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La práctica deportiva en personas mayores:
análisis de la calidad de vida y la
práctica deportiva realizada

   
*Doctoranda del Departamento de Educación Física y Deportiva
Universidad de Granada
 
**Doctora de Educación Física y Deportiva.
Profesora del Departamento de Educación Física y Deportiva
Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
 
Universidad de Granada
 
 
Rocío López-Cózar Martín*
rociolcm@hotmail.com  
Socorro Rebollo Rico**
srebollo@ugr.es
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
    En este estudio tratamos de analizar y conocer en primer lugar el perfil sociodemográfico de la población mayor de 65 años de Huetor Vega, perteneciente a la asociación de pensionistas "La Nava" y la calidad de vida que presentan estas personas, analizando ésta en base a dos dimensiones principales: la capacidad funcional y el bienestar subjetivo (Fillenbaum, 1988). La capacidad funcional refleja la habilidad de los individuos para desarrollar actividades y papeles que son parte de la vida independiente y productiva (Martínez Vizcaíno y Lozano, 1998). Dentro de esta capacidad funcional analizaremos las siguientes dimensiones: el soporte social del individuo, la capacidad para realizar actividades de la vida diaria (instrumentales y básicas), su estado de salud física, salud mental y los recursos económicos de los que dispone. Unimos a esto el análisis del bienestar subjetivo, ya mencionado anteriormente, la valoración que el propio individuo hace de su vida. En definitiva nos interesa conocer la práctica deportiva realizada por las personas mayores desde el marco de la salud y su relación con la calidad de vida de la población estudiada.
    Palabras clave: Práctica deportiva en mayores. Deporte y Salud. Entrenamiento deportivo en mayores. Calidad de vida.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 53 - Octubre de 2002

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1. Introducción

    Debemos considerar, a la luz de los conocimientos modernos, que envejecimiento y enfermedad son dos cosas independientes, aunque sin duda tengan mucha relación. De forma que el hecho de vivir más años lleva aparejado una mayor posibilidad estadística de enfermar. Las condiciones que presenta cada persona durante el proceso de envejecimiento son muy variadas, aunque esté programado genéticamente para cada uno, su ritmo puede verse influenciado de forma positiva por la alimentación correcta, por el buen estado de la salud, por el ejercicio físico, etc., y negativamente por la obesidad, las enfermedades, el sedentarismo y otras causas, y no podemos desconocer la influencia que pueden ejercer los factores ambientales. (Marcos Becerro 1990).

    En las últimas décadas se ha ido utilizando una concepción de salud más amplia y de carácter positivo y así la Organización Mundial de la Salud (1948), la define como “el estado de completo bienestar físico, mental y social” e incluye las dimensiones psicológica y social. De esta forma la salud queda vinculada a los procesos individuales, grupales y culturales de la persona.

    Dentro de esta línea, pero aportando una idea más avanzada del concepto salud se encuentra la noción de salud de Salleras (1985) que adopta Rodríguez Marín (1995) y que define como ”el nivel más alto posible de bienestar físico, psicológico y social, y de capacidad funcional, que permitan los factores sociales en los que vive inmerso el individuo y la colectividad”.

    Según Sánchez Bañuelos (1996), existen tanto a nivel personal como colectivo formas y maneras de comportarse que son más favorables para la salud, frente a otras que pueden resultar más desfavorables.

    Esto nos lleva al concepto de “estilo de vida” definido por Henderson, Hall y Lipton (1980) como “el conjunto de pautas y hábitos comportamentales cotidianos de una persona”. En una sociedad no hay un único estilo de vida saludable, sino muchos y que el estilo de vida saludable ideal no existe. En realidad deberíamos hablar de hábitos saludables de vida, ya que los hábitos de vida y los hábitos de salud van íntimamente ligados.

    Según Sánchez Bañuelos (1996), uno de los propósitos fundamentales de los estilos de vida saludables es el de incrementar el período de años cualitativamente vividos, lo que no lleva necesariamente consigo un incremento del número total de años de vida. Con todo esto se pone de relieve que no sólo es importante la vida sino la calidad de la misma.

