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Medicina del Deporte: ¿qué medicina es esa?
La higiene y salud como vivero fundacional
para la Medicina del Deporte en Santa Fe
galantini@ar.inter.net

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 42 - Noviembre de 2001

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    También Sevlever en este capítulo analizado, no deja de referenciar sus ideas con las institucionales de la época, con aquellas que vinculan la óptica del Estado sobre estas consideraciones que tratamos de los ejercicios y la educación física. Entonces rescata para sí el decreto del Poder Ejecutivo de 1937 y por el cual se creaba el Consejo Nacional de Educación Física donde se acepta que:

    La educación física constituye un aspecto fundamental de la capacidad del país, que su práctica en forma esporádica y fuera del control del Poder Ejecutivo desequilibra el concepto orgánico que reclama todo propósito de educación, que es necesario reorganizar las actividades gimnásticas y deportivas del Estado con unidad de criterio y de acción a fin de que rindan su máxima eficiencia para el bienestar del pueblo y las necesidades de la defensa nacional". (En Sevlever, 1941)

    Estas afirmaciones que adquieren un peso significativo en cuanto a la alianza histórica que en nuestro país mantuvieron, Ejército-Educación Física y Medicina, no dejan lugar para no pensar que, si los modos fundacionales fueron elaborados con esos códigos, porqué también una reconstrucción no pudiera realizarse con el direccionamiento de otros. Este afán constitutivo merodea las aspiraciones de Sevlever y, otra vez no deja de ubicarse del lado de los argumentos oficiales cuando, en Junio de 1938 la recientemente creada Dirección General de Educación Física dependiente del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, se ocupa del problema y señala:

    Considerando que la Educación Física constituye un complemento indispensable para la formación de la personalidad moral e intelectual de la infancia y adolescencia; que de acuerdo a este principio, es necesario coordinar el servicio de las instituciones especializadas en la materia con la educación y enseñanza que se imparte en los colegios para que sus alumnos practiquen la gimnasia metódica, racional y científica que convenga a sus edades, desarrollo y aptitudes físicas. (En Sevlever, 1941)

    Dichas justificaciones levantadas por Sevlever marcan una situación casi contradictoria entre los que promueven este modo de legitimar los ejercicios. En distintos momentos se pudo advertir cómo la utilización del ejercicio estaba vinculado a una concepción de tomar al cuerpo como objeto físico, pero es innegable que parece ser que ése era solo el camino para llegar a un orden superior que, por los enunciados del Ministerio Público, termina definiéndose en lo moral e intelectual. Queda, en estas afirmaciones, resuelto el problema que la gimnasia es para que los alumnos practiquen y nunca una instancia de comprensión y transformación de los valores socio culturales que están envueltos en las prácticas corporales. Sin embargo Sevlever parece alentar que hay

    Otras aplicaciones que se pueden dar a la educación física en el orden médico e higiénico, nociones que surgen espontáneamente de los efectos fisiológicos de la recreación y del ejercicio físico en general (Sevlever, 1941)

    Y seguidamente anuncia que:

    Es importante que fijemos la posición que ocupa actualmente el deporte, una de las formas de la educación física, en el cuadro social. (Sevlever, 1941)

    Es substancial para fijar los atributos legitimantes del deporte en la obra de Sevlever que prestemos atención a los enunciados siguientes:

Como hemos visto ha través de la historia, la preparación física del hombre por medio de los juegos y prácticas deportivas, iba condicionando esencialmente a las necesidades guerreras. Es también desde este punto de vista la base psicológica del deporte. Pero al mismo tiempo es un elemento de singular valor para desarrollar el sentido de cooperación y de sociabilidad entre los hombres. (Sevlever, 1941)

