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Educar en ciencia, tecnología y sociedad en la 

educación superior cubana: realidades y desafíos

Educating in science, technology and society in Cuban higher education: realities and challenges

 

Profesoras del Departamento de Historia

Universidad de la Isla de la Juventud “Jesús Montané Oropesa”

(Cuba)

MSc. Guelsy Silva Mederos

gsilvam@ucp.ij.rimed.cu

MSc. Esperanza Ortiz Ramírez

eotrizr@ucp.ij.rimed.cu

MSc. Araime Berrio Méndez

aberriom@cuij.edu.cu

 

 

 

 

Resumen

          Los avances que se operan en la ciencia y tecnología a nivel global durante el presente siglo conducen a transformaciones no solo en nuestra vida material, sino en toda la estructura de pensamiento de la sociedad. El conocimiento resultante es de gran importancia para los procesos que se dan en las áreas productivas y de servicios, para el protagonismo público y privado, colectivo e individual, en todos los niveles de la estructura social. En este contexto es significativo estar en condiciones de reflexionar y valorar el impacto tecno-científico en cada una de las esferas de la vida en la sociedad. Tan importante como esto es saber emplear ese resultado de forma crítica y creativa en la solución de problemáticas a distintos niveles de los contextos de actuación. Insertado en ese marco, uno de los objetivos de la Educación Superior en Cuba es la formación de profesionales en la práctica investigativa asociada a la solución de los problemas económicos y sociales del país, con una cultura y conciencia basada en una sólida fundamentación científica. La educación es un proceso necesario durante toda la vida por lo que debe mantenerse la superación constante. Solo así logrará satisfacer las necesidades sociales y la calidad de vida de los ciudadanos. Esto resulta determinante en el logro de una cultura de paz, solidaridad y sustentabilidad.

          Palabras claves: Transformaciones. Impacto tecno-científico. Educación superior en cuba. Formación de profesionales. Solución de los problemas económicos y sociales. Superación constante. Calidad de vida. Cultura de paz. Solidaridad y sustentabilidad.

 

Abstract

          The progress reached in science and technology, at world level, during the last century has led to changes not only in our material life, but in all the structuring of societal thought. The resulting knowledge is of paramount importance for the processes involved in the areas of production and service, centered on the outstanding role of both individuals and social groups, at all levels of the social structure. Within this context it is important to be in condition to reflect and assess the techno-scientific impact on each of the spheres of social life. It is also important to know how to use that result both critically and creatively in problem-solving at different levels of social contexts. Placed in this framework, one of the goals of Higher Education in Cuba is the formation of professionals with research skills associated to problem-solving for the country’s economy and society and with a culture and awareness based on a solid scientific foundation.

Education is a necessary process throughout life so it must have a constant follow-up. That’s the only way to meet all the social needs and the citizens’ life quality. This is a determining aspect in the attainment of a culture for peace, solidarity and sustainability.

          Keywords: Changes. Techno-scientific impact. Higher education in Cuba. Formation of professionals. Problem-solving for the country’s economy and society. Constant follow-up. Citizens’ life quality. Culture for peace. Solidarity and sustainability.

 

Recepción: 22/09/2015 - Aceptación: 12/01/2016

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 20, Nº 213, Febrero de 2016. http://www.efdeportes.com/

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    La sociedad actual es frecuentemente denominada «sociedad del conocimiento”. Los diversos procesos que se llevan a cabo a nivel global son fuertes consumidores de conocimientos. Ello determina que instituciones, gobiernos y universidades concedan la mayor importancia a la educación, la formación avanzada, la investigación científica y al desarrollo tecnológico.

    Sin embargo, el conocimiento, colocado en el centro de la competencia económica y las relaciones de poder, experimenta una tendencia a su apropiación privada y concentración en empresas, regiones y países de manera que invalida la condición de bien público que se le ha sido atribuido.

    Ello implica que enormes grupos de seres humanos estén excluidos del conocimiento y sus beneficios, pues la competencia entre empresas persigue más la ganancia que el bienestar humano, la apropiación de recursos para alcanzar el hegemonismo en el orden económico, político y la búsqueda de formas para ejercerlo.

    Por esta razón, a nivel mundial1 se plantea “[…] el porqué, para qué y hacia dónde debe conducir la enseñanza de las ciencias”2 de manera que sea asequible a la gran mayoría, con un fuerte contenido humanístico para que contribuya a ayudar a resolver problemas y necesidades de las grandes masas.

