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El proceso de universalización para la especialidad 

de Cultura Física en Cuba, un sueño hecho realidad

The universalization process for Physical Culture career in Cuba: a dream comes true

 

*Autora

**Coautoras

Filial Universitaria Municipal de Cabaiguán

Universidad de Sancti Spíritus “José Martí Pérez”

(Cuba)

Tamara Jiménez Padilla*

Ana Ibis Álvarez Lumpuy**

Yenisley Herrera Cruz**

tamarajimenez@uniss.edu.cu

 

 

 

 

Resumen

          El presente artículo aborda cómo en la actualidad tiene lugar una nueva etapa en la universalización cualitativamente superior, caracterizada por un franco proceso de despliegue, que incluye no solo instalaciones universitarias tradicionales, sino también la incorporación de nuevas filiales en el perfil de la Cultura Física en todos los municipios del país, permitiendo un acelerado incremento de nuevas fuentes de ingreso y tipos de cursos. Este desafío representa la más importante oportunidad, en toda la historia de la Revolución, para el desarrollo del país.

          Palabras clave: Universalización. Cultura Física. Cuba.

 

Abstract

          This article is about how a new stage is taking place nowadays in the higher qualitatively universalization in Cuba. This stage is characterized by a marked process of actions that include not only traditional university installations, but also the incorporation of new university headquarters focused on Physical Culture career in all the municipalities of o, allowing a rapid increase of new income sources and types of academic courses. This challenge represents the most important opportunity in all the history of the Revolution for the development of the country.

          Keywords: Universalization. Physical Culture. Cuba.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 19 - Nº 194 - Julio de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La universidad, como institución social, es fruto de una época muy diferente a la actual en sus orígenes, pero las universidades se convirtieron rápidamente en las instituciones que atesoraron todo el conocimiento de la sociedad, gracias al desarrollo acelerado de las ciencias.

    De este modo, hasta la primera mitad del siglo XX era posible afirmar con bastante certeza que con los estudios universitarios se estaba preparado para ejercer profesionalmente durante toda la vida. Hoy nada ocurre de ese modo: ni los conocimientos se atesoran privilegiadamente en la sociedad, ni es posible pensar en tener desempeños exitosos profesionalmente sin una constante actualización. Universidad para todos, durante toda la vida, es el paradigma educativo que nos guía, el objetivo supremo que debe alcanzar la universidad cubana para estar a la altura de los retos planteados por nuestro país, que aspira a convertirse en poco tiempo en el más culto del mundo.

    La enseñanza superior en Cuba se remonta al siglo XVIII, a partir de la fundación en 1728 de la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana, hoy Universidad de La Habana. En 1842, la corona Española procedía a su secularización y en los primeros años del siglo XX, el prócer Enrique José Varona traza y pone en vigor la reforma general de la enseñanza en el alto centro de estudios del país, donde se introdujo la enseñaza de la ciencia y se crearon nuevas escuelas universitarias (García Galló, 1978),

    La historia republicana de la nación cubana está estrechamente vinculada a la vida universitaria, sobre todo a la del estudiantado, que se enfrentó decisivamente al régimen de corrupción y entreguismo que durante más de medio siglo rigió al destino político, social y económico del país.

    La Universidad es una institución social que surgió objetivamente en un determinado momento histórico y a partir de condiciones, posibilidades y necesidades que la misma sociedad generó, concretadas a través de sujetos que así lo comprendieron y desarrollaron. En su devenir histórico, ésta se ha ido transformando y adecuando a las distintas situaciones histórico-sociales, en una relación dialéctica de influencias mutuas y relativa independencia (Álvarez de Zayas, 1997).

    A partir de todo lo anteriormente expresado de determina como objetivo: reflexionar acerca del surgimiento y desarrollo del proceso de universalización en Cuba, en el área de la cultura física.

Desarrollo

    La dirección eficiente y eficaz de la Universidad constituye un problema científico; ella y su comportamiento propio es un complejo fenómeno social que se caracterizará como un sistema de procesos conscientes cuya teoría se ha ido elaborando y ha servido de referencia teórica para la caracterización de cada proceso y de su totalidad integrada de sus resultados más relevantes: la generalización de la cultura a toda la sociedad.

