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Evaluación de la enseñanza en la Universidad

   
Profesor del Departamento de Educación Física
Universidad Federal de Sergipe
Alumno del Curso de Doctorado de la Universidad de León
Curso: Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
 
 
Pedro Jorge Moraes Menezes
pejota2000@hotmail.com
(Brasil)
 

 

 

 

 
Resumen
    El presente artículo se basa en una revisión bibliográfica y tiene como objeto de análisis la formación del profesor y sus competencias como protagonista del proceso de investigación evaluativa en la enseñanza universitaria. El estudio presenta un análisis reflexivo sobre las características que sustentan el correcto perfil del profesor en sus actividades profesionales, establece los perfiles de la competencia del profesor docente, investigador y gestor administrativo de la institución con sus peculiaridades y consideración al perfil de cada categoría arriba expuesta. La concepción equilátera, preconiza la figura del profesor como un explorador sobre el significado y los valores de sus actividades, como un individuo incluso en la comunidad académica universitaria. La comprensión de la realidad donde trabaja vinculada a los problemas que la sociedad vive y que sufre influjos de la propia visión ideológica de la universidad, y que esa comprensión generará los cambios y transformaciones pretendidos, creemos que, la sustentación de los tres vértices, esta basada en lo que conceptuamos como soporte eficiente para desvelarnos el modelo perfeccionista de formación del profesor, comprometido con la realidad social, con competencia técnica y profesional.
    Palabras clave: Evaluación de la enseñanza. Competencia profesional. Enseñanza universitaria. Formación del profesorado.

Summary
    This article based on a bibliographical revision analysis the professor's formation and duties in the process of researching teaching evaluation in the university. This study presents a reflexive analysis on the characteristics that sustain the professor's correct profile in its professional activities; it establishes the profiles of the educational professor's duties as investigator and administrative agent of the institution with its peculiarities and consideration of each profile exposed above. Those concepts are like a tripod that centers the professor as the investigator of the meaning and the values of his activities and as an individual inserted in the academic world of the university. The understanding of the reality where he works linked to the problems of the society that in turn suffers influences of its own ideological vision of the university. That understanding will generate the changes on what we believe are, the sustentation of the three axes, based as well on what we consider as an efficient support for the accurate pattern of the professor's formation, committed with the social reality, with technical and professional efficiency.
    Keywords: Teaching evaluation. Professional efficiency. University teaching. Faculty’s formation.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 52 - Septiembre de 2002

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Introducción

    “La evaluación es uno de los temas emergentes más importantes para una política universitaria en nuestros días. Sus efectos son múltiples: sobre distribución de fondos, nuevas enseñanzas y nuevos modos de enseñar y aprender... Además de importante es imprescindible” MICHAVILA & CALVO (1998).

    El proceso de evaluación de la calidad de la enseñanza en las instituciones universitarias es un tema polémico y prioritario de la política universitaria. La necesidad por la mejoría de la enseñanza ha generado una preocupación en los sectores de las Universidades por la evaluación, con objetivos de crear indicadores de calidad y rendimiento de los profesores en la Universidad Publica.

    La competencia del profesor pasa por el desafío educativo más profundo, base de la competencia necesaria para motivarnos la formación del sujeto histórico innovador y capaz, dotado de calidad formal y política. “Saber pensar, aprender a aprender para mejor intervenir y innovar”1 Esa competencia, sin embargo, destinase mas para la ciudadanía, para la capacidad de humanizar la historia do que simplemente hacer la competitividad. Ser competente no significa en primer lugar habilitarse para competir, pero para participar, colaborar, construir, convivir, etc. Por eso es lo que el conocimiento necesita vivir en la casa de la educación. De no ser así, propende a convertirse sólo en el arma más potente de agresión e imposición, o la táctica más eficiente de reproducción de la barbarie educativa.

