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Principios metodológicos, contenidos y evaluación 

para el desarrollo de la resistencia en la escuela

 

Diplomado en Fisioterapia y Magisterio Especialidad de Educación Física

Máster en Educación Físico-Deportiva, Huelva

(España)

Mateo Garrido Berry

mateo-garrido@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          Para el correcto desarrollo docente, el especialista de educación física debe estar formándose e innovando permanentemente. El desarrollo de la resistencia es uno de los objetivos y contenidos a desarrollar en primaria siguiendo unos principios metodológicos, contenidos y evaluación acorde con las características del alumnado, la consolidación de hábitos de práctica deportiva saludable y regular y el contexto educativo actual para alcanzar un mejor desarrollo integral de la persona (cognitivo, motriz, afectivo y social).

          Palabras clave: Resistencia aerobia. Educación Primaria. Juego. Método fraccionado.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 178, Marzo de 2013. http://www.efdeportes.com/

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1.     Introducción

    La resistencia es un componente básico para realizar cualquier actividad física o deportiva ya que es una de las cualidades físicas básicas (resistencia, flexibilidad, fuerza y velocidad). Podemos definir resistencia como:

  • “Cualidad que nos permite aplazar o soportar la fatiga, permitiendo prolongar un trabajo orgánico sin disminución importante del rendimiento” (Generelo y Tierz, 1995).

  • “Capacidad de mantener la continuidad del esfuerzo, retardando lo máximo posible la aparición de la fatiga” (Párraga, 2002).

    La comunidad científica afirma que la resistencia es el factor más importante en el desarrollo o la preparación fisiológica e indispensable para la vida cotidiana y para cualquier actividad físico-deportiva de relativa exigencia, sin olvidar los beneficios derivados de su entrenamiento para la salud integral de la persona (cognitivo, motriz, afectivo y social). Cuando la resistencia falla como resultado de un esfuerzo muscular fuerte y sostenido, disminuyen las demás cualidades que hacen también posible los mejores rendimientos deportivos porque el suministro de oxígeno y otras fuentes de combustible para el músculo, no son suficientes para sostener el esfuerzo. Por tanto, los principales objetivos de un entrenamiento de resistencia son lograr un incremento de la cantidad de sangre a los músculos que hacen el principal trabajo y mejorar los sistemas energéticos. Asimismo, también está presente el componente psíquico porque la persona es un todo (integral), cuerpo y mente (físico y psíquico).

2.     Justificación. El trabajo de resistencia aeróbica frente a la anaeróbica aláctica y láctica en primaria

    Según Casimiro y Águila (2008), los niños en primaria, son “auténticos corredores de fondo” ya que poseen un volumen cardíaco relativamente importante y un peso ligero, respondiendo mejor a estímulos de tipo aeróbico (larga duración y bien dosificados) que a estímulos de resistencia específica anaeróbica y resistencia-velocidad (por ello, no son recomendables en primaria). No obstante, la actividad natural del niño es eminentemente anaeróbica (juegos muy intensos con frecuentes paradas y persecuciones, luchas, etc.), aunque metabólicamente están mejor dotados para rendir de forma aeróbica, ya que tienen una mayor capacidad de generación energética a través del ciclo de Krebs.

    Párraga (2002), afirma que en primaria, se debe buscar el desarrollo genérico del organismo, con trabajos adecuados de resistencia aeróbica, facilitando el ensanchamiento de las cavidades del corazón (aumento del volumen/minuto). Los trabajos que reclamen esfuerzos anaeróbicos con producción de ácido láctico, por producir hipertrofia del corazón (miocardio), deben ser sometidos a un control especial.

    Por tanto, el trabajo aeróbico debe tener un importante peso específico en el total de entrenamiento en esta edad mientras que la capacidad anaeróbica aláctica y especialmente la láctica, deben comenzar a entrenarse de manera específica en la adolescencia con una buena base aeróbica.

