El fútbol de la Argentina. Aproximaciones desde las
ciencias sociales (I). Entrevista a Ariel Gravano

Julio David Frydenberg y Roberto Di Giano

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 21 - Mayo 2000

4 / 5

    Repito lo del sistema, porque si no parecería que todo se resuelve cambiando un modo de hacer las cosas inhumano por otro más "humano" y no es así, en abstracto. La polivalencia de la fábrica de hoy implica explotación del trabajo ajeno, aún con otro tipo de participación. Porque si no parecería que la demanda de jugadores polifuncionales de hoy tuviera un carácter exclusivamente liberador de la creatividad y no es así cuando el contexto en donde se la actualiza es una situación de presión psicológica y cultural tremenda, que explica las anécdotas de Bilardo reivindicando el llanto de un chico que perdió un partido de divisiones inferiores. Todo depende del contexto ideológico y de poder.

    Entonces, pensá en un director técnico puesto en términos de creación y no de un orden prusiano, no del orden como cercenamiento de la libertad y de la creatividad sino como un orden posibilitador de la creatividad. Es un cambio, como hubiéramos dicho hace veinte años, un cambio de mentalidad, hoy, un cambio de cultura...


¿El jugador "nace o se hace"?

    Roberto: -Creo que hay luchas constantes en ese sentido, entre estas dos tendencias..

    -Sí, esa es la famosa discusión en la que se plantea si el jugador "nace o se hace". Lo dominante, lo que prevalece en el sentido común, es la asunción biologicista de que el jugador nace, no se hace. Esa es la ideología dominante en el fútbol, en todos los estamentos. Desde el más profesional hasta el potreril. Y fijate que hoy que han proliferado las escuelitas de fútbol, cómo contradicen, con su sola existencia, este preconcepto tomado como palabra acabada y santa. Personalmente, lo he llegado a contabilizar muchísimas veces y dicho hasta por los que dan clases en las mismas escuelitas, y en conversaciones con los padres de sus alumnos, con los que les pagan. Pero es como si la ideología común fuera mucho más trascendente que el interés acotado a la relación clientelar. ¡Lo repiten hasta los padres! ¡Los padres que pagan para que al hijo le enseñen!... Y lo repiten y lo repiten. Eso es de una ideología reaccionaria, que apunta a que haya elegidos por la varita mágica o por la sangre azul (aunque sea por la sangre azul del potrero) o por lo que sea y otros que no...

    Julio: -Bueno, pero justamente esa ideología está más adherida al discurso de izquierda y populista que al discurso de derecha; es decir, por ejemplo, al discurso racionalista de Bilardo que dice que el jugador se hace, mientras que el discurso tradicional y naturalizado sostiene que el jugador nace.

    -Es que es una contradicción, porque el discurso de la creatividad no se piensa desde la dialéctica sino desde el romanticismo... Yo te digo más, vos dijiste: el jugador puede aprender. No es que puede aprender, el jugador sólo aprende!, todo el tiempo! Ni los chicos ni nadie nació sabiendo nada, porque ningún ser humano nace sabiendo nada. Lo que pasa es que no estamos acostumbrados ni preparados para observar cómo un chico va desarrollando su propio autoaprendizaje, con la pelota y sin ella, de lo que es el juego del fútbol (y de cualquier otra cosa que le guste hacer). Lo que ocurre es que no todos autoaprenden de esa manera, entonces vienen las diferencias abismales entre un pibe que finalmente se hace jugador y los panes de cuarta como yo, que no aprendimos nunca... Yo a mis hijos los he visto aprender sus deportes, vi cómo se iniciaban de la nada y cómo mejoraban, sobre la base de su propio entusiasmo. Y así en realidad es cualquier aprendizaje, es intrínseco, se construye desde adentro. El modelo iluminista extremo ha pretendido hacernos creer que hay elegidos, que nacen porque los tocó la varita y el resto es puro "montón". Esto es cierto si se miden sólo los efectos del modelo profesional del fútbol o del deporte en general.

