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Modelos teóricos en el estudio de la comunicación

 

*Master Oficial en Investigación en

Actividad Física y Deporte (Mención de Calidad)

**Dpto. Psicología Social; Antropología Social;

Servicios Sociales y Trabajo Social

Universidad de Málaga

María del Mar Fernández de Motta*

Antonio Hernández Mendo**

mendo@uma.es

(España)

 

 

 

 

Resumen

          La comunicación ha constituido el medio que ha permitido a la humanidad vivir en sociedad. Su estudio científico se caracteriza desde sus orígenes por la multiplicidad y la pluridisciplinareidad de enfoques y de perspectivas de análisis, que no sólo no son opuestos sino que contribuyen a una mayor comprensión de los procesos comunicativos. De hecho en la intersección de estos enfoques se ha ido configurando un nuevo campo que recibe el nombre de “teoría de la comunicación”. Históricamente estas orientaciones se han sistematizado en tres tipos de modelos: lineales, circulares y reticulares.

          Palabras clave: Comunicación. Modelos lineales. Modelos circulares. Modelos reticulares.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 179, Abril de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Si bien es cierto que la comunicación es quizá el proceso fundamental que permitió el desarrollo social del hombre a través de los signos y el lenguaje, su estudio como objetivo científico es realmente nuevo.

    Retomando el pensamiento de Stewart (1973), el estudio de la comunicación constituye una empresa interdisciplinar, en el que cada enfoque permite entender una faceta o cara de la misma y en la intersección de todos estos enfoques ( físico, semántico y sociocultural) se ha ido configurando un nuevo campo que recibe el nombre de “teoría de la comunicación”. El primero de estos enfoques, propio de ingenieros y físicos, ha dado lugar a un extraordinario desarrollo en el campo de las telecomunicaciones; el segundo se manifiesta en el desarrollo de la lingüística y sociolingüística; y el tercero es el propio de las ciencias sociales y es al que vamos a dedicar nuestra atención.

    Siguiendo a Hervás (1998) encontramos tres modelos que explican el proceso de la comunicación: La Teoría de la Comunicación o Teoría de la Información, la Semiología de la Comunicación y la Pragmática. La primera se ocupa, entre otros conceptos, de la transmisión física de las señales, la segunda de los sistemas de signos de comunicación entre individuos o colectividades y la última de la dinámica de la relaciones entre emisor – receptor.

    Según Galeano (1997) no ha existido nunca una teoría de la comunicación. Lo que tenemos es un sinnúmero de resultados de investigaciones aglutinados bajo el nombre de Teoría de la Comunicación. La gran mayoría de los estudiosos de la comunicación han formulado sus propios y personales esquemas y modelos. Lejos de configurar enfoques enfrentados consideramos que los distintos acercamientos contribuyen a una mayor comprensión de los procesos comunicativos atendiendo a su complejidad. Tanto es así que en los últimos años se están produciendo notables intentos de integrar todas estas formulaciones en una teoría general de la comunicación (Pinazo y Pastor, 2006).

    Aunque ya los griegos hablaban de la retórica y planteaban un modelo de comunicación muy elemental, el origen de la Teoría de la Comunicación data de la mitad del siglo XX con la investigación de la comunicación de masas.

    Los primeros trabajos partieron de los modelos matemáticos (Shannon, 1949) que trataban de asemejar la comunicación a la mera transmisión de información entre máquinas (cibernética). Planteamientos útiles en sus inicios pero que pronto se ve que son limitados en sus explicaciones sobre la comunicación de las relaciones humanas.

    Un enfoque diferente vino de la mano de la semiología o semiótica con las aportaciones de Ferdinand de Saussure en 1916 (Saussure, 1990) que estudia la relación existente entre el signo (el significante) con aquello que significa (el significado).

    En la década de los 50 – 60 del pasado siglo, un nuevo enriquecimiento lo aporta la Escuela de Palo Alto con Bateson, Ruesch y Watzlawick quienes aplicaron la Teoría General de Sistemas al análisis de la comunicación humana desde el punto de vista de la interacción.