    Al triunfo de la Revolución, la Educación Superior en Cuba se encontraba alejada del pueblo. La matrícula total de las tres universidades era de unos 15 000 estudiantes, expresión de la escasa posibilidad de acceso de las grandes masas. Asimismo, su distorsionada estructura de carreras se encontraba de espaldas a las verdaderas necesidades de formación y superación de los profesionales en el país. Por ello, la universidad cubana tenía imperiosamente que producir profundas transformaciones en su misión, gestión e influencia en la sociedad.

    Al inicio de los años 60, un importante escalón en el proceso de universalización fue la Reforma de la Enseñanza Superior en Cuba, proclamada el 10 de enero de 1962, como justa manera de rendir homenaje a Julio A. Mella en un aniversario más de su asesinato en México. Con esta se estableció la enseñanza universitaria gratuita y la creación de un sistema de becas que garantizó la posibilidad de estudios universitarios a los estudiantes de los sectores más humildes de la población.

    En la década del 70 se produce un proceso de transformación dirigido a un nuevo incremento de acceso a la educación superior, el que fue denominado universalización de la universidad, en el que de forma masiva iniciaron estudios superiores, trabajadores que tenían vencido el duodécimo grado.

    En el curso 1976-1977 existía al menos una institución de educación superior en diez de las catorce provincias del país. Es precisamente en esta etapa, en el mes de julio de 1976, que se funda el Ministerio de Educación Superior y la red de centros con la posibilidad de dirigir la política educacional en este nivel de enseñanza.

    En los años 80 continúa creciendo la red de centros y la matrícula alcanza en el curso 1986-1987 su cifra histórica mayor (310.000 estudiantes).

    Como en toda sociedad existe la necesidad de preservar la cultura que la procedió y desarrollarla, este problema constituye el encargo social que satisface la universidad, puesto que será ella quien deba resolver este problema ya que tiene la función de mantener y desarrollar la cultura de la sociedad y sin ser la única que lleva a cabo esa labor, sí es la fundamental. De ahí que el proceso de formación de profesionales y de solución de problemas con un enfoque creador, sea el objetivo de la universidad. Esta es un sistema de procesos con características propias y que satisfacen el encargo social.

    La educación, como fenómeno social, debe preparar al hombre tanto para el logro de su incorporación personal y social activa, como para el disfrute y plenitud que se derivan de la misma (Amador, 1999).

    Concordando con ella, es importante destacar el nexo que se establece entre la educación y los objetivos sociales a que debe dar respuesta por una parte y la contribución que debe brindar al desarrollo individual por la otra, como dos polos de una cuerda en tensión, que representan los puntos de llegada y de partida respectivamente, en el trabajo educacional.

    Es en este nexo donde más se aprecia la socialización-educación, ya que mientras la primera ocurre espontáneamente, la educación impregna direccionalidad hacia los objetivos sociales a tales procesos; como se sabe, éste ocurre en las instituciones dirigidas para tal fin (las escuelas) y en otros ámbitos (familia, comunidad) cuando las acciones que allí se realizan responden a determinados objetivos (tienen una intencionalidad determinada).

    Desde el punto de vista de la educación, tiene gran importancia lo referente a la actividad, la comunicación y el papel del sujeto como participante activo en su propia formación, ya que al impregnarlos de una conducción científica, se perfeccionan esos procesos.

    Según ella, el estudio de estas cuestiones parte del carácter integral y único de la personalidad, que se manifiesta en la unidad de sus componentes, a partir del establecimiento de una política educacional con objetivos y principios discutidos y asumidos por toda la sociedad, ya que cada una de sus instituciones y organizaciones se han apropiado de estas y se ha responsabilizado consecuentemente con su desarrollo.

    Los clásicos del marxismo-leninismo demostraron científicamente que el desarrollo integral solo puede llevarse a cabo después de las conquistas del poder por parte del proletariado.

    La concepción de la educación mediante un sistema coherente de influencias ha sido posible en la organización de la actividad que el sujeto despliega y en la comunicación que establece con otros, así como en la repercusión que todo ello tiene en él.

    A partir de esta problemática, el trabajo educativo constituye una exigencia en función de las aspiraciones del proceso revolucionario, enmarcados dentro de la revolución educacional. Como expresó nuestro Apóstol: “El fin de la educación no es hacer al hombre nulo, por el desdén o el acomodo imposible al país en que ha de vivir, sino prepararlo para vivir bueno y útil en él”. Se infiere por tanto, la preparación que debe poseer el individuo para enfrentarse a la vida de manera transformadora y en beneficio de ella (Martín Pérez, 1991).

