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La actividad motriz del niño de 0 a 1 año

  Especialista en Motricidad infantil
(Cuba)
Dra. C. Catalina González Rodríguez
forteza@inder.co.cu

 

 

 

 
    En el presente articulo se abordan las particularidades de la actividad motriz de los niños en los diferentes grupos de edades de la etapa preescolar, así como los movimientos fundamentales que los pequeños ejecutan en cada año de vida, los que definen la evolución del desarrollo motor.
    Se exponen también los principios básicos que debe cumplir un programa de motricidad para las diferentes edades, ilustrándose con algunos ejemplos prácticos.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 38 - Julio de 2001

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    Cuando el niño nace su forma principal de interacción con el medio se establece mediante los reflejos incondicionados.

    Estos reflejos permiten la supervivencia del recién nacido: reflejo de succión, de deglución, de respiración, de excreción, dentro de otros, y garantizan su adaptación progresiva al medio: reflejo de defensa (permiten alejarse de un estímulo nocivo), reflejo de orientación (producen una reacción de acercamiento a un estímulo nuevo o inusual) lo que hace que despierte el interés del bebe ante la presencia de un estímulo externo. También se encuentran los reflejos atávicos o retrógrados que expresan períodos superados del desarrollo filogenético y ontogenético, y aún permanecen hasta determinado momento del desarrollo humano: como es el reflejo de agarre (grasping), reflejo de Moro, reflejo Natatorio y otros.

    Algunos de estos reflejos deben desaparecer entre el tercer o sexto mes (reflejo de Moro, de prensión) y si permanecen constituyen patologías, sin embargos otros reflejos como el de orientación, el natatorio, que también se pierden finalizando el primer año, deben ser estimulados para que no desaparezcan, ya que desempeñan un importante rol en la actividad del sujeto.

    Pero los reflejos incondicionados no pueden garantizar el desarrollo del individuo, por la adaptación limitada a las formas nuevas y cambiantes de reacción que se forman en el curso de la vida, por lo que cuando se forman en el cerebro las conexiones nerviosas temporales que antes no existían, aparecen los reflejos condicionados.

    En la medida que el niño avanza en su primer año de vida va ocurriendo la formación de estos reflejos condicionados: control del esfínter, correspondencia del horario de vida con sus necesidades fisiológicas: sueño, vigilia, alimentación, lo que permite la organización de la vida del niño ya que la formación de reflejos condicionados da lugar a la creación de hábitos. Esta organización permite que cada vez el horario de vigilia se alargue más requiriendo de nuestra mayor atención

    El horario de vigilia constituye un momento importante para facilitar al niño del primer año de vida el desarrollo de los movimientos.

    En esta etapa de la vida del niño existe una interdependencia armónica entre lo motor y lo sensorial, lo que tiene su base en los reflejos incondicionados ya explicados al inicio del texto. De ello se puede derivar un sistema de influencias educativas, que sin interferir en el normal desarrollo ontogenético, puedan satisfacer las necesidades de movimiento del niño, su mayor interacción con el mundo circundante y una amplia comunicación afectiva con el adulto, lo que va a influir favorablemente en este desarrollo.

    En el niño del primer año de vida con normal desarrollo ontogenético, y en condiciones naturales de estimulación, aparecen movimientos fundamentales en cada trimestre de su vida de esta etapa de la lactancia. Aunque esto no constituye un dogma, pues existen particularidades individuales que nos muestran en algunos niños la aparición de estos movimientos antes o después de determinado sub-grupo de edad, lo que no significa alteraciones en el desarrollo. Solo en los casos que se observe un retraso notable en la aparición de los movimientos que relacionaremos, es que debe consultarse con especialistas para acudir a una atención más especializada mediante programas de estimulación dirigida.

    La aparición de movimientos fundamentales en cada etapa de la vida del niño, depende en amplia medida de la Maduración del Sistema Nervioso, donde el proceso de Mielinización representa un aspecto y se produce también por la influencia de las condiciones de vida y educación.

