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Análisis de las funciones que integran la competencia gestión
del proceso de enseñanza-aprendizaje de la Educación Física

 

*Licenciada en Educación Física y Deporte. Colombia

**Profesor Titular del Centro de Estudios Pedagógicos de la Universidad

de Ciencias de la Cultura Física y Deporte, Filial Camagüey

***Profesor Asistente de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física

y Deporte, Filial Camagüey, Cuba

Lic. Jennifer Lorena Parra Morales*

Dr.C. Evelio Felipe Machado Ramírez**

Dr.C. José Ignacio Ruiz Sánchez***

barny@enet.cu

 

 

 

 

Resumen

          La gestión del proceso de enseñanza-aprendizaje de la Educación Física, es la competencia que integra y complejiza el sistema de conocimientos de la cultura física, las actitudes y valores del docente y las habilidades que permiten cumplir con las funciones de diagnóstico, planificación, organización, dirección y control de la asignatura; es por ello que desde la visualización de distintos autores, se pretenden dar a conocer el funcionamiento de cada una de ellas, y los elementos a tener en cuenta para buscar el desarrollo integral en los estudiantes.

          Palabras clave: Diagnóstico. Planificación. Organización. Dirección. Control. Educación Física.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 172, Septiembre de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La gestión del proceso de enseñanza aprendizaje, vista como competencia, ha sido denominada por algunos autores como competencia didáctica (DGESPE, Ibáñez, 2008; Comboni & Juárez, 2008), competencias pedagógicas (Marqués Graells, 2000), gestión educativa o diseño de programas y organización de contenido (Isla Alcoser, 2006), competencia de diseño del proceso educativo (Pla López), entre otras; que suponen el funcionamiento integrado y complejizado de varios subprocesos en función de la enseñanza y aprendizaje de los sujetos involucrados.

    En tal sentido Álvarez de Zayas (1999), considera la gestión como la dimensión administrativa del proceso de diseño curricular, a partir de la cual se manifiestan las funciones de planificación, organización, regulación (dirección) y control, en cada una de las tres etapas o eslabones que integran el proceso, a saber: el diseño, la ejecución y la evaluación.

    Bajo este criterio, se proporciona una visión de la forma en que se efectúan dichas funciones, desde las particularidades de la Educación Física.

Desarrollo

    Según Álvarez de Zayas (1999), la planificación, como una de las funciones de la gestión del proceso de enseñanza-aprendizaje, corresponde con la determinación de los objetivos y contenidos; sin embargo, Fuentes (2003), citado por Borroto Pérez, Ballbé Valdés, Peralta Benítez y Alarrán López (2007) plantea en dicha función, la determinación del contenido y el momento de aplicar el mismo.

    Sin embargo, estos autores coinciden en una visión de la organización, como la función encargada de definir los actores, métodos e instrumentos a emplear; la regulación o dirección, como la adecuación operativa del proceso a través de la realización de las acciones planeadas y organizadas; y el control, para el análisis de los resultados obtenidos tras el desarrollo de las otras funciones, respecto al grado de acercamiento hacia el cumplimiento de los objetivos; así como para la detección de las insuficiencias y su respectiva corrección.

    Existe además, otra función de la gestión que aun cuando no es reconocida por los autores antes mencionados, es considerada según los criterios de la autora de la presente investigación, indispensable para llevar a cabo el proceso, en consonancia con la realidad histórico social en que se desarrolla. Dicha función, corresponde al diagnóstico tanto de las características y medios que dispone la institución escolar; como del nivel de desarrollo alcanzado por los estudiantes desde una perspectiva integral, donde se determinen las dificultades, potencialidades, características individuales, intereses, necesidades educativas especiales, entre otros; con el fin de direccionar el proceso hacia el logro de aprendizajes significativos.

    Según López (2006), citando a Blázquez (1992), esta función corresponde con las distintas fases de la evaluación: inicial o diagnóstica, pues se realiza sobre los aspectos significativos que permitan orientar el nivel de partida y realizar cambios o ajustes a la programación; la fase progresiva o formativa, para la determinación “[…] del ritmo de aprendizaje de los alumnos, mediante la observación sistemática de aspectos relevantes.”; por último, la sumativa o calificación, que según criterios de la autora, cumple una función dependiente de las actividades del control, a fin de determinar el nivel de logro de los alumnos en un periodo de tiempo definido, sirviendo entonces como el nuevo punto de partida, que da pie a la consecución del siguiente proceso (p. 122).