    Por otro lado, la Psicología Social ha ido prestando en las últimas décadas cada vez mayor atención a los procesos y contextos comunicativos, integrándolos en el estudio de dos amplios conceptos: el de interacción social y el de influencia social que, junto a la consideración de los contextos sociales y las características personales de los interlocutores tratan de enmarcar y explicar el proceso comunicativo (Loscertales y Gómez ,1998).

    Por último en la década de los 70 del pasado siglo se ha dado paso a un cambio de perspectiva caracterizado por vincular la acción al lenguaje (Crespo, 1995; Ibáñez, 1990).

Modelos teóricos desde la Psicología de la Comunicación

    Aristóteles, en su "Retórica" dijo que tenemos que considerar tres componentes en la comunicación: el orador, el discurso y el auditorio. La mayoría de modelos de comunicación no se apartan demasiado de lo que nos dijo Aristóteles.

    Desde el punto de vista de la Psicología de la Comunicación y siguiendo a Cuesta (2000), existen dos tendencias generales de estudio desde la perspectiva epistémico- metodológica: una tendencia estructural que agrupa los modelos de orientación empírico-analítica y otra funcional a la que pertenecen los modelos teóricos –integracionistas.

    Vamos a pasar a desarrollar brevemente las características de cada modelo.

Modelos de orientación empírico-analítica

    Son semejantes a los modelos físicos y dan explicaciones causales e inflexibles.

  • Modelo de uso y gratificaciones: Los receptores son sujetos capaces de emplear los medios en función de “sus intereses”, presentan actividad.

  • Modelo de la espiral del silencio o modelo de Noelle-Neuman (1974): Desarrollan la noción de equilibrio cognitivo, que alude a la inclinación presentada por las personas para evitar el aislamiento de sus contenidos cognitivos con relación a los grupos de los cuales son miembros.

  • Modelo de la agenda: Es el proceso anterior justo para la creación de la emisión del mensaje y el acto de la comunicación o incomunicación. Con el objetivo de realizar un sesgo del flujo de estímulos que por los medios de comunicación alcanza los receptores.

  • Modelo de la hiperespecialización y el distanciamiento: Los sujetos dependen de campos topográficos de información desiguales, implicando que la información procesada, almacenada y retenida no es igual en un proceso acumulativo, con lo que se crea una desigualdad cada vez mayor y una separación en los aspectos relativos al conocimiento e información comparando los grupos sociales entre sí.

Modelos teóricos-integracionistas

    Desarrollan análisis funcionales y tienen una mayor aproximación a la realidad.

  1. Modelos básicos: modelos derivados de la formulación de Lasswell (1948), modelo matemático de la teoría de la información (Shanon y Weaver, 1949; De Fleur, 1966), modelo circular (Osgood y Schramm, 1957), modelo de la espiral (Dance, 1967) y el modelo general de la comunicación (Gerbner, 1972).

  2. Modelos del equilibrio cognitivo: Modelo de Heider (1946), de Newcomb(1953), de Osgood y Tannenbaun (1955), de Festinger (1957), de Klapper (1960) y modelo de McLeod y Chaffee (1973).

  3. Modelos Sociológicos: Modelo de Riley y Riley (1959). Organiza el fenómeno de la comunicación vinculado con facetas psicológicas y sociales.

  4. Modelo de Maletzke (1963). Este modelo se caracteriza por dos componentes: la amplitud (grado de detalle del modelo) y la interacción existente entre el medio (características psicosociales) y su receptor (características psicosociales).

    Vamos a pasar a describir brevemente los principales modelos teóricos integracionistas.

    Los primeros modelos de comunicación fueron los denominados “modelos de aguja hipodérmica”, modelos simples de Estímulo-Respuesta (E-R,). Las aportaciones realizadas por Laswell, Lazarsfield, Hovland y Lewin, mostraron que había algo más, que existían cambios en la gente entre el estímulo y la respuesta, surgiendo un nuevo modelo de Estímulo-Organismo-Respuesta (E-O-R) Galeano (1997).

