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La educación física y las actividades en el medio natural.
Consideraciones para un tratamiento educativo (II).
Espacios y tiempos de aplicación
María Luisa Santos Pastor y Luis Fernando Martínez Muñoz

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 53 - Octubre de 2002

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    Sin duda, es un contenido especial que también requiere un tratamiento especial, por sus ventajas e inconvenientes de aplicación, lo cual no exime de contextualizarlo y adecuarlo a las necesidades, capacidades e intereses de los niños, que a veces no son coincidentes con las ganas y la formación del docente.


3. Contextos educativos para las AFMNE

    Establecer y definir las posibles formas de llevar a cabo las actividades en el medio natural desde su perspectiva educativa, nos obliga a considerar los elementos que intervienen en definirlas como tales. Nos referimos al espacio y al tiempo, los cuales son responsables de ofrecer contextos educativos muy diversificados y con finalidades distintas.


3.1. Tiempos educativos para las AFMNE

    Una primera distinción nos sitúa en el tiempo en el cual pueden ser abordadas: formal (escolar) y no formal (extraescolar). Dentro del primero, distinguimos entre actividades curriculares y actividades complementarias; mientras que el segundo, se englobarían las actividades extraescolares.

    Las curriculares son todas aquellas que forman parte de la programación de área, que van dirigidas a la consecución de unas finalidades establecidas de carácter general y unos objetivos de área. Por tanto, se enmarcan en un proyecto curricular y educativo de centro común para todas las áreas.

    Las complementarias son todas aquellas organizadas por el centro dentro del horario lectivo, de acuerdo al proyecto curricular, diferenciándose de las anteriores, por los recursos, espacios y momentos en los que se desarrollan.

    Las extraescolares son aquellas que se plantean fuera del horario lectivo, por tanto, del marco curricular y con carácter voluntario.

    Estos ámbitos, curriculares y extracurriculares, no han de ser considerados como facetas aisladas, sino complementarias y conectadas entre sí. La distancia viene dada por las posibilidades de especificidad y experimentación que pueden ofrecer las segundas, por el hecho de no estar sujetas a obligatoriedad y a un tiempo estructurado de la jornada escolar.


3.2. Espacios para una práctica educativa

    El espacio es otro aspecto que las clasifica, estando íntimamente ligado al tiempo. Dado que el interés que nos guía en esta clasificación es la de tratar considerar el medio natural como una opción educativa de la escuela, podríamos distinguir: los espacios escolares y los espacios naturales.

    En los primeros, los escolares, distinguimos las instalaciones propias del centro; sean cerradas (gimnasio, salas cubiertas, pabellones,...), al aire libre (pistas deportivas) y espacios naturales del propio centro (jardines, zonas verdes,...). Dentro de los segundos, hacemos referencia a otros espacios naturales fuera del recinto escolar, los cuales serán cercanos o lejanos a éste. La proximidad o no del espacio natural al centro va a condicionar el ámbito de aplicación indicado anteriormente, ya que el hecho de tener que emplear un tiempo para desplazarse, por lo general va a suponer desestimar el ámbito formal, especialmente el curricular.

    Esta distinción en cuanto al espacio y al tiempo es de gran relevancia a la hora de considerar las posibilidades de aplicación de las actividades en el medio natural en la escuela, ya que dependiendo sí se llevan a cabo en uno u otro espacio (cercano-lejano), y en uno u otro tiempo, (formal o no formal) va a tener grandes implicaciones referidas sobre todos a las finalidades y a su justificación educativa, cuestión sobre la que profundizamos a continuación.


3.2.1. Las AFMN en espacios no naturales

    A veces, nos cuestionamos la significatividad de trabajar valores medioambientales eludiendo el contacto con el propio medio natural. Nosotros creemos que pueden tener su peso en la educación del individuo, pero nunca de forma aislada. Se trata de una cuestión de supervivencia escolar más que de construir un rompecabezas con la ausencia de la pieza central.

    El trabajo de las actividades en el medio natural en el propio centro, puede tener sentido y justificación curricular si tenemos en cuenta que desde la Educación Física el espacio se convierte en un vehículo importante para la transmisión de valores educativos. Pero podemos caer en la simpleza de emplearlo como mero soporte de la acción.

