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El fútbol en México.
Reflexiones para una noche en vela
Héctor Zavala Rivas

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 39 - Agosto de 2001

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    El estrecho vínculo del principal consorcio televisivo con el fútbol nacional, fue más evidente en 1960, cuando los directivos del único consorcio Televisivo de esos años, adquieren al equipo América, antiguo club fundado en 1916, y con él la participación directa en los torneos; además, el consorcio se torna en factor aglutinante entre los grupos de control de la Federación Mexicana de Fútbol durante décadas, pero también sostuvo confrontaciones con otros grupos directivos, que en no pocas ocasiones originaron la pérdida del rumbo del fútbol mexicano. Ese liderazgo impulsó la modernización en la infraestructura y la corporativización del fútbol mexicano profesional, y que además se convirtiera en espectáculo de masas y en una actividad económica en la que grupos industriales y de servicios han invertido grandes recursos financieros.

    Los equipos urbanos con presencia multirregional tienen su origen también en las capitales de la República Mexicana, así como de los estados de Jalisco y de México. Han alcanzado notoriedad por ser protagonistas y haber alcanzado campeonatos de liga y copa; esto les acarreó los afectos de diversos grupos de aficionados en las capitales mencionadas y en muy diversas regiones del país, e incluso fuera de él. Los equipos considerados en esta clasificación son Necaxa, Pumas, Atlas y Toluca. Los dos primeros y el Toluca se agrupan en la región centro y en la centro occidente el Atlas. En esos conjuntos converge el 20% aproximadamente, de las preferencias de los aficionados mexicanos.

    Por regiones, esos equipos son especialmente importantes en la zona centro, donde reside gran parte de sus seguidores; debe considerarse que los dos conjuntos de la ciudad de México comparten al público futbolero con otros tres y de ellos dos son de importancia nacional. En la región norte, según la gráfica que se muestra, la presencia de los equipos urbanos, aparece relativamente más reducida, posiblemente se deba a que la identificación del público de esa región con sus equipos (Monterrey, UANL, Santos) es muy intensa por el orgullo local y regional de esas poblaciones. En la zona centro occidente la presencia es también significativa y refleja el arrastre que tiene el Atlas entre los segmentos de las clases media y alta en el Estado de Jalisco y sus alrededores.



    Posiblemente algunos grupos de aficionados del Necaxa corresponden a la imagen del padre que induce al niño a amar unos colores, porque gran parte de sus seguidores son niños o adolescentes y en el otro extremo están los adultos de edades maduras. Esta brecha de generaciones en sus seguidores obedece a la historia misma del club. El Necaxa se funda en 1923, en la ciudad de México, con el patrocinio de la compañía Mexican Light and Power, que le otorga todo el apoyo económico y administrativo. En los años de las décadas de los veinte y los treinta el conjunto rojiblanco obtiene múltiples campeonatos. De los equipos nacionales de ese tiempo, es uno de los rivales más importantes para los equipos de la colonia española en México. Esto le generó una gran popularidad entre los aficionados de la capital, al grado que se convierte en un símbolo popular de lo nacional, que en esos años se exaltaba afanosamente en la literatura, la pintura y se promovía a través de las políticas oficiales de cultura y educación y fomento al deporte 16.

    El Necaxa sufrió desapariciones de casi dos décadas 1943-1949 y 1972-1981, por lo que sus seguidores se refugiaron en otros colores. En la actualidad es un equipo exitoso, junto con el América pertenece al mayor consorcio televisivo de México. Alcanza tres campeonatos en los noventa y es partícipe en la disputa del título cada torneo, esto le ha generado una corriente de seguidores que crece poco a poco, sin olvidar desde luego el apoyo que le otorga la imagen televisiva y el marketing.

    Los equipos locales construyen el tercer grupo de la primera división de fútbol de México. Estos, por su historia y vínculos con su comunidad son los preferidos por los aficionados de las ciudades sede o de las regiones respectivas. En total son once conjuntos y aproximadamente el 15% de los aficionados mexicanos son sus seguidores. Estos serían: en la zona norte, Monterrey, UANL y Santos; zona centro occidente, Irapuato, León Celaya, Morelia y UAG; en la zona centro, Pachuca, Puebla, Atlante.



    El fervor regionalista parece más acentuado en las zonas del norte y en el centro occidente. En la zona del centro la identificación con otros equipos aparece más reducida; empero en esta zona posiblemente la forma de agrupación, que incluye a los equipos de la ciudad de México con gran presencia entre los aficionados, distorsiona la relevancia de los conjuntos Pachuca y Puebla, que localmente son más importantes.