    Julio: -Hace unos días recordaba junto a unos amigos nuestro cotejo de jugadores de fútbol aficionado, con los jugadores de primera. Es decir, todas las veces que pudimos jugar con jugadores de primera, ya sea en la "colimba" o con ex profesionales en un potrero, la diferencia que había entre nosotros, simples aficionados, y un jugador de primera es un abismo... tan grande! Vos jugás y... te ponés a aplaudirlo... aunque sea un viejo. Y lo ves en la cancha y decís "esto lo hago yo", pero no...lo cual habla de niveles... es probable que eso suceda en la Argentina y en algún otro país y después sea más difícil encontrarlo masivamente. Y esta gente ¿dónde aprendió?

    -Es que ahí viene la cuestión de qué concepto de aprendizaje manejamos. Si manejamos el concepto de aprendizaje restringido al aprendizaje formal, discursivo, verbal, entonces si, ahí directamente yo te diría: nadie enseña nada porque a los jugadores les dicen "vos te tenés que poner acá" y después se lo olvidó adentro de la cancha. Porque otra línea de investigación podría ser cómo se enseña a ser director técnico. Y yo creo que ahí la ideología dominante es: "nadie enseña a ser director técnico, si no fuiste jugador no podés ser director técnico".

    Julio: -Eso es así. Dicho por los directores de la escuela.

    -Claro. Y yo creo que no es así. Porque principalmente tenés que ser un buen docente, un conductor de grupo, no reproducir la técnica de constituir camándulas, pequeños grupitos de "leales", que es a lo que apelaba en una época una camada importante de ex-jugadores metidos a técnicos. Hablo de un buen conductor, un buen líder, en el sentido de no-autoritario, en el sentido de un buen componedor de un grupo, con un conocimiento técnico, pero que sepa conformar grupos, equipos...

    Roberto: -Yo creo que ahí tiene que ver cómo funciona el imaginario, porque las jugadas, dentro de la cancha, las tienen que resolver los jugadores. Sin embargo cuando hacen un gol se lo dedican al técnico, como si hubieran cumplido con algún mandato del técnico. Antes también se practicaban jugadas pero nadie entraba en esta sumisión demostrativa hacia el técnico.

    -También crear un proyecto de jugada es ejercer la creatividad. No hay que confundir la creatividad como lo espontáneo. El sujeto humano vive muchas de las cosas que hace en forma racional y pensada, como si las hiciera en forma impensada y espontánea, pero eso no significa que no haya procesos mentales, psicomotrices y reflexivos muy complejos, que se desatan en milésimas de segundo y se manifiestan como algo espontáneo. Lo que decía Dante Panzeri, de "lo impensado" del fútbol, es una imagen que cupo enunciar en su momento, cuando él combatía ideológicamente la mecanización y el taylorismo del "fútbol espectáculo", que más que espectáculo era fútbol-especulación. Pero yo no puedo estar de acuerdo en que el futbolista no piensa, todo lo contrario, piensa tanto y tan rápido que se le hace muy difícil muchas veces, al que lo ve de afuera, interpretarlo. Es impensado para el que lo ve o para el que juega pero en términos de la anticipación, que es imposible anticiparse a la creatividad, a la invención. Pero el fútbol es una de las actividades más pensadas que hay. Incluso el de hoy, de alta competición, que es a "ochenta y capota baja" (como dice un amigo mío muy antiguo) es súper pensado.

    Vos detenete en los comentarios que hacen los jugadores durante los partidos, después de los partidos, antes de los partidos. Son todas racionalizaciones, hay hipótesis, hay indicadores, hay metodología, hay de todo! Hay juego de valores, ideología, hay contraste con la realidad. Se pone en práctica todo un sistema de ideas súper-pensado. Lo que pasa es que muchas veces hasta los mismos jugadores apelan al lenguaje de los periodistas, que está lleno de metáforas que -en la medida que se usan- se desgastan y pierden su sentido innovador, y entonces empobrecen un tanto el lenguaje de los jugadores. Pero que piensan, piensan muchísimo, todos, no sólo los que hablan "bien" para los medios.

