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El trabajo y la medicina del trabajo: mecanismos de control social

The labor and occupational health: social control mechanisms

 

*Medico del Trabajo. Doctorando en Ciencias Biomédicas

del Instituto Universitario Italiano de Rosario, IUNIR. Rosario (Brasil)

**Doctor en Psicologia. Profesor del Doctorado en Ciencias Biomédicas

del Instituto Universitario Italiano de Rosario – IUNIR, Rosario (Argentina)

***Enfermero del Trabajo. Profesor de la Fundación

Presidente Antonio Carlos, FUPAC, Minas Gerais (Brasil)

****Estudiante de graduación en Psicología de la Fundación Presidente

Antonio Carlos, FUPAC, Minas Gerais (Brasil)

José Cerqueira Barros Júnior*

Andrés Cappelletti**

José Dionisio de Paula Júnior***

Daniela Moreira da Silva****

Gleicielly Zopelaro Braga****

jcbj.doc@terra.com.br

 

 

 

 

Resumen

          El trabajo es una parte fundamental de la existencia humana y no se puede eliminar de esta. La evolución de la técnica industrial hay transformado la idea del trabajo como fuente de la esclavitud por realización. Las preguntas son más angustiantes cuando vemos que, independientemente del tiempo estudiado, las sociedades en cuestión, del contexto histórico actual, el trabajo sigue siendo una fuente de situaciones perjudiciales para los seres humanos. De este modo, desde el origen de la especie humana hasta los días actuales varios son los mecanismos de control social en la relación Estado-Sociedad, siendo que el más amplio es el trabajo, lo que puede envolver otros tantos mecanismos que sirvan de refuerzo y garantía para su mantenimiento como un dispositivo más difuso.

          Unitermos: Medicina del Trabajo. Control social. Capitalismo.

 

Abstract

          The work is a fundamental part of human existence and it cannot be removed from this. The evolution of the industrial technical has transformed the idea of work as a source of slavery by realization. The questions are more anxious when we see that, regardless of the time studied, the societies in question, the present historical context, the work continues to be a source of situations that are harmful to human beings. In this way, since the origin of the human species, up to the current days there are a number of mechanisms of social control in the relationship between the State-Society, being that the most comprehensive is the work, which can wrap other many mechanisms that are reinforcing and warranty for your maintenance with the mechanism more diffuse.

          Keywords: Occupational Health. Social control. Capitalism.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 184, Septiembre de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Las interacciones humanas se dan, desde sus orígenes, a través del trabajo. No el trabajo científico, físico, pero sí la capacidad que estos seres tienen para relacionarse con la naturaleza alterando sus propiedades con la motivación de mantenerse vivos, y luego la comunidad que cohabitan (MENEGASSO, 1998).

    Los individuos explotaban a otros, a través del trabajo desenvolviendo en relación a este, ciertos preceptos y también abominando, considerándolo como forma consolidada de pago de penas y de degradación de los pueblos, siendo el mismo considerado punición divina (WOLECK, 2000).

    La explotación a través de la fuerza duró siglos, y el trabajo se transformó en una de las principales formas de control de la sociedad, siendo que en toda la historia de la humanidad se encuentran fragmentos que lo apunta como una las formas más completas de control social, tanto de una clase sobre otra como dentro de una misma clase social. El trabajo es un mecanismo de control, porque tanto en la esclavitud como en el capitalismo, el individuo sólo será capaz de mantener su sustento a través del trabajo. No cualquier individuo, pero sí el que no es dueño de los medios de producción, siendo que este tiene que vender su fuerza física, para producir algo que probablemente irá a adquirir con lo que ganó a través de la venta de la fuerza para producirlo (SIMÕES, 2008).

    El trabajo consiguió transformar y aplicar otros mecanismos de control social, como por ejemplo, la educación. La educación también es considerada un mecanismo de control social que surgió justamente con el trabajo desde las primeras comunidades. Esta es utilizada como instrumento de control social, pues ayuda a los individuos a reproducir el mundo en el que habitan (CASTRO, 1997).

    El estado se apodera de las condiciones en las que el trabajador se dispone para trabajar. El Estado actúa como un mediador entre el capitalista y el trabajador, el propietario y el proletariado, pues todas las conquistas de los trabajadores sólo surgirán a través de las acciones organizadas y estructuradas de los trabajadores, como las huelgas (QUARESMA, 2009).

