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Los principios del entrenamiento deportivo: aplicación práctica al voleibol

 

*Diplomado en Magisterio de Educación Física, Licenciado en Periodismo y en Publicidad y Relaciones Públicas 

por la Universidad de Murcia. Diplomado en Magisterio de Inglés y Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la 

Universidad Pontificia de Salamanca. Maestro de Educación Física del C.P. Nuestra Señora de Fátima de Molina de Segura (Murcia)

**Diplomado en Educación física por la Universidad Camilo José Cela, Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y 

el Deporte por la Universidad Católica San Antonio. Doctorando en Educación Física por la Universidad de Murcia

Eliseo García Cantó*

eligar61@hotmail.com

Juan José Pérez Soto**

jupeso@hotmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          En el presente artículo vamos a razonar y justificar, a través del desarrollo de una disciplina deportiva (voleibol), la aplicación de los principios del entrenamiento en este deporte. Para ello, tendremos en cuenta tanto los principios biológicos del entrenamiento como los pedagógicos.

          Palabras clave: Deportes colectivos. Rendimiento. Capacidades físicas básicas.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 177, Febrero de 2013. http://www.efdeportes.com/

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1.     Introducción

    El deporte en nuestros días constituye un fenómeno de primera magnitud que genera constantemente serias influencias en la sociedad. Para Moreno y Rodríguez (1995), la manifestación de intervención que produce el deporte en nuestros días viene dada por una serie de rasgos:

  1. Personas que practican alguna actividad física o deportiva.

  2. Personas que asisten a espectáculos deportivos.

  3. Personas que a través de los medios de comunicación son espectadores de los eventos deportivos.

  4. Personas que sin estar particularmente interesada en el deporte, encuentran en su vida cotidiana aun sin desearlo el fenómeno deportivo a través de las conversaciones de amigos y familiares, de la noticias de los medios de comunicación, etc.

    La realización de actividades deportivas supone una fuente importante de beneficio físico y psíquico para el sujeto que lo practica, circunstancia que convierte al deporte en un elemento fundamental de promoción de la salud y de estilos de vida activos.

    Del mismo modo, fruto de la influencia que ejerce el deporte en nuestra sociedad, auspiciada por los medios de comunicación y el efecto lúdico-recreativo que impregnan a las actividades deportivas, hacen de dichas actividades un objeto deseado y demandado por los escolares, tanto dentro como fuera del ámbito escolar. No obstante, hemos de tener ciertas precauciones a la hora de entender el empleo de la actividades deportivas en el seno escolar, sobre todo, cuando analizamos profundamente las tendencias que este fenómeno está representando (Luz, 2006).

    Según Ponce de León y Tobías (1995) el deporte se convierte en un hecho educativo dentro de Educación Física cuando posee un carácter totalmente abierto a características de sexo, niveles de habilidad o destreza u otros criterios de discriminación. Ha de contribuir a fines educativos tales como: socialización, autonomía, respeto a los demás, convivencia y mejora de las capacidades motrices, ayudando al sujeto a comprender su propio cuerpo y las posibilidades del mismo.

    Estas autoras destacan del mismo modo que la práctica deportiva nos permite encauzar los valores de ayuda, colaboración, respeto a los demás y a las normas, igualdad de oportunidades, aceptación de las posibilidades y limitaciones de cada uno y a promover el juego limpio por encima de todo.

    Por este motivo, en la consideración del fenómeno deportivo como elemento educativo en el ámbito escolar, Rodríguez (2006) analizando los Objetivos Generales de Área para Educación Física en la etapa de Primaria comprueba que, a través de las actividades deportivas, se pueden satisfacer en gran medida todas las premisas principales de los mismos y establecen un posicionamiento de apoyo claro a la utilización del deporte como fenómeno educativo de primer orden, pero que en todo momento ha de ser diferenciado de todas aquellas manifestaciones denominadas “deporte” que, debido a una orientación errónea, pueden llegar ser claramente perniciosas para la formación de nuestros escolares.

    Rodríguez (1995) señala la existencia de una serie de factores que generan la adición a la práctica deportiva en el sujeto. Dichos factores principales son los siguientes:

  • Beneficios del placer derivado por el carácter lúdico-deportivo.

  • Establecimiento de relaciones de amistad.

