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Temporalizar la Educación Física: el planning de una
programación y consideraciones para la sesión
Jesús Viciana Ramírez

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 47 - Abril de 2002

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    En este sentido, la selección de contenidos y su estructuración en la etapa, ciclo o año, se determina por este mismo criterio lógico de ordenación de los contenidos de Educación Física, así los juegos y su progresión en las reglas serán grandes contenidos a impartir antes que los deportes reglados y normalizados, e incluso un alumno estará capacitado para trabajar deportes y técnicas deportivas individuales antes que tomar conciencia del equipo y sus tácticas colectivas.

    La generalidad y la especificidad serán criterios de los contenidos que también tendremos en cuenta para la ordenación de los mismos, y por ello las habilidades básicas y genéricas (andar correctamente, trepar, correr, etc.) serán contenidos anteriores a una carrera de relevos en atletismo o a un simple juego donde existan estrategias, puntos, goles, reglas a respetar, etc.3

    Por último, la metodología que se asocia a ciertos contenidos puede ser que nos influya a la hora de ordenar la impartición de los mismos. Por ejemplo, dentro de la Expresión Corporal, existen subcontenidos que generalmente se asocian a la indagación y a la búsqueda de soluciones por parte del alumno, así como a su aporte de creatividad para la producción de sus propias representaciones (por ejemplo el teatro, representaciones de sketch, etc.), por ello es posible que se imparta en el último ciclo de Educación Secundaria, dando tiempo así a que el alumno tome contacto con esta búsqueda e indagación de manera progresiva a través de otros contenidos, mientras que en el primer ciclo, se pudieran impartir ciertos subcontenidos de la Expresión Corporal que requieran o se asocien a una manera más dirigida de enseñar mediante una técnica de instrucción directa (por ejemplo bailes de salón, determinados pasos y técnicas específicas, etc.).


e) Factores del contexto

    El contexto también puede influir de manera decisiva en nuestra ordenación de contenidos y unidades didácticas a lo largo de una programación anual. Esta influencia la podemos resumir en los siguientes factores:

  • Disponibilidad de medios materiales: El material disponible en el centro y en el departamento de Educación Física será determinante para la programación de una unidad didáctica determinada, e incluso su orden dentro de la programación anual, ya que podemos adquirir nuevos materiales en un momento determinado y, por tanto, hacemos que la unidad didáctica recaiga en este momento. Las nuevas tendencias de la Educación Física van hacia la adquisición de materiales polivalentes, que nos permitan desarrollar multitud de contenidos sin variarlos, así como utilizar la construcción alternativa de materiales en las propias clases o en tiempos extraescolares para su posterior uso.

  • Factores meteorológicos: La meteorología a lo largo del año y la zona geográfica influyen en la ordenación de los contenidos de una programación anual. Por ejemplo, podemos dejar contenidos propios de interior para meses de frío, como pudieran ser la gimnasia deportiva que precisa del material del gimnasio, o la expresión corporal ya que se utiliza normalmente música y ésta está disponible en el interior del pabellón cubierto.

  • Instalaciones del centro y coincidencia horaria: La disponibilidad de ciertas instalaciones que son imprescindibles para el desarrollo de determinados contenidos y la coincidencia horaria con otros compañeros, constituyen una mezcla de factores que determinarán la distribución de los contenidos a lo largo del año. Normalmente, el acuerdo con nuestros compañeros de trabajo hará que dicha distribución se complemente y sea posible impartir el mismo contenido en diferentes épocas del año, o bien se establezca un sistema de rotación entre profesores para utilizar ciertas instalaciones.

  • Características y posiblidades del entorno próximo: El entorno del centro posibilita la docencia de ciertos contenidos, pero este entorno puede estar condicionado por factores externos, como por ejemplo el horario de ocupación de una piscina cercana para impartir natación o el clima para utilizar la playa que tenemos detrás del centro. De cualquier manera, la tendencia actual y a la cual debemos recurrir con nuestra reflexión e innovación es la de sustituir las carencias del entorno con nuevas posibilidades del centro, convirtiendo a éste en un marco propicio para el desarrollo de estos contenidos (por ejemplo, la utilización de un rocódromo para impartir la escalada o la sustitución del agua y el viento por un monopatín adaptado y una cuerda tirada por un alumno, para impartir la navegación a vela, (Morales, 1999)).


2.6. Duración del trabajo de cada contenido de las unidades didácticas (ponderación).

    Cada contenido (o combinación de ellos en unidades integradas) y subcontenidos, pueden tener una ponderación determinada a lo largo del año o de la unidad. El primer caso (la ponderación a lo largo del año) es el ya comentado número de unidades didácticas ligado al número de sesiones, pero el segundo caso, la duración del trabajo de los subcontenidos de la unidad didáctica, es también importante determinarla, puesto que ello condicionará el aprendizaje y el hincapié que el profesor hace en sus clases de cada uno de ellos.