    En este sentido, Cuba continúa realizando un extraordinario esfuerzo por acceder, generar y aplicar el conocimiento científico a favor de su desarrollo sostenible y por el bienestar de sus ciudadanos.

    Un pilar importante en esta tarea es la labor educativa en función del desarrollo de toda sociedad, pues en ella, se lleva a cabo la socialización y la transformación de las personas, las instituciones y el Estado como responsable máximo de ello. Por esta razón, “[…] resulta indispensable que éste provea a su población de un sistema educativo de calidad, en el cual, ninguna persona se encuentre excluida por su género, religión, raza o condición social; (porque) la educación es un derecho humano esencial.3

    Teniendo esto en cuenta, el sistema educativo cubano, a todos los niveles, se propone enseñar la ciencia, vinculándola con su significación social y con los conceptos éticos para impedir el empleo inadecuado de la ciencia en la práctica social. Para ello, es fundamental comprender que el desarrollo social requiere de un alto componente científico y tecnológico y en ello juega un papel esencial la voluntad política del Estado. En esta misión, el Estado cubano facilita la formación ciudadana de mayor calificación, esencial para el desarrollo de la nación, lo que está garantizado jurídicamente desde la Constitución de la República (2002).

    Al definir la expresión “ciencia tecnología y sociedad” (CTS) como un ámbito de trabajo académico, cuyo objeto de estudio está constituido por los aspectos sociales de la ciencia y la tecnología, tanto en lo que concierne a los factores sociales que influyen en el cambio científico-tecnológico, como en lo que atañe a las consecuencias sociales y ambientales” (García Palacios, 2001) se considera que la educación en CTS debe centrarse en el análisis de la dimensión social de la ciencia y la tecnología, como condicionantes sociales del cambio científico-tecnológico o bien como las consecuencias sociales de dicho cambio.

    Desde las concepciones más actuales se considera que “[…] el objeto fundamental de la educación en CTS radica en generar, estimular y mantener viva una actitud responsable con respecto al manejo de la ciencia y la tecnología en diferentes contextos sociales.” (Acevedo Pineda, s.f.)

    Por otra parte la educación ha sido entendida por diversos autores como una tecnología social: un conocimiento especializado que es aplicado, con el auxilio de diversas técnicas e instrumentos, para la transformación del medio social bajo presupuestos establecidos.

    En ese ámbito educativo, en Cuba se destaca a la Universidad como la institución que puede dar respuesta a las demandas del presente siglo a partir de la transmisión del acervo cultural existente y de la búsqueda de soluciones a los problemas actuales de la nación mediante la investigación científica. Por ello, su modelo ha estado inmerso en un continuo proceso de transformaciones, dirigido a ampliar las oportunidades de acceso a la universidad y multiplicar y extender los conocimientos.

    La universidad en Cuba está sustentada en el derecho de todo ciudadano al acceso ilimitado al conocimiento y a la cultura. Su misión es: “Preservar, desarrollar y promover, a través de sus procesos sustantivos y en estrecho vínculo con la universidad, la cultura de la humanidad llegando con ella a todos los ciudadanos, con pertinencia y contribuir así al desarrollo sostenible del país.” (Acevedo Pineda, s.f.)

    Las características actuales de la universidad cubana la ubican a tono con las exigencias sociales actuales, de ellas podemos citar el: carácter científico, el carácter tecnológico y el carácter humanístico que asume en la formación del profesional cubano. (Acevedo Pineda, s.f.)

    Su carácter científico queda expresado en la conversión gradual de las instituciones universitarias en centros de investigación científica, ello implica que los estudiantes desde su formación profesional desarrollen tareas científicas, participen en foros estudiantiles y cumplan con el trabajo de diploma en una investigación concreta, con dominio de los métodos de investigación científica. Este carácter se materializa, además, en el creciente número de profesores con el grado científico de Máster y Doctores en Ciencias, que investigan para encontrar soluciones a los problemas profesionales de la práctica social.

    El desarrollo tecnológico actual, su aplicación a los procesos productivos y sociales, las amplias redes de comunicaciones lideradas por el empleo de las tecnologías de las comunicaciones, conciben que en el quehacer universitario una amplia red de carreras responda a estas prioridades del desarrollo humano, para lo que se requiere que desde los procesos de formación del profesional se emplee la tecnología en función del conocimiento y del desarrollo en las esferas industrial, agropecuaria, de servicios, entre otras, como garantía de un conocimiento ajustado a la época en que se vive.

