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Necochea: entre el ‘bosque encantado’
y la posibilidad de historizar un espacio cultural

   
Sociólogo (UBA)
(Argentina)
 
 
Roberto Di Giano
robaied@hotmail.com

 

 

 

 


    Al día siguiente de dar la charla en la ciudad de Necochea sobre Fútbol y Cultura, me invitaron a ver un partido de fútbol en el estadio del Club Del Valle cuyo equipo enfrentaba a Villa del Parque por la Liga Necochense. Disfruté del buen juego ubicado en una coqueta cabina de transmisión que lleva el nombre de Bernardino Veiga (vale recordar que con su estilo particular marcó una época en el relato deportivo), padre de Santiago Veiga, periodista, psicólogo social y excelente anfitrión.
 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 197, Octubre de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Necochea: un público cálido y participativo

Cosas dichas sobre el estilo y los cambios institucionales

    En un pasado no tan lejano los aficionados se familiarizaban con el estilo de juego. Era la grata consecuencia de una educación de carácter sentimental -se exigían, por entonces, pocas credenciales racionales- centrada en algunos atributos que conformarían el patrimonio cultural de los argentinos y esto era un motivo de orgullo para muchas personas.


Roberto Di Giano recibe la maqueta que reproduce el Puente Colgante de manos de Juan Martín Villaverde, Presidente del Círculo de Periodistas Deportivos

    En nuestro país el estilo de juego tenía básicamente un componente de astucia. Los buenos jugadores hacían en el campo de juego aquello que los contrarios no esperaban que se haga, es decir, todo lo que no era previsible. Era una forma de juego abierta a la improvisación y al repentismo. Entonces, cabía un nivel básico de repetición para asentar la identidad.

    La ligera regulación de los comportamientos estaba ligada a que los jugadores pudieran conservar el estatus de artistas para embellecer un deporte que respondía a un estilo más previsible y con menos vuelo poético del otro lado del océano.

    Progresivamente se fue produciendo un distanciamiento de ese estilo de juego, entre otras cosas, por esa manía de imitar a los europeos con el objetivo de superar algunas crisis, reales o imaginarias, que son propias de cualquier actividad. Dicha manía era un signo de degradación cultural para nuestro pensador Manuel Ugarte.

    Es a partir de la crisis que explota en 1958, cuando la selección argentina cumple una mala actuación en el mundial de Suecia, que se empieza a vivenciar en el país un fuerte proceso de aculturación. Nuestro estilo rico y peculiar se convertía prontamente en un juego híbrido y lo que prima a partir de allí es la desorientación para encontrar un rumbo cierto.

    Los principales dirigentes del medio, empresarios exitosos como Alberto Jacinto Armando y Antonio Vespucio Liberti aprovechan las circunstancias para otorgarles a las instituciones un nuevo carácter. Lo que pretendieron fue ponerlas más a tono con la estructura deportiva europea, para lo cual les superpondrán a los clubes tradicionales un moderno entramado empresario que les permitió a las máximas autoridades modelar los clubes de acuerdo a una nueva traza: división de tareas, disciplina y regularidad.

    Vale recordar al respecto que los sectores medios y populares habían conformado desde principios del siglo pasado, clubes sociales y deportivos que se revelaron como eficaces ámbitos de sociabilidad. Entre otras cosas, facilitaron la integración de los hijos de inmigrantes y de criollos, y pronto se convertirían en espacios destacados del mundo urbano donde se articulaban las actividades recreativas y culturales de los barrios.

    Un nuevo ciclo se inauguró en la esfera de los clubes cuando el alto ejecutivo, Mauricio Macri, hijo del propietario de uno de los mayores grupos empresariales locales, asumió la presidencia de Boca Juniors a fines de 1995. Los aires de renovación pronto impactarían en una franja importante de la dirigencia deportiva que, a partir de una lógica comercial sin compromisos de solidaridad social, pretendería confinar definitivamente en el pasado la concepción asociacionista.


Roberto Di Giano, entre Juan Martín Villaverde, Presidente del Círculo de Periodistas Deportivos y el Director de la Juventud de Necochea, Manuel "Manolo" Palacios

    Así, en muchos de los clubes, administrados con los valores del lucro por encima de todo, quedará sellada una participación engañosa de los socios, muy alejada del comportamiento real. De allí que la distancia entre los altos dirigentes y los demás miembros será cada vez más grande. A los mismos les quedará solamente el consuelo de poder votar y participar de una suerte de simulacro, porque de las decisiones importantes se ocuparán los grupos de inversores, los operadores de negocios, los representantes de jugadores, los agentes de marketing y una variada fauna de asesores y "emprendedores".

    Asimismo, en este nuevo engendro institucional que bloquea la participación activa de la mayoría, los jugadores que tienen la suerte de destacarse se convirtieron en meteoros que atraviesan la vida de los clubes para continuar sus carreras en Europa, Asia o donde sea. De tal manera que los mejores deportistas no pueden servir de modelos de identificación para los jóvenes que los necesitan para afirmar su vocación. Es que conocer en profundidad su propia cultura les permitiría a dichos pipiolos introducir elementos expresivos nuevos para enriquecer la actividad sin falsear.

Necochea: un público cálido y participativo

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 19 · N° 197 | Buenos Aires, Octubre de 2014
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