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El papel de la Educación Física en el siglo XXI: 

¿Hacia un nuevo modelo educativo?

 

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (UdL)

Diplomado en Magisterio de Educación Física (UdL)

Máster en Deporte y sostenibilidad (UdL)

Albert López Nadal

albertlopeznadal@gmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          Este artículo pretende ser una revisión de varias propuestas de autores sobre la importancia de la educación física en el siglo XXI. Nuestra intención es divulgar de la importancia de la educación física como herramienta para educar a nuestros alumnos e invitar a la reflexión de la necesidad de un nuevo modelo educativo.

          Palabras clave: Educar. Educación Física. Modelo educativo. Actualidad.

 

Recepción: 02/10/2014 - Aceptación: 28/10/2014.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 198, Noviembre de 2014. http://www.efdeportes.com/

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La importancia de educar desde la Educación Física en la actualidad

    Como punto de partida, la Educación constituye un proceso que tiene el propósito de establecer un marco de relaciones entre la persona y la sociedad a la que pertenece. En términos generales, la Educación pretende formar personas autónomas y responsables, con capacidad para aprovechar las posibilidades de desarrollo y bienestar personal que la propia cultura le ofrece. También promueve la participación activa y crítica en la transformación de esta cultura hacia formas de vida colectiva cada vez más de acuerdo con los requisitos y necesidades de las sociedades democráticas (Moreno, 2011).

    Estos propósitos permiten establecer tres dimensiones básicas del Educación (autonomía de la persona; desarrollo y bienestar personal y participación en el desarrollo social) que, además de trazar un horizonte educativo de referencia, puede ayudar a valorar en qué medida los procesos de enseñanza-aprendizaje, en la práctica, cumplen una función realmente educativa (Romero, 2004).

    Si aceptamos los propósitos de la Educación, la Educación Física pretende contribuir a la formación de personas en los campos de la cultura física y deportiva (Barbero, 2007). Se trata, de vincular íntimamente en la práctica de la educación física el propósito de mejorar la competencia motriz del estudiante con la intención de contribuir a su formación para la autonomía, el desarrollo y bienestar personal y para la integración, inserción y participación social.

    Si la educación debe fomentar ciudadanos autónomos, críticos, capaces, participativos y responsables, en la dimensión personal y social, la Educación Física, como ámbito específico de la Educación, y con propósitos formativos tiene la necesidad de extender la su acción educativa incorporando ámbitos propios de esta área (ámbitos como el espectáculo deportivo y el consumo de productos y servicios de carácter físico-deportivo).

    La situación actual de la Educación Física se caracteriza por el predominio de contenidos que desarrollan la eficacia motriz (Sierra, 2002). En este sentido, es revelador constatar que el proceso deportivizador ha fagocitado el amplio abanico de las actividades físicas, produciendo de esta forma, un absoluto dominio de los deportes sobre el resto de contenidos de la educación física.

    Tanto el sistema educativo vigente como el currículum de la educación física, son producto de una tradición psicopedagógica debidamente contrastada con el paso del tiempo. Sin embargo este legado explicitado en torno a una selección de contenidos de aprendizaje consolidados en los diseños curriculares actuales, no supone dejar de lado las nuevas necesidades educativas.

    Hace ya un tiempo que las funciones de la educación física (EF) se vienen considerando desde perspectivas diferentes. Mientras unos ponen el énfasis en atribuirle valor en sí misma, por su capacidad para producir sensaciones intrínsecas de bienestar, otros destacan su importancia como medio para conseguir diversos beneficios para la persona. Entre éstos cabe citar: la adquisición de una buena condición física, la incorporación de estilos de vida saludables, la prevención de riesgos para la salud, y el desarrollo de virtudes personales y para la socialización infantil y juvenil (Gutiérrez y Ruiz, 2009; Pérez-Samaniego, Iborra, Peiró y Beltrán, 2010). Estas perspectivas se encuentran en consonancia con las dimensiones “educación en movimiento” y “educación a través del movimiento” anunciadas por Arnold (1991).

    La promoción de la propia autonomía y el sentido crítico como participantes de la actividad física y deporte, como espectadores de competiciones deportivas y como consumidores de productos y servicios para la práctica deportiva, así como el desarrollo de la propia capacidad de participación activa, crítica y responsable en la construcción de una cultura física-deportiva de acuerdo con el bienestar personal y social y con los requisitos de las formas de vida democrática, constituyen propósitos hacia el horizonte educativo de la Educación Física (Velázquez, 2007).

    Así pues, no basta con que la Educación física contribuya a promover la competencia motriz de las personas. Es clave ayudarlas a que lleguen a ser personas y ciudadanos activos, críticos y comprometidos con el propio desarrollo personal y con los del grupo social.

    "La misión fundamental de la educación, y en este caso de la educación física, es ayudar a cada persona a desarrollar todo su potencial y a convertirse en una persona completa, y no en una herramienta de la economía; la adquisición de conocimientos y competencias debe acompañarse de una educación del carácter, de una apertura cultural de un despertar a la responsabilidad social" (Comisión de las Comunidades Europeas, 1995).

    La construcción social y académica del área de Educación física en el marco curricular educativo en España ha supuesto un proceso continuado de evolución en el que se distinguen ciertos períodos de avance en el reconocimiento y aceptación de la materia, otros de estancamiento y otros de retroceso o ausencia. (Citado en Del Valle y Fernández, 2007).

¿Cómo educar en valores desde la educación física?

    En este apartado trataré el concepto de educación en valores, definido a partir de la construcción de la personalidad moral. A continuación, describiré los elementos que me han servido para desarrollar este trabajo en el ámbito de la Educación Física y en la Formación Inicial de maestros de primaria.

