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La psicología del deporte en el atletismo

  Universidad de Málaga
(España)
Antonio Hernández Mendo
mendo@uma.es

 

 

 


    "En alguna medida parece que correr forma parte del temperamento humano. Algunos corren por alcanzar la gloria deportiva; otros, por el placer de participar en una competición y no faltan, afortunadamente, quienes simplemente lo hacen por el beneficio físico y psíquico que la carrera proporciona.
    La facilidad de la elección y la relativa simplicidad de su técnica de base hacen de la carrera la más difundida de las especialidades atléticas: «podemos considerarla como una manifestación motora fundamental no sólo del atletismo sino de otras especialidades deportivas, ya que la técnica de base de la carrera se manifiesta, con diferentes modificaciones, en la expresión motora de la mayoría de los deportes».
    Sobre diversas distancias y a diferentes ritmos, la carrera ayuda al desarrollo más armónico del organismo. Además del trabajo activo de los grupos musculares de las piernas, brazos y tronco, en la carrera tiene lugar una completa participación de los diversos aparatos y principalmente del cardiocirculatorio.
    También puede afirmarse que, además de las cualidades biológicas fundamentales, como resistencia, fuerza, velocidad, etc., la acción de correr desarrolla la sensibilidad espacio-temporal, la fuerza de voluntad y la combatividad."
    Carlos Gil Pérez (1978, p.7). Pedagogía de la carrera. Valladolid: Miñón.

Este trabajo está basado en un trabajo de Hernández Mendo (en prensa).
 
 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 34 - Abril de 2001

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Para todos los atletas con los que he colaborado buscando la mejora.


    Correr, saltar y lanzar podemos considerar que son actividades asociadas a la naturaleza humana y a la supervivencia. Después han sido y son, con el transcurso del tiempo, estandarte olímpico. Pero más allá de lo que supone competir -y tal y como lo señala Carlos Gil Pérez en la cita de inicio- correr -como actividad simbólica del atletismo- es un hecho que trasciende la propia realidad. Muchas de las personas que corren a diario por nuestras calles y parques, comparten una simbología, una abstracción; su esfuerzo contra el espacio y el tiempo. Algunas veces, confluyen en el devenir del tiempo y de la historia y surgen -desmitificando a Filípides- maratones y carreras populares que no suponen -en muchos casos- la competición entre las personas, sino el enfrentamiento de cada persona con sus simbologías, con sus miedos y con sus esperanzas.

    Intervenir como psicólogos en el deporte es distinto a otros tipos de intervención. Las actitudes, normas, valores, procedimientos y estrategias de la intervención clínica aquí no sirven, y no sirven porque las personas con las que hemos de trabajar no tienen -en general- trastornos de conducta, no son pacientes. Hemos de olvidarnos de los modelos de intervención clínica. Se hace necesario tener el rigor científico y metodológico de cualquier investigador, tocado de la comprensión humanística necesaria para lograr que los deportistas con los que colaboramos alcancen -en las mejores condiciones- sus metas y objetivos. Se hace necesario -para llevar a cabo una buena intervención- no solamente conocer las especificaciones técnicas de este deporte -el atletismo- sino también conocer sus sensaciones, de esa manera lograremos entender mejor a nuestros deportistas. Esta consideración no invalida, en absoluto, compartir los fundamentos teóricos de algunas técnicas de intervención de gran tradición clínica.

    La intervención psicológica en el deporte supone un conjunto de técnicas que modifican las conductas, encaminadas a mejorar los recursos de acción del sujeto entrenado ante situaciones nuevas, inespera-das o que el sujeto codifica como desbordantes según el propio análisis de la situación y de las expectativas (Palmi, 1989).

    Uno de los problemas con los que cuenta la Psicología del Deporte, entre otros muchos, es la falta de sincronía entre las técnicas y las planificaciones de entrenamiento deportivo. Distintos autores utilizan distintas técnicas. Con el fin de poder evaluar que conceptos, y por ende, las técnicas más usadas, se ha realizado dos búsquedas, una en la base de datos SPORT-DISCUS y otra en PsycINFO. La búsqueda en SPORT-DISCUS se ha realizado siguiendo una estrategia cruzada utilizando las palabras clave RUNNING AND PSYCHOLOGY y como aparece recogido en la Tabla nº1 se han encontrado 567 referencias. Estas 567 referencias se reparten de 1951 a 1960 aparece un único trabajo publicado, de 1961 a 1970 aparecen 4; de 1971 a 1980 existen 117; de 1981 a 1990 se recogen 289 y de 1991 a 2000, 156.

