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La Derrota
Bernardo Cappa

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 24 - Agosto de 2000

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René: Eso, te faltó confianza, la jugada arranca con vos y puede terminar tranquilamente en gol.

Salomé: Hubiera jugado con más confianza de no haberme dicho lo que me dijiste.

René: No a mi no me corrés, jugaste así porque vos no sentís esta camiseta.

Magdalena: Ella deja la vida por esta camiseta. Y no tenías derecho a decirle lo del hipotálamo.

René: Cuando la quisieron vender ella se iba si la operación se realizaba.

Magdalena: Vos le dijiste que se fuera.

René: Para probarla.

Magdalena: No, porque nos salvamos todos con su pase.

René: Salvarnos?

Magdalena: El local. Nos hubiese servido para levantar el bolichito.

René: Jugar bien o ganar? Cuántas veces les hice esa pregunta, le dije antes del partido es un partido importantísimo para mí, pero prefiero que jueguen bien. Les he planteado la disyuntiva no para que la respondan si no para que la duda haga surcos en sus mentes, dejen de pensar en hombres y se dediquen al juego, se puede jugar bien y ganar, Salomé solo pensaste en jugar bien y te equivocaste.

Salomé: Ellas fueron mejores y nada más.

René: (A Magdalena) Más arriba poné el ganchito si no el queso se escapa de la bolsa antes de llegar y los clientes se quejan

Magdalena: Recreíto.

René: No, nada de recreo. No me cambien de tema, quiero que los errores del partido les queden grabados en la memoria para que no se vuelvan a repetir nunca más.

Magdalena: Queremos pedirte perdón papá.

René: La importancia de la pausa. Ustedes quieren hacer todo rápido, rayan el queso como si la empresa se hiciera sola como si no hubiera que poner corazón como si el cliente no entendiera, no sintiera eso que cada uno le pone al rayar el queso, rayamos los tres queso, pero necesitamos la pausa para darnos cuenta, por ejemplo, que a ninguna bolsa le va un pedazo sin rayar(Revisa las bolsas)A quién se le fue este pedazo?

Salomé: A mí.

René: A quién va a ser.

Magdalena: Le falta el hipotálamo.

René: Lo hizo y es la culpable, lo mismo sucede adentro de la cancha, por eso la silban a ella. Y no voy más a la cancha. No es por el hipotálamo.

Magdalena: Hablabas de la importancia de la pausa.

René: El otro día nos sentamos a tomar algo en la confitería del club, Menotti, Araujo, Macaya Marquez y yo, Menotti sabe de esto, la sabe lunga. Atrás nuestro estaba sentado Fernando Fernán Gomez, le dice: vení, sentate. Saben ustedes quién es Fernando Fernán Gomez?

Salomé: El actor?

René: Con seguridad nena, no estás adentro de la cancha. Si, es el actor y le dijo contanos eso de la pausa y él dijo, lo más difícil para un actor es encontrar el momento de meter la pausa y lo más fácil es decir un texto de corrido. Menotti entonces habló de que es igual en música porque él toca el contrabajo en una orquesta de jazz, en la orquesta del club San Lorenzo, done toca el gordo Fabrizio. No pongas esa cara esa noche no se veía bien, él estaba tomado y no sabía que eras vos.

Salomé: Pero me manoseó.

Magdalena: Quién no quiere tocarte las tetas? Salomé le da una cachetada a Magdalena ésta le responde se revuelcan por el piso el padre logra separarlas.

René: No se pongan así, son hermanas, juegan en el mismo equipo. Hijas del lucero de la tarde (las abraza con torpeza, las besa, ellas también se besan)

Magdalena: Perdimos tu partido papito.

René: Nos servirá. Los dirigentes, ellos son los culpables.

Magdalena: Faltan menos de quince minutos.

Salomé: Ten paciencia, eso decía mamá.

Magdalena: Ella hubiese querido que seamos bailarinas.

Salomé: Ella lo fue.

Magdalena: Y bailaba bien?

Salomé: Lo poco que recuerdo es que bailaba en la habitación música moderna, ella decía que era danza contemporánea, lo hacía para disfrutarse a si misma, decía que al verse al menos podría comentar a sus amigas lo bien que bailaba.

Magdalena: Tenía amigas?

Salomé: No, no las tenía, papá no la dejaba.

Magdalena: Ese día papá la descubrió bailando?

René: (A Magdalena) De piba yo ya sabía que ibas a ser wing, porque eras loquita, pin, pin de aquí para allá.

Magdalena: Holanda inventó el pressing?