Modelo de Laswell

    Se considera el primer modelo de comunicación. Laswell a partir del estudio de la comunicación de masas intenta hacer una “teoría de la transmisión de mensajes”. En 1948 en su artículo Estructura y función de la comunicación en la sociedad (Rodrigo, 1995) formula su modelo tal y como lo conocemos hoy, con su famosa definición del acto de comunicación que piensa debe contestar a las siguientes cuestiones: “¿Quién, dice qué, en qué canal, a quién, con qué efecto?”. Su objetivo era establecer los ámbitos de análisis de los actos comunicativos. La fórmula de Lasswell aparece representada en la Figura 1.

Figura 1. Fórmula de Laswell del proceso de la comunicación (Laswell, 1948)

    A partir de este momento el estudio del proceso de la comunicación tiende a concentrarse sobre una u otra de esas cuestiones dando lugar a diferentes enfoques. Bradok (1958) añade dos aspectos al modelo de Laswell, las circunstancias en que se envía un mensaje y el propósito con el que el comunicador dice algo (McQuail y Windhal 1997). Este modelo aparece representado en la Figura 2.

Figura 2. Perfeccionamiento del modelo de Lasswell

hecho por Bradok (1958). (McQuail y Windhal, 1997, p. 42)

Modelo de Shannon y Weaver

    En este modelo se entiende la comunicación como un “proceso de transferencia de información “lineal y unidireccional. Se trata de un modelo o, más exactamente, de una teoría de la información pensada en función de la cibernética. Cuando Shannon habla de información, habla de una unidad cuantificable que no tiene en cuenta el contenido del mensaje. El modelo de Shannon se aplica entonces a cualquier mensaje, independientemente de su significación y ha sido empleado analógicamente para el estudio de la conducta y la lingüística. Señala cinco funciones que se tienen que cumplir (fuente, transmisor, canal, receptor, destino) y el factor “ruido” como elemento disfuncional que puede influir, precisamente en el canal. Hernández Mendo y Garay (2005). La representación gráfica aparece en la Figura 3.

Figura 3. Modelo de Shannon y Weaver (1949). (McQuail y Windhal, 1997, p. 42)

    Desde el punto de vista lingüístico, Chomsky y Jakobson basándose en el modelo de Shanon contribuyen al estudio de las funciones del lenguaje asociadas a cada elemento que formaba parte de su esquema sobre la comunicación. Este modelo aparece reflejado en la Figura 4.

Figura 4. Esquema de comunicación de Jakobson (1961) (Loscertales y Gómez Delgado, 1998, p. 252)

Modelo de DeFleur

    Este autor agrega una serie de componentes al modelo previo de Shannon y Weaver (1949) con el objeto de exponer el modo en que la fuente adquiere su retroalimentación aumentando la posibilidad de una correspondencia entre el significado del mensaje generado y el mensaje recibido (isomorfismo) DeFleur (1966). Se representa en la Figura 5.

Figura 5. Modelo de DeFleur (1970). Adaptación del modelo de Shanon y Weaver. (McQuail y Windhal, 1997, p. 46)

Modelo de Osgood y Schramm

    Schramm (1954) presentó este modelo tomando como base a Osgood (1957). Estos autores expresan que no puede comprenderse la comunicación como si se comenzara en un lugar y se terminara en otro. La comunicación no es un proceso lineal como proponía el modelo de Shannon, y Weaver, sino que es fundamentalmente circular. Por otra parte, centran la atención en la conducta de los actores principales en el proceso comunicativo, a diferencia del modelo de Shannon que apunta a los canales que realizan la mediación entre emisores y receptores de forma primordial. Plantean que las partes del proceso son iguales y realizan funciones idénticas: codificación, descodificación e la interpretación. La función codificadora es equiparable a la transmisión (del modelo de Shannon y Weaver) y la descodificadora a la recepción (del modelo de Shannon y Weaver). El modelo de Osgood y Schramm (1945) va más allá que el de De Fleur al considerar que los participantes en el proceso de comunicación realizan funciones análogas: codificar, descodificar e interpretar. En lugar de centrar su atención en el canal, presta especial atención a los actores de la comunicación, tratándolos como puntos de origen y destino idénticos. En este modelo se observa la influencia de la perspectiva psicolingüística de Osgood, que tiende a confundir a los actores de la comunicación con los participantes en un diálogo y que, en consecuencia, hacen al modelo especialmente útil para el estudio de la comunicación interpersonal, pero no tanto para el de la comunicación colectiva o de masas. El modelo de Osgood y Schramm (1954) está representado en la Figura 6.

