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Fundamentación del ocio desde la perspectiva
del animador sociocultural

Foundation of leisure from the hermeneutics recreation specialist

 

Doctor en Ciencias de la Educación (2013). Magíster Scientiarium en Recreación y Deporte

Participativo (LUZ, 1999). Especialista en Recreación y Deporte Participativo (LUZ, 1995)

Profesor en Educación Física (UPEL-IPB, 1990). Profesor de la UPEL-IPB. Profesor de Deportes UPTAEB

Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Barquisimeto, Estado Lara

Oswaldo José Arráez Rodríguez

oswaldoarraez13@hotmail.com

(Venezuela)

 

 

 

 

Resumen

          El presente ensayo presenta algunas reflexiones sobre la Fundamentación del Ocio desde la perspectiva del Especialista en Recreación, para ello realice una revisión documental y un análisis de los fundamentos teóricos que independientemente apoyan estas prácticas en la vida diaria del ser humano, existe necesidad de aclarar algunas dudas que surgen en torno al ocio y la ociosidad. El propósito es aclarar que el comportamiento humano juega papel preponderante a la hora de considerar el comportamiento humano durante el tiempo libre que se dispone. Otro aspecto importante es que se debe preparar al individuo para que aprenda a invertir bien su tiempo libre, para que realice actividades de ocio constructivo que le permita tener mejor calidad de vida.

          Palabras clave: Fundamentación del ocio. Recreación.

 

Abstract

          This paper presents some reflections on the Foundations of Leisure from the perspective of Recreation Specialist to make it a desk review and an analysis of the theoretical foundations that support these practices independently in daily life of human beings, there is need to clarify some questions that arise around leisure and idleness. The purpose is to clarify that human behavior plays a major role when considering human behavior during the free time available. Another important aspect is that you must prepare the individual to learn to invest their free time to perform constructive leisure activities that will enable a better quality of life.

          Keywords: Foundations of leisure. Recreation.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 184, Septiembre de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Al hablar de ocio, se nos vienen muchas cosas a la mente y recordamos a nuestros antepasados, al referirse con esa palabra, para manifestarle el descontento por no estar haciendo nada provechoso, sin embargo no siempre es así, y es por ello que queremos manifestar nuestra disposición a ayudar a despejar la dicotomía existente sobre la palabra ocio, para comenzar indicaremos que existen dos puntos de vistas. El primero es manifestar que el ocio es sinónimo de creación, de productividad, de contemplación que utilizaban los grandes pensadores y filósofos para ocupar su tiempo libre, el otro tipo de ocio del cual hablaremos no es más que ociosidad, el cual es cuando las personas no hacen nada bueno durante el tiempo libre sino mal gastarlo, invertirlo en actividades que causan perturbación y desordenes en la conducta.

    Es así como en un recorrido ambicioso de ideas, interpretaciones y planteamientos, pero quizás corto en su argumentación preliminar, presento algunas observaciones, que más bien son interpretaciones entre ideales y realidades de la vida, de la industria cultural del ocio como tendencia alienada mundialmente desde varias connotaciones.

    El ejercicio del ocio como expresión de democracia y posibilidad de desarrollo humano, reconociendo que la forma de gobierno democrático puro es el modelo político donde encontramos mayor posibilidad de realizar lo que el individuo le viene en ganas, sin muchas objeciones que no sean las interpuestas por los valores normales y las buenas costumbres.

    En este sentido, se fundamenta el ocio crítico en su carácter dialéctico, que se expresa en una vivencia que, como realidad, y en el establecimiento de sus relaciones apuntan hacia una experiencia significativa que es legitimada por esa relación dinámica y recíproca con sus semejantes y con el entorno. Se articula entonces allí, su carácter social, político, ambiental y ético.