    El papel del profesor necesita cambiar de la situación actual marcada solamente por la transmisión copiada de conocimiento por la condición activa, dinámica de reconstrucción de conocimientos. Por lo dispuesto, competencia no se transmite, reproduce, imita, copia. Competencia se construye. Ese desafío objetiva recobrar de los profesionales de la educación el significado social e histórico de la Universidad y dentro de ella en particular de la Universidad Pública y “gratuita”.

    Cuando esperamos de ella efectos muy significativos como ecualización de oportunidades, formación del sujeto histórico capaz, redistribución del poder por medio del acceso al conocimiento innovador, estamos poniendo desafíos que jamás pueden ser debidamente manoseados por las vías de la imitación, de la copia, de la reproducción, del repase, de la transmisión. Esas vías destinase a apocar las personas, porque hácenlas subalternas de la sabiduría de otras, que lo hacen sobretodo para imponerse. “Es indispensable aprender a aprender para superar el mero hacer y preferir el saber hacer, en función del desafío de siempre hacer, por cuenta del desafío de siempre rehacer” DEMO (1995).


Caracterización de la docencia, de la investigación
y de la gestión o extensión participativa

El profesor universitario

    El profesor universitario es un profesional que contribuye para la sociedad por intermedio de la Universidad como agente transformador, comprometido con el desarrollo de la producción del conocimiento, impartido en aulas, clases, talleres, laboratorios, etc. Debe asimismo estimular a los alumnos a avanzar en sus procesos de aprendizaje con autonomía e interpretación crítica del conocimiento, visión de la sociedad, visión de mundo, del ser humano contextualmente insertado en la sociedad (visión no fragmentada).

    Sus funciones en la labor son:

  • El estudio y la investigación.

  • La docencia, su organización y el perfeccionamiento de ambas.

  • La comunicación de sus investigaciones.

  • La innovación y la comunicación de las innovaciones pedagógicas.

  • La tutoría y la evaluación de los alumnos.

  • La participación responsable en la selección de otros profesores.

  • La evaluación de la docencia y de la investigación.

  • La participación en la gestión académica.

  • El establecimiento de relaciones con el mundo del trabajo, de la cultura, etc.

  • La promoción de relaciones e intercambio interdepartamental e interuniversitario.

  • La contribución a crear un clima de colaboración entre los profesores.

    Estas son funciones que caracterizan el perfil del profesor universitario comprometido con sus responsabilidades, con su enseñanza, con sus tareas en la institución de enseñanza superior.

    Las concepciones de un profesor están basadas en la definición de las tareas en la que debe realizar, o sea, la naturaleza funcional como profesional actuante. Los enfoques fundamentales que contemplan la función docente son representados conceptualmente por dos modelos de estrategias de formación. Primer, el modelo asentado en la racionalidad técnica, donde el profesor se caracteriza como el profesional que imparte clases sin vislumbrar la comprensión del fenómeno del aprendizaje, el tipo de comunicación que se produce en el aula, cuales son los procesos de evaluación, etc., etc..2

    Sin embargo, las capacidades anteriormente expuestas, deben de ser desarrolladas por los profesionales objetivando su aplicabilidad en el día a día.

    El según modelo esta basado en la racionalidad práctica, en el que el profesor es concebido como un profesional que desarrolla individualmente o colectivamente el proceso de búsqueda, de indagación, de experimentación, de investigación sobre su práctica. “Es un investigador consciente de las entrañas de los fenómenos que se desarrollan en el aula. No es un reproductor de las teorías elaboradas por los investigadores ajenos a su práctica; se caracteriza como un individuo que a través de su reflexión práctica, aprende a diagnosticar la situación del aula, el ritmo de desarrollo de sus alumnos, las peculiaridades de los procesos de aprendizaje, las exigencias del conocimiento académico, las formas de intervención didácticas, los entresijos de las evaluaciones, etc.; etc.”.3

“Cuanto menos sepamos sobre cómo llevar a cabo una actividad, mayor será la responsabilidad del práctico para dejarse llevar de su propio juicio y encontrar su propio camino de acción. En este caso, el individuo tiene un amplio grado de autonomía en su práctica” DIORIO (1982).

