efdeportes.com

Modernidad sin eficiencia: el fútbol nacional

Licenciado en Economía
Ha publicado artículos en diarios y revistas nacionales.

Héctor Zavala
hezavala@shcp.gob.mx
(México)

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 25 - Setiembre de 2000

A Don Salvador Reyes Nevares
un necaxista de siempre

Parte I

El fútbol nacional, ¿pregunta sin respuesta?
    El fútbol en México es pasión, que ciertamente no se expresa con la vehemencia de los españoles, argentinos o italianos, pero sí con algo de dramatismo y mucho de desencanto. En la era en que las comunicaciones han borrado las fronteras, nos percatamos de que el fútbol germinó y ya ofrece frutos en los países asiáticos, africanos e incluso, en Estados Unidos. Los alentadores resultados obtenidos por los recién llegados al concierto mundial de ese deporte nos obligan a reflexionar sobre el destino futbolístico nacional: ¿porqué México no ha ido más allá de "caer con la cara al sol" o bien, sucumbir por "el pánico ante los penalties"?

     Para la afición futbolera mexicana no está claro si el balompié nacional es mejor o peor que antes. Se puede argumentar que ha mejorado en técnica, que hay más equipos, que se paga mejor, etc., pero ¿y los resultados? Algunos aficionados nos preguntamos si sería posible, por ejemplo, que el fútbol mexicano pudiera lograr una organización tan sólida como la NFL. Una organización que fortalezca a este deporte como espectáculo y al mismo tiempo desarrolle la capacidad de generar los jugadores de calidad para .dieciocho equipos de primera división más homogéneos y competitivos entre sí, y otros tantos para las fuerzas inferiores.

     En un intento por encontrar algunas respuestas a las interrogantes señaladas, en la presente serie de textos se analiza la perspectiva histórica del desempeño de los mejores equipos de la Liga. A fin de medir ese desempeño, se definen índices de eficiencia y productividad para el fútbol nacional. El análisis abarca el período 1924-96.


La voz de la estadística: una nueva dimensión del fútbol
    La práctica del fútbol en nuestro país ha alcanzado una clara evolución respecto de la forma como se hacía en los principios de este siglo. La evolución ha sido una característica mundial del fútbol y abarca muchos aspectos: La organización de las competencias, de los clubes y equipos, el desarrollo de tácticas y estrategias de juego, así como de la técnica y preparación personales que se han venido refinando. Sobre todo, ahora el fútbol es un espectáculo mundial televisivo y un medio publicitario muy poderoso, alrededor del cual se generan actividades económicas de gran importancia y que se valúan en millones de dólares. Ello les permite a los clubes pagar transferencias de jugadores cuantiosas; por ejemplo, en España se efectuaron transferencias por 128 millones de libras, en Italia por 85 millones y en Inglaterra por 175 millones de libras.

DERECHOS DE TRANSMISIÓN TELEVISIVA PAGADOS EN EUROPA, 1996
Torneo
País
Monto (en millones de dólares)
Compañía
Copas mundiales 2002 y 2006
Alemania
236,000.00
Kirch Group
Premier League
Inglaterra
955.0
BSKY B
Dutch League
Holanda
648.0
Sport 7
Liga Española
España
272.0
Antena 3
Fuente: "Football's Big Score", Bussiness Week, 16 de septiembre de 1996


     Quizá pudiera suponerse que los progresos del fútbol moderno deberían reflejarse en un mejoramiento notable en la eficiencia de los equipos; asimismo, que la productividad de los cuadros, refleja los avances en la técnica y en las tácticas de juego aplicadas por los entrenadores. A fin de poder realizar el análisis histórico se recopilaron las estadísticas de resultados de los torneos realizados entre 1984 y 1996. Con ello fue posible definir el indicador de eficiencia de los equipos más destacados, el cual es el resultado porcentual del cociente entre los puntos generados cada año, entre el total de puntos posibles según el número de partidos celebrados. La productividad se mide por el número de goles promedio por partido del mejor equipo. Para facilitar la observación se calcularon los promedios para cada década de ese periodo.