    La perspectiva de ocio que propongo valora la recuperación de las prácticas que tradicionalmente han construido y siguen construyendo nuestras comunidades, en las que se incluyen las diferentes expresiones étnicas con sus respectivas características o expresiones culturales. Ciertamente el asunto de la solidaridad ha permitido mantener la cohesión de sus alternativas, como la solidez de sus luchas en contra del irrespeto a que han sido sometidas durante tanto tiempo.

    Lo anterior ha permitido niveles de comunicación y formas de vivir el ocio, en las que se evidencian la solidaridad, el compañerismo, el respeto y sobre todo la libertad; el ocio puede ser considerado un espacio de tiempo dentro del tiempo libre en donde se realizan actividades que pueden ser positivas o negativas dependiendo del comportamiento y la intensión individual dentro de una sociedad, pudiendo sacarle el mayor de los provechos en beneficio de la salud que nos lleva a mejorar la calidad de vida.

Disertación

    Las prácticas sociales de ocio, desde la crítica, son tendientes a favorecer la creación de hábitos, actitudes y procedimientos considerados importantes y valorados al interior de cada comunidad, e igualmente favorecen la relación con los otros, la pluralidad, el respeto y el reconocimiento a las diferentes culturas, prácticas y comunidades como formas valiosas de conocimiento e interacción. El ocio crítico no va tras las medallas, record o eliminaciones, no busca competir, prefiere cooperar, se da desde la solidaridad armónica con el entorno entre el yo, el otro y lo otro; trasciende la sensación de la espectacularidad o la expectativa de la novedad, diferencia lo público de la masa; se alimenta de lo simple: del hablar o la acción dialógica y el silencio natural, el encuentro ya sea con otros o consigo mismo, el compartir, el disfrute y uso de los espacios colectivos, la participación en términos de igualdad y libertad en todos los sentidos asumidos con responsabilidad social para la especie y su ambiente.

    Para aportar un tanto a la comprensión del problema veamos de qué ocio estamos hablando; una elaboración apenas perfilada, ya que en nuestra búsqueda han surgido elementos que retan a vislumbrar nuevas maneras de nominar un fenómeno que no escapa a una dinámica tan veloz, como la misma estrategia modernizadora y consecuentemente la mirada al espacio donde se ejerce, las ciudades megalópolis.

    El ocio entonces, ha tenido y conserva múltiples definiciones, se asocia con innumerables conceptos y tiene una relación directa con el tiempo, tiempo cuantificado que debe ser superado, tiempo de la vida, del hacer y del ser humano: tiempo libre, tiempo de trabajo, tiempo de descanso, tiempo placentero; tiempos que de una u otra manera van progresando de forma sistemática.

    El ocio es un modo típico de comportamiento en el tiempo, el cual se estructura en cuatro áreas de actividad: a) tiempo psicobiológico, destinado a necesidades fisiológicas y síquicas; b) tiempo socioeconómico, fundamentalmente relativo al trabajo, c) tiempo sociocultural, en el que nos dedicamos a la vida en sociedad y d) tiempo de ocio, destinado a actividades de disfrute personal y colectivo. (Munné, 1985).

    Para continuar la deliberación acerca del ocio y la ociosidad, vale la pena ir a la concepción del significado del ocio a través de la historia escrita, oral y factual, la oficial y la no oficial, desde la tradición y en relación con otras ciencias, artes u oficios como las ciencias sociales, la religión, la economía, la política, el trabajo, la formación, claro está, se encuentra en él la dualidad, multiplicidad de significaciones o diversidad de connotaciones en la referencia que de éste se hace tomando o refiriendo al ocio como fiesta, juego, descanso, diversión, deporte, recreación, derecho, distracción o pasatiempo; una dependencia o relación directa con el tiempo medible con características específicas llamado tiempo de ocio, libre, liberado, desocupado, de descanso, lúdico, de recreación, y una oposición o contrariedad al trabajo término probablemente proveniente del Latín tripalium que era un instrumento de castigo y tortura; que se asume como labores obligantes o poco placenteras y que para todas las mitologías, el trabajo es considerado como una maldición del cielo donde el hombre ha idealizado la vida en el ocioso paraíso donde no se deba trabajar. Pero, conceptos éstos, que no debemos enfrentar como diametralmente opuestos donde uno supere al otro, pues ambos fracasarían.