Figura 6. Modelo de Osgood y Schramm (1954). (McQuail y Windhal, 1997, p. 47)

El modelo de la espiral de Dance

    El modelo de la espiral de Dance (1967) se trata de un desarrollo del modelo de Osgood y Schramm (1954). Es un modelo centrado en la naturaleza del proceso comunicativo y no tanto de sus elementos.

    El recurso a la espiral obedece a una idea de Dance, que opina que los modelos circulares no están en lo cierto al considerar que la comunicación vuelve al punto de partida. Indudablemente, si lo característico de la comunicación es que produce efectos podríamos decir que transforma, entonces el proceso de vuelta será a un punto diferente o a un participante con una actitud diferente, del que fue origen. A su vez la espiral subraya el carácter dinámico (frente a una imagen “congelada” del proceso) cambiante de la comunicación, en la que cada acontecimiento tiene incidencia sobre el siguiente, y permite así concebir una comunicación que se desplaza hacia delante, en la que se incremente el grado de entendimiento y la relación comunicativa entre los actores. Este modelo se representa en la figura 7.

Figura 7. Modelo en espiral de Dance (1967). (McQuail y Windhal, 1997, p. 49)

El modelo general de la comunicación de Gerbner

    Este modelo pretende expresar la dinámica de todas las formas de comunicación (interpersonal, grupal, masiva, etc.) en referencia a los dos elementos (el productor de la información y el receptor de la misma) que realizan una transacción. De esta forma, Gerbner establece la comunicación como una negociación o un intercambio, prestando especial atención a la fuente o emisor. Para este modelo los procesos de comunicación consisten fundamentalmente en lo siguiente:

  • «Alguien percibe algo (A) y reacciona, en una situación, a través de unos medios, con el fin de hacer disponibles unos materiales, con una cierta forma, y en un contexto, transmitiendo un contenido, con ciertas consecuencias»

    La utilización de los componentes de este modelo se efectúa a modo de las piezas de un mecano. Por lo que puede describir tanto los procesos sencillos y complejos de la comunicación como los de generación (de mensajes) y de percepción (de los mensajes y de los acontecimientos sobre los que se asienta la comunicación). Así, este modelo posibilita proponer cuestiones no solamente referentes a la naturaleza de la generación o producción y la percepción sino también sobre la relación entre ambas.

    El modelo verbal de Gerbner aparece gráficamente en la Figura 8.

Figura 8. Modelo de la comunicación general de Gebrner (1956)

M percibe A como A’. (McQuail y Windhal, 1997, p.52)

    En la Figura 8 el símbolo A se refiere a lo percibido (el acontecimiento), A' a como lo percibe el perceptor, y M representa o bien a un ser humano o bien a una máquina en otro contexto diferente al humano.

El modelo ABX de Newcomb

    El modelo ABX de Newcomb (1953), fue establecido basándose en los trabajos de Heider (1946) McQuail y Windhal (1997).

    Heider investigó acerca de los procesos cognoscitivos internos de los participantes en una conversación (A y B). En sus trabajos planteó que la base afectiva (aprecio o rechazo) de una relación conversacional tiende articularse sobre el objeto de referencia (X), de modo que cuando se establece ese equilibrio entre A, B y X, se establece una relación resistente al cambio. Mientras que en el caso de desequilibrio, se manifestaría un intento de restablecimiento de equilibrio “cognoscitivo” McQuail y Windhal (1997).

    Newcomb que trabajaba en el campo de la psicología de la comunicación, aplicó las investigaciones de Heider al ámbito de la comunicación interpersonal, postulando que la comunicación tiende a establecer relaciones de simetría entre los participantes. (La comunicación desempeña la función esencial de capacitar a dos o más individuos para que mantengan una orientación recíproca simultánea entre ellos y con respecto a los objetos del entorno exterior Newcomb, 1953)”

    Este papel “simetrizador” o “equilibrador” de la comunicación es especialmente útil en situaciones de tensión, incertidumbre o desequilibrio: cuando existen discrepancias entre A y B respecto de X, la comunicación acerca de X tenderá a equilibrar la relación. De acuerdo con este modelo, la comunicación sólo se activa si existe una relación entre A y B y si al menos uno de ellos se halla interesado en X que tiende a mostrarse de acuerdo (percepción selectiva) Rodrigo (1995).