    Este movimiento producido por el Estado en utilizar el trabajo como mecanismo de control de la sociedad sólo viene perfeccionándose y volviéndose cada vez más sensible, pues el Estado consigue generar obligaciones a las empresas para con los empleados, de forma que aseguren el bienestar de la clase trabajadora; por eso lo que se presenta es un modo de equilibrar y tranquilizar a las masas, utilizando el argumento que Estado y Empresa trabajan en consonancia para ayudar a los trabajadores. En verdad, las garantías que los trabajadores poseen es la de que podrán estar siempre produciendo y generando cada vez más capital, los que a su vez también beneficia al Estado (THOMAZ JUNIOR, 2009).

    Así el problema que fundamenta esta investigación, es si la medicina del trabajo sería una herramienta o un mecanismo que actuaría de forma sinérgica, amplificando el carácter de mecanismo de control social desempeñado por el trabajo, pero actuando directamente en la salud del trabajador como ente productor de capital.

    El objetivo desde trabajo es conocer, históricamente, el trabajo y su trayectoria social, identificar la introducción de la vigilancia de la salud ocupacional y analizar la causa y el efecto de la medicina en el trabajo.

Marco teórico

Evolución histórica en salud del trabajador

    La sociedad globalizada en la que las empresas intentan mantener alta competitividad debido a la gran concurrencia, también intentan utilizar diferentes recursos para mantener a sus empleados en un ambiente que propicie la alta productividad.

    Marx y Engels desarrollaron la teoría comunista basados en el pensamiento que el individuo al vender su fuerza de trabajo se torna substituible como la máquina, perdiendo así los caracteres que diferencian al hombre de la máquina. El capitalismo no sólo quitó los medios de producción de la clase trabajadora, sino también la habilidad de creación e intervención sobre la naturaleza, en el medio que se produce. El capitalismo apuntó a la capacidad creativa del hombre (MARX, 2003).

    En otras palabras, el trabajo como mecanismo de control social se apodera de otros mecanismos de control, para maximizar sus acciones y poseer un control mayor sobre la clase operaria. Se observa que siempre que hay un fuerte reclamo de la clase trabajadora, surge una nueva legislación o mecanismos internos en las empresas que de cierto modo se presentan como beneficio al trabajador pero que apenas garantizan su permanencia en la empresa o mejora su capacidad productiva (QUARESMA, 2009).

    Las instancias que definen el trabajo y sus relaciones pueden ser agrupadas como:

  • Instancias ideológicas: Según Pagès (2006), la forma como se ve el trabajo y su significado, es fuertemente influenciada por la ideología que lo orienta. Así, donde el predominio de la visión teológica es fuerte, con determinaciones cristianas, el trabajo es entendido como castigo, carga obligatoria, modelo de resignación y reestructuración de la pureza. En los ambientes de reforma protestantes, el trabajo pasa a ser motivo de orgullo y bendición divina (WEBER, 2002). En la ideología moderna, el progreso, eficacia y suceso, son factores adicionados al individuo que trabaja (PAGÈS et al, 2006).

  • Instancia Histórico-Económica: El trabajo representó el modelo de producción para subsistencia en ciudades nómades. En la Grecia antigua, fue estigmatizado por la esclavitud. En el sistema feudal, era obligatorio. En la edad media y, principalmente, en el renacimiento, pasó a ser constructor de pueblos, uniendo personas y creando ciudades. Pasó a ser considerado entonces, una actividad de producción libre. Con la instauración de capitalismo, la valorización del trabajo entró en auge, siendo considerada una actividad vital. El trabajo pasó a ocupar una posición central en la vida de las personas y de las sociedades. Y el no trabajador asume connotación negativa (ANTUNES, 2000).

  • Instancia política: La política ejerce control y poder inherente a la relación capital-trabajo. Con esto, se instauran paradigmas. Las contradicciones impactan en los individuos, propiciándose introspecciones. Las personas extremas actúan causando abstracciones, desterritorializaciones e individualizaciones llevando a los individuos al aislamiento, sumisión y acción de control extremo (PAGÈS et al, 2006).

  • Instancia Psicológica: De la aversión por la dependencia, desde la Grecia antigua a la sociedad moderna, el trabajo siempre provocó impactos psicológicos en el trabajador. Sea como esclavo o como independiente, el hombre que ejerce el trabajo viene adoptando, en el correr de la historia de la humanidad, subterfugios para la adaptación a la organización del trabajo (DOURADO, 2009).

Marx y el capitalismo

    Según Marx (1989b), el trabajador decae a la posición de mercadería. El fetichismo capitalista centraliza la importancia en la apariencia de la mercadería; no en su esencia. Con eso, verificamos la alienación del trabajador. Según Dedecca (2005) "De entre todas las utopías creadas a partir del siglo XVI ninguna se realizó tan desgraciadamente como la sociedad del trabajo". El surgimiento de la fábrica mecanizada dio origen a un Locus para la disciplina y control humano al servicio del capital.