    Para Ruiz Aguilera (2007), Menéndez Gutiérrez, Calderón Jorrín, Mejías Villavicencio y Valdés Andrés (2008) y los autores de los distintos programas de Educación Física en Cuba, dirigidos a los diferentes niveles de educación, desde el primer ciclo de primaria, hasta la enseñanza técnica y profesional; el diagnóstico corresponde a la determinación detallada del estado físico de los estudiantes, mediante la aplicación de test que midan las capacidades físicas; y al conocimiento del dominio técnico y táctico que posean los mismos, a partir de situaciones de juego, que además informen sobre el conocimiento de los contenidos teóricos como el reglamento u otros conceptos alusivos a los deportes.

    Dichos elementos, permiten determinar la dosificación de las cargas en atención a las diferencias individuales de los estudiantes; sin embargo, es posible visualizar que su enfoque se basa en un paradigma cuantitativo, que no refleja la integralidad del proceso de gestión, a partir de todas sus funciones; aun cuando plantea por otro lado, que para realizar una correcta estructuración de las clases, es necesario tener en cuenta los objetivos a lograr, conocimientos, hábitos, intereses, manifestaciones de la conducta, los hábitos y las capacidades a desarrollarse en atención a las características de los estudiantes.

    Contrario a ello, López (2006) plantea que para el logro de una enseñanza desarrolladora, se requiere determinar no solo las características logradas por los estudiantes durante la vida o en un periodo de ella; sino de las posibilidades potenciales de desarrollo; es decir, conocer las capacidades reales de los estudiantes y sus posibilidades para aprender con ayuda de los demás, en atención a los periodos sensitivos planteados por Lev Vygotsky, y las etapas de desarrollo evolutivo de Jean Piaget.

    Propone a su vez, la determinación de las diferencias individuales a partir de la talla, peso corporal, ritmo de aprendizaje motor, fuerza muscular; y mediante la observación sistemática y empleo de métodos y técnicas de investigación científica, determinación y comprensión de las necesidades de la personalidad del estudiante, de los aspectos que permitan su motivación; de las condiciones socioculturales y necesidades educativas especiales (NEE), entre otros; sin embargo, en el caso de las NEE, dicho autor agrupa solo a los estudiantes que presentan una discapacidad (en el caso de la educación inclusiva), aun cuando en éste, también ha de incluirse la atención diferenciada que debe proporcionarse a los estudiantes con talentos.

    Por su parte, Viciana Ramírez (2001), hace referencia a una serie de hechos objeto de diagnóstico en la Educación, que aunque planteados desde la generalidad, están presentes en la Educación Física. En tal sentido, mencionan la necesidad de hacer un análisis enfocado al área cognoscitiva, para determinar cuánto el estudiante conoce de la materia; área afectiva y motivacional, es decir, cómo está en casa, cómo se relaciona con los demás y cuáles son sus intereses y necesidades; al desarrollo psicomotor; y la presencia de necesidades educativas especiales.

    A su vez, Viciana Ramírez (2001), considera necesario determinar las características del centro educativo en cuanto a “[…] tamaño, número de alumnos y profesores, instalaciones y material disponibles, sus costumbres y tradiciones en el desarrollo de nuestra área de Educación Física, etc. […]” así como el entorno local, ya sea en zona rural o urbana que condicionará el posible tratamiento dado a la asignatura.

    Otra función de la gestión del proceso de enseñanza aprendizaje, corresponde a la planificación educativa de la Educación Física, que según el mismo autor, constituye “[…] una función reflexiva del docente que consiste en organizar flexible y sistemáticamente los contenidos del currículo de Educación Física y la intervención docente, en función de los objetivos educativos, para prever, justificadamente, un plan futuro de actuación eficaz.”; por tanto, esta función permite la toma de decisiones preactivas, sobre el diseño del PEA; interactivas, sobre el cambio de la planificación en función del control continuo; y postactivas, para el cambio en la intervención y planificaciones futuras.

    En tal sentido la planificación debe tener en cuenta una serie de regularidades y principios que sirvan de base para llevar a cabo cualquier proceso de enseñanza aprendizaje. En tal sentido, Ruiz Aguilera (2007, p. 88-97), propone un listado de ellos tomando como base los principios pedagógicos de la teoría de la educación y de la enseñanza; los específicos de la teoría y metodología de la Educación Física, y los principios del entrenamiento deportivo, teniendo en cuenta las particularidades metodológicas y organizativas para el desarrollo de capacidades y habilidades.