    Algunas evidencias de éstas dualidades, multiplicidades de significaciones o diversidad de connotaciones y la necesidad de traducir sus pretensiones desde la pedagogía, se vislumbra en las conceptualizaciones que sobre él construyeron, antes de nuestra era cristiana el poeta griego Hesiodo en su texto “Trabajos y días”, sobrevalorando el trabajo como forma de producción y progreso, el tiempo como dinero y despreciando el placer de la improductividad.

    También construyó su concepto el romano Marco Tulio Cicerón como “Tiempo de descanso del cuerpo y recreación del espíritu, necesario para volver a dedicarse al trabajo o al servicio público” (Munné, ob. cit.) dualidades cuerpo-espíritu y trabajo-descanso; o Anneo Séneca padre e hijo para quienes: los únicos ociosos son los que se consagran a la sabiduría; éstos son solo los que viven, pues no sólo aprovechan bien el tiempo de su existencia, sino que a la suya añaden todas las otras edades. Y el ocioso es el hombre que tiene conciencia de su ocio mostrando diversidades entre sabiduría-ignorancia, existencia-muerte y conciencia-inconsciencia; también el religioso Calvino consideró que Dios maldice la pereza y condena la ociosidad y que el ocio es la manera en la que el hombre se distancia de Dios y su obra; o el economista escocés Adam Smith quien reflexionó, como responsabilidad del hombre, ir tras la fortuna que da el trabajo.

    El ocio entonces, ha tenido y conserva múltiples definiciones e innumerables conceptos, así como una relación directa con el tiempo, tiempo cuantificado que deberá ser superado, tiempo de la vida, del hacer y del ser humano: tiempo libre, tiempo de trabajo, tiempo de descanso, tiempo placentero.

    Al avanzar el calendario, como medición temporal, el estudio sobre el fenómeno ocio, que en momentos no sólo se condenaba su práctica sino su investigación, se fue incrementando he insertándolo a la vida de las personas en sociedad hasta el momento de considerarlo factor importante en la formación de las comunidades, el desarrollo socioeconómico y pilar fundamental para el redescubrimiento humano, de ésta forma, surgen autores considerados clásicos para el ocio quienes derivaron sus reflexiones, bien fueran empíricas o investigativas, desde filósofos, sociólogos y pedagogos tradicionales o que así se han convertido al problematizar el objeto ocio.

    De entre ellos, reconocidos desde la segunda mitad del siglo XX y con prominentes análisis y aportes al diálogo histórico y permanente del objeto, encontramos la literatura proveniente del pensamiento europeo, para una realidad concreta: los países industrializados. Textos a los cuales hemos tenido acceso libremente, por interés generado o porque se nos han acercado, y los cuales debemos analizar acorde a otra realidad contextual y ancestral: la plurietnicidad y multiculturalidad de los pueblos latinoamericanos, descrita así por De Grazia (2006).

    Necesariamente, dichos análisis ameritan la conjunción de nuestra identidad: la visión indígena, los movimientos de liberación nacional y la liberación cultural en una posición de procedimientos, actitudes, conceptualizaciones y el pensamiento autónomo, plural y consecuente propuesto por Kant y que derive en un pensamiento crítico; o la relación entre poder, sujeto y verdad como luchas de resistencia propuestas por Dumazedier (1975) para construir, vivenciar y permitir un ocio en el contexto latinoamericano, reelaborando, de ser necesario, los significativos aportes de autores suficientemente reconocidos sobre el tratamiento del objeto.

    Es menester poder incitar a los individuos a tener en gran estima el tiempo y asegurarse que no se debe perder nada del tiempo individual. Se debe luchar contra la tentación de perder el tiempo (estar Ocioso), se debe invertir el tiempo en recreo, fiestas, charlas, vida social, de manera sana e incluso se debe dedicar al sueño el tiempo absolutamente necesario. El trabajo debe ser moderado con espacios de tiempo para el descanso, la diversión y el desarrollo integral.