    El modelo resultaría un triángulo (Figura 9), cuyos vértices simbolizan los individuos A y B y al objeto X que se encuentra en su entorno común. Asimismo existe una orientación mutua de un individuo hacia el otro y se observa una orientación de ambos con relación a X. De esta manera, la comunicación se comprende como un proceso que sustenta la estructura de la orientación, y que se activa si existe una relación entre A y B y si al menos uno de ellos está interesado en B. Produciéndose un mantenimiento o una mejora de la simetría de la relación entre los tres elementos al transmitir información sobre todo cambio producido, y al posibilitar la realización de reajustes Rodrigo (1995).

Figura 9. El modelo de Newcomb, en el que dos individuos (A y B)

están orientados entre sí y en relación a otros. (McQuail y Windhal, 1997, p. 55)

    De este modelo podemos sacar dos proposiciones:

  1. Se estimulará la comunicación cuando existan discrepancias relativas a su orientación hacia el objeto X.

  2. De esta comunicación derivará una tendencia al restablecimiento del equilibrio, que sería el “estado normal” de un sistema de relaciones.

    Newcomb (1959) agregará posteriormente que solamente se llevará a cabo, una activación de la comunicación cuando:

  1. Exista atracción intensa entre las dos personas.

  2. El objeto resulte significativo, aunque solamente lo sea para una de ellas.

  3. El objeto sea importante para las dos personas.

Modelos teóricos desde el punto de vista de la Psicología Social

    Desde el punto de vista social y siguiendo a Lucas Marín (2003), puesto que en cierta medida todos los modelos ponen en juego elementos y procesos, podemos concebir de una forma muy distinta la comunicación, en términos de sistemas y procesos de relaciones, y hablar de modelos:

  1. Modelos lineales, que conciben la comunicación como un proceso lineal y unidireccional entre dos polos (emisor y receptor). La responsable de la efectividad, es una “perfecta expresión” del emisor.

  2. Modelos circulares, conciben la comunicación como un proceso de ida y vuelta entre dos o más polos con igual o distinta capacidad de influencia, introduciendo el feed-back. La responsable de la efectividad es una “perfecta comprensión”, que el emisor tiene la obligación de garantizarla.

  3. Modelos reticulares, que conciben la comunicación como un proceso en red, interviniendo más de tres elementos con incidencia relevante y constituyendo procesos de distribución de la significación o la información.

    De acuerdo a McQuail y Windhal (1997), cuando se lleva a cabo el análisis, no existe un modelo utilizable para todos los objetivos y todos los niveles. Por ello, la elección del modelo conveniente es una cuestión significativa para la investigación que se pretenda desarrollar.

    En general, según Winkin (1994), podemos considerar a los modelos circulares como una orquesta, mientras que a los modelos lineales como un telégrafo. Y siguiendo a Roger (1976) en sus trabajos sobre los modos diferentes de comunicación personal o en grupos pequeños, se pueden establecer cuatro importantes procedimientos de comunicación como son, el circular, en rueda, en cadena y total. Aunque, a pesar de todo no existirá ninguna teoría de la comunicación con carácter completo ya que cualquier sistema de comunicación tiene como destino final el sistema nervioso humano (Miller, 1980).

Modelos lineales

    Se trata de aquellos modelos que conciben la comunicación como un proceso lineal, unidireccional entre dos polos característicos, emisor y receptor. En estos modelos basados en una concepción técnica de la comunicación, la capacidad de decisión y la fuente de influencia residen en el emisor, mientras que el receptor adopta un papel pasivo, sujeto a la influencia de la acción comunicadora del emisor (McQuail y Windahl 1997). Una ventaja del modelo lineal de comunicación está en la insistencia de la necesidad de precisión por parte del comunicador, que, por otra parte, tiende a considerar unidas la comunicación y la acción. Y el inconveniente del modelo es la confusión de comunicación e información, la visión del receptor como pasivo, y la visión del mensaje como el propio significado. Este modelo en su sencillez insiste en la necesidad de ser preciso a la hora de emitir un mensaje, porque centra en lo comunicado casi toda la atención. Parece como si la eficacia del mensaje fuera instantánea e incontrovertible (Lucas, Galera, Ruiz, 2003).