  • Ruptura de la monotonía diaria.

  • Satisfacción adquirida a través del hábito.

2.     Principios del entrenamiento

    A pesar de que los principios del entrenamiento estaban pensados para los deportes individuales y no para los colectivos (tienen unas características diferentes: factores de rendimiento, periodos de competición, heterogeneidad de los deportistas, etc), la enorme importancia que ha adquirido en el deporte actual la condición física, hace que el seguimiento y aplicación de estos principios sea fundamental para la obtención de buenos resultados en cualquiera de las competiciones nacionales e internacionales de los distintos deportes. En los deportes colectivos se produce una sucesión alternada y variable de esfuerzos anaeróbicos y aeróbicos que es necesario planificar y entrenar en el día a día.

2.1.     Principios biológicos del entrenamiento

2.1.1.     Principio de la unidad funcional

    La consideración del organismo como un todo indisoluble va a ser un principio a tener en cuenta a la hora de realizar la planificación de las unidades de entrenamiento. En todas las sesiones de voleibol se deben plantear objetivos principales a trabajar, pero, a su vez, se van a conseguir unos objetivos secundarios que van producir mejoras en el deportista. Un ejemplo de esto, sería: en un remate en voleibol, no sólo participan los músculos que realizan la acción, sino que también interviene el sistema nervioso que trasmite los impulsos hacia la musculatura implicada, así como otros sistemas y aparatos fundamentales en cualquier acción motriz.

    Otro ejemplo de la importancia de este principio, sería el organizar la sesión de manera que los beneficios del trabajo de las distintas capacidades físicas básicas puedan redundar en el beneficio conjunto del deportista. Así, el entrenamiento de la velocidad en los deportes colectivos será antes del de fuerza y la resistencia posterior a la fuerza.

2.1.2.     Principio multilateralidad

    El principio de multilateralidad va a ser básico en las primeras etapas de formación de los deportistas, ya que se debe partir de un proceso de entrenamiento dirigido e ir hacia un desarrollo integral del futuro deportista. Por tanto, es necesaria una formación permanente que evite una especialización prematura.

    La transferencia de este principio al deporte del voleibol se conseguiría con un trabajo por etapas en el que se comenzaría de los 7 a los 9 con una correcta formación de base general, que será fundamental desde el punto de vista de las necesidades de actuación motriz del niño, llegando a constituirse en los pilares básicos de los movimientos y gestos principales que tendrá que desarrollar en la práctica del voleibol. Será un trabajo dirigido a la consecución de un correcto esquema corporal, afianzamiento y desarrollo de la lateralidad, coordinación dinámica general, coordinación segmentaria y percepción espacio-temporal como elementos principales (Calero y García-Cantó, 2011). Dicha formación general se podrá cubrir mediante la elaboración de toda una serie de tareas específicas para el desarrollo de cada factor o, por otro lado, a través de situaciones jugadas que pueden incluir movimientos característicos y transferibles al deporte del voleibol. Para ello, se realizará una modificación extrema del deporte del voleibol, mediante la cual, convirtamos este deporte en un juego que contenga toda una serie de estructuras de movimiento claramente transferibles a deportes que poseen contenidos técnicos y tácticos similares a él (espacio de juego reducido, reducción considerable del número de jugadores que pasan a formar parte de cada equipo en situaciones de juego, variación de las reglas del deporte del voleibol y establecer adaptaciones importantes del móvil para la iniciación al deporte, buscando la utilización de balones cuya textura y peso no supongan un problema para los golpeos que efectúe el niño con dicho balón).

    Posteriormente, de los 9 a los 10 años se ha de establecer el planteamiento de situaciones jugadas que se ajusten más directamente a los modelos de ejecución técnica básicos para el desarrollo del juego del voleibol. Dichos gestos serán los pases, recepciones y el saque como elemento de puesta en marcha el juego. Hemos de establecer una dinámica de aprendizaje que combine en todo momento la práctica jugada y la realización de ejercicios para el perfeccionamiento de los gestos principales (Rodríguez y Moreno, 1996).

    De los 10 a los 12 años se realizará un trabajo más dirigido a la dinámica real de juego, siendo nuestro objetivo estabilizar los gestos principales que dan continuidad a este deporte. Se destinará una mayor carga de trabajo a la formación técnica del sujeto siguiendo el esquema de actuación juego-corrección-juego, pero conforme vamos avanzando en esta etapa se incidirá, en mayor medida, sobre los ajustes técnicos en situaciones construidas de práctica (Rodríguez y Moreno, 1996).