    En el siglo XX, sobre todo después de la segunda guerra mundial, se produce un cambio significativo a este respecto, se da una disminución muy sensible del tiempo de trabajo necesario para cubrir las necesidades materiales, con el consiguiente aumento del tiempo libre y con la certeza de que en el futuro se continuará en este proceso, esto es, disminuir el tiempo de trabajo y aumentar el tiempo libre. Lo que ha llevado a que el Ocio empiece a recuperar sus aspectos positivos, se vea en él potenciales valores personales y se fomente además su “utilización” creadora y formativa, volviéndose con ello a la concepción clásica del otro. Tal situación social ha permitido que sociólogos, filósofos, antropólogos, educadores físicos, historiadores, sicólogos, arquitectos, entre otros, se ocupen del Ocio de una manera más seria, teórica y sistemática, y que el tema disfrute hoy de mayor aceptación y difusión.

    Actualmente las personas no saben qué hacer cuando no están trabajando, olvidando que hay cosas maravillosas por hacer, ver y experimentar. Ellos son seres fuertes y felices mientras trabajan por un salario; pero en el momento que paran de trabajar, como por ejemplo en el caso de los jubilados, se vienen abajo, porque no saben qué hacer, no han aprendido nada más que el oficio de trabajar y trabajar, nunca han sido educados para ocupar su Tiempo Libre y convertirlo en espacios para el Ocio. No han trabajado para vivir, sino que han vivido para trabajar, y una vez que les falta el trabajo, la vida ha perdido todo sentido para ellos.

    El trabajo asalariado es el que da “sentido”, “confianza”, “seguridad” y “estabilidad” a sus vidas. En una nueva sociedad, como se ha dicho, habría que trabajar menos para tener más Ocio y para que todos puedan trabajar. Para ello es necesario reducir la jornada laboral que trae como consecuencia el mejoramiento de las posibilidades de descanso y esparcimiento y favoreciendo con ello la salud física y mental, la satisfacción personal y el bienestar de los trabajadores, incluso en su trabajo. El aumento de un tiempo y un espacio para el Ocio trae por consiguiente un fomento de la participación de los trabajadores en la vida familiar, en las actividades recreativas, educativas y culturales.

    Es de resaltar que en Venezuela no se considera el educar para el tiempo libre, no se considera que al trabajar menos se entra de lleno en una nueva cultura, la cultura del Ocio, pues aquí no hay una verdadera cultura de ocio, que es el verdadero problema de nuestro tiempo, una cultura para la cual hay que prepararse, educarse. Pero, ¿Como sería o en qué consistiría tal educación para el Ocio? A sabiendas que las escuelas y las universidades preparan para el trabajo y el negocio y pocas, por no decir ninguna, educa para el Ocio.

    En las Escuelas, liceos y Universidades se enseña cosas prácticas, a resolver casos concretos, a buscar soluciones a problemas inmediatos. Para casi la gran mayoría de los sistemas educativos, el Ocio no sirve para nada por lo menos aquí en Venezuela. Un sistema que está encasillado en cursos, carreras, honorarios, textos y programas oficiales entre otros. La educación para el Ocio tiene como única finalidad volver a desarrollar nuestra capacidad de asombro, nuestra fascinación por el misterio.

    Para Buades (1997), plantea que: en esta educación para el Ocio se debe aprender a hacer, más que a cómo hacer los otros. Se aprenderá a pensar por uno mismo, más que a aceptar lo que otros piensan. Para el está bien que las instituciones educativas enseñen a hacer negocios, que se aplique lo aprendido, que se negocie. Pero que se negocie no como un fin en sí mismo sino como un medio para disfrutar el Ocio.