    Sin embargo, la incorporación de estos últimos, aun cuando son necesarios, a criterios de la autora, han ocasionado la consideración de la Educación Física como la mera base del entrenamiento deportivo, en la medida que permite la planificación en función del rendimiento físico motor del estudiante; más no de la apropiación progresiva por parte de éste, de los contenidos de la cultura física que permitan su preparación para la vida adulta, caracterizada por hábitos hacia la práctica sistemática de ejercicio físico de un modo independiente; sin negar con ello que durante su formación, el estudiante crece física, espiritual y socialmente.

    Por otro lado, cabe aclarar que para López (2006, p. 62), el objetivo no constituye el “[…] eje vertebral de toda la secuencia de enseñanza, aunque es una pieza clave que se concreta en términos de habilidad o capacidad a desarrollar, a partir del contenido y su valor formativo (valor intrínseco).”

    Esta posición incita a reflexionar sobre la intencionalidad real del desarrollo de cualidades psíquicas, conocimientos, actitudes y valores; o si surgen implícitos por la actividad que se realiza, a partir del contenido organizado en base a los principios del entrenamiento deportivo cuyo enfoque se prioriza al rendimiento. Elemento que contradice la visión del Modelo integral físico-educativo planteado por dicho autor.

    Sin embargo, es necesario aclarar el contexto histórico social en que se enmarcan dichos planteamientos, por cuanto su teoría, responde a los objetivos de la Cultura Física de Cuba, destacando entre ellos, la preparación para la defensa; por tanto, es sobreentendida la prioridad hacia el desarrollo físico.

    Teniendo en cuenta estos planteamientos, Ruiz Aguilera (2007, p. 98) expresa que cada actividad, ejercicios o acciones que integran el contenido de las unidades de estudio, está relacionado con un objetivo específico, sea instructivo o educativo; por tanto es necesario un análisis de la actividad en función de determinar las habilidades, capacidades, procesos cognitivos, actitudes y valores que se manifiestan en la misma, para de este modo, gestionar su desarrollo.

    Según el Modelo integral físico-educativo de López (2006, p. 80-90), la planificación debe partir de la determinación, en correspondencia con el contexto y los conocimientos previos de los estudiantes; de problemas que permitan la reflexión-acción de los mismos en torno a su solución, mediante el empleo racional de capacidades cognoscitivas-motrices y físico-motrices; por tanto, no tiene en cuenta la necesidad de incorporar actitudes específicas, sin las cuales la solución del problemas, no es posible.

    A su vez, plantea que el docente no debe planificar una clase detalladamente, sino la estrategia a seguir a partir del establecimiento de “[…] disposiciones relativamente flexibles, que permitan adaptarse a la evolución del comportamiento en situación de exploración, de ensayo y error en el proceso de búsqueda de la solución y de trabajo independiente en equipos […]” de tal manera que permita cumplimentar los objetivos propuestos (p. 83)

    Bajo este modelo, la planificación está dirigida a la determinación de una situación vivida o real que genere problema, determinación de un problema a resolver que genere incertidumbre y por tanto propicie la motivación de la clase; tiempo y espacio para el trabajo en equipos en función de la elaboración de un proyecto de acciones, distribución de las tareas y su correspondiente experimentación; evaluación del logro o fracaso del proyecto, empleando la autovaloración, autorreflexión; y el establecimiento de nuevas formas de dar solución al problema.

    Por su parte, Viciana Ramírez (1999), plantea para el caso específico de la planificación del deporte como medio de la Educación Física, la necesidad de que el docente tenga en cuenta los factores que permiten progresar en las capacidades de juego de los estudiantes, el componente motivacional en función del aprendizaje motor, mas no de la simple diversión sin sentido; y la continuidad de las clases de Educación Física, con la contribución de la escuela y el docente en las actividades extracurriculares.

    Los factores mencionados son: desde la ayuda técnica a la corrección reglamentaria; es decir, adaptar las tareas a los estudiantes, de modo que puedan jugar sin problemas técnicos, aun sin conocer profundamente el deporte; desde la situación táctica sencilla al juego real; o sea, a través del juego mismo, se va intencionando progresivamente el aprendizaje de nociones tácticas; desde la facilitación física al aumento del trabajo físico, dado por el incremento progresivo del trabajo físico, de modo que no interfiera con la ejecución técnico-táctica, que permita acercarse poco a poco al juego real; y por último, de menor a mayor complejidad perceptiva, decisional y en la ejecución.

