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Reflexiones acerca de los fundamentos teóricos y empíricos 

para el tratamiento de la identidad deportiva en niños y 

niñas practicantes de lucha olímpica en el nivel de base

 

*Centro de Estudios de Deporte y Cultura de la Universidad de Ciencias

de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo”, Facultad de Las Tunas (Cuba)

**Entrenador y miembro de la junta directiva de la Asociación

de Lucha del Estado Bolívar (Venezuela)

Dr. José Guillermo Montero Quesada*

Prof. Eliazar Laurencio Rodríguez Colina**

guillermonteroq@gmail.com

 

 

 

 

Resumen

          El artículo se basa en referentes teóricos y empíricos para la comprensión y tratamiento de la identidad deportiva en niños y niñas practicantes de lucha olímpica, con énfasis en las particularidades de este deporte en el contexto venezolano. Profundiza y actualiza algunos componentes básicos y postulados que distinguen la identidad en este tipo de deporte, así como algunas variables e indicadores para su análisis, que facilitan el trabajo de los entrenadores y otros especialistas vinculados al tema.

          Palabras clave: Deporte. Hecho histórico deportivo. Lucha olímpica. Deporte de combate. Competición. Identidad. Identidad deportiva. Cultura deportiva.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 191, Abril de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    En algunas etapas del desarrollo histórico, las clases inferiores no podían competir con las clases dominantes. Había luchas en festivales campestres y con reglas diferentes en cada comarca, sin embargo, había luchadores y luchadoras dignificados que utilizaban vestimentas y tenían rituales especiales. A los mismos se les exigía en su vida pública un código de conducta especial. Estas competiciones de lucha elitista, estaban plagadas de normas y prohibiciones destinadas por igual a atenuar tanto la humillación del perdedor como los excesos de arrogancia del vencedor. Desde aquellas prácticas, a las que con posterioridad se les denomina deporte emerge un interés notable a nivel mundial, expresado en la creciente expectación que suscita en diversos espacios y niveles poblacionales. Puede interpretarse como uno de los rasgos genuinos de las identidades nacionales.

    La práctica de la lucha olímpica en Venezuela se remonta a inicios de 1950, llega mediante sus portadores, los entrenadores Heney Awed, Brasilero y José Germán de nacionalidad peruano; hasta 1958, sus primeras prácticas fueron en Caraca. Hasta 1993, Awed expandió sus conocimientos sobre este deporte en instituciones civiles y militares del país. A inicios del actual gobierno revolucionario, las estadísticas sobre el desarrollo deportivo no eran alentadoras, pues no se contaba con el respaldo estatal necesario. En la actualidad se revoluciona esta práctica, a partir de numerosos proyectos de desarrollo, con los que se amplían las oportunidades a la población, sin distinciones sociales. El sistema deportivo se reorganiza sustentado en las concepciones del deporte participativo y la formación integral a través de este tipo de práctica.

    A partir del establecimiento del Instituto Nacional de Deportes en este país, se aspira a aumentar los niveles de salud y esparcimiento de la población de un modo masivo a través de la actividad deportiva desde la niñez, con el fin de promover los talentos que se destaquen como futuros deportistas, pero los logros alcanzados en este sector aún no son suficientes. En algunos deportes son notables las deficiencias y necesidades que precisan soluciones nuevas, sustentadas en nuevos enfoques o perspectivas que faciliten a su revitalización.

    En una investigación sobre la lucha olímpica en el Estado Bolívar, se trató el desarrollo de actividades para el tratamiento de la identidad deportiva en niños y niñas practicantes de este deporte, correspondientes a la edad de 9 y 10 años, en la única área en existencia, ubicada en la capital de su nombre. En este estudio se detectó que este deporte es uno de los menos practicados en el país, aunque sea considerado uno de los más antiguos del mundo y formar parte del Sistema Olímpico, de ahí que se requiera de estudios que potencien un cambio en la motivación y desarrollo de las nuevas generaciones, y garantizar un lugar importante en juegos de la alta competencia.