René: Giladas, al pressing lo inventamos nosotros. Jugábamos contra la cochera Alonso y nos estaban dando un baile de aquellos, ahí mismo grité: todos arriba, le dije a los defensores que no se les ocurra volver una vez cruzada la línea central, y ahí todos los delanteros no dejábamos que pasen con pelota dominada. Yo tenía un gran poder de observación, yo era técnico desde que jugaba.

Salomé: Entonces por qué no ejerciste?

René: Porque hubo gente mala, los dirigentes, antes eran tipos del barrio, gente que había hecho un peso laburando y ahora vieron el negocio, dicen que no doy el fisic du rol.

Magdalena: Vos sos más lindo que Faraone.

René: Eso seguro, pero no se trata de pinta.

Salomé: Papito, ellos son ogros que no te quieren, son esos árboles que cuando vamos por la ruta y yo los veo aunque sea de noche porque hay luna y los imagino, no puedo parar de imaginar animales viejos esos que los meteoritos hicieron que ya no estén con nosotros, entonces tienen envidia y quieren vengarse, entonces yo le digo para adentro, pero me escuchan, son tan malos que leen los pensamientos, les digo que nosotros no somos meteoritos.

Magdalena: Pero ellos saben que mirábamos Meteoro en vez de mirar Heidi.

René: Un estilo de vida, que se convierte en estilo de juego, ellos no quieren que se piense, no quieren que la gente piense para seguir aprovechándose de la gente.

Magdalena: Los árboles?

René: Por eso ustedes tienen que pensar con la pelota en los pies.

Magdalena: (Como respondiendo un reportaje) Hay diferencias. En primera “A” se marca menos. Se puede jugar más suelta. En mi división no se puede pensar mucho con la pelota en los pies, porque siempre se tiene a una o dos mujeres que la pelean. Además en primera “B” se juega más fuerte.

René: Ya vas e estar en primera “A” mi amor.

Salomé: Y yo?

René: No te alcanza con lo que tenés?

Salomé: Si papá.

Magdalena: Vos dijiste que sí primero.

Salomé: No lo dudo.

Magdalena: Hasta prostituta.

Salomé: No amás el juego que nuestro padre dejó en la sangre como herencia.

Magdalena: Vos tampoco.

René: Dos taradas, se abrazaban con todas, perdieron, no se dieron cuenta, ellas las abrazaban y por dentro decían estás calentita, te duelen las tetas.

Salomé: Yo no saludé a ninguna.

René: Pero querías, se te veía en la cara.

Magdalena: Son, algunas son compañeras de secundaria.

René: Nunca quise el camelo. Entraba a jugar pensando en comerme a los once contrarios, a jugármela toda y no podía admitir los abrazos al final. Ganando o perdiendo, no me importaba nada. Cuando se me acercaba yo lo alejaba enseguida: viví tu vida. Gambetta me decía una noche que salimos con unas chicas, hoy somos amigos pero si mañana nos encontramos en una cancha vistiendo camisetas distintas yo te mato. El chileno Las Heras después que el pistola Loustau le hizo de todo, caños? ocho, se le fue por la raya, de todo, un baile bárbaro, terminó el partido y él lo abrazó de las piernas y lo levantó para que toda la cancha lo aplaudiera, le dijo ojalá que vos no te lastimes nunca, porque vos sos el jugador más grande que he visto en mi vida. Yo lo escuché todo al ladito y me parecía un sueño. LLoraba Las Heras, lloraba Loustau y lloraba yo. Lo corrí, lo abracé fuerte y le dije gracias por la lección que nos diste a todos, vos no parecés de este mundo. Y las manos de Las Heras aplaudiendo a Loustau, al tipo que le había hecho pasar el ridículo toda la tarde. Todo lo que encierra el fútbol, pero ustedes que saben.

Magdalena: Cuándo vos jugaste al lado de Loustau.?

René: Mi primer traje me lo puse recién a los dieciocho, Lo compré en Albion House, y el día que me lo llevaron a casa se armó rueda familiar. Mi mamá me miraba desde todos los ángulos. Cuando llegué a la esquina, sacando pecho, los muchachos del barrio me esperaban a carcajadas. No caché la onda, creí que me cargaban y les contesté. “Cómo los comprendo, hijos de la miseria”, en las mangas del saco tenía los dos cartones de la casa Albion House, aquellos cartones que venían en los trajes de la época, marcando el talle. Le dije a mi vieja: “Una hora mirándome y no te diste cuenta de los cartones. Qué tenés? Cataratas?.

Magdalena: Algo me pasa, estoy más aburrida que triste.

René: Un equipo partido eran.

Salomé: Magdalena tiene que irse.

René: Cuándo y adónde?

Salomé: Ahora y no tiene que decir adónde.

