efdeportes.com

La intervención psicológica en las lesiones deportivas
Antonio Hernández Mendo

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 52 - Septiembre de 2002

5 / 9


    Con respecto a la aparición del primer trabajo llevado a cabo en este campo, Schmidt (1988) cita a Basmajian, afirmando que "hace años, Basma­jian (1963) dio a los suje­tos informa­ción auditiva y visual de su propio EMG, y mostró como esa información podía permitir a los sujetos aprender a contro­lar una única unidad motora que nor­malmente no está bajo control voluntario" (pp. 450).

    El biofeedback como técnica de autocontrol aparece refleja­do en varios autores (Carrobles y Godoy, 1987). "El biofeedback es una técnica de autocon­trol de respuestas fisiológicas que opera a través de la retroalimentación o información constante que el sujeto recibe sobre la función que se desea someter a control voluntario" (Simón, 1989, p.20). El BF ayuda al paciente a ejercer un control volunta­rio sobre la respuesta objeto de entrenamien­to.

    En cuanto a los planteamientos teóricos son diversos, y así entre los modelos más representativos podemos situar: el modelo operante, los modelos operacionales, el modelo de aprendizaje de habilidades motoras y el modelo cibernético (Shapiro, 1982; citado a través de Simón, 1991).

    El modelo operante es el que más investigación inicial ha generado. Este tipo de investigación intentó demostrar el control de diferentes respuestas específicas, utilizando diversos procedi­mientos de moldeamiento y programas de reforza­miento. Explicar el BF desde este planteamiento teórico implica el considerar el feedback como un tipo especial de refuerzo y dado que no reúne las características de los refuerzos utiliza­dos en los programas de condiciona­miento operante se plantea si la señal de feedback puede actuar como un reforzador en sentido estricto o si actúa debido a sus propiedades fundamenta­les.

    Un aspecto problemático añadido a este modelo es el cómo se produce el control de la respuesta, si se produce de forma directa o mediada. Con respecto al control mediado se han postulado dos tipos de modelos, mediación somático-muscular y de mediación cognitiva (Carrobles y Godoy, 1987). A través de estos modelos lo que se cuestiona es que el proceso tenga lugar de forma directa, sin la mediación del sistema musculoesquelético, a través de la producción de determinados niveles de relajación o sin el manteni­miento de ciertos ritmos respiratorios o sin el concurso de actividades de naturaleza cognitiva tales como pensamientos o imágenes.

    En cuanto a los modelos basados en el aprendizaje de habilida­des motoras y en el modelo cibernético, ambos modelos conceden igual valor informativo a la señal, derivándose por tanto la eficacia del BF de este conocimiento preciso que tiene el sujeto de la respuesta. "Para el modelo de las habilidades motoras, que pretende extender sus postulados a lo que sus propios defensores denominan aprendizaje de habilidades autóno­mas, el BF implica, por parte del sujeto, el aprendizaje de una tarea altamente discrimina­tiva que sea función directa de la cantidad de información disponible" (Simón, 1991, pp.383).

    El modelo cibernético considera que el cuerpo humano está formado por multitud de sistemas de feedback, que mediante un sistema automatizado, mantienen los sistemas homeostáticos bajo control. Cuando los sistemas de control han sufrido algún trastorno psicofisiológico, el BF sería un medio para sobreimpo­ner a un sistema de feedback natural un sistema de feedback artificial que le suministra información al sujeto sobre dichos procesos y facilitaría su control.

    Junto a estos modelos coexisten otros modelos explicativos, como son el modelo de discriminación de Brener (1974) y el modelo de los dos procesos de Lacroix (1981) (Simón, 1991, pp.383).

    Si los modelos explicativos son variados esperamos que diversos autores utilicen diversos modelos con el fin justificar la eficacia del BF. Así mientras Simón (1988) apela al condiciona­miento instrumental utilizan­do el reforzamiento progresivo en el marco del moldeamiento de respuesta, Carro­bles y Godoy (1987) lo hacen, pero no a través exclusiva­mente del condi­cionamiento operante. Labrador (1989) afirma que el BF no se puede explicar enteramen­te desde un modelo de condicionamiento operante y se debe considerar como una técnica que sirve "de ayuda al aprendizaje de habilidades comple­jas" (pp. III). Desde esta perspectiva el biofeed­back podríamos entonces conside­rarlo como una técnica no invasiva, que facilita al paciente el control voluntario de las respuestas fisiológicas sobre las cuales se está actuando, con el fin de modifi­carlas (Carro­bles, Cardona, Fuente, García, Jiménez y Llorente 1981, Carrobles y Godoy, 1987; Simón, 1989, 1991, 1992; Valle­jo, 1984) y que tiene una acción potencia­dora sobre los sistemas homeostá­ticos (Carrobles y otros, 1981; Simón, 1989) a través del aprendi­zaje de tales respuestas por medio de la conversión de la señal fisiológica en auditiva o visual (Vila, 1981), lo que implica la utilización de instrumen­tal que facilite dicha información, generalmente medios electró­nicos. Corraze (1988) refiriéndose al BF afirma que "por medio del aprendizaje se obtiene un control e­fectivo sobre diferentes parámetros fisioló­gicos remitiendo al sujeto sus consecuencias sensoriales. Entonces se puede mantener a un determinado nivel el tono muscular, la tensión arterial, el ritmo cardíaco, etc. En pocas palabras el control es posible si se permite al sujeto diferen­ciar los efectos sensoriales ligados al proceso que se tiene que dominar. Conviene precisar que un aprendizaje así implica un condicionamiento operante" (pág. 40).