     La observación de los resultados cuantitativos alcanzados por los equipos mexicanos más destacados de 1924 a 1996, nos permite apreciar una paradójica modernización del fútbol nacional con menor eficiencia. En las siete décadas analizadas el fútbol ha sufrido una disminución de su eficiencia. De un máximo de 84.8% promedio para el período 1924-30, alcanzado por los equipos más eficientes, desciende a un 68.3% en 1991-94; 16.5 puntos porcentuales menos.


Parte II

Los años dorados del fútbol nacional
    En la década de 1925-34 los equipos más eficientes de la liga alcanzaron registros muy cercanos al 100%, que jamás se volvieron a presentar. El América, por ejemplo, alcanzó en 1924-25 un 92% y al año siguiente se coronó con 100%, sin perder ningún punto.

     El Atlante llegó al campeonato en 1928-29 con un 88% de eficiencia, mientras que el España alcanzaría su máximo en 1933-34 con un 85%. El año siguiente sería el campeonísimo Necaxa el que alcanzara la eficiencia máxima en su historia con un 90 por ciento.

     Al comparar la eficiencia del fútbol mexicano a lo largo de diversos períodos, se aprecia que el descenso de ese indicador no es homogéneo. Sobresale la década de los treinta por el nivel alto de eficiencia alcanzado por los equipos.

     La década de 1940-50 estuvo marcada por una eficiencia de 73.9% promedio. Esto, no obstante que en ese período jugaban en México estelares como el "Che" Moreno, los mejores jugadores de la selección vasca y goleadores como Lángara, Roberto Aballay, el "Dumbo" López y Horacio Casarín. Fue también la época en que se implantó el profesionalismo. Posiblemente esos indicadores reflejen la debilidad financiera, así como las deficiencias en la organización de algunos equipos y de la misma liga, que por esos años se desvinculó de la FIFA. Otros problemas fueron la desaparición del Necaxa en 1943 y las presiones políticas que enfrentaron hacia finales de los cuarenta el España y Asturias, que culminaron con su desaparición. Con ello terminaba también la rivalidad competitiva entre los clubes españoles y los mexicanos que generó más interés por presenciar sus confrontaciones y fortaleció la presencia en el ánimo del aficionado capitalino de los colores del Necaxa y el Atlante, en particular.


Fuentes: elaboración propia con datos de Carlos F. Ramírez, Foot Ball en México
y en el Mundo, México, 1978; e investigación hemerográfica.

     El descenso en la eficiencia de los equipos continuó en la década de los cincuenta, aunque a un ritmo ligeramente menor. En promedio, los mejores equipos alcanzaron un 74% de eficiencia. Los años cincuenta fueron de crisis para el fútbol mexicano. El regreso de las estrellas al fútbol argentino y al español, hizo notoria la escasez de figuras de calidad para un buen número de equipos, del balompié mexicano.

     Salvo los verdaderos clubes Guadalajara y Atlas de Jalisco, la mayor parte de equipos no poseían organizaciones para producir jugadores en la cantidad y con la calidad necesarias. El fútbol que destacó en esos años fue el de Jalisco y el del bajío. A mediados de esa década nace el mito del Club Guadalajara como el representante del fútbol de esencia nacional. Por esta década la rivalidad existente era entre los equipos capitalinos contra los de Jalisco y el bajío. El resto de los equipos poco a poco fue importando jugadores argentinos, algunos uruguayos y más adelante se traerían gran cantidad de brasileños. Esta importación fue desordenada y las más de las veces propició la llegada de jugadores que difícilmente se podrían considerar figuras. A lo anterior se agregaba una condición financiera incierta de los equipos, y en muchas ocasiones la incapacidad directiva y de administración, que fueron producto del sistema de mecenazgo que prevalecía en esos años.