    A partir de los 12 años, el niño ha elegido claramente la disciplina deportiva que es de su agrado y el principio de multilateralidad comienza a perder importancia pasando a unas etapas de especialización y máximo rendimiento en las que las estrategias de multilateralidad quedan en segundo plano aunque no se pueden obviar para la consecución de otro tipo de objetivos. Así, a la hora de trabajar gestos técnicos del voleibol, es necesario trabajar de manera multilateral ya que en situaciones reales de juego es necesario que todos los jugadores manejen y conozcan la variedad de recursos técnico-tácticos, para poder resolver cualquier situación compleja que se le pueda plantear.

2.1.3.     Principio de la especificidad

    El principio de especificidad debe estar basado en un desarrollo sólido del principio de multilateralidad, ya que sólo mediante una buena preparación general se pueden conseguir elevados rendimientos específicos (Rodríguez y Moreno, 1997).

    En el voleibol, la preparación específica haría referencia a todos los movimientos y gestos técnico-tácticos propios de dicho deporte. Este principio podría comenzar a utilizarse en la etapa que va de los 12 a los 14 años (Calero y García-Cantó, 2011). En esta primera fase, se busca en todo momento, una consolidación de las técnicas adquiridas en la etapa anterior, estableciendo a su vez, ejercicios de aprendizaje específicos bajo formas más analíticas que perfeccionen los gestos. Sin embargo, sigue prevaleciendo en gran medida el planteamiento y corrección técnica bajo formas globales de juego. Se tratan más directamente las técnicas iniciadas de forma rudimentaria en la fase anterior, tales como la acción de remate, el bloqueo y el saque de tenis. Además, dentro del trabajo analítico de perfeccionamiento técnico, el profesor diseñará ejercicios que contemplen variaciones, en las cuales el jugador, a la vez que ejecuta técnicamente, ha de seguir las señales o índices no específicos estableciendo en este caso respuestas variadas (Rodríguez y Moreno, 1997).

    La fase de rendimiento que comienza a partir de los 14 años, tiene como objetivo principal el trabajo táctico selectivo en el campo de juego, así como la práctica de juego total bajo ciertos esquemas preparados de entrenamiento (Rodríguez y Moreno, 1996). El trabajo más analítico queda reducido al perfeccionamiento de gestos altamente específicos, tales como el remate, bloqueo y defensa acrobática. Por tanto, el objetivo central de esta fase es la consecución de una alta riqueza táctica individual y colectiva.

    Por otra parte, Rubio (2002) señala que hasta los 10 años la preparación específica debe ser el 90% del entrenamiento y, contrariamente al principio de multilateralidad, rechaza cualquier preparación física general en estas edades, planteando que la preparación motriz general del joven debe ser proporcionada por la clases de educación física, por la participación en otros deportes y por la propia actividad del niño. Sin embargo, Rubio (2002) detecta que debido a la pérdida de flexibilidad de los 10 a los 13 años y por el comienzo del entrenamiento en la resistencia aeróbica, debe aumentar la proporción de preparación general. A partir de los 19 años, Rubio (2002) considera que la preparación general se focaliza al comienzo de cada temporada.

    Todo lo comentado anteriormente, no hace más que resaltar la importancia del principio de especialización en determinadas etapas del proceso de iniciación y perfeccionamiento deportivo. Para algunos autores está especialización es fundamental a partir de los 12 años y para otros autores es un principio a tener muy en cuenta a partir de los 10 años con la intención de adquirir elementos técnicos básicos para su evolución posterior. Pero, independientemente de las discrepancias que puedan surgir entre diversos autores, lo más importante es que el principio de especialización es imprescindible en el desarrollo técnico y táctico de los distintos deportes colectivos

2.1.4.     Principio de sobrecarga

    El principio de aumento progresivo de la carga es muy importante tanto en los deportes individuales como en los deportes colectivos ya que es necesario aumentar la magnitud de la carga conforme el organismo se va adaptando a los distintos estímulos de entrenamiento que se le plantean. En cualquier deporte en el que la condición física sea una parte fundamental del mismo, se debe tener en cuenta este principio para producir mejoras en el rendimiento del deportista.

