efdeportes.com
Programa de intervención psicológica para la mejora del
rendimiento en la defensa de jugadores de fútbol sala

   
Dr. en Educación Física
Master en Psicología del Deporte
 
 
Damián Ossorio Lozano
damianossorio@telefonica.net
(España)
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 49 - Junio de 2002

1 / 2

    Se ha realizado un diseño que ha sido aplicado a jóvenes jugadores de fútbol sala, pero podría ser aplicado a cualquier deporte colectivo, siempre que no fuese muy numeroso el número de participantes. Hemos pretendido conocer los efectos de tres programas coincidentes en el ámbito del entrenamiento psicológico, que sirviera como base para la mejora de aspectos atencionales y de activación como un primer estudio piloto.

    Para ello hemos empleado un programa de intervención psicológica que ha consistido en:

  • Programa de adiestramiento en relajación muscular.

  • Programa de establecimiento de objetivos.

  • Programa de práctica imaginada.

    Una vez aplicados estos tres programas hemos observado los resultados y sus efectos sobre el rendimiento defensivo en sentido amplio.

    Hay que considerar que el rendimiento deportivo es una combinación de preparación física del cuerpo y preparación psíquica de la mente. Si no fuese así entraría en conflicto el equilibrio emocional, lo que mermaría con toda seguridad el rendimiento. A esto último se le ha denominado decrecimiento psicógeno del rendimiento; es una forma específica de desautomatización de los movimientos, siendo su consecuencia un aumento o disminución del nivel de activación del competidor bajo la influencia del estrés, al cual no está suficientemente adaptado.

    Se sabe que el control voluntario de la motricidad es considerado como un factor fundamental del éxito en la competición y que, ese control está determinado, no sólo por el dominio de las acciones biomecánicas, sino también por los estados emocionales de excitación, tensión o depresión, que a su vez originan modificaciones fisiológicas, hasta el punto de que en unos instantes se echan por tierra todo el trabajo realizado durante mucho tiempo.

    La mayoría de los programas dirigidos a mejorar el rendimiento deportivo utilizan un conjunto de técnicas para desarrollar las habilidades psicológicas de los deportistas: relajación, programación de objetivos a corto y largo plazo, imaginación, control de la atención, auto instrucciones y otras técnicas cognitivas (Ungerleider, 1986; Danish y Hale, 1983; Nideffer, 1985; Orlick, 1986,1990; Cei, 1987; McCollough, 1987; Egawa, 1990; Horn, 1992; Roberts, 1992; Bakker y Whiting, 1989).

    T. Orlick (Orlick y Partington, 1988- McCaffrey y Orlick, 1989; Orlick y McCaffrey, 1991, encuentran que los deportistas de elite tienen un fuerte compromiso con el deporte que practican, sus entrenamientos son mejores cualitativamente hablando, establecen objetivos, emplean técnicas de imaginación, planifican la precompetición y competición, controlan las distracciones, reconocen las situaciones de presión y las aceptan como algo normal, evalúan la competición y diferencian entre una buena y mala actuación.

    Martens (1987, 1989) propone el entrenamiento en cinco habilidades psicológicas interrelacionadas: dirección de la energía psíquica, dirección del estrés, imaginación, atención, establecimiento de objetivos.


A. El nivel de activación mental adecuado

    Según Bunker (1985), el nivel de energía psíquica óptimo para un adecuado rendimiento depende de:

  • Rasgos de personalidad.

  • Nivel de aprendizaje.

  • Tarea a realizar (complejidad, demandas físicas, precisión y exactitud).

  • Factores inusuales o novedosos.

  • Autopercepción o autoevaluación de la competencia del deportista.

  • Efectos de facilitación social de la activación.

B. Control del estrés

    La elevación excesiva del nivel de estrés es debida al desequilibrio que el deportista percibe entre las demandas de la situación y los recursos que él mismo posee (Lazarus y Folkman, 1984).

    Cuando el deportista experimenta problemas debidos a excesivas demandas ambientales, por ejemplo, sobrecarga en los entrenamientos o monotonía en los mismos, las estrategias de afrontamiento pueden ir dirigidas hacia la modificación de la situación, a través de determinadas conductas operantes, o hacia la modificación de la percepción del medio utilizando técnicas cognitivas o "estrategias paliativas” (Meichenbaum, 1985).

