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Impacto de las manifestaciones físico-deportivas en el hombre. 

Una aproximación a su tratamiento desde la actividad boxística

 

*Licenciado en Cultura Física. Máster en Actividad Física en la Comunidad. Doctor en Ciencias

de la Cultura Física. Profesor e investigador del Centro de Estudios de Actividad Física

en la Comunidad y Calidad de Vida de la Facultad de Cultura Física de Granma

**Prof. Instructora adjunta de la Universidad de Ciencias Médicas de Granma. Licenciada en Psicología

de la salud. Departamento de psicología del Hospital Infantil “General Luis Milanés” Granma

***Investigador del CIREN

Dr. C. Odonel Martínez Barzaga*

Lic. Yulieika Salgado Hernández**

Dr.C. Armando Sentmanat Belisón***

odonelmb@gmail.com

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          El tema expone algunas ideas esenciales que guardan relación con el impacto de las manifestaciones físico-deportivas (MFD) en el hombre en aproximación a su tratamiento desde la actividad boxística, donde se consideran tres componentes esenciales que rigen la práctica deportiva en el atleta cubano a un nivel de la alta competencia: el deporte como fenómeno social de alta prioridad en el país; la preservación de la salud del atleta como premisa del deporte cubano y el tratamiento filosófico a un problema eminentemente social-científico-tecnológico. Sobre la base de tales aproximaciones se pretende concientizar a cerca de la necesidad del emplazamiento de estrategias científico-metodológicas que contribuyan a reducir el impacto de estas manifestaciones en el atleta, en tanto es considerado como un ser social ubicado en el epicentro de confluencias traumáticas.

          Palabras clave: Manifestaciones físico deportivas. Boxeo. Sistema Nervioso Central. Lesiones.

 

Recepción: 30/07/2014 - Aceptación: 12/10/2014.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 198, Noviembre de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    En Cuba el deporte como fenómeno social de alta prioridad en el país constituye uno de los componentes fundamentales del desarrollo cultural, económico y político de la nación, es por ello que las instituciones que guardan relación con la práctica del deporte y la actividad física de manera general, emplazan un sinnúmero de estrategias dirigidas al fomento, desarrollo y divulgación de las manifestaciones deportivas con la finalidad que la práctica deportiva se convierta en un estilo de vida de las personas de todos los grupos poblacionales, para incentivar a la búsqueda de la autorrealización humana en el aspecto integral del hombre como ser social. Esta autorrealización ha sido visualizada en las diferentes esferas de actuación de la actividad física y el deporte, fundamentalmente en los resultados competitivos en la arena internacional, en las últimas dos décadas.

    Por tanto, los elementos de naturaleza diversa (abstracta y/o concreta) que se interponen en el desarrollo adecuado de estas manifestaciones en el atleta cubano, estarán expuestos a los análisis que emergen de las posiciones y construcciones teórico-prácticas de la comunidad científica del deporte, con la finalidad de hacer posible un deporte biológicamente rentable, sustentable y sostenible.

    Al valorar cómo los distintos componentes de esa actividad deportiva, impactan de una forma u otra a quienes desarrollan la alta competición, y como esta modifica fisiológicamente la integridad física del atleta, se expone un pensamiento constructivista desde la visión científico-humanista, que forma parte de la tradición de la cultura deportiva en nuestro país. De igual forma la preservación de la salud del atleta como premisa del deporte cubano ha estado visible durante el desarrollo de la actividad atlética, por tanto no se concibe un desarrollo deportivo armónico, si no se establece un monitoreo constante del impacto que implica en la salud la exigencia deportiva a un nivel competitivo.

    Está claro que este monitoreo lo lleva a cabo en Cuba el Instituto de Medicina del Deporte, con la más alta de las exigencias, sin embargo aunque emerjan criterios de que el trabajo de instituciones de la medicina del deporte en cada una de las provincias a través del la atención médica, de alguna forma influye en esas pretensiones de reducir el efecto nocivo de la práctica deportiva, es importante teorizar esa práctica a través de construcciones teóricas importantes que desde la ciencia, que defina muy puntualmente el conglomerado de variables entrópicas, para un tratamiento al problema de forma menos reduccionista y un tanto más dirigida a la totalidad, complejidad e integralidad humana.

