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Las actividades culturales y sociales
en los clubes de fútbol

   
Club Atlético Vélez Sársfield
(Argentina)
 
 
Eduardo Bunster
ebunster@enre.gov.ar
 

 

 

 

 
    La presente ponencia tiene por objeto destacar la importancia del desarrollo de actividades culturales y dictado de cursos relativos a las mismas en el ámbito de los clubes de fútbol, por la inserción popular que estos tienen.
    Asimismo a partir de las experiencias que se vienen desarrollando en el ámbito del EDC (Encuentro de los Departamentos de Cultura de los Clubes afiliados a AFA) profundizar algunas reflexiones respecto del intercambio de las experiencias que las instituciones partícipes vienen realizando y profundizar respecto de los objetivos y mejoras particulares y comunes que podrían alcanzarse en cada una de ellas.
    Asimismo se tratará de mostrar la importancia de la participación, de quiénes integran las distintas subcomisiones en los respectivos clubes para el mejoramiento y desarrollo de las actividades específicas, así como también para fortalecimiento del funcionamiento democrático de las mencionadas instituciones.

Ponencia presentada en el IV Encuentro Deporte y Ciencias Sociales, Buenos Aires, noviembre de 2002
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 55 - Diciembre de 2002

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    Quiero a través de esta presentación destacar la importancia que tiene el desarrollo de las actividades culturales dentro de las entidades deportivas, en particular, los clubes de fútbol y como a través de las mismas se pueden detectar también, los mismos problemas que en el resto de la organización institucional.

    El carácter esencialmente popular de este tipo de instituciones hace que a ellas confluyan personas de los más variados estratos sociales, por cuanto la pasión que el fútbol despierta en nuestro país atraviesa transversalmente a la sociedad toda.

    No obstante, si bien, la pasión que este deporte despierta en la actualidad es la misma en todos los clubes que se encuentran afiliados tanto a la Asociación del Fútbol Argentino como a las ligas del interior del país, las instituciones en las que el mismo se desarrolló no siempre tuvieron en todos los casos el mismo origen.

    Ello quizás para muchos pueda resultar algo conocido u obvio, por ser motivo de su interés específico o su materia de estudio, pero para otros pudiera resultar útil a fin de ubicar a que tipo de instituciones nos estamos refiriendo, pero es este el tema que pretendo abordar en esta presentación.

    Al promediar la segunda mitad del siglo XIX la práctica del fútbol era generalizada dentro de la colonia Inglesa residente en nuestro país principalmente en sus colegios y podríamos decir por ello que su práctica se circunscribía a grupos minoritarios, no obstante lo cual, la misma, se extendió rápidamente hacia otros sectores más populares de nuestra sociedad.

    Los clubes de fútbol, tal cual hoy los conocemos, fueron fundados entre los últimos años del siglo XIX y la primera década del siglo XX, en su mayoría por la agrupación de jóvenes cuyo único objetivo era conformar equipos destinados a la práctica de este deporte. De los desafíos de equipo a equipo pasaron a formas de organización un poco más complejas, adoptando como forma jurídica la de Asociaciones Civiles sin fines de lucro contempladas en el Código Civil de la República Argentina.

    Si bien el modelo de organización adoptado no es el tema específico de esta presentación, el mismo es determinante para el desarrollo ulterior que tendrían estas instituciones, por cuanto esta impregnado por un lado de tradiciones, valores y hábitos vinculados con la pasión por el fútbol y por otro por hábitos participativos y otros valores muy fuertes de una vida comunitaria y solidaria.

    Este tema, a mi juicio, no es menor en una sociedad en la cual desde el punto de vista de su organización institucional es democrática pero, en la práctica, la continuidad democrática se ha visto varias veces interrumpida y en otras sólo ha funcionado formalmente. Ello da cuenta de la existencia de grupos de interés de naturaleza corporativa muy fuertes y, por ende la necesidad de profundizar prácticas democráticas en las organizaciones de la sociedad civil que hagan a la formación de sujetos democráticos resulta relevante.

    Con el correr de los años se fueron estructurando diferentes ligas entre estos clubes para competir entre sí, hasta la constitución de la Asociación del Fútbol Argentino en 1931 coincidentemente con la profesionalización de este deporte.

    Desde sus comienzos los clubes tuvieron la necesidad de recaudar fondos para satisfacer las necesidades primarias requeridas para su práctica, tales como la indumentaria, contar con campos deportivos provistos de arcos con red, vestuarios para cambiarse y utilería, así como la sociabilidad entre las personas que compartían una misma identidad por su divisa, símbolo común que los identifica, dieron lugar a la organización de diferentes tipos de eventos, situación que se potenció con la era del profesionalismo a partir de 1931.

