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Identidad sobre ruedas: los pilotos de automovilismo deportivo
Lic. Viviana Masson

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 27 - Noviembre de 2000

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    La utilización de un buzo común para los entrenamientos y de uno antiflama para las competencias da lugar a un abordaje aún más profundo. Adoptando el modelo de análisis de Mijail Bajtín es posible considerar a las pruebas como un momento de preparación tanto material como simbólico para el gran festejo que será la carrera. El domingo, es el día de fiesta para los pilotos, de allí el uso de la mejor indumentaria. Para ellos la práctica constituye un espacio de creación, de la propia creación como "ser" a partir del hacer. De la misma manera que Bajtín sostiene la existencia de una segunda vida en las manifestaciones populares de la Edad Media y el Renacimiento, en el automovilismo los actores renacen permanentemente, cobran vida en cada competencia, es decir, se constituyen y reconstituyen como sujetos todo el tiempo.

    La vestimenta y también el calzado son elementos distintivos para los actores, que se expresan a modo de vitrina y producen diferencias entre ellos. La elaboración de significados que se construyen en relación a ellos hacen que se constituyan como rasgos que construyen y refuerzan la identidad de quienes lo poseen. Y aunque signen la heterogeneidad del grupo, no generan una disjunción de aquél como unidad de identificación y diferenciación frente a otras.

    Otro elemento caracteriológico que signa la homogeneidad y la heterogeneidad identitaria entre los pilotos se elabora de acuerdo con las posiciones ocupadas por ellos en los campeonatos, las que se determinan por los resultados obtenidos en las competencias. Esto da lugar a la distinción de tres áreas, en las que, en su interior cada lugar tiene un significado distinto. Dicha clasificación puede expresarse de la siguiente manera: "pilotos de punta" que comprende a los competidores ubicados entre los diez primeros puestos del ránking, y si bien no implica lo mismo llevar el número 1 que el 10, todos pertenecen al mismo grupo. En segundo lugar aparecen los "del medio del pelotón", que abarca desde el décimo hasta el vigésimo puesto y por último se encuentran los "de atrás, los del fondo", clase que incluye a los corredores restantes. Estas categorías reflejan jerarquías internas y son elaboradas y compartidas por todos los actores que integran el campo. Vale señalar que aquí se las describió sobre la base de parámetros aproximados debido a que los límites entre una y otra no se presentan en forma tajante y estricta. Estos varían según el capital acumulado por los actores dentro del campo y dichas áreas se construyen simbólicamente. A su vez, como plantea Pierre Bourdieu, las posiciones se van modificando permanentemente, por lo que un agente considerado "del medio" puede pasar a ser "de punta". La diferenciación que más se hace evidente es la existente entre los "pilotos de punta" y "los de atrás", en tanto la segunda clasificación se manifiesta como nexo y como espacio de transición entre una y otra.

    El ubicarse en cualquiera de las tres categorías analíticas revela una heterogeneidad dentro de la identidad de los pilotos como unidad frente a otras y a la vez marca la homogeneidad en los subgrupos.

    Ahora bien, más arriba aparecía el triunfo, categoría ésta que debe ser analizada con detenimiento. Se tomará aquí por triunfo tanto a las victorias, a los récords y a los campeonatos, sin descuidar las diferencias simbólicas existentes entre unos y otros. En tanto, la búsqueda de triunfos genera distintas formas de relación y de participación entre los sujetos.

     Si bien fuera de la pista la relación entre los agentes es cordial y se visualiza una acción solidaria entre los distintos equipos, ya sea mediante el intercambio de herramientas, el préstamo de repuestos y consejos e indicaciones destinadas a resolver un determinado problema, dentro del circuito la relación se modifica y todos buscan obtener la mejor ubicación posible, cediendo espacios sólo para acceder a otros considerados más importantes. Lo que varía entre los competidores es la forma en que se desenvuelven en la pista para ganar posiciones.

    La búsqueda por ubicarse en los primeros lugares, obtener la victoria en una competencia, o bien, ganar un campeonato, implica la posibilidad de destacarse, de diferenciarse con respecto a los demás. El triunfo genera la visibilidad social de los actores, esto es, captar la atención de los demás, ser mirado y percibido por los otros como actor del campo, en suma como piloto. Esta significación, ya presente en períodos anteriores, se va reactualizando continuamente. "La victoria es para todos los que se llenaron la boca hablando de mí, que dijeron que no existía y que era un mocoso agrandado". (Aníbal Magnaterra, piloto "de punta". Diario "El Popular". Sección Deportes. 23-03-1999).

    El triunfo se instaura no sólo como sinónimo de presencia, sino también significa que se está ocupando un espacio simbólico. El ganar actúa como un modo de conseguir reconocimiento y afianzamiento dentro del campo. El posicionamiento deportivo obtenido por los actores signa también una parte central de su posicionamiento simbólico. "Yo corro para ganar y no para que otro salga campeón...Esto lo dejo bien claro porque yo buscaba una buena colocación para terminar bien el año". (Juan C. López, piloto "de punta", acusado de haber parado intencionalmente en una carrera para que otro pudiera ganar el campeonato. Revista, "Rugir de Motores". 12-1997).

    En este discurso se pone de manifiesto como se desarrolla el proceso de lucha por lograr la apropiación del bien en cuestión. Asimismo el triunfo en el automovilismo local adquiere relevancia porque la práctica es importante en el imaginario social olavarriense.

     "Es un sueño y quiero que sea realidad. Por ser una carrera atípica, ya quedará en la historia. En mi caso pretendo ganar". (Omar González, piloto "de punta". Diario "El Popular". Sección Deportes. 20-09-1998).