    "La educación formal posee un objetivo básico: construir proceso de humanización, entendido como un camino hacia la emancipación" (Herzog, 1992, citado en Ruiz Omeñaca, 2004, p. 21).

    Es interés de este apartado la definición de educación de contenidos actitudinales propuesta por Prat, Grau y Prat (2003, p. 21) ya que contextualiza la Educación primaria como: "El conjunto de contenidos que hacen referencia a las actitudes, los valores y las normas, y que están vinculados a un comportamiento, una manera de actuar y la adquisición de unos hábitos".

    Estoy de acuerdo con la propuesta de Ruiz Omeñaca (2004, p.18) cuando utiliza el término de educación en valores como la "tarea intencional y sistemática encaminada a propiciar que las personas descubran, interioricen y realicen un conjunto de valores que impliquen de una manera cognitiva, afectiva, volitiva y de conducta”.

    Además, considero importantes las ideas de Puig (2003) que defiende la construcción de la personalidad moral a partir del diseño de prácticas y la creación de ambientes que favorece la vivencia de los valores.

    "El valor es un ideal, un horizonte de actuaciones o existencia que se sitúa en el abstracto y sólo tiene sentido cuando se deposita en una realidad concreta. El valor, por tanto, sólo existe desde la perspectiva humana y su relación con el entorno, de esta manera tiene un vertiente social y otro individual que determina el carácter dicotómico: objetivo-subjetivo” (Font, 2007: 60).

    Para definir el concepto de actitud, propongo la definición de diferentes autores que Font (2007) ha diseñado. Para analizarla seguiré la misma estructura que he presentado anteriormente. Las actitudes son las predisposiciones, relativamente estables, que orientan la conducta ante realidades vividas: ideas, situaciones, personas o acontecimientos. Estas predisposiciones se construyen manteniendo una estrecha relación con los valores y se concretan con un componente cognitivo, uno de afectivo y uno de conductual fácilmente observables.

    Las principales características de la Educación Física que favorecen la educación en valores y más concretamente la concienciación de actitudes en el desarrollo de las prácticas. Hay que concretar cuáles son los elementos propios del área curricular que posibilitan acciones que permitan dar a conocer de forma explícita, intencional y constructiva la educación en valores (Fraile, 2004).

    El carácter lúdico propio del aprendizaje, y el vivencial que acerca la situación a la realidad de la persona con carga de sentimientos, hacen que sea un aprendizaje motivador y significativo, cuando las situaciones se relacionan con las experiencias cotidianas del estudiante. Estas situaciones muchas veces piden una necesidad de respuesta a los dilemas de valores y, por tanto, favorecen el desarrollo de un diálogo con el contexto.

    Algunos autores destacan la motivación que va implícita en esta materia y por su relación con el juego y el movimiento. Pero hay que tener cuidado en la manera que tiene el estudiante de expresar esta motivación, porque no siempre se desarrolla de la misma manera.

    El carácter visible de las conductas motrices es uno de los aspectos a destacar de la Educación Física; Sánchez Bañuelos (1992) lo concreta como la demanda continua de nuevas metas, la progresión del estudiante como hecho manifiesto, la imposibilidad de ocultar los malos resultados o la necesidad de comparar los resultados con los de los compañeros. Todo ello, afecta el autoconcepto y la imagen que el estudiante se crea de sí mismo o que los demás crean de él. Las relaciones personales son constantes en las sesiones de Educación Física, en las que hay contacto físico y de interacción directa con todos y todas: formar grupos, hacer parejas, ayudarse con algunas actividades, darse la mano o coger de la cintura para hacer una danza o un juego, respetar y pactar unas reglas determinadas, aceptar el ganar y perder ante una situación de juego o competición, respetar a los compañeros que hacen de árbitro adversario, aceptar que todos somos diferentes, forman partes de la acción educativa de las sesiones. Todo ello, hace que no sea fácil y que aparezcan situaciones con diversidad de conflictos. 

    Ya en, la clase, se planteará la situación problémica, lo cual puede lograrse mediante la formulación de preguntas a la que es necesario responder y en cuya base se encuentra la contradicción entre lo conocido y lo desconocido. Dicho de otra forma, el profesor creará la situación problémica, la explicará y hará que los alumnos tomen conciencia de ella; es decir, que perciban la contradicción entre lo que no conocen y necesitan saber (Fraile, 2004).

    Posteriormente, el profesor, como facilitador, va a conducirlos a resolver la situación a partir de los conocimientos y habilidades que ellos poseen. Mediante la aplicación de métodos productivos van a irse formando en los alumnos, de manera gradual, habilidades intelectuales para la solución independiente de los problemas, en la medida en que vayan logrando ejecutar distintos pasos de la solución, aprendan a analizar los problemas, a formular preguntas, a organizar independientemente la demostración de una solución hallada y a derivar conclusiones a partir de la solución.

    La transmisión de conocimientos teóricos (conceptos) en la educación física también ofrece posibilidades reales de empleo de métodos productivos (exposición problémica, investigativa). El surgimiento de contradicciones en el desarrollo de las actividades físico-deportivas constituye momentos importantes para que mediante el empleo de métodos productivos, el profesor transmita a sus alumnos sólidos conocimientos.

¿Hacia un nuevo modelo educativo?

    Creemos que la formación debe encaminarse hacia un currículo centrado en las actividades profesionales de la docencia junto con unas buenas prácticas y en las soluciones a problemas que la enseñanza plantea. Efectivamente, una formación en que los conocimientos teóricos indispensables estén relacionados con las actividades reales del aula, y en que la práctica en centros educativos esté tutorizada por maestros en activo que dispongan del conocimiento de las estrategias metodológicas para una enseñanza de competencias, una formación inicial extensa adecuada a la complejidad de las características profesionales (Zabala et al. 2007).

Bibliografía

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