    Así, en la búsqueda de mayores recursos que los obtenidos de las magras cuotas societarias, comienzan a organizarse diversos tipos de emprendimientos entre los que podemos destacar, entre otros, reuniones bailables, comidas de camaradería, búsqueda de donativos por parte de comercios e industrias, etc. para responder a sus necesidades.

    Casi no reconoce límites la imaginación alcanzada, a la hora de encontrar soluciones a problemas aparentemente insolubles, sólo bastaría citar de qué forma dirigentes y socios de Vélez convencían a los chóferes de los camiones cargados de tierra, que trabajaban en las obras de la Av. Gral. Paz a comienzos de los años 40, para desviarlos y volcar su contenido para relleno del bañado que habían adquirido para construir su futuro estadio.

    No puedo dejar de mencionar algo con relación a los predios en los cuáles se fueron ubicando los clubes, algunos lo hicieron en tierras fiscales en forma precaria, otros alquilaron propiedades de particulares en barrios periféricos de la capital y gran Buenos Aires -, otros se ubicaron en terrenos aledaños al Ferrocarril, debido a la desafectación de los mismos a las necesidades del servicio ferroviario y en otros casos lo hicieron en terrenos ganados al río. Estos lugares considerados de poco valor y utilidad serían luego convertidos en imponentes estadios e infraestructura deportiva de los clubes, adquiridos por con el aporte y esfuerzo de su masa societaria, que asimismo contribuyeron con el desarrollo y urbanización de los barrios donde se instalaron. Simultáneamente con ello la mayoría de las entidades empiezan a desarrollar otros deportes.

    Respecto a este particular puede verificarse entre las décadas del 40 al 70, período que coincide con la mayor expansión de los clubes, entendida esta como el incremento de su masa societaria no sólo por el interés que el fútbol despertaba sino además por la incorporación de nuevas actividades deportivas y sociales, da lugar a un importante proceso de cesión y posterior venta, en otros casos, de tierras públicas por parte del Estado Nacional a dichas instituciones, a través de leyes sancionadas casi todas en períodos democráticos.

    A simple modo de ejemplo podemos citar la Ley Nº 13.539 de 1952 donde se autoriza al Poder Ejecutivo Nacional a vender a sus actuales ocupantes los inmuebles del dominio privado del Estado, ya afectados y que detentaban con carácter precario las instituciones deportivas: Club Ferrocarril Oeste, Club Ferrocarril Oeste (anexo), Club Vélez Sarsfield, Club Atlético Boca Juniors de la Capital Federal; Club social y Deportivo Ferrocarril Gral. San Martín en la Ciudad de Mendoza y Club Atlético San Telmo y Sportivo Dock Sud en la Ciudad de Avellaneda. El valor de venta de esos predios según fijaba la aludida norma sería el que fijare la tasación fiscal.

    Este tipo de políticas adoptadas por el Estado resulta a mi juicio plenamente justificadas por cuanto estaban acompañando un proceso de expansión, en donde si bien el fútbol era la actividad predominante, ya no resultaba excluyente de otras actividades deportivas y culturales, así como la función que las mismas cumplían dentro de sus respectivas comunidades facilitando a las escuelas sus instalaciones.

    Para entrar de lleno en el tema al cual quiero referirme en esta oportunidad, como se desarrollan en este tipo de instituciones las actividades culturales, vale la pena tomar en cuenta algunos datos considerando que, sobre esta materia, es poco lo que se ha investigado y no existen trabajos específicos al respecto.

    En su libro “TANGO” Testigo social Andrés Carretero señala que en la década del 30 las reuniones bailables habían proliferado a todo nivel, agregando que los preferidos de la clase media eran los realizados en salones como Unione y Benevolenza, Italia Unita, Salón Agusteo, Casa Suiza, Salón Argentino y otros más. Pero recalca que en los barrios se concentraban, las mayores simpatías, los realizados en los clubes deportivos sobresaliendo aquellos realizados por los clubes que tenían equipos de fútbol. Dice asimismo que a ellos concurrían empleados, chicas de los barrios, pues eran reuniones familiares ya que la mamá o la tía estaban siempre presentes.

    Así también puede recordarse de esa época la trasmisión radial de la música interpretada por orquestas en los populares bailes de carnaval. Estos bailes alcanzaron una gran importancia tanto es así que las recaudaciones producidas durante la década del 60 eran publicadas como “tabla de posiciones” día a día por los diarios de la época. Entre los primeros puestos casi siempre aparecían clubes de fútbol como San Lorenzo, Comunicaciones y Vélez Sarsfield aunque ello no era exclusivo de los clubes de fútbol sino de los clubes deportivos en general, dichas recaudaciones significaban para los mismos un importante aporte a sus economías.