    El llamado de Sevlever, sin dejar de representar un aspecto de los juegos y prácticas deportivas es, cuando menos presentado como un absoluto y de manera atemporal. La presentación de ellos, abstraídas de condiciones culturales concretas, no hace más que mostrarlo como independiente de las condiciones sociales. Cabe mencionar, en este sentido el pensamiento de Vicente Pedraz7 cuando afirma que el juego "debe ser entendido como el resultado de los diferentes procesos de tensión o lucha política, ideológica o, incluso, económica en los que se inscribe el propio desarrollo de la civilización". Por otra parte, el sentido de cooperación y sociabilidad que, según Sevlever dice tener el deporte precisa de un mayor ajuste. Existe una creencia generalizada y hasta naturalizad de que esos términos son en definitiva como los aquí descriptos, sin embargo debemos convenir que, la socialización no es un proceso neutro ni tampoco universal, que esto acontece en contextos específicos y determinados en los cuales se introyectan normas y valores que mayoritariamente proviene de las clases dominantes. De acuerdo con Dietrich8 "El deporte es más apropiado para desarrollar valores conforme al sistema, que valores superadores o cuestionadores del sistema". En tanto Bracht, V.9 apunta que: "Los programas escolares de deporte han contribuido más en el sentido de promover los valores y estilo de vida de la sociedad, que propiciar a los individuos la oportunidad de cuestionar lo existente o de intentar modelos alternativos". Con lo que estamos viendo, podemos definir sin duda que, las posiciones de Sevlever no parten de un análisis crítico de las relaciones sociales, culturales y políticas que merodean los juegos y el deporte. Por lo tanto los encapsula, dando lugar, a un reconocimiento funcional e instrumentalista para colaborar en la armonía y equilibrio de la sociedad actual. En otro aparte, Sevlever continúa enfatizando y privilegiando una dimensión parcializada. Cita a Elver Berry y dice:

    En todos los tiempos y aún en la actualidad, cada grupo de individuo necesita para sus relaciones sociales, el empleo de las actividades físicas, ya se manifieste bajo la forma de juego, baile o trabajo. (Sevlever, 1941)

    Y el mismo Sevlever agrega una gota más a esas definiciones:

    Aprovechar esta cualidad innata para darle al hombre el máximo de su efectividad social, significa aprovechar para la educación todos los recursos que la actividad muscular nos brinda. (Sevlever, 1941)

    Es precisamente aquí donde radica el grave error del autor. Confunde los efectos del modelo social y los modos o prácticas corporales que en él y desde él se manifiestan, con simples elementos "innatos" de la sociedad. Esto lo lleva a confundir, o cuando menos a plantear ingenuamente la importancia educativa de los deportes y desconocer el significado de instrumentación política de los mismos. Veamos:

    Es innegable el enorme valor que tiene el deporte como canalizador de toda esta energía muscular, que puede ser aprovechada conscientemente en aras de los ideales políticos sociales. (Sevlever, 1941)

    Y agrega:

    Este concepto ha guiado al fomento de los deportes tanto a los que se hallan al frente de los países totalitarios como a los que defienden la democracia. (Sevlever, 1941)

    Notamos aquí que el componente político solamente aparece cuando se piensa al deporte como medio o instrumento de. Esto termina por justificar nuestras afirmaciones anteriores, pero además agrega un aspecto novedoso a la hora de pensar el poder en Sevlever; y es cuando en el párrafo siguiente valida el fomento de la practica deportiva porque ya lo hicieron las democracias y los totalitarismos. Con ello sitúa un poder descendente que, como vemos, toma al deporte como medio. Bajo esta relación, ya no importa el signo o el valor político, la validez está en el hecho de su "utilización". Estas situaciones hacen creer al autor que el deporte es una microscopia de la sociedad, con lo cual no estamos en desacuerdo, pero sí clausura otras posibilidades ya que solo privilegia los aspectos funcionales:

    En el deporte, el equipo es la expresión más genuina de una pequeña sociedad, en la que distintos individuos, animados por un ideal común, se esfuerzan por vencer las dificultades opuestas por un equipo contrario, prestándose entre sí los componentes de cada grupo, la ayuda eficaz y el estímulo necesario. Es en ese sentido un simulacro de la guerra. Pero su triunfo y su conquista sólo representan un símbolo de valor, de constancia y de habilidad. Cuando el interés material aparezca guiando el esfuerzo de un equipo, todo su valor social desaparece. No concebimos, por consiguiente, un deporte que tenga un carácter educacional y social verdadero, si éste no es desinteresado. (Sevlever, 1941)

