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El adulto mayor en la familia: su relación 

con los jóvenes eleva la calidad de vida

 

*Profesor asistente

**Profesor auxiliar. Jefe de Departamento

***Profesor instructor. Jefe de carrera Estudios Socioculturales

FUM “Simón Bolívar”. Municipio Yaguajay

Provincia Sancti Spíritus

(Cuba)

MSc. Maiber Castellón Govea*

maiber@suss.co.cu

MSc. Ivania García Viamonte**

ivania@suss.co.cu

Lic. Dayana Torres Cepeda***

dayana@suss.co.cu

 

 

 

 

Resumen

          Se realizó un estudio descriptivo en el Consultorio Médico de la Familia 27 ubicado en el Consejo Popular "Simón Bolívar" en los meses comprendidos de septiembre de 2012 a mayo del 2013. Para ello se encuestaron 200 personas, divididas equitativamente entre jóvenes y adultos mayores. Las encuestas aportaron datos acerca de la edad, el sexo, la ocupación y el nivel escolar. Todos los datos que se lograron obtener se tabularon por el método aleatorio simple. Se logra determinar además la satisfacción de los encuestados en sus relaciones interpersonales, destacándose la aceptación, la cooperación y la ayuda mutua. Se hace referencia a la imagen que los jóvenes y adultos mayores tienen de su familia y su interés de cooperación con ésta. Se conoció dónde piensan los jóvenes que son más necesarios los adultos mayores y dónde éstos a su vez piensan que son más útiles y necesarios los jóvenes. Esto demostró que juntos los ancianos pueden mejorar su calidad de vida en familia.

          Palabras clave: Adulto mayor. Calidad de vida. Jóvenes. Familia.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 190, Marzo de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    El envejecimiento individual ha estado presente como objeto de estudio en todas las etapas del desarrollo social y ha sido siempre de interés para la filosofía, el arte y la medicina. Sin embargo, durante el presente siglo presenciamos una situación singular: más y más personas sobrepasan las barreras cronológicas que el hombre ha delimitado como etapa de vejez; el envejecimiento poblacional se ha convertido hoy en un reto para las sociedades moderna.

    Cuba es ya un ejemplo de país en desarrollo con un envejecimiento importante de su población. El 12 % de los cubanos tienen 60 años o más, cifra que aumentará según se estima al 20,1 % en el 2025. En términos relativos la proporción de adultos mayores en nuestra isla es superior a la del promedio de los países del Sur (subdesarrollados) en un 7 % y superior también al 10 % que tendrá el mundo para el presente año.

    Cuba dedica anualmente sumas cuantiosas en pensiones y a la asistencia social, a pesar de lo severamente dañada que ha estado en los últimos años la economía. Existen en el país alrededor de 35 792 adultos mayores que reciben asistencia social y de éstos más del 9 % viven solos. El 71,5 % de la población adulta mayor que está internada en los hogares de ancianos que ahora existen en el país, tienen incapacidades físicas o mentales y se calcula que aproximadamente el 22 % de los que viven en la comunidad tenga algún grado de discapacidad. (1)

    Todo lo anterior, asociado con el poco valor de las formas tradicionales de medir salud en el adulto mayor y el porcentaje de necesidades reconocidas en los mismos, han determinado la necesidad de una evaluación más exacta de este grupo etáreo, tanto sociales como de salud, para darles respuestas adecuadas, teniendo en cuenta nuestra realidad y la experiencia internacional.

    Esta necesidad de desarrollar las políticas de atención al adulto mayor hizo que se decidiera acrecentar los esfuerzos para que Cuba cumpliera con los principios y recomendaciones sobre envejecimiento en la asamblea de las Naciones Unidas, hecho en New York en 1992 y así brindar la calidad de vida óptima a nuestros adultos mayores. Se destaca dentro de estos esfuerzos la creación del Centro Iberoamericano de la Tercera Edad (CITED) y la puesta en marcha del Programa de Atención Integral al Adulto Mayor de base comunitaria.