    El saber personal fue apropiado y la tecnología se transformó en una forma de control social. Los avances tecnológicos y científicos no sirvieron para minimizar el sufrimiento humano. De Taylor y Ford a Ohno/Toyotismo (CORIAT, 1994) las formas objetivas de explotación del trabajo son nítidas y hay una expansión y ampliación de las formas subjetivas de esta explotación.

    Según el análisis de Marx (1998) en relación a la descalificación del trabajador y consolidación del capitalismo encontramos las fases de cooperación, manufactura y maquinaria.

    En su primera forma de producción en cooperación, el capitalismo absorbe la fuerza de trabajo artesanal y los organiza en talleres. Así, el valor de la mercadería pasa a ser calculado por el tiempo de trabajo y no sólo por el trabajo individual. La destreza individual es suplantada por la destreza colectiva. En la cooperación "el trabajador se deshace de los límites de su individualidad y desenvuelve la capacidad de su especie" (MARX, 1998).

    En la fase de manufactura el proceso productivo es segmentado donde el trabajador pasa a hacer parte de la confección de apenas una parcela del producto final. Es el inicio del la especialización de las actividades. Se pierde el dominio de todo, siendo un momento histórico en el proceso de descalificación del trabajador. Otra conquista de esta fase es la jerarquización entre trabajadores, creándose, no sólo una nueva forma de trabajo sino también un nuevo trabajador. En este momento, el capitalismo modifica significativamente tanto el sistema de producción como la sociedad en general. Por eso, la manufactura todavía permite que el proceso de producción dependa del trabajador. Sumándose a este hecho ella no consigue corresponder a los aumentos de demanda, pasando así a ser un sistema riesgoso. Es un momento propicio para cambios que son posibilitados por el surgimiento de máquinas (MELO, 2006).

    Se inicia el maquinismo desviando el centro de producción del trabajador a las máquinas. Para Klein (2003, p. 26) esta fase lleva a la máxima descalificación del trabajador. Un hecho histórico decisivo en este período fue la invención de la máquina a vapor creando estabilidad e independencia a las industrias, universalizándolas. Si en la manufactura el proceso todavía era ajustado al trabajador, en la maquinaria el trabajador es quien debería adaptarse al proceso. Es el capital eliminando los riesgos y obstáculos a su desarrollo. La supervivencia del capital se da por un proceso de deformación, lo que Oliveira (2004) llama "reducción ontológica". Esta reducción significa que para el mantenimiento del capital todo el universo social debe ser reducido a lo cuantitativo mensurable. El hombre pasa a representar apenas la fuerza del trabajo.

La situación actual

    Los estudios actuales sobre el trabajo no pueden ser destinados, exclusivamente, a la clase trabajadora y sí a todos los niveles del conocimiento, pasando por la mutación del sistema capitalista, adentrando en el concepto epistemológico de la complejidad y transdisciplinariedad e incorporando la dimensión introspectiva antropológica (BIALAKOWSKY et al, 2006).

    A partir de la década del ‘70, el capitalismo da señales de decadencia y las relaciones entre producción y trabajo son forzadas a reajustes y flexibilizaciones. Surge la era de la "acumulación flexible" (RIBEIRO, 2004). Hoy, Con la acumulación flexible el trabajador debe forzar su conocimiento para poder encajar y mantenerse en el mercado de trabajo.

    A partir de la década del ‘80, acontecen cambios importantes en las relaciones de trabajo, culminando con influencias avasalladoras en el hombre y en sus sociedades. Las grandes corporaciones se dividen: se expanden las tercerizaciones y las subcontrataciones. Se instaura la inestabilidad y el trabajo se vuelve precario. Los sindicatos dejan su poder "macro" para ejercer influencia "micro", en su gran mayoría, enfocados en las luchas salariales (RIBEIRO, 2004).

    El sufrimiento es generalizado, de aquel que está empleado, por miedo a perder su empleo y del desempleado, por la desesperanza de no conseguir uno. A pesar de toda la angustia, el trabajo continúa siendo fundamental en la vida de los individuos, sólo que ahora es más direccionado a la monetización. Lo que vale es el salario; no lo que se hace en el trabajo. El trabajo ya no trae las realizaciones, las sensaciones de utilidad y sí el dinero y el éxito. El trabajo es el medio de obtener dinero y consumo: "Es el completo vacío del dinero elevado al fin en sí mismo, que ahora domina definitivamente a la existencia como el Dios secularizado de la modernidad". (KURZ, 2002, p.15).