    El modelo lineal de la comunicación parte de dos ideas generales: la primera es considerar la comunicación como un mero transporte de información, y la segunda es pensar que la clave del significado está en el propio mensaje y no en las personas, que forman parte del proceso. Con frecuencia se tiene la noción general de la comunicación como si fuera una cinta transportadora de conocimiento y de informaciones de una persona a otra. Pero en la práctica, este transporte nítido de la información es condición necesaria pero no suficiente de una comunicación eficaz y es, por tanto, compatible con fallos en el proceso comunicativo (Lucas, Galera, Ruiz, 2003).

    El modelo de la comunicación lineal nos muestra todo los elementos que hay en la comunicación pero no indica realmente lo que ella es. Así, entendemos por comunicación "el proceso a través del que un conjunto de significados que han tomado cuerpo en un mensaje es trasladado a una o varias personas de tal manera que el significado percibido sea equivalente a lo que los iniciadores del mensaje intentaron" (Smith, 1995). Por ello la comunicación no es exactamente un traslado de significado, sino un ajuste de este significado compartido entre dos sujetos, produciéndose, normalmente, múltiples traslados con idas y vueltas de contenido informativo entre ambos sujetos.

    La idea de comunicación como mero transporte efectivo de información va unida a la idea de que el significado está en las palabras, en el mensaje que se envía, sin considerar que el significado está fundamentalmente en las personas. La interpretación de un mensaje puede ser diferente en el emisor y receptor en función de las diferentes expectativas planteadas, de la experiencia de cada uno y de la situación psicológica y social en que se encuentran. (Berlo, 1969).

    Aristóteles es autor del primer modelo de comunicación conocido. En su obra “La Retórica” analiza las maneras en que los seres humanos se comunican entre sí. El proceso aristotélico es lineal, es decir, todo gira en torno a los intereses del emisor, como se plantea a través del ethos, el pathos y el logos, la disposición de los elementos y del resultado parecen depender del orador Castro y Zareth (2006).

    Del mismo modo, son modelos lineales el de Shannon y Weaver y el modelo de Lasswell, anteriormente explicados.

Modelos circulares

    Los modelos circulares surgen con la introducción de feed-back concepciones lineales de la comunicación. La aportación cibernética del feed-back se basó en el principio de retroalimentación propuesto por Wiener, donde los mensajes que envía el receptor al emisor como consecuencia de lo que ha dicho, indica al emisor el efecto que tiene sobre el receptor; por tanto el emisor reajusta los mensajes de acuerdo con la reacción del receptor. Esto implica la concepción de la comunicación (transmisión y selección de información) como un proceso de control o regulación en los procesos sociales. Esta nueva forma de entender la comunicación es introducida por la Escuela de Palo Alto (Castro y Zareth, 2006).

    Siguiendo a McQuail y Windahl (1997), la introducción del feed-back en los modelos de la comunicación supone:

  1. Cuestionar la concepción conductista de la comunicación en términos estímulo/respuesta y cuestionar a las teorías de la aguja hipodérmica que se centran en el efecto directo de la comunicación.

  2. Proyectar una progresiva complejización en los modelos de la comunicación que irán incluyendo más procesos de influencia mutua y de mediación.

    Estos modelos definen la comunicación como un proceso de ida y vuelta de contenido informativo que produce cambios (Berlo, 1960). Se considera como algo más que información o transmisión de conocimiento. La comunicación humana es un proceso durante el que fuentes individuales inician mensajes usando símbolos convencionales, signos no verbales y señales contextuales para expresar significados por transmisión de información, de tal manera que otro proceso similar o paralelo de comprensión se construyen por la parte o partes receptoras a las que se dirige el mensaje (DeFleur, 1993). En este proceso tiene especial interés el lenguaje.

