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La intervención psicológica
en las lesiones deportivas

   
Universidad de Málaga
(España)
 
 
Antonio Hernández Mendo
mendo@uma.es
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 52 - Septiembre de 2002

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No matter though our decks be swept
And mast and timber crack
We can make good all loss except
The loss of turning back.
So, twixt these Devils and our deep
Let courteous trumpets sound,
To welcome Fate's discourtesy
Whereby it will be found
How in all time of our distress
And our deliverance too,
The game is more than the player of the game,
And the ship is more than the crew
No importa que las cubiertas sean barridas por las aguas
Que cedan mástiles y cuadernas
Nosotros podemos hacer buenas todas las pérdidas
excepto la pérdida de retroceder.
Así que, entre estos Diablos y nuestro mar,
Permitamos que atentas trompetas den
la bienvenida a la descortesía del Destino;
por ella se verá que
cómo en todo el tiempo de nuestro dolor
y de nuestra liberación también,
el juego es más que el jugador que lo juega,
y la nave es más que la tripulación

Rudyard Kipling, "A song in storm" (Una canción en la tormenta).


The time you won your town the race
We chaired you through the marketplace;
Man and boy stood cheering by,
And home we brought you shoulder-high.


To-day, the road all runners come,
Shoulder-high we bring you home,
And set you at your threshold down,
Townsman of a stiller town.


Smart lad, to slip betimes away
From fields where glory does not stay
And early though the laurel grows
It withers quicker than the rose.


Eyes the shady night has shut
Cannot see the record cut,
And silence sounds no worse than cheers
After earth has stopped the ears:


Now you will not swell the rout
Of lads that wore their honours out,
Runners whom renown outran
And the name died before the man.
So set, before its echoes fade,
The fleet foot on the siII of shade,
And hold to the Iow lintel up
The stilI-defended challenge cup.


And round that early-laurelled head
WiII flock to gaze the strengthless dead,
And find unwithered on its curIs
The garland briefer than a girI's.
Mientras ganaste las carreras de tu ciudad
te hemos llevado triunfal a través del mercado;
Hombre y muchacho de pie aplaudiendo,
Y te trajimos a tu casa a hombros.


Hasta hoy, por el camino de todos los corredores,
te hemos traído triunfal,
hasta el umbral de tu casa,
Habitante de un pueblo más inmóvil.


Muchacho inteligente, márchate temprano lejos de aquí,
De los campos donde la gloria no se queda
Y donde el laurel crece temprano aunque
Marchita más rápidamente que la rosa.


Ojos que la noche sombría han cerrado
No puedes ver el record rebajado,
Y los sonidos del silencio no son peores que los aplausos
Después que la tierra ha dejado de escuchar:


Ahora no aumentarás la derrota
De los muchachos que gastaron sus honores,
Corredores de renombre de una categoría superior
Y la fama murió antes que el hombre.
Así puso, antes de que sus ecos se marchiten,
El pie rápido en el umbral de la sombra,
Y levantó hasta el dintel
La copa ganada en el último desafío


Y alrededor de la cabeza, coronada de reciente laurel,
Se reunirán multitudes para contemplar al muerto desfallecido,
Y encontrar, todavía fresco sobre su cabellera, el galardón
más breve que el rizo de una muchacha,

-A. E. Housman (1895) 1 To an Athlete Dying Young (A un joven atleta moribundo)


"Los atletas son más fuertes, más rápidos y más recios, sin lugar a dudas, que el resto de las demás personas. Parecen ser individuos afortunados. Olvidamos que lo que ellos hacen es duro. Con dificultad apreciamos sus puntos más vulnerables -el dolor y la falta de motivación-. y casi nunca, desde su perspectiva, sabemos de aquellas situaciones que rompen sus formas de vida y causan estragos en sus futuros.

Harry Stein. "Brought to His Knees" Sport, Septiembre, 1984, p642

    Junto a esta cita inicial podríamos incluir las que aparecen prácticamente a diario en radio, televisión, en las revistas y periódicos deportivos y vía Internet3 relacionadas con las lesiones y su rehabilitación.

