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Importancia de la calidad de la percepción de 

distancia central y del control propioceptivo en la zona de 

arribo del balón al aro en baloncesto de alto rendimiento

 

Facultad de Cultura Física de Matanzas

(Cuba)

Esp. Yanniel Pupo Martín

Dr.C. Norma Sainz de la Torre León

norma.sainz@umcc.cu

 

 

 

 

Resumen

          En el presente trabajo se exponen los resultados alcanzados por los jugadores del equipo de Baloncesto masculino de Matanzas, participante en la Liga Nacional Cubana de adultos del pasado año 2013, obtenidos de un trabajo de investigación exploratorio, llevado a cabo con los mismos, donde se demuestra la gran relación existente entre la calidad de la percepción de distancia central de cada uno de sus miembros, la tendencia del control propioceptivo del brazo diestro y la zona de arribo del balón al aro en juegos competitivos, información de valor práctico para el equipo técnico que dirige este colectivo, a fin de poder superar las dificultades que confrontan.

          Palabras clave: Percepción de distancia central. Control propioceptivo. Zona de arribo del balón.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 19 - Nº 193 - Junio de 2014. http://www.efdeportes.com/

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1.     Introducción

    El Baloncesto moderno requiere una planificación multifactorial del entrenamiento, que permita alcanzar en los jugadores la preparación física, técnica, táctica, teórica y psicológica necesaria para alcanzar el estado óptimo en los juegos competitivos. Pero constituye sin duda la eficiencia en los tiros al aro el factor decisivo en el éxito de un equipo, ya que los mismos acumulan los puntos que deciden la victoria o la derrota en el partido.

    En todo macrociclo de entrenamiento se le brinda especial interés al volumen de la carga destinada al logro de dicha eficiencia en tiros a corta, media, larga distancia y en tiros libres y cuando se constata pobre nivel en esta esfera, por lo general se aumenta la cantidad de repeticiones en aquellos tipos de tiros que no alcanzan los valores porcentuales de encestes deseados. Lamentablemente, son pocos los directivos técnicos que prestan atención a la base psicoreguladora de estas acciones, que determinan directamente la calidad del desempeño en la práctica.

    Para que un balón, lanzado por un jugador desde X metros, logre arribar a un lugar tan pequeño como es el aro, se requiere, junto con el dominio de la mecánica de la acción, un cálculo bien preciso del alejamiento a que se encuentra este desde la posición de tiro, donde se encuentra ubicado el sujeto, así como del impulso que se le impregne a dicho balón, en dependencia de la distancia de que se trate. Es por ello que cualquier mínimo error en la percepción de distancia central que presente el deportista, influye negativamente en la fuerza que se le imprima al objeto lanzado, ya sea porque se aplique mayor o menor esfuerzo que el necesario. De ahí que, cuando se manifiestan dificultades en la eficiencia en los tiros al aro, para un entrenador observador y estudioso resultará evidente la necesidad de analizar en la práctica tres aspectos interrelacionados:

  1. Zona de arribo del balón en los diferentes tipos de tiro en los juegos (puede hacerse también en los entrenamientos).

  2. Magnitud y tendencia del error de la percepción de distancia de cada jugador.

  3. Magnitud y tendencia del error del control propioceptivo de los grupos articulares y musculares que intervienen directamente en la acción (en el presente caso, hombro y brazo que ejecuta el tiro).

2.     Desarrollo

2.1.     Breves reflexiones sobre las particularidades de la percepción de distancia central en el jugador de Baloncesto

    Todo jugador de Baloncesto completamente sano y con excelente visión considera que no presenta dificultad alguna al calcular la distancia a la que se encuentra su compañero de equipo, los contrarios, el aro, etc. Pero en ello se equivoca, ya que desconoce que el proceso de percepción de distancia central depende de tres aspectos anatomofisiológicos vinculados al funcionamiento del ojo, que deben estar perfectos para que no cometa errores, en el momento de realizar un pase de balón o un tiro al aro desde cualquier distancia:

  • Que el objeto que percibe en la distancia se refleje en ambas retinas en puntos no horópteros o no correspondientes (lo que permite la visión de profundidad).