    El ocupar un lugar histórico destacado se lee como un signo de posicionamiento definido en términos de perdurabilidad dentro del campo. El dejar una huella significativa en el tiempo, si bien no garantiza la permanencia y continuidad de un actor en un espacio simbólico de reconocimiento, actúa como coadyuvante para que esto suceda y la idea de eternidad queda latente. Los máximos referentes del automovilismo local, los hermanos Emiliozzi, aún después de fallecidos siguen presentes en la historia como símbolos, tanto de la práctica deportiva, como de la identidad local. Aunque en dicho caso fueron varios los factores (triunfos, saberes de mecánica y de conducir, condición social, fueron los primeros deportistas locales y los más destacados, etc.) que hicieron que obtuvieran el prestigio alcanzado. A su vez, teniendo en cuenta la importancia que tiene el automovilismo en Olavarría y la marca simbólica instaurada por los Emiliozzi, es posible llegar a pensar que los pilotos puedan buscar ingresar en el "mundo mítico" local, tomando como punto de referencia a sus antecesores.

    Por otra parte, el posicionamiento en el campo actúa también como condicionante de la relación que tienen los pilotos entre sí.

     "Sabés que pasa, que los que van adelante no le dan bola a los de atrás. Yo hace cuatro años que corro y antes cuando no llegaba casi nunca, ni me saludaban, ahora que estoy adelante me saludan todos. No sabés lo que son, vas a ver como cambian con vos si vas para adelante". El piloto se mostró molesto por la actitud de sus colegas y agregó: "Ahora si vas a una reunión de pilotos, todos te escuchan, antes ibas a hablar y te iban a dar bola". (M.A. Piloto "de punta". 21-07-1998).

    La ubicación de los agentes en los distintos puestos, implica también una ubicación simbólica, que según los actores condiciona el reconocimiento social de los demás integrantes del grupo.


Conclusiones

    En líneas generales y a modo de conclusión es posible establecer que los sujetos construyen el automovilismo y se construyen desde él, a partir de una determinada combinación de razgos que hacen que se constituyan como grupo frente a los demás. Como vimos esa especificidad esta dada por elementos tales como: el "ser piloto", el juego, el "ir para adelante" y el riesgo, entre otros, y tienen lugar en diversos espacios de socialización (competencias, talleres, peñas y fiestas anuales) en los que elaboran significados compartidos. Sin embargo, dicha identidad colectiva no es uniforme, sino que presenta rasgos diferenciadores entre los actores (la pertenencia a un equipo, el "ser piloto de punta", "del medio" o "del fondo", la vestimenta y el triunfo), sin que ello plantee una ruptura del colectivo como espacio identitario.

    Si bien el automovilismo deportivo posee características que le son propias, es imposible desvincularlo de la estructura social general, ya que comprende una red de relaciones que se halla articulada permanentemente con otras esferas como por ejemplo: la del trabajo (mecánica artesanal), la de género (reafirmación sexual) y por supuesto la lúdica (socialización y formación del "yo" y/o del "nosotros" a partir del juego).

    En el caso presentado, la práctica se encuentra atravesada por distintas redes de relaciones sociales que forman parte de la estructura social más amplia. La conjunción de los elementos que constituyen esta identidad perduraron a través del tiempo experimentando las propias variaciones sociohistóricas y van más allá de pensar al automovilismo como una actividad estrictamente deportiva.


Nota

  1. Debido al elevado número de participantes en relación a las dimensiones de los circuitos, en Promocional 850 se realizan dos finales por fecha: Final A y Final B. En la primera, denominada también "de ganadores", compiten los pilotos que hayan obtenido los primeros veinte tiempos, mientras que en la segunda lo hacen los restantes. Si bien ambas otorgan puntaje para el ránking, la cantidad de puntos que se le asigna al competidor que se posicionó en el primer puesto de la Final B, es menor que la que obtiene el corredor que llegó último en la A.


Bibliografía utilizada

  • Aguado Vázquez, José Carlos y Portal Ariosa, María Ana. "Ideología, identidad y cultura: tres elementos básicos en la comprensión de la reproducción cultural". En: Boletín de Antropología Americana.23, 1991.

  • Bajtín, Mijail. "La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento". Alianza, Madrid, 1980.

  • Bourdieu, Pierre y Loïc J.D. Wacquant. "Respuestas por una Antropología Reflexiva". Grijalbo, México, 1995.

  • Dunning, Eric. "El deporte como coto masculino: Notas sobre las fuentes sociales de la identidad masculina y sus transformaciones". En: Elías, Norbert / Dunning, Eric. "Deporte y Ocio en el proceso de la civilización". F.C.E., México, 1995.

  • Dunning, Eric. "La dinámica del deporte moderno: Notas sobre la búsqueda de triunfos y la importancia social del deporte". En: Elías, Norbert / Dunning Eric. "Deporte y ocio en el proceso de la civilización". F.C.E., México, 1995.

  • Gravano, Ariel. " La identidad barrial como producción ideológica". En Gravano A. y Guber, R.: "Barrio sí, villa también". Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1991.

  • Gravano, Ariel. "Fragmentos de Antropología de lo barrial, un estudio sobre producción simbólica de la vida urbana" - Tesis de doctorado UBA, 1998, (inédito).

  • Silva, Armando. "La ciudad marcada; territorios urbanos". En: "Imaginarios urbanos, Bogotá y Sao Paulo: Cultura y comunicación urbana en América Latina". Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1992. Smith, Anthony. "La identidad nacional y otras identidades". En "Identidad Nacional". Ed. Trama, Barcelona, 1997.


Otras fuentes

  • Revista "Rugir de Motores".


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