    Como siguiente función del proceso de gestión se encuentra la organización, muy aparejada con la planificación pero cuya intención es según García Sánchez (2010) facilitar “…el proceso de enseñanza – aprendizaje, mejorando las condiciones de seguridad, incrementando la participación de los alumnos, optimizando los recursos y facilitando el desarrollo de las actividades específicas de organización (recogida y colocación de material, disposición de los alumnos, etc.).”.

    Dicho autor, plantea un grupo de factores que condicionan el funcionamiento, que a pesar de responder por lo regular a un modelo tradicional de la clase de Educación Física, pueden estar presentes en un modelo integral, en dependencia de los métodos, disponibilidad de medios, características de los estudiantes, entre otros:

  • El tiempo: del programa (por lo regular asignado por los poderes públicos, 60 minutos), útil o funcional (desde el inicio hasta el final de la sesión, 50 minutos), disponible para la práctica (sin contar con las explicaciones u organizaciones del material, 35 minutos), de compromiso motor (dedicación real del alumno a la ejecución práctica, 25 minutos) y el empleado en la tarea (dedicado a las tareas relacionadas con el objetivo, 16 minutos).

  • Organización de los estudiantes/grupo en la clase, mediante el empleo de agrupamientos homogéneos (trabajo masivo, por grupos, por parejas o individual) y heterogéneos o flexibles (agrupamiento flexible parcial o total); en función de ser más eficaz en la intervención, ganar en tiempo, garantizar la máxima seguridad en la colocación, desplazamientos y manipulaciones del material y facilitar mejor visibilidad de los estudiantes.

  • Disposición y desplazamiento de los estudiantes-subgrupos puede ser en función de quien decida la organización (prescrita o libre), en función de su localización en el espacio (formaciones frontales en hilera, fila, desplazamientos; formaciones desplegadas, en ola, en circuito y en cuadrado y formaciones dispersas).

  • Situación del profesor que le permita tener una buena comunicación y visión conjunta de los estudiantes, por lo tanto puede darse dentro del grupo y fuera de él.

  • Organización de los materiales y espacios, a partir de las disposiciones adecuadas de materiales, la determinación de zonas de trabajo, de paso, tipo de material a utilizar, la correspondencia con métodos, contenidos y objetivos.

    Según López (2006, p. 62-63), uno de los aspectos que permiten diferenciar la clase de Educación Física basada en un modelo tradicional, de la basada en un modelo integral; es el empleo predominante de medios producidos de forma industrial o por los propios profesores o estudiantes. A juicio de la autora, los medios a utilizar, deben corresponder a la realidad del contexto, los intereses, motivacionales y características individuales de los estudiantes, pues la práctica demuestra, que tanto el empleo de medios industriales, incluso en función del deporte, permite llevar a cabo clases desde un enfoque productivo y desarrollador, como el uso de medios elaborados a partir de materiales de desecho, no genera que el docente deje a un lado el modelo tradicional.

  • La seguridad: en la formación de grupos para atención a las diferencias individuales, para evitar sobrecargas mediante la distribución correcta de tiempos de descanso e intensidad, advertir sobre uso adecuado de medios, determinar zonas específicas, entre otros.

    Por otro lado, la función de organización permite determinar los medios, métodos y formas de organización en atención a la “…edad, sexo, experiencia motriz del sujeto, objetivos y contenidos de la clase, medios, programas, manuales, instalaciones, implementos didácticos.” (Calderón Jorrín, Ranzola Ribas y Menéndez Gutiérrez); por tanto, es necesario mencionar algunos rasgos distintivos de estos componentes. En este sentido, los métodos a emplear en la clase de Educación Física, según el criterio de estos autores son los siguientes:

  • Sensoperceptuales: visual directo, visual indirecto, auditivo y propioceptivo.

  • Verbales: explicación, narración, descripción y orden.

  • Prácticos para el aprendizaje: del todo, global o sintético y de las partes (global-fragmentario-global o sintético-asociativo-sintético).

  • Prácticos para el perfeccionamiento: estándar (repetición), variable, combinados, juego y competencia.

    Para el caso específico de los juegos deportivos, López (2006, p. 48), propone un modelo integrado de enseñanza, que tiene como fundamento el desarrollo de las ideas tácticas esenciales del juego y los aspectos vivenciales, para incorporar progresivamente los elementos técnicos necesarios.

