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La evaluación en el proceso de enseñanza 

aprendizaje: un componente y un proceso en sí misma

 

*Autora. Prof. Asistente. Profesora de Español. Departamento de Humanidades

UCCFD “Manuel Fajardo”, Facultad de Camagüey

**Coautora. Profesora Titular. CECEDUC Enrique José Varona. Universidad

de Camagüey “Ignacio Agramante y Loynaz”

***Coautor. Profesor Titular. CEPEDEP Rafael Fortún

UCCFD “Manuel Fajardo” Facultad de Camagüey

(Cuba)

Lic. Idalma Concepción Martínez Novoa*

idalma@fcf.camaguey.cu

Dra. C. María Teresa Machado Durán**

maria.machado@reduc.edu.cu

Dr. Cs. Evelio Felipe Machado Ramírez***

evelio.machado@fcf.camagüey.cu

 

 

 

 

Resumen

          La evaluación constituye un componente fundamental del proceso de enseñanza aprendizaje de las asignaturas que, como cualquier otro, requiere de una dirección acertada. Permite la valoración sistemática de sus resultados para asegurar la orientación y regulación del propio proceso en función del cumplimiento de los objetivos propuestos. Alcanzar ese fin en la carrera de Licenciatura en Cultura Física y Deportes transita por la formación de un profesional competente, que cuente con los recursos necesarios para desempeñar su labor, entre los cuales ocupa un lugar prioritario la competencia comunicativa; responsabilidad colectiva que involucra a todas las asignaturas y disciplinas, comprometidas con la atención a la expresión oral y escrita mediante acciones integradas que favorezcan la consecución del proceso, teniendo en cuenta sus funciones, el carácter sistémico, la integralidad, sus propias exigencias y componentes, entre los cuales rige el objetivo que cumple una función valorativa asociada con la evaluación, cuyos resultados permiten retroalimentar el proceso. A pesar de que la evaluación expresa el resultado y es un proceso que favorece el aprendizaje, su concepción en la Facultad de Cultura Física y Deportes de Camagüey, manifiesta problemas de dirección, según el resultado de los instrumentos aplicados; refleja espontaneidad, falta de sistematicidad y empirismo, además de que no se aprovecha el resultado en función de cuánto sirve a estudiantes, docentes y directivos. Tales insuficiencias también se evidencian en la concepción de la evaluación en las asignaturas de lengua materna, lo cual afecta el proceso en función de la competencia comunicativa.

          Palabras clave: Evaluación. Proceso de enseñanza aprendizaje. Cultura Física y Deporte.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 179, Abril de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Una de las misiones del nivel superior es la de poder organizar, planificar y controlar el proceso de evaluación de la calidad de la educación que tiene como punto de partida el perfeccionamiento continuo, cuya manifestación esencial se evidencia en el proceso de transformación gradual e intencional de las concepciones, actitudes y prácticas educativas, dirigidas a promover una educación desarrolladora. Tal misión recae, fundamentalmente, en el personal docente que dirige el proceso de enseñanza aprendizaje.

    La evaluación del aprendizaje es, sin dudas, una temática fundamental a la que vuelve una y otra vez la investigación educativa como:

    “… proceso dialéctico de construcción del conocimiento científico multidisciplinar acerca de la realidad educativa, conscientemente orientado y regulado por el método científico, con la finalidad de producir determinados resultados científico-técnicos que posibilitan describir, explicar, predecir y transformar el objeto en correspondencia con los problemas inmediatos y perspectivos del desarrollo de la educación en un contexto histórico concreto.” (Llivina y col., 2004)

    Evaluar, en cualquiera de los niveles del sistema nacional de educación, pasa necesariamente por el conocimiento del producto, es decir, la formación de las nuevas generaciones, que en el caso particular de la investigación que realiza la autora del presente trabajo, para su tesis de maestría, se dirige a la formación de un profesional competente en la esfera de la Cultura Física. Tal finalidad requiere que el egresado de la licenciatura cuente con recursos suficientes para desempeñar su labor, entre ellos ocupa un lugar prioritario la competencia comunicativa, aspiración contenida en los objetivos de todos los planes de estudio e incluida como temática en el primer tema del programa de Español Comunicativo.

    Son diversos los factores que determinan la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje de cualquier asignatura, por ello debe ser estudiado desde diversas ópticas y evaluado sistemática y profundamente.

Desarrollo

    El Modelo del Profesional concibe un egresado de la Licenciatura en Cultura Física que posea una formación integral y de servicio a la Revolución, con sólidos conocimientos y habilidades pedagógico profesionales. Un licenciado con excelentes condiciones ético-morales y profesionales y con una visión crítico reflexiva y transformadora de los procesos y actividades de la Cultura Física en sus ámbitos de actuación.