    El concepto de calidad de vida, desde sus inicios ha ido evolucionando, unos autores se decantan por el uso de indicadores sociales objetivos (condiciones objetivas de bienestar) y otros analizan las percepciones de estas condiciones objetivas (condiciones subjetivas).

    La calidad se refiere también, a la relación entre una realidad y unos propósitos llámense objetivos, situaciones ideales, o niveles óptimos deseables. Cuando estos propósitos son compartidos colectivamente, tenemos una especie de referencia estandarizada común a un conjunto de personas, y podemos hablar de calidad de vida social.

    Interesa destacar especialmente la idea de que existe una inseparable vinculación entre el moderno concepto científico de calidad de vida y la experiencia personal vivida por los ciudadanos. En este sentido, dicho concepto se refiere y debe referirse a las percepciones, aspiraciones, necesidades, satisfacciones y representaciones sociales que los miembros de todo conjunto social experimentan en relación a su entorno y la dinámica social en que se hallan inmersos.

    La calidad de vida está en función tanto de factores o elementos físicos, como de elementos psicológicos y sociales que configuran la vida de las personas. En resumen, se trata de un macro concepto que integra diferentes vertientes entre las que cabe incluir desde la satisfacción, el bienestar subjetivo, la felicidad y el estado de salud físico, psíquico y social. (Martínez Vizcaíno y Lozano, 1998).

    Como conclusión podríamos decir que todas las definiciones de calidad de vida tienen dos elementos comunes: utilizan un enfoque multidimensional y hacen hincapié en la valoración que el individuo hace de su propia vida.


2. Objetivo de la investigación

    El objetivo general que nos planteamos en esta investigación es el análisis de las características sociodemográficas, hábitos deportivos y la calidad de vida de las personas mayores de sesenta y cinco años de la Asociación de Pensionista "La Nava" en Huetor Vega (Granada) y su relación con la práctica física como hábito de vida.

    De forma específica queremos establecer:

  • el grado de calidad de vida actual.

  • conocer los hábitos adquiridos a lo largo de la vida.

  • analizar la relación de la práctica deportiva y calidad de vida.


3. Método

3.1. Muestra

    El universo o población de estudio está constituido por la población mayor de 65 años que pertenece a la Asociación de Pensionistas "La Nava" de Huetor Vega, en Granada. Huetor Vega es un municipio de la provincia de Granada, con una población de 8.575 habitantes, de esta los mayores de 65 años constituye un 10.2%. (Datos obtenidos del Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía). En este municipio se encuentra la Asociación de Pensionista "La Nava", que cuenta con 730 socios, todos mayores de 65 años; de los que 422 son mujeres y 308 son varones.

    El tamaño total de la muestra es de 66 personas, de los cuales tras realizar una estratificación por género, 27 eran hombres y 39 mujeres, elegidos de forma aleatoria y probabilística. Así pues considerando el tamaño de la muestra, compuesta por 66 personas, establecemos un error muestral del ±10% y un margen de confianza del 95.5 %, teniendo en cuenta la tabla para la determinación de una muestra sacada de una población finita, para márgenes de error del uno, dos, tres, cuatro, cinco y diez por cien, en la hipótesis de p=50% (Arkin y Colton, Tables for statisticians).


3.2. Diseño

    El diseño utilizado en este trabajo es un diseño de tipo no experimental seccional y descriptivo, que nos ha permitido analizar este segmento de población en un momento determinado.


3.3. Instrumental

    La encuesta ha sido nuestra técnica de obtención de datos y hemos empleado como instrumento básico el cuestionario (Anexo1). La aplicación del cuestionario ha sido mediante entrevista personal. El trabajo de campo se desarrolló en el Centro Social “La Nava” en Huetor Vega, previa cita telefónica con los entrevistados.


3.4. Análisis de los datos

    Tras la tabulación y mecanización de los datos, hemos llevado a cabo el análisis de los datos obtenidos mediante SPSS, programa que se ha seleccionado por su orientación al campo sociológico (Scientific Packet Social Statistic) y que nos ha posibilitado la puesta en práctica de las técnicas estadísticas precisas para nuestro estudio. Hemos llevado a cabo la aplicación de estadística descriptiva e inferencial para el tratamiento de los datos.