     En los años sesenta la eficiencia se estancó en el mismo nivel observado en la década previa. En buena medida, los mismos factores que debilitaron al fútbol en los cincuenta siguieron presentes durante los sesenta. Debe señalarse que en esta etapa se estrecha el vínculo comercial del fútbol con la televisión; este se haría más intenso en las décadas posteriores y adoptaría las modalidades más propicias para el consorcio televisivo más importante de México.


Parte III

A la modernidad por asalto
    Los años setenta atestiguan la modernización del fútbol. Es la época en que los sistemas de juego se tornan más rígidos y defensivos, siguiendo patrones de algunos equipos europeos. En esos años se registra otra caída significativa de la eficiencia para llegar hasta 68%. Dentro de la Federación Mexicana de Fútbol prevalece una estructura de grupos de equipos aliados por intereses comunes. Lo anterior da lugar a luchas intensas por el poder. De ahí que la FMF nunca se haya orientado a la estructuración de un proyecto de largo plazo. Históricamente la Federación ha mostrado muchas deficiencias en su estructura y en sus políticas; en más de una época han prevalecido las directrices y hasta los caprichos de algunos "caudillos" del fútbol.

     A mediados de los ochenta se produce un cambio cualitativo en el fútbol nacional. Su corporativización viene acompañada de una proyección internacional vía satélite. Sin embargo, a pesar de esa nueva estructura, su eficiencia permanece casi estancada en un nivel alrededor del 70%, hasta la fecha. Cabe señalar que ese nivel sólo fue rebasado significativamente por el América en la temporada 1982-83, cuando llegó a 80% y posteriormente, en 1986 por el Monterrey con el mismo porcentaje.

     En los últimos cinco años los equipos que han alcanzado los más elevados porcentajes de eficiencia son los siguientes: UNAM, en 1990-1991, con 72%; Necaxa en 1992-93 con 71%; y Guadalajara el torneo pasado con 72%; el Necaxa que es bicampeón, sólo alcanzó 63% y 61.5% de eficiencia, en las dos temporadas más recientes.

     Entre el fútbol y el medio televisivo hay ahora un vínculo orgánico. La búsqueda de nuevas fuentes de ingresos para subsanar los gastos crecientes de los equipos les ha llevado a buscar más y mejores contratos de transmisión y publicidad. Por su parte, la televisión ha incorporado al fútbol en sus estrategias de expansión hacia el mercado internacional. No menos importante ha sido la estrategia de los consorcios televisivos, que han adquirido varios equipos. Con ello, esos consorcios refuerzan su capacidad de decisión para definir los rumbos del fútbol mexicano.

     En una abierta guerra mercadotécnica, los equipos de fútbol han recibido respaldo financiero-administrativo de diversas empresas poseedoras de marcas comerciales conocidas. De esa forma se ha desechado definitivamente el utópico anhelo, vigente en nuestro fútbol desde sus orígenes, de organizar clubes con un gran número de socios al estilo europeo. Como lo han afirmado recientemente algunos analistas de negocios: "...son empresas que tienen un equipo de fútbol en su departamento de mercadotecnia, el cual es su más valiosa herramienta de publicidad".


Los orígenes de la crisis... del fútbol
    La pérdida de la eficiencia en el fútbol mexicano se origina por el efecto conjunto de varios factores. Tienen que ver los profundos cambios que han caracterizado la modernización del fútbol. Entre ellos destaca la evolución de los sistemas de juego hacia esquemas más defensivos con menor capacidad de realización. De acuerdo con las cifras promedio de goleo por juego, la productividad de los mejores equipos se redujo de 3.861 en 1924 a 2.692 goles por partido en 1995-96. Cabe señalar que esa reducción es casi constante hasta los años setenta, en que se estabiliza alrededor de 2.5 goles por partido, en promedio.