    La población de edad avanzada ofrece hoy una diversidad mayor que la que presentó en cualquier otra etapa de la historia de la humanidad. Las diferencias principales residen en la situación económica, el marco social y familiar, la salud, la historia personal y profesional de cada individuo, su relación pasada y presente con la educación y la cultura, etcétera. (2)

    La forma y el significado de estas relaciones en el seno de la familia varían de una sociedad a otra, según los antecedentes culturales, sociales y económicos, pero siguen siendo esenciales para el mantenimiento de la asistencia, la comunicación y la prestación de servicios en diferentes generaciones. Naturalmente, estos intercambios funcionan en ambos sentidos: el contacto personal entre los hijos y sus mayores son para unos y otros un medio de realización individual de educación y actividad creadora.

El Círculo de Abuelos en la Universidad en un encuentro de tradiciones

    Se reconoce pues unánimemente que el respeto mutuo entre las generaciones, necesario para reafirmar la solidaridad familiar, se basa en los valores morales y filosóficos de las sociedades y las culturas del mundo.

    La sociedad tiene la responsabilidad de preocuparse desde el punto de vista preventivo, terapéutico y rehabilitatorio de la persona de edad avanzada y tratar de romper con el tradicional estereotipo de considerar al adulto mayor desamparado e inútil. Para ello debe realizar una serie de acciones encaminadas a utilizar las capacidades y potencialidades de aquel en el desempeño de una función activa en la sociedad. (3)

Desarrollo

    De acuerdo con el papel que deben ocupar los adultos mayores en Cuba y al lugar insustituible que tiene la familia en la formación y educación del hombre nuevo y en las relaciones ínter generaciones futuras, se realiza esta investigación con el objetivo de determinar las peculiaridades de la interrelación entre el adulto mayor y los más jóvenes de la familia con el fin que se eleve la calidad de vida de los ancianos.

    Las relaciones interfamiliares están determinadas por múltiples factores: unos de tipo físico- material y otros psicológicos- afectivos, de los que dependen en mayor o menor medida el fortalecimiento y la armonía de las relaciones de la familia y el bienestar y la seguridad de los adultos mayores. Entre el senescente y su familia se establece casi siempre una relación de ayuda mutua, basada en las actividades de la vida cotidiana que le permite seguir sintiéndose útil.

    Cuba necesita de la rica experiencia de los menos jóvenes y de la resistencia y creatividad de estos, de aquí el interés en saber qué piensan los unos de los otros, para poder entre todos aportar lo mejor, lo más dulce y tierno que se tenga dentro, sólo así se podrá enriquecer la savia de nuestras vidas, mantener las tradiciones históricas culturales y continuar desarrollando la Revolución Socialista, por eso se ruega a los más jóvenes que recuerden que: "vivir viejo está bien, pero importante es también vivir plenamente".

    Teniendo en cuenta todo lo anterior expuesto se plantea el siguiente problema científico: ¿Cómo fortalecer las relaciones interpersonales entre los jóvenes y el adulto mayor del consultorio médico de la familia 27 del Consejo Popular “Simón Bolívar “de Yaguajay para elevar su calidad de vida?.

    Esto daría cumplimiento al el siguiente objetivo: diagnosticar el estado de las relaciones interpersonales entre los jóvenes y el adulto mayor del consultorio médico de la familia 27 del Consejo Popular “Simón Bolívar ‘’ de Yaguajay.

    Para la realización de la investigación se seleccionó una población de 50 familias del consultorio médico 27 y se tomó como muestra a 25 familias lo que representa el 50 % de esta. Durante este estudio se realizaron 200 encuestas a jóvenes y adultos de ambos sexos entre las familias escogidas, que recogen datos demográficos y otras preguntas que dan respuestas a los objetivos trazados. Los datos que se obtuvieron fueron procesados a través del método aleatorio simple. Los datos fueron tabulados por microcomputadora.

    Se hace un análisis del comportamiento de las encuestas con respecto a la edad y al sexo. Se dividió por grupos hetáreos, y se reportó en los jóvenes del sexo femenino la mayor incidencia en el comprendido entre 21-29 años con el 28 % (25 casos) y en el caso de los adultos mayores del mismo sexo los que están comprendidos entre 66-75 años y los mayores de 75 años con el 17,9 % (16 casos). Por su parte, los comprendidos en el sexo masculino reportan el 27 % (31 casos) en el grupo de más de 30 años, y en los adultos mayores hay una mayor coincidencia en el grupo etáreo de 66-75 años con 26 encuestados para el 23,4 %.