    En deportes como el voleibol, con periodos de competición largos, la progresión de la carga debe ser lenta y gradual. De esta forma, la mejora del rendimiento irá más lenta pero el jugador estará en las mejores condiciones para jugar cada fin de semana.

    Sin embargo, este gran aumento en volumen de la carga puede ser utilizado en la pretemporada, ya que la disminución del rendimiento por fatiga o agotamiento no va a producir resultados negativos en el equipo. Además, una carga concentrada de fuerza máxima y resistencia aeróbica en la pretemporada tendrá una mayor influencia durante el periodo competitivo (Rubio, 2002).

    Por tanto, aunque en los deportes colectivos, el aumento progresivo de las cargas se centra principalmente en el aumento del volumen, hay elementos de los deportes individuales que también deben ser tenidos en cuenta a la hora de realizar la planificación del entrenamiento en deportes como el voleibol. Grosser, Starischka y Zimmermann (1988) proponen, además del volumen, los siguientes elementos:

  1. Aumento de la frecuencia de entrenamiento.

  2. Aumento de la densidad del estímulo.

  3. Aumento de la intensidad del estímulo.

2.1.5.     Principio de la supercompensación

    El principio de supercompensación hace referencia a la adaptación que se produce en nuestro organismo como respuesta al entrenamiento. Este es un principio vital en los deportes colectivos ya que, como pasaba en el anterior, para conseguir cualquier mejora en la condición física de los deportistas es necesario tener muy en cuenta este principio. Rubio (2002) considera que para que una carga de trabajo surta efecto se debe dejar el tiempo necesario para su recuperación, en caso contrario, si se aplica una carga cuando no se ha producido la supercompensación y esto se repite se puede llegar al sobreentrenamiento, a la fatiga.

    Esta correcta alternancia entre esfuerzo y recuperación se debe aplicar en todos los periodos del entrenamiento: sesión, microciclo, mesociclo y macrociclo. El estado de sobreentrenamiento por no respetar el equilibrio entre esfuerzo y descanso puede conducir al deportista a una lesión, a una enfermedad y, evidentemente, a un menor rendimiento deportivo. Sin embargo, esta situación es difícil que aparezca en los deportes colectivos (entre ellos el voleibol), ya que no se suele entrenar al límite de la capacidad del deportista.

    Un ejemplo de esto, sería concentrar la carga del microciclo semanal en el miércoles (con doble sesión), ya que el deportista va a tener tiempo de recuperarse y obtener la compensación para la competición del fin de semana (Rubio, 2002).

    Grosser, Starischka y Zimmermann (1988) consideran que en las personas bien entrenadas el aumento a través de la supercompensación dura semanas y meses por lo que resulta necesario efectuar continuamente tests para planificar el entrenamiento y determinar en que nivel de la capacidad máxima de rendimiento se encuentra el deportista. Al igual que Rubio (2002), estos autores consideran que el momento más oportuno para utilizar los efectos de la supercompensación es después de dos o tres días de haber soportado un mayor esfuerzo intensivo.

    Todo esto, nos lleva a considerar la necesidad de manejar y conocer el principio de supercompensación a la hora de planificar el entrenamiento deportivo en deportes colectivos como el voleibol.

2.1.6.     Principio de los retornos en disminución

    El principio que vamos a comentar no tiene mucha aplicación en los deportes colectivos ya que el estancamiento de un deportista de manera individual no afecta en gran manera al equipo ya que, en el voleibol, los equipos están formados por un número amplio de jugadores, permitiendo al entrenador realizar los cambios oportunos y dar descanso a aquellos jugadores en proceso de estancamiento. Además, al ser los aspectos técnico-tácticos tan importantes en el voleibol como la condición física, no es muy habitual que se produzca este periodo de gran retroceso en el deportista. Por otro lado, también es importante destacar que en el voleibol, un gran retroceso en la forma física por razones de edad se va a compensar con las mejoras producidas a nivel técnico y táctico con el paso de los años.

