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La evaluación del aprendizaje como guía de autoaprendizaje

 

Facultad de las Ciencias de la Cultura Física

y el Deporte. Cienfuegos

(Cuba)

MSc. Meilyn Ramos Rodríguez

mramos@ucf.edu.cu

MSc. Mercedes Rodríguez González

mrodriguez@ucf.edu.cu

 

 

 

 

Resumen

          El proceso docente educativo, como proceso consciente que es, se desarrolla con un fin determinado: el objetivo. El proceso no sólo se planifica, sino que se controla permanentemente para enmendar las formas y métodos que le permitan alcanzar el objetivo del modo más eficaz y eficiente. La evaluación es un componente o categoría del proceso docente educativo vinculado directamente al objetivo y que da la medida del cumplimiento del objetivo. Se debe concebir el proceso de enseñanza aprendizaje de modo que el estudiante realmente esté activo. Para ello son muy importantes los métodos y estrategias que empleen el maestro y el tipo de tarea que se proponga. Se debe contribuir a la activación del pensamiento lógico. Potenciar un aprendizaje verdaderamente significativo logrando una adecuada motivación hacia el mismo. Así como lograr que el estudiante vea la necesidad y utilidad social de lo que aprende.

          Palabras clave: Evaluación. Aprendizaje. Autoaprendizaje.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 176, Enero de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La educación representa un proceso social complejo, de carácter histórico concreto y clasista, a través del cual tiene lugar la transmisión y apropiación de la herencia cultural atesorada por el ser humano.

    Desde esta perspectiva, no se puede expresar que las niñas, niños y jóvenes, que están actualmente en las aulas, se conviertan en almacenadores de grandes cantidades de información y datos que pronto resultarán obsoletos. Por lo que es necesario que aprendan y sean capaces de continuar aprendiendo de forma permanente a lo largo de sus vidas. En la misma medida han de apropiarse de los conocimientos, habilidades, procedimientos y estrategias a través de medios bien definidos de aquellos que prevalecían tradicionalmente en todas las escuelas.

    Se impone hoy, como nunca antes, revitalizar los procesos de transformación, teniendo en cuenta los nuevos retos que dimanan de los escenarios globales y regionales, así como de nuestras realidades.

    El cambio educativo se entiende entonces como un proceso de carácter sociopedagógico, cuyo éxito depende de la movilización de todos los factores y agentes implicados de modo que comprendan los propósitos esperados, que se ofrezca la oportunidad de resignificar sus ideas y satisfacer sus necesidades, así como de construir espacios de acción y transformación.

    En este sentido, la concepción de la evaluación del aprendizaje que se tenga influye en las transformaciones que se pretenden alcanzar en el contexto educativo. Este como práctica constructiva responde a las tendencias psicológicas, sustentadas en la corriente constructivista, cognitiva del desarrollo.

Desarrollo

    La evaluación es un componente o categoría del proceso de enseñanza aprendizaje, vinculado directamente al objetivo y da la medida del cumplimiento de éste. Es como función de estado, consustancial a un momento del proceso, a un estadio del mismo. Se desarrolla en aquellos períodos en que el profesor entiende necesario la constatación para la etapa, del resultado alcanzado. Evaluar es el componente del proceso de enseñanza aprendizaje mediante el cual se constata el grado de cumplimiento de los objetivos como componente, que no se debe identificar con el proceso mismo sino que es uno de sus aspectos. La evaluación es contemplada como un proceso dinámico, continuo y sistemático enfocado hacia los cambios de la conducta del alumno, mediante el cual se verifica los logros adquiridos en función de los objetivos propuestos.

    La evaluación del aprendizaje es una de las fases más importantes en el proceso de enseñanza aprendizaje, ya que el grado de eficacia con que el maestro la realice depende el éxito o el fracaso del proceso. Es la que nos va indicar en qué medida el estudiante ha alcanzado las metas preestablecidas.

    En el transcurso de los últimos años, el tema de la evaluación ha alcanzado un protagonismo evidente hasta convertirse en uno de los aspectos centrales de discusiones, reflexiones y debates pedagógicos.

    Habitualmente cuando se habla de evaluación se piensa, de forma prioritaria en los resultados obtenidos por los estudiantes. Hoy sigue siendo el principal punto de mira de cualquier aproximación al hecho evaluador.

    Definir la evaluación desde el punto de vista epistemológico puede llegar a ser tan complejo como delimitar el número de autores, corriente y teorías que lo han hecho.

    En todas las definiciones aportadas se encuentra como denominador común el hecho de, señalar el valor, estimar, apreciar o calcular el valor de algo. De esta manera más que exactitud lo que busca la definición es establecer una aproximación cuantitativa o cualitativa. Atribuir un valor, un juicio, sobre algo o alguien, en función de un determinado propósito, demuestra el subjetivismo de la evaluación.

    Por lo que se considera que la evaluación está destinada a recoger información, emitir un juicio con ella a partir de una comparación y así tomar una decisión.

    La evaluación constituye una práctica imprescindible en toda actividad planificada. Ofrece información continúa sobre el grado de cumplimiento de los objetivos intermedios y en última instancia de los resultados que se alcanzan.

    La evaluación que no ayude a aprender de modo más calificado (discriminatorio, estructurado, relevante, emancipador, con mayor grado de autonomía y de responsabilidad. . .) en los diferentes niveles educativos es mejor no practicarla.

    De una forma u otra la evaluación es un tema que ha invadido el quehacer de muchos sectores, en ocasiones solo para cumplir con un requisito, en otras (muchas) como objeto de trabajos e investigaciones muy serias.