  • Que la convergencia ocular de ambos ojos coincidan exactamente sobre el objeto que se percibe, o sea, que las líneas imaginarias que parten del centro de las dos retinas se entrecrucen en el lugar adecuado.

  • Que el proceso de acomodación del cristalino, el cual se aplana o se expande convexamente de forma leve hacia el exterior, a fin de “enfocar” bien el objeto en la distancia, funcione sin dificultad alguna.

    La coincidencia del estado perfecto de estos tres factores para que el deportista pueda percibir la distancia hacia el objeto focalizado por su atención con el máximo de eficiencia pocas veces ocurre. De hecho, lo más típico es que todos los jugadores, aunque no requieran lentes para corregir defectos de visión, presenten errores en su percepción de distancia central.

  1. Algunos sujetos perciben los objetos en la distancia algo más cerca de lo que en realidad se encuentran; son los denominados errores por defecto.

  2. Otros sujetos perciben los objetos en la distancia algo más lejos de lo que en realidad se encuentran; se plantea entonces que poseen errores por exceso.

    Es obvio que este fenómeno posee una importancia esencial en todos los deportes con balones y pelotas, así como también en otras modalidades deportivas. En el caso que nos ocupa, si el jugador presenta como tendencia el error por defecto en su percepción de distancia central, ve el aro unos centímetros más cerca de donde se encuentra situado, en relación a su ubicación en el terreno y viceversa, si este posee como tendencia el error por exceso, verá el aro unos centímetros más lejos de donde en realidad se halla fijado al tablero. Es fácil comprender que esta es la causa de que le imprima menor o mayor impulso al balón, al ejecutar la técnica de tiro, en cualquiera de sus tipos.

    Muchos jugadores de Baloncesto presentan muy leves errores en el cálculo de la distancia, al percibir desde su posición el aro. Otros poseen mayor magnitud en dichos errores. Si son dificultades aproximadas de 5-10 centímetros, no hay grandes problemas para encestar un balón, cuando el tiro se pasa del centro del aro (error por exceso), ya que por rebote contra el tablero, el mismo tiende a caer dentro del mismo y convertirse en anotación efectiva. Pero aun estas magnitudes pequeñas pueden convertirse en intentos fallidos, cuando el centro de gravedad del balón comienza a descender en su parábola este breve espacio antes de llegar al aro (error por defecto). En estos casos, el rebote del mismo se realiza contra el borde anterior, pero la mayor parte de la superficie del balón se encuentra por fuera del mismo. En la medida que la magnitud del error sea mayor, ello conduce a mayor cantidad de intentos de tiro no logrados, dado que, o el balón rebota con demasiada fuerza contra el aro – y no cae dentro del mismo – o se queda demasiado corto y no se aproxima a su objetivo.

2.2.     Importancia del control propioceptivo en la eficiencia de los tiros al aro en el Baloncesto

    Como es sabido, las sensaciones propioceptivas informan al sujeto sobre la intensidad del esfuerzo que se realiza, la amplitud de los movimientos, el desplazamiento de cada segmento corporal, el tono muscular cuando no ejecutamos acción alguna, etc. Ello es posible por el mecanismo de retroaferentación, el cual envía a la zona sensible de la corteza motora los impulsos bioeléctricos provenientes de los propioreceptores, que se encuentran en músculos, huesos, articulaciones, tendones y ligamentos. Dichas sensaciones constituyen la base de la coordinación motora y como, en la medida que afluye dicha información, la zona ejecutiva motriz realiza sus correcciones para que cada vez, en el proceso de aprendizaje y perfeccionamiento motor, el desempeño sea más eficiente, a todo este fenómeno se le denomina comúnmente control propioceptivo.

    Este proceso se encuentra estrechamente vinculado a la percepción de distancia central, como se ha mencionado anteriormente. Ante un objetivo alejado, al cual se debe lanzar un balón (pases, tiros al aro), el jugador tratará de imprimir una mayor fuerza al mismo, mientras que un objetivo a alcanzar a corta distancia, intentará impregnar de un impulso menor a dicho implemento, pues lo percibe algo más cerca.