    A través de esa reflexión madura y sistemática, el profesor vislumbrará el dominio del diseño, desarrollo y evaluación racional de su práctica, partiendo de un análisis de situaciones, de una definición de los problemas oriundos del cotidiano, de la elaboración de los procedimientos didáctico-metodológicos, y sin embargo, cuestionando las normas vigentes para poder repensar teorías implicadas en todo el proceso.

    En suma, la profesión docente “no es un estado funcional personal y creativo, sujeto a las posibilidades de la formación y al desarrollo del pensamiento profesional autónomo de los profesores, sino que se ejerce en un marco que predetermina en buena parte el sentido, dirección e instrumentación técnica de su contenido. Posibilidades autónomas y competencias del profesor interaccionan dialécticamente con las condiciones de la realidad que al enseñante le vienen dadas a la hora de configurar un determinado tipo de práctica a través de la propia representación que se hace de esos acondicionamientos”SACRISTAN (1988).


La competencia de la docencia

    El profesor universitario es actualmente un autodidacto, donde su práctica profesional es incoherente con su discurso, asumiendo el papel de orientador empírico, o sea, sus teorías fundamentadas en las creencias populares o en las experiencias vividas a lo largo de los años. En realidad, la perpetuación del modo de ser de un profesor es regido pela rutina “de los mayores”. No hay formación específica como profesor universitario.

    Tomándose competencia como el proceso de la formación de la capacidad innovadora permanente, pero agregando sin embargo, la exigencia de la calidad política, podemos indagar por los procedimientos lo que más favorecen su surgimiento y su renovación.

    Según DEMO (1995), las señales de competencia se manifiestan como:

  • Habilidad de encontrar nuevas soluciones para nuevos problemas, con base en la renovación permanente de la capacidad de mejor conocer y de mejor intervenir.

  • Interese habitual en actualizarse frente los desafíos del conocimiento, recogiendo a la investigación como actitud cotidiana.

  • Aptitud para criticar y rehacer las practicas embazado a la teoría, sea para fomentar a praxis pedagógica entre la teoría con la practica, sea para mantener el vigor innovador de las practicas, o mismo superarlas.

  • Insistencia sobre la marca formativa, típicamente educativa de los procesos, buscando siempre transponer mero entrenamiento, enseñanza e instrucción.

  • Formación siempre renovada con las debidas características emancipadoras: Comprensión globalizada, critico-evaluativa, actualizada, participativa y cualitativa.

  • Rechazo de la condición de objeto de los proyectos ajenos o invasores, o de objeto de enseñanza domesticada, o de mero figurante de la historia, definiendo como actuación estratégica, ser y hacer oportunidad histórica.

    “Competencia no es desafío que empiece en la Universidad. Mucho por el contrario, empieza al nacer y, quizá, ayer. Es evidente que la competencia en el niño no se coloca cuestiones que aparecen en la edad adulta, o en ambiente de doctorado. Mientras, el desafío es “mutatis mutandis” el mismo, siempre, a lo largo de la vida afuera” DEMO (1995).

    Serian directrices importantes de lo proceso de formación de la competencia:

  • Garantizar siempre las mejores condiciones posibles de desarrollo, de acuerdo con la fase de la vida y la circunstancia de espacio y tiempo.

  • Salvaguardar las oportunidades en cada momento, para que ninguna puerta se cierre y el horizonte habrá estado siempre abierto.

  • Fomentar condiciones adecuadas para que cada uno pueda evolucionar todo lo que sea posible, lo que permita progresar por méritos, respetando su propio ritmo.

  • Entre las condiciones más favorables, está la calidad del profesor o de los profesionales en general de la educación, ya que el desafío de construir la ciudadanía popular competente, presupone agentes competentes.