    La universalización tiene sus raíces desde 1959, cuando en julio de ese año, en la inauguración de una planta de televisión en Camagǚey, Fidel Castro se refirió a la necesidad de hacer “reformas en la enseñanza” y de poner todos los medios técnicos al servicio de la población.

    Diez años después, en el discurso pronunciado en marzo de 1969 en la concentración efectuada en la Escalinata de la Universidad de La Habana, el Comandante en Jefe expresó: “Como ustedes saben..., las ideas nuevas siempre producen algún choque. Se ha afirmado que un día la Universidad se universalizará y que cuando la Universidad se universalice desaparecerá como tal la Universidad... –esas palabras que no constituyen un juego de palabra ni una adivinanza –expresan una idea, idea que no todos aceptan fácilmente desde el primer instante, puesto que no conciben, no pueden concebir que una Universidad se universalice, que no pueden concebir que se universalice la enseñanza universitaria y que todo un pueblo un día llegue al nivel de lo que llamamos enseñanza universitaria” y más adelante señaló que: “La medida de lo que llegue a ser este país, la medida de lo que llegue a avanzar este proceso dará el porcentaje de jóvenes que realicen estudios superiores, la dará el porcentaje del total de los miembros de nuestro país que estén realizando estos estudios”.

    El 27 de octubre de 1970, en la Asamblea de Estudiantes de la Universidad de Oriente, volvía a destacar sus ideas sobre el concepto de Universalización, señalando que ya ese proceso estaba en marcha, en la medida de las posibilidades del país.

    El 8 de diciembre de 1972, en el Acto de Graduación de la Universidad de La Habana, efectuado en el Teatro de la CTC, enfatizaba en la necesidad de que todo joven pudiese acceder a la universidad y en el esfuerzo de la sociedad para lograr ese objetivo.

    Años más tarde, en el discurso pronunciado en la Clausura del Segundo Congreso de la FEU el 20 de diciembre de 1980 planteó que si un tractorista se hace ingeniero, y la sociedad pudiera brindarle la oportunidad de que se hiciera Ingeniero Mecánico, se debe tratar de dar esa posibilidad. No significa que al tractorista le demos el cargo de ingeniero en una fábrica, él tendrá que seguir en su tractor. No hablo de ahora, estoy hablando del futuro; hoy el tractorista se hace ingeniero e inmediatamente lo secuestran, porque hay mucha gente que necesita el Ingeniero Mecánico (Castro Ruz, 1980).

    Más recientemente, en una reunión con profesores y estudiantes en la escuela Salvador Allende, planteó que ya no podrá hablarse de tantas Facultades Universitarias, habrá que hablarse de Sedes, habrá que hablarse de miles de Sedes Universitarias (Castro Ruz, 2002).

    Este tema ha sido abordado en diferentes foros mundiales y regionales, y en la Comisión Internacional de la UNESCO sobre Educación para el siglo XXI se señala que “la utopía orientada que debe guiar nuestros pasos consiste en lograr que el mundo converja hacia una mayor comprensión mutua, hacia una intensificación del sentido de la responsabilidad y de la solidaridad, sobre la base de aceptar nuestras diferencias espirituales y culturales, al permitir que todos tengan acceso al conocimiento; la educación tiene un papel muy concreto que desempeñar en la realización de esta tarea universal, ayudar a comprender el otro, para así comprenderse mejor a sí mismo. Y en el propio informe, más adelante se enfatiza que el concepto de educación a lo largo de la vida es la llave para entrar en el siglo XXI”. Y se precisa con relación a este concepto, con este nuevo rostro, la educación permanente se concibe como algo que va mucho más allá de lo que hoy se practica, particularmente en los países desarrollados, a saber, las actividades de nivelación, de perfeccionamiento y de conversión y promoción profesionales de los adultos. Ahora se trata de que ofrezca la posibilidad de recibir educación a todos, y ello con fines múltiples.

    El fenómeno de la globalización, sustentado en el desarrollo impetuoso de las tecnologías de la informática y las comunicaciones, lleva a una conciencia cada vez mayor del importante papel de la educación en el desarrollo socioeconómico de los países y se afianza cada vez más en el concepto de la educación permanente a lo largo de toda la vida. En este escenario se desarrolla un amplio debate acerca de la función de la educación superior en la sociedad actual, la que como institución se enfrenta hoy a grandes desafíos relacionados con su modernización, la adaptación de la universidad a las actuales exigencias sociales, su papel en el desarrollo de la cultura y su apoyo al sistema educativo en conjunto.

