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Las lesiones en la danza

 

Profesora Facultad de Fisioterapia. Universidad de Vigo

Dra. Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

Diplomada en Fisioterapia

Rocío Abalo Núñez

rocioabalo@uvigo.es

(España)

 

 

 

 

Resumen

          La danza como cualquier otra disciplina deportiva de ritmo y expresión no está alejada de que sus practicantes padezcan lesiones. El objetivo de este trabajo es conocer epidemiología de las lesiones en esta modalidad artística. Para ello se realizó una revisión en distintas bases de datos. Los resultados muestran una gran variedad de lesiones, pero son las extremidades inferiores las más afectadas. La realización de un trabajo preventivo con preparador físico y fisioterapeuta junto con el coreógrafo podrían minimizar la incidencia de las lesiones en los bailarines.

          Palabras clave: Lesiones. Danza. Deporte.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 176, Enero de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La danza ha estado presente desde los inicios de la humanidad y está arraigada en todas las culturas contribuyendo a la difusión de los bailes populares y tradicionales. Por tal motivo, la tradición de la danza es una fuerza extraordinariamente eficaz para estudiar el devenir de las culturas. (Jaramillo & Murcia, 2002).

    Al igual que otras disciplinas deportivas afines con componentes rítmico, expresivo y musical, como la gimnasia aeróbica o el patinaje artístico no está exenta de que sus practicantes parezcan lesiones.

    Así, el presente trabajo tiene como objetivo indagar en los trabajos publicados en diferentes bases de datos y dar a conocer la epidemiología de las lesiones en la danza.

Método

    Este trabajo se ha realizado mediante una búsqueda en las siguientes bases de datos: CSIC, Medline, Scopus, Enfispo and SportDiscus.

    Las palabras clave más utilizadas han sido: “dance”, “injuries in dance”. Aunque según el tesauro de la fuente de consulta este podría verse modificado.

Resultados y discusión

    Teniendo en cuenta la diversa bibliografía encontrada sobre esta disciplina la mayoría de las lesiones se presentan en miembros inferiores y suelen ser de carácter crónico (Baillon, 1983; Sammarco, 1984; Fernández-Palazzi, Rivas y Pérez 1993; Garrick y Recua, 1993; Milán, 1994; Sobrino y Guillén, 1996), ya que se trata de lesiones provocadas por impactos repetitivos sobre superficies duras o poco flexibles. La mayoría de las fuerzas son absorbidas por los miembros inferiores y la columna lumbar, lo que ocasiona un mayor número de lesiones, problemas que se presentan de forma aislada o por combinación de otros (falta de protecciones, ejecución técnica incorrecta, el ambiente y el miedo a perder una oportunidad de éxito debido a la corta carrera deportiva, son elementos entre otros, que aumentan los índices de riesgo a los que se someten los competidores).

    Otros estudios abordan la problemática de las lesiones en la danza desde otras perspectivas, no sólo de tipo epidemiológico, como Hamilton, Brooks-Gunn y Warren (1988), Pozo (1996), Krasnow et al. (1999) que tratan temáticas relacionadas de tipo alimenticio, estrés o la atención médico-deportiva sobre esta disciplina. El estudio de Sobrino y Guillén (1996) de danza clásica y contemporánea es el único que relaciona las lesiones con el tipo de ejercicios realizados.

    Calvo (1988) realiza un estudio minucioso de la medicina en la danza del que haremos mención de los aspectos más destacables para nuestro estudio.

    La hipermovilidad de los bailarines es una de las causas que les predispone a sufrir lesiones ligamentosas, luxaciones, especialmente patelar (Klemp, Stevens y Isaacs, 1984 citados en Calvo, 1988) o derrames recidivantes en rodilla y tobillo.