La historia sin fin

    El fútbol como muchas actividades se caracteriza por sus realidades múltiples. La percepción desentendida e incluso hasta cínica de algunos críticos lo limita a un juego o deporte en el que veintidós personas persiguen una pelota. Esto como dice Juan Villoro equivale a “calificar una perdiz en pipián como alimento” 17. Además, en el desarrollo de un partido brotan diversas maneras de interpretar lo que acontece, de forma tal que parecieran distintos encuentros efectuados al mismo tiempo.

    El aficionado o hincha, presencia las jugadas con los ojos nublados por la pasión y el sentimiento, por eso todo lo que favorezca a su equipo esta bien y protesta ruidosamente las situaciones en contra, estoicamente sobrevive a las derrotas de su equipo y a las traiciones de los directivos. El árbitro vive el encuentro desde la rigidez del deber ser. Por ello suele no coincidir con el sentir de los aficionados; y con las indiscreciones de las cámaras televisivas, que con rotundez dictatorial emergen de las pantallas para imponer su verdad. El público de televisión, que es la gran mayoría, se ha acostumbrado a presenciar los partidos de fútbol en su pantalla. A través de los medios de comunicación, con los años, el balompié enriqueció el imaginario popular.

    Desde hace más de dos décadas, las pantallas se pueblan de las jugadas en la cancha, que recreadas vigorosamente en un lenguaje pletórico de giros y resonancias, exalta el ánimo de los televidentes e imprime color a las narraciones. Las voces de los cronistas reinventan los partidos 18 y en un lenguaje muy propio construyen poco a poco sus mitos. Televisión y fútbol es el vínculo perfecto en la sociedad de fin de siglo que todo lo convierte en espectáculo. La televisión y los medios han estrechado al mundo en una imagen y el fútbol es ahora la imagen del mundo. ¿Pero qué tan importante es la pantalla en la generación de identidad con unos colores?

    Al analizar algunos datos recabados en la Gran Bretaña, destaca especialmente que muy pocos aficionados (apenas un 4 por ciento) definieron su preferencia por un equipo a través de las pantallas. Ello no obstante que el 97 por ciento de los hogares tenían televisión al inicio de los años ochenta y al menos en las cuatro quintas partes de ellos se encendía el televisor diariamente 19. Es posible que esto sea consecuencia de que hasta hace poco más de dos décadas las emisoras inglesas no difundían aún con gran amplitud los encuentros de la liga inglesa y además no se había generalizado la existencia de espacios para notas deportivas y futbolísticas, así como los fanzines, que son revistas de opiniones críticas sobre el fútbol y los clubes, surgidas en los años ochentas, y destinadas a los aficionados independientes.

    Hacia mediados de los años sesenta Giulianotti 20 señala que se da una expansión -todavía tímida- hacia un mayor público a través de la televisión ... “donde se empiezan a mostrar los momentos principales de la actualidad futbolística de la semana los sábados y los domingos”. Empero no será sino hasta finales de los años ochenta que se da una expansión de los medios en el fútbol. La BBC inicia la transmisión de partidos en vivo y además proliferan los programas de comentarios. Al mismo tiempo se cambia la regulación de los medios, lo que favorece el surgimiento de nuevas emisoras. La Gran Bretaña se incorpora a la imagen televisiva.

    Para el caso mexicano es posible aventurar, por la forma en que se desarrolló el estrecho vínculo entre la televisión y el fútbol desde hace más de treinta años, que buena parte de la población televidente se ha incorporado a “todos los que quieren y aman el fútbol” 21 desde edades tempranas, o bien a través de la imagen enriquecieron su imaginario futbolero. Desde los años sesenta la televisión se apropió del fútbol como parte de sus estrategias de expansión de mercados y de penetración tanto nacional como internacional, apoyándose a su vez, en avances técnicos como el video tape, las microondas, las transmisiones a color y las comunicaciones por satélite. La Copa Mundial de 1970 fue el evento que dio paso a la nueva era de la difusión televisiva del fútbol a todo el mundo y a todo color. En un artículo se afirma que “México es posiblemente donde la interrelación entre el fútbol y TV ha alcanzado su máxima expresión y su manejo se asemeja más al de la industria del espectáculo. En una estrategia que recuerda su maquinaria para fabricar estrellas musicales, Televisa el gigante de la televisión mexicana, es propietaria de Tres equipos y posee los derechos de transmisión de varios más de la primera división mexicana...” 22.

    Los encuentros de fútbol adquirieron una importancia cada vez más relevante en el tiempo al aire de la televisión. A lo largo de la segunda parte del siglo XX, semana a semana el fútbol ha sido el invitado principal a la intimidad de los hogares mexicanos y contribuyó a nutrir la imaginación de los infantes, así como los criterios en formación de los adolescentes y a convencerlos de que “un domingo sin fútbol no es domingo”.

