Propuesta educativa fundacional del INEF Gral. Belgrano
de San Fernando: entre ideales arcaicos y renacentistas

Guillermo Galantini

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 21 - Mayo 2000

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Pulsar para ver imagen ampliada     Las actividades artísticas, literaria y científicas son monopolizadas por las altas dignidades. El artista deberá mostrar la ideología de la época a través de su obra. En este punto algunas tendencias a veces contradictorias son mostradas cuando autores como Rafael Izquierdo Valladares analiza la Comedia Thebaida -muy singular para la época- y es capaz de ver en ella:

    "...el entrecruzamiento de dos ideologías, en apariencia irreconciliables, pero que responden a dos visiones diferentes del mundo que gozaban de plena vigencia durante el Renacimiento español".

    Se refiere pues a:

    "...dos tendencias ideológicas, estoica y epicúrea, que son objeto de debate y que conviven en un mismo espacio temporal: la España del Renacimiento".

    Se justifica resaltar estas oposiciones por cuanto la filosofía Epicúrea tiene un fuerte pesos connotativo acerca de la corporeidad y una definida manifestación terrenal. Esto, probablemente, pueda servirnos para explicar algunas definiciones de la propuesta educativa del San Fernando y además nos permita, con mayor claridad, encontrar los enlaces entre las tres categorías que se analizan. Recordemos que la Virtud ha sido uno de los valores marcadamente notorios entre los ideales Arcaicos. Nos muestra Rafael Izquierdo la impronta de este ideal en la España Renacentista, cuando dice:

    "La vida terrenal se concebía, por aquel entonces, desde una posición abiertamente estoica: se trataba de la preparación del hombre, mediante el ejercicio de la virtud, para alcanzar la vida eterna."

    Para Alvarez Palacio esto tampoco era desconocido, aunque con otras caracterizaciones el dice:

    "El siglo XVI se manifiesta de manera diversa y contradictoria entre un racionalismo realista y erudito y un sensualismo idealista".

    Moreno Hernández en su estudio sobre el Poema de clerecía dedicado al Conde Fernán González, advierte con prolijidad cómo dicho texto constituye una referencia ideológica para la España epocal, pero además cómo reaparece esa ideología en otros momentos de la historia española; y dice:

    El clérigo escritor se vale de todos los elementos a su alcance y los desarrolla coherentemente, mediante un plan preconcebido (Keller, 1957: 245) para contribuir al fundamentalismo cristiano de la reconquista que se va a perpetuar, relanzado especialmente en el siglo XV con los Reyes Católicos y en el XIX, tras otro Fernando, con el nacional catolicismo en torno a Castilla como reino integrador, o en el XX tras la guerra civil, tanto en el terreno político como en el lingüístico.

    Es importante destacar estas tres analogías que manifiesta Moreno para emparentar con el discurso eclesiástico que emerge del segundo INEF de Argentina. Y es, el valor lingüístico que resalta el autor, uno de los terrenos que permitirá determinar el soporte ideológico que tiene, en el espacio textual de la obra de Gilabert, H., la propuesta educativa del San Fernando.

    También en el Renacimiento Español un lugar singular adquiere la educación; los escritos van a definir un claro contenido político social, donde la pedagogía estará vigorosamente implicada. Sobresale el modelo humanista de la misión a cumplir frente a los demás. Esto implica un mandato moral que de no llevarlo a cabo, cualquier obra ya no tendría razón de ser. Este humanismo se inspira en los ideales clásicos de la Grecia y comienza a ponerse de moda. El hombre inicia un camino de curiosidad que se da por el afán de conquista de nuevos continentes y la búsqueda de la verdad científica. Sin embargo, no es menos cierto que estos aspectos entran rápidamente en colisión con los preceptos dogmáticos de la iglesia y esa colisión, podríamos decir, tiene su entrada por intermedio de la concepción de Cuerpo. Así, para Castro de Albarrán

    "El ideal renacentista es, frecuentemente el hombre pagano, es decir el hombre-cuerpo. Canta el humanismo la belleza del hombre, pero esta belleza es preferentemente la del cuerpo".

    Este mismo autor, citando al Papa Julio II y al Cardenal Silvio Antoniano en 1551 y 1584 respectivamente; da cuenta de la importancia que significaba la educación física para la iglesia de la época,; y hace suyas las palabras del jesuita Padre Lessio cuando afirmaba que:

    "Los ejercicios físicos del cuerpo son utilísimos por muchas razones".