    De este modo, los métodos a emplear para la enseñanza de la técnica se denominan reproductivos, en la medida que se emplee el modelo integrado de enseñanza; y productivos, tras el uso de la exploración guiada para dar solución a situaciones problémicas alusivas a la táctica. En cuanto a los contenidos teóricos, este autor (p. 106) propone la conversación heurística, diálogo, observación individual, en parejas grupos; exposición, planificación conjunta, planteamiento de tareas y problemas, entre otros.

    La dirección del proceso de enseñanza aprendizaje, constituye otra de las funciones de la gestión, pues es la encargada de llevar a vías de hecho la planificación y organización del proceso, para dar cumplimiento a los objetivos planteados en correspondencia con el diagnóstico.

    Según López (2006, p. 48), existe una necesidad de visualizar la relación entre la directividad y no directividad en la enseñanza, a partir de la potenciación máxima del “[…] carácter activo, transformador, autodeterminado del sujeto, bajo la orientación del profesor que le pone tareas y crea condiciones que estimulan la capacidad de resolución de problemas y su creatividad.”

    Por tanto, la intervención del profesor debe estar en función de orientar la actividad del estudiante, proporcionándole la ayuda y el apoyo necesario, para que en atención a sus características individuales pueda dar cumplimiento a los objetivos; en tal sentido, la ayuda del profesor incrementa en la medida que los estudiantes muestran mayores dificultades, y disminuye, si éstos tienen más posibilidades.

    En una enseñanza desarrolladora basada en el modelo integral físico-educativo, la actividad del docente y su correspondiente relación con el estudiante, debe reflejar una alta disposición ante el trabajo, un trato amable, firme y afectivo, que brinde la ayuda oportuna, mediatizado todo ello la unidad entre lo afectivo y lo cognitivo. A su vez, el estilo de enseñanza predominante ha de ser la exploración guiada para dar solución a los problemas planteados.

    Es por ello, que la función del docente debe enmarcarse principalmente en enseñarle a descubrir por sí mismo o de manera conjunta con sus compañeros, los errores cometidos; inducir a través de preguntas, el razonamiento para la determinación de las causas que generan los errores (autovaloración, autorreflexión); reforzar positivamente las acciones adecuadas; y brindarle al estudiante la retroalimentación necesaria para que él solo, pueda responder eficientemente ante el problema dado.

    Como última función de la gestión del proceso de enseñanza aprendizaje de la Educación Física se encuentra el control, que constituye, a partir de la observación diaria del accionar de los estudiantes, la vía efectiva para la evaluación operativa, a fin comprobar de manera constante, los desarrollos desde el punto de vista integral alcanzados por el estudiante, es decir, de revelar tanto la calidad de los conocimientos, habilidades y hábitos adquiridos por los estudiantes, como del desarrollo de actitudes y valores alcanzadas en el proceso; para introducir en caso de ser necesario, las medidas que den solución a los problemas que se presentan (López, 2006, p. 118-119).

    Para López (2006, p. 114-124), el control como función de la evaluación, debe permitir la determinación y análisis de las causas que originan las dificultades de aprendizaje en los estudiantes para hacer correcciones al tratamiento metodológico del contenido, y en caso de no ser generalizado el problema, atender las particularidades individuales. Sin embardo, para lograr su efectividad, es necesario valorar no solo las causas externas como el tiempo o la base material de estudio, sino los métodos, formas y demás aspectos que integran la labor docente.

    Por tal razón, la orientación del control debe encaminarse a determinar el cumplimiento de objetivos a partir de actividades realizadas; la pertinencia de los contenidos de enseñanza, medios, métodos, formas organizativas, entre otros, en función de los objetivos; la efectividad del diagnóstico, planificación, dirección, organización, y el propio control, es decir, si cada uno de éstos permitió dar cumplimiento a los objetivos; y las medidas a tomar para el trabajo inmediato o futuro.

Conclusión

    La gestión del proceso de enseñanza-aprendizaje de la Educación Física, debe permitirle al docente la retroalimentación y perfeccionamiento constante del proceso, en función de la búsqueda intencionada desde todas las funciones de la gestión de aprendizajes significativos en los estudiantes que no solo se enfoquen al desarrollo físico-motor, sino del pensamiento, la creación de hábitos adecuados y la formación de actitudes y valores positivos.

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