3.     Desarrollo físico y evolución de la resistencia centrándonos en la etapas educativas

  • Primera infancia (0-6 años): La evolución de la resistencia en este periodo es muy suave en el niño, éste no demuestra capacidades para resistir trabajos prolongados y cíclicos por su escasa coordinación motora que desemboca en un mayor gasto energético, apareciendo antes la fatiga.

  • Primer ciclo de primaria (6-8 años): Se va a producir una mejora de la coordinación, haciendo que los movimientos sean más económicos y eficaces. También se produce una mejora de la resistencia (ajuste motor), en los esfuerzos aeróbicos. No existen diferencias entre niños y niñas.

  • Segundo ciclo de primaria (8-10 años): Sigue mejorando su coordinación manifestándose en un mejor rendimiento ante esfuerzos de mayor duración, esto es, esfuerzos moderados y continuados (aeróbicos).

  • Tercer ciclo de primaria (10-12 años): Las pruebas respiratorias, como las de condición cardiovascular, reflejan la capacidad para resistir esfuerzos continuados. No obstante, al final de este ciclo, a los 12-13 años para los niños y a los 11-12 para las niñas, se entra en la fase de estabilización o menor capacidad para resistir esfuerzos aeróbicos continuados debido a la aparición de la pubertad y a la disminución de la coordinación por los cambios en el esquema corporal.

  • Secundaria (12-16/17 años): Superada esta etapa de fragilidad (11-14, que dependerá de factores como el sexo, entrenamiento o la genética), la capacidad de resistencia aeróbica aumenta progresivamente y de manera notable desde los 15 años hasta los 17 años, para acceder al 90% del total fisiológico al final de esta etapa. Algunos autores manifiestan que el aumento de los niveles de testosterona en sangre entre los 15 y 17 años trae consigo una inducción enzimática que mejora la capacidad para esfuerzos de tipo anaeróbico, es decir, que a partir de esta edad, podemos introducir entrenamientos de tipo anaeróbico, teniendo muy presente que esta capacidad es muy inferior a la de los adultos. Se estima que el 90% de la capacidad de resistencia se desarrolla a los 19 años.

4.     Principios metodológicos generales para primaria

    Los principios metodológicos generales que todo maestro de E.F. debe conocer para desarrollar la cualidad básica resistencia deben ser las siguientes:

  1. Revisión y control médico de los niños. Es importante que los padres informen y faciliten los documentos pertinentes para que los docentes conozcan posibles problemas, riesgos o enfermedades de sus alumnos.

  2. Aplicar test de aptitud física para conocer las posibilidades del niño en particular y el grupo en general, así como para motivar en un momento dado a cada alumno. Nunca lo usaremos como referente para calificar al niño.

  3. Las actividades serán presentadas al alumno de modo global, es decir, no trabajaremos específicamente a edades tempranas (primaria). Trabajar siempre primero la resistencia aeróbica y sobre la base de esta se desarrollará compensadamente la resistencia anaeróbica. De forma intencionada la resistencia anaeróbica prácticamente no se aborda hasta superar la crisis puberal.

  4. Principios de multilateralidad y variedad, esto es, trabajar todas las cualidades conjuntamente y que no se realice solamente por medio de repeticiones sino de diversas actividades (patines, bicicletas, natación…) para evitar los micro-traumatismos unidireccionales y además nos sirven como elemento motivador. También es vital introducir el aspecto cognitivo, con recorridos de orientación por ejemplo.

  5. Todas las actividades estarán adaptadas a las características del niño y su contexto, nunca imitar “el mundo adulto” ni el alto rendimiento.

  6. Respetar el ritmo individual de trabajo, cada organismo tiene una respuesta diferente.

  7. Actividades serán presentadas siempre en forma de juego, mejorando la condición física del niño de una manera motivante y divertida. Alumnos participarán siempre simultáneamente y de forma activa (máxima participación y movilidad).

  8. La resistencia puede trabajarse con fórmulas atractivas como correr en compañía, escenarios variados, utilización de recursos lúdicos… por lo que no debemos convertir algo agradable y saludable para el organismo en un sacrificio para mantener la forma.