    Podemos entender que algunas de esas razones fueron las defendidas siglos después por el Papa Pío II (cita de Castro Albarrán) cuando, en discurso a los Directores de las Asociaciones Universitarias se dirigía de la siguiente forma:

    "La educación física y la educación espiritual deben ser la una complemento de la otra; la primera, al servicio de la segunda; la segunda para la santificación de la primera"

    ¿Qué peso adquiere este enunciado en la formalización de la propuesta del Instituto Gral. Belgrano?

    ¿Cómo se distribuyen en él los difundidos conceptos del Cuerpo como instrumento del mal y del Cuerpo como instrumento del bien? ¿Cuales son las proyecciones que interesan de esta simplificación dualista?

    No es casual que en este período aparezca con renovado éxito el estilo de vida Estoico, ya que eran estos quienes necesitaban dominar su propia sensibilidad y tener a raya cualquier movimiento pasional para alcanzar la felicidad.

    También las descripciones de Tertuliano hacia los Atletas daban cuenta de una idea acerca del cuerpo:

    "Con el fin de fortalecerse, apártanse del trato con los demás para observar un régimen más severo. Se abstienen de los placeres sensuales, de todo manjar delicado, de toda bebida agradable. Se hacen violencia, se causan dolor, se fatigan, seguros de que cuánto más se ejerciten, mayor garantía tienen de vencer".

    ¿Cómo se redimensiona esta lógica del castigo físico algunos siglos después en una institución educativa?

    ¿Será, como en el pensamiento de Foucault?, Que contraen una modulación por:

    "...Unos castigos menos inmediatamente físicos, cierta discreción en el arte de hacer sufrir, un juego de dolores más sutiles, más silenciosos, y despojados de su fasto visible".

     Es probable que estas referencias corporales se vean vivificadas en las dimensiones académicas que comienza a tener la educación física de la época. Por un lado, educadores como Nebrija, Vives March, y Juan Huarte de San Juan, dedican su tiempo al estudio pedagógico del tema. Pero esta área se ve ostensiblemente superada por la inclinación biológica de los estudios médicos acerca del cuerpo y su tratamiento en términos de salud. Es importante recordar aquí que los primeros estudios que provinieron del campo biológico e ingresan a la educación física, lo hacen con una concepción de cuerpo como conjunto de órganos, músculos y articulaciones. Fueron los ejercicios de carácter ortopédicos quienes fundamentan la práctica de esta disciplina.

    Es el comienzo de la homologación de un mismo discurso en torno de diferentes disciplinas. En el decir de Esther Díaz:

    "Aunque se trate de ámbitos distintos en una misma época, se pueden encontrar modelos teóricos similares para espacios epistemológicos diferentes"

    El cuidado del cuerpo, sus prácticas y su tratamiento comienza a ser objeto de distintos tipos de exclusiones en torno a las ciencias humanas, así pues la medicina estrena la mirada de la enfermedad en los individuos. Esta es lo real. La enfermedad es lo que se ha alojado. Es lo que habrá que quitar. El enfermo, en tanto persona - dice Esther Díaz- será excluido. Se va llegando a determinaciones a través de varias exclusiones. Entre enfermedad y salud se excluye a la primera. Así, se va instaurando el discurso desde la salud. Y el precipitado que tiene este discurso al interior de la educación física es la concepción ortopédica de los ejercicios. ¿Qué tenemos entonces? Un discurso biológico rodeando a una disciplina humana. A esto, Foucault, M. se refiere en "Las palabras y las cosas" (cita de Esther Díaz) cuando trata el surgimiento de las ciencias humanas:

     "El objeto de estudio de las ciencias humanas, no se presenta según el modo de ser de un funcionamiento biológico sino, precisamente como su reverso."

    Y prueba su idea diciendo que:

    "La biología no es una ciencia humana, trata de muchos seres vivientes, no solamente de los hombres. Además si trata del hombre no es en tanto ser humano sino en tanto ser vivo".

