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El fútbol de la Argentina. Aproximaciones desde
las ciencias sociales (VII). Entrevista a Angel Cappa
Julio D. Frydenberg y Roberto Di Giano

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 28 - Diciembre de 2000

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    Roberto: Siempre volvemos al tema de la identidad, la cual yo creo que está estructurada débilmente. En Europa esta cuestión es diferente porque el inglés, por ejemplo, sigue jugando igual gane o pierda. Pero aquí el primer partido que perdemos todo se pone en duda.

    Cappa: Si, es así. Pero mirá a Bilardo (por poner un paradigma del fútbol resultadista) ha sido un ganador pero se lo toleró sólo porque ganó, porque cuando empata ya no se lo soporta. Es decir, que a este estilo de juego los hinchas sólo lo soportan si gana.

    En cambio el otro estilo de juego es más aceptado aunque también debe ganar para afirmarse -Pekerman es mucho más querido y respetado que Bilardo, que fue campeón del mundo con la selección mayor. Sin embargo es menos respetado. Cuando va a un programa de televisión, no lo dejan hablar o hablan arriba de él. En cambio cuando habla Pekerman hay un silencio..., es que ganó defendiendo algo que todavía queda. Es como esa canción de Pablo Milanés, Restos de humedad, en Pekerman hay restos de identidad.

    Julio: Yo me pregunto, cómo esa tradición del estilo “criollo” se puede vincular con lo popular porque, por ejemplo, a Menem le puede gustar el estilo que defiende Menotti. Así los gustos se cruzan con los grupos sociales, son -a veces- transversales. Entonces ¿por dónde pasa lo popular?

    Roberto: Mirá, yo trabajé el diario La Nación en el año 1913. El periódico fundado por Bartolomé Mitre critica por entonces a ese jugador que está surgiendo de los sectores populares, el crack, y la estrategia para desvalorizarlo era compararlo con los jugadores ingleses que según el diario eran consecuentes, aguerridos (siempre frente a la supuesta indolencia de aquel).

    Ahora bien, yo creo que ese rechazo que los diarios de la elite hacen del fútbol criollo, en los primeros años del siglo, teniendo siempre en mente el modelo deportivo inglés se va a ir modificando con los años y termina siendo aceptado y reconocido (sabemos por el trabajo de Eduardo Archetti que la revista El Gráfico en los años 30 valora con énfasis el estilo criollo)

    Cappa: Pasa lo mismo que con el tango; empieza en los arrabales pero también a las clases altas le significa algo finalmente.

    Julio: Yo cuestionaba esto, porque a veces las adscripciones así, automáticas a estilos y a clases sociales son engañosas.

    Cappa: Pero es que tienen el origen en esos sectores sociales.

    Julio: Si, y a veces, en un origen muy lejano. Cappa: Es que el fútbol si es muy popular, va empezando como todas las cosas de bien abajo, ambiguamente y poco a poco se va afinando.

    Roberto: Yo lo que estoy comprobando en el periodismo escrito es que históricamente hay una constante. Me refiero a ese estereotipo del jugador indolente, el vago, que es censurado en ciertos períodos más fuertemente.

    Cappa: Los que fueron cracks a primer nivel, nunca fueron indolentes: ni Pontoni, Martino o Grillo lo fueron. Willington, por ejemplo, fue un indolente pero no llegó a ser nunca lo que fue Grillo.

    Roberto: Pero yo me refiero a la imagen que crean los medios de comunicación Cappa: Hay una anécdota del flaco Menotti que describe muy bien esto. En la cancha de Boca -y jugando para Boca-, el flaco se tira a los pies de un tipo, cosa que él nunca hacía. Los hinchas de Boca lo aplauden y sale en la tapa del El Gráfico cuando era una revista de mucho prestigio.

    Cuando Menotti va a Rosario y el kiosquero que era amigo de él de toda la vida no le da bola... entonces, le pregunta, ¿qué te pasa, viejo?. El kiosquero le responde: “Dale, ahora vos también te tirás a los pies”. Es decir, que consideraba que Menotti hubiera traicionado todos los valores.