Tabla 1. Relación de los encuestados en cuanto a edad y sexo

Edades (años)

Femenino

(%)

Masculino

(%)

Total

(%)

- 20

7

7,8

10

9

17

8,5

21-29

25

28,0

16

14,4

41

20,5

+ 30

11

12,3

31

27,0

42

21,0

- 65

14

16,8

16

14,4

30

25,0

66-75

16

17,9

26

23,4

42

21,0

+ 76

16

17,9

12

10,8

28

24,0

Fuente: Encuesta

    En la tabla 2 se ve la ocupación y la escolaridad de los encuestados, donde se refleja que el 75 % de los jóvenes son trabajadores y que el 54 % tiene aprobado el nivel medio (preuniversitario). Los adultos mayores (61 %) son jubilados y sólo el 12 % trabaja, mientras que el 70 % sólo alcanzó el nivel primario y 3 % el universitario.

Tabla 2. Ocupación y nivel escolar de los encuestados

 

Ocupación

Nivel escolar

 

Estud.

Trab.

A.C.

Jub.

Prim.

Sec.

Preu.

Univ.

Jóvenes

20

75

5

-

-

13

54

33

Adulto mayor

-

12

39

61

70

21

6

3

Fuente: Encuesta

    El 79 % de los jóvenes y el 84 % de los adultos mayores consideran a su familia como buenas, el 21 % de los jóvenes y el 16 % de los adultos mayores piensan que su familia funciona regularmente. Estas opiniones de ambas partes están fundamentadas en que a la familia le faltaba unión, comprensión mutua y respeto. Todos los jóvenes encuestados dijeron que le gustaba ayudar a su familia y que lo hacían (tabla 3).

Tabla 3. Visión de los encuestados de su familia, su interés en ayudarla y sus relaciones familiares

 

Su familia es

Le gusta ayudarla

Lo hace

Se relaciona con

 

B

M

R

No

No

Hno.

Hij.

Abu.

Pad.

Nie.

Jóvenes

79

-

21

100

-

100

-

75

-

48

81

-

Adulto Mayor

84

-

16

84

16

84

16

54

88

-

 42

Fuente: Encuesta

    En el caso de los adultos mayores, el 16 % dijo que no le gustaba ayudar a su familia y que por tanto no lo hacían. Con respecto a con quién se relacionaban más, el 81 % dijo con sus padres, el 75 % con sus hermanas y sólo el 48 % dijo que con sus abuelos. Por su parte los adultos mayores dijeron relacionarse más con sus hijos (88 %), el 54 % manifestó que con sus hermanos y sólo el 42 % con sus nietos.

    En la tabla 4 se expresa las relaciones interpersonales directas entre los jóvenes y los adultos mayores. Se ve que, según opinión de los mismos, el 71 % acepta y comprende a los adultos mayores, el 82 % piensa que lo ayudan en algo y el 88 % dice que les gusta ayudarlos.

Tabla 4. Relaciones interpersonales entre los encuestados

 

Aceptación comunicación

Sienten lo ayudan en algo

Desearía ayudarlo

 

No

No

No

Jóvenes

71

21

82

18

88

12

Adulto mayor

55

45

77

23

82

18

Fuente: Encuesta

    Por su parte los adultos mayores en un 55 % aceptan y comprende a los jóvenes, el 77 % siente que lo ayudan en algo y el 82 % dice que les gustaría ayudarlos.

    En la tabla 5 se aprecia la opinión existente acerca del lugar donde se necesita o es necesaria la cooperación de los adultos mayores. Es relevante que el 58,5 % de los jóvenes y el 69,5 % de los adultos mayores consideren que son más necesarios "para hacer mandados" y que para la educación de los hijos y la de los jóvenes mismos se obtengan valores tan bajos.

Tabla 5. Lugares donde se necesita o es necesaria la cooperación de los adultos mayores

 

Jóvenes

Adulto mayor

Necesidades

%

%

Para estudiar

-

-

10

12,1

Para educar a los hijos

26

31,6

42

51,2

Para hacer mandados

48

58,5

57

69,5

Para trabajar

-

-

13

15,8

Para cuidar la casa

29

35,3

34

41,4

Para enseñarlos a enfrentar y vivir la vida

39

47,5

44

53,6

Fuente: Encuesta

    Dentro de los resultados se encuentran los siguientes:

  • Entre los jóvenes encuestados existe un predominio del sexo femenino, en el grupo etáreo de 21-29 años.