    En el ejemplo, si la unidad didáctica 1 versa sobre la condición física, dentro de ella, podemos dar más importancia a la resistencia, por considerar que ésta es la cualidad más importante para la salud de los escolares, de esta manera, la resistencia podría cubrir la mitad del total de sesiones de esta unidad y utilizar el resto de sesiones para las demás cualidades físicas (este aspecto no se refleja en el cuadro de temporalización ya que estamos tratándolo para la programación anual, pero sí se reflejaría en el cuadro de temporalización de la unidad didáctica correspondiente).


2.7. Innovaciones

    La innovación debe estar presente en toda programación que se precie, por ello, todo periodo de enseñanza temporalizado, sea cual sea su duración, debe tener una unidad de innovación; si temporalizamos un año y poseemos 7 unidades didácticas, una de ellas debemos dedicarla a alguna innovación docente (esa comparación de metodologías que dudamos al programar un contenido determinado, el uso de un nuevo material, dar un nuevo tratamiento al contenido de siempre, etc.).

    La importancia de estas innovaciones está en la continuidad de las mismas en cursos sucesivos, siempre que consideremos que su empleo ha sido exitoso, al mismo tiempo que incluiremos nuevas innovaciones ese año. De esta manera, la programación siempre irá incluyendo elementos novedosos y estará en continuo movimiento, dándole al proceso un carácter dinámico, del que ya hablábamos en los principios de la planificación dentro de la primera parte de este libro.

    En el ejemplo, la unidad didáctica 3 ha supuesto una innovación, ya que es una prueba que el docente realiza en esta programación para comprobar con datos, que a través de la enseñanza deportiva (voleibol y fútbol) se pueden desarrollar las cualidades físicas (por ejemplo con una batería de test de condición física que mida el nivel al comienzo y al final de la unidad). Por ello resaltamos esta unidad como la innovación planificada.

Figura 6. Innovación realizada por el profesor del ejemplo.


2.8. Títulos y fechas

    La temporalización posee una función importante de información para el alumno y para el profesor (para informarse de “lo que se va a dar” en los próximos días o meses en el primer caso, y para servir de guía de la docencia en el segundo). Por esta razón, podemos optar a titular las unidades didácticas o sesiones si temporalizamos una programación de aula anual o una unidad didáctica respectivamente, para dar dicha información al alumnado, pudiendo incluso fomentar la motivación sobre los contenidos que se van a desarrollar con dichos títulos.

    Un ejemplo sería exponer la temporalización del año o de cada unidad progresivamente durante el curso escolar en tablones informativos dentro del gimnasio cubierto, de manera que el alumno pueda verlo e informarse de los contenidos y unidades que se van a desarrollar en el aula.

    Las fechas en cada unidad o sesión pueden servir de orientación al profesor para tomar conciencia de cuándo se desarrollarán los contenidos y preparar los planes de sesión, el material, etc.; aunque sabemos que estas fechas siempre se ven modificadas por el transcurso de los días, bien sea por una modificación en la estructura de la programación general o por factores externos como pueden ser los días de fiesta o cualquier otro imprevisto que actúe sobre lo programado.

Figura 7. Inclusión de fechas aproximadas y títulos a las unidades didácticas en el planning.

    En el ejemplo observamos cómo hemos optado por fechas aproximadas, sin ajustar a días concretos de cuándo comenzar y terminar las unidades, el profesor piensa que así es más real y los ajustes no serán importantes. Sin embargo, podríamos haber optado por un desarrollo más exacto en este planning, aunque debemos saber de antemano que, seguramente, habrá ajustes.

    Los nombres de las unidades o títulos están adecuados al contenido y la intención de la unidad didáctica, al tiempo que intentan motivar al alumno en el momento en que este cuadro de temporalización sea público y sirva de información para ellos.


2.9. Evaluación

    La evaluación no es un elemento de la temporalización propiamente dicho, puesto que constituye un proceso por sí misma, pero sí hay que tenerla en cuenta en nuestra temporalización desde la perspectiva en que podemos incluirla en el planning y ayudarnos a la evaluación total de nuestra programación.

    Podemos realizar la evaluación de diferentes formas:

a) Con colores, números o letras, dentro de una escala establecida

    En este caso, los elementos de la escala determinarán el grado de éxito obtenido tras llevarse a la práctica cada unidad temporalizada (unidades didácticas o sesiones). Es preciso determinar qué significa cada color, número o letra de la escala establecida, de manera que al final del proceso podamos obtener, con un vistazo general, el grado de éxito de la programación total.

    Por ejemplo: color rojo para las sesiones o unidades cuyos objetivos no se hayan cumplido con éxito, color amarillo para las sesiones o unidades cuyo cumplimiento de objetivos se haya cubierto parcialmente y color verde para las sesiones o unidades que en la práctica han logrado un grado de éxito satisfactorio con respecto a lo programado.

    A este respecto, la evaluación debemos anotarla en un cuadro destinado a tal fin o incluso introducir dicha evaluación en el cuadro de temporalización general (en un cuadradito que colorearemos o escala a marcar).

b) Con aspas, tabulación, puntos o sí/no, dentro de una escala dicotómica

    En el caso de utilizar una escala dicotómica, sólo podremos anotar si se han conseguido o no se han conseguido los objetivos propuestos para la unidad temporalizada que estemos evaluando. Es una escala más pobre que la anterior, pero puede ser útil según los criterios que utilicemos y las decisiones que vayamos a tomar tras los resultados de esta evaluación al final del proceso de enseñanza.