4. Resultados

4.1. Estadística descriptiva

4.1.1. Perfil sociodemográfico de la población de estudio.

    Analizando la edad por estratos, a partir de los 65 años encontramos: de 65-70 años el porcentaje de la población es 57.6%, de 71-75 años la distribución de frecuencias es de 19.7%, la población entre 76-80 años supone otro 19.7% y las personas mayores de 80 años son un 3.0% de la población (Tabla. 1).

Tabla 1. Distribución de frecuencias por edad.

    La estratificación en función del género para la selección de la muestra de estudio nos lleva a una población masculina de un 40,9% y una representación femenina de un 59,1% (Tabla 2.).

Tabla 2. Distribución de frecuencias por género

    El análisis del estado civil nos muestra que existe una gran mayoría de casados/as, concretamente un 56,1 %, de viudos/as 37,9%, y una pequeña representación de soltero/a y separado/a con un 3,0%, mientras que los divorciados/as no se dan en esta población (Tabla 3.).

Tabla 3. Distribución de frecuencias según el estado civil

    El nivel de estudios de la población desde una perspectiva global muestra que un 60,6% sabe leer pero no tiene estudios, un 21,2% ha cursado estudios primarios, un 10,6% no sabe leer, un 6,1% tiene estudios secundarios y un 1,5% ha realizado estudios de FP de segundo grado (Tabla 4.).

Tabla 4. Distribución de frecuencias según nivel de estudios

    La situación laboral actual de la población es jubilado/a un 84,8%, el 18,2 % se dedica a sus labores, un 3,0% sigue trabajando después de los 65 y el 1,5% está en paro o estudia en aulas de mayores. Mientras que el análisis de la profesión desempeñada sin duda va ligado al nivel de estudios de los mismos (Tabla 5.).

Tabla 5.Distribución de frecuencias de la situación laboral

    Así encontramos que el mayor porcentaje es de obreros no especializados, peones y servicio doméstico un 36,4%, obreros/as especializados un 9,1% y un 7,6% agricultor/a, vendedores y dependientes. El 10,6% de la población no ha trabajado.


4.1.2. Grado de calidad de vida de la población de estudio.

    Los resultados nos muestran que viven con su pareja un 56%, con sus hijos el 34,8% y el 30,3% vive sólo. Analizando la comunicación diaria que tienen las personas de la asociación con gente que no vive con ellos vemos que un 65,2% todos los días habla con gente que no vive con ellos, un 16,7% habla de cuatro a seis veces a la semana y un 13,6% de dos a tres veces. Sólo un 3% no habla normalmente con nadie.

    La población encuestada no se siente abandonada, ya que el 77,3% piensa que en caso de enfermedad o incapacidad tendría a alguien que le ayudara, un 18,2% cree que no recibiría ayuda y el 4,5% no lo sabe. Esa ayuda sería de tipo familiar para el 39,4% que piensa sería su pareja o cónyuge y el mismo porcentaje opina que sería otro familiar.

    Respecto a la autonomía, encontramos que gozan de una gran autonomía para realizar las actividades de la vida diaria, tanto instrumentales como básicas, es en todos los casos superior al 89% y en muchos de ellos del 100%. De los pocos que no pueden realizar algunas de las actividades, el 70% tiene alguien que le ayude. La relación que tiene con la persona que la ayuda es de tipo familiar un 57,1%, y un empleado/a un 42,9%.

    La población dice haber acudido una o ninguna vez al centro de salud en las dos últimas semanas, con un 50% y un 40,9% respectivamente. En general la población goza de buena salud ya que el 80,3% no ha estado ningún día enfermo en cama en los últimos seis meses, sólo el 12,1% ha estado algunos días y un 7,6% muchos días. Según el número de días que han estado ingresados en el hospital el 89,4% no ha estado ningún día en el hospital.