  9. Desarrollar hábitos deportivos saludables como rutina y explicar el porqué de cada uno.

  10. Controlar la intensidad del trabajo con pulsímetro o tomas manuales (antes, durante y después de las sesiones).

  11. Utilizar controles para ajustarse al trabajo previsto: Control subjetivo mediante las sensaciones, posibilidad de hablar en los trabajos de resistencia y otros signos externos a la fatiga. Control objetivo a través de la toma de pulsaciones (en los puntos adecuados).

  12. El docente debe conocer los principios generales de la resistencia, para poder así, adaptarse a trabajar correctamente en cualquier circunstancia.

  13. La resistencia no se mejora en un día, hay que respetar el principio de progresión incrementando poco a poco la carga de trabajo. Es importante tener continuidad, el trabajo ocasional no mejora la resistencia.

    También es muy importante tener en cuenta que el pulso máximo aconsejable en niños es de 180 p/m.; teniendo en cuenta que su respuesta cardiaca ante un esfuerzo es mayor que en adultos (taquicardia fisiológica por esfuerzo, incluso más de 200 p/m.). Además, tenemos que tener en cuenta que es frecuente que los niños, ante esfuerzos de mediana intensidad, presenten un nivel de pulsaciones de 160/170 p/m. sin manifestar ningún síntoma exterior de fatiga (palidez, anoxia…), pudiendo correr hasta 10, 15, 20 minutos con relativa facilidad.

5.     Actividades y métodos de entrenamiento en primaria por ciclos

    A modo de introducción para este apartado, remarcamos que los niños deben correr por tiempo y sin marcarles el ritmo, parándose cuando se encuentren agotados; así lo máximo que debe correr seguido un niño de 6-7 es unos 6 ó 7 minutos, los de 8 ó 9 años son unos 10 minutos, y 15 minutos si es de 10-13 años (por supuesto, a ritmo moderado y sin entrar nunca en deuda de oxígeno). Para el primer y segundo ciclo utilizaremos esfuerzos de intensidad media/baja en régimen aeróbico (120-140 p/m.) y para el tercer ciclo esfuerzos de intensidad media en régimen aeróbico (140-160 p/m.).

  • Primer ciclo (6-8 años): Empleo de actividades lúdicas propias de los niños y juegos continuos con base en el trabajo de resistencia (relevos, persecuciones…), gimnasia natural, el trabajo de habilidades y destrezas, y cross-paseo.

  • Primer ciclo (8-10 años): Las anteriores y todas aquellas donde siempre desarrollemos una buena adaptación cardiovascular, juegos de carrera continua, pedalear, natación…

  • Tercer ciclo (10-12 años): Empleo de todas las actividades anteriores y los predeportes, carreras de relevos, de orientación, persecuciones, juegos de carrera, carrera continua de bajo nivel (no más de 10 minutos y esfuerzo en forma de carrera de ritmo uniforme), trabajo en circuito (con repeticiones o tiempo establecido por el profesor).

    En cuanto a los sistemas de entrenamiento de resistencia en clase de E.F. en primaria; podemos optar por trabajar la resistencia mediante situaciones de trabajo específicas (dentro del contenido de educación de condición física; mediante el cross-paseo, carrera continua, fartlek, entrenamiento total, interval-traininig, cuestas y circuit-training; todos ellos con sus adaptaciones según edad del niño) o bien, a partir del trabajo de otros contenidos de E.F. (E.F.B., actividades al aire libre, juegos, expresión corporal, deporte, gimnasia, medio acuático…). En primaria, la mayoría de los investigadores se decantan por la segunda opción dejando menor protagonismo a esta primera opción y teniendo en cuenta las indicaciones descritas anteriormente. Los sistemas para trabajar la resistencia que destacan son los siguientes:

  • Métodos continuos: no existe pausa durante el trabajo.

    • Continuo a intensidad constante: carrera continua y entrenamiento rotativo continuo.

    • Continuo a intensidad variable: fartlek, cambios de ritmo, cuestas y dunas.