    En este caso, al igual que antes, marcaremos el sí/no o colocaremos el aspa o la tabulación en un cuadradito destinado a tal efecto dentro del planning general de la temporalización.

c) Otras formas de evaluar

    En este tercer apartado hemos querido dejar una puerta abierta a la creatividad del profesor de Educación Física para que establezca la manera de evaluar sus unidades de temporalización (unidades didácticas o sesiones), ya que la Educación Física posee un gran repertorio de contenidos y peculiaridades que pueden dotar a las escalas y criterios de evaluación de una riqueza considerable. Por ejemplo, podríamos dibujar gestos deportivos e ir marcando los conseguidos o dibujar los errores más comunes en la ejecución de un contenido y marcar los superados o los que el alumnado ha realizado con más frecuencia.

Figura 8. Ejemplo de escala para la valoración del planning.

    En el ejemplo hemos utilizado una escala establecida con números, donde el 1 supone no haber conseguido el objetivo general, el 3 haberlo conseguido en su totalidad y el 2 haber conseguido parte del objetivo. Como hemos mostrado en el ejemplo, la manera de anotar sería rodeando con un círculo la valoración estimada, una vez llevada a la práctica la unidad correspondiente.


2.10. Observaciones

    En este apartado, un tanto polivalente, podemos anotar cuestiones que prevemos nos pueden ocurrir en el momento de impartir una unidad didáctica determinada (o una sesión si temporalizamos una unidad en lugar de una programación anual).

    Por ejemplo, podemos preparar un vídeo, un comentario de texto, recortes de periódicos para debates relacionados con el tema, etc., para cada unidad didáctica, previendo algún día de lluvia que nos impida el desarrollo normal de dicha unidad didáctica. Podemos también prever la participación de los exentos de práctica física tanto para los permanentes (enfermedades o impedimentos médicos justificados) como para los temporales (esguinces, resfriados, etc.). Podemos incluir la decisión tomada para un caso hipotético de pérdida de una sesión imprevista a lo largo del año, por ejemplo, correr las sesiones un lugar, puesto que es importante seguir la progresión, o continuar con lo programado, etc.

    En definitiva, en este apartado podemos incluir cualquier información que en la programación nos ayude a preparar la futura docencia de la unidad didáctica o de la programación de aula que temporalicemos.


3. Algunas consideraciones importantes en la temporalización de las sesiones
y tareas en Educación Física

    En este apartado vamos a señalar una serie de aspectos a tener en cuenta para la correcta temporalización de la sesión de Educación Física y de las tareas que en ella se imparten.


3.1. Distribución del tiempo total de la sesión

    Aunque esto va a depender del tipo de estructura de la sesión que realicemos, podemos realizar una aproximación a la temporalización lógica de una sesión de estructura tradicional (calentamiento, parte principal y vuelta a la calma), quedando la distribución temporal como sigue:

  • Calentamiento: de 5 a 15 minutos (dependerá del tipo de actividad principal a desarrollar y de la necesidad de activar más o menos las zonas de incidencia de la parte principal)

  • Parte principal: de 25 a 45 minutos (la principal franja temporal debe dedicarse a esta parte de la sesión, ya que es la fundamental de cara al cumplimiento de los objetivos, ya sean de aprendizaje (en cuyo caso será aún de mayor importancia), de recreación, motivación, vivencias, etc.)

  • Vuelta a la calma: de 5 a 15 minutos (igualmente, dependerá del tipo de sesión y de los contenidos de la misma, pero generalmente no deben sobrepasar los 15 minutos. Una excepción pudiera ser la organización de debates en torno al tema desarrollado con intenciones formativas y de fomento de actitudes, en cuyo caso, dichos debates corresponderían a la parte principal más que a esta última fase de la sesión y normalmente tendrán una duración mayor).


3.2. El tiempo útil de práctica para el aprendizaje

    El tiempo útil de práctica ha sido un tema clásico en la investigación didáctica de la Educación Física4. Podemos distinguir varios tipos de tiempos útiles:

  • Tiempo útil de práctica física: referido a la participación física, al comportamiento externo del alumno en movimiento durante la realización de las tareas. En este concepto debemos tener en cuenta que el tiempo que observamos al grupo realizando una práctica física a veces no corresponde con el tiempo individual en el que un alumno realiza dicha práctica (dependerá del tipo de ejecución de la tarea, ya que si es consecutiva, por ejemplo, sólo participará activamente durante una fracción del tiempo de esa tarea, que será tanto más pequeña cuanto mayor sea el número de alumnos que se hallen implicados en dicha ejecución consecutiva).

  • Tiempo útil de aprendizaje: en este caso, al concepto anterior debemos sumar el tiempo que el alumno invierte en los procedimientos cognitivos, que también son parte de la construcción de su aprendizaje.


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