    El tipo que entrenaba mucho era considerado, en la época mía, cuando yo empecé a jugar, negativamente. Para ser buen jugador había que ser atorrante, tener las medias caídas. Sólo los burros entrenaban mucho. Había que decir: yo no entreno (me duele la rodilla), mirá qué vivo, qué piola. Es que esos valores también estaban en el barrio.

    Es decir, que era algo que estaba en el ambiente, pero los cracks nunca fueron indolentes.

    Julio: El clima, la exigencia de la competencia inhibe al indolente para acceder a cierto nivel, ¿no es así?

    Cappa: Si, por supuesto, en cualquier época.

    Roberto: Pero yo, vuelvo a insistir, hablo de la imagen que crean los medios...

    Capa: Pero en la realidad esto no ocurre, nunca hubo un crack que fuera indolente.

    Roberto: Esta bien, pero esta muy metido ese imaginario de los tipos que no corren, esa imagen es fuerte todavía.

    Cappa: Es cierto. Ahora, por ejemplo, se lo dicen a Latorre. Personas que hablan de más como Lalín, dijo que hay que prepararlo físicamente luego del empate con River y siete días atrás en la cancha de Vélez había sido la figura de la cancha. Es decir que en una semana, supuestamente, perdió el estado físico. ¡Es una cosa de locos!

    Roberto: Y el jugador también termina repitiendo lo mismo, porque yo lo escuché a Capria ayer diciendo que ahora juega mejor porque está bien físicamente. Ahora, yo no creo que lo de él sea un problema exclusivamente físico porque Maradona con veinte kilos de más, los tiros libres te los metía en un ángulo. Posiblemente sea más un problema psicológico.

    Cappa: Lo que pasa es que el jugador empieza a decir lo que quieren escuchar, es la forma de sacarse de encima a los periodistas. Ahora bien, es verdad que los jugadores geniales nunca han tenido continuidad en el juego. Son jugadores de apariciones, porque no se puede ser genial a cada rato, sino el partido terminaría 28 a 0. Le sale una genialidad cada tanto, pero cuando las hace te gana el partido.

    Julio: Cambiando de tema, Roberto Perfumo, en su libro “Jugar al Fútbol”, hace una especie de sumario de los valores que deberían tener -o tienen- los jugadores de fútbol. Afirma que el jugador debe ser violento, rudo, malo, entre otras cosas.

    Cappa: Mirá, yo le diría a Perfumo lo siguiente: ¿sabés cuántos más malos y violentos que vos conocí en mi ciudad?, setenta. Pero vos no eras Perfumo por eso, sino porque jugabas bien. Además no era ni malo ni violento, lo que tenía Roberto era un gran sentido competitivo.

    Una vez me dijo un cubano: cómo era posible que le hablara a los jugadores de fútbol de la honestidad deportiva si por ahí en un corner le metían un codazo y le hacían un gol. Bueno, en un corner vos también tenés que meter el codo, que vas a hacer. La competencia es así, no vas a ser deshonesto por eso. Eso sí que lo tenía Perfumo, pero no era “el mariscal” por esto, sino porque era un crack.

    Hagamos un repaso de los grandes futbolistas argentinos siguiendo esta lógica. El menos malo que yo conocí en mi vida dentro de un campo de juego fue Bochini. Otro tipo buenísimo dentro de la cancha era Maradona (nunca le pegó una patada a nadie, ni siquiera ponía el codo). Entonces, ¿cuál es el sentido de ser malo? ¡Hay que ser bueno!


Nota

  1. Angel Cappa hace un ademán con la mano: desde lo alto la baja con la palma hacia abajo y la frena a la altura de su cintura. El lector que haya jugado y hablado sobre como se juega al fútbol lo entenderá. El gesto intenta mostrar cómo se “baja” delicadamente una pelota que viene volando por los aires.


Foto: Marcelo Roffé


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