    En este mismo sentido también resulta importante destacar la importancia otorgada en el ámbito de muchas de estas instituciones tanto a la enseñaza de nuestras danzas nativas como a la organización de peñas bailables, ejemplo de ello son las Peñas Folklóricas que en forma ininterrumpida vienen funcionando desde la década del 50, sólo por mencionar algunas: “Las Dos Palomitas” del Club Atlético Vélez Sarsfield, “La Rivereña” del Club Atlético River Plate, “El Rescoldo” del Club Atlético Boca Juniors, “La Posta de Caballito” del Club Ferrocarril Oeste.

    Así también la enseñanza y práctica a través de sus peñas bailables del Tango son comunes en este tipo de instituciones, otorgándosele el nombre de personalidades de este quehacer como el de “Homero Manzi” en River Plate, “Juan de Dios Filiberto” en Boca Juniors y “Alberto Castillo” en Vélez Sarsfield.

    La actividad teatral también a través de la formación de elencos vocacionales conformados en el ámbito de las instituciones por socios y vecinos reconoce antecedentes. La memoria del ejercicio 1959-1960 del Club Atlético Vélez Sarsfield da cuenta que: “La temporada se inició con la realización de la comedia en tres actos, original de Abel Santa Cruz, titulada “Los maridos de mamá”, representándose luego las obras “Los ojos llenos de amor”, Sombra querida” de Jackes Deval,” . . . “Las de Barranco” de Gregorio de Laferrere y las graciosas comedias “Maridos caseros”, de Ricardo Hicken, y “Los maridos engañan de 7 a 9”, de Pondal Rios y Olivari.”. En la aludida memoria se destaca especialmente la labor llevada a cabo por los integrantes de la Subcomisión de Teatro integrada por alrededor de siete personas.

    Este es uno de los temas relevantes que quiero destacar, con independencia de los docentes a cargo de la enseñanza sea de las danzas o en el caso del teatro quién no sólo dicta las clases sino dirige a los elencos, tal como surge de la aludida memoria ningún evento sería posible, en este modelo de organización institucional sin la activa y desinteresada participación de los socios que integran las diferentes comisiones y subcomisiones de cada actividad.

    También es de destacar la existencia en el ámbito de varias de estas instituciones de iniciativas en materia educativa incorporadas a la enseñanza oficial en el nivel inicial, en otros casos nivel primario y secundario y en otros casos terciarios no universitarios, también en permanente expansión.

    Con el correr de los años algunas de estas instituciones fueron dándole una mayor importancia a las diversas actividades culturales que, año tras año se iban incorporando por impulso y demanda de la masa societaria, lo cual determinó que las mismas debieran ser coordinadas por un Departamento específico. Hasta aquí el concepto de cultura que los dirigentes de los clubes manejaron es un concepto tradicional, es decir lo socialmente aceptado como refinado o formas de buena educación no por ello cuestionable, aunque no excluyente de elementos de provenientes de la cultura popular como pudimos observar.

    A comienzos del año 2000 las autoridades del Departamento de Cultura del Club Atlético Vélez Sarsfield -presidido por el Sr. Héctor Rodríguez Rivas-, tuvieron la inquietud de conocer que ocurría en las demás instituciones de fútbol en materia de actividades culturales y para satisfacer este interrogante efectuaron una invitación a todos los clubes que entonces militaban en primera división a un encuentro que tendría lugar en la sede de esa institución en abril del año 2000.

    La legitima duda de no saber que grado de respuesta podría obtener esa convocatoria se disipó cuando se hicieron presentes delegaciones de los Clubes Boca Juniors, Estudiantes de La Plata, Ferrocarril Oeste, Gimnasia y Esgrima La Plata, Independiente, y River Plate. Posteriormente fueron sumándose otros clubes como Huracán, Lanús, Platense, Nueva Chicago y Quilmes en forma activa y se estableció contacto con el club Rosario Central el que adhiere, a pesar de no contar con un desarrollo de este tipo de actividades. Desde ese entonces y hasta el presente se han llevado a cabo veinticuatro reuniones en forma rotativa en las sedes de las diferentes instituciones partícipes, sin abandonar el anhelo de incorporar a las que aún no lo han hecho, a través de reiterar la invitación.

    Desde sus comienzos el EDC (sigla con la que se denominó al Encuentro de los departamentos de Cultura) se definió como un espacio de intercambio y análisis de las actividades que cada uno de los clubes venía desarrollando y a partir de conocerse y compartir las experiencias individuales, sirviera de base a los clubes para incorporar nuevas actividades e introducir cambios en el modo y forma en que las mismas se vienen realizando, planteándose además la posibilidad de realizaciones conjuntas.


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