    Calvo (1988) realiza una revisión entre diversos autores para conocer el tipo de lesiones en los bailarines, por ejemplo, autores como Lejbov (1967, citado en Calvo, 1988) sitúa el 79% en problemas de pies y tobillos. Brodelius (1961 citado en Calvo, 1988) encuentra osteoartritis en el 93% de los bailarines masculinos y Desoille (1960 citado en Calvo, 1988) concluye que la danza clásica favorece la aparición de hallux valgus, considerada como una deformación profesional dada su frecuencia (Coste, et al., 1960 citados en Calvo, 1988), debido sobre todo a la quinta posición en puntas (Desoilli, Bourguigon y Chavy, 1962 citados en Calvo, 1988). En España, encontramos un estudio (Martínez, Santoja y Pastor, 1987) en el que se pone de manifiesto que el 53% de los bailarines padecen fascitis plantar

    El traumatismo más común es el esguince de tobillo, aunque existe una larga lista de patologías musculoesqueléticas: tendinitis y bursitis aquíleas, tendinitis del flexor largo del dedo gordo por caminar en puntas (Garth, 1981, Sammarco y Millar, 1979 citados en Calvo, 1988), de los aductores y de la inserción de los isquiotibiales.

    Milán (1994) en una revisión a la literatura concerniente a la prevalencia de lesiones y los mecanismos de lesión en el ballet, llegó a la conclusión de que las lesiones tienen una etiología multifactorial que involucra principalmente la interacción de la compensación biomecánica en la columna vertebral y las extremidades inferiores, los factores ambientales y el calzado.

    En la línea de prevención de lesiones en el ballet Arendt y Kerschbaumer (2003) llegan a la conclusión de que la cantidad de lesiones puede reducirse mediante técnicas de mejora continua, el uso de material auxiliar como las protecciones y el tiempo necesario para la regeneración de las estructuras dañadas.

    Ramel (1999) analiza los dolores musculoesqueléticos que padecen los bailarines profesionales de ballet elaborando un cuestionario de detección del dolor, llamado Auto-estimación de la incapacidad funcional debido al dolor (Self-Estimated Funcional Inability because of Pain, SEFIP). Las zonas más comunes de dolor en los encuestados fueron: la zona lumbar, los pies y el cuello; habiendo relación entre los dolores de la parte superior del cuerpo; pero no entre zona lumbar caderas y todo el miembro inferior.

    En el Bejart Ballet de Lausanne, Menetrey y Fritschy (1996) describen la epidemiología, el tipo de lesiones y sus localizaciones. Se encuentran lesiones espondiloisis L2-L3 y L3-L4. La increíble carga de trabajo de los bailarines es la principal causa de las lesiones.

    Los estudios realizados en los Estados Unidos y el Reino Unido por Sohl y Bowling (1990) indican que la espalda, cuello, hombro y la extremidad inferior (especialmente cadera, rodilla, tobillo y pie) son los sitios más frecuentes de lesiones entre los bailarines. La mayoría de las lesiones son de los tejidos blandos y la más importante se produce en el ligamento lateral que puede conducir a una inestabilidad del pie. Generalmente los bailarines poseen lesiones crónicas, esguines, lesiones de espalda, prolapso o hernia de disco y espondilolisis. Los factores de riesgo son varios entre los que destacan los errores de formación, y la sobreexplotación. Las lesiones de cadera incluyen cambios degenerativos y artrosis, fracturas por estrés, bursitis y daños en el nervio ciático.

    Para Reid (1988) las lesiones de cadera suponen un 10% y más del 50% de la rodilla (plica sinovial, condromalacia medial, subluxación de rótula y el síndrome de la almohadilla grasa). Artrosis sintomática en bailarines de ballet en las caderas y las rodillas no es más prevalente que en la población general.

    Rovere, Webb, Gristina y Vogel (1983) analizaron las lesiones en 185 participantes y descubrieron que una cuarta parte de las 352 lesiones totales se producen en el tobillo o en el pie; generalmente no son graves y se demostró que son susceptibles de tratamiento por medidas conservadoras.

