efdeportes.com

La actividad y el ocio como fuente de bienestar durante el envejecimiento
Miguel Ángel García Martín

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 47 - Abril de 2002

6 / 7


    Los resultados muestran un importante efecto de las actividades de ocio sobre la percepción del propio sujeto como agente causal. Igualmente la fuerte asociación que se establece entre este yo-agente y variables de bienestar personal, confirma el importante papel que la percepción de control tiene sobre el bienestar en los mayores. Así mismo, las actividades de ocio tienen un efecto prácticamente similar al producido por las actividades productivas. Lo que indica su importancia en el proceso de adaptación a la pérdida de los roles productivos que se producen durante el envejecimiento (Herzog y otros, 1998).


6. El ocio como actividad terapéutica en los mayores

    Una vez vistos los beneficios que se derivan del ocio, no es de extrañar que se atribuyan a la actividad recreativa propiedades terapéuticas. Este es el fundamento de la que se conoce como Recreación Terapéutica. Han sido numerosas las definiciones que ha recibido esta práctica. A continuación se exponen algunas de éstas:

“...es un proceso que utiliza la recreación con el propósito de intervenir intencionadamente en algún comportamiento social o emocional, en orden a provocar un cambio deseado en ese comportamiento para facilitar el crecimiento y desarrollo del individuo” (Frye y Peters, 1972, p. 41).

“La recreación terapéutica sirve a los pacientes o clientes que, por causa de dificultad mental, física, social, o debida a la edad, tienen limitado o imposibilitado el acceso a los recursos de ocio. El propósito de un servicio de recreación terapéutica es proporcionar oportunidades a las personas que tienen estas limitaciones para que adquieran habilidades y actitudes para el ocio, así como ejercitar tales habilidades dentro de un marco terapéutico y reparador, que capacite o fomente experiencias recreativas” (Avedon, 1974, pp. 130-131).

“El propósito de la recreación terapéutica es ayudar a la persona enferma, discapacitada o anciana para que él o ella misma, viva una vida lo más completa posible en los planos físico, mental, social, psicológico y económico, dentro de los límites que su enfermedad o discapacidad le permite” (Kraus, 1978, p. 4).

    Todas las definiciones, de una u otra forma, giran en torno a la misma idea central: intervención diseñada para mejorar la calidad de vida de las personas a través de su participación en actividades de ocio y recreación. A la pregunta de cómo podrían aumentarse los beneficios del ocio, Argyle (1993) responde que a través de la “Terapia de Actividades Agradables”:

“La Terapia de Actividades Agradables es una manera de entrenamiento en la felicidad en la que los clientes mantienen registros, durante un mes, de las cosas agradables que hacen cada día y su estado de ánimo al final de la jornada.” (p. 13).

    En opinión de Iso-Ahola (1980), la principal tarea que tiene este tipo de intervención es incrementar el control percibido del paciente sobre su entorno, para prevenirle del desarrollo de sentimientos de indefensión o pérdida de control sobre el medio:

“El reto más importante para un terapeuta es aquel cliente que ve el mundo como incontrolable, cae en indefensión e infiere que no puede hacer nada. Es en el proceso de incrementar la percepción de control y evitar sentimientos de indefensión, donde las actividades recreativas sirven de modalidad terapéutica” (p. 323).

    La participación en actividades de ocio es beneficiosa en la medida en que capacita a la persona para relacionar su comportamiento recreativo con sus propias capacidades, lo que incrementa su percepción de control y autoeficacia. En este sentido, Teague y MacNeil (1992), desde una perspectiva de continuidad, afirman que las personas mayores responden a las situaciones vitales de forma similar a como lo hacían anteriormente. Si bien en este período vital se suelen presentar un mayor número de acontecimientos incontrolables (enfermedades crónicas, pérdidas de familiares y amigos, declive físico, etc.), determinadas actividades pueden ayudar a conservar en cierta medida el estilo de vida anterior. Las actividades proporcionadas por los programas recreativos, pueden ayudar al mayor a mantener su percepción de control y adaptación al entorno.

    Reich, Zautra y Hill (1987) insisten igualmente en la relevancia de los aspectos causales y de control en la explicación de los efectos beneficiosos que la práctica del ocio tienen en las personas mayores. No será cualquier actividad la que se asocie a un incremento del bienestar subjetivo, sino aquellas sobre las que estas personas experimenten una sensación de control. En este sentido, distinguen, en función de su origen causal, dos tipos de acontecimientos ante los que la persona puede manifestar su actividad: las demandas y los deseos. Serán precisamente las respuestas a los eventos deseados, aquellos que surgen de la libre decisión del mayor, los que se asocian más claramente con los efectos positivos vinculados a la actividad, tales como: incremento del afecto positivo, aumento del bienestar personal general y de la calidad de vida percibida. Frente a esto, la respuesta a las demandas ambientales, si bien incrementa el afecto positivo, no tiene repercusión sobre las otras dos medidas de bienestar subjetivo (Reich, Zautra y Hill, 1987). No obstante, la satisfacción con las respuestas que la persona da ante ambos tipos de eventos se relaciona positivamente con las tres variables anteriormente indicadas.