    Siguiendo a Lucas Marin (2003), las ideas de circularidad pueden ser definidas por las siguientes proposiciones, en la relación entre el emisor y receptor:

  1. La codificación y descodificación al mismo tiempo en las dos partes.

  2. El role-taking y el feedback es la doble relación entre ambos sujetos (ida y vuelta de la información)

  3. La influencia del ambiente físico donde la transacción tiene lugar.

  4. La importancia de las anteriores interacciones comunicativas.

  5. La influencia de la situación sociocultural en que la comunicación tiene lugar.

  6. Debe considerarse siempre la influencia de la relación social existente entre las partes.

  7. Todos los intercambios se realizan de forma continua y simultánea.

    DeFleur, Kearny y Plax (1993), analizando los componentes y el proceso de cambio, consideran la comunicación interpersonal como “transacción simultánea e instantánea”. Así, comunicarse es intervenir en una negociación, en un “toma y daca”, una transacción de información en el que se ha perdido de vista quien ha iniciado el trato y quien será el beneficiado.

    Asimismo, se puede agregar la consideración de la vinculación del modo autoritario de participación con la puesta en práctica del modelo lineal, a la vez que el modo democrático queda asociado al circular (Lucas Marín, 1999).

    La diferencia fundamental entre los modelos lineales y circulares de la comunicación podríamos concretarla en la atención al otro, especificada en que el emisor se pone en su lugar (role taking) y busca la comunicación retorno (feedback).

    Son modelos circulares el modelo de De Fleur, el de Osgood y Schramm y el modelo de la espiral de Dance.

    Merece una consideración aparte el modelo funcional de Ruesch y Bateson, que explica las relaciones entre dos o más personas considerando sus factores personales. Este planteamiento está encaminado a explicar como las anormalidades de conducta pueden considerarse disturbios de la comunicación. En este modelo se toman en consideración los factores personales de los comunicantes, además de la relación entre dos o más personas. Pudiéndose establecen cuatro niveles de comunicación que van de la intrapersonal a la interpersonal, después a la grupal y finalmente a la cultural. En este sentido Bateson afirma que el concepto de comunicación incluye todo el proceso a través del cual la gente se influye mutuamente, de ahí advierte un doble vinculo en la acción comunicativa Castro y Zareth (2006).

    Según Ruesch y Bateson (1984), en el estudio de la comunicación es difícil, incluso se presenta imposible establecer las diferencias existentes entre la supuesta realidad y la realidad percibida por el ser humano. Desde un punto de vista psicosocial, solamente se posee un método para establecer la existencia del mundo real, y es contrastar la visión de un observador con la de otros observadores.

    Para estos autores, es importante suponer una “realidad”. En el área de la comunicación, obtienen esta “realidad” mediante la suposición de que un observador “extrahumano” observa desde fuera las comunicaciones humanas. De este modo, podemos suponer que el observador humano puede ampliar su campo de observación, aunque con su aparato perceptivo siempre igual. Podemos hacer una analogía relativa con el campo de visión observado al mirar a través de un microscopio. Dependiendo de la ampliación que se utilice existirá un mayor o menor detalle del campo. A partir de aquí se infieren, como ya hemos comentado, cuatro niveles de comunicación: nivel intrapersonal (primer nivel), nivel interpersonal (nivel segundo), nivel grupal (nivel tercero), nivel cultural (nivel cuarto). En cada uno de estos campos disminuye la importancia del solo individuo y en los niveles más altos una persona pasa a ser tan solo un pequeño elemento dentro del sistema de comunicación. El foco de atención del observador humano no está estático, sino que es, más bien, un fenómeno oscilante. La situación social o el contexto de la comunicación dependen del lugar donde se ubique el observador. Ruesch y Bateson (1984).

Modelos Reticulares

    Los modelos circulares de la comunicación se van haciendo gradualmente más complejos, sobre todo cuando pasan a considerar conjuntamente la comunicación en su nivel psicológico y social. Comienzan entonces a aparecer modelos que conciben la comunicación como una red de difusión o transmisión de influencias, informaciones, significados, etc. a partir de la cual se generan las actitudes, opiniones y acciones de los miembros de una sociedad. (Castro y Zareth, 2006). A estos modelos pertenecen el modelo de Gerbner y modelo de Newcomb.

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 18 · N° 179 | Buenos Aires, Abril de 2013
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