    Julio: -Justamente, creo que en el fútbol, el problema es que vos podés pensar mucho, es más, podés llenarte la cabeza de ideas, de pensamientos, de racionalizaciones y lo que tiene el fútbol es una gran cuota de elementos imponderables. Digamos que, en la práctica, puede ser que apliques un veinte por ciento de todo lo planeado, y con eso ya te podes considerar exitoso. Pero los tipos trabajan para ese veinte por ciento. Porque creen que ese porcentaje les asegura un cuarto de gol por partido. Después el otro tres cuarto, el técnico sabe que lo tiene que poner el jugador. Pero es como que hay un umbral...

    Roberto: -Yo creo que al jugador antes le estaba "permitido", incluso por el mismo periodismo, que pensara por sí mismo y resolviera, pero ahora parecería que ésto no está permitido. Entonces el jugador entra como en un terreno de culpa: si hace el gol él y no se lo dedica al director técnico, si no hace con el dedito así (apuntando hacia el banco) y dice "fue obra tuya", parece que perdiera legitimidad...

    Julio: -Eso es llegar a un extremo. Yo pienso que el dedito puede tener muchos significados: "gracias por ponerme, gracias, vos me dijiste que iba a hacer un gol y lo hice porque me diste ánimo dentro de la cancha, te dedico el gol a vos porque me pusiste", hasta el extremo que puede ser "gracias por hacernos practicar esa jugada en la semana con la que yo hice este gol".

    Roberto: -Pero todas esas respuestas, en mayor o menor medida, giran en torno de poner el énfasis en quienes tienen actualmente un gran poder.

    -O tal vez se relacione con la conciencia de equipo. Yo, lo que quería recalcar con respecto a lo que veníamos diciendo es que, respecto a la creatividad, un jugador cuando hace un caño, cuando hace una gambeta la piensa antes de hacerla, no la hace porque sí, no es un animalito, no es puro instinto. El prejuicio que dice que un jugador nace, no se hace, lo pre-concibe como un animal, mero instinto. Pero el jugador que hace eso, piensa y eso lo aprendió, no le vino por genética ni por instinto, lo aprendió de la cultura cotidiana, pero lo aprendió. Por ejemplo, los jugadores goleadores siempre piensan dónde la ponen, y si tiran al bulto es porque pensaron en tirar al bulto, aprendieron en algún momento que eso es posible y lo hacen, no son animales.

    Julio: -Esa es la esencia de la creatividad humana. Primero tener la imagen y después concretarla.

    Roberto: -¿Vos creés que hay ciertos sectores que desvalorizan ese pensar como si fuera inferior?

    -Esa es la paradoja. Cuando se dice que el jugador nace y no se hace, en realidad, paradójicamente se está inferiorizando todo lo que se trata de resaltar. Es decir, se termina implicando que el aprendizaje no es posible, salvo excepciones como enseñar "cómo colocarse en la cancha", o cuando se cae en el reduccionismo de decir "el director técnico, lo que tiene que hacer es parar el equipo, nada más, enseñar no puede..."


El coraje de la creación

    Roberto: -Ciertos periodistas dicen: "el jugador no es creativo, no piensa, sino que es una mera acción repentina". ¿Se está desvalorizando ese tipo de pensar del jugador?