    En el momento inicial del estudio, se realizó una caracterización del ambiente social en que esta población practica este deporte en dicho estado, la cual corroboró que en ocasiones se manifestaban comportamientos transgresores de la integridad física y social, ello se expresaba con actitudes violentas que afectaban el comportamiento social y los buenos resultados de la educación cívica transmitida en la escuela y la familia.

    La mayoría de los niños y niñas que se inclinaban por la práctica de la lucha olímpica no tenían una clara representación social y simbólica de la marcialidad y del hecho de ser atletas. Manifestaban conductas inapropiadas como consecuencia del ambiente disfuncional que prima en los barrios donde habitan y de la falta de una formación atlética integral durante el entrenamiento deportivo.

    En la actualidad, la lucha olímpica femenina se esta introduciendo con lentitud en la cultura deportiva, pero el desafío identitario sigue poniendo en una situación excluyente a las féminas. Existen estigmas sociales en contra de que las niñas rivalicen en luchas físicas o de que los niños sean derrotados por niñas en combate físico. La falta de inclinación de las niñas hacia este deporte continúa siendo un problema que limita el crecimiento de la lucha femenina.

    La experiencia en el entrenamiento de los niños y niñas en el estado Bolívar favoreció la detección de dificultades relacionadas con la falta de identidad deportiva, expresado en actitudes que desvirtuaban el comportamiento identitario, la desatención requerida a la formación y desarrollo de la identidad a través del deporte; así como la disfuncionalidad de los principios, cualidades y sentimientos expresadas por estos sujetos durante el proceso de su desarrollo atlético.

    En el desarrollo armónico de los practicantes incidían la inestabilidad de los mismos en el área de entrenamiento; la poca entrega hacia la actividad deportiva, a pesar del buen desempeño de los profesores; deserciones como consecuencia del sentimiento de inseguridad en su vocación deportiva; el poco apoyo de la familia y demás entes de la comunidad; insuficiente socialización de la experiencia alcanzada por atletas de alta competencia que puedan activar el interés de los niños y niñas hacia este deporte; falta de sentido de pertenencia y desconocimiento sobre la historia de este deporte; falta de reconocimiento e identificación de los atributos positivos de esta disciplina deportiva; insuficiente imitación de los rasgos distintivos de sus entrenadores, ni del comportamiento que los debe identificar desde el punto de vista ético; falta de marcialidad en la escuela y en el resto de la comunidad, exteriorizada mediante irrespetos y sentimientos de superioridad ante sus coetáneos.

    Estas son algunas de las razones que limitan el tránsito de dichos niños y niñas a la categoría de alta competencia, rompiéndose de este modo la pirámide deportiva que demanda el movimiento deportivo venezolano; de ahí que se determinara el siguiente problema científico: ¿cuáles son los referentes teóricos y empíricos que favorecen el tratamiento de la identidad deportiva en los practicantes de lucha olímpica de 9 y 10 años de edad en el contexto venezolano? Para contribuir a la solución a este problema, se trazó como objetivo: valorar los aspectos teóricos y empíricos que favorecen el tratamiento de la identidad deportiva en niños y niñas atletas de lucha olímpica, con énfasis en las particularidades de este deporte en el contexto venezolano.

    El análisis de esta problemática se contextualiza en el proceso de formación atlética de los luchadores y luchadoras desde una perspectiva lúdicra, como medio para afianzar la identidad deportiva desde edades tempranas, lograda durante el proceso de entrenamiento y actividades socioculturales; que conduzcan al desarrollo de la personalidad de los practicantes, especialmente en el éxito individual.

Desarrollo

El hecho deportivo y su relación con la identidad deportiva

    La categoría central de la que se parte para tratar las particularidades del componente identitario en el hecho deportivo es deporte, la cual se define como: actividad histórico social singularizada por la acción física fatigable, competitiva y a veces agresiva, modelada por las necesidades, gustos y preferencias de los componentes personales activos y pasivos que participan, así como por los reglamentos de las especialidades deportivas o formas de organización más o menos espontáneas, en las que emergen ritos, valores, principios y rasgos identitarios que se expresan en las dimensiones de juego, trabajo y ocio, condicionada por los diversos contextos, circunstancias y escenarios socioculturales, así como por el complejo de influencias que intervienen en la formación integral de los seres humanos. (Montero Quesada, 2007)

    El deporte, desde su surgimiento, se convirtió en un rasgo cultural identificador de las sociedades donde se ha practicado, de modo que es reconocido como uno de los hechos más universales y trascendentales de la humanidad, a tal grado que muchas comunidades se identifican por el deporte que practican.