    Pero al igual que el fenómeno espacial comentado, el control propioceptivo posee tendencias individuales de error y ello conduce a imprimir a los movimientos – y en el caso de aquellos que se realizan con balones, a los mismos – menor o mayor fuerza. Por tanto, encontramos errores por defecto o por defecto en casi todos los deportistas. La causa de estos errores se encuentra, por lo general, en deficiencias del modelo interno (representación motora). El deportista es del criterio que determinados elementos parciales de la acción se les debe imprimir mayor o menor esfuerzo muscular y así lo tiene grabado en el plano mental, pero ello es una deficiencia de la preparación teórica que ha recibido de sus entrenadores y por ello se mantiene grabado firmemente en su imagen motriz. Al propio tiempo, si a ello se le une que el sujeto presenta errores por exceso o por defecto de percepción de distancia central, es lógico suponer que ello influye en el propio cálculo de la intensidad del esfuerzo que debe realizar para alcanzar con el balón el aro.

    Basados en estas reflexiones teóricas se llevó a cabo el presente trabajo investigativo, cuya muestra estuvo constituida por los 15 jugadores, la totalidad del equipo de Baloncesto masculino de la provincia de Matanzas, Cuba, que participara en la Liga Nacional de este deporte, recientemente concluida. Dicho equipo presentaba dificultades en la eficiencia en tiros al aro en todos sus tipos y se partió metodológicamente de la posición que, a juicio de los autores, era la más adecuada: el proceder orientado a la actividad.

Proceder orientado a la actividad

    Parte del análisis de la actividad, para descubrir las exigencias psicológicas que requiere la misma, en su interacción persona – medio – acción práctica.

2.3.     Resultados del diagnóstico efectuado a los jugadores

    Atendiendo al proceder psicodiagnóstico seleccionado, nos guiamos por los siguientes criterios:

  • Partir de la práctica: Observar la conducta en su “interacción” en la actividad: Zona de arribo del balón, alejamiento del jugador del aro (tipo de tiro).

  • Determinar la esfera y el o los procesos psicológicos vinculados al objeto de estudio:

    • Regulación ejecutora: Percepción de distancia central y control propioceptivo.

    Relaciones entre los resultados del diagnóstico psicológico y la realidad que se constata.

2.3.1.     Resultados de la observación a la zona de arribo del balón

    Fueron registrados estos datos en 10 juegos competitivos, en donde el equipo estudiado participara en la primera etapa de la Liga Nacional de Baloncesto cubana del presente año 2013. A continuación se sitúa, a manera de ejemplo, los datos individuales obtenidos de cada jugador, al efectuar tiros de 2 puntos.

Figura 1. Valores porcentuales de la zona de arribo del balón

    Como se observa, son diferentes en cada sujeto los valores porcentuales que alcanzan, atendiendo a las ocasiones en que el balón choca contra el tablero (se registró exceso, pues sobrepasa el aro) y cuando no llega al aro o choca contra el borde anterior del mismo, para caer fuera (se registró defecto), en cada uno de los intentos de tiro (logrados exitosamente o fallidos). Como se explicara en inciso anterior, muchos de los registrados como “exceso”, se convirtieron en canastas anotadas. En todos los casos, los registrados como “defecto”, constituyeron intentos no efectivos.

    Detengámonos en el jugador 7. Mientras que en sus intentos de tiro de 2 puntos el balón arribó al aro en el 24 % de los casos más allá del centro del mismo, chocando contra el tablero, algunos de los cuales aportaron puntos al equipo por canastas efectivas, en el 73,5% se quedó corto el balón en el punto final de su trayectoria hacia el aro y no llegó al mismo, lo cual le aporta una pobre eficiencia en estos juegos y en ese tipo de tiro.

    Situación bien diferente se constata con el jugador 14. El 82 % de los arribos de balón en los juegos observados fue registrado como exceso, dado que llegaban más allá del centro del aro y la inmensa mayoría rebotaban contra el tablero. Este jugador tuvo mejor eficiencia en tiros de 2 puntos, pues muchos de los mismos se materializaron en canastas.