Figura 1. Electrodos de BF-EMG, arandelas autoadhesivas -que permiten fijar los electrodos- y gel conductor (permite mejorar la recogida de la señal). Los electrodos presentan un centro cóncavo que se recubre de gel que facilita el paso de la señal.

    En el proceso de BF se distinguen unas fases en las que básicamente todos los autores coinciden; así Simón (1989) identifi­ca cinco fases en el proceso de BF:

  1. Detección de la señal

  2. Amplificación

  3. Procesamiento y simplificación de la señal

  4. Conversión de la señal

5. Información al sujeto (feedback) o exposición de la señal (Carrobles y Godoy, 1987; Simón, 1991).

    La detección de la señal fisiológica depende de la natura­leza de ésta, así se utilizarán electrodos de registro, sensores o transductores. Las señales biológicas son de muy diverso origen y natura­leza: bioeléctricas directas, bioeléctricas indirectas y de origen físico.

    Las señales bio­eléctricas directas -originadas por la actividad metabólica de órga­nos y tejidos- y las señales bioe­léctricas indirec­tas -ba­sadas en las propiedades eléc­tri­ca de los tejidos o los órganos- son cap­tadas a través de elec­tro­dos de registro. En el pri­mer caso los electro­dos son meros re­gistrado­res, mien­tras que en el se­gun­do, la señal es una propiedad eléc­trica del órgano o tejido y debe­rá ser medida en compara­ción con otras seña­les eléc­tricas de ca­racte­rís­ticas co­no­cidas a­pli­cadas ex­ternamente (Vi­la,­ 1981; Si­món­, 1988).

    Las señales fí­sicas no pue­den ser captadas mediante elec­tro­dos o sensores, éstas han de captar­se mediante tran­sduc­to­res (p.e. temperatura, movi­miento, presión o fuerza).

    Cuando la señal ha sido captada se amplifica con el fin de que el sistema pueda manejarla eléctricamente.

    Durante el procesamiento y sim­plificación de la señal (Si­món, 1989), "la señal directa manipulada hasta este momento es filtrada e integrada con obje­to de extraer de ella sólo la parte de información nece­sita­da para nuestro objetivo y que bajo esta forma simplifi­cada se va a facilitar poste­rior­mente al sujeto" (Carro­bles et al., 1981, p.­10).

    La conversión de la señal consiste en convertir ésta en un estímulo fácilmente proce­sable por el sujeto, las prin­cipales modalidades sensoria­les de estos estímulos son las audi­tivas y las visuales (Si­món, 1­989).

    Esta señal transformada en otra forma estimular es facili­tada al sujeto con el fin de que a través de esta informa­ción apren­da a controlar o a modificar la respuesta en el sentido apropiado (Si­món, 1989).


Figura 2. Preparación de elec­trodos para biofeedback EMG. Tomado de Krebs (1988, pp.636).

    Simón afirma acerca del BF que "se basa en un principio fundamental del aprendizaje según el cual se aprende a ejecutar una respuesta particular cuando se recibe información acerca de las consecuencias de las mismas" (S­imón, 1991 pp.26).

    Con respecto a la modalidad de presentación ésta constituye la Variable Independiente más importante (Simón, 1989, 1991). Distin­guiendo entre feedback binario y proporcional.

    Por lo que se refiere a la información y el refuerzo y la polémica generada a su alrededor, Si­món (1989, pp­.41) afirma que "el reforzamiento necesariamen­te proporciona información de que una determinada respuesta ha sido realizada, mientras que la infor­mación de que una respuesta con­creta ha ocurrido puede ser con­siderada al menos secundaria­mente como reforzante" .

    Por lo que respecta al apa­rataje, los modelos y marcas son variables (Carrobles y Godoy, 1987; Si­món, 1989). Ya Krebs (1987) afirmaba de manera pronosticadora que en futuros aparatos de BF se suprimirán los cables, utilizando la telemetría y se logrará suprimir los artefactos. Actualmente se están utilizando para el control de entrenamientos deportivos unos pulsómetros a los que podríamos considerar aparatos de biofeedback -aunque su señal no es continua sino promediada- que utilizan la telemetría.