2.1.7.     Principio de la recuperación

    Como hemos comentado en el principio de supercompensación, la recuperación del organismo es fundamental para un mejor rendimiento del deportista. Esta recuperación se va a realizar en las sesiones entre unas actividades y otras, en los microciclos con los descansos que habitualmente realiza los equipos los lunes o martes en función del día de competición del fin de semana y en los macrociclos con los descanso en periodos vacacionales y, sobre todo, los descanso tras finalizar la competición anual en el llamado periodo de transición donde se debe recuperar a organismo tanto físicamente como mentalmente. Esta recuperación en el periodo de transición se suele utilizar para realizar otras actividades deportivas y olvidar la competición de voleibol y también para la recuperación de problemas físicos que han acontecido durante la temporada.

2.1.8.     Principio de la individualidad

    A la hora de planificar el entrenamiento en los deportes individuales y colectivos, es importante considerar a cada uno de los deportistas de manera individual. Según Ozolin (1983), el principio de individualización exige que los objetivos y los ejercicios físicos, su forma, su carácter, intensidad y duración, los métodos de realización y muchos otros aspectos de la preparación que debe realizar el deportista, se deben seleccionar en correspondencia con el sexo y la edad de los practicantes, del nivel de sus posibilidades funcionales, en la preparación deportiva y su estado de salud, teniendo en cuenta sus peculiaridades del carácter, las cualidades psíquicas, etc.

    Este principio es difícil de aplicar en los deportes colectivos, ya que hay que tener en cuenta las diferencias físicas de los deportistas y los diferentes requerimientos energéticos y técnico-tácticos de cada posición en el voleibol. Así, es muy complejo programar un entrenamiento totalmente individual para cada jugador (por la dificultad de realización y porque sería incoherente en un deporte de cooperación-oposición), sabiendo que un entrenamiento igual para todos no sacará el máximo rendimiento a una plantilla (Rubio, 2002). Para resolver este problema, Rubio (2002), señala tres aspectos del entrenamiento donde poder realizar la individualización en los deportes colectivos:

  1. Según nivel de condición física. Se realizarán tests para conocer las cualidades de cada deportista y, de esta manera, trabajar las capacidades físicas en función de los resultados de dichos tests.

  2. Según líneas o puestos específicos. Será necesario conocer qué requerimientos energéticos, técnicos y tácticos tiene cada puesto específico en nuestro equipo, y, a partir de esto, entrenar. Un ejemplo práctico consistiría en dedicar parte de los entrenamientos a que el rematador realice esta acción el mayor número de veces posible y, a su vez, trabaje la fuerza explosiva que le permita realizar el gesto técnico con mayor altura y potencia. Igualmente, el libero deberá realizar un trabajo específico de recepción ya que va a ser la situación más habitual que se va a encontrar durante la competición.

  3. Según elementos técnico-tácticos a mejorar. Dado que el voleibol es un deporte con un variado repertorio de gestos y movimientos técnico-tácticos, es normal que unos jugadores ejecuten mejor unas técnicas que otras, y que cada uno tenga unas carencias que mejorar. Por ejemplo, si dentro del equipo hay jugadores que no realizan de manera adecuada el gesto técnico de la colocación, se trabajará ese gesto con los jugadores implicados. Teodorescu (1996), citado por Rubio (2002), propone en deportistas de nivel fraccionar el entrenamiento en 2-4 sesiones en un día, siendo una de estas fracciones para el entrenamiento de los "puntos débiles" de cada jugador.

2.1.9.     Principio de la continuidad

    El principio de la continuidad es de gran aplicación en los deportes colectivos, ya que plantea la sucesión regular de las unidades de entrenamiento. Para que se produzcan adaptaciones en el organismo es necesario que las sesiones de entrenamiento no estén muy distantes entre sí, de lo contrario las adaptaciones no se producirán o tardarán mucho más en producirse (Rubio, 2002).

    La aplicación de este principio es compleja en los deportes colectivos ya que la continuidad no está garantizada en todos los deportistas. Aquellos jugadores que intervienen menos en los partidos de competición del fin de semana van a tener un menor nivel de continuidad del entrenamiento que aquellos que tienen la oportunidad de poder disputar el partido de competición de cada microciclo. Este hecho, no es tan importante en un deporte como el voleibol, ya que la mayoría de jugadores que forman el equipo tienen la oportunidad de participar en la competición semanal. A pesar de esto, en la mayoría de deportes colectivos se está compensando esta deficiencia con entrenamientos el mismo día del partido para los no convocados o entrenamientos distintos al día siguiente para cada grupo de deportistas según el tiempo que jugaron en el partido de competición. En equipos no profesionales, la ausencia de determinados deportistas en los partidos de competición iría en contra del principio de la continuidad y sólo se podría solucionar con entrenamientos autónomos e individuales fuera del horario de entrenamiento grupal.