    Los comentarios anteriores tienen en común asumir el Ocio como uno de los fenómenos más significativos de la actualidad, en asumirlo en un sentido positivo, esto es, ver en potenciales valores personales y la necesidad de promover su utilización creadora y formativa. También coinciden en comprenderlo como algo democrático y global, hoy no es un signo de distinción social.

    El fenómeno del Ocio es mundial; afecta a los modos de vida de los seres humanos y su práctica más que generalizarse se universaliza en todas las direcciones. Otro aspecto común es ver al Ocio como la representación de la posible realización plena del sujeto como ser humano, que al ofrecerle una vivencia libre, satisfactoria y autotélica, que fomente la creatividad, el autogobierno y autodescubrimiento, hace valorar la vida, se relaciona con el “ser” y la trascendencia. El Ocio se ve pues como la realización de actividades que de manera colectiva o individual desarrolla el potencial humano y mejoran la calidad de vida.

    Desde lo individual o personal, el Ocio posibilita el autodescubrimiento y la autorrealización, en lo colectivo ayuda a que los grupos humanos lleven una vida más satisfactoria y de mayor bienestar. (Cuenca, citado por Padró, 2004). Otros teóricos como Dumazedier, ven en él un conjunto de ocupaciones a las que el individuo se dedica voluntariamente, buscando en el Ocio ya sea para el descanso como forma de liberación de la fatiga dada por el trabajo y el stress cotidiano; la diversión como lo que nos libera del aburrimiento de las actividades rutinarias y nos conduce a otra percepción distinta del mundo, a un acrecentamiento del ser y la realidad y el desarrollo que nos lleva al libre desenvolvimiento de la personalidad.

    En general, como se ve, el Ocio se comprende cómo tiempo libre de trabajo, como una actividad realizada con cierto grado de libertad, como un estado mental o del ánimo, como ese conjunto de maneras de utilizar el tiempo. Sin embargo el Ocio no se reduce exclusivamente a ser una actividad, porque es algo constitutivo del ser humano.

    Ahora bien, es innegable que esta preocupación moderna por el Ocio, es debido a la preponderancia que ha tenido actualmente la salud y la economía, como aspectos que rigen el mundo.

    Hoy evidenciamos una urgencia compulsiva por viajar, pasear, salir al campo, ver televisión, leer y escaparse de vacaciones, que se ve sustentado en un negocio o industria del Ocio, un Ocio que se reduce a un simple descanso o distracción. Sin embargo, como se ha repetido, el Ocio no se reduce sólo a lo anterior, habla también de la dimensión humana y del desarrollo personal. Es lo que los teóricos contemporáneos entienden como un Ocio humanista. Un Ocio que es inherente al ser humano, que no es finalidad ni consecuencia, sino que es un elemento esencial de las personas y la sociedad, un elemento potenciador, una forma o manera de ser, que en nada se la ve con el tiempo libre que queda después del trabajo o después de la satisfacción de las necesidades físicas, como la alimentación o el sueño.

    Este Ocio se reivindica independiente del trabajo, al ser ese espacio-tiempo vital y existencial que al decir de Cuenca, tenemos derecho por el hecho de existir, una experiencia que, encauzada adecuadamente, nos reporta salud, encuentro y desarrollo (Cuenca, 1998). La independencia de Ocio y trabajo no debe asumirse como oposición, pues ambos se complementan. Ambos a su manera desarrollan al ser humano como persona, son dispositivos de su transformación. Al mundo del tener que corresponde al trabajo, a la posesión, al dominio y al consumo indiscriminado, debe ir a la par el mundo del ser, que corresponde al Ocio, esto es, al conocimiento desinteresado, la reflexión, la contemplación, creatividad y apertura a la trascendencia. En el Ocio humanista, la diversión y el descanso consiste en encontrar en nosotros mismos y en nuestro entorno la fantasía, el sentido del humor que viene de la satisfacción íntima.