    En Cuba la concepción de la educación universitaria tiene un carácter humanístico porque centra su atención fundamental en el hombre, en el desarrollo pleno de su personalidad; lo que le garantiza una vida plena, culturalmente activa, insertada en proyectos sociales que propician un clima favorable al desarrollo humano.

    El paradigma cubano relacionado con el libre acceso a la Educación Superior suscita polémicas en los círculos académicos, económicos y sociales, se centra la preocupación acerca de si la masificación de la educación superior pone en riesgo la calidad profesional, si es factible equilibrar masividad-calidad.

    Una respuesta coherente a ello está en que la verdadera calidad es aquella que asegura los niveles de acceso a la educación de los más amplios sectores sociales, que al decir del Dr. Horruitiner Silva (2008, apud Acevedo Pineda) que considera que se puede lograr: “[…] como resultado de la conjunción de la excelencia académica y la pertinencia integral”.

    La masividad de la Educación Superior tiene su impacto en el logro de las transformaciones económicas y sociales, ya que su importancia radica en que la población bien provista de conocimientos, habilidades y competencias puede participar activamente en la sociedad y la economía de la nación, desde su propio entorno local.

    En la Conferencia “La Universidad por un mundo mejor”, realizada Cuba, en el 2010, se hace referencia a algunas ideas esenciales de la política educacional cubana en este nivel educativo. Algunos de los aspectos relacionados con esta temática son:

  • Las agendas de formación, investigación y extensión tienen que estar diseñadas a partir de las necesidades sociales del desarrollo nacional y local.

  • El enfoque de la multidisciplinariedad debe primar en las universidades.

  • La cooperación internacional y la práctica de un internacionalismo solidario es una necesidad creciente (para) compartir avances y proyectos. (Díaz-Canel Bermúdez, 2010)

    Se puede apreciar que la formación de profesionales en Cuba mantiene el rigor científico y la preparación para investigar y plantear soluciones en el entorno profesional y social, por lo que el estudiante debe relacionarse con el mundo del trabajo y la vida social, valorar del impacto de la innovación científica o tecnológica conciliándola con el impacto socioeconómico y ambiental, mostrando la necesidad de los estudios interdisciplinarios para la solución de las problemáticas sociales de los diferentes entornos.

    Como expresión de la cooperación internacional se puede significar el impacto del programa educativo cubano “Yo sí puedo”, método eficaz para la erradicación del analfabetismo en países subdesarrollados; la formación de profesionales de la salud, de Educación Física, de educación general, la ejecución de programas de postgrado, maestrías y doctorados, que responden a la formación y a la superación permanente de los profesionales y a las problemáticas sociales fundamentales en Latinoamérica.

    En los profesores universitarios, la investigación científica forma parte consustancial del trabajo cotidiano, incorporados a proyectos de investigación, que responden a una política coherente, basada en prioridades y en los problemas profesionales que le plantea su quehacer académico y el desarrollo de los estudiantes a su cargo desde la formación del profesional.

    De ahí que la actividad científica estudiantil esté estrechamente vinculada al currículo desde la perspectiva laboral. Su materialización supone que el estudiante se apropie de la lógica de la investigación científica, de su metodología como uno de los modos de la actuación profesional. Este tipo de actividad formativa se le denomina investigativo-laboral.

    Las universidades pueden ser motores impulsores de la sociedad, pero también pueden ser instrumentos al servicio de intereses mezquinos, cuando no son capaces de cumplir con su deber social. Muestra de ello es la competitividad en los países capitalistas donde las universidades y otras instituciones se han involucrado en el proceso de capitalización del conocimiento con tendencia a su polarización y se impone una práctica científica orientada a la apropiación privada del conocimiento.

    Similar procedimiento ocurre con el uso del conocimiento: la aprobación de proyectos de investigación, la definición de prioridades en las investigaciones científicas y tecnológicas, procesos mediatizados por los valores e ideologías, todo esto afecta las normas, los valores y la misión social de la investigación académica. Por todo lo anterior hay que sostener una actitud crítica los resultados de la ciencia y la técnica para su aplicación a escala social.

    Los jóvenes que asisten a las aulas universitarias cubanas viven en una sociedad, son seres sociales y por tanto la universidad está obligada a formarlo para vivir ella, para ser un hombre útil socialmente, comprometido y apto para actuar sobre la realidad cubana y transformarla en beneficio de las grandes masas.