C. Establecimiento de objetivos: metas a corto y largo plazo

    El establecimiento de objetivos que faciliten la orientación y pautas del comportamiento cumplen una función motivacional (Bandura y Cervone, 1983).

    La importancia y los efectos positivos del establecimiento de metas en el deporte han sido puestos de manifiesto por Bird (1978), Botterill (1983), Burton (1992), Duda (1992), Weinberg (1992), Kleinkopf (1977), y Pushkin (1977). Además Locke et al., (1981) concluyen que los efectos positivos sobre el rendimiento en las tareas son excelentes, el 90% de los estudios revisados por estos autores, así lo demuestran. Pero la eficacia del establecimiento de metas se debe también a otros factores (Locke y Latham 1984, a, b): visión positiva del rendimiento individual o de grupo incluido el entrenador, feedback sobre los progresos, refuerzos, participación en el establecimiento de objetivos, y bajos niveles de conflicto y estrés.

D. Entrenamiento en imágenes mentales

    Los efectos que las técnicas encubiertas tienen sobre el rendimiento o las conductas deportivas son evidentes pero hay que tomar algunas precauciones (Corbin, 1972; Murphy y Jowdy, 1992).

    Suinn (1972, 1976, 1986), propuso un entrenamiento cognitivo combinado con relajación e imágenes visuales y lo denominó VMBR (Visual-motor behavior rehearsal). Este programa ha recibido apoyo empírico en deportes como baloncesto (Meyers y Schleser, 1980; Meyers et al., 1982), tenis (Noel, 1980) y karate (Seabourne et al., 1983). Es recomendable el empleo de relajación por el efecto facilitador que tiene sobre la imaginación (Mahoney, 1979).

    En nuestro caso, se trata de comprobar el grado de eficacia de una intervención cognitivo-comportamental, para mejorar el rendimiento de un equipo de Fútbol Sala, incidiendo en variables cognitivas y motoras, para modificar establecimiento de metas y para controlar estados emocionales negativos. La predicción es que los jugadores obtendrán un mejor rendimiento cuando reciban el entrenamiento psicológico (Tratamiento) que antes de recibirlo (Línea Base). Es decir, el número de aciertos aumentará y el número de errores disminuirá. Asimismo, los resultados de los partidos serán mejores durante el Tratamiento que en la Línea Base.

    La muestra ha está compuesta por 12 jugadores de campo y dos porteros, de la categoría cadetes, con edades comprendidas entre los 13 años y cuatro meses y 16 años tres meses, con una media de 14 años y nueve meses, todos ellos del Puerto de Santa María, estudiantes de Secundaria.

    Todos llevaban más de 5 años jugando a este deporte y siempre con el mismo grupo y el mismo entrenador. Los 12 jugadores son sometidos a una serie de pruebas antropométricas, medidas de su aptitud física a través de la batería Eurofit; además de otras de índole técnico y psicológicas. Estas pruebas se realizaron durante los meses de Octubre y Noviembre, período de pretemporada.

    En este periodo se les informa que van a participar en un programa de entrenamiento en habilidades psicológicas y que se van a grabar todos los partidos en vídeo.


Instrumentos de evaluación utilizados

    Los cinco primeros partidos de la temporada se graban en vídeo y se toman como medidas de línea base (meses de Octubre, Noviembre y Diciembre). Se aprovecha este periodo para, analizar los cuestionarios de conducta: conducta competitiva (Harris y Harris, 1984), ansiedad competitiva (Martens, 1977), y realizar una serie de entrevistas a los jugadores; hacer una evaluación de la conducta deportiva y decidir los aspectos del entrenamiento psicológico.

    De todo ello se desprende que el equipo técnicamente defiende peor que ataca, por lo que es conveniente mejorar el rendimiento en la defensa, y que los jugadores necesitan algunas habilidades psicológicas para mejorar el rendimiento defensivo.


Procedimiento

    Terminado el primer trimestre se inicia el tratamiento. Se les explica a los jugadores que todos los lunes, el primer entrenamiento después del partido de los sábados, tendrá lugar la sesión de entrenamiento psicológico, sustituyendo a una de las tres sesiones de entrenamiento semanales. Cada sesión se ha dividido en dos partes, durante la primera los jugadores visionan la grabación del partido y registran los aciertos que cada uno observa en su rendimiento, durante la segunda se aplican las técnicas psicológicas. Dicho procedimiento se aplica en tres fases: introducción- fundamentación, práctica y ensayo hasta su dominio.


Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 8 · Nº 49   sigue Ü