    Para dar cumplimiento al objeto de la carrera es necesario que durante el pregrado se preste especial atención a la evaluación del proceso de enseñanza aprendizaje de las distintas asignaturas, entendido, desde el Enfoque Histórico Cultural, como “…la actividad cuyo objetivo es la valoración del proceso y resultados del aprendizaje de los estudiantes, a los efectos fundamentales de orientar y regular la enseñanza para el logro de las finalidades de la formación. (González, 2002)

    Tales concepciones vigotskianas, cuyos fundamentos sustentan la pedagogía cubana, apuntan también a las características de la evaluación cuando se refiere a que:

    Estos presupuestos deben ser tenidos en cuenta lo mismo para la evaluación del sistema educativo, en tanto proceso general, como para evaluar aquellos procesos específicos que corresponden a la enseñanza aprendizaje de cada asignatura.

    Esta cuestión debe constituir una prioridad en la que se trabaje desde todas las asignaturas y disciplinas de la carrera dando salida al Programa Director de Lengua Materna, no obstante, son las asignaturas de lengua materna las que abordan directamente los contenidos asociados a la competencia comunicativa y conducen, desde el primer año de la carrera, la labor colectiva que en tal sentido debe desarrollarse mediante el trabajo docente y científico metodológico a través de acciones integradas que favorezcan la consecución del proceso.

    La dirección del proceso de enseñanza aprendizaje está compuesta por cuatro funciones o elementos esenciales:

    Todas las funciones ejercen su influencia en los componentes del proceso y permiten que el mismo se desarrolle cíclicamente. Cada una tiene un carácter específico y puede estudiarse independientemente, pero sin olvidar que están estrechamente interrelacionadas y se compenetran unas con las otras. Por tanto, el proceso de dirección debe considerarse como único e integral, pero la delimitación de cada una de estas funciones conduce a la elaboración de los métodos y procedimientos para la realización más efectiva en la práctica.

    Este proceso de dirección constituye un sistema, porque tiene:

    Este sistema de dirección es vital para el desarrollo del proceso de enseñanza aprendizaje. Su función general es la de integrar las distintas partes y elementos del proceso, así como su relación con el entorno, para ello se deben llevar a cabo las funciones anteriormente mencionadas.

    En definitiva, resulta determinante no perder de vista que el proceso de enseñanza aprendizaje no es espontáneo, pero sí comunicativo e integral en el cual están presentes alumnos y profesores, quienes como sujetos dirigen la parte del proceso que les corresponde.

    El proceso de enseñanza aprendizaje incluye cuatro exigencias esenciales que son: el diagnóstico de la preparación y desarrollo del alumno, la organización y dirección del proceso a partir de la orientación, la ejecución y el control; el protagonismo del alumno en los distintos momentos de la actividad de aprendizaje y la concepción y formulación de la tarea.

    Asimismo, el proceso de enseñanza aprendizaje contiene entre sus componentes al objetivo, el contenido, el método, los medios, la forma organizativa y la evaluación; todos se relacionan estrechamente, sin embargo es el objetivo el componente rector porque determina a los demás, constituye el punto de partida y la premisa general del proceso, y rige la actuación del profesor. De allí que se considere la determinación del contenido como una función del objetivo, lo mismo que la orientadora y la valorativa; esta última asociada con la evaluación, cuyos resultados permiten retroalimentar el proceso, es decir, “… los datos obtenidos en la evaluación servirán a los que intervienen en dicho proceso (docentes-alumnos) en forma directa para mejorar las deficiencias que se presenten en la realización del proceso e incidir en el mejoramiento de la calidad…” (Pérez, 1997).

    Por tal razón a este componente se le atribuyen las funciones de diagnóstico, control y desarrollo; así como las instructiva y educativa. Es la evaluación expresión del resultado, pero sobre todo es un proceso que indica la medida en que los alumnos han alcanzado los objetivos establecidos y, por ello, favorece el aprendizaje entendido como:

    “… un proceso dialéctico de apropiación de los contenidos y las formas de conocer, hacer, convivir y ser construidos en la experiencia sociohistórica, en la cual se producen, como resultado de la actividad del individuo y de la interacción con otras personas, cambios relativamente duraderos y generalizables que le permiten adaptarse a la realidad, transformarla y crecer como personalidad.” (Doris Castellanos, 2002)

    A pesar de toda esta concepción teórica existente y muy bien fundamentada por diversos autores se ha constatado, a través del diagnóstico y las encuestas a docentes y directivos académicos, que la organización de la evaluación del aprendizaje en la Licenciatura en Cultura Física y Deportes, en la Facultad de Camagüey, se hace sobre la base de los diferentes temas que componen las asignaturas, concebidos aquellos como subsistemas de estas, ello denota problemas en la dirección de la evaluación. En muchos casos no se refleja la sistematicidad de la evaluación en dichos temas, al no asociarla claramente con el objetivo general del mismo, la habilidad generalizadora y las acciones esenciales que debe realizar el estudiante para el desarrollo de dicha habilidad y, por tanto, el logro del objetivo.

    Esto conlleva a que la evaluación esté dirigida al resultado de las acciones y, por lo general, a que no se haga un control por operaciones en el momento requerido, propiciando así la espontaneidad y la falta de sistematicidad en la evaluación del tema, lo que refleja su inconsecuente dirección e insuficiente resultado. La dirección de la evaluación en cada instancia (clase, tema, asignatura) se hace de forma empírica, limitándose a evaluar sólo momentos del proceso, sin tener en cuenta que en la actividad de los sujetos presentes en el mismo se manifiestan tres dimensiones: práctica, cognoscitiva y valorativa; las cuales deben fundamentar la evaluación del aprendizaje y la autoevaluación estudiantil.