    Todo lo anterior reafirma la idea que plantea que: “Si el hombre no es portador de valores dirigidos a lograr un desempeño justo, honrado, ético, moral, entonces no será posible que ponga sus conocimientos al servicio de la sociedad y en beneficio de ella.” (Horruitiner Silva, 2008). Es necesaria la comprensión de que hay que educar al profesional a la vez que instruirlo, para lo que se requiere transformar el conocimiento, actuar sobre él, proporcionarle un determinado significado social del objeto de la profesión para la que se forma.

    Desde esa perspectiva, es válido puntualizar que la sociedad cubana plantea determinadas exigencias a los profesionales de la educación que tienen la misión de educar en CTS. Su labor debe caracterizarse por la independencia de juicio, por la actitud constante de búsqueda, en esencia, con la autosuperación. Ello se expresa en la constante defensa de la verdad, la crítica del error, el respeto a la objetividad científica unido a una posición activa hacia lo social y humanamente justo, así como asumir la crítica y la autocrítica como un poderoso instrumento de autorregulación moral de este profesional cubano.

    El destacado Dr. Carlos Rafael Rodríguez en 1984, dirigiéndose a profesores universitarios, expresó que “[…] el especialista inculto, el especialista ignorante de las otras esferas de las ciencias y la cultura, deberá en un plazo perentorio, quedar eliminado de nuestras sillas profesorales.”

    Así dejó establecido el sentido de la ética y la responsabilidad en el profesor universitario, que abarca los compromisos que van desde la superación profesional, hasta el trabajo consagrado, orientado a la producción y aplicación de conocimientos, que conduce a la conversión de la creación científica en desarrollo social.

    Esto explica la dimensión social de la educación en ciencia y tecnología, porque la misma responde, a valores, prioridades e intereses propios bien concretos de la superestructura y de los agentes sociales. Los vínculos establecidos con el estado, el resto del sistema educativo, con el territorio, con las instituciones culturales y con otros sectores sociales mediante programas conjuntos de colaboración así lo atestiguan.

    Si bien es cierto que Cuba ha realizado un esfuerzo extraordinario en ciencia y tecnología como expresión de una voluntad política muy definida, que aposta por el desarrollo científico y tecnológico como vehículo del desarrollo social, requiere aún para lograr satisfacer las necesidades humanas básicas (en salud, educación, cultura y alimentación), de articular la economía cubana al desarrollo científico y tecnológico internacional.

    Educar en ciencia y tecnología constituye un pilar fundamental para una sociedad que aspire a satisfacer las exigencias sociales y esté comprometida con las necesidades del desarrollo económico y social necesarios para el logro del pleno desarrollo del ser humano.

Notas

  1. “Programa en Pro de la Ciencia: Marco General de Acción. Adoptado por la Conferencia Mundial sobre la Ciencia” Recuperado el 18 de mayo de 2013 de www.unesco.org.uy/documentos. html.

  2. Congreso Internacional “Didáctica de las Ciencias” La enseñanza de las ciencias a las puertas del siglo XXI. Formato Digital

  3. Revista Educación 10: Educación, Ciencia y Tecnología para el desarrollo nacional.

Bibliografía

  • Acevedo Pineda, E. B. Apreciación Social de la Ciencia en la Periferia. Formato Digital.

  • Congreso Internacional “Didáctica de las Ciencias”. La enseñanza de las ciencias a las puertas del siglo XXI. Formato Digital.

  • Constitución de la República de Cuba (2002). Capítulo V, Educación y cultura. Artículo 39.

  • Díaz-Canel Bermúdez (2010). Conferencia inaugural Universidad 2010. La Universidad por un mundo mejor. La Habana. Editada por Ministerio de Educación Superior.

  • García Palacios, E.M (2001). Ciencia, Tecnología y Sociedad: una aproximación conceptual. Colección: Cuadernos de Iberoamérica.

  • Horruitiner Silva, P. (2008). La universidad cubana: el modelo de formación. La Habana. Editorial Félix Varela.

  • “Programa en Pro de la Ciencia: Marco General de Acción”. Adoptado por la Conferencia Mundial sobre la Ciencia” Recuperado el 18 de mayo de 2013 de www.unesco.org.uy/documentos. html.

  • Revista Educación 10: Educación, Ciencia y Tecnología para el desarrollo nacional.

  • Rodríguez, C.R. (1984). Conferencia ofrecida a estudiantes de la Facultad de Derecho. Universidad de la Habana. Editada por Ministerio de Educación Superior.

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