    Dentro del escenario regional, estos debates han llevado a definiciones de las tendencias innovativas de la educación superior latinoamericana, la que, según la UNESCO, se enfrenta a un proceso de reorganización y flexibilización de sus estructuras académicas y al fomento de la interdisciplinariedad. De este modo, se evidencian esfuerzos por lograr la organización de la Universidad como un sistema, formado por una serie de núcleos o centros universitarios distribuidos en todo el país, o en una región del mismo. Los debates y reflexiones de importantes foros regionales, han ido delimitando aspectos que demandan acciones estratégicas en el actual proceso de cambios educativos y ubican a la Universidad en una función clave en el proceso de mejora de la calidad de los niveles educativos.

    En la década de los 90 se definen un grupo de transformaciones educacionales como respuesta a necesidades de la realidad socioeconómica del país, que llevan a un estadío superior en el desarrollo de la educación cubana, en correspondencia con las tendencias educacionales universales; estos estaban encaminados a la búsqueda de un perfeccionamiento de nuestro sistema educacional, con vistas a la solución de las contradicciones unidad-diversidad y pasividad-calidad, elementos que caracterizan la educación en nuestro país, en las condiciones del socialismo.

    Estos cambios tuvieron su expresión directa en transformaciones en cuanto a estilo de dirección desde el nivel central, reorganización de los centros escolares, modificaciones de los currículos y novedosas estrategias en la formación y superación del personal. Es en este contexto, matizado por otros fenómenos que en la esfera de la política nacional e internacional se ponen de manifiesto en estos años, que en nuestro país (cuyo proyecto social se ha caracterizado siempre por una atención priorizada a la educación), se desarrolla la llamada Tercera Revolución educacional a partir del papel trascendente conferido a ella, como factor determinante en la Batalla de Ideas que libra nuestro pueblo en la defensa de la Revolución y que tiene como uno de sus pilares fundamentales, el desarrollo de una cultura general integral como plataforma de nuestro desarrollo social. Esta nueva revolución educacional, caracterizada por la introducción de novedosos programas priorizados en el ámbito educacional, tiene precisamente en la universalización de la Educación Superior, uno de sus programas fundamentales.

    Este programa surge ante el imperativo de que las transformaciones que se suceden en el sistema educativo cubano, trascienden también a la educación superior, teniendo en cuenta que la universidad no es un ente aislado dentro de la comunidad porque su existencia y su razón de ser, están dadas por el medio en que actúa y para el cual actúa, propiciando la materialización de los objetivos sociales. Consecuentemente, la universidad cubana de hoy, inmersa en la colosal Batalla de Ideas, tiene que hacer suyo el interés supremo de llevar el más amplio conocimiento a nuestra sociedad, de crear un pueblo integralmente culto, de forjar una sociedad donde prevalezca la igualdad y la justicia social. En relación con la importancia de este proceso, el Ministro de Educación señalaba que la universalización de los estudios superiores es un objetivo estratégico de la batalla de ideas.

    A la universidad cubana le corresponde desempeñar un papel esencial en la Batalla de Ideas, deben ser protagonistas en cuanto programa surja o se esté poniendo en práctica. Paralelamente, ellas deben reforzar su papel en cuanto a la gestión local, puesto que ello permite estar más cerca de la localidad y percibir mejor los problemas emergentes que se presentan, contribuyendo de manera más ágil e inmediata a su solución; además, posibilita un mejor trabajo en la formación y fortalecimiento de la identidad nacional. Estos nuevos avances en la concepción de la educación superior tienen un profundo carácter social y revolucionario, los que se profundizan constantemente. La necesidad de llevar los estudios universitarios a todas las zonas posibles, surge también como garantía de la continuidad de estudios de todos los jóvenes egresados de los programas en desarrollo, muchos de los cuales, lo hacen desde sus puestos de trabajo y lugares de residencia; esto sólo era posible con la descentralización a nivel de municipio.

    La universalización cumple una amplia función social, ya que los jóvenes que estudian en ella, además de prepararse intelectual y profesionalmente, podrán apoyar otras urgentes misiones sociales, además, de tener gran repercusión en cuanto a la solución del empleo juvenil al convertirse en una modalidad de esta índole, mediante la incorporación de los jóvenes que se encontraban desvinculados. Se va a la universalización del conocimiento, pero también a la preparación del futuro profesional, el que se necesita hoy.