    Para Rubio (2002), al problema visto anteriormente, se le suma la dificultad de plantear dentro de cada microciclo dos sesiones de fuerza y dos de resistencia en la misma semana para dar continuidad al entrenamiento en condición física, puesto que necesitan un tiempo de recuperación entren ambas y deben estar lo suficientemente alejadas del partido. Para solucionar este problema, Rubio (2002), plantea la necesidad de aumentar la frecuencia semanal de entrenamientos, entrenando menos cantidad pero con más frecuencia.

    Por último, comentar que, a pesar de las dificultades que nos podemos encontrar a la hora de aplicar este principio, es importante hacer los esfuerzos que sean necesarios para conseguir esta continuidad en nuestros entrenamientos, si queremos obtener mejoras físicas y buenos resultados en nuestro trabajo.

2.1.10.     Principio de la progresión

    El principio del aumento progresivo de la carga de entrenamiento o principio de la gradualidad es fundamental en el entrenamiento de los deportes colectivos, ya que es necesario tener en cuenta: el aumento del volumen y la intensidad de los ejercicios de entrenamiento realizados, el aumento de la complejidad de los movimientos y el incremento en el nivel de tensión psíquica, a la hora de planificar los microciclos, mesociclos y macrociclos de entrenamiento deportivo (Conte y Espinosa, 1997).

    Si las cargas planificadas no van aumentando gradualmente se produce una disminución en el rendimiento tanto físico como técnico y psíquico.

    Como hemos comentado anteriormente, la progresión en las cargas debe ir de una planificación general a otra más específica, aumentar progresivamente el volumen y la intensidad, el número de sesiones que compone cada microciclo, etc.

    Grosser, Starischka y Zimmermann (1988), consideran que el aumento del rendimiento no es gradual por lo que en la práctica es necesaria la combinación de diferentes tipos de esfuerzos: gradualmente crecientes, irregulares (a saltos) y variables. Por tanto, se recomienda no conseguir situaciones de entrenamiento uniformes y monótonas, sino que, llegados a un determinado nivel de rendimiento, se debe variar siempre los estímulos.

    Este principio tiene una gran importancia en el voleibol, ya que se hace necesaria una variación de los esfuerzos (continuos e irregulares) y de los métodos a la hora de trabajar la condición física en este deporte.

    A medida que nos adentramos en la preparación especial en el voleibol, este principio adquiere mayor importancia ya que debemos progresar en la ejecución de acciones técnicas a mayor velocidad y, de esta manera, obtener mayor efectividad.

2.2.     Principios pedagógicos del entrenamiento

2.2.1.     Principio de la participación activa y consciente en el entrenamiento

    El principio de lo consciente es muy importante tanto en los deportes colectivos como en los individuales, pero, donde más importancia tiene es en el ámbito educativo, ya que en el deporte escolar es importante que los niños conozcan porque actúan y para qué actúan. El feedback o conocimiento de los resultados es necesario durante el aprendizaje, pero también durante los entrenamientos. Si el deportista no compara los resultados de su actividad con sus propias sensaciones, no podrá saber cuales son sus errores y, por lo tanto, no logrará perfeccionar sus gestos técnicos (Conte y Espinosa, 1997).

    En el ámbito de rendimiento, a pesar de tener menos importancia este principio, si es cierto que los deportistas necesitan tener un buen conocimiento de su cuerpo y que estilos de vida pueden perjudicar su rendimiento. A pesar de que se recomienda la participación activa de los deportistas en la planificación del entrenamiento, esta situación ideal no es habitual encontrarla en el deporte de rendimiento, sino más bien en el deporte de base y en el deporte escolar.

    Por último, sería importante comentar que lo más próximo a la consecución de este principio por parte del deportista de alto rendimiento lo podemos encontrar en las actividades autónomas que realizan los profesionales del voleibol y de cualquier otro deporte colectivo durante los periodos de recuperación, fundamentalmente en el de transición.