Tabla 1. Componentes típicos de un sistema de biofeedback. (Simón, 1989, pp.27).

    En lo referente a los ámbitos de aplicación del BF, Greene en la Encyclopedia of Psychology (vol.1,pp.148-150) señala cinco de éstos:

  1. Estimulación para el desarrollo muscular.

  2. Control de respuestas autonómicas.

  3. Entrenamiento autógeno.

  4. BF neuromuscular.

  5. BF Electroencefalográfico.

    En cuanto a las áreas de aplicación del BF dentro de la Medicina Conductual, los diversos autores consultados parecen coincidir. Carrobles y Godoy (1987) identifica seis áreas más desarro­lladas de interven­ción del biofeedback, a saber:

  1. Problemas cardiovasculares

  2. Problemas de origen neuromuscular

  3. Problemas del sistema nervioso

  4. Problemas gastrointestinales

  5. Problemas sexuales

  6. Problemas de estrés

    Por su parte Simón (1992) identifica cuatro áreas más desa­rrolla­das de intervención, a sa­ber:

1. Disfunciones cardio­vascu­lares
1.1. Arritmias
1.2. Hipertensión
1.3. Trastornos cir­cu­la­torios periféri­cos
1.3.1. Migra­ñas
1.3.2. Enfer­me­dad de Rey­naud

2. Trastornos gastroin­testina­les
2.1. Incontinencia fecal
2.2. Síndrome de intestino irritable
2.3. Ulceras pépticas

3. Trastornos Neuromusculares
3.1. Inhibición o disminución de la actividad de músculos espásticos
3.2. Aumento de la actividad de músculos flácidos
3.3. Incremento del control preciso del movimiento

4. Disfunciones sexuales.


Ilustración 4. Imagen de un equipo de BF compuesto de un registrador, un módulo y un ordenador donde se visualiza la señal15.

    Refiriéndose a la eficacia del BF en diversas áreas, Labrador (1989) afirma que es el área motora donde se han conseguido los resultados más espectaculares. En este sentido hemos llevado a cabo varios trabajos de reeducación neuromuscular con deportistas (Simón y Hernández Mendo,1993; Hernández Mendo, 1999a; Hernández Mendo, 1999b). Los trabajos se han llevado a cabo con distintos tipos de deportistas (futbolistas, jugadores de baloncesto o participantes en programas de actividad física). Los tipos de lesión a los que se ha aplicado esta técnica van desde roturas de menisco (el BF-EMG se ha aplicado después de la correspondiente meniscectomía) hasta distonías leves y severas. En todos los casos se ha conseguido no solo la recuperación de la lesión, sino que la vuelta al entrenamiento y a la competición se produzca en las mejores condiciones16

    En un aspecto más concreto de la aplica­ción del BF en el campo de la Psicología del deporte y de la actividad física, encontramos que hay autores que la citan como técnica de intervención o como técnica de enseñanza o como ambos. No obstante, al respecto del BF, Hon­gler (1988) afirma que el principio del biofeedback descansa sobre la constatación de que los fenómenos psicológicos tales como el stress, el miedo, etc., son asociados a modificaciones fisiológi­cas. Estas últimas (se trata de datos fisiológicos como por ejemplo el pulso, la frecuencia respiratoria, la presión sanguínea, la transpiración, etc.) son transmitidas a aquel que se entrena, bajo la forma de signos ópticos o acústicos, mediante aparatos apropia­dos. Así el aprendizaje de los mecanismos emocionales llega a ser posible, ya que cada uno puede constatar "por sí mismo" qué tipo de comportamiento provoca (en él, en su caso) una modificación de las variables psicológicas.


Figura 3. Entrenamiento en Bio­feedback aplicado a la rehabilitación neuromuscular en un deportista

    Diversos autores (Nidef­fer, 1981; Palmi, 1983; 1986; 1987; Palmi y Gordi­llo, 1986; Cheva­lier, 1987; Bacon, 1989; Swin­new, Nicholson, Scmidt y Shapiro, 1990 ) identifi­can unas áreas de interés:

  1. En el área de la performance17

  2. En el área del rendimiento deportivo

  3. En el área del aprendizaje

  4. En el área de la rehabilitación

    Palmi (1983) utiliza el biofeedback-EMG frontal con depor­tis­tas, aunque concluye que los resultados no son lo suficiente­mente firmes.