    Para la comprensión de la identidad deportiva es de vital importancia conocer los nexos con el hecho deportivo, pues mediante este se obtienen conocimientos acerca de las raíces, tradiciones y evolución cultural en sentido general. Este tipo de hecho es concebido en el orden conceptual como el “fenómeno histórico social estructurado desde la temporalidad y la espacialidad, donde acontecen los complejos de relaciones sucesivas y tendenciales de los sujetos participantes en la actividad deportiva y sus similares, enmarcados en los límites mentales en que se concreta la conciencia y la cultura deportiva a través del decursar histórico de la humanidad; hecho que se registra, evalúa, construye y reconstruye, condicionado por las influencias que emergen de los diversos contextos, circunstancias y escenarios en que se desarrollan los distintos sistemas deportivos mundiales, nacionales, regionales y locales”. (Montero Quesada, 2007)

    En el hecho deportivo, la identidad deportiva es parte indisoluble de la formación de atletas y de quienes se encargan de dicha formación. Es sabia que condiciona los valores, sentimientos y cualidades positivas en actividades de esta índole. El investigador José David Ruffino en su articulo Identidad, cultura física y deporte (2003) hace alusión a la importancia del deporte a nivel internacional, nacional y barrial al definir la identidad de una nación, además de plantear que los pueblos se identifican a través del deporte con su país de una forma muy intensa, de ahí que el poder identitario que tiene el deporte se refleje en el impacto social y cultural de muchos países. Sin dudas, el hecho de que el deporte convoque e identifique a las personas con él, le otorga un poder demagógico, político, y económico que seduce a los gobiernos para usarlo con diferentes fines.

    La Identidad Deportiva es un atributo de las colectividades humanas que se expresa a través de las representaciones sociales centradas en la actividad deportiva, modelada por la conciencia de mismidad, que entraña integridad, diferencias que se presuponen y sentido de pertenencia hacia el deporte, grupos de atletas, practicantes y otros componentes personales que confluyen de modo constante en espacios afines. Implica confrontación de necesidades, experiencias, valores, creencias, actitudes, aspiraciones, costumbres, significados, educación e instrucción, y otros factores, relacionados con cualquier dimensión del hecho deportivo. (Montero Quesada, 2009)

    La cultura, como categoría que sustenta los particularismos de la identidad deportiva, favorece el acercamiento al concepto de Cultura Deportiva, entendida esta como: el conjunto de conocimientos tangibles y espirituales, expresados en los individuos, sobre la actividad deportiva o relacionados con ella, que conforman un todo integrado; las capacidades, habilidades y destrezas adquiridas por los participantes en el deporte, sus creencias, moral, derechos, costumbres, tradiciones, principios, valores y comportamientos habituales de los sujetos participantes. (Montero Quesada, 2007)

    Para una mayor comprensión de la dimensión teórico-conceptual del hecho deportivo objeto de estudio, y su relación con los elementos identitarios, es conveniente incorporar nuevas miradas hacia la definición de los conceptos de deporte de combate y competición.

    Los deportes de combate, consisten en la confrontación entre dos deportistas que entran en contacto directo con el objetivo de disputarse un valor abstracto, simbólico o material, que por regla general sólo puede ganar uno de los competidores. (Montero Quesada, 2007). El concepto de competición que se sigue, de acuerdo a las características que singularizan los deportes de combate, es el siguiente: “enfrentamiento violento entre dos individuos que ha sido regulado de antemano conforme al principio de igualdad de oportunidades y normas establecidas previamente por los organismos competentes, en el que se demuestran los resultados la preparación y el rendimiento frente al contrario, con el objetivo de disputarse un lugar de reconocimiento material o espiritual”. (Montero Quesada, 2009)

    El análisis de estos conceptos revela el vínculo de los atributos de la identidad con el complejo de relaciones entre los sujetos que participan en las actividades deportivas, y que se concretan en la dimensión competitiva de este tipo de hecho, como expresión de las diferencias y la confrontación entre rivales por alcanzar posiciones ventajosas en la carrera deportiva.