Tabla 1

    Los diez principales conceptos recogidos en esos 567 trabajos son: running con una frecuencia de 343, lo que supone 9,27%; running-psychology con 332 que supone un 8,97%; psychology con 140 que supone un 3,78%; middle-distance-and-long-distance-running-psychology con 131 (3,54%); track-and-field con 100 (2,7%); distance-running con 75 (2,03%); jogging, 74 (2%); man, 71 (1,92%); long-distance-running, 71 (1,92%) y mental-training con 68 (1,84%).

    Las diez técnicas más usadas en estos 567 son: en primer lugar (1º) entrenamiento mental (mental-training) aparece citado en 68 ocasiones (1,84%); en segundo lugar (2º) Relajación (Relaxation) citado en 27 ocasiones (0,73%); tercero (3º) Visualización (Visualization) citado 18 veces (0,49%); cuarto (4º) Afrontamineto del estrés o manejo del estrés (stress-management) citado en 14 ocasiones (0,38%); quinto (5º) Establecimiento de metas (goal-setting) citado en 13 ocasiones (0,35%); sexto (6º) Modelado participativo (coping-behaviour) citado en 13 ocasiones (0,35%); séptimo (7º) Atención (attention) citado en 7 ocasiones (0,19%); octavo (8º) Meditación (meditation) citado en 7 ocasiones (0,19%); noveno (9º) Hipnosis (hypnosis) citado en 5 ocasiones (0,14%) y en décimo lugar Concentración (concentration) citado en 5 ocasiones (0,14%).

    Hemos realizado un análisis sobre esos 567 trabajos para estimar quienes son los autores con más trabajos citados y son: Sachs, M. L con 16 trabajos (49,92%); Lynch, J. con 14 (43,68%); Sheehan, G. con 11 (34,32%); Anderson, O. con 10 (31,2%); Pargman, D. con 7 (21,84%); Martin, J. J. con 6 (18,72%); Morgan, W. P. con 6 (18,72%); Henderson, J. con 6 (18,72%); Berger, B. G. con 6 (18,72%) y Watts, P. con 5 (15,6%). El resto de los autores aparece recogido en la tabla nº 3.

    Con respecto a la segunda búsqueda en la base de datos PsycINFO, se ha realizado utilizando una estrategia cruzada con el operador "or" y la utilización de limitadores (también con el operador "or"). Las palabras clave utilizadas han sido ATHLETES-* or ATHLETES or RUNNING, y como aparece recogido en la Tabla nº2 se han encontrado 538 referencias (frente a las 567 encontradas en SPORT-DISCUS). Estas 538 referencias se reparten de 1951 a 1960, aparecen 18 trabajos publicados (frente a 1); de 1961 a 1970 aparecen 46 (frente a 4); de 1971 a 1980 existen 95 (frente a 117); de 1981 a 1990 se recogen 47 (frente a 289) y de 1991 a 2000, 220 (frente a 156).

Tabla 2

    Los principales conceptos encontrados en esta búsqueda son: athletes con una frecuencia de apariciones 178 que supone el 6,04%; sports con 78 (2,65%);sport-psychology, 68 (2,31%); adulthood, 55 (1,87%); athletic-participation, 54 (1,83%); college-athletes, 45 (1,53%); athletic-performance, 42 (1,43%); intelligence, 39 (1,32%); educational psychology, 35 (1,19%) y running, 34 (1,15%).

    Con respecto a las técnicas o estrategias más citadas, en primer lugar (1) Self-confidence (auto-confianza) con una frecuencia de 13 lo que supone un 0.44%; en segundo lugar (2) self-esteem (auto-estima) con una frecuencia de 11 (0.37%). Tercero (3) Injuries (lesiones), 10 (0.34%). Cuarto (4) Imagery (Imaginería), 10 (0.34%). Quinto (5) Goals (metas), 9 (0.31%). Sexto (6) decision-making (toma de decisiones), 8 (0.27%). Séptimo (7) attention (atención), 7 (0.24%). Octavo (8) body-image (imagen corporal), 5 (0.17%). Noveno (9) coping-behavior (modelado participante), 5 (0.17%); y finalmente, décimo (10) Hypnosis, 4 (0.14%).

    Junto al análisis anterior es importante contrastar cual es el tratamiento que la Psicología del Deporte le da al atletismo. Vamos a revisar algunos de los principales manuales de Psicología del Deporte con el fin de examinar cual es este tratamiento.