    Varias fueron las interrogantes que se suscitaron a nivel social cuando se planteó la necesidad de extender la universidad a los municipios:

  • ¿Dónde será la universidad?

  • ¿Quiénes impartirán docencia?

  • ¿Tendrán todos los docentes suficiente preparación para hacer frente a este nuevo reto?

  • ¿Quiénes serán los estudiantes?

  • ¿Cuáles son sus motivaciones?

  • ¿Todos los implicados estarán conscientemente sensibilizados con las gestiones que le competen?

  • ¿Qué opina la sociedad?

    A medida que se ha ido avanzando, sin dejar un solo momento de vencer obstáculos, se han ido dando pasos importantes y en la medida de las posibilidades de cada territorio y con la colaboración de los Organismos Centrales del Estado, se le han dado respuestas a muchas de las interrogantes, contando siempre con la voluntad y conciencia de los directores de las Sedes Universitarias Municipales (SUM), hoy filiales y del claustro de profesores.

    En su concepción se han tenido en cuenta los presupuestos teóricos y metodológicos para la elaboración de los módulos educativos, que parten de una serie de elementos tales como:

  1. Concepciones o teorías filosóficas y sociológicas que sirven de base general.

  2. Las teorías psicológicas que le sirven para abordar el papel y funciones de los componentes personales en el proceso docente educativo.

  3. Las teorías pedagógicas que les permita estructurar relaciones entre los componentes del proceso.

    Es a partir del 2001 que empieza a conformarse una etapa cualitativamente nueva de las ideas de la universalización, con carácter de programa priorizado de la Revolución, con un plan sin precedentes en la historia de la educación cubana. En el Consejo ampliado de la FEU, Fidel resaltaba el papel de la Universalización en la lucha contra la penetración cultural del imperialismo y sus grandes medios.

    El desarrollo del trabajo educativo en el marco de la universalización constituye un reto actual. Se persigue con él un cambio en la manera de pensar, actuar y lo más importante, un mejor desempeño profesional.

    El punto de partida para identificar el papel y el lugar de la universidad cubana actual y con ello poder establecer del mejor modo posible sus cualidades fundamentales, hay que buscarlo en la identificación de su misión: preservar, desarrollar y formar la cultura de la humanidad, a través de sus procesos sustantivos y en estrecho vínculo con la sociedad, llegando con ella a todo nuestro pueblo.

    Lógicamente, la Universidad no es la única institución social a la que le corresponde esta tarea, pero sí la que más integralmente contribuye a ese propósito. Ninguna otra pueda acometer este empeño como la universidad moderna.

    ¿Qué características debe poseer esta universidad?

    En primer lugar, carácter científico, tecnológico y humanista. Debe centrar su atención principal en la formación de los valores que deben caracterizar a este profesional para que pueda servir del mejor modo posible a su país. De hecho, tanto en su concepción teórica, como en su real materialización en el proceso de formación, la labor educativa y política-ideológica constituye la idea rectora principal de la educación superior cubana, la estrategia maestra principal.

    Unido a ello, debe prestar singular atención a la formación investigativa de los estudiantes, integrando al proceso de formación, acciones concretas que lo preparen para desempañarse con un alto nivel de independencia, creatividad y dominio de los métodos de la investigación científica. Otro aspecto también de gran importancia, lo constituye la integración universidad y sociedad, donde tienen la tarea de desarrollar habilidades y competencias profesionales en diferentes entidades laborales.

    El hilo conductor fundamental de este conjunto de transformaciones lo constituye la universalización de la educación superior. Ésta caracteriza el sistemático proceso de transformaciones que ha tenido lugar en la Educación Superior, dirigido a la ampliación de posibilidades y oportunidades de acceso a la universidad, con lo cual se contribuye a la formación de una cultura general integral de la población y a un incremento paulatino de mayores niveles de equidad y de justicia social en nuestra sociedad.

    El éxito futuro de esta labor dependerá de que se logre desarrollar en cada municipio una pequeña universidad, donde se realicen, en su integración, todos los procesos sustantivos que caracterizan una universidad moderna.