Fundamentos teóricos para la comprensión de la identidad deportiva en la lucha olímpica, con énfasis en la categoría infantil

    La identidad en la lucha olímpica, sustentada en la historia y la cultura deportiva, se relaciona con la asimilación de hechos deportivos representativos que trascienden y representan manifestaciones sociales, políticas, artísticas y culturales en sentido general, con sus respectivos elementos simbólicos y significados, que incluye creencias como: las leyendas y mitos sobre determinadas figuras paradigmáticas, interpretaciones, imaginario popular, y otros ideales sobre este deporte. Este tipo de relaciones condicionan el reconocimiento individual y colectivo de los atletas, entrenadores, públicos, etc. en los diversos escenarios sociales donde se hacen notorios los vínculos con este deporte, así como otras formas de actuación de los luchadores y luchadoras; desde las cuales los atletas pueden afianzar los conocimientos y convicciones que les posibiliten solucionar situaciones adversas y complejas. De este modo, la lucha olímpica se modifica y enriquece en el devenir histórico.

    La actitud de los atletas de lucha olímpica, como en otros deportes, posee un soporte legítimo y particular de la cultura universal, en una escala de intereses y significados que son representados en disimiles expresiones deportivas, cuyo alcance social y cultural es compartido por la comunidad deportiva y sociedad en general; pueden resultar ilustrativas las siguientes frases: “El deporte es lucha, sí pero lucha noble y franca, que no deja tras sí, como las guerras, un reguero de lágrimas y sangre. -Ramiro de Maeztu-; “Quien lucha puede perder, quien no lucha ya perdió”. -Autor desconocido-; “La alegría está en la lucha, en el esfuerzo, en el sufrimiento que supone la lucha y no en la victoria misma”. Mahatma Gandhi “El Olimpismo es una filosofía de la vida, que exalta y combina en un conjunto armónico las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu. -La Carta Olímpica-. Asimismo, las terminologías comunes con significados positivos en los atletas, como: éxito deportivo, superación personal, realización deportiva, competición y hasta patriotismo, fundamentan las razones de existir, hacer, entrenar y competir. Desde la semántica de estas frases y términos, es posible orientar el crecimiento deportivo anhelado por los atletas y demás componentes personales del hecho deportivo.

    Existen cinco elementos claves que identifican el ambiente deportivo en este deporte, como en tantos otros, estos son: el territorio, el área deportiva, el practicante, el entrenador y el público. Estos expresan parte consustancial de la identidad deportiva, en sus relaciones con los límites territoriales del Estado, el municipio, la parroquia, la localidad y el barrio. Estas dimensiones espaciales confluyen en la identidad territorial y comunitaria, singularizados con los escenarios de competición, localización, disposición espacial, y elementos arquitectónicos del área deportiva; también el tapiz y elementos simbólicos como los atributos de la bandera o escudo que identifican el área. Identifican a los atletas, entrenadores y demás entes personales del hecho deportivo, los atuendos reglamentarios en el vestir, la higiene personal y normas disciplinarias, la comunicación y el aprendizaje, así como las particularidades de los ritos, ceremonias y principios de la lucha deportiva. Estos componentes identificatorios se refuerzan cuando influyen los vínculos afectivos con miembros de la comunidad, el público y la familia de los luchadores y luchadoras.

    Es común que por dificultades económicas algunos atletas se vean limitados a participar en algunos eventos y hasta sentirse presionados a abandonar la carrera deportiva; en algunos casos, como la familia de la atleta Karen Saavedra, que ante la falta de disponibilidad de recursos financieros para un viaje a un evento importante a celebrarse en Cumaná, esta le costeó el viaje para representar en solitario al estado Bolívar.