Fuentes: elaboración propia con datos de Carlos F. Ramírez, Foot Ball en México
y en el Mundo, México, 1978; e investigación hemerográfica.

     Los cambios en el sistema de competencia durante los setenta. Al formarse grupos y establecerse una liguilla para la parte final del campeonato, se propicia que los equipos adopten estrategias conservadoras. En el mismo sentido actúa el alargamiento de los torneos de campeonato. A partir de los setentas, cada vez con mayor frecuencia, el público presenció cómo los equipos dividían puntos y su tajada de mediocridad. No perder se convirtió en una divisa para muchos equipos.


Fuente: Investigación hemerográfica en diversos números del Diario ESTO


Parte IV

También en el fútbol hay clases
    Al analizar el comportamiento de algunas estimaciones del gasto corriente de los equipos, cuyo principal componente (alrededor del 70%) son las remuneraciones a jugadores, durante el período 1924-94, y compararlo con el de la eficiencia de los mejores de ellos, se observa que parece no existir relación alguna, contra lo que esperaría un directivo. La incongruencia se acentúa a partir de la década de los años setenta. Ello refleja en buena medida la generación insuficiente de jugadores de categoría para atender las demandas de los equipos de la Primera División. Por otra parte, el encarecimiento de los equipos ha propiciado el énfasis en los aspectos comerciales del fútbol y las críticas de los que exigen un mejor espectáculo, vistoso y alegre.

     No hay que olvidar que los equipos no son homogéneos en cuanto a solidez financiera, capacidad de dirección y organización administrativa; al parecer, esta es una constante histórica en el fútbol nacional. Existe una enorme desigualdad entre los equipos, que tiende a acentuarse todavía más en torneos largos. Unos cuantos equipos son los que generalmente participan en las liguillas por el campeonato (América, Cruz Azul, Guadalajara, UNAM, Necaxa).

     Ellos reciben respaldo financiero administrativo de empresas u organizaciones como clubes o patronatos.

     Lo anterior les otorga posibilidades de integrar equipos sólidos y hasta cierto punto, planear para el mediano plazo algunos aspectos. Por ejemplo, la generación de recursos humanos de calidad, la creación de un prestigio que atraiga seguidores y que les permita realizar mejores negociaciones para transmisiones de televisión y venta de publicidad.

     Los equipos de menores posibilidades económicas, son generalmente los que no lograron evolucionar del sistema de mecenazgo, característico de los años 50 y 60. Solamente, como excepción estos equipos aparecen en las disputas por los títulos; no así en la lucha final por la supervivencia en la primera división, donde por lo regular son los "invitados principales".


Parte V

Para documentar nuestro optimismo
    El fútbol mexicano de las primeras décadas de este siglo, alcanzó altas eficiencias porque se jugaban torneos cortos, y los equipos usaban formaciones ofensivas. Aquellos jugadores, muchos de ellos surgidos del llano, suplían con creatividad, entrega personal y con amor a la camiseta la ausencia de sistemas de juego y, salvo los equipos españoles y el Necaxa apoyado por la Compañía de Luz, la carencia de recursos económicos y organizativos. Si bien es posible que el juego en esos años fuera menos táctico, no estaba exento de armonía y calidad, y mucho menos de fuerza, componentes esenciales de lo que don Fernando Marcos ha llamado el estilo mexicano de jugar al fútbol. A ese estilo contribuyeron esencialmente el Necaxa, el Atlante y el España de esos años.

     Sin la pretensión de ser concluyentes, del análisis histórico efectuado en esta serie de notas, se pueden aventurar algunas reflexiones que pudieran invitarnos a continuar en la búsqueda de nuevas formas para mejorar el fútbol:

  • La caída de la eficiencia en el fútbol, parece ser en parte consecuencia de la propia estructura del campeonato. Además, la heterogeneidad entre los equipos y la insuficiencia de la producción de recursos humanos de calidad, aportan su cuota al estancamiento de la eficiencia del fútbol nacional.