    En primer lugar, habrá que tener en cuenta que estamos haciendo referencia a Actividades Físicas para el Medio Natural. Ello implica que las acciones motrices planteadas permitirán ofrecer una experiencia motriz básica, para garantizar la significatividad de los aprendizajes que se produzcan cuando se contacte con el espacio natural. Estas experiencias iniciales son de gran importancia, pues no sólo permitirán una aproximación paulatina al medio, sino que la incertidumbre que plantea éste va a verse compensada por la seguridad de desenvolverse con mayor autonomía en él, gracias a los aprendizajes proporcionados en espacios cotidianos, conocidos, seguros y ciertos, como es el espacio escolar.

    La utilización de estos espacios (escolares) puede darse desde varios enfoques, y no todos son igualmente válidos para nuestra tarea de educar, a través de la motricidad. Estos vienen marcados por la función que adquiere el medio natural en el planteamiento de la actividad, pudiendo ser: eje temático, recurso metodológico y eje pedagógico (Santos y Martínez, 2002).

    Si es eje temático, estaremos haciendo referencia a una intervención centrada en el desarrollo global de la motricidad, cuya selección viene determinada, por ser acciones características del medio natural (trepas, reptaciones, gateos, etc.), o bien, por la construcciones de espacios-escenarios-ambientes de aprendizaje extrapolados del medio natural (espacios con obstáculos, terreno inestable, pendientes, cuerdas de trepa, laberintos con redes, etc).

    Con ello se facilitan experiencias motrices próximas (aunque no iguales) a las que se realizarían en un medio natural. Actuaciones que, por ende, se llevan a cabo desde el área de Educación Física, aunque ello no exime de realizar las conexiones interdisciplinares que se consideren oportunas.

    Si por el contrario el rol que se da al espacio es ser recurso metodológico, utilizando espacios no naturales, estaremos dando prioridad al aprendizaje de acciones específicas del medio natural, es decir, al aprendizaje de movimientos técnico-tácticos especializados. Pueden tener un carácter meramente experimental, en tanto que el individuo no necesita adquirir previamente ningún tipo de destrezas (tirarse por una tirolina), ya que suelen ser montajes preparados por adultos. O bien, pueden estar centrados en aprendizajes técnico-tácticos que requieren de un grado de coordinación elevado (aprender técnicas de escalada, de progresión o aseguramiento, etc.). Desde el punto de vista educativo, ambas actividades sólo pueden estar justificadas cuando se tiene una base previa amplia, tanto desde un punto de vista motriz como de interacción con el medio natural. Se trata de actividades especializadas que corresponden con el último eslabón de aprendizajes y experiencias motrices.

    Si la función del medio es la de ser eje pedagógico fuera de un espacio natural, estaremos propiciando necesariamente el acercamiento de éste al colegio. Es decir, el medio natural se constituye como un eje que orienta cualquier proceso educativo que tiene lugar en el centro. Por tanto, no hablaríamos de una actuación centralizada en el área de Educación Física, por el contrario, exige la implicación de todas ellas, con el fin de lograr un proceso educativo integral y globalizado, canalizado a través de los valores educativos que emanan de un espacio natural.

Cuadro 1. Las AFMN en espacios no naturales.


3.2.2. Las AFMN en espacios naturales

    La utilización de un espacio natural, nos lleva necesariamente a salir del centro y a realizar un desplazamiento más o menos largo, salvo excepciones puntuales (centros que se enclaven en un entorno natural). Es por ello, que trascenderían del ámbito puramente formal-curricular, para ser complementarias y/o extraescolares. Las primeras, se llevarían a cabo dentro de un proyecto común de centro y ocuparían las horas lectivas, mientras que las segundas, corresponden a horas no lectivas y no estarían necesariamente, insertas en el proyecto de centro, ya que aunque estén vinculadas con las finalidades educativas escolares, tienen su propia identidad.