    Así; la noción hegemónica en el renacimiento español, en torno a la educación física, es por el efecto y propagación de diferentes obras como las de: Cristóbal Méndez, Luis Lobera de Avila; Francisco Nuñez de Coria y Blas Alvarez de Miraval, entre otros. De esta manera, dice Alvarez Palacios:

    "El ejercicio físico corporal formará parte importante del saber médico, junto con la higiene durante este período, dando lugar a la gimnasia médica galénica".

    Sin embargo, también es la época en que se desarrolla, desde una visión cortesana hasta su masividad, los diferentes juegos populares y deportes. El impulso del Regimiento de los Príncipes, que era el esfuerzo por educar Reyes íntegros tanto moral como físicamente hasta aquellas formas de juegos menos reglamentada y que adquirieran una extensa popularización como el juego de birlo, de bolos, el tejo y otros más; van conformando una visión más lúdica y recreativa en torno al fenómeno de la cultura corporal y sus prácticas. Creo que el Universo de interpretación del Juego de esta época está muy bien representado -como lo destaca Alvarez Palacio- en dos importantísimos autores: Luis Vives, autor del libro Diálogos, en el cual se destaca el valor de placer y no de tormento en el desarrollo del juego. Sin embargo, en la voluntad del Fray Francisco de Alcoçer, estampada en su obra: El tratado del Juego, se refleja lo siguiente: "La práctica excesiva del juego puede desembocar en la participación ilícita, y por tanto en pecado, de los que se entregan a la realización de estas actividades físico lúdicas".

     Estas imágenes en torno a lo lúdico permitirán advertir, sin dejar de reconocer la existencia de matices, si la Propuesta del San Fernando visualiza un costado de mayor interés "epicureísta" o "estoicista". Si lo que sobresale es una mirada del cuerpo como fiesta o del cuerpo como pecado. Entre esos "paradigmas" se cuelan intersticios, pero éstos no dejan de alumbrar en su interior la luz matriz que le dio origen. De lo que haya podido alumbrar la propuesta pedagógica del 2º INEF de Argentina trata las vinculaciones que pretendo efectuar.


Desvelando la propuesta del "Gral. Belgrano"

    El texto de Humberto Gilabert "Una escuela ideal inolvidable" es una breve reseña de la creación del 2º Instituto Nacional de Educación Física de Argentina. Las características organizativas, didácticas y pedagógicas que deja entrever la obra, abarcan un período aproximado que péndula entre 1938 y 1944.

    Creo que concebir a la realidad histórica como una pequeña muestra fáctica de ciertos hechos o potencia de ellos, que ya ocurrieran anteriormente y por eso se tiene ésta realidad, es incurrir en errores tales como no reconocer la conformación que de los hechos tienen estos nuevos sujetos que están en este nuevo punto de la temporalidad. Sin embargo, esto no debe ser mirado de modo absolutista e impermeable. La lectura entre líneas el énfasis de enunciados, la repetición de palabras... permiten la construcción de conceptos y de objetos. Por este camino quiero recorrer la preocupación de reconocer el enfoque discursivo e ideológico que entraña la propuesta de este Instituto. Cuestionar la transparencia de la lengua, preguntar al texto para que diga algo; será el modo por donde me internaré, ya sea advirtiendo analogías o haciendo comparaciones con los períodos escogidos, pero también para sugerir lo implícito del mismo.

    Comencemos despacito...

    "Para la formación de una conciencia nacional del valor de la educación física era menester contar con un establecimiento matriz de donde egresaran los futuros docentes de la especialidad..."

    "El devenir del tiempo nos permitió reconocer que el Instituto fue una escuela que nos proporcionó un rico bagaje para la vida como un trasfondo de respeto por los altos valores del espíritu y un gratificante optimismo para enfrentar la adversidad..."

    "...nos infundió un claro sentido de la responsabilidad que debíamos asumir no solo como educadores, sino también como miembros de una comunidad organizada, conscientes de la solidaridad necesaria para perfeccionar el medio en que nos tocare actuar".

