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El set como estructura temporal crítica en el voleibol infantil

 

*Facultad de Ciencias del Deporte, Universidad de Granada

**Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Granada

(España)

Joaquín Sánchez-Moreno*

Julia León Rodríguez*

Manuel González Ortiz**

Aurelio Ureña Espá*

jsmoreno@ugr.es

 

 

 

 

Resumen

          En el voleibol infantil, donde prima la necesidad de asentar los fundamentos técnicos-tácticos sobre el rendimiento puro, es esencial estudiar qué factores pueden incidir sobre la calidad de juego y estudiar sus causas. El objetivo de este estudio fue analizarla correlación entre el set y algunas variables de juego asociadas a la calidad en esta etapa. Para ello, se observaron 2021 acciones del Campeonato de España Escolar masculino en categoría infantil. El tercer set surge como un momento de inflexión en el transcurso del encuentro, ya que en el mismo disminuyen significativamente los rendimientos en la construcción del ataque tras la recepción (K1), el número de construcciones tras la defensa (K2) y las culminaciones en remate, frente al primero y quinto set que se muestran como más favorables en relación con las estructuras y formas técnicas mencionadas. Asimismo, es en el tercer set donde se registran los índices de continuidad en las acciones de juego y participación de los jugadores en el mismo más bajos. De este modo, parece interesante plantearse cuáles pueden ser los motivos del descenso de la calidad del juego en esa fase crítica y seguir profundizando en las causas que lo provocan.

          Palabras clave: Voleibol. Momentos críticos. Jugadores jóvenes. Match analysis.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 177, Febrero de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Podemos definir los momentos críticos de la calidad de juego como las acciones o situaciones donde desciende la efectividad del mismo, observándose un menor rendimiento en el juego global del equipo. Estos momentos, analizados desde el punto de vista del deporte y sus características, se concretan en aquellas situaciones que contribuyen más decisivamente al resultado final del encuentro, tomando gran relevancia mantener un rendimiento alto en este contexto (Sampaio, Lorenzo y Ribero, 2006). García Maquieira (2007) refleja como momentos críticos, los últimos sets jugados de cada partido, concretamente entre los puntos 16 y 21 del set. Estos resultados son similares a los obtenidos por Sousa (2000) en su estudio con equipos de alto nivel, encontrando las acciones entre los puntos 15 y 19 del set como momentos críticos.

    En voleibol los sets son completamente independientes unos de otros, no proporcionando ninguna ventaja en un set, en lo que a puntos se refiere, haber sido el vencedor del anterior (Marcelino, Mesquita, Palao y Sampaio, 2009). De este modo son posibles, y más aún en categorías infantiles, resultados muy superiores en un set con un gran rendimiento, que se transforman en derrotas en el posterior por un descenso del mismo. Además, con el sistema de puntuación acción-punto se ha producido un incremento medio de sets por partido, produciendo por tanto, un aumento importante de encuentros que terminan con resultado de 3-1 y 3-2 (Ureña, 2000).

    Teniendo en cuenta estas situaciones tan cambiantes, existe un acuerdo bastante compartido entre los expertos en relación a la necesidad de fomentar la continuidad en las acciones de juego y la participación de los jugadores en etapas de formación (Arias, 2008; Côté, Macdonald, Baker y Abernethy, 2006; Ureña, León y González, en prensa; Ureña, Morales, León y González, en prensa). Por ello, adquiere gran importancia consolidar unos fundamentos técnicos sin errores (Mesquita, 2008), ya que debido al componente secuencial del deporte, las acciones están relacionadas entre sí condicionando su ejecución y rendimiento (Palao, Santos y Ureña, 2006). El número de contactos por equipo, según Ejem (1995), manteniéndose constantes los demás factores, también puede considerarse un índice de la calidad del juego. Banachowski (1992), por su parte, considera que el elemento que determina la victoria en voleibol es la capacidad para la transición del balón hacia el campo contrario, siendo el control del balón el elemento de transición esencial. El modo de culminar las jugadas, también es considerado de relevancia para jugadores en formación (Ureña, Vavassori, León y González, 2011).

    Por tanto, el objetivo del presente estudio fue analizar la influencia que tiene el set sobre la construcción del ataque tras la recepción (K1) y el número de construcciones tras la defensa (K2). Así mismo se pretendió relacionar este aspecto temporal con la posibilidad de culminar la jugada en remate, el número de contactos, de transiciones del balón y con los índices de continuidad y participación de los jugadores.