    -Una parte del periodismo -no generalicemos-, cuando habla de una jugada creativa apela a metáforas, o imágenes como "y se le vino encima el potrero", "y se le vino la imagen del picado de la villa", ponen la gambeta como una reivindicación social, ciertos valores están ahí en juego. Y también se ponen los valores cuando aparece "la sangre" y la "pierna fuerte", "los dientes apretados"... y todo eso. Y yo creo que, en realidad, cuando se analiza a los creadores, los grandes creadores -consensuadamente concebidos como creadores en el puesto al que ahora se le está diciendo "enganche"- Alonso, Bochini, Maradona, Rojitas, ninguno fue "cagón", y son de tamaño medio, más bien bajos. Si llegaron adonde llegaron es porque fueron tipos de coraje, de ir para adelante, pero lo estoy expresando en términos futbolísticos, porque creo que más valentía que la gambeta para adelante o el toque certero no hay... Es la valentía del juego, no la valentía de la patada, de ir al cuerpo, eso es la no valentía. Muchas veces se ha invertido la cosa -creo que a partir del "fútbol espectáculo" de los sesenta-, y entonces el "valiente" es el que pone la pierna contra la pierna, lo que algunos describen como "el crujir de los huesos", la figura del "diente apretado", como cosa rígida... Yo creo que, aún para defender, no hay más valentía que la creación, que el desafío de la creatividad y el buen juego.

    Roberto: -Yo me acuerdo, a partir de lo que decís, de una anécdota de Garrincha. En un partido había eludido al arquero tres veces y después hizo el gol, entonces le preguntaron ¿por qué tardó tanto en hacer el gol? y él dijo: "lo que pasa es que el arquero no abría las piernas"... Cuando hoy se relata eso se lo hace desde la desvalorización, como que él no tenía inteligencia...

    -Me acuerdo del tiro que sacó Higuita en Inglaterra, haciendo algo así como la figura de un cangrejo, venía la pelota al arco, se zambulló de cabeza y la rechazó con los dos pies de taco. Para esa jugada arriesgada el tipo ensayó en los entrenamientos, hizo todo un plan, en la cancha sólo improvisó el momento de ponerla en práctica. En esa jugada, además, hay un proyecto tanto de jugada como de vida... Ahí se ejemplifica todo el proyecto de vida de una persona, que sería algo así como "yo estoy para ésto acá en Wembley, para ser ídolo de mi pueblo, y para ir preso por narco y todo lo demás...".


El juego de los medios

    Julio: -Vos sabés que a la semana siguiente, en el programa del periodista Fernando Niembro y Bilardo, para asombro de todos, Niembro dice -por Higuita- "a ese arquero no lo quiero en mi equipo porque es un irresponsable", y Bilardo dice "yo sí lo quiero en mi equipo". "¿Por qué, doctor? ¿Cómo me va a decir eso?" le dice irónicamente Niembro, y Bilardo contesta: "porque es la mejor forma de achicar al contrario. Si yo tengo un jugador que es capaz de hacer eso, yo estoy seguro que no le hacen ningún gol". Efectivamente, no le hicieron ningún gol. Porque él demuestra superioridad técnica y ante eso muchos aflojan. Con Gatti pasaba eso. Gatti era un tipo incapaz de volar; sin embargo, vos veías a los delanteros que se achicaban... Fijate que eso lo puede medir Bilardo y no lo puede medir Niembro. O sea, eso que sucede y se vive dentro de la cancha, lo puede medir el técnico que lo sufre, que lo conoce y hasta lo puede manejar, puede intuir en un equipo un tipo valioso por eso...

    -Ahora, no dejemos de lado -justo para ese episodio- la posibilidad de que cinco minutos antes del programa, se hayan distribuido los roles, como hacen en todos los programas de radio: "¿Vos estás a favor, yo en contra? OK, al aire".

    Julio: -Lo que pasa es que el costo para Bilardo es grande...

    -Si, estoy de acuerdo con vos. Pero digo: no dejar de pensar que en todos los programas que hacen esas mesas de café, se distribuyen los roles, como hace Sofovich con Gambini, por ejemplo.

    Roberto: -Pero, tal vez, el sentido de eso es poder captar una franja más heterogénea de público...