    Aquellas frases resaltadas alcanzan un peso significativo que hablan por sí mismo. Así mismo es importante recordar que en el nacimiento de este nuevo establecimiento, es la etapa por la cual "los movimientos fascistas tuvieron mayor actividad en el periodo comprendido entre las dos guerras mundiales" (Gutiérrez Contreras), este autor agrega: "pero la expansión del fascismo, y en consecuencia de su peculiar idea nacional, solo fue posible en el clima de incertidumbre socioeconómica, política y cultural engendrado por la crisis generalizada que padeció el mundo en las décadas de los veinte y los treinta". Con relación a esta etapa, Miguel Angel Scenna en su obra "La Argentina de los años 30" reconoce junto a Luis Torres que, el lapso entre 1930 y 1943 conocido como la Década Infame, es la "Nominación exacta, representada políticamente por el fraude, el soborno y la coerción, económicamente por una entrega ilimitada al imperialismo británico y los intereses agroimportadores, y socialmente por la represión, la desocupación y la inseguridad, todo ello espolvoreado por una permanente corrupción que abarcó a todos los estamentos sociales".

    Sin dudas que en el texto transcripto del libro de Gilabert, H. es fácil visualizar las importantes connotaciones nacionalistas y el fuerte llamado a una concepción de hombre superior, rememorando la valorización individualista de la persona que se establecían como minorías ejemplares y dominantes, tal el caso del período de la Grecia arcaica. Se puede divisar que Gilabert, H. afirma que; el tiempo y sus adversidades hay que enfrentarlas. Queda claro con esto que hay una succión de cualquier proceso creador por parte de los sujetos. el Tiempo es entendido no desde una concepción moderna, sino desde una visión pre-moderna. Por el cual el tiempo parece ser un accidente y no la materia de la que están hechas las cosas.

    "El Director del Instituto residía en una casa especial, con su familia, que aunque independiente se encontraba en uno de los cuerpos del edificio conocido entonces como la "Casa Hogar"..."

    "Ejercía -el Director- una supervisión permanente que le permitía extraer conclusiones y efectuar reflexiones sobre la conducta y actuación de los alumnos..."

    "Todo ello contribuía a constituir una gran familia cuya paternidad ejercía el director en todas sus áreas: docente, familiar y personal..."

    "Solo la dedicación total y absoluta a una causa -la formación de futuros educadores- por el director y su familia y con un eximio cuerpo de profesores, pudo lograrse una escuela dinámica que perdura en el recuerdo a través de medio siglo y cuya evocación es capaz de arrancarnos lágrimas de emoción a los que transitamos sus aulas, sus campos deportivos, su gimnasio, su parque..."

    Acerca de estos comienzos institucionales, Silvina Fernández y Marcos dos Santos, dicen que: "Tal vez, la impronta más genuinamente idiosincrásica tuvo que ver con la consideración de la Institución, en su conjunto, como una "gran familia", aspecto que también formó parte del mandato fundacional...". "La organización de la institución -continúan los autores- fue claramente intencional. Se apelaba a que la socialización secundaria de los alumnos se hiciese firme, duradera a partir de apelar a los recursos afectivos que posee la socialización secundaria".

    No puedo dejar de señalar aquí la estrecha vinculación de esta forma constitucional con cierta pedagogía que se van gestando entre los siglos XV-XVII; tal el caso de las escuelas humanistas de Vittorino da Feltre. Este maestro supo conciliar su vocación docente con un rico bagaje decisionista y práctico, según Sciacca, M.F.: "El ideal de educación liberal, halló su plena actuación en la práctica educativa de célebres y geniales maestros, expresión típica de la genialidad personal e inobjetivable del método. Entre ellos Vittorino da Feltre". No sería oportuno mencionarlo si no fuera porque este maestro es el creador de una originaria propuesta: la escuela-internado, que comienza a extenderse desde Italia por vuelta del 1420. Cuenta Sciacca, M.F. que, a este señor, el príncipe Juan Francisco Gonzaga le "confió una residencia principesca fuera de la ciudad, llamada Casa Zojos y a la que él llamó Giocosa (lo que atestigua la importancia que le atribuía al juego como medio formativo de la personalidad de los discentes); en ella acogió, además de los hijos del príncipe, a jóvenes de otras familias nobles (incluso francesas y alemanas) y a un "alumnado" (sic) de escolares que no eran nobles o inclusos eran pobres. La vida en común de jóvenes de distinto origen y condición social fue altamente educativa". Agrega Sciacca que: "La casa Giocosa fue un modelo viviente de educación." Y dice: "Aún hoy, estas figuras docentes ejercen sobre nosotros un poderoso atractivo y pueden servirnos de guía y de modelo".

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