    Las insuficiencias antes señaladas también se evidencian en la concepción de la evaluación en las asignaturas de lengua materna, lo cual afecta el proceso en función de la competencia comunicativa. La dificultad parte, en general, de esa tendencia -dominante en el área educativa- que considera el término evaluación como sinónimo de medición, sin tener en cuenta las diferencias fundamentales entre ambos.

    Salvo algunas excepciones, entre maestros y alumnos, existe la idea de que la finalidad de la evaluación es la de calificar mediante los resultados obtenidos en la aplicación de exámenes, lo cual cae dentro de los límites de la medición. "La calificación así derivada, aún cuando sea determinada con absoluta justicia, sólo indica cuánto sabe el alumno, pero lo deja y nos deja totalmente ignorantes de qué sabe, qué no sabe, cómo lo sabe y gracias a qué lo sabe." (Pérez, 1997).

    En fin, como en el proceso de enseñanza aprendizaje la evaluación es sumamente importante, entonces los docentes requieren conocer la diferencia que existe entre medir y evaluar, que radica, esencialmente, en que la evaluación es mucho más amplia pues exige el establecimiento de juicios y valoraciones que deben ser interpretados en función de la toma de decisiones. Medir (cuantificar aciertos y errores) y adjudicar calificaciones son sólo pasos previos para la verdadera evaluación, aunque tampoco absolutamente necesarios, ya que se puede evaluar a partir de apreciaciones cualitativas lo cual estará determinado por el tipo de instrumentos de evaluación que se utilicen; medir puede ser conveniente como antecedente de la evaluación, pero es necesario salvar el peligro de quedarse en esta etapa para poder realizar valoraciones que sean productivas y permitan mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje.

    Las investigaciones contemporáneas vinculadas con el proceso de evaluación educativa, específicamente a partir de 1990, han prestado atención a esta problemática y han permitido reformular o reorientar criterios muy asentados en la tradición. Gracias a las nuevas perspectivas es posible entender:

    “… la evaluación no como ‘un acto mediante el cual un profesor juzga a un alumno, sino un proceso a través del cual el profesor y el alumno aprecian en qué grado logró este último los aprendizajes que ambos perseguían’ y que ‘como actividad indispensable en el proceso educativo puede proporcionar una visión clara de los errores para corregirlos, de los obstáculos para superarlos y de los aciertos para mejorarlos’ y cumplir de esta manera las funciones que tiene la evaluación educativa en el proceso de enseñanza-aprendizaje.” (Morán, citado por Pérez, 1997).

    Definitivamente, los datos que se obtienen en la evaluación sirven en forma directa a maestros y alumnos para mejorar las deficiencias que se presentan, aunque también a directivos y padres, incluso a la comunidad; pues todos participan en el proceso al estar interesados por su realización con calidad y –por tanto- también desempeñan un rol particular. Entonces la evaluación permite:

    Todos los aspectos abordados anteriormente requieren de un estudio por parte de los docentes para poder rediseñar el sistema de evaluación en sus asignaturas, desde el trabajo con el componente en cada clase hasta su realización en el proceso. Asimismo, los directivos académicos deben profundizar en tales fundamentos teóricos de manera que puedan orientar adecuada y científicamente el trabajo metodológico en función de la evaluación.

Conclusiones

    La evaluación educativa constituye un proceso que requiere de una adecuada dirección por parte del docente, quien tiene a su cargo esa actividad sistemática en la cual son empleados múltiples y variados medios teniendo en cuenta las características individuales de los sujetos y sistemas evaluados.

    La evaluación es también un componente esencial del proceso docente educativo en el cual se evidencian los objetivos (función rectora - punto de partida para elaborar los instrumentos) y el contenido (el volumen - ¿qué evaluar?) de la evaluación.

    El proceso de enseñanza aprendizaje tiene lugar en el transcurso de las asignaturas, y su propósito esencial es contribuir a la formación integral de la personalidad del alumno, constituyendo así la vía mediatizadora fundamental para la adquisición de conocimientos, procedimientos, normas de comportamiento y valores legados por la humanidad.

    La evaluación se interrelaciona con todas las etapas del proceso de enseñanza aprendizaje pues es la que lo abre, pero también la que lo cierra. La transformación de la forma de evaluar y de las concepciones tradicionales sobre la evaluación, la llevarán a convertirse en un medio para aprender y dejará de ser un fin en sí misma.

    En este intercambio de actividad (realizada por el profesor y el estudiante a partir de las tres dimensiones antes señaladas) se transforman tanto los sujetos presentes en el proceso, como el propio proceso. En definitiva, la dirección de la evaluación del aprendizaje que tradicionalmente se desarrolla se caracteriza por ser impersonal y asistémica en su concepción y desarrollo, concretarse eventualmente (acto, momento) en vez de hacerlo en el proceso, además de manifestarse unidireccionalmente cuando posee un carácter bidireccional.

Bibliografía

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