Tratamiento del atletismo en los manuales

    Como podemos comprobar, solamente en cuatro manuales se aborda esta temática. Con independencia de las causas que expliquen esta situación, lo que parece evidente -si lo comparamos con los manuales técnicos de atletismo- es que apenas tiene referentes una disciplina deportiva, que con toda seguridad, ha sido donde más intervenciones psicológicas se han llevado a cabo. Basta comprobar uno de los manuales clásicos de Jürgen Weineck (1988), Entrenamiento óptimo. Cómo lograr el máximo rendimiento, la cuarta parte -compuesta por cuatro capítulos- está dedicada al entrenamiento psicológico. O el texto A. Kirsch y K. Koch (1973), Series metodológicas de ejercicios en atletismo, que aunque no tiene un capítulo dedicado a la psicología, en la introducción hace una breve reflexión de cómo es necesario trabajar para mantener la motivación en los niños y adolescentes. El manual de Gerhardt Schmolinsky (1978), Atletismo, que aunque someramente y bajo el rotulo de educación social y moral también lo aborda. También el texto de Carlos Gil Pérez (1973), Pedagogía de la carrera, su título muestra la postura teórica desde donde se abordan las enseñanzas técnicas de este deporte. Hay también diversos manuales -en español y en inglés- que obvian la importancia de la psicología en este tema.

    Con respecto a las técnicas de intervención, ocho manuales no dedican -específicamente- espacio a ninguna técnica de intervención. Autores como Nidef-fer (1981,1985) cita el biofeedback, la hipnosis, las autoinstruc-ciones, la relajación progresiva, el control atencional, las técnicas de imaginería, la discriminación de señales y Visual Motor Behavioral Rehearsal. Por su parte Harris y Harris (1984) proponen el manejo de la ansiedad, relajación, control atencional, técnicas de imaginería, detención del pensamiento negativo y entrenamiento en habilidades sociales. Roberts (1986) cita las técnicas de imaginería, relajación, el reforzamiento, control atencional y la motivación. Palmi (1989) realiza una revisión bibliográfica de las técnicas más citadas, encontrándose que tanto el manejo de la ansiedad como las técnicas de imaginería superan el 60% y rondando el 50% (45%) la concentración/atención. Ba-con, 1989 considera cinco grupos de técnicas: relajación, autoinstrucciones positivas, energetización, visualización y concentración.

    Nosotros vamos a realizar una propuesta de intervención de carácter general que deberá ser ajustada previamente a cada caso, si el lector decide aplicarla. En esta propuesta hemos pretendido no solamente hacernos eco de las investigaciones realizadas al respecto, también aportar nuestra propia experiencia en este terreno. La propuesta tendrá una triple vertiente, en primer lugar, se propondrá un esquema de trabajo para el psicólogo con todas las referencias y anotaciones necesarias; en segundo lugar, se realizarán una serie de recomendaciones de autoayuda para los atletas; y, finalmente, algunos consejos para los entrenadores. Con esto pretendemos, además de entrar en el ámbito académico, suministrar unas directrices de autoayuda y de intervención mediada.


La intervención psicológica

    En este epígrafe vamos a describir unas directrices generales que permitan desarrollar un plan de intervención con atletas. Este esquema pretendemos que, con algunas diferencias, sea aplicable tanto para corredores, lanzadores o saltadores. Consideramos que la planificación de la intervención psicológica debe estar mediada por varios factores (Hernández Mendo, 1993; 1995):

  1. El atleta como persona, con su idiosincrasia personal, sus variables diferenciadoras, sus valores, normas y actitudes, el nivel de motivación, su adherencia al entrenamiento. Para lo cual se hace necesario una evaluación de factores y rasgos de personalidad, emocionales, etc. No descartaremos usar ningún tipo de instrumento que nos permita obtener información fiable: cuestionarios, test, observación, entrevista, etc.

  2. La especialidad atlética que practique. Hay especialidades como los saltos y los lanzamientos que tienes pausas y pueden ser aprovechadas para realizar algún tipo de técnica o estrategia que permita reorientar la ejecución, mejorar la concentración, etc. Otras especialidades en determinadas situaciones (campeonatos nacionales, de Europa, etc.) deben realizar eliminatorias, semifinales, etc. y es necesario tenerlo en cuenta para controlar el nivel de cansancio no solo físico, también psicológico. Es conveniente asistir a entrenamientos y competiciones y tomar todas las notas necesarias sobre diversos aspectos de la modalidad atlética.

  3. El nivel de ejecución. Debemos diferenciar entre el atleta novel y el veterano (por experiencia no por edad). Es posible que el atleta novel sea presa fácil de la ansiedad precompetitiva o bien que el veterano tenga instaurados una serie de rituales que le impiden optimizar sus recursos de acción.