  • Métodos fraccionados: se caracteriza fundamentalmente por las pausas, lo que permiten aumentar la intensidad y volumen de trabajo en función de la pausa.

    • Interválicos (pausa corta que permite que se acumule una pequeña fatiga): circuit-training e interval-training.

    • Repeticiones (con pausa larga o completa): No recomendado para primaria, pues existen cambios bruscos de intensidad, volumen de trabajo y pulsaciones.

  • Métodos para competición: evidentemente también contraindicados para primaria. Son aquellas que limitan las características de la prueba o el deporte al que vaya dirigido.

6.     Evaluación de la resistencia

    Actualmente este es un tema en el que existen diversas opiniones, varios autores defienden las pruebas como el Test de Cooper (solo para secundaria), la Carrera de 100 metros o el Test de Course Navette siendo estos tests algunos de los muchos que podemos encontrar en la gran bibliografía existente sobre el tema.

    No obstante, a pesar de las muchas posturas u opiniones de los diferentes autores, una de las más aceptadas actualmente es aquella que deja este tipo de tests para el tercer ciclo de primaria y para secundaria; siendo los objetivos del docente, al utilizarlos, que sus alumnos conozcan como auto-evaluar su condición física y que se motiven a realizar la práctica (al ser humano le gusta medirse y saber de qué es capaz), no utilizando estos métodos cuantitativos para calificar a los alumnos.

    Otra manera con la que se han intentado justificar estos tests, es que se evaluaba la evolución y no sus marcas; pero con el tiempo del que disponemos los docentes en primaria para E.F., la evolución se deberá a las actividades extraescolares o al propio crecimiento del niño. Hoy por hoy, se considera más educativo y productivo centrarnos en aspectos más cualitativos como la actitud del alumno frente a la asignatura y a la práctica de actividad física y hábitos saludables. Además, no olvidemos que también son métodos cualitativos otros como la observación del día a día y las notificaciones sobre los alumnos (tanto individuales, como colectivas). Con ello obtenemos la información de sus avances: por ejemplo; el alumno que termina siendo capaz de resistir un juego durante todo el tiempo participando activamente, cuando antes tenía que pararse porque no podía seguir el ritmo de sus compañeros. O mejor aún, que la mayoría de la clase no era capaz de soportar el ritmo de ciertos juegos siendo juegos aconsejables para estas edades y válidos para el correcto desarrollo de sus cualidades físicas.

7.     Conclusiones sobre el desarrollo de la resistencia en primaria

  • Podemos trabajar la resistencia de forma específica como contenido de E.F., pero es más recomendable en primaria hacerlo sirviéndonos de los demás contenidos de E.F., ya que los trabajos globales contribuyen al desarrollo de la resistencia, siendo los contenidos de la E.F. básica los más adecuados. Es más, debemos realizar trabajos fundamentalmente de resistencia aeróbica y dejar el trabajo anaeróbico para secundaria, especialmente finalizando la pubertad.

  • La utilización de juegos continuos es lo más aconsejable y ameno para primaria. Aunque debemos tener en cuenta las pausas (método fraccionario) para que el niño recupere y disminuya el número de pulsaciones, no estando mucho tiempo o evitando que el niño alcance una frecuencia cardiaca excesiva (desaconsejable).

  • El docente debe conocer todos estos principios y recomendaciones para el correcto trabajo de la resistencia en primaria, teniendo en cuenta tanto los aspectos generales, como aquellos más concretos teniendo en cuenta los ciclos y el contexto de cada situación (cada grupo y cada niño está sujeto a diversos factores: cultura, genética, edad madurativa, nivel inicial, actividades extraescolares, material disponible, etc.).

  • La evaluación debe estar centrada en aspectos cualitativos como la actitud del alumno frente a la asignatura y ante la práctica de actividad física, así como la consolidación de hábitos saludables como la capacidad para autoevaluarse, planificar su práctica deportiva de forma segura (controlando las pulsaciones, las pausas o aprendiendo a dosificarse).

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