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La violencia en el fútbol: una reseña bibliográfica
Antonio Hernández Mendo, Maribel Molina Macias, Genoveva Pérez Mazuecos,
Angustias Estrella Colomo, Pilar Gálvez Cordero, Irene Ortega Alcántara.

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 6 - N° 29 - Enero de 2001

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    En este último capítulo, los autores hacen una recopilación razonada y resumida de los otros cinco, dando hipotéticas soluciones para las situaciones críticas basadas en sus investigaciones. Nos habla además de la política renovadora que se está llevando a cabo en los clubes ingleses para atajar toda una marea negra de desastres y accidentes. Y es que en verdad los aficionados ingleses son los que tienen la peor reputación dentro de los campos de fútbol, por su fanatismo y por su desprecio hacia los demás rivales. De hecho, más recientemente que este libro, los clubes ingleses han mejorado sus infraestructuras en gran medida, en parte debido a que el campeonato de la Copa de Europa de 1996 se celebró en este país. Unas mejoras que pueden significar un paso adelante en la planificación y prevención de este tipo de emergencias.


3. El vandalismo en el fútbol: una lectura en castellano

    El libro de Javier Durán González sobre El vandalismo en el fútbol está estructurado en diez capítulos en donde se pasa revista a los conceptos latentes al vandalismo, como la violencia o la agresividad, hasta el papel que deben desempeñar las políticas y los poderes públicos.

    El conocimiento del deporte en cualquiera de sus manifestaciones debe servir para conocer mejor el funcionamiento social: Podemos observar cómo la violencia física a lo largo de las décadas ha ido disminuyendo en nuestro espacio social sintiendo cada vez más aversión a este tipo de manifestaciones, sin embargo el clima de crispación y agresión contenida es cada vez mayor en la vida moderna.

    Cuando el árbitro pita el domingo el final del partido tan sólo concluye la lucha deportiva, comenzando un espectáculo de conflicto: luchas televisivas por las audiencias, polémicas arbitrales, amenazas entre jugadores y presidentes de clubes y otros ingredientes que preparan el clima del próximo partido. Todo esto explica cómo el vandalismo en el fútbol es más que la expresión violenta de unos cuantos, es un entramado de intereses que implican a varios sectores como hinchas, clubes, medios de comunicación y poderes públicos.


Violencia agresividad social y deporte

    Numerosos estudios demuestran que con el paso del tiempo los límites de agresión en el deporte se han ido acotando al igual que ha pasado en el entramado social, pero esto no significa que la violencia haya desaparecido sino que se ha transformado, por eso para entender el sentido y el significado actual de la violencia es necesario reubicarla en el contexto histórico.

    Es cierto que la violencia física ha disminuido en el interior de los estados modernos, pero como ya hemos apuntado, es mayor el nivel de crispación social, la civilización ha traído una serie de restricciones para evitar los excesos pero no sólo respecto a la violencia sino también frente al placer y la desigualdad, lo que ha hecho "sustituir la agresión por una violencia mucho más sutil", conocida como la violencia de la pacificación, de la neutralización, del control, una violencia que ataca a la violencia y a la que no se puede responder con otra violencia igual sino sólo con el odio.

    Otros autores señalan el gran desfase entre aspiraciones y realidad presente en una sociedad de naturaleza competitiva y consumista como fuente de frustración. Son muchos los investigadores que argumentan que es éste clima de crispación y tensión social lo que abría que combatir más que las puntuales y esporádicas expresiones de violencia que logran colapsar la vida diaria.

    El fútbol es un claro reflejo de esta evolución, siendo cada vez más efectivo sobre los comportamientos de violencia física tanto en el campo como las gradas pero modelo de conflicto social permanente a través de los medios de comunicación que potencian el conflicto y la agresividad social haciendo formar parte a todo este entramado del "gran espectáculo".


El vandalismo en el fútbol: revisión crítica de los principales estudios

    Existen tres corrientes diferentes en el estudio social del vandalismo en el fútbol:

  1. Teoría sociológica subcultural de Taylor (1971) y Clarke (1973, 1978). Se trata de la primera teoría sociológica. Esta línea de investigación pretende conocer los comportamientos de los grupos violentos en el fútbol enmarcándolos en una perspectiva social y cultural. Fue la primera en relacionar los comportamientos violentos con las condiciones de vida de los jóvenes hinchas Taylor (1971) entiende el vandalismo como un intento por parte de la clase obrera desfavorecida por recobrar el control de un deporte que les pertenecía, siendo por lo tanto el producto de la resistencia a la usurpación. Una de las mayores aportaciones de Taylor ha sido el entendimiento de la importancia que tienen para los miembros de las clases obreras desfavorecidas las competiciones deportivas al volcar sus aspiraciones en ellas. La principal critica es la de relacionar los actuales hechos vandálicos con las estructuras de futbolísticas de hace cincuenta años. Por su parte Clarke (1973, 1978) considera estos actos como la búsqueda de una identidad grupal propia y diferenciadora que le proporcione sentido a la existencia de estos jóvenes. El nexo de unión entre las posturas defendidas por Taylor y Clarke residen en considerar estos hechos como un acto constestatario de un grupo social perfectamente definido.