    Llaman la atención los jugadores 13 y 15. Mientras que el primero obtiene el 100 % de zona de arribo del balón registrada como “exceso”, el segundo no logró en intento alguno que el balón arribara al aro; en todos los casos se queda corto en el tiro y por ello fue el miembro del equipo que peor eficiencia alcanzó en este tipo de tiro. De igual forma se llevaron a cabo durante las observaciones el registro de la zona de arribo del balón en los tiros de 3 puntos y en los tiros libres.

2.3.2.     Resultados del test dinámico de percepción de distancia central:

    Los datos que a continuación se exponen fueron obtenidos de la aplicación del test dinámico (o prueba de terreno) de percepción de distancia central, llevada a cabo a 6 metros, en el propio terreno de juego, donde se registró la magnitud del error en centímetros, con números positivos, en el caso de los errores por exceso y con números negativos, en el caso de los errores por defecto. Se llevaron a cabo tres ensayos con cada jugador, para obtener el valor promedio de la magnitud del error en percepción de distancia central, así como la tendencia general de los mismos.

    La prueba se realiza situando un jugador de referencia sobre una línea, y utilizando a otro sujeto que se desplaza desde atrás y a 1 metro de separación (a la derecha o a la izquierda) de mismo. Comienza a caminar lentamente hacia delante y cuando el sujeto de medición, situado a la distancia seleccionada, perciba a ambos deportistas “hombro con hombro, uno al lado del otro, emite la voz de “ya” para que se detenga. En el caso de que el sujeto que se traslada se no haya culminado el paso que comenzara, completa delante la acción con los pies unidos. Se mide en centímetros la distancia que media entre el centro del pie más cercano al jugador de referencia y la línea sobre la cual está parado este. Los valores que se registren por detrás de dicha línea en el piso, se consignan como errores por defecto y los registrados al rebasar dicha línea, se anotan como errores por exceso. Los datos alcanzados pueden observarse en la siguiente tabla 1.

Tabla 1: Valores promedios individuales de la magnitud y la tendencia 

del error de la percepción de distancia central en el equipo investigado

    Como se observa, los jugadores que presentan errores más pequeños como promedio en la percepción de distancia central son los números 3, 5 y 6, mientras que los mayores valores promedio de la magnitud del error corresponden a los números 1, 2, 8, 13, 14 y 15. Los sujetos con tendencia a percibir los objetos en la distancia algo más lejos de lo que en realidad se encuentran son los números 2, 3, 4, 8, 9, 19, 11, 13 y 14. En el resto de los miembros del equipo predominan los errores por defecto, por lo que tienden a percibir los objetos en la distancia algo más cerca de donde se encuentran en realidad ubicados.

    Es necesario precisar que la tendencia del error permanece constante ante diferentes alejamientos del objetivo a percibir, y así se ha constatado en los cientos de deportistas que han sido medidos por los autores de este trabajo, pertenecientes a diferentes deportes, géneros y edades.

    Cuando se obtuvieron los coeficientes de correlación (Spearman) entre la tendencia individual predominante en los valores porcentuales obtenidos de la observación de la zona de arribo del balón en los tres tipos de tiros al aro y la tendencia del error de la percepción de distancia central de cada uno de los integrantes del equipo se confirmó la influencia esencial que ejerce la calidad de este fenómeno psicológico espacial sobre la acción concreta en la práctica (lugar a donde llega el balón al finalizar su trayectoria hacia el aro), como puede constatarse a continuación:

  • Entre el arribo del balón en tiros de 2 puntos y la percepción de distancia = 0,732142857

  • Entre el arribo del balón en tiros de 3 puntos y la percepción de distancia = 1

  • Entre el arribo del balón en tiros libres y la percepción de distancia = 0, 769800359

2.3.3.     Resultado del test dinámico de control propioceptivo del brazo diestro

    Este test, utilizado ampliamente por la sencillez de su realización, cuando se trata de determinar la precisión de dicho control en movimientos a efectuarse con los brazos, también fue repetido individualmente en tres ensayos, a fin de poder obtener un valor promedio de la magnitud del error, así como su tendencia.