    Vivimos un momento de "una debilitación del valor social y psicológico de la actividad profesional y una desaparición progresiva de la ética del trabajo y de la conciencia profesional" (LEVI-LABOYER, 1994, p. 59).

    El trabajo precisa tener un sentido, no sólo querer generar dinero; un sentido de realización; y precisa existir para todos, punto importante donde entra la función del Estado y de los sindicatos, en la reestructuración del trabajo y de la sociedad contemporánea (RIBEIRO, 2004).

Medicina del trabajo: definiciones y conceptualizaciones

    La medicina del trabajo está para ocuparse del proceso salud-enfermedad, como el trabajo está para el trabajador, siendo que en esta relación la existencia del primero no es condición determinante para la ausencia o existencia del segundo, así como la relación inversa también es evidente.

    La medicina del trabajo, aunque con publicaciones que ya apuntaban a una nueva área de actuación de la colectivo médico no era preocupación del capitalismo, teniendo en cuenta que el individuo es considerado apenas como un apéndice de la maquinaria siendo fácilmente sustituido. También, de esta forma, se inserta el médico en las industrias con el objetivo de prevenir los innumerables accidentes en los lugares de trabajo. El médico del trabajo es contratado en las industrias con la intención de mantener las condiciones de salud de los trabajadores (MENDES; DIAS, 1991). Las condiciones de salud que los médicos de trabajo deberían prevenir no es cualquier tipo de dolencia, sino las que tuvieran su origen en el ambiente de trabajo y que tuvieran relación con las acciones de los individuos en el desempeño de sus funciones (MINAYO-GOMES; THEDIM-COSTA, 1997).

Discusión

    Al embarcarse en la discusión sobre los motivos que apuntan la medicina del trabajo como una herramienta, un mecanismo de control social, precisamos apuntar algunos factores del trabajo como herramienta de control social, pues es indisociable el papel de aquella en la amplificación de las acciones de este como mecanismo de control y disciplina.

    Este factor puede ser analizado sobre la óptica de Neves (1997) que al analizar la obra de Deleuze demuestra que la sociedad disciplinar era dada al modelar los cuerpos a través de la segmentación rígida, en el caso de las fábricas y empresas, de los espacios de trabajo, que modelaban los cuerpos y las acciones conforme la actividad que deberían proceder. En otras palabras queda evidente que en la sociedad de control el individuo era modelado conforme su acción, o su papel, en la sociedad.

    El trabajo como herramienta y mecanismo de control social, sociedad de control, y como mecanismo disciplinar, es más que evidente a partir de las características ya presentadas por Foucault. Lo que se destaca, sin embargo, es que el trabajo arrastra consigo otros mecanismos que lo disinguen como dispositivo de control, o sea, es un mecanismo que puede ser considerado todavía disciplinar, teniendo en vista la estructura general del trabajo en Brasil, como herramienta de control social.

    Clarificando el párrafo anterior, el trabajo es un mecanismo disciplinar que contiene mecanismos de control en su medio. Para discurrir sobre tal hecho, podrían presentarse varias leyes, mecanismos disciplinares y de control, que rigen las relaciones de trabajo, pero el foco del trabajo no es la legislación del trabajo en si, pero sí, un otro mecanismo de control interno del trabajo, la medicina.

    Foucault en su obra Microfisica del Poder, ya apunta la medicina como una herramienta disciplinar de la sociedad. Una herramienta que por sí sola podría generar gran influencia en la vida del ciudadano. Cuando se inserta en el ámbito de trabajo la misma se transforma en uno de los más increíbles medios de control del ciudadano. Este control, sin embargo, también es necesario analizarlo. En verdad es necesario recurrir a Deleuze y caracterizar sobre que aspectos la medicina del trabajo puede ser caracterizada como una herramienta de control social.

    Neves (1997) caracteriza la sociedad de control como un cambio, la formación de un mosaico fluido donde cada individuo actúa de forma complementaria al otro y ejerce el control individualmente sobre sí. De esta forma, todavía de acuerdo con el autor, en la sociedad de control, además de un autocontrol, auto-vigilancia, también hay vigilancia de lo que es ajeno al individuo, o sea, este controla a aquel y viceversa. En este punto es comprensible que el trabajo y su ambiente se caracterice hoy por los dos aspectos, el disciplinar y el de control.

