 65.

  17. Bourdieu, P. y Passeron, J-C. 1981: 38.

  18. Bourdieu, P. 1993: 64.

  19. La acción de los agentes de lo que podría llamarse “las políticas del cuerpo” configuran un complejo imposible de mostrar como un todo homogéneo, sino múltiple y heterogéneo. Según Foucault, este mosaico tal vez pueda presentar como denominador común a la medicina. (1992: 109-110)

  20. Foucault, M. 1998: 184.

  21. Foucault, M. 1992: 156-157.

  22. Ib.: 162.

  23. Bourdieu, P. 1990a.


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