    Su nombre dentro del psicodiagnóstico es prueba de kinematometría, ya que el resultado se mide en centímetros (también puede recogerse en grados, si el movimiento a medirse así lo amerite), a diferencia de las pruebas de dinamometría, que miden en Kg/f. Sobre una banda vertical centimetrada, adherida a la pared, aparece el valor 0 en el centro y hacia arriba los valores positivos en cm. (1, 2, 3, etc.), mientras que por debajo del 0 se encuentran consignados los cm. con valores negativos (-1, -2, -3, etc.). El sujeto de medición se coloca de frente y eleva su brazo diestro hasta situarlo en ángulo de 90º en relación con su cuerpo, colocando la punta de sus dedos extendidos en el punto que marca el 0. La cinta se situará a la altura adecuada para cada sujeto, atendiendo a la talla de los mismos, por lo que debe contarse con adhesivos que permitan ajustar la banda a cada situación. Levantará su brazo 3 veces, a manera de práctica, dirigiendo toda su atención al esfuerzo que realizan todas las zonas musculares y articulares inmiscuidas en dicho movimiento. Posteriormente, con ojos cerrados, realiza sus tres ensayos, fijando su posición unos segundos en cada caso, para permitir que el investigador registre e resultado. Los resultados generales se muestran en la siguiente tabla 2:

Tabla 2: Valores promedios individuales de la magnitud y la tendencia del error del control propioceptivo en el equipo investigado

    Se constata que los jugadores que son más imprecisos en esta prueba – al poseer una magnitud promedio de error más elevada – son los números 6, 13 y 15, aunque el 5, 10, 11 y 14 no están muy lejos, en cuanto al valor promedio del error de los mismos. Los más precisos y por tanto, lo que presentan mejor control propioceptivo en la ejecución de este movimiento solicitado son los jugadores 1, 2, 3, 4 y 9, sobre todo este último. Por su parte, se observa una tendencia a errores por defecto – le imprimen menor esfuerzo al movimiento de levantar el brazo y por ello se detienen por debajo del punto 0 – en los sujetos número 1, 3, 6, 7, 9 y 15, mientras que en el resto predominan los errores por exceso – aplican más esfuerzo que el requerido para realizar la acción y por ello sitúan su brazo por encima del punto central de referencia.

    Cuando se obtuvo el coeficiente de correlación Spearman entre la magnitud de los errores de ambas técnicas, no se obtuvo correlación estadística, pero cuando se halló la misma atendiendo a la tendencia de error en ambos test dinámicos (percepción de distancia central y control propioceptivo del brazo diestro), el valor obtenido fue de 0,6635469 también una cifra elevada, que indica la relación entre ambos parámetros e indirectamente, con la zona de arribo del balón.

Conclusiones

    El proceso de diagnóstico efectuado en el equipo masculino de Baloncesto de Matanzas, participante en la Liga Nacional 2013 de Cuba, permitió precisar que la pobre efectividad en los diferentes tipos de tiros, concretada en la práctica en una zona de arribo del balón al aro en muchos casos inadecuada, encuentran sus causas psicológicas determinantes en los errores que poseen los jugadores en la percepción de distancia central y el control propioceptivo de brazo diestro, lo que requiere de inmediato la implementación de tareas de intervención para el desarrollo de ambos componentes de la regulación ejecutora de la actividad, las cuales ya han sido concebidas y se comienzan a implementarse en el equipo.

Bibliografía

  • Pupo, Y. (2013) Informe del diagnóstico sobre causas psicológicas de la pobre eficiencia en tiros al aro efectuado al equipo masculino de Baloncesto de primera categoría de Matanzas.

  • Sainz de la Torre, N. (2012) Control propioceptivo y técnica deportiva. Variantes de medición y desarrollo. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Nº 17. http://www.efdeportes/efd173/control-propioceptivo-y-tecnica-deportiva.htm

  • Sainz de la Torre, N. (2006) Percepción de distancia central y periférica. Su importancia en los juegos deportivos. Monografía en Biblioteca virtual UMCC – CDROM “Ciencias de la actividad física”.

  • Sainz de la Torre, N. (2003) La llave del éxito. Preparación psicológica para el triunfo deportivo. BUAP – UJED. Puebla, México. Editora Siena.

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