Método

Participantes

    La muestra estuvo compuesta por los equipos participantes en el Campeonato de España escolar masculino del año 2002 (12 a 14 años). Para evitar que las formas y estructuras de juego de alguno de los equipos observados se impusiesen con relación al número de eventos registrados en la observación, se determinó que el número mínimo de partidos registrados por equipo fuese de dos y el máximo de tres. Se trata, por tanto, de un muestreo de eventos aleatorio estratificado. Se registraron un total de 2021 jugadas correspondientes a 13 partidos. El total de partidos de la competición fue de 24, por lo que la muestra supuso un 54,26% de los mismos.

Instrumentos

    La percepción de los eventos analizados se controló situando en el lugar de la observación (cancha de juego) una videocámara, Panasonic PVDV52, situada a una altura de cuatro metros y a una distancia del centro de la línea de fondo de la cancha de juego de ocho metros, lugar que permitía un registro de los datos claro, nítido y sin interferencias. Las imágenes eran registradas en cinta sin modificación de imagen mediante gran angular o zoom.

Procedimiento

    Se realizó un diseño de investigación sincrónico (nomotético y puntual), simétrico y multidimensional. Las unidades de observación fueron eventos, complejos y de naturaleza categórica, con un alto nivel de molecularidad.

    El propio proceso de definición y redefinición de las categorías de observación, unido a las condiciones de exhaustividad y mutua exclusividad que cumplió el sistema de observación elaborado, determinó que todas las manifestaciones de la conducta objeto de estudio se encuentran representadas. A continuación se detallan los distintos criterios y respectivos niveles de respuesta codificados que las componen:

  1. Set en el que se producen las acciones de juego: primero, segundo, tercero, cuarto y quinto.

  2. Rendimiento del K1: no se construye; K1 incompleto, utilizando al efecto menos de tres contactos con el balón; y K1 completo, utilizando tres contactos con el balón.

  3. Construcción del K2: no se construye, un K2 y más de un K2.

  4. ¿Culmina el punto en remate? Sí/No.

  5. Número de contactos con el balón en el trascurso del punto: sin contacto, un contacto, dos contactos, tres contactos y más de tres contactos.

  6. Número de transiciones del balón hacia el campo contrario: ninguna, una transición y más de una transición.

  7. Índice de participación de los jugadores: nulo; muy bajo, solo un jugador del equipo contacta el balón en el transcurso del punto; bajo, dos jugadores del equipo contactan el balón en el transcurso del punto; medio, tres jugadores del equipo contactan el balón en el transcurso del punto; medio-alto, cuatro jugadores del equipo contactan el balón en el transcurso del punto; alto, cinco jugadores del equipo contactan el balón en el transcurso del punto; muy alto, los seis jugadores del equipo contactan el balón en el transcurso del punto.

  8. Índice de continuidad en las acciones de juego:

    • Nulo.

    • Bajo; el equipo observado realiza entre uno y tres contactos con el balón pero no logra la transición del mismo hacia el campo contrario en el transcurso del punto analizado.

    • Medio; pueden darse varias posibilidades del equipo observado:

    • Está en K2 y solo logra una transición del balón el saque hacia el campo contrario, pero no logra construir el contraataque.

    • Está en K2 y logra la transición del balón con el saque hacia el campo contrario y construye un solo contraataque con uno o dos contactos al balón.

    • Está en K1 y logra construir el ataque con dos o tres contactos, pero no logra construir el contraataque en el transcurso del punto analizado.

    • Está en K1 y logra construir el ataque con un solo contacto y un contraataque con un solo contacto en el transcurso del punto analizado.

    • Está en K1 y logra la construcción del ataque con uno o dos contactos y la de uno o más contraataques con uno o dos contactos.

    • Alto; pueden darse dos posibilidades:

    • Está en situación inicial de K1 y logra construir el ataque y más de un contraataque utilizando cuatro o más contactos con el balón.

    • Está en situación de K2 y logra la transición del saque del balón hacia el campo contrario y más de un contraataque con cuatro o más contactos con el balón.

    El sesgo por reactividad, o alteración de la espontaneidad de los sujetos observados, se descartó al realizarse la observación en contexto natural y no informando a los jugadores de que los partidos de la competición iban a ser grabados o evaluados, más allá de los hábitos de sus equipos.

    Para demostrar la validez y fiabilidad de la medida utilizada se utilizaron las escalas de medida tratadas por Ureña (1998) y Palao (2001) y se tuvo en cuenta el índice de concordancia interobservadores e intraobservador.

    La interpretación se evitó dotando de buena contextualización a los datos, realizando asimismo una fragmentación del flujo de conducta que ha huido de la radicalización, en base a una adecuada molecularización en unidades de la misma.