    La intervención psicológica en las lesiones4 deportivas posee un carácter eminentemente social, por dos razones primordiales: la importancia epidemiológica de las lesiones deportivas a nivel social y la concomitancia de factores sociales en la etiología de estas lesiones. En un trabajo de Boyce & Sobolewski (1989), estos autores afirman que la incidencia de lesiones es tan importante entre los niños y los jóvenes que éstas han reemplazado a las enfermedades infecciosas como la causa principal de muerte y discapacidad. Kraus & Conroy (1984) consideran que unos 3 millones de las lesiones ocurren durante la practica deportiva. En el estudio de Boyce y Sobolewski se estima que durante la prática deportiva se producen un 44% del total lesiones. En los trabajos de Garrick & Requa (1978) y Hardy & Crace (1990) en el ámbito del atletismo aficionado encontraron que cada año, casi la mitad de todos los participantes sufre una lesión que le impide entrenar o competir. Este elevado número de lesiones tienen un importante coste financiero para administraciones, clubes, sociedades deportivas y compañías de seguros. A esto se unen las consecuencias que suponen las lesiones en la carrera profesional del deportista, en los programas deportivos y el coste personal del deportista que se inicia o en el deportista aficionado.

    En la intervención psicológica en casos de lesión hemos de distinguir entre factores que han propiciado la necesidad de una interven­ción psicoló­gica y las razones que justifican la importancia de la misma. Podemos afirmar que la necesidad de este tipo de intervención ha surgido a raíz de (1) la aparición de la medicina conductual en los años setenta, a raíz de lo cual la rehabilitación5 pasa a ser un campo interdisciplinar donde a la psicología le corresponde un papel importante (Simón, 1992); (2) la aparición de nuevas técnicas de curación que reducen el tiempo requerido para una rehabilita­ción física, pero que no está acorde con el ajuste psicológico paralelo necesa­rio, y (3) los atletas han llegado a ser más conscientes de la necesidad e importancia de llevar a cabo un programa para el cuidado de su cuerpo.


Ilustración 1. Noticia aparecida en el periódico digital marca acerca de la incidencia de las lesiones en los equipos de fútbol a final de temporada (http://busca.recoletos.es/s97is.cgi?Collection=marca)

    Por lo que se refiera a las razones, éstas son de índole diversa; pero podemos agruparlas en torno a dos polos. En el primero, encontramos razones de índole personal y de relación. Cuando un atleta se lesiona se convierte en un ser menguado en sus condiciones físicas y además se siente apartado de su mundo de relación (Palmi, 1988).

    En el segundo de los polos encontramos razones puramente deporti­vas y económicas, algunas ya mencionadas, de las cuales tres son primordiales: (a) permite que una vez curada y rehabilitada la lesión, la vuelta a la práctica deportiva o en su defecto la recuperación del nivel de ejecución previo a la lesión, sea más rápido y mas eficaz; (b) se va a conseguir que durante el tiempo que dure la lesión las pérdidas fisiológicas sean mínimas y (c) este tipo de intervención psicológica nos va a permitir acortar los tiempos que el deportista va a estar inactivo, esto implica una reduc­ción en los costes económicos tanto para la Mutuali­dad Deportiva como para los equipos donde se encuentren reali­zando su activi­dad deportiva estos deportis­tas y/o para las sociedades aseguradoras.

    La demanda de rendimiento al máximo nivel durante las abundantes competiciones, que día a día van aumentando, así como el incremento en las cargas de trabajo durante los entrenamien­tos están produciendo un progresivo crecimiento en el número de lesiones6 (McDonald y Hardy, 1990); convirtiéndose en uno de los fantasmas más temidos en todo evento deportivo. Este tema ha sido tratado y estudiado desde diferentes perspectivas y cuerpos teóricos (psicólogos, biomecánicos, entrenadores, ortopédicos, etc.) que han tomado direcciones u orientaciones diversas ya sean de carácter estructural, anatómica, física o psicológica. Diversos estudios han dejado patente la relación que existe entre ciertas variables psicológicas y las lesiones deportivas y su rehabilitación (Williams y Roepke, 1993). Desde una perspectiva psicológica debemos considerar de vital importancia diversos factores de índole afectiva, perceptivo-cognitivo, personales y sociales.