    Antes de relacionar los movimientos fundamentales que surgen en cada sub-grupo etáreo del primer año, detallaremos en que se diferencia la estimulación natural de la estimulación dirigida.

    La estimulación natural es aquella donde el niño se desenvuelve en un medio que le propicie un espacio seguro, donde tenga a su alcance objetos de variadas formas, tamaños y texturas, que le faciliten sus movimientos y desplazamientos, así como las manipulaciones y exploraciones con estos objetos, respetando su desarrollo a ritmos propios, lo que no significa que el adulto no este presente junto a él: estimulándolo, elogiándolo, dándole toda la afectividad y niveles de ayuda necesarias.

    La estimulación dirigida, incorpora a todo lo anterior una serie de ejercicios que el adulto aplica directamente al niño: tonificaciones de masajes, movimientos pasivos y reflejos. Estas estimulaciones como ya hemos expresado son muy efectivas para aquellos niños que presenten notable retraso en el desarrollo psicomotor.

    En muchos casos ocurre que niños sin problemas de retardo psíquico, presentan retraso motor, como por ejemplo: tardía aparición de la marcha bípeda. Este problema puede ser resuelto con una etapa de estimulación, dirigida por un especialista o por los propios padres, previa preparación y orientación sistemática por parte de estos especialistas.

    Lo expresado reviste una gran importancia ya que la mayoría de estas estimulaciones se basan en la manipulación directa al niño, por lo que se requiere poseer el conocimiento necesario, tanto de la metodología a aplicar, como de las características morfo-funcionales del organismo infantil. Esta es la única forma de garantizar que no se cometan errores, que puedan ser irreversibles en edades posteriores.

    A continuación relacionamos los movimientos fundamentales que deben aparecer al final de cada trimestre del primer año de vida, siguiendo la evolución normal del desarrollo ontogenetico.



    Reiteramos que la tabla anterior constituye solamente una guía aproximada de la evolución del desarrollo sensoperceptivomotor. Es sumamente importante que se tengan en cuenta las particularidades individuales de cada niño en el criterio de valoración de estos logros.

    Como ya hemos expresado con anterioridad solamente en el caso que los pequeños manifiesten un retraso notable en su desarrollo, para lo cuál la relación de logros anteriores puede constituir una guía en el diagnóstico, se recomienda proceder a la estimulación dirigida.

    Los requisitos básicos que se deben cumplir para la aplicación de este tipo de estimulación son los siguientes:

  • No se debe comenzar a aplicar antes de los 45 días de nacido el niño.

  • Como momento inicial de todas las actividades el adulto debe establecer una comunicación afectiva con el niño, la cual mantendrá durante toda la actividad: le sonreirá, le hablará, le cantará, de forma tal que el niño reaccione fijando la mirada en su rostro y logre mantenerle un estado emocional positivo. Si el niño llora o rechaza algún movimiento, se hará algún intento de incorporarlo, cargándolo, acariciándolo, pero si continúa con ese estado negativo debe ser suspendida la actividad.

  • El tiempo de estimulación debe aumentar progresivamente partiendo de 5 minutos y no debe sobrepasar los 10 minutos, considerando este aumento según el sub-grupo de edad y dificultades en el desarrollo. En cada sesión (se recomienda diaria) pueden realizarse desde 4 hasta 6 tipos de ejercicios, los que se repiten según su asimilación. Quincenalmente puede variarse la actividad completa.

  • Se deben tener al alcance objetos sonoros, de diferentes formas, tamaños, colores y texturas, para propiciar el estímulo sensorial y las respuestas motrices. Estos objetos estarán limpios y no ofrecerán peligro para el niño.

  • ;El vestuario del pequeño debe ser muy ligero, preferentemente desnudo y sin calzado.

  • El adulto debe tener las uñas cortas para no dañar la piel del bebe y debe lavar sus manos antes de la sesión de estimulación.