    En la actualidad existe en el Estado Bolívar la Asociación de Lucha de Bolívar y varios clubes; los registrados ante la asociación, son: Isopep, Cañafístula y San Valentín; funciona además uno en la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (UNEFA). La proliferación de estos clubes y otros tipos de locales donde se desarrollan espectáculos deportivos y actividades recreativas y culturales relacionadas con la lucha olímpica, afianzan la identificación entre sus miembros y con la organización respecto a la diferenciación de otras entidades similares. El local sede donde se desarrolla la práctica de este deporte en ciudad Bolívar es en las instalaciones del Gimnasio Nelson Basanta, ubicado en Vista Hermosa, para el cual se sugiere una ambientación con elementos simbólicos, como signos relativos a este deporte resultantes de la herencia social y de la cultura nacional y universal, que promueva el sentido de pertenencia en los atletas.

    La centralización de la práctica de este deporte en el municipio Heres, Estado Bolívar, condiciona que la mayoría de los atletas sean de este municipio, principalmente de ciudad Bolívar. Entre ellos se destacan José Figuera y Karen Saavedra correspondientes al estilo libre y Frandi Lizardi en greco romano; de las atletas en la modalidad libre se destacan Ixchel Salazar, Morelia Romero y Patricia Rodríguez, entre otras. Esta es una de las razones que permite afirmar que las posibilidades de extensión identitarias se vean limitadas desde el punto de vista territorial.

    Las interpretaciones del hecho deportivo de lucha olímpica deviene en parte de la imagen que tienen los que están afiliados en los diferentes niveles de la organización deportiva y que se conjugan con los principios, ideales y actitudes, compromisos individuales y los valores compartidos de los atletas, como: voluntad, paciencia, tenacidad, firmeza, camaradería, compañerismo, honestidad, respeto, perseverancia, intrepidez, cooperación, colectivismo, solidaridad e intransigencia con causa, resultantes de la herencia cultural; estos son vitales, pues condicionan comportamientos positivos en los grupos deportivos, que se expresan en la revalorización del poder de los atletas afirmados en: la alta resistencia, el autodominio, la superioridad técnica respecto a sus rivales y en la convicción de no renunciar jamás a la victoria.

    La lucha olímpica, permite a los atletas probar sus cualidades de poder y valer, apreciarse a sí mismo, o disfrutar del éxtasis provocado por los triunfos y el reconocimiento de la gente. Para otros, es un medio de reconocimiento personal para poder conseguir o conservar una figura atlética acorde con una de las escalas de valores estéticos dictada por la sociedad donde habita y la consiguiente cultura predominante; cuando se practica con una concepción lúdicra provoca efectos desestresantes.

    Algunas empresas y organizaciones de Venezuela, forman parte del sistema deportivo y de competencias interinstitucionales, desde los cuales se dinamizan algunos deportes que generan parte de la identidad empresarial u organizacional, influyendo de este modo en la identificación de los trabajadores con su empresa, y por extensión, en la vocación deportiva de sus hijos.

    La identificación del carácter de los atletas es la posibilidad que tienen dichos entrenadores de orientar las actitudes, de contribuir a sus adaptaciones, detectando sus fortalezas y debilidades deportivas, revertir las crisis individuales en potencialidades de poder, pues las crisis pueden estimular los deseos de entrenar y aumentar las posibilidades de triunfo ante sus rivales.

    Las derrotas frente a los rivales constituyen puntos de partida para conocerse mejor a sí mismo y a los contrarios deportivos. Reconocer los errores cometidos son la medida de cuánto les falta en materia de concentración, disposición, astucia y múltiples cualidades más, es un modo de acercarse a una imagen pública positiva. Los entrenadores deben observar que durante la preparación de los luchadores y luchadoras ocurren éxitos y fracasos surgidos en la dinámica de su carrera deportiva.

    En el caso de los niños y niñas practicantes de lucha, es importante evitar que estos se aflijan o traumaticen como consecuencia del rigor y complejidad técnica del deporte, además de los escoyos que se les presentan en las competiciones; y en su lugar, debe estimularse a que se esfuercen consecuentemente para superar las limitaciones, cultivar en ellos la fuerza de voluntad, la audacia, la valentía y la decisión, pues el luchador se siente satisfecho cuando puede sobreponerse a los fracasos.