    En esta misma línea, Nilsson, Leanderson, Wykman y Strender (2001) de las 390 lesiones sufridas por 98 bailarines durante un período de 5 años, la mayoría de las lesiones se consideraron debido a la sobreexplotación, siendo las zonas más afectados en el ballet clásico el pie y el tobillo.

    Kadel, Teitz y Kronmal (1992) realizaron un estudio donde encuestaron a 54 bailarinas profesionales de ballet en dos empresas. Un total de 27 fracturas en 17 bailarines. Las fracturas de Metatarsiano son las más comunes (63%), seguidas de las fracturas de la tibia (22%) y de la columna (7%). Los bailarines que bailan un tiempo superior a 5 horas por día fueron significativamente más propensos a tener una fractura de estrés que los que bailan menos. Los bailarines que tuvieron fracturas por estrés tuvieron una mayor duración de la amenorrea que los del grupo sin las fracturas por estrés.

    Las lesiones más comunes que presentan son las derivadas del pie y tobillo. Destacando los problemas en la primera falange metatarsiana, segundo metatarsiano, fracturas por estrés, tendinitis del flexor largo del primer dedo y tendinitis anterior y posterior del tobillo. La persistencia del dolor en la espinilla es a menudo debido al síndrome crónico compartimental, las fracturas de estrés de la tibia anteriores o posteromedial. El dolor de rodilla puede surgir de síndrome patelofemoral, la inserción del tendón patelar o patologías, o una combinación de ambos. Los problemas de espalda y de cadera también son prevalentes (Khan, Brown, Way, Bass, Crichton, Alexander et al., 1995).

    El malestar general en 77 bailarines de teatros alemanes se ha descrito con frecuencia en la columna lumbar (88%), la rodilla (80,5%), y el tobillo (74%). Las lesiones más frecuentes son las musculares e inflamaciones. La mayoría de las lesiones se producen en las extremidades inferiores (64%) y el tronco (24%). Las diferencias de género se encontraron en las lesiones en el hombro, con un 9% de casos en los hombres, frente a los 2,5% en las mujeres. El 73% de las lesiones consideradas como graves fueron causados al realizar saltos y ascensores. Las lesiones pueden reducirse mediante técnicas de mejora continua, el uso de material auxiliar como conjunto de protectores y tiempo suficiente para la recuperación (Arendt y Kerschbaumer, 2003).

    El bailarín profesional de ballet presenta todos los problemas de cualquier atleta. Los problemas incluyen fracturas osteocondrales, fracturas por fatiga, esguinces, inestabilidad crónica de la rodilla, menisco, síndrome de pinzamiento, artrosis de articulaciones múltiples (Miller, Schneider, Bronson y McLain, 1975).

    Debido a las diferencias del trabajo en el baile entre hombres y mujeres las lesiones que padecen respectivamente con más frecuencia son diferentes. En los primeros se afecta más la columna mientras que en las segundas es el tobillo (Baillon, 1983).

    La mayoría de las publicaciones sobre la prevalencia o incidencia de la las lesiones de la danza se centran en los bailarines de ballet. El porcentaje de lesión en esta modalidad es del 70 al 90 % (Quirk 1984, Wong, To y Chan, 1995) y con una tasa de prevalencia de más del 60%. La mayoría de las lesiones son leves y se deben fundamentalmente al mecanismo de repetición de técnicas o pasos, los movimientos de carga, un calentamiento insuficiente, la fatiga y error técnico. En un 50% de los casos las lesiones son producidas por una superficie inadecuada o en mal estado y a una baja temperatura ambiente (Wong et al., 1995).

Conclusiones

    Las lesiones en el mundo de la danza están presentes en los bailarines como en cualquier disciplina deportiva. Los coreógrafos debieran contar con su trabajo con un preparador físico y un fisioterapeuta que contribuyan a mejorar la forma física de los bailarines y a incidir en la prevención de lesiones. De este modo, el profesional de la danza podrá tener más éxitos.

Referencias bibliográficas

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