  • No debe untarse en la piel del bebe ningún producto químico.

  • El mejor horario para la estimulación es el de la mañana. Si él bebe ha ingerido alimento debe esperarse un tiempo aproximado de 30 a 45 minutos según el tipo de alimento.

  • Al final de la sesión de estimulación se recomienda un baño de agua tibia.

  • Los ejercicios deben realizarse en superficies que no sean blandas. Se recomienda colocar frazadas en el piso o utilizar (si la temperatura ambiente lo permite)directamente el piso, fundamentalmente cuando ya el bebe se desplaza, pues la superficie dura facilita los movimientos de desplazamientos ( reptar, gatear etc.)

  • Las posiciones del niño (acostado boca arriba, boca abajo, de lado ) deben alternarse entre un ejercicio y otro, a fin de garantizar la influencia balanceada de cada movimiento en la columna vertebral.

  • En cada actividad se debe alternar el tipo de estimulación: reflejos, pasivos y masajes.

    Los tipos de estimulaciones ( dirigidas ) que se proponen, deben propiciar que pasado un tiempo pertinente el niño logre incorporarse cada vez de forma más independiente a los movimientos activos o sea aquellos que realiza por si solo: virarse, gatear, sentarse, pararse, hasta caminar con y sin apoyo.

    Explicaremos brevemente en que consisten estos tipos de estimulaciones dirigidas.

    Tonificación muscular: Se aplican al niño ligeras manipulaciones de masaje, basado básicamente en la fricción. Es muy recomendado en los primeros meses de vida ( 45 días a 3 meses) o en los casos necesarios después de estas edades, si prevalece la hipertonía fisiológica manifiesta por rigidez en músculos y tendones. Este masaje consiste en pasar la mano suavemente ( en forma de caricia) por determinadas regiones del cuerpo, por ejemplo: estando el niño acostado boca abajo, pasar el dorso de las manos del adulto por ambos lados de la columna vertebral desde los glúteos hasta el cuello y del cuello hacía los glúteos con la palma de la mano.

    Ejercicios reflejos: Están basados en estimulaciones reflejas que consiste en realizar ligeros roces con el dedo del adulto a la piel del bebe (preferentemente con el dedo índice y el del medio o de un cepillo de cerdas suaves), provocándole respuestas motrices reflejas. Ejemplos: El niño acostado boca arriba, pasar el dedo índice del adulto desde el final del esternón hasta el ombligo o hasta la pelvis (línea alba). Esta estimulación provoca ligeras contracciones en el abdomen del bebe que además propician un beneficio favorable en el proceso digestivo facilitando la excreción. Otro ejemplo de este tipo es pasar el dedo índice o un cepillo de cerdas suaves por la planta del pie de bebe, provocándole un ligero arqueo que favorece la formación del arco plantar y fortalece los pequeños músculos plantares preparando al bebe para la marcha bípeda.

    Ejercicios pasivos: Son aquellos que se realizan utilizando la manipulación o agarre al niño para la ejecución de un movimiento, o teniendo como base de apoyo un aro, pelota, bastón u otro objeto.

    Contribuyen a fortalecer diferentes planos musculares, preparando los mismos para la ejecución de movimientos fundamentales. Ejemplos: Estando él bebe acostado boca arriba, sostenerlo por las manos o facilitarle un aro pequeño o bastón para que se agarre y traerlo hacía adelante suave y lentamente hasta llegar a la posición de sentado.

    Otro ejemplo consiste en realizar movimientos de los brazos hacía diferentes direcciones, estando él bebe en la misma posición y agarre anterior.

    Los tipos de ejercicios que componen la estimulación dirigida pueden encontrarse en diferentes programas de estimulación temprana que han sido elaborados en algunos países para dar respuesta a esta alternativa de atención a niños con dificultades en el desarrollo.

    Próximo artículo: La actividad motriz del niño de 1 a 2 años.


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