    El consumo de medicamentos muestra que los más consumidos son los hipotensores con un 59,1%, los de la circulación con un 33,3%, seguidos de los del reuma, del corazón y de la diabetes con un 25,8%, un 22,7% y un 18,2% respectivamente.

    Las enfermedades que tienen un porcentaje más alto en ésta población son la artrosis y artritis con un 63,6%, la hipertensión arterial con un 48,5% y las enfermedades del aparato digestivo con un 33,3%. Seguido de la osteoporosis con un 28,8%, los problemas de corazón con 22,7% y el glaucoma y cataratas con el 21,2%. Un 51,5% tiene una visión regular mientras que por el contrario el estado de la audición es bueno ya que el 66,7% afirma que oye bien. En el caso de la dentadura podemos decir que al 75,8% de la población le faltan piezas dentales y el 65,2% utiliza dentadura postiza. Por tanto un 81,8% utiliza gafas, siendo éste el implemento más utilizado.

    Respecto a la salud mental, el 76,8% es feliz, un 72,7% tiene en su vida cosas que le mantienen el interés, un 66,7% se encuentra bien casi siempre, un 60,6% se despierta por la noche y un 50% descansa bien por las noches.

    La fuente de los ingresos es por jubilación un 65,2% y un grupo importante del 25,8% por viudedad. El número de miembros que dependen de los ingresos, a parte de ellos, oscila entre ninguna persona un 39,4%, una persona un 36,4%, dos un 16,7% y tres a cuatro un 6,1%. La vivienda en el 81,8% es propiedad y está pagada y sólo un 10,6% está de alquiler. Un 60,6% de la población opina que tiene dinero suficiente para cubrir sus necesidades, mientras que un 39,4% que cree que no. A la hora de calificar la situación económica en que se encuentran consideran que es regular en un 54,5%, frente al 33,3% que piensa que es buena.

    El 74,2% de la población no se siente sólo frente a un 16,7% que opina que sí y el 84,8% ve a sus familiares tanto como quiere. El 83,3% se siente autosuficiente. La calificación de su salud es entre regular y buena, con un 48,5% y un 43,9% respectivamente. La calificación del estado de ánimo da como resultado un 60,6% dice que es bueno y un 31,8 regular. Un 75,8% encuentra la vida amena y agradable y el 21,2% opina que sólo a veces. Un 42,4% opina que está muy satisfecho con su vida y el 40,9% sólo satisfecho.


4.1.3. Hábitos deportivos adquiridos a lo largo de la vida de la población de estudio.

    Las actividades realizadas en el tiempo libre son: ver la televisión el 92,4%, oír la radio, escucha música el 89,4%, estar con la familia y los amigos y el 78,8% hacer deporte, salir al campo o pasear (Tabla 6.).

Tabla 6.Distribución de frecuencias según las actividades realizadas en el tiempo libre.

    Concretamente el 57,6% ha realizado o realiza en la actualidad actividad física y deportiva frente al 42,4% que nunca ha practicado (Tabla 7.)

Tabla 7.Distribución de frecuencias según realización de actividad física o deportiva

    En lo que se refiere al tipo de práctica deportiva actividades como correr, caminar o salir al campo son las más realizadas con un porcentaje del 60,5%, seguidamente los deportes gimnásticos y de expresión corporal un 7,9% y deportes sobre ruedas, actividades en casa o en gimnasio un 2.6% (Tabla 8.).

Tabla 8.Distribución de frecuencias según el tipo de práctica físico deportiva realizada.

    Destacamos como los motivos más frecuentes que aluden para realizar actividad física son el primer lugar por la salud un 89,5%, luego por diversión un 63,2% y un 60,5% por relacionarse (Tabla 9.).

Tabla 9.Distribución de frecuencias según motivación

    Por el contrario si analizamos los motivos alegados para la no realización de actividad física encontramos la falta de tiempo en un 78,6% de las ocasiones, seguido de un 60,7% que argumenta que no le gusta el deporte y un 21,4% establece que el motivo es la edad (Tabla 10.).

Tabla 10.Distribución de frecuencias según la motivación para no practicar deporte.


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