  4. La planificación de sus entrenamientos. Como veremos más adelante es necesario conocer si va a competir en invierno o en verano o a lo largo de toda la temporada. Para lo que se hace preciso tener una buena comunicación con el entrenador.

  5. El tipo de relación que mantiene con su entrenador. Es importante definir este tipo de relación, hay entrenadores muy autoritarios, otros que son más abiertos y este tipo de relación va a mediar la intervención.

  6. El entorno emocional del atleta. El tipo de familia a la que pertenece y los lazos que tiene con cada uno de los miembros, sus relaciones afectivas (si tiene novio/a, si esta casada/o, etc.) y la estabilidad de estas relaciones.

  7. El lugar de la intervención. Debemos de pensar donde vamos a realizar el trabajo, si lo realizamos en el despacho podremos llevar a cabo una gran cantidad de técnicas, sin embargo si lo vamos a realizar al pie de pista la variedad de técnicas se reducen. Es posible que realicemos la intervención en ambos lugares con lo cual deberemos tener un repertorio de técnicas distintas.

    Como ya ha quedado señalado, un factor importante es considerar las fases en la periodización del plan anual. Conocido este dato, la propuesta pasa por establecer una serie de habilidades mentales básicas, a continuación se trabaja sobre habilidades mentales especificas y finalmente el trabajo se centrará en estrategias individuales de competición. Un atleta -sea lanzador, saltador o corredor- es normal que prepare una serie de competiciones a lo largo de su temporada. Algunas de estas competiciones tendrán prioridad sobre el resto, pero esto no implica que a las demás acuda en baja forma. Para permitir estar a un buen nivel durante gran parte de la temporada se han creado las planificaciones de entrenamiento multicúspide. Un atleta puede en invierno competir en pista cubierta (o en cross) y en verano en pista al aire libre en la multitud de meetings existentes.

    Consideremos, por ejemplo, la temporada deportiva dividida en cuatro ciclos, con cuatro etapas (u ocho) en cada ciclo y una duración de tres meses (o 1 mes) cada uno de ellos y dos curvas independientes, una curva que representa el volumen total de trabajo y otra que representa la intensidad de ese trabajo. En este ejemplo consideramos la opción mas sencilla, un solo período de competición (podríamos considerar dos períodos de competición y repetiríamos el esquema, con las variantes lógicas que la realidad nos vaya imponiendo). La labor del psicólogo se podría estructu-rar, en el caso más sencillo, en dos etapas (Hernández Mendo, 1993, 1995).

    a. Primera etapa, que abarcaría los dos primeros ciclos, caracterizado por un gran volumen de trabajo a nivel físico. La actuación del psicólogo en estos dos ciclos se caracterizarían por una labor de enseñanza de técnicas psicológicas básicas realizadas a nivel grupal o individual. Las técnicas que se trabajan en estos períodos son fundamentalmente:

  1. Ejercicios de Relajación. Estos ejercicios se podrían realizar utilizando la Técnica de relajación de Jacobson (1964), Técnica de Relajación Pasiva (Schwartz y Haynes, 1974) o el Entrenamiento Autógeno de Schultz (Schultz, 1932; Schultz & Luthe, 1959). Aunque utilizar procedimientos de relajación de bajo coste inicial (Bueno y Buceta, 1988) puede facilitar la adherencia. Esto es posible conseguirlo utilizando técnicas de respiración (Davis, McKay y Eshelman, 1985) como se verá más adelante al abordar las técnicas de respiración. Algunas técnicas de relajación son susceptibles de ser usadas en combinación con cierto tipo de música. Se ha realizado algún trabajo sobre la musicoterapia en relajación (Mercado,1984).

  2. Técnicas de imaginería. Martens (1982) llevó a cabo una revisión de los principales trabajos de investigación sobre la imaginación y las conductas motoras desde 1970 a 1982, concluyendo que las imágenes de movimiento mejoran la práctica deportiva. Los trabajos de Suinn (1993) y Sánchez y Lejeune (1999) llevan a cabo una profunda e importante revisión sobre la alcance de las imágenes en el deporte así como del apoyo teórico en el que se sustentan. De acuerdo con Suinn (1980, 1993) el mecanismo de adquisición de habilidades (como es el caso de la imaginería) dentro de la ejecución deportiva funcionaría de acuerdo al esquema representado en la ilustración siguiente.

Factores que afectan la ejecución deportiva (Suinn, 1980, 1993)


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