    En el final de este recorte aparece una visión "amateurista" del deporte lo cual, no podemos dejar de mencionar, alcanzó en nuestro país un fuerte origen elitista y de clase. Era allí donde se reafirmaba la identidad de los grupos dominantes, donde los ideales de caballerosidad, de honor y de coraje encuentran su ámbito de expresión, continuidad y distinción. Pero lo anecdótico de este párrafo es la recurrencia a considerar que "el valor social desaparece" cuando no está asociado a los intereses del autor. Es precisamente allí donde debió afirmar las atribuciones que adquiere y no hacerlo desaparecer. Lo "verdadero" parece ser lo personal, y esto, más que un pretensión para dar validez a un argumento significa el avance de un sesgo autoritario en las opiniones.


Consideraciones finales

    En este trabajo pretendí ubicar ciertos rasgos distintivos de la salud, la higiene, la educación y la educación física centrados en la obra del Dr. David Sevlever que nos permita puntear, a modo de huellas discursivas, el camino que conduce a la Medicina del Deporte.

    En un lugar de prioridad fueron abordados los temas de higiene y salud, donde visualizáramos un énfasis individualista por parte del autor al definir y tratar estas categorías. También estas reflexiones nos guían para una importante interpelación: ¿Existen coincidencias entre los términos aquí levantados para la Higiene y los de la Medicina del Deporte? Para animarnos a una respuesta debiéramos considerar un significado para la Medicina del deporte, y nos quedamos con lo formulado por Gonzáles Santander10 cuando señala que la M del D incluye no sólo a la persona enferma sino sobre todo al individuo que podríamos considerar como "supersano" cuyas patologías van a ser muy diferentes de las de la práctica habitual. Creo que la intersección podríamos encontrarla en la dimensión ética. La concepción de higiene presente en la obra de Sevlever visualiza una lucha individual por la salud y la Medicina Deportiva -en el rasgo descripto- es el escenario de aplicación de aquellos hombres hechos a sí mismo, donde logros y fracasos los encuentra como únicos responsables ante las adversidades del medio físico y social, donde la rentabilidad de las técnicas deportivas será pensada con el objeto de alcanzar y exacerbar el espíritu de competencia y anular la discusión de estrategias que permitan la participación -entonces saludable- de todos los alumnos y con las mismas oportunidades.

    A modo de repensar, las categorías estudiadas para un contexto de actualidad y, desde un punto de vista ético, conviene reflexionar lo siguiente:

    ¿Qué Higiene, qué Medicina del Deporte y qué Deporte debiéramos reconocer para una sociedad como la Santafesina donde el 57,9 de los jóvenes entre 15 y 24 años del sector más pobre están desocupados; donde el 26, 4 no trabajan, no estudian, no son ama de casa y ni buscan trabajo, es decir permanecen excluidos del sistema? 11 Es necesario no seguir mintiendo y, ni el deporte; ni la salud; ni la educación debieran ser instrumentos que oculten el compromiso político con las clases dominadas.


Notas

  1. En Sevlever, D. El problema de la Educación Física. Argentina, Santa Fe, UNL, 1941.

  2. Serra, S. La educación argentina entre mitos y fundaciones. Rev. Nuestra Idea, agosto 2000 Pág. 11

  3. Aisenstein, A. Rastreando las raíces de la educación física Argentina. Congreso de la Copifef, La Rioja 1998.

  4. Carranza Lucero: Cultura Física. Breves conocimientos científicos. Buenos Aires, 1938

  5. En Santander, M.G. Medicina y deporte. Sport & Medicine 1990 Pág38

  6. Folleto de la Dirección Gral. de tiro y gimnasia: Higiene Aplicada a la Educación Física, 1937 Pág. 9

  7. Pedraz, V. El juego en el Medioevo. VII Simposium Historia de la Educación Física. Univ. de Salamanca Fundación Archipiélago, 2000. Pág. 52

  8. En Bracht, V. Educación Física y aprendizaje social. ED Vélez Sársfield, 1996. Pág. 81

  9. Ibídem

  10. Santander González. Op. cit. Pág.39

  11. Datos aportados por el movimiento "Los sin Techo" y publicados en el periódico El Eslabón Año 2 N° 20, agosto 2001 Suplemento Nuestra Región Pág. 2


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