    El comportamiento de los telespectadores mexicanos corresponde a las estrategias mencionadas y a la intensa urbanización de la población. Los estudiosos de la comunicación han destacado la gran penetración de la televisión abierta, que alcanza el 90 por ciento de los 21.4 millones de hogares mexicanos 23. Además, en promedio, cada mexicano presencia las emisiones durante tres horas al día. Cabe señalar especialmente que para el caso de los niños ese promedio se calculó de cuatro horas. En el gusto de los televidentes sobresale la programación de los deportes y el fútbol, que ocuparon el segundo lugar 24 solo después de los noticiarios. El impacto televisivo según los comunicadores, es aún mayor entre los sectores populares gracias a su capacidad de acumular imágenes 25 que entre las clases altas que suelen disponer de mayores medio de información.

    Al paso de los años la presencia televisiva ha modificado las costumbres de los espectadores, de modo que no es extraño encontrar en las tribunas de los estadios aficionados que presencian los partidos acompañados de un pequeño radio o televisor, para escuchar las voces y las narraciones, o bien que desde las tribunas siguen sin cuestionar, las consignas de las voces e imágenes de las pantallas televisivas, para hacer más alegre o sentido el espectáculo. En el hogar, los espectadores se conformaron con ser consumidores morosos de ese fútbol televisivo autocomplaciente y aderezado con adjetivos, repeticiones desde todos los ángulos posibles y gran despliegue de técnica, y de publicidad todos los fines de semana.

    Los grandes eventos como las copas del mundo y los enfrentamientos oficiales de selección nacional, también suelen paralizar las actividades productivas en muchos países. Los aparatos televisivos aparecen en oficinas, fábricas y centros de recreación para que los encuentros puedan ser presenciados por los aficionados en el momento en que se llevan a cabo. Ese paréntesis en la vida de las ciudades suele desgranarse en un río humano pintarrajeado y fachoso que desfoga ansiedades individuales con el pretexto de los triunfos futboleros. El desmadre, el relajo, el caos, reúne una masa humana que termina ignorando el motivo de su aquelarre para hundirse en un torbellino que a menudo desemboca en las notas rojas de los diarios urbanos.


NOTAS

  1. Frase tomada de Juan Villoro. Los Once de la Tribu. 1998

  2. Los datos no son concluyentes porque provienen de encuestas con diferencias metodológicas muy importantes y se aplicaron con cuestionarios distintos también. En el caso inglés la revista “When Saturday Comes” aplicó un cuestionario entre los aficionados, cuyos resultados fueron presentados en el Sir Norman Chester Center de la Universidad de Leicester; en México el diario Reforma realizó una encuesta entre el público de diversas ciudades de la República.

  3. Cita tomada de México Encuesta Mundial de Valores 2000.

  4. Dato obtenido del Sistema de Indicadores para el Seguimiento de la situación de la Mujer en México (SISESIM), INEGI y de UNFPA Cuestiones de Población.

  5. Richard Giulianotti. Los Estudios Sociales y Culturales del deporte en Europa Lecturas. EF y Deportes. Año 2, num. 6

  6. Encuesta Diario Reforma, 24 de marzo de 2000

  7. Op. Citado

  8. Luis González.- Invitación a la Microhistoria 1999

  9. Luis González.- Modales de la Cultura Nacional 1999

  10. W. Rowe y Schelling pág. 43

  11. Citado en Migración interna: errantes en busca de un sueño. Reportaje de Jesús Hernández. El Financiero 10 de febrero de 2000.

  12. Rowe y Schelling, pág. 129

  13. Op. Citado, pág. 133.

  14. Diario Reforma 24 de marzo de 2000.

  15. W. Rowe y Schelling, pág. 133

  16. Joseph L. Arbena, Sport Development and Mexican Nationalism, 1920-1970. Clemson Univ.

  17. Cita de Juan Villoro en los Once de la Tribu. México 1998

  18. Op. Citado.

  19. Tomado de National Stadistics the official UK Statistics Site.

  20. Giulianotti, Los Estudios Sociales

  21. Frase de Angel Fernández, citada por J. Villoro, en Los Once de la Tribu

  22. Cita de Mike Zellner en FUTVOL, Herencia Económica. 110, 112, oct. 1996

  23. Roberto Pliego, Numeralia, Nexos. Oct. 1999

  24. Guillermo Orozco Gómez, TELEVISION; Un sexenio de estudio del consumo cultural y los medios. Reforma 24 marzo de 2000.

  25. Araceli Muñoz Valencia. En la familia se definen posiciones políticas y sociales de los mexicanos. Reportaje


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