La competencia de la investigación

    El proceso de investigación no es comprendido solamente como expediente de construcción científica, pero igualmente como proceso formativo. Por supuesto, tomamos la investigación como una actividad sofisticada, reservada para los niveles más elevados de la vida académica, en particular al pos-graduado o sea, de los estudios de 3º ciclo. Sin embargo, miramos en ella solamente el lado metodológico de la construcción del conocimiento o sea, como “virtud formal científica” DEMO (1995).

    Hay otras facetas de la investigación, en particular:

  • Su lado educativo emancipador.

  • Su marca de actitud cotidiana.

  • Su viabilidad en cualquiera persona y en cualquier lugar, sin banalizar.

  • Su relación intrínseca con el conocimiento innovador.

    “La investigación es la que debe actuar como núcleo generador de la docencia. Y es también la investigación la que debe plantear y desarrollar las innovaciones necesarias y adecuadas en el trabajo del profesor y del alumno. El profesor ha de contar con los medios y las condiciones necesarias para realizar de forma individual y colegiada una investigación de calidad”4.

    El grande desafío de la investigación es el proceso de la reconstrucción del conocimiento. Toda investigación coherentemente lógica y abierta, destinase primero para su proceso de renovación antes de pretender innovar en otras esferas. No hay necesidad solamente demoler. Es fundamental y prioritario siempre reconstruir. Para reconstruir es necesario también romperse con el pasado, con el conocimiento anterior, con las tradiciones envejecidas. Sin embargo, la derrumbada es un punto de partida, nunca de llegada. “Hablar de construcción del conocimiento significa en la verdad al esfuerzo constante de innovar, históricamente condicionado. Hay el que invente conocimiento nuevo, pero eso es un fenómeno raro, como por ejemplo, Oscar Niemeyer, arquitecto brasileño que proyectó la ciudad de Brasilia, o ciertas teorías formuladas por los teóricos de primera línea (Marx y Engels, da Escuela de Frankfurt, Piagetiana, etc.). El común de los mortales logran apenas reconstrucción, y eso, ya es suficiente y necesario” DEMO apud BARROW (1995).

    La investigación, habrá de estar impregnada de componentes éticos, tanto en la selección de los ámbitos y temas de investigación como la necesaria difusión de los resultados que han de estar al servicio de la comunidad científica y de la sociedad, e no exclusivamente en función de la meritocracia de los investigadores, o sea, la producción del conocimiento debe de ser socializada para no caerse en la neutralidad científica, basadas en posturas positivistas, sobretodo en las consecuencias en el que el conocimiento puede acarrear para la sociedad VICENÇ, B.; FERRER, V.; FERRERES, V. (1995).


La competencia de la gestión universitaria o extensión participativa

    La extensión es un proceso dinámico y permanente que no se queda aislada, habiendo que tener vinculo con la enseñanza y la investigación. Es aquí en que el alumno vivencia y experimenta la realidad. Por intermedio de la extensión es que la universidad puede prestar servicios en la sociedad, principalmente en las comunidades más carentes por medio de mejoría de recursos e infraestructura de servicios que puedan aumentar la calidad y expectativa de vida de los más necesitados.

    Para que ocurra, es necesario la formación de núcleos de investigación en los más diversos contenidos y temáticas. La integración de la universidad si da por la definición de las que la es considerada como prioridad, por la reforma de sus currículos y contenidos, por el comportamiento de sus alumnos en la búsqueda de soluciones para construcción de una sociedad moderna, competente y autónoma, a servicio de la población e no se queda dentro de sus muros, cercada por aquellos que entienden que el conocimiento está guardado, o sea, mantenimiento del “monopolio del saber” como característica de competencia del profesorado.

    Una universidad que pretenda revolucionar conceptos, hay que tener prioridades en el desarrollo del trabajo de extensión. Sin embargo, habrá una perdida de la capacidad creativa. La actividad de extensión es el medio para la universidad conocer el mundo y viceversa, legitimando la calidad de sus productos, su competencia, eficiencia y eficacia.


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