En busca de las causas de la lesión7

    La casuística física de las lesiones es variada, desde accidentes con las pesas, fallos de equipamiento (superficies irregulares, mala aseguración de implementos, etc.), pasando por choques con implementos y superficies, hasta el sobreentrenamiento. No obstante, es indudable, el peso de los factores psicológicos en la contribución a la vulnerabilidad de la lesión y a su recuperación. Los factores psicológicos que más investigación han generado han sido los relacionados con variables de personalidad y con variables psicosociales (Williams y Roepke, 1993).

    Las variables de personalidad, que se han estudiado están relacionadas con los rasgos de personalidad, locus de control o autoconcepto. Por otro lado las variables psicosociales que más investigación han generado son la tensión producida por eventos de vida y diversas variables personales y ambientales que podrían poner de manifiesto la relación entre la lesión y el estrés deportivo.

    Los primeros trabajos y discusiones sobre la influencia de los factores psicológicos en el riesgo de lesión deportivo se han construido alrededor de la experiencia de entrenadores y/o de distintas y diversas conjeturas clínicas (Moore, 1966; Ogilvie & Tutko, 1966; Rosenblum, 1979; Sanderson, 1977). La mayoría de las teorizaciones conciernen a los rasgos de personalidad o a los estados, sin distinguir las lesiones de sus consecuencias (Rosenblum, 1979; Sanderson, 1977).

1. Lesión y Variables de Personalidad. En los trabajos de Williams y Roepke (1993), Pargman (1993) y Grove (1993) se hace una relación de los estudios que han intentado controlar y cuantificar la relación entre la personalidad y la propensión a la lesión. Afirman que los resultados encontrados no son concluyentes. Así, en el trabajo de Jackson, Jarrett, Bailey, Kausek, Swanson, y Powell (1978), usando el 16-PF de Cattell con una muestra de jugadores de fútbol de enseñanza secundaria, estimaron que los jugadores con un estilo de personalidad dependiente tuvieron más lesiones que los jugadores con un estilo de personalidad más independiente. En otro estudio Valliant (1981) obtuvo resultados similares con corredores de fondo. Sin embargo, el trabajo de Irwin (1975) no encuentra ninguna diferencia en jugadores de fútbol de secundaria, pero observó que los jugadores lesionados eran más reservados que los jugadores no lesionados. En el trabajo de Jackson y colaboradores, también se afirma, comparando atletas con lesiones severas y menos severas, que los primeros eran más reservados que los segundos. En la línea de Irwin (1975) se encuentran el trabajo de Brown (1971) y el de Abadie (1976). Brown (1971) usando el California Psychological Inventory (Inventario Psicológico de California, CPI) con jugadores de fútbol, no encuentra ninguna diferencia entre lesionados y no lesionados. Abadie (1976), usando el 16-PF con mujeres en deportes individuales y colectivos, tampoco encuentra ninguna diferencia de personalidad entre atletas lesionadas y no lesionadas. Williams y Roepke (1996) concluyen que el 16-PF y del CPI no parecen ser las herramientas más apropiadas para identificar factores de personalidad relacionados con la ocurrencia de lesiones.

    Uno de los rasgos de personalidad sobre que se han realizado algunos estudios es el locus de control. Según Rotter (1966) el locus de control interno es una orientación interior que se caracteriza por una creencia de que las propias acciones de uno controlan los resultados personales en la vida; por el contrario el locus de control externo es una orientación externa indicativa de un individuo que se siente víctima de la oportunidad o de las circunstancias. En el trabajo de Passer y Seese (1983), con jugadores de fútbol, no se encontró ninguna relación entre el locus de control y la ocurrencia de lesión. Dahlhauser y Thomas (1979) obtuvieron resultados similares con jugadores del fútbol cuando el locus de control fue evaluado con la escala general de Rotter, no obstante se encontraron menos lesiones en jugadores con un locus de control interno cuando la valoración estaba realizada con una escala específica de fútbol desarrollada por ellos mismos.