    Asimismo es necesario comprender además, que el impacto de las manifestaciones físico-deportivas (MFD) en el hombre, con peculiar atención en disciplinas como el Boxeo, es un conflicto eminentemente social, científico y tecnológico que requiere del análisis desde una posición crítica y transparente desde la ciencia con un carácter multi, inter y transdisciplinario.

Relaciones bidireccionales: atleta-impacto-entorno / entorno-impacto-atleta

    El impacto de las manifestaciones físico-deportivas (MFD) en el hombre, aunque guarda cierta relación con la higiene en la actividad deportiva, no es un proceso que exprese necesariamente la relación hombre-entorno desde la visión de la influencia humana en el medio ambiente; en tal sentido, este tema ha sido abordado por la vía de la higiene de las actividades físico-deportivas el cual además recibe un tratamiento de forma exhaustiva en algunas disciplinas específicas, como el que refiere el estudio de Santos Silva (s.a.) el cual aporta algunas consideraciones respecto a la higiene en la actividad deportiva.

    En tal sentido, consideremos las veces que impacta el pie en el terreno cuando se realiza una caída de salto en el atletismo, o la caída del martillo o la jabalina, o el accionar del atleta en el medio ambiente durante un circuito múltiple en el triatlón, sin dudas son interacciones del hombre que poco a poco se van reflejando en la erosión y desgaste de ese terreno, independientemente de que sean preparados para tales fines; por tanto en este sentido el hombre incide, modifica y afecta el entorno y ha existido la tendencia a apreciarlo en este sentido, lo cual puede ser interpretada como una relación evidente: atleta-impacto-entorno.

    No obstante visto desde la dirección opuesta, se pretende revelar que el impacto de las MFD en el hombre es un punto medular en cualquier tipo de análisis que pretenda poner en una balanza, la rentabilidad biológica del atleta y el gasto fisiológico que implica la práctica deportiva a un nivel de exigencia competitiva; partiendo del concepto de Martínez (2013), el impacto de las MFD en el hombre son aquellas modificaciones físicas, psíquicas y sociales que como consecuencia del continuo proceso de entrenamiento deportivo, se relacionan con importantes cambios en los órganos y sistemas de órganos, que pueden suscitarse a corto, mediano y largo plazo y que generalmente tienen un carácter irreversible.

    En tal sentido esta relación posee una naturaleza multifactorial y que deriva como consecuencia de la incongruencia que existe entre el diseño biológico natural del hombre para realizar ciertos movimientos según tiempo, espacio, formas e intensidades y la inadaptación a la ejecución reiterada de la acción.

    Por tanto son las condiciones del entorno las que en este caso imponen las reglas, dadas por el tipo de actividad a realizar y la forma metodológicamente estructurada de esa actividad; es decir que no existe otra alternativa de realización más que aquella que debe someterse a las leyes de la fisiología y la física principalmente, donde estas no pueden ser transgredidas, tan es así que las articulaciones con dos grados de libertad de movimiento no pueden realizar tres o varios movimientos, pues colapsaría la estructura morfofisiológica.

    El cuerpo humano y sus partes no están biológicamente diseñados para trabajar por ejemplo a una intensidad y fuerza (con persistencia en el tiempo) como la que se requiere para lanzar el martillo, o para realizar el trabajo del envión en las pesas bajo el peso excesivo, o para ciertas rotaciones como el movimiento al lanzar la jabalina, torsiones bruscas del tronco o el apoyo en la columna cervical en el arqueo del llamado “puente” en la lucha libre, y así por el estilo se pueden citar disímiles ejemplos que ilustran con detalles la alta complejidad del fenómeno de las MFD en el ser humano, donde la esencia radica no en que se realice el ejercicio de forma esporádica, si no de forma continua y muscularmente consagrada, toda vez que incluso hasta la adaptación orgánica también tiene sus límites.

    Por tanto, cuando los movimientos responden a demandas normo naturales, no se manifiesta a escalas extremas este conflicto sistémico morfofuncional (o por lo menos es bastante reducido); en el estado opuesto cuando el umbral de tolerancia queda excedido, entonces las señales orgánicas del cuerpo humano no se hacen esperar; estas respuestas se expresan en formas diversas de dolor, contracción, desgarros, ruptura de fibras musculares y muchas otras lesiones más, por tanto se expresa otro sentido de la visión Atleta-Impacto-Entorno, en este caso la relación, Entorno-Impacto- Atleta.