    -Ellos reproducen la polémica que vos tenés en tu interior. Te reproducen las mismas cosas que vos pensás. Si vos escuchás sólo un discurso cambiás, porque querés escuchar lo otro también. Eso lo hace mucho la gente de Víctor Hugo Morales. Víctor Hugo mismo. Y te dás cuenta que está pensando así, dentro de lo que sería la actuación, la escenificación que ellos traen del discurso del fútbol, que en realidad es apelar a una vieja técnica de gestión que es la tormenta de ideas sobre la base de construir alternativas hasta con las ideas más absurdas, y de esa manera uno se engancha, porque tiene más atractivo la pluralidad, lográs consenso.

    Roberto: -Por otro lado, el fútbol, tiene tantos anclajes, tantas posibilidades de identificaciones diferentes...

    -Yo creo que es uno de los temas más condensadores de nuestra sociedad.

    Roberto: -Sí, además en un momento en el que no hay identificaciones positivas en otros ámbitos, el fútbol ocupa un lugar importante.


El fútbol como compensación o como condensación

    -Hay otro núcleo de creencias respecto al fútbol que consiste en entenderlo como una compensación de las contradicciones reales. No tiene origen o aplicación exclusivamente en el fútbol, en el deporte, sino que se da también respecto al arte, a la religión, a la ideología. En el fondo consiste en entender a toda producción simbólica como juego y como compensación. Entonces lo disocia y aparece como que la gente va a la cancha a despotricar contra lo que no puede en la "vida real". "Putea al referí porque no puede putear al patrón", se dice. Sinceramente no creo en eso. Puede ser que, construida como una hipótesis de trabajo, pueda valer, pero tomada como premisa, empobrece el análisis. Son las tesis compensatorias que en realidad consideran a toda producción simbólica como "desvío" de la realidad. Parten de la asunción de que hay algo que es real y verdadero y otra cosa que se evade permanentemente de esa verdad. Se piensa al fútbol como evasión. Yo en cambio pienso que el fútbol -como fenómeno cultural que es- tiene tanto valor de reproducción o evasión como de transformación y construcción.

    Roberto: -¿Algo así como que los sectores populares pueden poner más creatividad en el plano cultural que en el laboral?

    -Creo que desde lo dominante la cuestión es que a la fuerza de trabajo se le puede permitir cierta transformación de la realidad, siempre y cuando no toque de lleno sus intereses principales. Estoy siendo muy esquemático, lo sé, pero creo que ésto es una lucha, es parte de la lucha ideológica como se da, en tiempos de la posmodernidad, en el terreno plenamente cultural y de los consumos, como reafirmaría Néstor García Canclini. Sólo que yo creo que esa lucha es la que está en el fondo, no ha desaparecido y es la cuestión crucial. En la instancia última, la pelea de fondo -aunque no aflore como tal en forma explícita- es por el manejo y el poder sobre las condiciones reales, no por las compensaciones simbólicas, que pasan a ser una herramienta. Como dice Facundo Cabral sobre los negros norteamericanos: "se hacen boxeadores para poder pegarle a los blancos legalmente". Algo de eso hay, como simbología: "Mirá, mientras bailen no hay problema, mientras jueguen tampoco, los que transpiran siempre son ellos, los que la ligan siempre son ellos, e incluso representan al país". Por eso el populista dice "yo soy parte del pueblo, yo soy futbolero viejo". El fútbol como símbolo de lo popular, casi como sinónimo. Y por eso Menem, que ha logrado la hegemonía, que ha construido una hegemonía insoslayablemente reconocida por todos los sectores, a la cancha de fútbol no va. Porque los sectores dominantes sacan cuentas históricas y tratan de no repetir errores, como el famoso día de Racing y el Celtic y la pretensión de Onganía de hacerse el popular... (terminó abucheado por los cuatro costados de la cancha circular)... Ahora el marketing del SIDE parece que funciona mejor, y Menem sigue sin arriesgarse a que le pase lo mismo.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 21   sigue Ü