Bibliografía

  • Abellán, A. (1996). Envejecer en España: Manual Estadístico sobre el Envejecimiento de la Población. Madrid: Fundación Caja Madrid.

  • Achenbaum, W.A. y Bengtson, V.L. (1994). Re-engaging the disengagement theory of aging: On the history and assessment of theory development in gerontology. The Gerontologist, 34 (6), 756-763.

  • Aguirre, A. (1992). El ocio como cultura de la vejez: hacia una gerontología social. Papeles del Psicólogo, 54, 35-38.

  • Aquino, J.A., Russell, D.W., Cutrona, C.E. y Altmaier, E.M. (1996). Employment status, social support, and life satisfaction among the elderly. Journal of Counseling Psychology, 43(4), 480-489.

  • Aragó, J.M. (1986). Aspectos psicosociales de la senectud. En M. Carretero, J. Palacios y A. Marchesi (Comps.), Psicología Evolutiva (Vol. III): Adolescencia, madurez y senectud (pp. 289-325). Madrid: Alianza Editorial.

  • Argyle, M. (1987). Psicología de la Felicidad. Madrid: Alianza Editorial.dad. Madrid: Alianza Editorial.

  • Argyle, M. (1993). Psicología y la calidad de vida. Intervención Psicosocial, 2 (6), 5-15.

  • Atchley, R.C. (1971). Retirement and Leisure participation: Continuity or crisis?. The Gerontologist, 11, 13-17.

  • Atchley, R.C. (1989). A continuity theory of normal aging. The Gerontologist, 29, 183-190.

  • Atchley, R.C. (1993). Continuity Theory and the Evolution of Activity in Later Adulthood. En J.R. Kelly (Ed.), Activity and Aging. Newbury Park: Sage.

  • Avedon, E.M. (1974). Therapeutic recreation service: an applied behavioral approach. Englewood Cliffs: Prentice-Hall.

  • Baltes, P.B. y Baltes, M.M. (1990). Psychological perspectives on successful aging: The model of selective optimization with compensation. En P.B. Baltes y M.M. Baltes (Eds), Successful aging: Perspectives from the behavioral sciences (pp. 1-34). Nueva York: Cambridge University Press.

  • Baltes, M.M. y Carstensen, L.L. (1996). The Process of Successful Ageing. Ageing and Society, 16, 397-422.

  • Baltes, M.M., Wahl, H.W. y Schmid-Furstoss, U. (1990). The Daily Life of Elderly Germans: Activity Patterns, Personal Control, and Functional Health. Journal of Gerontology, 45 (4), 173-179.

  • Bammel, G. y Burrus-Bammel, L.L. (1996). Leisure and Human Behavior. Chicago: Brown y Benchmark Publishers.

  • Bandera, J. (1989). Cultura del ocio y tercera edad. Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, 7, 71-86.

  • Bazo, M.T. (1994). Abuelos y nietos: la familia como centro privilegiado de intercambio entre generaciones. Valencia: Bancaixa.

  • Bazo, M.T. (1996). Aportaciones de las personas mayores a la sociedad: Análisis sociológico. Revista de Investigaciones Sociológicas, 73, 209-222.

  • Beck, S.H. y Page, J.W. (1988). Involvement in activities and the psychological well-being of retired men. Activities, Adaptation and Aging, 11(1), 31-37.

  • Bennett, J., Carmack, M.A., y Gardner, V.J. (1982). The effect of a program of physical exercise on depression in older adults. Physical Educator, 39, 21-34.

  • Bennett, J., Carmack, M.A. y Gardner, V.J. (1992). The effect of a program of physical exercise on depression in older adults. Physical Educator, 39, 21-24.

  • Bevil, C.A., O'Connor, P.C. y Mattoon, P.M. (1993). Leisure activity, life satisfaction, and perceived health status in older adults. Gerontology and Geriatrics Education, 14 (2), 3-19.

  • Blair, S., Kohl, H., Barlow, C., Paffenbarger, R., Gibbons, L, y Macera, C. (1995). Changes in physical fitness and all-cause mortality. Journal of American Medical Association, 273, 1093-1098.

  • Blanco, A., Antequera, R. y Torrico, E. (1994). Actitudes ante la muerte y creencias religiosas en los ancianos. INTUS, 5 (1-2), 157-174.

  • Blumer, H. (1969). Symbolic Interactionism: Perspective and Method. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice Hall.

  • Bos, K., Woll, A., Oja, P., Suni, J. y Hutzler, Y. (1995). Health and sports. Issues in Special Education and Rehabilitation, 10 (1), 5-18.

  • Bradburn, N.M. (1969). The Structure of Psychological Well-Being. Chicago: Aldine.