    En dicha relación se considera el entorno como las condicionantes externas que constituyen entes biológicos, físicos y sociales, los cuales influyen en el atleta como una figura de tiempo y espacio, con entidades sensoriales, motoras y psicológicas, y que forman parte del escenario de adaptación del hombre al medio, con un notable componente de sinergia y antagonismo, primeramente biológico y después social; y luego siguiendo las aportaciones de Vygostki (1934), lo social en desarrollo dialéctico complementa y transforma lo biológico.

    Todas estas ideas quedan plasmadas en lo que teóricamente puede considerarse un “Estado de conflicto sistémico fisiológico”. En consecuencia con las teorías de la fisiología normal, subsisten ciertas contradicciones de las cuales emerge un período de latencia y yuxtaposición que constituyen en un espacio y tiempo determinado, un conflicto.

    Este conflicto se da en una zona del proceso de entrenamiento deportivo en el Boxeo, al quedar revelado un punto crítico de variables, siguiendo la teoría de las catástrofes es el punto donde el sistema cambia drásticamente su comportamiento; esta zona lo constituye el momento en que se enfatiza en el desarrollo de la técnica y táctica sobre la base de los combates y el intercambio de los golpes.

    En este sentido se coincide con Núñez (2008), cuando plantea que el desarrollo de los estudios que poseen como base la sociedad, tienen lugar en medio del incremento del protagonismo social de la ciencia y los conflictos e impactos que ellos generan. Por tanto existe la posibilidad, de que esas contradicciones sean uno de los saltos significativos más importantes de desarrollo en el deporte, para controlar este estado de conflicto y a la vez el umbral de una nueva fase de perfeccionamiento deportivo, dirigida a salvaguardar la salud e integridad física, en este caso del boxeador.

    En el Boxeo, el estado de conflicto sistémico fisiológico, es tratado desde la ciencia mediante la creación de la una oportuna herramienta científico-metodológica; una metodología para la restauración neurológica del boxeador, fundamentada en una concepción teórica del proceso físico-terapéutico, para atenuar el efecto nocivo de los golpes que afectan el cerebro.

    La razón de este llamado conflicto (ver figura 1) radica en que la misma herramienta (en este caso el entrenamiento boxístico), que en un momento dado hace un gran campeón con “excelentes” cualidades deportivas; hace al mismo tiempo un hombre con padecimientos neurológicos que pueden ser más fuertes a largo plazo si no son tratados a tiempo; aportando a la sociedad una persona que podría ser “etiquetada” como ex-boxeador con secuelas o traumas del deporte, estos argumentos claro está no son adjudicados netamente al boxeo, es un fenómeno evidenciado en la mayoría de las prácticas deportivas de la alta competencia e incluso en estadios menos exigentes, como escuelas y academias, así como en edades tempranas.

    El estado de conflicto sistémico fisiológico, está comprendido por las categorías entrenamiento-acción y organismo-reacción, que constituyen básicamente períodos de tránsito; el entrenamiento (preparación atlética) condiciona el resultado deportivo que se alcanza solo con la forma deportiva y produce a su vez una modificación de parámetros, biológicos, psíquicos y físicos en el proceso general de preparación, y de forma simultánea, la carga física recibida por el boxeador produce un impacto en el organismo. En tal sentido, la sobrecarga es de tipo traumática desde lo fisiológico y depende ésta en gran medida, de la tolerancia sistémica del cuerpo ante ella.

    Estos efectos sistémicos, pueden ser interpretados a su vez como parte de un sistema dinámico y abierto, como lo es el proceso de entrenamiento que influye en el hombre; el cual responde a componentes del sistema de relaciones biofísicas que, al no mantener un comportamiento lineal, crean notables estados de entropías que a su vez se identifican en la aleatoriedad del sistema, y las tendencias al desorden, y la ausencia de un flujo de información adecuado. Todos estos elementos poseen una consecuencia de dinámicas aleatorias no controlables, lo que análogamente puede interpretarse como un efecto de “compresión” que para la integridad física del boxeador propicia una evidente repercusión fisiológica durante su carrera deportiva y que perdura hasta un nuevo escenario social; el retiro deportivo.