René: Ahora no puede y cuando pueda deberá decir adónde.

Salomé: Nosotros dos podemos, faltan pocos pedidos.

René: Se tiene que acostar temprano, mañana tiene entrenamiento.

Salomé: Cómo tiene?

René: Vos por este campeonato no jugás más.

Salomé: Por qué?

René: Jugás en mi puesto y no quiero pasar más papelones.

Salomé: Yo juego y no soy vos.

René: Pero yo dejé una imagen, en algún lugar está grabada es una imagen linda de un jugador que no tenía miedo de jugar, que siempre salía jugando, que defendió un estilo, que nunca abrazó a un contrario, y esa imagen vos la estás decolorando.

Salomé: Sos cruel.

René: Vos no pensas en tu padre.

Magdalena: Me quedaré.

Salomé: No. Vos vas a salir.

Magdalena: Tiene razón papá, mañana tengo que entrenar.

Salomé: Yo también quiero entrenar, no me hagan esto.

René: Lo hacemos por tu bien.

Salomé: Gracias, entonces.

Magdalena: Me prestás tu remerita amarilla?

Salomé: Ya dijiste.

Magdalena: Cuándo?

Salomé: Recién.

Magdalena: Lo dije para. Hay un problema. Fuma cigarrillos negros.

Salomé: Como Faraone.

Magdalena: Cuántos corpiños tuyos tiene?

Salomé: Insistís.

Magdalena: Si no es él?

Salomé: Giusti.

Magdalena: Te gustaría.

Salomé: Si.

Magdalena: El colecciona mis bombachas.

Salomé: Lo decís sin sonrojarte.

Magdalena: Es un gusto que se da.

René: Nos dijeron que nos fuéramos un día de lluvia y vinieron con desalojo judicial. Nos tuvimos que mudar porque éramos los más pobres, ellos tuvieron razón, nos dejaron vacíos. Ellos con su poder y nosotros teníamos la última venganza, ganarles y. Perdimos, cómo explicarle a la historia que la pelota me picó mal, cómo explicarte papá, que la pelota me pico mal. Y ustedes no vivieron esa historia y yo creí que la habían entendido, yo creí que iban a darse cuenta que yo necesitaba ese triunfo como de una máscara de oxigeno.

Salomé: Entendimos todo pero jugaron mejor, papá basta.

Magdalena: Pudimos haberle ganado.

Salomé: Si intentabas gambetear al arquero.

Magdalena: Amagué y se quedó parado. Amagué.

Salomé: Yo no.

Magdalena: Porque lo tuyo no es el fútbol, eso dijo Giusti y tuvo razón, la razón de los borrachos.

Salomé: Cuándo lo viste borracho?

Magdalena: Eso no se pregunta.

Salomé: No se pregunta. Traidora.

René: Ellos nunca jugaron a nada. Siempre pelotazo, siempre dando patadas pero tenían plata y se llevaban a nuestros jugadores Hugo de León un jugador completo, ese daba la vida por Villa Mitre pero se tuvo que ir porque ellos tenían la plata que él necesitaba.

Magdalena: Tengo los dedos destrozados.

Salomé: Papá se muere.

Magdalena: Ya mató a mamá.

Salomé: Ella no soportó nuestra inclinación.

Magdalena: Si ella estuviera yo quizá bailaría.

Salomé: Todo el día con la pelota.

Magdalena: Menos que vos y juego mejor.

Salomé: Papá, Magdalena se vendió, por eso perdimos.

René: No seas injusta, si se mató, querés justificar tu miedo y eso es feo.

Salomé: Preguntale adónde quiere ir.

René: Adónde vas mi amor?

Magdalena: No tengo por qué decírtelo.

Salomé: No terminamos hasta el amanecer si no dormimos.

René: Vos y yo vamos a poder éste es tu verdadero oficio.

Salomé: Va a salir con Giusti que quiere llevársela a Olimpo.

René: (A Salomé) Le estás poniendo de más, si (Le da un beso a Magdalena que se va)

Salomé: Papá, ella va a salir con Giusti que es el técnico de Olimpo.

René: Qué lindo si se le da. Eso te hace feliz mi amor?

Magdalena: Si.

Salomé: Acordate de dejarnos entradas, no nos alcanzará para pagarlas, papá y yo apenas si podremos hacer el dinero suficiente.

Magdalena: El quiere verme, salir a tomar algo y charlar, recién comenzar a charlar del pase. Magdalena se va. Salomé se queda junto a su padre que la abraza y se la lleva. Queda la escena vacía un tiempo. Aparece Salomé. Se escucha la voz de su padre.

René: Traeme el mate a la cama.


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