    Los éxitos deportivos que ocurren como consecuencia de un proceso de desarrollo deportivo interno, impactan de un modo notable no solo en el plano individual y grupal, sino en la cultura de las naciones. Este fenómeno de identidad en el deporte se extrapola a los niveles internacional, regionales, provinciales o estadales, municipales, comunitarios o parroquiales y hasta barriales. En ellos se revelan nexos relacionados con la geografía de los lugares, la vestimenta, los juegos, la religiosidad, la estructura social, el lenguaje y otros elementos consuetudinarios de la cultura.

    El hecho de potenciarse la práctica de la lucha olímpica en el Estado Bolívar y desarrollarse eventos importantes en la misma, como el Torneo Estadal “Copa Navideña” desarrollado todos los años en el mes de diciembre por la Asociación de Lucha de este Estado, mantienen activos a los atletas locales y el desarrollo mismo de esta disciplina. Esta es otra de las vías importantes en la generación de identidad de esos atletas, conjuntamente con los demás componentes personales que conforman la comunidad de personas vinculados con este deporte. Estos eventos impregnan en los atletas una imagen distinta a la que actualmente tienen, les confiere una connotación particular y los coloca en una posición diferenciada que puede ser reconocida a partir de la riqueza de relaciones sociales que en ellos se desarrollan.

    En algunas agrupaciones deportivas, la identidad deportiva comienza a manifestarse en el momento en que las comunidades de atletas y demás entes del hecho deportivo, descubren elementos de distinción como por ejemplo: el liderazgo, la espectacularidad y la marcialidad.

    La práctica sistemática de la lucha olímpica es expresión de que existe una marcada identificación con este deporte, los que la practican sienten la necesidad natural de la ejercitación física como medio de lograr confort para el organismo, superar las dificultades, explotar sus fortalezas y saber hasta donde puede llegar. Luchar por superarse así mismo y para vencer los rivales deportivos, ha sido uno de los móviles fundamentales del progreso humano.

    Desde el punto de vista de las funciones práctico-social de la lucha olímpica, esta contribuye a afianzar la cultura y la identidad deportiva en los ámbitos: internacional, nacional, regional y local; cataliza las diferencias socio clasista, étnicos, raciales, etc.; desaliena a los niños y niñas de sus estados críticos; cohesiona los sentimientos patrióticos; desarrolla la conciencia deportiva, conciencia social, calidad del capital humano y protagonismo de los sujetos y fortalece la educación cívica: sentimientos asociativos y los valores comunes.

    La filiación consciente de los atletas de estas edades en el deporte que practican, entraña la superación del ser biológico y social desde la mismidad. En el desarrollo anatomofisiológico se en los niños niñas de 9 y 10 años de edad, se aprecia un aumento de las proporciones corporales y un desarrollo físico más simétrico; se les desarrolla el aparato vestibular y demás analizadores que permiten mantener la orientación del individuo en el medio ambiente que les rodea; aumento de las capacidades funcionales motoras que favorecen el tono muscular y la mejoría carga- fuerza; al mismo tiempo, se les desarrollan las percepciones especializadas. Estas condiciones, favorecen las habilidades en el desarrollo de técnicas en el deporte como: llaves, candados, tijeras, presa de brazo, de cabeza, puentes, zancadilla, contrapié, caída, volteo, vuelta de cadera, media Nelson, cinturón por detrás, suplé, tackle, tocado, turca, entre otras. Estas son consecuencias del desarrollo de las capacidades para el control y manejo de la posición de su cuerpo, así como la coordinación de los movimientos con los diferentes planos musculares. El conocimiento del argot técnico es también expresión de una mayor identificación con el deporte.

    El arsenal de técnicas anteriormente referidas puede ser desarrollado en los niños y niñas mediante actividades de juego. El dinamismo y creatividad desarrollada desde estas técnicas en situaciones lúdicras, activan las vivencias, motivaciones, capacidades y conocimientos sobre la lucha deportiva, que en su conjunto, favorecen y afianzan las bases de una identidad deportiva y atributos particulares. Se ponen también de manifiesto arte y el virtuosismo a través de los gestos individuales de los talentosos, la belleza y creatividad de las combinaciones técnicas, aunque a muchos les pueda parecer que son elementos irrelevantes o incoherentes con la realidad deportiva.