    Otra de las variables de personalidad estudiadas es el autoconcepto. En un trabajo de Young & Cohen (1979) no se encontraron relaciones entre el autoconcepto y las lesiones en un torneo de baloncesto escolar femenino. En un trabajo posterior de estos mismos autores (Young & Cohen, 1981) encontraron diferencias en autoconcepto (medido mediante un cuestionario con cuatro subescalas -Tennessee Self-Concept Scale TSCS-) en un torneo femenino de baloncesto en una escuela secundaria, en concreto, los jugadores no lesionados tienen un autoconcepto global más alto que los no lesionados. Los autores explican las diferencias de estos resultados por el tamaño diferente de la muestra, la edad y las diferencias de educación. Estos resultados entran en contradicción con los obtenidos por Lamb (1986). En este trabajo Lamb (1986) relaciona un nivel bajo de autoconcepto -medido con la Escala de Autoconcepto de Tennessee- con una alta frecuencia de lesiones en un equipo femenino de hockey sobre patines. Por su parte Yaffe (1978) defiende la explicación del impacto de una lesión en base al autoconcepto. Parece claro que no hay una conclusión definitiva acerca de si afecta o no el autoconcepto a la tasa de lesión; evidentemente, tampoco existen resultados concluyentes de cómo podría influir en la lesión. Similares conclusiones son propuestas para identificar otros factores de personalidad que asuman la correlación con la ocurrencia de lesiones deportivas. No obstante, Pargman (1993) considera que el autoconcepto es una variable psicológica que puede oscilar en tiempos cortos, y por tanto susceptible de ser sometido a un trabajo estratégico. El autoconcepto puede tener importantes aplicaciones en la prevención y rehabilitación de lesiones deportivas. Grove (1993) por su parte, considerando el modelo de rehabilitación de Andersen y Williams (1988), que si bien no parece demostrado que los factores de personalidad influyan en las tasas de lesiones, si influyen en su pronóstico, desarrollo y rehabilitación.

2. Lesión y Variables Psicosociales. Este es un área en el que se han realizado numerosos estudios e investigaciones, y es, quizás, el área con más futuro en la identificación psicosocial de los riesgos de lesión, a través del estudio del estrés producido por los eventos de vida y su relación con la ocurrencia de lesiones deportivas. La intensidad y frecuencia de estresores sociales pueden tener un alto impacto en la vulnerabilidad a la lesión deportiva. Existen diferentes estudios con resultados contradictorios. Algunas investigaciones apoyan la relación entre cierto tipo de estresores y una mayor incidencia de lesiones (p.e. Bramwell, Minoru, Wagner y Holmes, 1975; Coddington y Troxel, 1980) y otros, aunque no lo niegan, no encuentran datos concluyentes (p.e. Passer y Seese, 1983; Williams, Tonyman y Wadsworth, 1986).

    El interés por esta área deriva de la relación, descrita en diversos trabajos, entre los eventos de cambio de vida y las enfermedades y accidentes (Holmes & Rahe, 1967; Sarason, Johnson & Siegle, 1978; Selzer & Vinokur, 1974; Stuart & Brown, 1981). Este interés se incrementó a raíz del trabajo de Holmes y Rahe (1967), que desarrollaron la Social Readjustement Rating Scale (Escala de Reajuste Social-SRRS). La escala está basada en la asunción de la presencia del estrés, de forma inherente, en todos los estímulos medioambientales. Este estrés hace que aumente la demanda en el cuerpo para reajustar o adaptarse, resultando que en individuos con alta exposición a cambios de eventos vida, requieren mayor adaptación, aumentando el riesgo de enfermedad. Ejemplos de estresores son la muerte de un miembro familiar íntimo, tomar unas vacaciones o una trasgresión de la ley. En el SRRS, a cada evento de vida se da un valor, las ponderaciones numéricos se basaron en el presunto grado de adaptación requerido para el individuo típico de la población general. Los individuos indican la frecuencia de la ocurrencia de cada evento durante un periodo especificado de tiempo. La puntuación total del cambio de vida es clasificada sumando las puntuaciones ponderadas de los ítems verificados (Williams y Roepke, 1993).

    En el trabajo de Williams y Ropke (1993) se agrupan los estudios realizados en esta área, en dos grandes bloques, los realizados (a) en el ámbito del fútbol y (b) los realizados en otros deportes.

a. Lesiones producidas en el fútbol. Se realizaron cinco estudios sobre el estrés producido por los eventos de vida y su relación con las lesiones deportivas. El primero de ellos fue llevado a cabo por Holmes (1970), utilizando el SRRS con una muestra 100 jugadores de la Universidad de Washington. En sus conclusiones afirma que el estrés del cambio de vida se relaciona con el riesgo de lesiones deportivas así como con la ocurrencia de enfermedades (Anderson y Williams, 1993; Williams y Roepke, 1993).


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