    El conocimiento previo y la expectancia se controlaron mediante la no participación de los autores de la investigación en la observación, así como con el entrenamiento de los observadores. Este entrenamiento, basado en el modelo formulado por Medina y Delgado (1999), dotaba a los observadores de toda la información sobre la metodología del estudio, pero no sobre su objeto. Además, se rediseñó la herramienta de observación, por lo que cualquier sesgo por influencia de los investigadores fue neutralizado.

Análisis estadístico

    Al final de la fase de entrenamiento se realizó el estudio de concordancia interobservadores e intraobservador. Para el cálculo se aplicó la fórmula: (número menor/número mayor) x 100 que recomienda Anguera (1986). Los resultados de la concordancia interobservadores demostraron que ningún código registrado bajó del índice 0,80, estando siempre por encima del 0,85 considerado como el grado mínimo de confiabilidad necesario que debe alcanzar un observador antes de participar en una investigación (Medina y Delgado, 1999). Igualmente, los niveles intraobservador demostraron estar muy por encima del coeficiente del 0,80.

    Se empleó el análisis Chi-Cuadrado mediante el paquete SPSS 11.5 para Windows, tanto en la obtención de la significación unilateral como bilateral que se produce en el cruce de variables. La existencia de significación se consideró a partir de p<0.05.

    La condición de validez para poder aplicar el Test de Chi-Cuadrado fue que no existiera ninguna frecuencia esperada menor que uno, y que no hubiese más del 20% de las casillas de la tabla con frecuencias esperadas menores de cinco.

    Para el análisis de los residuos corregidos se tomó como criterio un valor >2 para establecer relación excitatoria y <-2 para establecer relación inhibitoria.

Resultados

Relación entre el set y el rendimiento en la construcción del K1

    El test de Chi-Cuadrado de Pearson indicó una significación de p<.000, lo que supone una relación de dependencia significativa entre los dos criterios. La asociación excitatoria, atendiendo al análisis de residuos corregidos, se produjo entre el primer set y el K1 completo, entre el segundo set y el K1 incompleto, entre tercer el set y la ausencia de construcción del K1 y entre el quinto set y el K1 completo. La asociación inhibitoria se produjo del tercer set con el K1 completo y del quinto set con la ausencia de construcción del K1 (Tabla 1).

Relación entre el set y el número de construcciones del K2

    En la Tabla 2 se presentan los residuos corregidos de las asociaciones entre los criterios set y número de construcciones de K2, los cuales obtuvieron una significación de p<.004 en el test de Chi-Cuadrado de Pearson. Se produjo una asociación excitatoria del primer set con la construcción de un K2, del tercer set con la ausencia de construcción del K2 y del quinto set con un K2. La asociación inhibitoria se dio entre el tercer set y un K2, y entre el quinto set y la ausencia de construcción del K2.

Relación entre el set y la forma de culminación del punto

    El test de Chi-Cuadrado de Pearson indicó una significación de p<.010, lo que conlleva a una relación de dependencia significativa entre los dos criterios. En la tabla 3 se muestran las asociaciones producidas, atendiendo al análisis de residuos corregidos. Se dio una asociación excitatoria del tercer set con la no culminación en remate, siendo inhibitoria con la culminación en remate.

Relación entre el set y el número de contactos realizados por equipo

    El test de Chi-Cuadrado de Pearson indicó una significación de p<.000, lo que supone que hay una relación de dependencia significativa entre los dos criterios. Atendiendo al análisis de residuos corregidos se produjo una asociación excitatoria del tercer set con la ausencia de contactos y con un contacto, y del quinto set con más de tres contactos. La asociación inhibitoria se produjo del tercer set con tres y con más de tres contactos, del cuarto set con dos contactos, y del quinto set con la ausencia de contactos y con un contacto (Tabla 4).

Relación entre el set y el número de transiciones del balón hacia el campo contrario

    El test de Chi-Cuadrado de Pearson mostró una significación de p<.000, indicando una relación de dependencia significativa entre los dos criterios (Tabla 5). Atendiendo al análisis de residuos corregidos se produjo una asociación excitatoria del tercer set con ninguna transición y del quinto set con más de una, siendo inhibitoria entre el tercer set y más de una transición, y del quinto set con ninguna.

Relación entre el set y el índice de participación de los jugadores

    En la Tabla 6 se presentan los residuos corregidos de las asociaciones entre los criterios set y el índice de participación, los cuales obtuvieron una significación de p<.003 en el test de Chi-Cuadrado de Pearson. Se produjo una asociación excitatoria del tercer set con el índice de participación nulo y muy bajo, y del quinto set con el índice de participación medio. La asociación inhibitoria se dio entre el tercer set y el índice de participación medio y medio-alto, y entre el quinto set y el índice de participación nulo y muy bajo.