    Es importante recurrir a la ilustración dada por Costa (2004) como modo de basarse de manera más profunda en lo que es necesariamente una sociedad de control, donde individuos pasan a ser dislocados de sus relaciones humanas por sí solos, para ser números que a su vez, son nuevamente relacionados para que entonces se descubran las implicancias sociales de este universo humano.

    Martins; Peixoto Junior (2009) demostraron que en el siglo XVII ya existía una gran preocupación con la salud en la sociedad, no relacionada al bienestar o a la calidad de vida, pero sí, relacionada a la capacidad productiva y económica de los Estados. La capacidad de la población en producir, durante el mercantilismo, es fundamental para la riqueza de los Estados, o su poder. Aunque siendo la población clasificada, dividida y adiestrada conforme las necesidades de Estado, la medicina era preponderante para seleccionar y mantener la salud de los individuos con altas capacidades productivas; la medicina funcionaba como una forma de control social, aún no tan estructurada como mecanismo de control, teniendo en vista que todavía no poseía herramientas que consiguieran explicar las informaciones hombres/número en bases de datos estadísticas.

    Es de este modelo de control que la medicina inicia un proceso de tornarse mecanismo de control social preponderante para el mantenimiento del capitalismo moderno. Se trata de controlar los cuerpos individuales de los trabajadores como forma de mantener las condiciones de salud de estos individuos que generan las riquezas, alejando perjuicios relacionados con la instrucción e indemnizaciones pertinentes a despidos y muerte. Tal control no se vuelve importante solo para las empresas, sino también para toda la nación que necesita controlar el porcentaje de individuos desocupados por no tener condiciones de trabajo, siendo marginados y generando otros grandes problemas sociales.

    Solamente cuando el Estado y las empresas vislumbran que es necesario un mayor cuidado con la población, es que se comenzó el proceso para medicamentarla. Apenas en el siglo XX es que se verificó que uno de los grandes problemas que podrían perjudicar el desarrollo del capitalismo sería la degeneración de los cuerpos individuales, como muestra Rodrigues (1997).

    Es evidente que durante todo el siglo XX hubo un intenso interés del Estado en promover un proceso de medicalizacion, también en el trabajo.

    A través del relato de Caponi (2009) se puede verificar que la medicina, al asumir su papel de herramienta, cualquiera sea de control o disciplinar, empieza a buscar diversas definiciones sobre temas relacionados al control social. La medicina empieza a buscar explicaciones, conceptos, que intentan orientar el trabajo médico, siendo que tales factores son aprovechados por el Estado para controlar a los individuos. La medicina busca en la estadística, explicaciones diversas que serán utilizadas como mecanismos de control social, no los números, pero sí las conclusiones que ellos apuntan.

    A través de estos pormenores hasta aquí presentados, se puede afirmar que la medicina en la búsqueda de la salud, se transformó en un mecanismo eficiente de control social, pues con sus datos y sus informaciones ya determinadas por quien los analiza, demuestra, de forma relativa, un retrato completo de la sociedad, pudiendo ser desmembrado de formas diferenciadas para un análisis de la parte por el todo.

    Todos estos factores conjugados bajo la tutela de la medicina del trabajo, se reflejan directamente en la composición diversa de la sociedad, en la medida en que la medicina del trabajo ejerce influencia directa en la composición económica de esta sociedad, a través de la aprobación y/o exclusión de individuos a determinados ámbitos de trabajo.

    Al tornarse parte integrante del proceso de control social y esconderse sobre los presupuestos de preocupación única y exclusiva con el trabajador, la medicina del trabajo entró definitivamente en el rol de las herramientas de la sociedad para controlar a los individuos y orientar los datos para ser examinados para la consecución de nuevos mecanismos de control social.

    Queda evidente que el control es hecho por la medicina del trabajo, ya que es la misma que suple los sistemas con las informaciones individuales, para que el mismo las transforme en el todo numérico que caracteriza a la sociedad de control.

Conclusión

    De esta forma es justo partir de la premisa que antes que dispositivo de control social, como lo plantea Deleuze, el trabajo todavía sigue siendo primordialmente un mecanismo de una sociedad disciplinar cristalizada en su capacidad, aunque en transformación. La sociedad todavía no se permitió, de cierta forma, que el trabajo y el ambiente de trabajo sean transformados en un dispositivo total de control. Y también, la medicina del trabajo ejerce una función importante en este control.

    De este modo, desde el origen de la especie humana, hasta los días actuales, varios son los mecanismos de control social en la relación Estado-Sociedad, siendo que el más amplio es el trabajo, lo que puede incluir otros tantos mecanismos que sirvan de refuerzo y garantía para su mantenimiento como un dispositivo más difuso.

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