Figura 1

    Tocando la parte más cruda de este análisis, autores como Carreño y Moya (2003) en un acercamiento a la dimensión ética de la actividad científica-tecnológica en la Cultura Física y el Deporte, refieren tácitamente que: “El profesional del deporte lo mismo puede lograr la formación de un gran campeón que puede convertirlo en limitado motor, luego entonces existe una alta responsabilidad social, elevadísima y exigente en este caso…”.

    Por tanto los elementos relacionados anteriormente, nos hacen pensar en ¿cómo lograr una práctica físico deportiva biológicamente rentable, sustentable y sostenible?, en este caso no se pretende ofrecer la panacea final que cambiará esta realidad de un día para otro, pero si el germen de una muy bien teoría elaborada que permita afrontar este conflicto con un carácter esencialmente teórico-metodológico y en su conjunto epistemológico.

La visión desde la actividad boxística

    Para responder a esa sostenibilidad y sustentabilidad, se hace necesario partir de las respuestas de la ciencia en este campo, considerando líneas investigativas que han surgido como expresión de la necesidad de solventar ese conflicto, en el caso específicamente del Boxeo, para incidir en algunos tipos de lesiones, es importante hacer referencia al trabajo realizado por González (2011), el cual perfecciona el proceso de las percepciones visuales en los boxeadores, para que desde esta capacidad fisiológica (que aunque no constituye el objetivo central de su investigación), incidir en la reducción de los traumas a estos niveles, logrando una mayor agudeza visual que se revierte en el potencial defensivo del boxeador ante los golpes (aunque se reconoce que esta alternativa no posibilita solventar del todo la problemática de los traumas en esta disciplina, constituye una aproximación acertada en este sentido).

    Por este camino transita también el trabajo de Roig. (2006) basado en las valoraciones clínicas y el tratamiento terapéutico para la atención al síndrome de impactación del carpo que se manifiestan los boxeadores. En tal sentido, el efecto nocivo de estas lesiones carpianas y falángicas, no son más que el reflejo de lo que en clásica analogía le ocurre a la cabeza, si se considera la ley física de que a toda acción mecánica de un cuerpo sobre otro, le corresponde una reacción; entonces este fenómeno biomecánico como lo refleja lo planteado por Martínez Barzaga (2014) expresa un efecto de “puño sangrante-espejo quebrado”; es decir lo que le sucede al puño del boxeador, es la imagen simétrica y casi idéntica, de lo que le sucede al cerebro de su contrario.

    Prestando atención a estas investigaciones, se infiere que la comunidad científica que de alguna forma se encuentra implicada en estas disciplinas deportivas, trabajan para responder ante las exigencias que impone las nuevas tendencias del post-modernismo, en este caso las relativas al Boxeo moderno, como deporte que requiere de soluciones concretas, no solo desde el punto de vista metodológico, sino también desde el punto de vista teórico, práctico y epistemológico.

    En tal sentido no es factible que las soluciones en el orden metodológico estén enfocadas de forma exclusiva en los componentes de la técnica, la táctica y las capacidades; en tanto que los componentes fisiológicos de naturaleza interna no visibles, determinan en gran medida el desarrollo y eficacia de estas dimensiones y capacidades, por el origen orgánico de los mismos, donde subyace de manera muy sutil el desajuste a niveles del Sistema Nervioso Central a escalas importantes.

    En el proceso de formación de atletas de alto rendimiento, prevalece un conflicto sistémico que se expresa en los impactos y las secuelas físicas que deja el complejo engranaje de: exigencia-rendimiento-forma deportiva, esto se expresa en que la misma herramienta de transformación física, biológica y social (el entrenamiento deportivo) pueden producir en el individuo tantas cualidades como discapacidades(entendiendo al entrenamiento como un proceso global); la veracidad de tal afirmación puede ser encontrada en los testimonios personales de los atletas y las historias clínicas antes y después de abandonar el deporte de alta competición.