    Desde el punto de vista psicológico, son favorables para los deportistas de estas edades, el desarrollo de la memoria y atención voluntaria; el aumento el volumen de la atención, la percepción detallada y analítica, las capacidades de análisis mental y de compartir en equipo. Estas características, favorecen la búsqueda de sus inclinaciones deportivas individuales.

    Estos cambios acentúan el sentimiento de mismidad personal que se manifiesta en un marcado interés hacia la disciplina deportiva, actitudes y motivaciones que se expresan en comportamientos singulares en el aprendizaje y en las competencias que los hacen ser diferentes a los demás; de este modo, la identidad deportiva se va configurando desde una imagen compleja derivada de la comprensión del entorno deportivo donde se desarrollan, de su propio cuerpo y de la mente. A pesar de los nuevos patrones que se imponen en la actualidad, lo mas importante no es como es el cuerpo de nuestros luchadores y luchadoras, sino lo que ellos piensan de el para su propio desarrollo atlético.

    Quienes practican lucha olímpica de estas edades, tienden a participar en las actividades para agradar a los demás y ser reconocidos. Este comportamiento debe ser aprovechado para estimular el comportamiento adecuado durante todo el proceso del entrenamiento, la competición y demás actividades relacionadas con la practica deportiva, tener en cuenta los comentarios paternos y del entrenador, así como los criterios de aprobación o reprobación de la sociedad. Estos elementos son de vital importancia para la formación de un deportista con amplios conocimientos y buena conducta social.

    Las expectativas deportivas sobre lo que se espera y desea de los atletas, deben tenerse en cuenta para forjar su propia identidad. Estas tienen dos vertientes: por un lado lo que la sociedad cree que pueden ser sus posibilidades deportivas; por otro lado, está lo que ellos hacen, sus actos.

    Las reflexiones anteriores han sido solo algunas consideraciones para el tratamiento de la identidad deportiva aplicado a la lucha olímpica, de las cuales se infiere que el tema puede ser tratado desde diversos enfoques y perspectivas teóricas, que serán expuestos por los autores en próximas publicaciones.

Conclusiones

    La universalización de la lucha olímpica, mediante los procesos de asimilación cultural y transculturación es la causa de las numerosas huellas de la cultura grecolatina, que la identifican con el pasado, como: las concepciones y prácticas físicas, las competencias, sesiones preparatorias con fines artísticos, religiosos, educativos y otras particularidades que están sujetas a necesidades naturales y la cultura identitaria de los niños y niñas.

    Los presupuestos teóricos sobre la identidad deportiva constituyen una guía orientadora para la práctica deportiva orientadas a los atletas de lucha olímpica; desde ella, se pueden enfocar, estructurar e implementar actividades educativas, preventivas, motivadoras conducentes a favorecer el desarrollo integral de los niños y niñas; permiten además, un enfoque socializador, donde la comunidad interviene en función de fortalecer la motivación y el interés por la práctica sistemática de este deporte en el nivel de base.

    Desde el enfoque identitario contextualizado en la actividad deportivo recreativa, conjugado con la lucha olímpica, es posible identificar y diferenciar cada uno de los practicantes, logrando en ellos su identificación con el deporte, el tapiz, el terruño, la comunidad, la asunción de correctos hábitos y costumbres que expresan una formación multilateral sustentada en valores compartidos, consolidados mediante el valor ciudadano que se da en el valor convivencia, que se manifiestan en el proceso de comunicación, porte, aspecto y comportamiento individual y grupal de los luchadores y luchadoras.

    Las particularidades de la lucha olímpica exigen de un comportamiento equilibrado, activo y firme en cuanto a valores y cualidades manifestadas en cualquiera de los escenarios donde se desarrollan socialmente los niños y niñas. Esta práctica deportiva acompañada de sus principios, es base de la conducta de los sujetos, de su desarrollo cultural, de su personalidad y proyección social; requiere además, de capacidad de intuición, fantasía, rápida orientación y toma de decisiones inmediatas, pensamiento operativo en la acción y de dos capacidades importantísimas: inteligencia y creatividad.

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