  • Entre los adultos mayores encuestados aparecen con más frecuencia los situados en el grupo de 66-75 años del mismo sexo.

    El papel que el país ha desempeñado en el desarrollo de la sociedad, ha logrado elevar los índices educacionales del pueblo y garantiza así un futuro mejor para el país.

    Los encuestados tienen una visión buena de su familia, su interés es ayudarlos y dicen con quién les gusta más relacionarse. La negación a la ayuda familiar estuvo fundamentada por los adultos, ya que los más jóvenes no los comprendían, y no tenían capacidad de escuchar y que por ser ellos "viejos", encontraban sus ideas anticuadas.

    La relación entre los jóvenes y los adultos mayores no sobrepasa el 48 %, he aquí el reclamo para que la familia juegue el papel que les corresponde, constituyendo la mejor garantía para el bienestar físico y espiritual de sus miembros de más edad, lo cual logrará garantizar el desarrollo pleno de todos sus integrantes y la posibilidad de permanencia de los mayores, pero no como seres aislados, sino convirtiéndose en la proveedora fundamental de protección y en la promotora de la elevación de la autoestima del adulto mayor que le permite participar activamente en la vida hogareña.

    Son importantes las relaciones interpersonales directas entre jóvenes y adultos mayores. Según los resultados se dice que opiniones emitidas por los encuestados reafirman lo descrito por otros estudios, donde plantean que la imagen que suele tener una persona de otra, se estructura gracias a la síntesis de muchos elementos, dentro de la que se destacan la comunicación y el tipo de actividad que se comparte y que se realiza. La evolución de la imagen que se tiene de los demás (fisonomía, acciones, sentimientos y formas de pensar) está determinada por las relaciones humanas o por la ausencia de ellas, lo cual provoca formas de conductas y pensamientos acorde con las valoraciones y experiencias que hayan acumulados unos y otros. (4)

    Apoyado en lo expresado anteriormente, se debe tener presente que el hombre es el único ser vivo que convive en sociedad y que se relaciona socialmente y que esto trae como consecuencia, que en última instancia su salud, esté condicionada por los fenómenos y factores sociales, más aún, si lo que se valora es la salud familiar.

    Es necesaria la cooperación del adulto mayor, fundamentalmente, su participación en esferas como educación, compañía y afecto en la familia, debe ser valorada adecuadamente.

    Por lo antes expuesto se debe recordar que: "Los seres humanos forman tres grandes batallones y de ellos depende la verdadera riqueza del mundo. El primero es el batallón de los más jóvenes que aprenden, el segundo es el de las personas de edad madura que prosiguen y perfeccionan los logros del pasado. El tercero lo forman quienes aprendieron primero, hicieron su propia contribución para mantener y mejorar las conquistas del pasado y que ahora son libres de cumplir, si así lo deciden, con sus obligaciones individuales, para con un pequeño grupo o con la sociedad entera que los mantuvo".

Conclusiones

    Mejorar la deficiente educación formal de los jóvenes que afectan las relaciones interpersonales, rescatando cada vez más el papel de la familia en la sociedad.

    Desarrollar estrategias que permitan reconsiderar y promover nuevos valores sociales y familiares acordes al desarrollo actual de nuestra sociedad buscando nuevas formas que garanticen y promuevan el rescate de nuestras tradiciones.

Referencias

  1. Prieto Ramos O. Para dar más vida a sus años. Gerontología. Rev Avances Méd Cuba 1996; 3(7):26-8.

  2. Whitcomb PW. Esa magnífica legión de los viejos. Correo UNESCO 1982; (Oct. 21):35.

  3. Núñez de Villavicencio F. Psicología médica. La Habana: Pueblo y Educación, 1987; vol 1:239.

  4. Rocabrunos Mederos JC, Prieto Ramos O. Gerontología y geriatría clínica. La Habana: Ciencias Médicas, 1992; vol 1:311.

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