Relación entre el set y el índice de continuidad en las acciones de juego

    El test de Chi-Cuadrado de Pearson indicó una significación de p<.001, lo que supone una relación de dependencia significativa entre los dos criterios. La asociación excitatoria, atendiendo al análisis de residuos corregidos, se produjo entre tercer set y el índice de continuidad nulo y bajo. La asociación inhibitoria se dio del tercer set con el índice de continuidad alto y del quinto set con el índice de continuidad nulo y bajo (Tabla 7).

Discusión

    El objetivo principal de este estudio fue analizar la influencia que se produce entre el set y la construcción del K1 y el número de K2, el modo de terminar el punto, el número de contactos y transiciones del balón, así como los índices de continuidad y participación de los jugadores. Como balance de los resultados, podemos decir que, en la categoría estudiada, el tercer set es un momento de inflexión en el transcurso del encuentro por la disminución del rendimiento del juego.

    En el primer y quinto set hubo una tendencia muy positiva hacia la construcción del ataque por parte del equipo receptor. Esta circunstancia posiblemente se relacione con la realización de saques menos arriesgados tanto al inicio del partido como en los momentos finales del mismo, cuando hay mayor necesidad de asegurar los puntos (González, Ureña, Santos, Llop y Navarro, 2002; Ureña, 1998; Zhang et al., 2000). Sin embargo, en el tercer set se encontraron los rendimientos más bajos en la construcción del K1, entrando en conflicto estos resultados con los obtenidos por Marcelino et al. (2009) en su estudio con jugadores de categoría absoluta, donde se afirma que es en el tercer y quinto set cuando produce un mayor rendimiento en la recepción. García-Tormo (2010) también con jugadoras de alto nivel, observó una disminución de la eficacia del saque en el tercer set debido al riesgo asumido, facilitando la construcción y aumentando el rendimiento del ataque.

    Al analizar la defensa, se obtuvo que el mayor número de construcciones se dieron en el primer y quinto set, siendo el tercero el de menor porcentaje. Estos resultados parecen relacionarse con el rendimiento en la construcción del K1, lo que, con bastante probabilidad, conlleva transiciones más frecuentes del balón hacia el campo contrario, propiciando un mayor número de construcciones del K2. Así, lo que para gran parte de la literatura consultada (Fröhner, 1997; Fröhner y Murphy, 1995; Fröhner y Zimmermann, 1992; Fröhner y Zimmermann, 1996; Zimmermann, 1995; Ureña, 1998; Zhang, 2000) significa más posibilidades de resolución del K1 en una preponderancia sobre las acciones del K2, para las categorías inferiores puede significar mayores posibilidades de realizar acciones de K2 puesto que el K1 no es tan definitivo.

    Las ocasiones en las que la acción se culminó con un remate, así como el número de contactos y transiciones fueron muy reducidos en el tercer set, descendiendo la calidad de juego al ser el ataque la acción más eficiente de conseguir puntuar. Estos resultados consideramos que están íntimamente relacionados con el bajo rendimiento obtenido tanto en K1 como en K2. Palao, Santos y Ureña (2005) sin embargo, en su estudio con equipos de alto rendimiento concluyen que la ejecución del ataque se ve influida por la fase de juego, encontrando diferencias entre estas acciones en K1 y en K2.

    Por último, atendiendo a los índices de participación y continuidad, vuelve a ser el tercer set en el que se produjeron los porcentajes más bajos. De nuevo, debe referirse que una disminución en la frecuencia del rendimiento en la construcción del K1, en el número de construcciones del K2 y en el número de contactos y de transiciones, sea la responsable de dichos resultados. Existen grandes similitudes con el estudio de Callejón (2006) en categorías superiores masculinas de alto rendimiento, donde un 25,2% de las jugadas finalizaron con el mismo saque, ya fuese por error de éste o por la consecución de un punto directo.

Conclusiones

    Por todo la expuesto anteriormente, podemos concluir que el tercer set es un momento de inflexión en el transcurso del encuentro en esta categoría ya que en el mismo, disminuyen significativamente los rendimientos en la construcción del K1, el número de construcciones del K2 y las culminaciones en remate, frente al primero y quinto set que se muestran como más favorables en relación con las estructuras y formas técnicas mencionadas. Asimismo, es en el tercer set donde se registran los índices de continuidad en las acciones de juego y participación de los jugadores en el mismo más bajos. De este modo, parece interesante plantearse cuáles pueden ser los motivos del decaimiento de la calidad del juego en esa fase crítica y ahondar en las causas que lo provocan.

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