  2. Psicología Social Etnogénica. Los autores que trabajan en esta línea, han centrado sus esfuerzos en el conocimiento de la dinámica social que tenían lugar en el seno de estos grupos violentos. Estos grupos están jerarquizados (novicios, alborotadores, graduados). Uno de los autores que trabaja en esta línea es Peter Marsch (1978), cuyo concepto clave es el "aggro" (o comportamiento agresivo ritualizado). Para éste la violencia es una expresión simbólica más que real (Marsch, 1982). El individuo que no ha conseguido obtener estatus e identidad en el mundo cotidiano acude al fútbol para crearse un prestigio social y valía personal. Esta postura fue criticada cuando estos comportamientos comenzaron a ser menos simbólicos y con más intención de dañar.

  3. Grupo de Leicester. Las dimensiones de su trabajo se basan en cuatro pilares: los orígenes socio-históricos del fenómeno, las características sociodemográficas de socialización y ocupacionales de estos jóvenes, el papel de los medios de comunicación y su influencia en el origen y consolidación del fenómeno y las iniciativas políticas y deportivas adoptadas frente al problema y sus consecuencias. Por lo que respecta a los orígenes socio-históricos del fenómeno, los investigadores ingleses que conforman esta línea de trabajo, comienzan a estudiar este área en un intento de vincular sus trabajos a los Elías (1977) y llegan a plantearse si se encuentran ante un retroceso de la civilización o ante un bloqueo temporal. Con respecto al segundo de los pilares, las características sociodemográficas, ocupacionales y de socialización; esto autores detectan que en general los jóvenes tienen una procedencia de sectores desfavorecidos de la clase obrera, aunque con el paso del tiempo resulta más difícil su inclusión en una categoría social. Además consideran que los procesos de socialización se producen de forma inadecuada, con una alta presencia de iguales en la calle y sin la supervisión de los adultos, esto conlleva que los valores más prestigiados sean los relativos a la violencia y hostilidad. Con respecto a los medios de comunicación, se ha producido cambio en el tratamiento de este tipo de fenómenos. Antes de la I Guerra Mundial, se les daba un tratamiento breve y riguroso. Después a medida que decreció se le fue prestando menos atención y después de los años cincuenta el panorama cambio totalmente debido al tratamiento sensacionalista que le dio. La violencia se convirtió en un negocio, el de vender más periódicos. Aunque la violencia era criticada, se presentaban los estadios de fútbol como lugares peligrosos. Esta imagen fue la que atrajo a los jóvenes que se habían socializado en estos valores. Hay que señalar la importancia de los medios de comunicación en la agilización de la iniciativas oficiales para paliar este problema. En cuanto a las iniciativas políticas y deportivas adoptadas frente al problema han sido casi exclusivamente de carácter policial. Además las condenas oficiales sobre estos actos han funcionado a modo de refuerzo.

    Hay una gran diferencia entre el vandalismo en Europa y el existente en Estados Unidos, probablemente fruto de las diferencias en el entramado social que hay entre ambas, siendo la violencia deportiva en Europa mucho más organizada y planificada que la llevada acabo por pandillas que actúan de igual modo en Estados Unidos (pero pandillas exclusivamente callejeras, no deportivas).

    Actualmente existen organismos y convenios reguladores en la unión europea con el fin de reducir la violencia de los espectadores en los eventos deportivos, fruto de numerosas investigaciones llevadas a cabo con el fin de que no se repitan hechos como los ocurridos en el estadio Heysel de Bruselas.


Una nueva interpretación del vandalismo en el fútbol

    Estudios como el de Koranz Lorenz, describen que el instinto agresivo animal ha pasado a formar parte de la naturaleza del hombre, pero también evidencian que en él se sustentan los procesos de individualización y las formas más complejas de relación social. Pese a la interdependencia existente entre agresividad y cooperación los científicos frecuentemente han disociado su estudio.

    El fenómeno de las hinchadas radicales en el fútbol sólo puede entenderse interpretando dicho fenómeno como un entramado de intereses interdependientes por parte de distintos grupos sociales en el marco de un proceso civilizador general con un mayor grado de sensibilidad ante las manifestaciones de violencia física, pero potenciador de una enorme conflictividad y agresividad social latente. Hay cuatro elementos esenciales implicados en este fenómeno: los hinchas radicales, los clubes deportivos, los medios de comunicación y los poderes públicos.


El vandalismo en el fútbol de España

    La mayor parte de los grupos hinchas radicales derivan de ciertas peñas futbolísticas de corte tradicional debido a diferentes factores como son el corte generacional. El afán de los jóvenes por llamar la atención les hace separarse del resto de colectivos y apoderarse de las zonas mas visibles del estadio como los "fondos".