2.2.2.     Principio de la transferencia

    El principio de transferencia adquiere una gran relevancia en los deportes colectivos ya que la gran variedad de gestos técnicos que comprenden los distintos deportes hacen necesarios un trabajo gradual que permita transferencias positivas entre unos elementos técnicos y otros. Un ejemplo de esto, sería el trabajo que se hace en las distintas etapas de iniciación en voleibol, comenzando con toda una serie de juegos que van introduciendo al niño en patrones de movimiento altamente transferibles a los gestos técnicos básicos del voleibol. Para ello, se realiza una modificación extrema del deporte del voleibol para convertirlo en un juego que permita al niño familiarizarse con estructuras de movimiento que serán pilares básicos para su formación posterior. Posteriormente, se va a establecer un trabajo de iniciación bajo la búsqueda de situaciones jugadas que se ajusten más directamente a los modelos de ejecución técnica, básicos para el desarrollo del juego del voleibol. Dichos gestos técnicos básicos serán los pases, recepciones y el saque como elemento de puesta en marcha el juego. Se buscará que el escolar comience a efectuar los contactos con el balón de forma correcta. Para terminar esta fase de iniciación, se estabilizará la ejecución técnica de los gestos esenciales que dan base al desarrollo del juego del voleibol. Cada vez se produce un acercamiento mayor a la dinámica real de juego, y se establece un mayor tiempo destinado para el aprendizaje técnico directivo, ausente de juego. Por tanto, la tendencia de intervención se decanta hacia un incremento importante del trabajo técnico que consolide el propio juego (Rodríguez y Moreno, 1996).

2.2.3.     Principio de la periodización

    El principio de periodización adquiere una enorme importancia en cualquier tipo de deporte y en cualquier etapa del aprendizaje, ya que, lo llamemos programación, planificación o cualquier otro tipo de definición, al final tiene un mismo objetivo que es la organización adecuada del entrenamiento para garantizar un aumento favorable del rendimiento (Grosser, Starischka y Zimmermann, 1988).

    En la práctica del voleibol, es necesario planificar el entrenamiento anualmente, ya que esta planificación va a permitir equilibrar las relaciones entre esfuerzo y descanso, posibilitando adaptaciones en el organismo del deportista. Esta planificación abarcaría un periodo de preparación (5-6 semanas), un periodo de competición (7-8 meses) y un periodo de transición (4-5 semanas).

2.2.4.     Principio de la accesibilidad

    El principio de adaptación de la carga a las capacidades del deportista va a tener mayor importancia en el deporte de iniciación que en el profesional, y más en los deportes individuales que en los colectivos, ya que aquí es más complicado conocer la magnitud ideal de la carga para todo el grupo. Además, en los deportes colectivos de alto rendimiento, la exigencia va a estar siempre por encima de la magnitud ideal, ya que se pretende una mejora constante en el rendimiento de los deportistas y más concretamente, en los resultados del equipo.

    Por lo tanto, en el voleibol hay que ser realista a la hora de seleccionar los objetivos de nuestros deportistas, ya que si son muy exigentes provocarán frustración, ansiedad, bajo autoconcepto, etc., y redundarán de manera muy negativa en nuestros resultados deportivos.

Bibliografía

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  • Luz, A. (2006). El deporte como medio de cohesión social. El caso de Rabinal, Baja Verapaz, periodo 1998-2002. Tesis Doctoral. Guatemala: Universidad de San Carlos.

  • Moreno, J. A., Rodríguez, P. L. (1995). Contenidos teóricos en Educación Física. Murcia: Diego Marín.

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  • Rodríguez, P. L. (1995). La actividad físico-deportiva en la edad escolar. Fórmulas de intervención en el seno de las entidades locales. En A. Díaz (Ed.), Dirección y Planificación Deportiva (pp. 203-236). Murcia: Gráficas Yuliá.

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  • Rodríguez, P. L. (2006). Educación Física y salud en primaria. Hacia una educación corporal significativa y autónoma. Barcelona: Inde.

  • Rubio, I. (2002). Los principios generales del entrenamiento aplicados al fútbol. Entrenamiento deportivo, 3.

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  • Verjoshanski, I.V. (1990). Entrenamiento deportivo, planificación y programación. Martínez Roca. Barcelona.

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