    A este Ocio se le considera como humanista, que tiene como a su principal pionero y teórico Kriekemans (1973), quien reflexiona sobre el Ocio como vivencia y educación, que nunca debe entenderse como una acción o un “hacer” de segunda categoría, ya que el ejercicio del Ocio da a la existencia la vivencia de valores relacionados con la alegría, ejerciendo con ello una función primordial en la necesidad de vivir una vida total con proyección global y armoniosa tanto consigo mismo como con el entorno. Para los teóricos del Ocio humanista, la constante deshumanización, las ansiedades existenciales y la banalidad de la existencia cotidiana, se deben a un constante consumismo del descanso comercializado y a la falta de una auténtica comprensión y orientación del Ocio. La comercialización del placer y la manipulación de la experiencia y el tiempo son los signos de distinción de la sociedad contemporánea, una sociedad que se rehúsa a ser educada para el ejercicio de un Ocio humanista y libre, a favor de la evasión que permite la huida de sí mismo y de los demás, el cuidado de sí.

    Finalmente, la vivencia humanista del Ocio es, o debería serlo, una vivencia integral y relacionada con el sentido de la vida y los valores de cada uno, coherente con todos ellos, pero esto no ocurre porque sí, sino gracias a la formación. Un ser humano formado en esta concepción humanista, es capaz de transformar cada experiencia de Ocio en una experiencia de encuentro. Un encuentro que es una recreación que proporciona nuevas ganas de vivir. El encuentro hace que la persona se sienta inmersa en un ámbito propicio para su desarrollo personal, le hace sentir felicidad, alegría y libertad interior.

Conclusiones

  • Existe la necesidad de orientar al individuo acerca de la diferenciación entre ocio y ociosidad, considerando que mientras el ocio es el espacio de tiempo libre en donde el ser humano puede realizar actividades creativas para su formación y desarrollo, la ociosidad en cambio es en donde ocurren los males del siglo, pues el hombre se entrega al vicio de las drogas, el alcohol y el sedentarismo.

  • Se deben crear hábitos, actitudes y procedimientos desde la Escuela que favorezcan las relaciones interpersonales de respeto, pluralidad, compañerismo entre los miembros de una comunidad, esto se reflejaría en una sociedad integrada, sana y próspera.

  • Se debe educar al individuo para la buena utilización del tiempo libre y por consiguiente hacia un ocio creativo, esto permite suponer que se deben programar actividades a las que ese ser humano se involucre en procura de beneficiarse desde el punto de vista biológico, psicológico y social para obtener una mejor calidad de vida.

  • Para los venezolanos oír hablar de tiempo libre y ocio pareciera una utopía, esto se debe a que en nuestro país da la impresión que ningún investigador se ha dado a la tarea de tocar el tema del tiempo libre y el ocio, por lo que invitamos a los especialistas en el área involucrare un poco mas por esta temática, sobre todo si consideramos que cada país vive una realidad distinta y no se puede considerar las experiencias de Colombia, Brasil, Argentina o Uruguay quienes son los únicos países latinos que han hablado del tema.

  • Es indudable que el ocio se debe fundamentar en los estudios del Sociólogo Jofre Dumazedier, y se debe concebir su propuesta de las tres D, Descanso, Diversión y Desarrollo Personal como las actividades que deben tener lugar durante el tiempo libre para desarrollar un ocio de altura y obtener buena salud integral.

Referencias

  • Buades, G. (1997). Del Ocio al neg-Ocio… y otra vez al Ocio. pp. 53: 171-193.

  • Cuenca, M. (1998). El Ocio como re-creación humana. Cuadernos de Ocio, 19: 7-26.

  • Dumazedier, J. (1964). Hacia una civilización del Ocio. Madrid, España: Edit. Estela.

  • Dumazedier, J. (1975). Sociología empírica del Ocio. Madrid: Editorial Nacional.

  • Kriekemans, A. (1973). La educación del empleo de los Ocios. En: Pedagogía.

  • Munné, F. (1985). Psicosociología del tiempo libre. México: Trillas.

  • Padró, F. (2004). Ocio y tiempo libre. Barcelona: Paidós

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