  • La evolución de la organización del fútbol nacional ha carecido de un proyecto de largo plazo; por lo que parece difícil, que evolucione hacia un modelo integrado, con políticas orientadas a fortalecer al fútbol como espectáculo y como proyecto rentable.

  • La vinculación de varios equipos a empresas comerciales, los sujeta a los objetivos de esas corporaciones, los cuales no necesariamente coinciden con el mejor desarrollo del fútbol organizado. Es previsible además, que dentro de la Federación Mexicana de Fútbol los dirigentes de los equipos formen grupos y que las orientaciones y las políticas de desarrollo del fútbol organizado surjan de acuerdos adoptados por los grupos dominantes. A su vez, esos acuerdos serían producto de las concertaciones que tengan lugar al interior de los mismos.

  • En ciertos equipos hay conciencia de la importancia de contar con viveros de jugadores desde las fuerzas infantiles. Si bien la estrategia es correcta, las inversiones que realizan para este fin no han sido suficientes ni homogéneas. (Sólo UNAM destina 25% de su gasto a ese fin.) Ello propicia el encarecimiento de los jugadores de calidad por su escasez, y refuerza los desequilibrios entre los equipos que participan en el torneo. Por ello, es previsible que en los años venideros persista un nivel de eficiencia reducido.

  • Ante la escasa iniciativa para invertir los recursos necesarios para preparar recursos humanos, parecería necesario reorganizar profundamente al sector amateur para convertirlo en el semillero que se requiere.

  • Sería necesario considerar la reducción del número de equipos de la primera división para evitar el desgaste excesivo, ajustar la demanda de jugadores a la capacidad de oferta, aumentar la competitividad, y quizá como resultado, lograr más eficiencia y mejoras en el espectáculo. Se puede aventurar que el número de equipos en la primera división debería estar entre doce y dieciséis Otro aspecto que se debe evaluar cuidadosamente es evitar que la Liguilla final sea de hecho, otro campeonato.

  • La organización de un fútbol moderno demanda darle voz y participación en algunas decisiones al aficionado, históricamente el gran ausente y el marginado de las grandes definiciones.

  • La estructura actual del fútbol dificulta la planeación a largo plazo de las características de la organización y del rumbo a seguir. Por el contrario, los aspectos económicos que rodean al fútbol y el corporativismo son los aspectos en los que el fútbol nacional muestra más avances y parecen consolidarse progresivamente. Ante ello, cabe preguntar ¿Y el fútbol como juego?

22/09/00


Bibliografía

  • Cid y Mulet, J., Libro de Oro del Fútbol Mexicano, segunda edición, B. Costa-Amic editor, México, 1962.

  • Fernández, José Ramón, El Fútbol Mexicano: ¿Un juego sucio?, Grijalbo, México, 1994.

  • "Football's Big Score", Business Week, 16 de septiembre de 1996.

  • Marcos, Fernando, Mi Amante el Fútbol, Grijalbo, México, 1980.

  • Mejía Barquera, Fernando, "TV Azteca: Historia y Proyectos", El Nacional, 3 de junio de 1996.

  • Morris, Desmond, El Deporte Rey, Argos Vergara, Barcelona, 1982.

  • Ramírez, Carlos F., Foot Ball en México y en el Mundo, México, 1978.

  • Varios, Televisa: El Quinto Poder, Claves Latinoamericanas, México, 1985.

  • Zubiría, Jorge, y otros, La industria de la Patada... Un Negocio redondo, Alto Nivel (revista), año 8, n° 87, noviembre de 1995.


Otros artículos sobre Fútbol | sobre Estudios Sociales

  www.efdeportes.com/
http://www.efdeportes.com/ · FreeFind
   

revista digital · Año 5 · N° 25 | Buenos Aires, setiembre de 2000  
© 1997-2000 Derechos reservados