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Fontanarrosa: la pasión desbordada por el deporte
Jesús Castañón Rodríguez

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 43 - Diciembre de 2001

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    Especial mención merece la visión de la vivencia de fútbol en las ciudades del interior de Argentina. Así, destaca Rosario en "La observación de los pájaros" que recoge el costumbrismo del estadio y su desarrollo a lo largo del encuentro, la vivencia de la grada y sus expresiones, el relato de los locutores, las bocanadas fugaces de los locutores de radio, el envejecimiento por seguir el desarrollo de un clásico, el sufrimiento con los lances del partido entre los equipos de Rosario Central y Newell's Old Boys. Y "19 de diciembre de 1971" sintetiza el partido decisivo para que Rosario Central alcanzase el campeonato argentino en Buenos Aires. Recrea las supersticiones, la necesidad de la gente para atraer la suerte al equipo dentro y fuera del estadio, con el secuestro del anciano Casale incluido, la pasión en el desplazamiento de las hinchadas que desparraman alegría e ilusión. Al final del partido Casale muere de un infarto por la intensa emoción y la alegría indescriptible de ver a su equipo campeón.

    Los relatos de los locutores de radio también son motivo del juego del humor. En "Los nombres", aparece la figura del creador de comunicación, caracterizado como locutor agarrado al micrófono con las dos manos y auriculares ceñidos como si fuese un dolor de cabeza, camisa abierta y sudorosa; pronuncia sonidos llenos, macizos que llenen, atraganten la boca y se puedan masticar; convierte el micrófono en un puñal, en un puñetazo; y busca la sonoridad de los nombres de los jugadores para poder crear efectos especiales. "¡Qué lástima, Cattamarancio!" parodia de la inclusión de cuñas publicitarias en el relato radiofónico, en un magnífico juego de excesos y disparates combinando conexión múltiple, narración y publicidad en un ambiente de pasión dominguera que aleja a la gente por un día de los problemas cotidianos.

    El costumbrismo de los estamentos del fútbol durante los partidos es material literario. El encuentro de fútbol profesional es descrito de forma hilarante en "Escenas de la vida deportiva": los jugadores se cambian de ropa en el vestuario antes del partido, el futbolista católico se arrodilla y de paso aprovecha para orinar cortito sobre el césped, el director técnico da órdenes para hacer marcajes a jugadores escurridizos de pedo líquido o la dureza de los encuentros no alcanza sólo a los jugadores sino también a balones que acaban pinchados. Más variedad presentan los encuentros disputados en el barrio. El costumbrismo de campos de barro, lenguaje popular en estado puro y problemas para contar con equipo para el próximo partido aparecen en "Jorge, Daniel y el gato". Los piques y enfrentamientos desde la infancia, que llevan Pascual y Lalita, son recogidos en "¡No te enloquesá, Lalita!", un relato espléndido sobre la historia de una enemistad deformada con un bulo sobre intereses de dinero, mujeres y política cuando todo arranca de una pelea por lanzar un penalti en un equipo infantil. Además, en "Lo que se dice jugador al fulbo" se retrata al futbolista aficionado que nunca quiso fichar por un equipo profesional: un jugador elegante que no remataba de cabeza, capaz de parar el balón con el pecho y resolver con una virguería técnica hasta el punto de anotar un autogol.

    Las situaciones de fantasía abarcan recreaciones y leyendas propias del campo. En "Cielo de los argentinos", imagina un edén donde se disputan los mejores partidos de fútbol, entre ellos el clásico entre River y Peñarol, y están presentes las grandes estrellas del tango como el hincha de Racing, Carlos Gardel. Y en "Sixto Figazza", se relata la historia de un futbolista chacarero, de Rosario Central, alto, grande, colorado y con miedo a la ciudad y los trolebuses que en los días de luna llena se convierte en hombre lobo según la creencia campera de que el 7º hijo de una familia es el más propicio para esta transformación.

Hípica

    El fascinante mundo de las carreras surge en "Yo conocí a Yastato", con una historia situada el 14 de julio de 1952 en el hipódromo de Las Maroñas, durante el premio Isidoro Busico. Presenta la generosa historia del caballo ganador de carreras que finge una lesión en una pata para no participar en una carrera donde competía con Francachela, un caballo tordo con el que mantenía amistad y que acaba de recibir el golpe de la muerte de su madre. Es una insólita recreación de sentimientos de sensibilidad, generosidad y renunciación.


2.2. Antólogo de cuentos de fútbol

    Otra de sus facetas creativas tiene que ver con la confección del Pequeño diccionario del fútbol argentino, en colaboración con Tomás Sanz.

    Pero es en Cuentos de fútbol argentino, donde crea un espacio para el encuentro entre fútbol y ficción. Y así, junto a Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Marcelo Cohen, Humberto Constantini, Alejandro Dolina, José Pablo Feinmann, Inés Fernández Moreno, Rodrigo Fresán, Elvio E. Gandolfo, Liliana Heker, Héctor Libertella, Diego Lucero, Marcos Mayer, Pacho O'Donnell, Guillermo Saccomano, Juan Sasturain, Osvaldo Soriano y Luisa Valenzuela forma un plantel que descubre nuevas dimensiones de imaginación y fantasía, con temas como: el debate sobre la inexistencia del fútbol, el delantero que se disculpa por teléfono tras fallar un penalti, el gol errado a propósito, el mito Maradona, el milagro del fútbol en la vida, el costumbrismo social en los barrios y en las barras, el gol de Maradona ante Inglaterra como causa de una crisis de pareja, el hermanamiento del zen y el fútbol uruguayo, la voz del hincha de principios del siglo XX, el goleador que prohíbe a la hinchada festejar los tantos, el balompié como marco para otros dramas sociales, los excesos del fútbol rural, la creación de los jugadores habilidosos, la experiencia vital junto a los hinchas de Boca Juniors...


III
Epílogo

    Roberto Fontanarrosa es un caso singular en la historia del humor. Es una particular síntesis de escritor y humorista gráfico, capaz de producir un mismo acontecimiento como historieta gráfica y relato literario con un preciso manejo de ambos lenguajes.

    Centra su atención en el reflejo de la violencia física descarnada de los cuerpos agredidos y de la violencia psíquica presente en seres desbordados y atravesados por la pasión; destaca el control de los nervios en las situaciones explosivas; exagera la realidad y la deforma crítica y disparatadamente hasta llevarla al absurdo; aporta explicaciones sobre el origen psicológico de situaciones insólitas en las que se explican comportamientos deportivos a partir de traumas infantiles (desamor, miedos...); cruza situaciones paradójicas con un final inesperado; siente fascinación por el relato apasionado o insólito; crea una atmósfera mágica donde se entrecruzan leyendas, formas tradicionales de cultura y numerosas referencias a la moderna cultura del cine y la literatura...

    Para el idioma, su producción es un dinámico e innovador espacio de nuevas expresiones, que se crean con dos mecanismos básicos: aprovechar la capacidad de la lengua coloquial para rizar la vida diaria y la construcción de diálogos para llegar a peripecias hilarantes y absurdas desde elementos costumbristas y reales. Las referencias culturales del trabajo de Fontanarrosa no se limita a la cultura cinematográfica sino que también hace entrar en juego a clásicos como el Cantar del Cid, Crónica de una muerte anunciada y Romeo y Julieta.


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