    Por su parte Sandweiss y Wolf (1985) encuentran cuatro áreas de trabajo en el deporte con BF:

  1. Asistencia psicofisiológica

  2. Entrenamiento biomecánico

  3. Medicina del deporte

  4. Aplicada a la Medicina Rehabilitadora con implicación en la Performance18.

    Curiosamente LeUnes y Nation (1989) únicamente identifican el BF como técnica de reducción de la ansiedad y al respecto afirman que quizás la intervención técnica más común basada en los principios del aprendizaje instrumental es un procedimiento que ha llegado a ser conocido como BF. Conocido en la literatu­ra psicológica experimental como "condicionamiento instrumental de comportamientos autónomos", este área tiene sus orígenes con Neall Miller en la Univer­sidad Rockefeller (Dicara, 1970; Miller, 1978). Desafiando un axioma fundamental establecido, consistente en que las técnicas instrumenta­les eran restringidas a respuestas volunta­rias y somáticamente controladas, Miller y sus colegas observa­ron, bajo una variedad de condiciones experimentales, que los animales podían aprender a controlar su tasa cardiaca, procesos digestivos, capaci­dad de salivación, y un gran número de otras respuestas internas. En poco tiempo los "practicantes" estaban empleando técni­cas reforzadas para tratar de todo, desde migrañas hasta exceso de tensión muscular causado por el estrés. Hoy en día, los tratamien­tos/procesos con biofeedback son comúnmente recomendados para tratar la ansiedad. A menudo el entrenamiento de BF incluye algún tipo de equipo electrónico que le señale al paciente que ha ocurrido una respuesta autónoma apropiada. Y el uso de esta técnica de BF en el tratamiento de atletas ha producido convincentes resulta­dos. Dewitt (1979) usó un proceso electro­miográfico para ayudar a jugadores de fút­bol a aprender a relajarse. El electromió­grafo está equipado con electrodos que pueden ser situados en puntos escogidos del músculo. Estos electrodos miden el grado de contracción muscular y la informa­ción es presentada de forma digital o análoga en una pantalla. Centrándose en la información de la pantalla, los jugadores eran capaces de disminuir la tensión muscular y de pre­venir una excesiva excitación.

    En investi­gaciones recientes Dewitt (1980), utiliza la tera­pia cognitiva combinada con entrena­miento en BF en un intento por disminuir el estrés entre los jugadores universita­rios de fútbol y baloncesto. Aproximaciones cognitivas basados en la reestructuración a través de procesos y autopercepciones han sido valorados como técnicas de tratamiento en el marco de la clínica tradicional. Usan­do las técnicas de repeti­ción mental y res­tructuración cognitiva conjuntamente con feeedback electro­miográfico, Dewitt dismi­nuyó la tensión muscular en una prueba de laboratorio a seis jugadores universitarios de fútbol y doce de baloncesto. Y lo que es más, la eficacia de juego aumentó enormemen­te tras la intervención, aunque este estu­dio no incluye pruebas de los diferentes efectos de la terapia cognitiva con el entrenamiento de biofeedback, sí muestra evidencias de que la eficacia de juego aumenta paralelamente a la reducción de la tensión del músculo conseguida en las se­siones de biofeedback. Por otra parte, Daniels y Landers (1981) condujeron una investi­gación con un grupo de futbolistas que eran entrenados o con instrucciones verbales o con entrenamiento auditivo de biofeed­back. Los resulta­dos revelaron que los jugadores que entrenaron con biofeed­back mejoraron más y mantuvieron una mayor consisten­cia que sus compañeros que sólo habían recibido información verbal sobre su performance. Además los grupos de biofeed­back exhibieron un mayor grado de control sobre la muestra, validando así la relación entre el control autonómico interno y la mejora de la performance de tiro. A pesar de los sólidos argumentos de muchos médicos deporti­vos acerca de la deseabilidad del uso de las técnicas del biofeed­back (Bird y Cripe, 1986) sólo existen unas pocas de­mos­traciones experimentales acerca de la efi­cacia de la técnica en los nuevos campos de estudio (esto no ocurre en el área de la salud Simon y Amenedo, en prensa). Aunque son de alguna ayuda las investigaciones realizadas en laboratorios de alto control experimental en performan­ce motora (French, 1978), lo que se necesita son experimen­tos con atletas que realmente estén trabajando bajo intenso estrés. Ade­más hay una cuestión muy seria sobre la fiabilidad de los efectos.

    Otros autores realizan trabajos puntuales en este campo, como es el caso de Palmi (1986) que lleva a cabo una aplicación de las técnicas del biofeedback a la actividad física y al deporte. Uno de los campos por él citado es el de la recupera­ción de lesiones deportivas. Chevalier (1987) por su parte hace mención del biofeedback aplicado a las técnicas de imaginería (Dewitt, 1981; Wilson y Bird, 1981; Daniels y Landers, 1981).

    Quizás uno de los trabajos pioneros en el campo del BF aplicado al deporte sea el de Zaichkowky (1988), que realiza un trabajo con biofeedback de tasa cardiaca con tiradores de carabina.


Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 8 · Nº 52   sigue Ü