    Aún así no es justo declarar solo la parte oscura de este proceso, en tanto proporciona cualidades positivas e importantes para el desarrollo personológico de esa integralidad humana, lo que lamentablemente ante este conflicto, queda sobrepasado con creses, la parte positiva de las MFD, por la parte poco favorable de su naturaleza invasiva. He aquí la razón del espacio de búsqueda de ese importante equilibrio entre lo bueno y lo malo de las MFD.

    En este apartado, como resultado de un exhaustivo proceso de investigación y creación científica, se le presta particular atención a la especialidad deportiva del Boxeo, no por que constituya la disciplina que mayor impacto nocivo produce en el hombre, si no por ser la disciplina más cuestionada en relación al tema de las secuelas dentro de esas manifestaciones físico-deportivas y sus impactos; sin embargo existen otras disciplinas deportivas que dejan sus huellas en los atletas como son: traumas craneoencefálicos en el futbol; codo de lanzador y traumatismos varios en el béisbol; deformaciones de las estructuras externas del oído y cervicalitas en la lucha; secuelas neurológicas y lesión pie de taewondoista en el Taekwondo; deformaciones osteomioarticulares y el SOMA en halterofilia y secuelas neurológicas y síndrome de impactación del carpo en el boxeo; por solo citar algunas.

    Por lo tanto, como parte de estas tendencias que aparecen en la actividad deportiva del siglo XXI en el boxeo, la consulta especializada, la revisión de la bibliografía, el enfoque sistémico y la empírea; han permitido revelar determinadas inconsistencias teóricas al interior de un fenómeno como el de las secuelas neurológicas; así como manifestaciones fácticas que se asumen como limitaciones en las relaciones epistémicas; estas constituyen el centro de las contradicciones en el área del conocimiento de cómo tratar este tipo de lesiones, y que son indudablemente, expresiones de ese impacto de las manifestaciones físico-deportivas en el hombre a nivel de la alta competencia en deportes de combates como el Boxeo u otros como los relacionados anteriormente.

    En tal sentido una de las tendencias que hoy persisten en la actividad deportiva es considerar sobrecarga los efectos funcionales y los desajustes en el síndrome de adaptación al ejercicio físico, como lo declaran los estudios de Pancorbo (2002); sin embargo, sobrecarga es toda manifestación de naturaleza multifactorial que rompe con la homeostasia anátomo-fisiológica en el atleta, y que interfiere en su desarrollo integral como individuo, revelándose en el grado de vulnerabilidad adaptativa, cuya posibilidad de lidiación es sumamente limitada, por tanto los traumatismos y lesiones a estos niveles clasifican según este enfoque dentro del tipo de sobrecarga traumática.

    En relación a estas limitaciones, se evidencia una sobrecarga del sistema nervioso central (SNC) en los practicantes de la disciplina de boxeo y de otras como el futbol u otros deportes de combates, donde esta sobrecarga se revela en las secuelas neurológicas, fundamentalmente de tipo Irritabilidad y sufrimiento cortical y la memoria.

    Por tanto, se aprecia una disminución de la capacidad de bioadaptación neurológica en el boxeador, donde es muy común la ineficiencia en la tolerancia a los golpes, en la que se observa además, dificultades al recuperarse de forma tardía ante un impacto contundente, hecho que corrobora la marcada repercusión fisiológica negativa de los golpes en este deportista.

    En tal sentido, es común encontrar el criterio entre los especialistas de la medicina, incluso aquellos que llevan de cerca la actividad medico-deportiva, que estas secuelas carecen de importancia sustancial, sobre la base del criterio de que las poblaciones que se abstienen de la práctica del Boxeo, pueden presentar sin ningún tipo de dificultad estos tipos de alteraciones, incluso refuerzan estas afirmaciones contrastando los posibles antecedentes perinatales y post-natales que pudieran tener estos boxeadores en sus historias clínicas antes de ingresar a la práctica d este deporte, que justifican la posibilidad de que estas lesiones ya estaban instaladas con anterioridad (en edades tempranas) en estos atletas.

    Sin embargo cabe señalar, que alteraciones como estas en otras poblaciones asténicas del deporte suelen ser relativamente temporales y con un marcado carácter de discontinuidad, incluso algunos las presentan una sola vez en sus vidas y jamás las vuelven a tener; en comparación con los boxeadores en los que persisten de forma permanente a lo largo de sus carreras, por la persistencia además del factor desencadenante principal y la exposición e este; los golpes.