    También en la mayoría de las ocasiones el término ha estado vinculado a otro de no menos controversia: calidad; y si se vinculan estos dos a la escuela, entonces se tendría una trilogía perfecta para desarrollar cualquier proceso investigativo.

    Tradicionalmente se ha concebido que la evaluación del aprendizaje se realice a través del instrumento universal por excelencia: el examen. Pocos docentes conciben que puedan existir otras vías para conocer el estado en que el estudiante se encuentra en cuanto a conocimiento, habilidades y actitudes.

    Por lo que resulta interesante reflexionar: ¿puede el examen como se concibe actualmente brindar elementos para emitir un juicio valorativo certero acerca del estudiante?

    Hoy en día cualquier profesional debe ser capaz de trabajar en grupo, interactuar y desarrollar vínculos de respeto y tolerancia con sus semejantes, elaborar y emitir juicios de valor responsables, desarrollar su iniciativa, crear. Al ser la evaluación un proceso, no tiene por qué terminar convirtiéndose en un acto primitivo. Lo primitivo depende del resultado adquirido por el sujeto evaluado. Si se manejan los clásicos instrumentos para la evaluación, como son los exámenes, test, cuestionarios, pero son los mismos estudiantes quienes los elaboran, los resuelven a través de dinámicas de grupo, el patrón de respuesta y la calificación es el resultado del reconocimiento de la similitud o disparidad entre los conocimientos requeridos a alcanzar por ellos mismos y los conocimientos logrados durante el proceso, entonces se convierte la evaluación en un proceso de autoevaluación, que jamás podrá ser primitivo, ya que es el reconocimiento por el mismo estudiante del nivel logrado.

    Cumpliendo entonces la evaluación la función de dirección del proceso de enseñanza aprendizaje, agrupándose así aquellas funciones que contribuyen a orientar y conducir el proceso como sistema, las relativas a la comprobación de resultados, retroalimentación y ajuste del proceso, establecimiento del estado inicial o punto de partida y del final.

    La comprobación de los resultados del aprendizaje y la calidad de los mismos permite conocer si se ha alcanzado o no el aprendizaje esperado y otros no previstos y qué características o atributos posee, de acuerdo con los criterios asumidos a tal fin. Es particularmente importante cuando se evalúa el dominio de los estudiantes para tomar y ejecutar decisiones profesionales de alto riesgo, que pueden comprometer la integridad de las personas, del medio ambiente, de la sociedad.

    Vinculado a esto, encontramos la función reguladora de la actividad de los estudiantes y de los profesores y de todos aquellos implicados o vinculados a la situación educativa y sus resultados. Refiriéndose la misma al papel que desempeñan las concepciones y nociones que tengan los sujetos respecto a la evaluación del aprendizaje, en la regulación de su actividad. Es decir, la forma en que conciban y sientan la evaluación, constituirá un elemento regulador de su comportamiento y de su orientación hacia el aprendizaje; logrando así un autoaprendizaje en los estudiantes.

    Conociendo que el autoaprendizaje es la forma de aprender principalmente por uno mismo, buscando uno mismo la información, haciendo prácticas o experimentos. Muchas veces, el autoaprendizaje comienza jugando, pasado un tiempo se descubre que se ha aprendido mucho de este modo y que no solo sirve para pasárselo bien.

    Esta forma de aprender tiene sus ventajas:

    Además puede aparecer algún problema al que no se le encuentre solución, por lo menos sin dificultad. Pero se puede pedir ayuda a alguien con conocimientos, en alguna lista de correo, grupos de noticias, alguna asociación que trate el tema o por otro medio.

    Aunque esta ayuda pueda parecer desinteresada. En realidad el que resuelve el problema, puede encontrar un problema interesante que le haga pensar y aprender; y además ayudar a otro con los mismos intereses de uno, puede hacer al enseñado más capaz de resolverle problemas al enseñante en el futuro.

    Estos dos beneficios para el enseñante, fomentan que éste ponga más interés en ayudar. En el autoaprendizaje los papeles de enseñante y enseñado cambian continuamente.

    Normalmente en el aprendizaje de la escuela el profesor da y el alumno recibe; al profesor se le paga y el alumno paga, aunque sea indirectamente. Y de hecho se vería como un absurdo que el alumno cobrara por estudiar, ya que el beneficio es para él mismo.

    Pero en el autoaprendizaje, los papeles de alumno y profesor se intercambian continuamente. Además, el que está en el papel de profesor en ese momento no deja de aprender, ya que al enseñar ve problemas desde otro punto de vista y fija aún más sus conocimientos. Es por ello que se considera constructivo, no solo se beneficia el que aprende sino también los demás.

    El estudiante que logra un autoaprendizaje, además de enseñar mientras aprende, puede ser productivo con otras cosas, como crear un programa útil, hacer un montaje electrónico, sin dejar de aprender y autoevaluarse.

    El hecho que puedan ayudarse entre ellos con ninguna o mucha menos intervención de un profesor como tal, hace que el costo del autoaprendizaje sea mucho menor.

    Si el autoaprendizaje es un proceso en el cual los estudiantes orientados y motivados por el profesorado se convierten en sujeto activo en la búsqueda y construcción de los conocimientos que necesita para su aprendizaje, pensamos que el estudio independiente como recurso didáctico posibilita este proceso, facilitándole que aprenda a aprender.

    El tiempo que los estudiantes le dediquen a su autopreparación les hará profundizar más o menos, dependiendo del grado de orientación y motivación que tengan.

    Para que esto suceda todo profesor debe enseñarle al estudiante qué, cómo y cuándo aprender, utilizando para ello, diversas estrategias, metodologías y para evaluar de manera eficiente su aprendizaje a lo largo de todo el proceso.

Bibliografía

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