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Aprender jugando. Deporte, socialización y desarrollo

 

Licenciada en Psicología (UBA). Integrante del área de Capacitación de la Secretaría

de Deportes del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación

Docente Universitaria de Psicología y Psicología General en la UBA

Investigadora Tesista sobre la problemática de las violencias en contextos educativos

Carolina Dome

carolinabdome@gmail.com

(Argentina)

 

 

 

 

Resumen

          A partir de una serie de reflexiones sobe el deporte moderno y su actualidad, se abren indagaciones sobre la inclusión deportiva y la motivación los niños, niñas y jóvenes en distintos contextos sociales. Al respecto, se indagan relaciones funcionales entre juego y aprendizaje, las posibilidades de su articulación en la situación de juego entendida como situación- problema que incita a la toma de decisiones a la par que desarrolla procesos de aprendizaje específicos. Finalmente, se incluyen reflexiones finales sobre el Deporte en contextos escolares, que supone una herramienta idónea para la educación.

          Palabras clave: Deporte. Juego. Inclusión. Aprendizaje. Socialización.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 19 - Nº 193 - Junio de 2014. http://www.efdeportes.com/

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    El 26 de agosto de 1938, la revista El Gráfico en un artículo titulado El fútbol como problema social, decía: “...Así, obreros y estudiantes nos pusimos en contacto y aprendimos a respetarnos, no por lo que éramos, sino por nuestra capacidad de jugadores y comportamiento en el fútbol. Así nos fuimos vinculando las distintas barriadas y categorías sociales, animados por el mismo ideal: saber que había guapos y flojos, buenos y malos jugadores, tanto entre los cajetillas como entre los compadritos. Así nació la democracia del fútbol a difundirse, pero también la aristocracia a reconocer y respetar, la jerarquía del mejor y más capaz...”

    A casi 75 años de estas reflexiones, inspiradas en el fútbol pero transmisibles a cualquier otro deporte, vale preguntar por su vigencia y su potencial. Esta jerarquía de la capacidad… ¿recoge los valores de las experiencias pioneras con sentido democrático e igualitario? ¿Cómo se refleja esta idea en la práctica deportiva de niños y niñas que se acercan a sus primeras experiencias? ¿Cuáles son las mejores maneras de fomentar prácticas deportivas inclusivas y de calidad?

    Para esas y otras preguntas, no debe escapársenos la idea de que el deporte, como toda construcción social, debe ser visto en el contexto de las siempre cambiantes relaciones humanas, donde subyacen significados, sentidos y finalidades. La secularización, la altísima especialización, la institucionalización y la cuantificación (Guttman, 1978), son rasgos característicos del deporte moderno, que se traducen en la imperiosa búsqueda del record: una unidad de medida que estimula la competencia entre personas alejadas en el tiempo y en el espacio; una nueva forma, laica y moderna, de “inmortalidad”. Pero que también, como advierte Bourdieu (1993) “… es la forma de jugar propia de aquellos que no se dejan llevar por el juego hasta el punto de olvidar que es un juego”.

    La idea, es pensar los caminos para que estos rasgos no se conviertan en obstáculos para la inclusión deportiva y la motivación de los niños, niñas y jóvenes, que suelen enfrentar presiones, exigencias y mandatos a veces imposibles. La apuesta es, entonces, pensar al aprendiz del deporte, no sólo como futuro deportista, sino también como una persona en desarrollo, tanto a nivel psicológico, como social y vocacional.

Juego y aprendizaje

    En este proceso, determinada forma de competencia puede resultar una herramienta educativa, productora de “situaciones problema” para el aprendizaje, a la par que incita los procesos de reflexión y toma de decisiones. En ese sentido, la formación, debería apuntar a que los chicos puedan aceptar, valorar y respetar las capacidades y limitaciones propias y ajenas, en contextos facilitadores de:

  • Igualdad de oportunidades

  • Seguridad y contención emocional

  • Construcción de identidad y autonomía

  • Fortalecimiento del sentido de pertenencia

  • Propensión al gusto, al placer y a la diversión

    Tareas como correr, saltar, lanzar objetos, luchar o jugar con la pelota, suelen realizarse en contextos heterogéneos. En todos ellos, es posible fomentar prácticas inclusivas y orientadas al desarrollo de capacidades. Pero para eso, es necesario pensar en que la práctica deportiva, es también, una práctica lúdica. Y esto es de vital importancia por que el contexto de juego suele generar una motivación espontánea para la participación en tales actividades, generando condiciones para el aprendizaje. A decir de Vygotski (1977) “El juego crea una Zona de desarrollo Próximo”, una zona de aprendizaje potencial, donde niños y niñas actúan por encima de sus capacidades; y recordemos que “todo aquello que hoy está en la zona de desarrollo potencial, será el nivel de desarrollo efectivo mañana” (Vygotski, 1978). Sin embargo, no se trata de cualquier juego, sino de aquél que reúne una serie de características, plausibles de ser pensadas para toda práctica deportiva:

  1. La presencia de una situación o escenario imaginarios (la representación de roles o el ejercicio de habilidades oriundas o destinadas a contextos no presentes);

  2. La presencia de reglas de comportamiento socialmente establecidas;

  3. La presencia de una definición social de la situación.

    Jugando, se crea un espacio de ejercicio anticipado, donde se trabaja ante estímulos en situación de resolución de problemas. Pues, la realización de un ejercicio puede ser en principio una actividad no creativa, en la cual se emplean competencias ya adquiridas. Pero en la medida en que e avanza hacia situaciones de resolución de problemas, se requiere saber organizar las capacidades con el fin de idear una solución o estrategia que antes no ha sido experimentada. Así, comprendemos que el ejercicio es un momento ineludible del entrenamiento; pero el aprendizaje va un poco más allá, en tanto se ajusta a un contexto problemático, tal como el que emerge en el contexto de juego.

    Si observamos detenidamente cualquier deporte, advertiremos que éste viene determinado por las reglas del juego. Estas, no sólo posibilitan los cauces por donde se desarrolla el juego, sino también, que conforman los problemas que deben superarse, los problemas motrices que deben resolverse. Sumadas a las interacciones de los jugadores y las finalidades deportivas, estas crean un contexto de incertidumbre que exige tomar decisiones constantes para adaptarse a las diferentes circunstancias. En definitiva, es el contexto del juego el que representa los problemas para los jugadores y es el medio en el que adquieren significado. En sí, podemos decir que los juegos deportivos poseen una naturaleza problemática y contextual, que los participantes pueden y deben comprender, jugando.

Deporte y Enseñanza

    Con el propósito de abrir futuras reflexiones, agregamos la idea de que a través de la enseñanza del Deporte, los profesionales del área tenemos la oportunidad de romper ciertos estereotipos, enriqueciendo con ello las experiencias motrices y personales. Pues el deporte, supone una herramienta idónea para la educación (Tendero, 2009) en tanto:

  • Facilita el desarrollo de las habilidades motrices básicas y posteriormente las específicas y deportivas.

  • Supone un aprendizaje constante.

  • Facilita la socialización y el respeto a normas determinadas y significativas.

  • Permite la expresión de emociones positivas y la oportunidad para canalizar y controlar las negativas, en lo que se denomina aprendizaje social y emocional.

  • Nos integra en la cultura y nos hace partícipe de la misma y sus tradiciones.

    Se trata entonces de pensar caminos y formas que contemplen la preparación del deportista para la vida, donde la mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o la obtención de resultados en competiciones de todos lo niveles (Hernández Moreno, 1994) redunden en un mejor desarrollo de las carreras deportivas y en la inclusión de diversas personas en diversas prácticas. Y lo cierto, es que tales temas y problemas se resisten a ser vistas como unidimensionales.

Bibliografía

  • Bourdieu, P. (1993). La miseria del mundo. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.

  • Guttmann, A. (1978). From Ritual to Record. The Nature of Modern Sports. New York.

  • Hernández Moreno, J (1994). Actividad física y educación física escolar. Departamento de Educación Física. Universidad de Las Palmas de G.C

  • Tendero, J (2009). Hábitos de Práctica Lúdica y Deportiva en Niños y Niñas de Edad Escolar. Un Estudio Transversal. EMASF. Revista Digital de Educación Física.

  • Vygotski, L. (1978). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Cap. 6. México, Grijalbo.

  • Vygotski, L. (1977). Pensamiento y Lenguaje. Buenos Aires, La Pléyade.

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