    Por otra parte, las concepciones metodológicas del programa de preparación del deportista en el Boxeo, no emplazan orientaciones que desde el propio proceso de entrenamiento se actúe para atenuar dichas secuelas; estas concepciones son inespecíficas y se enuncian sin considerar las particularidades de un deporte con estas características.

    De igual forma, las concepciones del Control Médico en este deporte, ha carecido de orientaciones metodológicas para la aplicación de un diagnóstico de seguimiento neurológico desde el proceso físico terapéutico (PFT) que considere las peculiaridades y características traumáticas del Boxeo, y brinde información constante respecto al estado del boxeador en su carrera boxística; unido a la limitante de que el programa de Cultura Física Terapéutica, que se aplica en las instituciones de Medicina Deportiva, no emplazan en sus componentes teórico-metodológicos, ejercicios físicos terapéuticos para tratar las secuelas más comunes en el Boxeo.

    Añadido a lo planteado, ha quedado claro hasta aquí casi por inferencia lógica, que el protector de cabeza no garantiza una completa seguridad y las medidas de protección en el Boxeo se aplican después de la aparición del daño; se une a esta coyuntura la declaración por la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA), de la eliminación del uso de la cabecera en los eventos internacionales para mayores de 19 años; hecho que enfatiza la agudización de este fenómeno, e infiere la necesidad apremiante de la solución al problema, desde otras alternativas de avanzadas.

    A lo anterior se le suma el criterio de algunos especialistas como el doctor Charles Bluter (jefe de la comisión médica de la AIBA), el mismo sostiene criterios que justifican desde otra perspectiva, la parte favorable de la eliminación del protector de cabeza, asegurando que el protector aunque reduce el efecto de los golpes, afecta y obstruye el campo visual del boxeador, haciendo más probable la entrada de golpes no percibidos a tiempo, afirmaciones que encuentran un amplio espectro de argumentos opuestos y posiciones encontradas sobre todo si se considera que la posición de la cabeza en el combate no es una posición estática, si no móvil; lo cual reduce en gran medida la probabilidad de golpes laterales que puedan penetrar a la cabeza sin ser percibidos a tiempo, así como el reflejo de percepción de movimientos de hombros, que indican que se aproxima un golpe.

    Tales inconsistencias y la determinación de las contradicciones al interior de dicho análisis, han propiciado las condiciones científicas adecuadas que permiten definir como principal problemática que enfrenta la ciencia actual en este campo; que a pesar del tratamiento que han tenido desde el accionar de las ciencias de la Cultura Física, los elementos que conciben el proceso físico terapéutico en el Boxeo, no se logra a escala deseada, la preservación de la integridad física y la salud del boxeador, esto sin lugar a dudas es una traducción desde el plano particular de un deporte de combate a un plano más general, a escalas de otras disciplinas que están con un perfil diferente al del Boxeo.

    Por tanto las medidas emplazadas hasta este momento, siguen siendo insuficientes; donde se revela la contradicción que existe entre lo que existe y lo que necesitamos, que expresa además el carácter general y disciplinariamente fragmentado del proceso físico-terapéutico y la necesidad de reducir estas secuelas producidas por los golpes, y que de esta forma se incida también sobre la calidad de vida de los boxeadores.

    Por consiguiente la línea fundamental del tratamiento científico versa sobre la base del cuestionamiento de ¿cómo contribuir a la reducción de secuelas neurológicas de tipo cortical en boxeadores?, lo cual parte del análisis de los componentes del proceso físico terapéutico en el Boxeo, cuyos presupuestos penetran de forma transdisciplinaria el campo del impacto de las MFD en el hombre y su tratamiento adecuado desde la ciencia.

    Una interrogante como esa, no puede ser respondida de forma inmediata, por el contario la respuesta definitiva implica el despliegue de las ya inminentes y urgentes medidas científicas para hacer posible minimizar y lograr a una escala favorable, el impacto que tiene en el hombre las manifestaciones físico-deportivas, de manera consagrada.

Conclusiones

Bibliografía

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