    Tras la enorme "publicidad" de los hooligans, comienza a verse en España grupos como los Ultras Sur y Boixos Nois que, por efecto mimético, y debido a la presencia de los mismos en los medios de comunicación, que continuamente narran sus hazañas, se extienden hasta convertirse en un problema social y político a partir de la tragedia de Heysel.

    Datos estadísticos señalan que la movilización de los hinchas por jornada supera las seis mil personas, de los cuales 92% pertenecen a grupos locales y el 8% a visitantes, siendo el 82% de primera división y el 18% restante de segunda. Estas cifras se duplican en una jornada de máxima movilización como podría ser un partido Real Madrid-Atlético de Madrid.

    Los grupos de hinchas son cada vez más heterogéneos, fragmentados y tienen menos cohesión interna. El perfil sociológico del hincha radical en España sería el de un varón, de unos veinte años que asiste a los partidos en pandilla, lo que hace que el fenómeno de la hinchada radical en el fútbol sea una nueva versión del gamberrismo y pandillismo en torno a un espectáculo que les garantiza enorme repercusión social y una dosis semanal de emociones y riesgos controlados.

    Estos jóvenes ven en esas pandillas unas "familias alternativas" donde encuentran la protección, atención, reconocimiento e incluso amor del que han carecido en su infancia. El entorno familiar en el que el niño nace y crece es extraordinariamente importante para el ser humano ya que es en la familia donde aprendemos a relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. Esta es la razón de la inseguridad de las víctimas de malos tratos. Fruto del propio odio y resentimiento que experimentan los vándalos contra sí mismos y contra lo que les rodea, incapaces de sentir empatía, suplen todas sus carencias con la notoriedad social que adquieren a través de sus conductas violentas en el contexto futbolístico.

    Las nuevas formas de violencia que se están detectando se caracterizan por su progresivo alejamiento del terreno de juego, la pérdida progresiva de su significación deportiva y la aparición de evidentes elementos de racionalidad y planificación

    El capítulo sexto refleja el aumento del racismo y la xenofobia en los últimos años producido por la creciente inmigración a nuestro país. Pero sin duda las víctimas de este prejuicio no son solamente los inmigrantes sino que esta actitud hostil se dirige hacia los vagabundos, jóvenes de pelo largo, travestidos y una larga lista de víctimas que nos revelan que el racismo no es ajeno a nadie.

    Centrándose en el ámbito deportivo, se demuestra que el fútbol profesional es un lugar especialmente propicio para exhibir conductas racistas. En España, los primeros grupos de hinchas radicales datan de 198717 y a partir de esta fecha, se han producido numerosos incidentes en nuestro campos de fútbol.

    La interpretación sociológica de estos movimientos racistas dejan ver como la influencia de ciertos grupos antisociales hacen que jóvenes desorientados encuentren su identidad y le ofrecen un cierto poder que les resulta sumamente atractivo. Todo esto unido además a los sentimientos de identificación con unos colores, convierten a ese joven en un ser potencialmente muy peligroso.

    El capítulo séptimo da muestra del interrelacionismo entre grupos de hinchas radicales y clubes obteniendo un beneficio recíproco. Por un lado, beneficio del club que utiliza a estos grupos como coacción a los contrarios y a los árbitros y como un apoyo incondicional al club. Y por otro lado, el apoyo que reciben los grupos radicales de los clubes, dotándoles de gradas especiales, financiación de entradas y múltiples privilegios .Esta colaboración con los radicales son evidentemente negadas por los directivos, jugadores e incluso empresas cuando los incidentes agresivos se producen, alegando que “ son hechos al margen del fútbol”.

    Por otra parte, también hay entrenadores, como Valdano y Cappa, y jugadores, que denuncian esta situación aunque ello no les facilite precisamente su continuación en el club. Son sin duda un ejemplo a seguir y constituyen una fuente de influencia para erradicar estos incidentes violentos del ámbito deportivo y sembrar valores como la tolerancia y la solidaridad.

    El capítulo octavo explica la importancia que los medios de comunicación conceden a la violencia. Esta importancia es sin duda un reflejo de aquello que la sociedad solicita y consume porque les produce una gran fascinación.

    Pero la cuestión más interesante de estudio es analizar la repercusión de esta violencia ficticia en la creación de actitudes y conductas agresivas. Son numerosas las investigaciones en esta línea y parecen apuntar a determinadas variables que influyen en la creación de actitudes violentas:

  • La edad del consumidor

  • La predisposición hacia la violencia

  • La duración del efecto.

    Podría pensarse que los actos violentos ocurridos en el contexto futbolístico se han multiplicado hasta llegar a generalizarse, sin embargo este crecimiento no es tan significativo si consideramos el incremento de partidos, espectadores y jugadores en los últimos años. Las alarma social creada respecto a este tema no es sino producto de los medios de comunicación que convierten a la violencia en el protagonista indiscutible de sus noticias. La espectacularidad y el sensacionalismo que caracterizan a estas noticias producen que estos jóvenes violentos se sientan protagonistas del problema social, incitando con ello a actuar de la misma forma y garantizando con ello la atención social que buscan.


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