    La universidad no solo proyecta sus acciones hacia el territorio, sino que el desarrollo de sus procesos sustantivos comienza a desplegarse en dicho territorio, incorporando una nueva cualidad en el quehacer universitario e incrementando el sistema de influencias culturales en la población. Por esa razón, se hace imprescindible volcar toda la experiencia adquirida en el enfoque integral y extenderlo a este proceso.

    Teniendo en cuenta las premisas anteriormente expresadas, no cabe duda de que este proceso de universalización brinda grandes posibilidades para formar profesionales capaces no sólo de hacer referencia a una temática de su especialidad, sino de debatir otras que aprendió y se les inculcó a través de este espacio. Éste nos brinda la posibilidad de desarrollar una labor educativa según necesidades, aspiraciones y realidades de nuestro ámbito social; organizar un trabajo formativo que parta de la capacitación hasta llegar a la interiorización de cada joven y junto, a ello a cambios en cuanto a actuación y comportamiento.

    En síntesis, los aspectos teóricos abordan de manera general que la educación resulta condicionada por diferentes esferas sociales, pero a su vez, es condicionante de su proyección futura. Por eso la educación resulta un fenómeno social determinado y determinante a la vez. Tiene que vincularse estrechamente con los demás agentes educativos de la sociedad (la comunidad, las organizaciones, etcétera). El proceso de socialización del educando tiene que quedar bien delimitado.

    La formación del hombre no puede ser analizada fuera del contexto histórico en el cual se desarrolla. La educación constituye un pilar fundamental para comprender al hombre como ser social, que está condicionado por el medio socio-cultural en el cual se educa. El enfoque histórico cultural ofrece una profunda explicación acerca de las grandes educabilidad del hombre, constituyéndose así en una teoría del desarrollo psíquico, íntimamente relacionado con el proceso educativo.

    La escuela desempeña un papel para la coordinación de los esfuerzos educativos que deben realizar los diferentes factores sociales y este accionar debe estar dirigido a que todos los factores trabajen por lograr una conducta social coherente entre el pensar, el sentir y el hacer, aspectos esenciales en la formación del educando. La educación exige la dirección de la actividad, es un proceso organizado y dirigido conscientemente y es válido destacar que existe una relación estrecha entre las diferentes conceptualizaciones dadas por diferentes autores, todos de una u otra forma hacen referencia a ella como proceso dirigido a la preparación del hombre.

    Los métodos educativos también se relacionan, unos autores lo abordan desde una perspectiva más amplia y otros más concreta, pero todos recogen de forma general la misma idea; lo más importante radica en qué utilizar para lograr la formación integral. Un proceso que permite desarrollar esta tarea educativa es la Universalización, como espacio propicio para trabajar en función de las necesidades del educando y del territorio. La Educación Superior en el siglo XXI debe asumir el cambio y el futuro, como consubstanciales de su ser y quehacer. El cambio exige de la educación superior una disposición a la reforma constante de su estructura y métodos de trabajo.

Conclusión

    La formación de una cultura general integral en los estudiantes universitarios, supone un sólido desarrollo político e ideológico, que debe tener como plataforma una amplia cultura sociohumanista, que le permita desarrollar capacidades para defender con argumentos propios la Revolución cubana en el campo de las ideas. Dicha formación exige poseer una alta competencia profesional en la esfera específica de su desempeño científico, técnico, social y cultural, así como tener un elevado compromiso social con los intereses de la nación.

Referencias

  • Álvarez de Zayas, Carlos M. (1997). La universidad. Sus procesos y leyes. En: Curso 20, Pedagogía, Ciudad de La Habana.

  • Amador Martínez, Amelia (1999). Socialización y educación de la personalidad: una mirada a la teoría y a la práctica. En: Curso 17, Pedagogía 99, Ciudad de La Habana, Cuba.

  • Castro Ruz, Fidel (1980). Discurso en la Clausura del Congreso de la FEU, tomado del Discurso Clausura del IV Congreso de Educación Superior, 20 de diciembre.

  • Castro Ruz, Fidel (2002). Reunión con profesores y estudiantes de la escuela Salvador Allende. Tomado del Discurso Clausura del IV Congreso de Educación Superior, el 8 de septiembre.

  • García Galló, Gaspar (1978). Bosquejo histórico de la Educación en Cuba. Ciudad de La Habana: Editorial Pueblo y Educación.

  • Martín Pérez, José (1991). Obras completas, tomo 8. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.

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