  • Braum, A. (1991). A Psychophysiological Perspective, with Emphasis on Relationships Between Leisure, Stress, and Well-Being. En B.L. Driver, P.J. Brown y G.L. Peterson (Eds.), Benefits of Leisure (pp. 407-410). Pennsylvania: Venture Publishing.

  • Brown, B.A. (1991). Staying fit and staying well: Physical fitness as a moderator of life stress. Journal of Personality and Social Psychology, 60, 555-561.

  • Brown, B.A., Frankel, B.G. y Fennell, M. (1991). Happiness through leisure: The impact of type of leisure activity, age, gender and leisure satisfaction on psychological well-being. Journal of Applied Recreation Research, 16, 367-391.

  • Bultena, G.C. y Oyler, R. (1971). Effects of Health on Disengagement and Morale. Journal of Aging and Human Development, 2, 142-148.

  • Burgess, C.W. (1990). Horticulture and its application to the institutionalized elderly. Activities, Adaptation and Aging, 14 (3), 51-61.

  • Caldwell, J.R (1996). Exercise in the elderly: an overview. Activities, Adaptation and Aging, 20(3), 3-8.

  • Caltabiano, M.L. (1995). Main and stress-moderating health benefits of leisure. Society and Leisure, 18, 33-52.

  • Carpenter, G. (1989). Life change during middle adulthood and valuing leisure. Leisure and Recreation, 31, 29-31.

  • Carter, M.J. y Foret, C. (1990). Therapeutic recreation programming for older adults with developmental disabilities. Activities, Adaptation and Aging, 15 (1-2), 35-51.

  • Chambré, S.M. (1984). Is Volunteering A Substitute for Role Loss in Old Age? An Empirical Test of Activity Theory. The Gerontologist, 24 (3), 292-298.

  • Chatfield, W.F. (1977). Economic and Sociological Factors Influencing Life Satisfaction of the Aged. Journal of Gerontology, 32, 593-599.

  • Clark, S.M., Elliot, D.H. y Harvey, A.S. (1982). Hypercodes and composite Variables: Simple Tehniques for the Reduction and Analysis of Time Budget Data. En Z. Staikov (Ed.), It´s about time. Sofía: Bulgarian Sociological Association.

  • Coke, M. M. (1992). Correlates of Life Satisfaction Among Elderly African Americans. Journal of Gerontology, 47(5), 316-320.

  • Coleman, D. (1993). Leisure based social support, leisure dispositions and health. Journal of Leisure Research, 25, 350-361.

  • Coleman, D. e Iso-Ahola, S.E. (1993). Leisure and health: The role of social support and self-determination. Journal of Leisure Research, 25, 111-128.

  • Courtenay, B.C., Poon, L.W., Martin, P. y Clayton, G.M. (1992). Religiosity and adaptation in the oldest-old. International Journal of Aging and Human Development, 34 (1), 47-56.

  • Cowgill, D.O. y Holmes, L.D. (1972). Aging and Modernization. Nueva York: Appleton Century Crofts.

  • Crawford, D.W., Jackson, E.L. y Godbey, G.C. (1991). A hierarchical model of leisure constraints. Leisure Sciences, 13, 309-320.

  • Csikszentmihalyi, M. (1975). Beyond boredom and anxiety. San Francisco: Jossey-Bass.

  • Csikszentmihalyi, M. (1990). Flow: The psychology of optimal experience. Nueva York: Harper Parennial.

  • Csikszentmihalyi, M. y Kleiber, D.A. (1991). Leisure and Self-Actualization. En B.L. Driver, P.J. Brown y G.L. Peterson (Eds.), Benefits of Leisure (pp. 91-102). Pennsylvania: Venture Publishing.

  • Cumming, E. y Henry, W.E. (1961). Growing Old: The Process of Disengagement. Nueva York: Basic Books.

  • Danner, R. y Edwards, D. (1992). Life is Movement: Exercise for the Older Adult. Activities, Adaptation and Aging, 17 (2), 15-26.

  • de Castro, A. (1990). La Tercera Edad tiempo de ocio y cultura. Madrid: Narcea.

  • de Grazia, S. (1964). Of time, work, and leisure. Garden City: Doubleday & Co.

  • Driver, B.L., Tinsley, H.E. y Manfredo, M.J. (1991). The Paragraphs about Leisure and Recreation Experience Preference Scales: Results from Two Inventories Designed to Assess the Breadth of the Perceived Psychological Benefitss of Leisure. En B.L. Driver, P.J. Brown y G.L. Peterson (Eds.), Benefits of Leisure (pp. 263-286). Pensylvania: Venture Publishing.

  • Dupuis, S.L. y Smale, B.J. (1995). An examination of relationship between psychological well-being and depression and leisure activity participation among older adults. Society and Leisure, 18 (1), 67-92.


Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 8 · Nº 47   sigue Ü