    El hecho de que sean, complementarias o extraescolares, depende mucho del espacio natural que se seleccione, de su cercanía o no al centro, del tiempo que haya que invertir en ellas y, por tanto, del tipo de desplazamiento que haya que efectuar. No es el mismo planteamiento en un medio natural cercano (zonas verdes urbanas, espacios naturales del entorno del centro) que en uno lejano (cualquier espacio considerado como natural: montaña, nieve, etc.), ya que exige la utilización de un medio de transporte.

    Por el hecho de ser realizadas en un espacio natural, sea cercano o lejano, no exime de conectarlas con lo escolar, aunque sean extraescolares. Es necesario conectarlas con las finalidades educativas. Desde esta perspectiva, las actividades físicas en el medio natural, serán una herramienta educativa que canalizará los propósitos del centro.

    Estaremos, por tanto, ante Actividades Físicas del medio natural, abordadas desde una intervención globalizada e integrada, que exige la implicación e interacción de las distintas áreas de conocimiento, tratando de conectar los conocimientos del alumnado con sus necesidades, para ser utilizados en distintos contextos y situaciones de la vida cotidiana (Carbonell, 2001). Este carácter de globalidad es posible gracias a que la función que adquiere el medio natural es de eje pedagógico, es decir, es un escenario de aprendizaje singular que centra las intenciones educativas, selecciona de forma “natural” los contenidos de aprendizaje, posibilitando un conocimiento (vivenciado) y una actitud hacia el medio a través de un “estar afectado por” y “un obrar sobre”. Dado el carácter global e integrador expuesto y la conexión de las diferentes áreas, consideramos que una denominación más adecuada sería: Actividades del Medio Natural, aunque por ello, no haya que olvidar que la motricidad es la que posibilita el acceso a ese espacio y a su experiencia.

    Por otra parte, su aplicación complementaria o extraescolar en un medio natural (cercano o lejano) puede adquirir nuevos matices, cuando el eje de intervención se centra en la motricidad. En este caso hacemos referencia a las Actividades Físicas en el Medio Natural, que según el carácter de la acción (básica o especializada) nos encontramos con enfoques divergentes, para intereses distintos. Si la acción es básica, tratando de adaptar la motricidad al espacio, la función que estamos dando al medio es la de eje temático, en tanto que canaliza la selección de dicha práctica, la cual tiene un enfoque global, no parcializando ni profundizando sobre ningún aspecto motriz. En este caso, el medio natural no es más que un escenario para la práctica, que contribuirá a la adquisición de nuevos patrones motrices y al enriquecimiento de los ya existentes. La incorporación de los valores del medio no son considerados como relevantes en el proceso educativo, aunque pueden intervenir en mayor o menos medida de forma oculta, no es intencional. Si la acción es genérica, técnico-especializada, el medio natural es un recurso metodológico, en tanto que sustenta la práctica. Una práctica orientada al ámbito recreativo, o al de especialización, dirigida hacia una práctica autónoma, o al rendimiento y mejora de unos movimientos técnicos de gran complejidad. Estas características expuestas, nos llevan a obviarlas dentro de un contexto educativo de la etapa de primaria, ya que no sirven para satisfacer los propósitos educativos a los que debe dar cabida la escuela.

Cuadro 2. Las AFMN en espacios naturales


Bibliografía

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  • CASTAÑER, M. Y TRIGO, E. (1995). Globalidad e interdisciplina curricular en la enseñanza primaria. Barcelona. INDE.

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  • SANTOS PASTOR, M.L (2002). Las Actividades en el Medio Natural en la Educación Física Escolar. Sevilla. Wanceulen (en prensa).

  • SANTOS PASTOR, M.L. (1998a). Actividad física extraescolar en la naturaleza. Santos Pastor, M.L. y Sicilia Camacho, A. (Coords.). Actividades físicas extraescolares. Una propuesta alternativa. Barcelona. INDE.

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  • SANTOS PASTOR, M.L; MARTÍNEZ MUÑOZ, L.F.; SICILIA CAMACHO, A.; AMATE, M; MURILLO, J.; PASCUAL, R. Y RAMÍREZ, P. (2001). La construcción de propuestas de actividades en el medio natural para primaria. “Las actividades en el medio natural en la escuela”. Deporte y cambio social en el umbral del siglo XXI. AEISAD. Madrid. Esteban Sanz. (505-517).


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